domingo, 30 de septiembre de 2018

584. ¡Qué fastidio! ¿Para qué nos sirve obedecer a Dios…?


Malaquías 3:14-15 RVC
14 Pues han dicho: «Servir a Dios no nos sirve de nada. ¿Qué ganamos con cumplir su ley y con que andemos afligidos en presencia del Señor de los ejércitos?»
15 ¡Ahora resulta que tenemos que llamar bienaventurados a los soberbios! ¡Los malvados no sólo prosperan, sino que ponen a Dios a prueba y salen bien librados!


Malaquías es el último libro que tenemos en nuestro Antiguo Testamento y uno de los últimos en escribirse (probablemente Joel sea un poco posterior, hacia el año 400 a.C.). No es casualidad que sea el que mejor “prefigure” el escenario que encontraría el Mesías cuando viniera: un pueblo que ya no caería más en la idolatría, pero que rápidamente se estaba volviendo hacia una religión vacía, ritualista. El Israel de la época de Jesús no caería en los pecados rituales allí denunciados pero sí en el mismo espíritu “religioso”, sin vida ni amor verdadero.

Malaquías expone lo que muchos no decían ni dirían ahora: “Servir a Dios no nos sirve de nada”. Pero cuidado, no saquemos conclusiones apresuradas…

Las cosas no resultaron tan maravillosas para la comunidad de judíos que volvió del exilio y se estableció en Israel: sequías y plagas ocurrían periódicamente, había enemigos acechando, las maravillosas promesas mesiánicas no se estaban cumpliendo. En definitiva, sus expectativas no resultaron satisfechas, y la vida podía ser incluso más dura que la de los judíos que se habían quedado en otras partes del imperio. Además de eso, alguna situación particular estaba ocurriendo en la comunidad por la que los injustos y malvados prosperaban sin que se viera ningún atisbo de justicia divina.

De verdad: había buenos motivos para mirar al cielo y decir: “¿Estás ahí, Señor?”

Ahora vamos hacia atrás en el libro y veamos qué había producido esta situación de desánimo y desesperanza:

Malaquías 1:6,7,13 RVC
6 »El hijo honra al padre, y el siervo respeta a su señor. Pues, si soy padre, ¿dónde está la honra que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? »Yo, el Señor de los ejércitos, les hablo a ustedes, los sacerdotes, que menosprecian mi nombre, y que incluso dicen: “¿Y cómo puedes decir que menospreciamos tu nombre?”
7 ¡Pues porque ofrecen pan impuro sobre mi altar! Y aun añaden: “¿En qué te hemos deshonrado?” ¡Pues en que piensan que mi mesa es despreciable!

13 Además, ustedes han dicho: “¡Cuán fastidioso es todo esto!”, y me desprecian y me traen como ofrenda animales robados, cojos o enfermos. ¿Acaso voy a aceptar que me presenten eso? Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

Ellos presentaban ofrendas y cumplían con sus “deberes religiosos”, pero Dios parecía no escuchar nada. Y así pasaba el tiempo, ellos esforzándose en lo que creían que estaba bien, y Dios… nada. ¿No se parece a algunas situaciones que nos toca vivir? ¿No ocurre que a veces podemos estar clavados durante años en algo donde nunca obtenemos una respuesta, y el Señor parece que no nos escucha?

Ahora bien, no se supone que siempre debamos conseguir lo que pedimos, de hecho tenemos el ejemplo de Pablo donde expresamente el Señor le dice que no le respondería su petición, sino que debía conformarse con ser fortalecido en Su gracia, nada más. Y puede ser que unas cuantas de esas situaciones que nos amargan caigan en esa misma clasificación: el Señor ha dicho que no, pero no queremos aceptarlo y por lo tanto seguimos insistiendo. En esas circunstancias, sin embargo, hay una respuesta, aunque no nos guste, y reconocemos que el Señor no nos ha abandonado.

Pero hay circunstancias en las que no hay respuesta, ¿por qué? La verdad es que no voy a decir aquí todos los por qués; creo que muchas veces se trata de un conflicto espiritual y / o de un proceso especial que Dios está siguiendo con nosotros, y nos exige insistir mucho más de lo que uno normalmente haría, para desarrollar tenacidad y persistencia.

Pero el caso de Malaquías es distinto. Evidentemente la respuesta se demoraba mucho, ninguna palabra, ni por sí ni por no, con lo que el pueblo había caído ya en el desánimo, es decir, en la actitud del que ya aceptó que Dios no se va a interesar en el asunto, que no hay más nada que hacer, pero de todas formas sabe que no hay otro camino, así que termina en una religión formalista: va a la iglesia, puede participar en algún ministerio (es más, incluso puede ser ministro y cumplir su “oficio”), cumple con sus deberes e intenta vivir una vida cristiana en el “mínimo aceptable”. En el fondo, ha perdido su primer amor; conserva las formas, pero sin amor.

Y el amor se pierde cuando se pierde el contacto, la relación, el pasar tiempo juntos, pero más que nada, la ilusión, el aprecio por el otro, porque el verdadero amor puede resistir incluso la separación.

