Isaías 48:6-7 RVC
6 »Todos ustedes lo han oído; todos lo han
visto. ¿Y no lo darán a conocer? A partir de este momento les daré a saber
cosas nuevas y secretas que no conocían.
7 Han sido creadas ahora, y no en días
pasados; antes de hoy no las habías oído, para que no digas: “Fíjense que ya lo
sabía.”
El contexto de este capítulo que nos está
llevando “de la religión a la comunión” es profético; Israel estaba por andar
un camino nuevo, desconocido, pero no solo por sus particulares características
históricas, sino por los cambios que estaba sufriendo su espíritu nacional, el
proceso de purificación de la idolatría y el establecimiento de enseñanzas
relacionadas con el Mesías por venir.
Allí tenemos “todo mezclado”, pero bien
podemos interpretar que parte de ese proceso novedoso implicaba la purificación
de la idolatría – Espíritu de Religión, por lo que no es ilícito relacionarlo
con la purificación de la religión tal como plantea Gálatas.
Ahora bien, quiero decir que muchos, si no la
mayoría, de los cristianos que hemos llegado a este tiempo no tenemos una
experiencia muy fuerte con el verdadero modelo de Iglesia. De los convertidos
más recientes diría que muy pocos, y los más viejos podemos tener recuerdos
bastante lejanos, antes de que viniera la inundación del evangelio de la
prosperidad. Con todo, el mejor modelo que podamos recordar en el pasado era
bastante imperfecto, porque estaba basado en el grado de revelación que había
entonces.
Con esto quiero decir que, por una u otra
razón, el camino hacia la Iglesia Novia del Cordero, ese modelo de iglesia que
sabemos debe haber al fin de los tiempos, es para la gran mayoría de nosotros,
algo nuevo, tal como lo fue para los israelitas de ese tiempo. Y por ser nuevo,
necesitamos caminar de la mano de la revelación profética.
¿Por qué el Espíritu de Religión ha tenido y
sigue teniendo tanto éxito en seducir a los cristianos? En parte porque lo
nuevo es desconocido, genera temor, resulta difícil de imaginar, hay
incertidumbre y ambigüedades, y resulta algo que debemos construir caminando,
además de que no sabemos cómo quedaremos nosotros al final, es decir, podemos
empezar el camino siendo los líderes reconocidos de un gran movimiento y
terminarlo sentados en uno de los últimos bancos de la iglesia…
Salir de la religión es avanzar por fe para
la mayoría de nosotros.
Isaías 48:8-11 RVC
8 Esto nunca antes lo habías oído ni
conocido; antes de ahora no se había abierto tu oído, pues yo sabía que eres
desobediente. Por eso te he llamado “rebelde desde antes de nacer”.
9 »Por causa de mi nombre, y porque está en
juego mi alabanza, refrenaré mi enojo; me contendré para no destruirte.
10 Bien puedes ver que te he purificado, y no
como a la plata; yo te elegí en el horno de la aflicción.
11 Lo hice por mí, por causa de mí mismo,
para que mi nombre no sea profanado, pues no daré a ningún otro mi honra.
La historia nos muestra cómo fue purificada
la idólatra Israel. El Espíritu de la Religión impone un sistema que termina
destruyendo a las personas, prometiendo libertad las esclaviza más, y a la
larga destruye lenta y dolorosamente su futuro, sus familias, sus proyectos de
vida, su salud, los sumerge en problema tras problema y los encadena mental,
emocional y físicamente. Lo he visto, podría dar nombres y sucesos. Y también
he sufrido en carne propia su efecto. Estar bajo la influencia del Espíritu de
Religión es en sí mismo un juicio, y sólo podemos salir de allí cuando Dios
decide sacarnos.
El que ha atravesado el proceso y tiene las
marcas en sí mismo no va a volver a él: allí tenemos un doloroso proceso de
purificación, a veces demasiado difícil de entender para muchos cristianos que
nunca logran salir de los sistemas babilónicos.
Es interesante aquí el tema de la elección,
que para los cristianos implica salvación. Los judaizantes de Gálatas
enfatizaban en esa elección a través de Israel, mientras que Pablo estaba
intentando mostrar el nuevo y amplio panorama de la elección a través de la fe
en Cristo. Pero en definitiva, la religión restringe de alguna manera, más
sutil o más burda, el camino de la salvación o al menos la bendición (o ser
“cristiano de primera” versus “cristiano de segunda”) a una serie de obras y
dogmas; hacen más difícil el camino angosto, pero en apariencia porque en
realidad desvían del verdadero camino.
Dios sigue siendo el centro y en todo el
proceso Él vuelve a ocupar ese centro. No se nos debe olvidar nunca que el
centro de la vida cristiana y de todo lo que la iglesia sea o vaya a ser, es
Dios, nada hay superior a Él y nada escapa a Su control; los acontecimientos
que precisamente parecen estar “fuera de control” no son más que parte del
proceso divino, a veces doloroso, para purificar al mundo de los que ya no
pueden ser rescatados y para purificar a los que sí.
Necesitamos volver sobre el modelo revelado
de la Iglesia e implantarlo en esta Tierra en estos últimos tiempos, aunque la
labor resulte mucho más difícil que antes. La carta a los Efesios constituye un
mapa muy completo de esa Iglesia.
Danilo Sorti