lunes, 27 de agosto de 2018

574. De Gálatas a Efesios: de la religión a la comunión – II


Isaías 48:6-7 RVC
6 »Todos ustedes lo han oído; todos lo han visto. ¿Y no lo darán a conocer? A partir de este momento les daré a saber cosas nuevas y secretas que no conocían.
7 Han sido creadas ahora, y no en días pasados; antes de hoy no las habías oído, para que no digas: “Fíjense que ya lo sabía.”

El contexto de este capítulo que nos está llevando “de la religión a la comunión” es profético; Israel estaba por andar un camino nuevo, desconocido, pero no solo por sus particulares características históricas, sino por los cambios que estaba sufriendo su espíritu nacional, el proceso de purificación de la idolatría y el establecimiento de enseñanzas relacionadas con el Mesías por venir.

Allí tenemos “todo mezclado”, pero bien podemos interpretar que parte de ese proceso novedoso implicaba la purificación de la idolatría – Espíritu de Religión, por lo que no es ilícito relacionarlo con la purificación de la religión tal como plantea Gálatas.

Ahora bien, quiero decir que muchos, si no la mayoría, de los cristianos que hemos llegado a este tiempo no tenemos una experiencia muy fuerte con el verdadero modelo de Iglesia. De los convertidos más recientes diría que muy pocos, y los más viejos podemos tener recuerdos bastante lejanos, antes de que viniera la inundación del evangelio de la prosperidad. Con todo, el mejor modelo que podamos recordar en el pasado era bastante imperfecto, porque estaba basado en el grado de revelación que había entonces.

Con esto quiero decir que, por una u otra razón, el camino hacia la Iglesia Novia del Cordero, ese modelo de iglesia que sabemos debe haber al fin de los tiempos, es para la gran mayoría de nosotros, algo nuevo, tal como lo fue para los israelitas de ese tiempo. Y por ser nuevo, necesitamos caminar de la mano de la revelación profética.

¿Por qué el Espíritu de Religión ha tenido y sigue teniendo tanto éxito en seducir a los cristianos? En parte porque lo nuevo es desconocido, genera temor, resulta difícil de imaginar, hay incertidumbre y ambigüedades, y resulta algo que debemos construir caminando, además de que no sabemos cómo quedaremos nosotros al final, es decir, podemos empezar el camino siendo los líderes reconocidos de un gran movimiento y terminarlo sentados en uno de los últimos bancos de la iglesia…

Salir de la religión es avanzar por fe para la mayoría de nosotros.

Isaías 48:8-11 RVC
8 Esto nunca antes lo habías oído ni conocido; antes de ahora no se había abierto tu oído, pues yo sabía que eres desobediente. Por eso te he llamado “rebelde desde antes de nacer”.
9 »Por causa de mi nombre, y porque está en juego mi alabanza, refrenaré mi enojo; me contendré para no destruirte.
10 Bien puedes ver que te he purificado, y no como a la plata; yo te elegí en el horno de la aflicción.
11 Lo hice por mí, por causa de mí mismo, para que mi nombre no sea profanado, pues no daré a ningún otro mi honra.

La historia nos muestra cómo fue purificada la idólatra Israel. El Espíritu de la Religión impone un sistema que termina destruyendo a las personas, prometiendo libertad las esclaviza más, y a la larga destruye lenta y dolorosamente su futuro, sus familias, sus proyectos de vida, su salud, los sumerge en problema tras problema y los encadena mental, emocional y físicamente. Lo he visto, podría dar nombres y sucesos. Y también he sufrido en carne propia su efecto. Estar bajo la influencia del Espíritu de Religión es en sí mismo un juicio, y sólo podemos salir de allí cuando Dios decide sacarnos.

El que ha atravesado el proceso y tiene las marcas en sí mismo no va a volver a él: allí tenemos un doloroso proceso de purificación, a veces demasiado difícil de entender para muchos cristianos que nunca logran salir de los sistemas babilónicos.

Es interesante aquí el tema de la elección, que para los cristianos implica salvación. Los judaizantes de Gálatas enfatizaban en esa elección a través de Israel, mientras que Pablo estaba intentando mostrar el nuevo y amplio panorama de la elección a través de la fe en Cristo. Pero en definitiva, la religión restringe de alguna manera, más sutil o más burda, el camino de la salvación o al menos la bendición (o ser “cristiano de primera” versus “cristiano de segunda”) a una serie de obras y dogmas; hacen más difícil el camino angosto, pero en apariencia porque en realidad desvían del verdadero camino.

Dios sigue siendo el centro y en todo el proceso Él vuelve a ocupar ese centro. No se nos debe olvidar nunca que el centro de la vida cristiana y de todo lo que la iglesia sea o vaya a ser, es Dios, nada hay superior a Él y nada escapa a Su control; los acontecimientos que precisamente parecen estar “fuera de control” no son más que parte del proceso divino, a veces doloroso, para purificar al mundo de los que ya no pueden ser rescatados y para purificar a los que sí.

Necesitamos volver sobre el modelo revelado de la Iglesia e implantarlo en esta Tierra en estos últimos tiempos, aunque la labor resulte mucho más difícil que antes. La carta a los Efesios constituye un mapa muy completo de esa Iglesia.

Danilo Sorti



573. De Gálatas a Efesios: de la religión a la comunión – I


No siempre resulta fácil encontrar el tema adecuado para los últimos tiempos; uno siente la urgencia de hablar de todo. La realidad de un mundo cada vez más pecador, los juicios inminentes, la preparación espiritual, las seducciones del engaño, la santidad, la creciente opresión demoníaca, la persecución en ciernes… ¿Qué es lo más importante?

Todo, pero quizás con un enfoque diferente.

