Santiago 1:9-10 RVC
9 El hermano pobre debe sentirse orgulloso
cuando sea exaltado;
10 el rico debe sentirse igual cuando sea
humillado, porque las riquezas pasan como las flores del campo:
La relación entre ricos y pobres es el tema
central de Santiago. Suponemos que sabemos de qué estamos hablando, pero hay
unos cuantos matices que requieren más explicación. Cuidado, no quiero
oscurecer lo que está por demás de claro en Santiago: los ricos son los que
tienen más dinero, poder e influencia, mientras los pobres carecen de ello.
Pretender “dar vuelta” ese significado es una perversión. Pero sí podemos
ahondar en él: ¿en qué consiste la riqueza? ¿rico en qué? ¿es solamente dinero?
Y si es dinero, ¿cómo llega, por qué? ¿Podemos tener alguna riqueza que no sea
exactamente dinero, o al menos no en el presente? Y lo más importante, ¿cuáles
son las riquezas espirituales?
Santiago hace un contraste entre riquezas
materiales y espirituales, analiza ambos estados contables, qué cuentas van al
debe, cuáles al haber y cuál será el estado contable que el Contador Máximo
mirará al final. Santiago es el auditor interno que nos exhorta a equilibrar
nuestros balances…. espirituales.
¿Qué es la riqueza? ¿Es solo dinero? Es
sabido que los que ganan la lotería o reciben mucho dinero de golpe normalmente
terminan viviendo igual o casi igual que antes al cabo de algunos años;
sencillamente el dinero “se va”. Ser rico no es igual a tener mucho dinero, la
realidad es que ser rico parte de una forma de pensar distinta y de otro tipo
de riqueza, que es la que al final generará dinero.
Todos conocemos esos libros de ayuda
financiera sobre cómo hacerse rico, cómo pensar como un rico, como crecer en
los negocios y un larguísimo etcétera. Por supuesto que son en sí mismos un
producto comercial para ser vendido, pero si uno los limpia de sus exageraciones,
hay un núcleo de verdad, no toda, pero sí verdad al fin. Ser rico no es fácil y
requiere habilidades especiales, aunque en la mayoría de los casos hay una
parte importante de esa “fortuna” que se hereda.
Antes de caer en los lugares comunes de “exaltación
de la pobreza” de muchos cristianos y “desprecio de los ricos”, inspirado más
bien en la doctrina marxista que en la verdad bíblica, veamos un poco más en
qué consiste la riqueza y ser “rico”. Debemos ser justos en el juicio y no
repetir lo que dice el mundo pero “cristianizado”. Por supuesto que no estoy de
acuerdo con la perversión que significa el evangelio de la prosperidad, pero
esa desviación nació de algo genuino que fue el movimiento de fe, que a su vez
nace para equilibrar la “exaltación de la pobreza” que existía en los ambientes
evangélicos. Veremos que Santiago no “exalta” la pobreza, simplemente deja ver
su riqueza espiritual, pero volvamos al tema de las riquezas materiales.
La verdadera riqueza no consiste en poseer
dinero, sino en poseer capital más la habilidad para hacerlo producir. ¿Qué es
capital? La definición más general y útil lo refiere como todo bien, material o
inmaterial, durable que puede generar dinero. Capital son las propiedades que
pueden alquilarse, las máquinas que pueden ponerse a trabajar, los campos que
pueden producir, los árboles frutales, el ganado, y otros bienes durables. Pero
hay un capital intangible que es tanto o más importante que aquél: el
conocimiento y las habilidades personales, la salud, y algo muy importante, el capital
social. La definición de capital social es bastante larga, pero para resumir
digamos que son las relaciones de buena voluntad que una persona recibe; esto
es, cuánta gente está dispuesta a ayudarla, a hacer negocios con ella, a darle
un trato preferencial, a prestarle cosas o dinero con buenas condiciones, a
confiar en ella. Hoy se considera que la clave de la riqueza o la pobreza de
las personas es principalmente su capital social y en qué redes está
depositado, es decir, cuántos recursos tienen las personas que manifiestan
buena voluntad hacia ella. Hacer dinero no es sólo cuestión de habilidad
personal, es primeramente capacidad para convencer a otras personas y armar
redes.
Por supuesto, hay algo que es tanto o más
importante que todo lo anterior y que está expresado muy claramente en proverbios:
Proverbios 19:14 RVC
14 Casa y riquezas, herencia paterna; mujer
prudente, herencia del Señor.
Para la mayoría de las personas, la riqueza
es algo que le ha sido heredado, al menos en parte. Pocos son los que se hacen
ricos “de la nada”, y de ellos, la mayoría ha tenido que hacer acuerdos
estrechos con los poderes que dominan este mundo.
