domingo, 23 de agosto de 2015

¿En qué consiste la vida cristiana? I – Conocer a Dios


El propósito original para el hombre

Muchas veces nos preguntamos en qué consiste realmente la vida cristiana. Los cristianos que tenemos ya algunos años hemos sido testigos de sucesivas "olas" de doctrinas que han llevado a la iglesia hacia distintos enfoques, y otras tantas vendrán. Se haya dicho o no, parte de cada enfoque consistía en una "definición" de qué se suponía que un cristiano debía ser y hacer para agradar a Dios. El resultado ha sido un camino errático que no acierta a dar con los verdaderos objetivos.
En realidad, cuando nos preguntamos "¿En qué consiste la vida cristiana?" no estamos haciendo la pregunta más correcta. Antes de ella, deberíamos preguntar en qué consiste la vida del hombre tal como Dios la diseñó desde un principio. Recordemos:


Mateo 5:17, 18 DHH
 
17 "No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor.
18 Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento.
En realidad, cuando vamos a ver el principio de la revelación de Dios para con la humanidad nos vamos "más atrás" de la promulgación de la Ley (que ocurre a partir del Éxodo) pero la expresión que utiliza Jesús, "la ley o los profetas" estaba indicando en aquel entonces todo lo que conocemos como Antiguo Testamento.
Entonces, "¿en qué consiste la vida del hombre?" está respondida en los primeros capítulos de Génesis. De allí vamos a considerar ahora sólo uno de los varios aspectos mencionados, y vamos a ver su continuidad a lo largo de la revelación bíblica.
Tengamos en cuenta que si queremos establecer una doctrina fundamental, "fundacional", sobre la cual podamos sostener nuestra vida, no podemos basarnos solo en algunos pocos versículos, ni siquiera en una enseñanza que aparezca en una sola sección de la Biblia; es necesario poder rastrearla todo a lo largo de la revelación bíblica.
 
El origen: Génesis

 

Génesis 1:26-27 DHH

26 Entonces dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen. Él tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo.
27 Cuando Dios creó al hombre,
lo creó a su imagen;
varón y mujer los creó,
Es natural en el ser humano procurar conocer a sus padres, sus orígenes, su historia. Lo que es "natural" en el hombre es aquello que Dios puso en él, y lo malo en el hombre que es también "casi natural" corresponde a la naturaleza adquirida en la caída; pero no es este el caso.
¿Cuán importante es el tema de la identidad? Veamos que pasa a continuación:



Génesis 3:5 DHH

5 Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces serán como Dios.
La tentación atacó, en parte, a la identidad del ser humano: se basó en parte, probablemente, en una deficiencia en el entendimiento de su identidad y, también en parte, en un deseo natural de tener la identidad de su Creador.
El castigo hacia el hombre tuvo que ver, en parte, con una "pérdida" de identidad:

 


Génesis 3:19 DHH

19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás.
El hombre no quiso tomar la identidad ofrecida por Dios (el Árbol de la Vida) y buscó su propia identidad (el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal) y su identidad fue "desdibujada" en parte.
 
Comienza la restauración: la promulgación de la Ley
 
Se podría seguir a todo lo largo de Génesis, y de toda la Biblia, capítulo por capítulo, este problema de la identidad perdida y de Dios tratando de devolverle Su identidad al hombre, pero veamos algunos pasajes claves.
En principio, cuando Dios confronta a su pueblo (y a la humanidad en general) con el problema de la idolatría y los falsos dioses está, en el fondo, intentando que recuperen su identidad al mirarlo a Él como el único Dios verdadero. Pero hay algunos pasajes específicos que lo muestran con más claridad:
Levítico 19:2

2 "Dile a la comunidad israelita lo siguiente:
"Sean ustedes santos, pues yo, el Señor su Dios, soy santo.
 
Levítico 20:7,8 DHH

7 "Conságrense completamente a mí, y sean santos, pues yo soy el Señor su Dios.
8 Pongan en práctica mis leyes; cúmplanlas. Yo soy el Señor, que los consagra para mí.
 
Levítico 20:7,8 RVC

7 »Ustedes deben consagrarse a mí y ser santos, porque yo soy el Señor su Dios.
8 »Cumplan con mis estatutos, y pónganlos en práctica. Yo soy el Señor, que los santifica.
 
Levítico 20:26 DHH

26 Ustedes deben ser santos para conmigo, porque yo, el Señor, soy santo y los he distinguido de los demás pueblos para que sean míos.
 
Levítico 20:26 RVC

26 Ustedes tienen que serme santos, porque yo, el Señor, soy santo. Yo los he apartado a ustedes de los otros pueblos, para que sean míos.
 