Desde hace un tiempo el Señor me venía inquietando con Efesios. Hay una serie de artículos escritos sobre Gálatas, en los cuales analizamos la acción del Espíritu de la Religión. Providencialmente el Espíritu Santo permitió que en nuestras Biblias tengamos a Efesios luego de Gálatas. De hecho el orden de las epístolas es de mayor a menor extensión, con lo que uno pensaría que están en realidad desordenadas, y cronológicamente lo están. Pero los que creemos que al Espíritu “no se le escapa nada” podemos ver algunas interesantes relaciones en ese orden, y una de ellas es esta: de la “religión” que muestra Gálatas pasamos a la “vida espiritual” que muestra Efesios, no creo que por casualidad.

Pero hay más. Proféticamente los 66 libros de Isaías se corresponderían con los 66 libros de la Biblia, con lo que buscando el capítulo correspondiente podríamos encontrar no solo las enseñanzas puntuales del mismo sino algunas sugerencias proféticas relacionadas con el libro en cuestión.

Antes de seguir, ¿por qué es importante esta enseñanza precisamente ahora? Porque el Señor viene a buscar a Su Novia pura, una iglesia pura sin ninguna contaminación de religión. Y aunque somos llamados a tener una preparación material para el tiempo por venir, es obvio que la principal es espiritual, y eso tiene que ver directamente con la Iglesia, que ha sido muy atacada por las falsas doctrinas de los últimos tiempos.

Así que tenemos los capítulos 48 y 49 que se corresponderían con Gálatas y Efesios, por lo que podríamos haber algunas relaciones interesantes.

Isaías 48:1-2 RVC
1 »Escuchen esto ustedes, los de la casa de Jacob; ustedes que llevan el nombre de Israel y que salieron de las aguas de Judá; ustedes que juran en el nombre del Señor e invocan al Dios de Israel, aunque no en verdad ni en justicia;
2 ustedes que reciben su nombre de la santa ciudad y confían en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos:

Se supone que esta sección de Isaías fue escrita por uno de sus discípulos, durante el tiempo del exilio babilónico, cuando el Señor estaba “re formando” a Su pueblo. Ese contexto es muy interesante, y tiene un paralelo sugestivo con Gálatas y las palabras del Señor en secciones como Mateo 5 al 7. Israel estaba “saliendo” de la idolatría, porque estaba viviendo en carne propia el juicio por su pecado; la religión no es más que una forma de idolatría muy bien disfrazada, pero lo es porque cualquier cosa que ocupe el lugar de Dios es idolatría. Allí tenemos a los espíritus de religión que son los que en última instancia reciben adoración, pero son tan sutiles que resultan muy difíciles de discernir.

En base al razonamiento anterior podemos decir que este Israel que recién está “saliendo” de la idolatría no va a ser muy diferente del pueblo de Dios que es llamado fuera de la religión (forma más sutil de idolatría), y no muy alejado del mensaje central de Gálatas, que es también un llamado a salir fuera de la religión. Bueno, veámoslo así: los gálatas recién habían “salido” de la idolatría pagana al aceptar el cristianismo y estaban siendo contaminados por los judaizantes con una doctrina religiosa, en realidad, todavía no habían sido completamente libres de su mentalidad idolátrica-religiosa (necesariamente la idolatría implica prácticas “religiosas”) por lo que el Señor permitió que esos judaizantes llegaran a fin de sacar a luz lo que todavía estaba oculto en su interior, y de esa manera tratar adecuadamente con esas raíces de pecado.

Y ahí entra Isaías 48, el capítulo que “corresponde” a Gálatas, dirigido a un pueblo que estaba siendo conducido fuera de la idolatría-religión: “ustedes que juran en el nombre del Señor e invocan al Dios de Israel, aunque no en verdad ni en justicia”. Esta última frase expresa bien en qué consiste la religión.

Ellos tenían el nombre de Dios, tenían la ascendencia que el Señor había establecido, tenían la Palabra de Dios, invocaban a Yahvéh, creían en Sus promesas… pero no de manera sincera y justa. Cualquier forma de religión será eso y por lo tanto “parece” pero no es genuinamente.

Isaías 48:3-5 RVC
3 Los acontecimientos de antaño ya antes los había anunciado; salieron de mi boca y los di a conocer; actué al momento y los hice realidad.
4 Yo sé bien que eres muy necio; que tu cuello es duro como el hierro, y que tu frente parece de bronce.
5 Yo te lo anuncié con anticipación; antes de que sucediera te lo hice saber, para que no dijeras: “Esto lo hicieron mis ídolos. Mis imágenes de escultura y de fundición lo ordenaron.”

La solución divina para esta contumaz idolatría fue el juicio: Dios anunció y Dios hizo, y ningún ídolo pudo impedirlo. Dios se da a conocer como un Dios vivo, que habla y actúa, que está interesado en Su pueblo y que no lo va a dejar desviarse, y que es muy superior a los ídolos de este mundo.

En esencia, es el mismo principio que aplica Dios cuando el hombre se endurece. El avance tecnológico del último siglo ha lleva al hombre a pensar que puede controlar la naturaleza a su antojo y que ya “superó” su sometimiento a ella (que es la forma encubierta de reconocer su sometimiento a Dios) y por eso precisamente el Señor desatará Sus juicios a través de ella, y lo está anunciando.

Dios se muestra como un Dios vivo en contraste con ídolos muertos o impotentes. Esa es la forma de extirpar la religión.

Isaías 48:6-7 RVC
6 »Todos ustedes lo han oído; todos lo han visto. ¿Y no lo darán a conocer? A partir de este momento les daré a saber cosas nuevas y secretas que no conocían.
7 Han sido creadas ahora, y no en días pasados; antes de hoy no las habías oído, para que no digas: “Fíjense que ya lo sabía.”

Una de las características del Espíritu de Religión es que siempre lleva la vista hacia el pasado, hacia lo “bueno” pasado pero no hacia lo que el Espíritu está haciendo de nuevo en el presente. Los “religiosos” viven anclados en el pasado (aunque no se trata generalmente de un pasado real sino más bien idealizado, recortado y “adornado”) sin poder ver lo que Dios quiere hacer hoy y mañana. La cura de Yahvéh para esto es precisamente hacer cosas nuevas hoy y mañana, y de paso, demostrarle al hombre que no puede “contenerlo” dentro de ningún dogma, doctrina o estructura teológica (el Dios “religioso” termina siendo bastante chiquito).