Mantener las riquezas y acrecentarlas implica
mucho autodominio y habilidades especiales. La izquierda nos ha enseñado a
pensar que el rico es un vil explotador del pobre y honesto trabajador, pero la
realidad es más compleja que eso, y antes de entrar de lleno en las
exhortaciones de Santiago, que son duras por cierto, tratemos de despojarnos de
esos conceptos. NUNCA nos olvidemos que muchos de los personajes importantes de
la Biblia fueron ricos, algunos extremadamente ricos: Job, Abraham, José, David,
etcétera. Santiago es una carta dirigida a cristianos que probablemente eran de
origen hebreo, pero aunque no lo fueran, tenían bien presente las historias del Antiguo Testamento, por lo
que no había en ellos ninguna exaltación a la pobreza, más bien, y precisamente
por tener tan presentes los ejemplos veterotestamentarios, un exceso de
valoración de la riqueza material.
¿Qué dice la carta del poseedor de riquezas,
del “rico”?
Santiago 1:9-11 RVC
9 El hermano pobre debe sentirse orgulloso
cuando sea exaltado;
10 el rico debe sentirse igual cuando sea
humillado, porque las riquezas pasan como las flores del campo:
11 en cuanto sale el sol, quemándolo todo con
su calor, la hierba se marchita y su flor se cae, con lo que su hermosa
apariencia se desvanece. Así también se desvanecerá el rico en todas sus
empresas.
Ser rico implica ser exaltado, reconocido,
valorado. Implica tener la capacidad para desarrollar y conducir
emprendimientos. Pero también implica un riesgo: malos negocios, cambios en las
condiciones externas y ¡chau dinero!
Santiago 2:2-3 RVC
2 Puede darse el caso de que al lugar donde
ustedes se reúnen llegue alguien vestido con ropa elegante y con anillos de
oro, y llegue también un pobre vestido con ropa andrajosa.
3 Si ustedes reciben gustosos al que viste la
ropa elegante, y le dicen: «Venga usted, siéntese aquí, que es un buen lugar»,
pero al pobre le dicen: «Tú, quédate allá de pie, o siéntate en el suelo»,
Ser rico implica tener acceso a bienes
suntuarios, es decir, más costos de lo que sería necesario. Entre paréntesis
digamos que hubo un tiempo en mi país en que a los desodorantes de los consideró
bienes suntuarios…
Ser rico implica ser apreciado por los demás
mientras que al pobre se lo menosprecia. Implica acceder a lugares y posiciones
de privilegio, tal como dice el texto. Recibir un trato preferencial.
Santiago 2:6-7 RVC
6 ¡Pero ustedes han despreciado a los pobres!
¿Acaso no son los ricos quienes los explotan a ustedes, y quienes los llevan
ante los tribunales?
7 ¿Acaso no son ellos los que blasfeman
contra el precioso nombre que fue invocado sobre ustedes?
Los ricos tienen la posición legal para
conseguir beneficios abusivos en las relaciones laborales, y tienen el acceso
al sistema de justicia de manera preferencial. Además, son los que pueden hacer
oír su voz fácilmente.
Santiago 2:9 RVC
9 pero si ustedes hacen diferencia entre una
persona y otra, cometen un pecado y son culpables ante la ley.
Los ricos, debido a su “capital social”,
reciben un trato preferencial.
Santiago 2:16 RVC
16 y alguno de ustedes les dice: «Vayan
tranquilos; abríguense y coman hasta quedar satisfechos», pero no les da lo
necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso?
Los ricos tienen una gran capacidad para
manejar el lenguaje y manipular a la gente con ello.
Santiago 4:1-4 RVC
1 ¿De dónde vienen las guerras y las peleas
entre ustedes? ¿Acaso no vienen de sus pasiones, las cuales luchan dentro de
ustedes mismos?
2 Si ustedes desean algo, y no lo obtienen,
entonces matan. Si arden de envidia y no consiguen lo que desean, entonces
discuten y luchan. Pero no obtienen lo que desean, porque no piden;
3 y cuando piden algo, no lo reciben porque
lo piden con malas intenciones, para gastarlo en sus propios placeres.
4 ¡Ay, gente adúltera! ¿No saben que la
amistad con el mundo es enemistad con Dios? Todo aquel que quiera ser amigo del
mundo, se declara enemigo de Dios.
Nadie es rico si no tiene una fuerte motivación
interna para hacer negocios y ganar dinero. En este ejemplo, estos ricos lo
desean para sus deseos, pero no necesariamente es así.
Los ricos que lo son de acuerdo al sistema de
este mundo (es decir, no por la bendición del Señor) necesariamente deben hacer
acuerdo y pactos con el sistema, con los otros ricos del mundo, y finalmente,
con los diseños del dios de este siglo.
Santiago 4:13-16 RVC
13 Ahora escuchen con cuidado, ustedes los
que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y estaremos allá un año, y
haremos negocios, y ganaremos dinero.»
14 ¡Si ni siquiera saben cómo será el día de
mañana! ¿Y qué es la vida de ustedes? Es como la neblina, que en un momento
aparece, y luego se evapora.