Deuteronomio 14:2 RVC

2 Tú eres un pueblo santo, y perteneces al Señor tu Dios. De entre todos los pueblos de la tierra, el Señor te ha escogido para que seas un pueblo único, un pueblo suyo.
La proclamación de la Ley fue un momento fundacional para la comunidad de Israel, y los principios allí expuestos rigieron el resto de su historia. No aparece todavía aquí tan clara la relación paternal que surgirá más tarde, pero Dios se revela como el Dios de Su pueblo y requiere que este tome Su identidad. "Ser santos como Dios", "ser el pueblo de Dios", "ser un pueblo separado / distinguido de los otros" son aquí conceptos estrechamente relacionados y tienen que ver, en otras palabras, con tomar la identidad de Dios en medio de un mundo que tenía (y sigue teniendo) otra identidad.
 
 
Idas y vueltas: la Historia, la Poesía y los Profetas

A lo largo de su historia el pueblo de Israel tuvo muchas "idas y vueltas" en torno a su identidad como Pueblo de Dios y su desvío hacia la idolatría. El "desconocimiento" de Dios y, por consiguiente, de su identidad, tuvo graves consecuencias para la nación. Un pasaje esclarecedor es el siguiente:
 
Jueces 2:10-12 DHH

10 Murieron también todos los israelitas de la época de Josué. Y así, los que nacieron después no sabían nada del Señor ni de sus hechos en favor de Israel.
11 Pero los hechos de los israelitas fueron malos a los ojos del Señor, pues empezaron a adorar a las diferentes representaciones de Baal.
12 Dejaron al Señor, el Dios de sus antepasados que los había sacado de Egipto, y se entregaron a adorar a los dioses de la gente que vivía alrededor, provocando así el enojo del Señor.
 
Una y otra vez Dios tuvo que apelar a la historia para que recordaran su identidad, por ejemplo:
 
1 Samuel 12:22 DHH

22 Pues el Señor, haciendo honor a su nombre, no los abandonará; porque él quiere que ustedes sean su pueblo.
 
David (y los escritores de los Salmos) comenzó a manifestar la revelación de que Dios era realmente el Padre de su pueblo:
 
Salmos 89:26 DHH

26 Él me dirá: eres mi Padre;
eres mi Dios, que me salva y me protege.
 
Salmos 103:13 DHH

13 El Señor es, con los que lo honran,
tan tierno como un padre con sus hijos;
Salmos 68:5 DHH

5 Dios, que habita en su santo templo,
es padre de los huérfanos
y defensor de las viudas;
Pero es en los Profetas cuando esta verdad se hace más clara, y cuando la relación entre la paternidad, conocer a Dios y la identidad que debe tener Su pueblo también se evidencia:
 
Jeremías 9:24 DHH

24 Si alguien se quiere enorgullecer,
que se enorgullezca de conocerme,
de saber que yo soy el Señor,
que actúo en la tierra con amor, justicia y rectitud,
pues eso es lo que a mí me agrada.
Yo, el Señor, lo afirmo.
 
Jeremías 9:24 RVC

24 Quien se quiera vanagloriar, que se vanaglorie de entenderme y conocerme. Porque yo soy el Señor, que hago misericordia, imparto justicia y hago valer el derecho en la tierra, porque estas cosas me complacen. —Palabra del Señor.
Isaías 63:16 DHH

16 ¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abraham no nos reconozca,
ni Israel se acuerde de nosotros,
tú, Señor, eres nuestro padre;
desde siempre eres nuestro redentor.
 
Isaías 64:8 DHH

8 Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero;
¡todos fuimos hechos por ti mismo!
El Señor se queja de que Su pueblo no lo conoce:
 
Jeremías 4:22 DHH

22 "Mi pueblo es estúpido, no me conoce
—dice el Señor—.
Son hijos sin juicio, que no reflexionan.
Les sobra talento para hacer el mal,
pero no saben hacer el bien.
 
Jeremías 8:7-8 DHH

7 Aun la cigüeña en el cielo
sabe cuándo debe volver.
La tórtola, la golondrina y la grulla
saben cuándo deben ir a otro lugar.
En cambio tú, pueblo mío,
no conoces mis leyes.
8 ¿Cómo pueden ustedes decir que son sabios
y que tienen la ley del Señor?
¡Si los cronistas, con pluma mentirosa,
la han falsificado!
La promesa de restauración futura implicaba un conocimiento profundo y natural en todos los redimidos:
 
Jeremías 31:34 DHH

34 Ya no será necesario que unos a otros, amigos y parientes, tengan que instruirse para que me conozcan, porque todos, desde el más grande hasta el más pequeño, me conocerán. Yo les perdonaré su maldad y no me acordaré más de sus pecados. Yo, el Señor, lo afirmo.
 
El fundamento cristiano: los Evangelios
 

Jesucristo estableció los fundamentos de la fe y la vida de los cristianos; ninguna doctrina fundamental puede establecerse sin una base en los Evangelios. En los primeros tiempos de su predicación, Jesús retoma la idea del Pentateuco:
 
Mateo 5:48 DHH
 
48 Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto.
 