Claro, no se trata aquí de “lo nuevo por lo nuevo en sí”, porque ya hemos visto que eso trae tremendas herejías, se trata de lo nuevo que DIOS ANUNCIA.

En parte por eso es que cuando la Iglesia mantiene una fuerte visión escatológica el fuego del Espíritu se mantiene también encendido: se trata de la visión hacia el futuro, lo que vendrá, la expectativa de lo nuevo que un Dios siempre nuevo va a hacer.

Mantengamos un corazón abierto a lo nuevo de Dios, aunque eso nuevo no siempre nos resulte agradable. Con todo, es parte de Su proceso y Su plan.


Danilo Sorti


572. La prueba que va a venir sobre todo el mundo


Apocalipsis 3:10 RVC
10 Por cuanto has obedecido mi mandamiento de ser perseverante, yo también te protegeré a la hora de la prueba, la cual vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a cuantos habitan en la tierra.

Al día de hoy todavía muchos cristianos siguen teniendo rechazo abierto o negación encubierta para hablar de las cosas que acontecerán al mundo entero en breve. A medida que se hace cada vez más evidente que cosas grandes y graves acontecerán sobre toda la Tierra, aún a los que no conocen las profecías, muchos siguen aferrándose a un evangelio individual, de promesas personales, que tiene que ver con uno y nada más que uno, sin importar demasiado lo que haga el otro. Me gustaría hacer un análisis más profundo al respecto, pero tengo la hipótesis de que en realidad se trata de una negación inconsciente para no enfrentar algo tan grande como “mundial”.

Lo cierto es que si nos abrimos a esa posibilidad de repente encontramos que hay mucho de “mundial” en la Biblia, y especialmente para el fin de los tiempos. Cuando unimos los acontecimientos de juicio del fin de los tiempos con la visión profética de las iglesias que ofrece Apocalipsis 2 y 3 nos encontramos con esta iglesia en particular, que llega hasta el fin de los tiempos, a la que se le promete protección en esa hora de prueba. Por lo tanto, se trata de una prueba que viene durante el tiempo de la iglesia y no después del arrebatamiento, porque si hay una iglesia de las 4 que llegan al final que merece ser arrebatada es precisamente esa.

Si es una prueba sobre el mundo pero la iglesia todavía está, es evidentemente una prueba también para la iglesia. Y notemos, “prueba”, no dice juicio, como sí ocurre después. Claro que esta distinción que estoy haciendo está muy cerca de ser un juego de palabras porque la magnitud de dicha prueba la convierte también en un duro juicio, aunque no tanto como los que vendrán después. Como sea, no es todavía lo más duro de los juicios, pero tampoco es nada liviano. Pero si es una prueba significa que Dios seguirá teniendo especial cuidado de Su Iglesia fiel, y que seguirá protegiéndola de manera especial.

El propósito de cualquier prueba es salir aprobado. Bueno, más que eso, en realidad como docente he podido comprobar (con mis alumnos y en mi propia vida de estudiante) que la evaluación suele ser el momento en que uno más aprende, porque se pone a estudiar en serio. Antes de eso uno asiste a clases, puede releer los apuntes o quizás resumirlos, pero, seamos sinceros, no le ponemos muchas ganas al asunto… hasta que el profesor escribe en la pizarra la tan temida fecha de la evaluación…

La prueba es mucho más que una “prueba”, es el momento en que terminamos de definir lo que somos, que ponemos seriamente en juego todo lo que hemos aprendido, mejor dicho, cuando se ve si realmente aprendimos o no.

La magnitud de una prueba mundial es… mundial. Ahora bien, esto implica que todo el entramado del sistema mundo será afectado: el ambiente, la economía, la sociedad, la tecnología, los medios de comunicación, la salud, y todo lo que se le ocurra a uno. Vivimos en un mundo profundamente interrelacionado, por lo que una catástrofe que afecte seriamente a una gran región, aunque no sea todo el mundo, inevitablemente terminará afectándolo a todo.

¿Cuánto más o cuánto menos? Jesús dijo que habría hambres en el mundo, pero en las páginas bíblicas nos encontramos en cierto momento con Agabo que indica específicamente cuándo y a quién afectaría uno de esos episodios en particular. De la misma forma, la “prueba mundial” necesita ser especificada para cada región, país, ciudad; y el Espíritu lo viene haciendo de sobra desde hace varios años ya.

El asunto que quiero enfatizar aquí seriamente es si estamos preparados para la prueba, mejor dicho, si nos estamos preparando seriamente para ella. Es medio difícil tener una idea de cómo será exactamente la prueba hasta que no estamos sentados en el aula y se nos da la hoja (allí es cuando uno empieza a relajarse porque se da cuenta de que la sabe… o todo lo contrario…). Pero nosotros tenemos la ventaja de que el mismo que nos va a tomar la prueba nos está diciendo con lujo de detalles en qué consistirá, así que no deberíamos tener casi ninguna sorpresa, si es que prestamos atención.

¿Cómo nos preparamos? Bueno, algo ya dije: el Espíritu está hablando a través de muchos siervos, desoírlos sería una necedad. Pero más allá de eso, la preparación fundamental está en la Palabra, allí tenemos sobrados ejemplos de momentos de prueba, y cómo los hombres y mujeres de Dios los enfrentaron con fe y obediencia en el Señor. LA PREPARACIÓN fundamental es la Palabra, hecha viva mediante la comunión en oración con el Señor.