15 Lo que deben decir es: «Si el Señor
quiere, viviremos y haremos esto o aquello.»
16 Pero ustedes se jactan con arrogancia, y
toda jactancia de este tipo es mala.
Los ricos tienen la capacidad para
proyectarse, soñar, hacer planes, y seguirlos con firmeza.
Santiago 5:1-6 RVC
1 Ahora, ustedes los ricos, escuchen con
cuidado. ¡Lloren a voz en cuello por las calamidades que les sobrevendrán!
2 Sus riquezas están podridas, y sus ropas
están carcomidas por la polilla.
3 Su oro y su plata están llenos de moho, y
ese mismo moho los acusará, y los consumirá como el fuego. Ustedes acumulan
riquezas, ¡hasta en los últimos tiempos!
4 Pero claman contra ustedes los sueldos que,
con engaños, no han pagado a los que trabajaron levantando sus cosechas. ¡Y el
clamor de esos trabajadores ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos!
5 Aquí en la tierra, ustedes han vivido
rodeados de placeres, y lo único que han logrado es engordar para el día de la
matanza.
6 A la gente honrada la han condenado a
morir, sin que ellos pudieran defenderse.
Los ricos tienen un afán por acumular
riqueza, no importa cuál sea el contexto en el que se encuentren. También saben
hacer trampas para pagar lo menos posible. Y su propósito es darse la buena
vida aquí en la tierra.
Como vemos, Santiago describe adecuadamente
en qué consiste la riqueza y las habilidades o deseos que llevan a acumular
riquezas, así como los “acuerdos” necesarios para obtenerla. Ahora bien, ¿a quién
aplicamos esta exhortación, es decir, quién es “el enemigo”? No puede ser nunca
el rico por el solo hecho de serlo porque eso entraría en oposición a los
ejemplos del Antiguo Testamento, que como vimos, los lectores conocían muy
bien. Santiago no está hablando a todos los ricos; sí a una mayoría, es cierto,
pero no a todos.
Como dije más arriba, la iglesia que está
contaminada por las ideas marxistas progresistas, aplica el calificativo de “rico
opresor” al que tiene ideas “de derecha”, sin detenerse a realizar un análisis
más profundo. También puede ser simplemente el que tiene un poco más de dinero o recursos, sin que eso
signifique que es realmente rico en una sociedad dada. Santiago es una fuerte
tentación para todo cristiano – socialista, aunque en el fondo eso es una
terrible contradicción. Pero no es el uso correcto de la carta.
Propiamente se aplica a los ricos que caen
dentro de la clasificación que hace Santiago, no todos, sino los que se manejan
de forma abusiva con sus recursos. Son la mayoría, es cierto, pero no todo. Es
difícil que un rico entre al Reino de Dios, y si encima lo tratamos
injustamente, terminamos siendo responsables de que se pierda.
Ahora bien, a los ricos abusivos, SI SE DEBE
aplicar estas exhortaciones, y aquí las iglesias de la prosperidad tienen mucho
que corregir. Debemos ser justos en nuestro juicio.
Quiero concluir con una observación. Riqueza
y pobreza son términos relativos, el que tiene un buen pasar en una sociedad dada
puede ser pobre en otro contexto. Muchos de los latinoamericanos que podemos
estar leyendo esto no somos propiamente ricos en nuestra sociedad, pero si nos
comparamos con mucha otra gente del mundo, SÍ LO SOMOS. Entonces, todo lo que
leímos de los ricos opresores y que tanto nos gusta usar para criticar a los
que tienen más plata, ¡se aplica a nosotros en relación con nuestros hermanos
pobres y perseguidos de otros países! ¡Ah caramba! Ahora resultó que los “ricos
opresores” podemos terminar siendo nosotros mismos…
¿Conocemos la realidad de nuestros hermanos
en otros países, o incluso en otras regiones de nuestro país, o en nuestra
misma ciudad e iglesia? ¿Hacemos algo por ellos? Muchas veces no es dinero,
pueden ser oraciones que es mucho pero implica dejar la comodidad del fútbol,
de la novela, del descanso… Puede ser difundir las necesidades a través de las
redes, ayudarlos con trámites, hacer contactos. Tenemos muchos recursos que no
son solamente dinero, y por más que lleguemos sin un centavo de más a fin de
mes, tenemos otra serie de cosas que nos posicionan mucho mejor que ellos. Sin
embargo, nos entretenemos viéndonos como pobres y criticando al “rico opresor”…
Nos preocupamos por nuestras propias cosas, nuestro dinero, nuestros bienes,
nuestros proyectos, pero ¿estamos cediendo algo de ese tiempo para ellos?
Santiago no exhorta solamente a los “ricos
egoístas”, nos exhorta a todos, a cada uno en su medida, porque la mayoría de
nosotros, y especialmente los que pueden acceder a este artículo, seguramente
contamos con un poco más de algo que muchos de nuestros hermanos más pobres. Aceptemos
con humildad las palabras de Santiago.
Danilo Sorti