Con sus palabras y hechos Jesús, el Modelo de Hombre Perfecto, se hacía igual a Dios, tan claramente que los religiosos hipócritas de su tiempo querían matarlo por eso:
 
Juan 5:18 DHH
 
18 Por esto, los judíos tenían aún más deseos de matarlo, porque no solamente no observaba el mandato sobre el sábado, sino que además se hacía igual a Dios al decir que Dios era su propio Padre.
 
Aquí se hace clara la relación entre paternidad ("Dios era su propio Padre") y la igualdad en naturaleza ("se hacía igual a Dios"). Al decirles a sus discípulos que Dios era el Padre de ellos (una y otra vez en los Evangelios), prepara el camino para que entiendan que deben tomar también Su misma naturaleza.
 
Esto también se relaciona con la necesidad de conocer a Dios:
 
Juan 17:3 DHH
 
3 Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.
 
Luego de la resurrección, Jesucristo deja bien en clara la paternidad de Dios para con sus discípulos:
 
Juan 20:17 DHH
 
17 Jesús le dijo:
—No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.
 
La nueva identidad del hijo de Dios queda sellada cuando Dios mismo comienza a vivir en el interior del creyente:
 
Juan 14:23 DHH
 
23 Jesús le contestó:
—El que me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él.
 
Juan 14:26 DHH
 
26 pero el Defensor, el Espíritu Santo que el Padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.

 
La doctrina se explica: los Hechos y las Epístolas
 
La morada del Espíritu en el creyente, la paternidad de Dios y la necesidad de conocerlo son temas claves en las cartas; especialmente la acción transformadora del Espíritu aparece con mucho detalle en el libro de los Hechos. Podemos ver algunos ejemplos:
 
Hechos 2:4 DHH
 
4 Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran.
 
Colosenses 1:10 DHH
 
10 Así podrán portarse como deben hacerlo los que son del Señor, haciendo siempre lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios.
 
Filipenses 2:15 DHH
 
15 para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo,
 
Filipenses 3:10 RVC
 
10 a fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y de participar de sus padecimientos, para llegar a ser semejante a él en su muerte,
 
1 Juan 2:20,27 RVC
 
20 Pero ustedes tienen la unción del Santo, y conocen todas las cosas.
27 La unción que ustedes recibieron de él permanece en ustedes, y no tienen necesidad de que nadie les enseñe. Así como la unción misma les enseña todas las cosas, y es verdadera y no falsa, permanezcan en él, tal y como él les ha enseñado.
 
1 Pedro 1:15-16 DHH
 
15 Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo;
16 pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".
 
1 Corintios 11:1 DHH
 
1 Sigan ustedes mi ejemplo, como yo sigo el ejemplo de Cristo.
 
En otra parte Pablo explica este proceso de transformación:
 
2 Corintios 3:18 DHH
 
18 Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.

 
Todo es restaurado: Apocalipsis
 
Apocalipsis no es el único texto del Nuevo Testamento (y de la Biblia) que contiene profecías acerca de la vida futura al final de la presente era, pero nos ofrece unas imágenes que nos hacen recordar al Jardín que vimos en los primeros capítulos de Génesis, pero esta vez sin pecado ni maldición, ¡nunca más!
 
Apocalipsis 22:3-4 DHH
 
3 Ya no habrá allí nada puesto bajo maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus siervos lo adorarán.
4 Lo verán cara a cara, y llevarán su nombre en la frente.
 
Apocalipsis 21:7 DHH
 
7 El que salga vencedor recibirá todo esto como herencia; y yo seré su Dios y él será mi hijo.
Aquí tenemos la imagen de la comunión restaurada (en una creación restaurada), en donde el contacto continuo y perfecto con Dios, la relación cada a cara y la paternidad perfectamente entendida y vivida devuelven al ser humano su verdadera identidad.
 
Mientras tanto, en nuestro peregrinaje diario, seguimos creciendo en nuestro conocimiento de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; siendo transformados al contemplarlo de esa manera, por Su acción en nosotros, desde adentro.
 
¿Cuál es el propósito?
 
La vida del hombre tal como la planeó Dios Padre, restauró Jesucristo y está construyendo el Espíritu Santo, tiene varias facetas; una de ellas, quizás la principal, consiste en recuperar la identidad perdida.
 
Dios nos ha provisto de todo lo que necesitamos y ha despejado el camino para que podamos transitarlo; no está demasiado lejos ni es demasiado difícil.
 
Recuperar nuestra identidad es un proceso de toda la vida, y todo lo que hagamos en la vida cristiana, y cuánto fruto demos, va a estar estrechamente relacionado con esto. Los otros propósitos de la vida del hombre según lo estableció el Señor dependerán de que no dejemos de avanzar en este. Esos serán temas para próximos estudios.

 
¡El Señor sea glorificado en Su Iglesia y en toda la Tierra!


Danilo Sorti
agosto de 2015
Rosario, Argentina