Dimensionar adecuadamente la prueba nos ayuda a dimensionar cuál deba ser nuestra preparación, y esto no es algo pequeño. “Bueno, pero el Señor es poderoso para ayudarnos cuando sea necesario, ¿por qué preocuparnos antes de tiempo?” Es la respuesta piadosa que escucho muchas veces. Bueno, sería lógica si no fuera que en diversas oportunidades el Señor mandó expresamente hacer algo a Su gente: Noé debió construir un arca, a Sus seguidores Jesús les dijo que cuando vieran determinada señal no volvieran a Jerusalén, en alguna parte leemos también el llamado a “salir de Babilonia”, y otras cosas que podemos encontrar en determinadas ocasiones. Por lo tanto, pensar que simplemente el Señor se encargará de todo y listo es una simplificación peligrosa.

Ahora bien, en el versículo que leímos más arriba (y en muchos otros también) Dios mismo dice que guardará a Sus hijos fieles, por lo que desconfiar de la protección divina y suponer que uno tendrá que hacer toda la provisión que necesite también es un error. La verdad se encuentra en un “punto medio” que no es tan “medio” pero que implica acciones que tenemos que hacer nosotros, acciones diferentes a las “comunes”, algo especial que debemos procurar, y otras circunstancias en las que debamos confiar.

Entonces, hay algo para hacer; pero también hay una confianza que debemos ejercitar. Tampoco podemos suponer que con el nivel de fe y conocimiento de Dios que tenemos ahora será suficiente. Debemos acrecentarlo, para que cuando llegue el día estemos preparados. Viene a la mente la parábola de las diez vírgenes, que aunque no se aplicaría exactamente para este momento en realidad nos muestra un principio general: estar preparados para cuando llegue la necesidad, porque no habrá tiempo suficiente para hacerlo cuando el evento esté ya en marcha.

Volvamos a nuestro examen escolar. Mientras estamos en clases normales podemos tener algunas disciplinas que nos facilitarán mucho el momento de la evaluación. Yo suelo decirles a mis alumnos que tomen apuntes mientras hablo porque con eso ya tienen buena parte de la materia estudiada… pero la única forma en que he logrado hasta ahora que eso ocurra fue cuando expresamente les dije que miraría la carpeta al final del trimestre para la nota final… Uno también suele decir que repasen los apuntes, que presten atención en clase y otras cosas por el estilo… pero por costumbre nomás, no porque en realidad tenga la esperanza de que eso realmente ocurra… Espero que nadie se esté horrorizando, los cristianos somos iguales o peores.

Mientras aún estamos a tiempo, hagamos provisión, principalmente espiritual, es decir, no “más de lo mismo y cuando pase, ya veremos”, sino “mucho más de lo que hacemos hasta ahora”, es decir, primero y antes que nada, mucha más comunión con el Señor, y de allí fluye el resto.


Danilo Sorti


571. Corazones enfermos, ¡totalmente enfermos!


Ezequiel 16:30 DHH
30 Yo, el Señor, afirmo: ¡Qué enfermo tenías el corazón para cometer todos esos actos propios de una prostituta desvergonzada!

El capítulo 16 de Ezequiel constituye una exposición descarnada del pecado de Judá e Israel, y el versículo 30 resume el motivo, crudamente expresado en la versión Dios Habla Hoy: “¡Qué enfermo tenías el corazón…!”

Ahora bien, el Espíritu no encuentra mejor expresión que esa; aquí no hay ninguna justificación, no hay un análisis contextual ni de las presiones religiosas de los pueblos paganos, no hay justificativo psicológico ni nada de lo que hoy diríamos. Lo único que explica la conducta de la nación es un corazón enfermo, totalmente enfermo de pecado, maldad pura, sin excusas, sin paliativos.

Esta es una de las palabras que hoy necesitamos escuchar. Bueno, creo que nunca ha perdido vigencia porque, aunque no soy ningún historiador experto, sospecho que el ser humano siempre ha intentado justificarse, para hacer que su pecado no sea tan malo. Hoy la justificación ha llegado a un máximo inimaginable hace tan solo un siglo, ya la sociedad no suaviza el pecado, directamente llama bueno a lo malo y malo a lo bueno; ha cambiado completamente la escala de valores para exaltar toda forma de perversión.

Si hay un momento de la historia de la humanidad en el cual se pueda aplicar este pasaje con más justeza, es éste.

Pero no extraña a nadie que la sociedad justifique y alabe el pecado; y no necesitamos hablar mucho sobre eso; lo que necesitamos es prevenirnos para que ese mismo principio no se nos meta en la Iglesia. Todo lo que conocemos de consejería y sanidad interior constituyen herramientas maravillosas (bien usadas) para traer restauración, pero cuidado, ¡restauración sobre corazones enfermos por el pecado y la maldad! No estamos hablando de personas buenas que necesitan ser perfeccionadas, estamos hablando de pecadores. Y a medida que el mundo está cada vez más enfermo, más enfermos y corrompidos llegarán al Señor.

Nosotros no podemos ignorar esta verdad, ni suavizarla: el pecado viene de un corazón enfermo ¡de pecado! Lleno de maldad. Siempre ha sido así y siempre lo será mientras haya pecado sobre la faz de la Tierra. Y nos encontramos en momentos de la historia cuando el fenómeno adquiere su máxima dimensión.

Un corazón “enfermo” (inconstante, languideciente, débil, desfalleciente, marchito, seco) implica más que sólo pecado: implica profundidad de pecado y un estado del cual no se puede salir, que ha llegado a ser tal que toma control de la persona debilitándola en todas sus funciones y nublando todas sus facultades. No es “solo” pecado, y todo lo que dice el capítulo reafirma esto que decimos; es pecado en un grado superlativo, perversión, una profundidad tal en la cual se ha perdido todo concepto de moral; tal como podemos ver hoy y experimentar, por ejemplo, cuando discutimos con abortistas o de sexualidad desviada; pero también con algunos otros más sofisticados y sutiles.

El Señor me ministraba unos días atrás sobre este tema; podía “ver” en mi espíritu el dolor de su corazón por la humanidad (y unos cuantos de Sus hijos) enfermos de tal manera; ¡una enfermedad no tiene nada de agradable y alguien profundamente enfermo es digno de compasión, aunque él haya sido el responsable! Dios se duele profundamente del estado tan degradado de Su creación, pero ¿qué es lo que ocurre?

Oseas 11:2a RVC
2 Pero mientras más los llamaba yo, más se alejaban de mí …

Su mano de misericordia se ha extendido para traer sanidad, pero las personas, casi todas, se alejan del Único que puede ayudarlas y deciden profundizar en su propio pecado y enfermedad; han llegado a adoptar la naturaleza de esa depravación, eso es lo que “son” y no pueden imaginarse “siendo” otra cosa. ¿Qué más puede hacer Dios?

Estamos asistiendo a un tiempo verdaderamente difícil, ¡pero para el Señor! ¿Qué hacer con esta humanidad tan enferma y que no quiere ser sanada? Por supuesto que Él sabe muy bien qué hacer y está por hacerlo, pero eso no evita el dolor que hay en Su corazón.

¿Cómo tener misericordia de gente tan perversa? ¿Cómo es posible que todavía siga teniendo paciencia con ellos (aunque no por mucho más)? Pues porque sabe perfectamente la enfermedad de su corazón.

Pero cuidado: cuando el enfermo decidió voluntariamente rechazar la medicina, se hace totalmente culpable de su enfermedad.

Dios sigue teniendo aún un poco de misericordia, por un poco de tiempo, y nos pide a Sus hijos que también la apliquemos, y para eso debemos conocer la dimensión de la “enfermedad”. Pero también debemos tratar el pecado como eso: una enfermedad de la cual el enfermo es totalmente responsable. Si queremos traer sanidad profunda a la gente que hoy está viniendo debemos ser radicalmente claros con su pecado; hermanos, no se trata de buenas personas a las que les faltaba solo conocer a Cristo, la gran mayoría de los que vienen y vendrán están saliendo de lo más profundo del pecado, y debemos ser radicales para tratar con él. Probablemente no todos acepten dicho “tratamiento”, y no debemos retener a nadie con engaños. La profundidad del pecado ha dañado todo lo que las personas son, toda estructura mental, su físico, los ha llenado de ataduras (cuando no, demonios) y de problemas, ha enmarañado su vida de relaciones y los ha vuelto incapaces de entender lo bueno. Ellos son los que hoy están siendo llamados a la salvación.

¿Podremos tener la misericordia necesaria y el poder del Espíritu suficiente como para aplicar las aguas de purificación para que sean restaurados? No puedo decir nada más que necesitamos mucho más del Espíritu Santo que antes, pero todo el proceso empieza reconociendo la profundidad de la enfermedad. Y cuidado, no sea que nosotros también estemos contagiados de algo de eso, al fin y al cabo, vivimos en el mismo mundo.

Danilo Sorti


570. El camino más corto entre dos puntos es… a través de Samaria


Juan 4:1-4 RVC
1 Cuando el Señor supo que los fariseos habían oído decir: «Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan»
2 (aunque en realidad Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
4 Le era necesario pasar por Samaria,

Los judíos tenían una larga historia de aversión hacia los samaritanos, que comenzó alrededor del 700 a. C. cuando Asiria deportó a las tribus de Israel (del norte) y trajo gente de otras nacionalidades, que conformaron una raza mezclada. Cuando Judá vuelve a su territorio los samaritanos fueron hostiles con ellos y trataron de impedir la reconstrucción de Jerusalén. Construyeron su propio templo y diseñaron su propio sistema religioso diferente. Además, “Samaria se convirtió en un lugar de refugio para todos los forajidos de Judea (Josué 20:7; 21:21). Los Samaritanos recibieron voluntariamente a criminales judíos y refugiados de la justicia. Los violadores de las leyes judías y quienes habían sido excomulgados encontraron seguridad para sí mismos en Samaria, aumentando considerablemente el odio que existía entre las dos naciones.” (https://www.gotquestions.org/Espanol/samaritanos.html).

Así que aquí tenemos brevemente la historia del odio mutuo, exacerbado hacia los tiempos de Jesús en la medida que los fariseos pretendían aplacar a un Dios enojados con ellos practicando la “más pura forma de religión posible” (en las formas, claro), de la cual los samaritanos estaban ostensiblemente alejados.

“Le era necesario pasar por Samaria” es una frase complicada: los judíos piadosos solían hacer el camino más largo y no pasar por allí, que además resultaba tierra peligrosa. Fuera donde fuera, Jesús tenía posibilidades de testificar abundantemente, así que no era estrictamente necesario pasar por allí, con lo que la expresión más bien nos está indicando una “cita divina” preparada desde lo alto.

¿Estamos atentos a esas “citas divinas”, esas oportunidades “casuales” que Dios prepara, pero que necesitan un cierto esfuerzo e implican riesgo? Cruzar en medio de un territorio hostil no era agradable ni seguro. Pero el Señor podía escuchar perfectamente la voz del Espíritu guiándolo, así que fue, pero más bien “escapando” de Judea, tal como se ha expandido el cristianismo durante la mayor parte de su historia. Digo “escapando” porque en realidad no era tiempo todavía de precipitar los eventos finales, y cualquier ataque contra Su persona hubiera requerido una manifestación sobrenatural asombrosa que no debía ocurrir.

Podemos hablar muchísimo sobre la charla que ocurrió al lado del pozo, pero aquí quiero resaltar este hecho: “le era necesario” pasar por un lugar que podía haber evitado. Y ese “necesario” implicaba riesgos y confrontación, pero el resultado fue maravilloso.

Saltemos el avivamiento samaritano que ocurrió en un par de días y vayamos al momento en que Jesús se va de allí: ¿por qué dejar ese lugar tan maravilloso para volver a Su propio pueblo que lo iba a rechazar? La verdad es que no me resulta tan asombrosa la decisión de pasar por Samaria como la decisión de IRSE DE Samaria. De nuevo, otra “cita divina”, esta vez, más dura y difícil, con la cruz…

Los tiempos de conflictos, los momentos en que las cosas no salen como lo planeábamos, cuando hay imprevistos, cuando nuestros planes se arruinan,  muy bien pueden ser momentos de citas divinas. Pero también Dios tiene el derecho a cambiar esos planes tan maravillosos y tan bien armaditos que teníamos: una charla que se prolonga más de lo debido, un día que debemos faltar al trabajo (y cobrar menos a fin de mes…), una salida con amigos o con la familia que se posterga, una visita inesperada al hospital… Muy bien pueden ser citas divinas, que debemos aprovechar estando atentos a lo que Dios quiere hacer.

Debo confesar que suelo armar mis días muy estructuradamente, y si algo pasó entremedio no planificado, suelo estar todo el tiempo pensando en cómo voy a reorganizar lo que faltó… Así que seguramente me he perdido unas cuantas citas divinas a lo largo del tiempo. ¿Qué suele regañarme el Espíritu Santo? Que no confío lo suficiente en que Él también tiene control sobre el tiempo y las oportunidades, sino que “tengo que hacerlo yo”…

Por lo tanto, el corolario de esto creo que debería ser en que confiemos en los tiempos de Dios, en que Él sabe qué hacer y cómo y, al fin de cuentas, no somos indispensables para eso pero sí hemos sido llamados a cumplir una parte del proceso, y nuestro éxito está en cumplir bien esa parte. Y también, en que los planes siguen siendo suyos y nosotros conocemos una parte, nada más, pero Él sigue teniendo el derecho a realizarlos.

Y el resultado es la extensión del Reino de Dios.


Danilo Sorti


569. Investigación, tolerancia, seducción, infiltración, control, persecución.


2 Corintios 2:11 RVC
11 no vaya a ser que Satanás se aproveche de nosotros, pues conocemos sus malignas intenciones.

2 Reyes 6:8-12 RVC
8 El rey de Siria estaba en guerra contra Israel, así que luego de consultar a sus oficiales dijo: «Voy a instalar mi campamento en cierto lugar.»
9 Entonces el varón de Dios mandó a decir al rey de Israel: «Ten cuidado de no pasar por tal lugar, porque los sirios van a acampar allí.»
10 Entonces el rey de Israel envió gente al lugar señalado por el varón de Dios, y éste una y otra vez advirtió al rey que debía tener cuidado.
11 El rey de Siria se molestó mucho por esto, así que llamó a sus oficiales y les dijo: «¿No me van a decir quién de ustedes está a favor del rey de Israel?»
12 Uno de sus oficiales dijo: «Ninguno de nosotros lo está. Lo que pasa, mi señor y rey, es que el profeta Eliseo está en Israel, y es él quien va y le cuenta al rey de Israel todo lo que Su Majestad dice, incluso en la intimidad de su alcoba.»

Uno podía hablar con cualquier cristiano luego de que el Senado Argentino rechazara la ley del aborto e inevitablemente se encontraría con la misma expresión: “es solo una batalla, van a seguir insistiendo”.

Los eventos del 08 al 09/08/18 no solo terminaron de poner en la plataforma pública a la iglesia argentina sino en buena parte a la de toda Latinoamérica. Por supuesto, los poderes políticos y la élite tras las sombras tomaron nota de ello. Al menos en Argentina, desde el presidente para abajo, todos saben que fueron “las iglesias evangélicas” las que hicieron punta de lanza en la movida, y eso nos pone en una posición peligrosa… ¡exactamente adonde Dios quería llevarnos! ¿De qué otra forma se puede dar testimonio, sino?

Pero no voy a hablar ahora de la maravillosa oportunidad de testimonio que se ha abierto, y que más vale que la aprovechemos con sabiduría y fe porque sino estamos fritos, sino de los planes tras bambalinas.

No voy a decir nada que cualquier latinoamericano despierto no sepa, simplemente quiero recordarlo y ponerlo en una secuencia, para que nos olvidemos. El título de este artículo presente, más o menos, ese orden. No se trata de acciones que no estén pasando ya, pero en cierto sentido se acrecentarán ahora y mucho más en el futuro, cuando la manifestación del poder de Dios sobre esta Tierra aumente grandemente.

Investigación: ¿quiénes son estos? ¿qué creen? ¿cuáles son sus puntos débiles? Recordemos que este trabajo lo realizan ateos o agnósticos, así que buscarán las explicaciones sociológicas y psicológicas pertinentes, y pueden ser muy hábiles en encontrar nuestros puntos débiles. Ahora bien, ¿¿por qué se supone que tengamos esos puntos débiles?? Sencillamente porque no estamos siguiendo al Señor con integridad, porque tampoco lo somos completamente en las finanzas ni en la organización interna. La información que saquen de allí será usada, obviamente, en contra de la Iglesia, y saber esto debería animarnos a limpiarnos de todo lo que estamos haciendo mal. Por si a alguno no le quedó claro: si no lo hacemos nosotros, Dios mismo se va a encargar a través de otros.

Tolerancia: la iglesia fiel y comprometida a lo largo de estos 2.000 años, en el mejor de los casos, ha recibido “tolerancia” del sistema mundo… y de la iglesia institucionalizada también. No hay que confundir tolerancia con aceptación, nunca el sistema mundo puede aceptar a una iglesia que sea verdaderamente profética y que denuncie lo malo; es más, si somos muy tolerados es porque no somos muy proféticos, si no hay cierta persecución, ¡algo estamos haciendo mal! En definitiva: una actitud de tolerancia vendrá durante cierto tiempo, o tendrá vaivenes, mientras los poderes políticos evalúan cuál sea la mejor forma de atacar a las iglesias.

Seducción: para ellos las iglesias resultaron ser un “enemigo formidable”, al menos en este aspecto. Por supuesto, no pueden ver Quién es realmente el Formidable por detrás de las iglesias. Como sea, más vale “ganárselas” que tenerlas de enemigo, así que diversas y sutiles estrategias de seducción se pueden desplegar. De todas formas, el odio visceral que se levantó en los sectores progresistas hacia todo lo que se llame iglesia creo que obstaculizará esta estrategia. Como sea, el dinero y el poder son las formas principales de seducción, y temo que unos cuantos líderes sucumban a ello. Sencillamente, el Espíritu Santo se aparta de tales lugares.

Infiltración: es algo más delicado; normalmente requerirá de personas espiritualmente preparadas (es decir, satanistas adecuadamente capacitados). No es algo nuevo para nosotros, pasa desde hace mucho tiempo y ya tenemos suficientes experiencias y relatos como para que cualquier cristiano que se ocupe un poco del asunto esté alerta y pueda identificar a los tales. De todas formas, es necesario redoblar los esfuerzos para terminar de purificar a la Iglesia de esas personas, y saber que habrá una renovada ola de intento de infiltración.

Control: es otra acción que siempre estuvo presente pero que va a intentar intensificarse en estos años. El problema del control es cuando la iglesia cede al miedo; por otro lado puede no ser tan malo cuando el Cuerpo de Cristo resulta presionado para que mantenga altos estándares. El control viene a través de leyes astutas y políticamente correctas, difíciles de combatir excepto que sean claramente opresivas.

Persecución: cuando todo lo demás no funciona, como de hecho no lo hará, no queda más que la persecución directa. No en “democracia”, claro, pero sí en un contexto futuro de gran turbulencia mundial y caos, cuando sea implantada la ley marcial en los países. Tenemos suficientes profecías al respecto.

Podríamos hablar mucho sobre cada uno de estos puntos, pero quiero recalcar algo: “conocemos sus malignas intenciones”. Hemos leído y escuchado muchas profecías respecto del fin de los tiempos y ya tenemos bastante claro el panorama, pero en lo local y en el “mientras tanto” no podemos caer en el fatalismo, al contrario, debemos utilizar hoy como nunca antes en la historia de la Iglesia los recursos y la autoridad que el Señor nos ha dado, porque nuestra lucha no es contra humanos sino contra seres espirituales de maldad que ya fueron vencidos en la cruz.

No quiero dar ninguna falsa esperanza, pero sí quiero dejar un interrogante: si llegáramos a aplicar toda la autoridad espiritual y las armas de la guerra espiritual que el Señor nos ha dado, en una iglesia santa y verdaderamente fiel, ¿hasta dónde podría avanzar el Adversario? ¿cuánto podría atacarnos? No se me quita de la mente el ejemplo de Jesucristo: más de una vez quisieron cortarlo en pedacitos, pero no pudieron hacerle nada hasta que Él mismo no lo permitió, más aún, incluso frenó al impulsivo Pedro.

Para concluir, el relato de Eliseo. Muchos planes se traman en secreto, pero el Señor tiene a Sus profetas que inevitablemente los revelarán, y eso está pasando. Algunos de estos profetas son economistas o politólogos capaces de analizar la realidad y mostrar las líneas ocultas; otros son profetas que pueden recibir directamente del Espíritu lo que se dice en los lugares más ocultos, ¡nada hay escondido para Dios y nada se nos oculta hoy de lo que debamos saber! Así que estemos al tanto de todo eso para preparar la defensa del Evangelio de antemano. Hay una última cosecha que recoger y hay una última generación que salvar, ¿cuán importante será esta generación de jóvenes, niños y bebés por nacer que el Adversario se ha levantado con tanta furia? Como siempre, es nuestra “brújula que apunta hacia el sur”, así que debemos prestar atención a eso.

¡Señor, danos un espíritu de verdaderos estrategas para Tu Reino!


Danilo Sorti


568. “¡Cállate la boca, profeta!”


Amós 7:10-17 RVC
10 Amasías, el sacerdote de Betel, mandó a decir a Jeroboán, rey de Israel: «Amós anda entre los de la casa de Israel conspirando contra ti. El país no puede seguir soportando todas sus palabras.
11 A decir verdad, esto es lo que ha dicho Amós: “Jeroboán morirá a filo de espada, y los israelitas serán llevados de su tierra al cautiverio.”»
12 Además, Amasías le dijo a Amós: «Tú, vidente, ¡largo de aquí! ¡Vete a la tierra de Judá! ¡Allá puedes comer, y allá puedes profetizar!
13 No profetices más aquí en Betel, porque aquí está el santuario del rey, y ésta es la capital del reino.»
14 Amós le respondió a Amasías: «Yo no soy profeta, ni hijo de profeta. Soy boyero, y recojo higos silvestres.
15 Pero el Señor me quitó de andar tras el ganado, y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel.”
16 Así que, oye ahora la palabra del Señor: Tú me dices que no profetice yo contra Israel, ni hable en contra de la casa de Isaac;
17 por eso, el Señor te dice: “Tu mujer se prostituirá en plena ciudad; tus hijos y tus hijas caerán a filo de espada, y tu tierra será fraccionada y repartida; tú morirás en un país impuro, e Israel será llevado al cautiverio, lejos de su tierra.”»


En realidad, el título de este artículo nos daría pie para hablar de cada uno de los profetas de la Biblia y de todos los que el Señor ha levantado a lo largo de la historia de la Iglesia, así que no nos dice mucho más que una experiencia absolutamente común para cualquier verdadero mensajero del Señor.

Pero en Amós lo vemos de una manera bien clara. Se trata de un profeta rústico, no era pobre pero tampoco rico; era un ganadero y agricultor, acostumbrado a negociar, curtido por el trabajo con la naturaleza, conocedor de la “trastienda” del ser humano, tanto de las clases altas como de las bajas. Ese tipo de personas que está contenta con su actividad secular, con su comunión a solas con el Señor y que no necesita figurar en ningún lado ni aparecer en ninguna cartelera, y que tampoco se inclina ante ningún “título nobiliario” (es una ironía, me refiero a los grandes títulos que algunos cristianos hoy): sabe que absolutamente todos los hombres somos iguales ante Dios.

«Yo no soy profeta, ni hijo de profeta. Soy boyero, y recojo higos silvestres. Pero el Señor me quitó de andar tras el ganado, y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel.” Esta es una de las más grandes expresiones de libertad que puede tener el cristiano: no depender de su ministerio. Aquí Amasías lo confronta con la cuestión económica, se suponía que el profeta se ganaba la vida con su servicio, pero Amós era libre de eso. Sin embargo, creo que más allá de la cuestión económica está el asunto emocional: el deseo de obtener la propia identidad a partir de lo que uno hace y del reconocimiento de algunos (y el rechazo de otros) que recibe.

“No soy profeta ni hijo de profetas” significa además que no viene de ninguna escuela profética ni de ninguna tradición religiosa que deba “respetar”, es decir, no le debe nada a nadie que no sea a su Señor, y por lo tanto de lo único que tiene que cuidarse es de repetir lo que el Señor le dice sin modificaciones.

“Soy boyero, y recojo higos silvestres” quiere decir que tampoco necesita aparentar socialmente nada: no es pobre pero no pertenece a ninguna clase patricia, ni le interesa ingresar tampoco a una naciente burguesía. Todavía tiene “olor a ganado”; digámoslo sin eufemismos: olor a excremento, y no se avergüenza de ello.

“Pero el Señor me quitó de andar tras el ganado.” Y para concluir, un profeta capaz de renunciar a su trabajo para ir a un ambiente completamente distinto: el lujo de Samaria.

Así son los profetas más fieles que el Señor levanta. No digo que sean los únicos y en la Biblia vemos otros ejemplos también maravillosos, pero estos son los profetas a los que “no les importa nada” que no sea la Palabra de Dios, y que son ellos mismos un “escándalo” para los acomodados y sofisticados, tan escandalosos como el mensaje que deben llevar.

De estos levanta el Señor hoy, son los que escuchamos por YouTube, algunos se comen las letras, otros quizás no terminaron la primaria y en sus videos se escuchan ruidos de autos o gallinas de fondo. Personalmente, son a los que les presto más atención.

Espero que estas palabras animen a los “Amós” que hoy Dios está llamando, sé que unos cuantos de ellos no están respondiendo e incluso rechazan la unción que hay para ellos porque, entre otras cosas, se ven como Amós: ¿cómo podría una persona como yo llevar un mensaje tan duro a los cultos y ricos de la sociedad, o de la iglesia, o del ambiente de la cultura, o de la ciencia, o el que sea?

Bueno, hay más. Amós era del reino de Judá, cuando se había separado de las tribus del norte. Se trataba de una nación más pequeña y pobre, porque no estaba en las rutas comerciales más favorecidas. Por ese tiempo Israel estaba atravesando una época de esplendor, durante el reinado de Jeroboam II, pero ese esplendor era para los ricos, cuando leemos su libro vemos que los pobres sufrían explotación y miseria, mientras los poderosos vivían en lujos y derroches.

Ese esplendor estaba destinado a durar poco, y ya cuando llegamos al tiempo de Oseas, que aparece un tiempo después, la opresión asiria era una realidad que iría en aumento hasta acabar con la nación, en el 722 a. C. Pero eso no había pasado todavía y apenas podía entreverse en el horizonte, así que “las cosas andaban muy bien” para los ricos y nada hacía suponer que eso cambiaría.

En cierto sentido ya no son estos tiempos, más bien podríamos pensar en la década del ’80 o del ’90, cuando, a pesar de las crisis, la economía crecía y todos los problemas parecían poder superarse exitosamente. Por más que sea hoy cualquier persona consciente debe tener al menos incertidumbre hacia el futuro, y eso aumentará cada vez más rápido.

Pero eso no pasaba en el tiempo de Amós. Así que tenemos a un profeta rústico enviado hacia gente sofisticada y totalmente segura de sí misma, ¡a la cual debía denunciar por sus pecados y avisar del juicio inminente! Medio complicado el tema…

No tenemos registro de que Amós haya tenido “éxito”, simplemente dio el mensaje hasta que lo echaron de allí. “El país no puede seguir soportando todas sus palabras. A decir verdad, esto es lo que ha dicho Amós: “Jeroboán morirá a filo de espada, y los israelitas serán llevados de su tierra al cautiverio.” Resultaba ser un mensaje “totalmente descolocado” para la realidad que estaban viviendo, o mejor dicho, que estaban queriendo creer. Un analista internacional, con la cabeza más fría, hubiera visto la realidad de la amenaza Asiria.

No esperes que hoy la situación sea muy distinta, excepto porque las amenazas ya están más cerca en el horizonte. Creo que Dios llamó a Amós precisamente por ser lo contrario a lo que los ricos de Samaria hubieran esperado: no solo por su mensaje sino por él mismo. Es decir, el profeta constituyó una especie de “antiseñal” para ellos: sólo quienes pudieran bajar su orgullo para escuchar a este bruto extranjero podían recibir el mensaje.

Hermano: si te sentís como un Amós, enviado a dar un mensaje totalmente impopular hacia gente que jamás te escucharía de buena gana, probablemente estés en el centro de la voluntad de Dios. Así como Jonás mismo fue una señal para Nínive, así también vos podés ser una señal para los que deban escucharte.

Por supuesto, terminaron echándolo de Israel y Amós no se quedó a pelear o protestar, sólo cumplió su misión, dio la palabra y listo. No sabemos más de él ni que hizo después, probablemente siguió, feliz, con su trabajo.

No rechacemos el llamado del Señor, no nos desanimemos ni demos lugar a los pensamientos satánicos que nos dicen que no somos competentes ni adecuados para la labor, ¡lo cual es perfectamente cierto! Ni somos competentes ni somos adecuados, precisamente por eso nos ha escogido el Señor, porque Él es perfectamente capaz de hacer que Su Palabra cumpla el propósito para el cual la envía.


Danilo Sorti