Se puede llegar a un punto en el que la persona se acostumbre tanto a esta situación que ya ni sabe dónde se “perdió el tren”. Pero por cierto, en algún lugar fue. Y allí necesitamos la voz profética.

Malaquías 2:13-16 RVC
13 Una y otra vez cubren de lágrimas el altar del Señor. Lloran y gritan, pero el Señor no volverá la mirada para ver sus ofrendas, ni las aceptará con gusto.
14 ¿Y se preguntan por qué? Pues porque el Señor ha visto que has sido desleal con la mujer de tu juventud, con tu compañera, con la que hiciste un pacto.
15 ¿Acaso Dios no los hizo un solo ser, en el que abundaba el espíritu? ¿Y por qué un solo ser? Pues porque buscaba obtener una descendencia para Dios. Así que tengan cuidado con su propio espíritu, y no sean desleales con la mujer de su juventud.
16 Porque el Señor y Dios de Israel, el Señor de los ejércitos, claramente ha dicho que aborrece el divorcio y a quienes encubren su iniquidad. Tengan, pues, cuidado con su propio espíritu, y no sean desleales.

Aquí hubo una deslealtad muy grave en las relaciones sociales.

Malaquías 2:17 RVC
17 Ustedes han cansado al Señor con sus acciones. Y todavía se atreven a decir: «¿En qué lo hemos cansado?» Pues en que dicen: «Todo el que actúa mal agrada al Señor. Sí, el Señor se complace en ellos. De otra manera, ¿dónde está el Dios de justicia?»

Aquí falló seriamente la confianza en Dios.

Malaquías 3:8 RVC
8 «¿Habrá quien pueda robarle a Dios? ¡Pues ustedes me han robado! Y sin embargo, dicen: “¿Cómo está eso de que te hemos robado?” ¡Pues me han robado en sus diezmos y ofrendas!

No fueron generosos con lo que recibieron, sino que lo guardaron para sí. Aquí no se refiere al abuso en relación al dinero que ocurre en algunas iglesias, sino en el verdadero propósito que tenía (y sigue teniendo) el dinero que damos al Señor:

Malaquías 3:10 RVC
10 Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

Que haya verdadero alimento para todo el necesitado, y no solamente para que engorden unos pocos…

En definitiva:

Malaquías 3:7 RVC
7 Desde los días de sus antepasados no se han sometido a mis leyes, sino que se han apartado de ellas. Pero si se vuelven a mí, yo me volveré a ustedes. Yo, el Señor de los ejércitos, lo he dicho.» Pero ustedes dicen: «¿Cómo está eso de que debemos de volvernos a ti?»

Quiero ser cuidadoso con decir que siempre se trata de pecado personal lo que impida escuchar la voz de Dios. No es exactamente así, pero debemos tenerlo bien presente porque más de una vez puede ser una situación de pecado reiterado la que nos haya impedido escuchar Su voz, y eso nos haya llevado a una posición de religiosidad y un sentido profundo e inconfesado de que “Dios no se interesa por mí”.

Que el Señor nos de sabiduría en este sentido.


Danilo Sorti



583. Las piedras de tropiezo de los estudiantes de la Biblia


Algunos días antes de escribir este artículo tuve un par de entredichos en una página de Facebook destinada, supuestamente, a la filología y la exégesis bíblica. Claro, ¡yo estaba equivocado!, y no lo digo irónicamente; estaba equivocado porque pensaba que se trataba de una página cristiana… En realidad se trataba de discusiones académicas, vale reconocer, pero basadas en el estudio de la Biblia como libro meramente humano, dejando de lado cualquier interpretación espiritual, desde el punto de vista de Dios o mucho menos que acepte la inspiración del Espíritu Santo en la confección de las Escrituras. Es más, los escritores expresaron su fastidio hacia “estos creyentes fanáticos que usan la página para evangelizar” y reclamaron a los administradores que los tales fueran bloqueados.

Bueno, más allá de lo anecdótico que resulta eso a esta altura de la historia de la rebelión del ser humano, me sirvió para reflexionar en algunas “piedras de tropiezo” para los estudiantes de la Biblia, para aquellos que desean profundizar en ella y mucho más para unos cuántos teólogos expertos.


a)      La seducción del intelectualismo

No hay ejemplo más paradigmático en la Biblia y en la historia que Salomón, tanta sabiduría ¿para qué? Terminó en la locura de la idolatría.

Hermanos, seamos claros, la idolatría y cualquier estructura de pensamiento que niegue a Dios es errada, por más títulos académicos que acumule el tal, y por más inteligencia que tenga en determinados campos del conocimiento, tiene errores fundamentales. No es solo “no creer”, implica también literalmente errores en la estructura de pensamiento. El tema es largo y sé que a muchos les puede parecer extraño lo que digo, no lo voy a profundizar aquí, pero es algo que vengo analizando en los últimos tiempos y cada vez me convenzo más de ellos.

De todas formas, con o sin análisis, la palabra es clara:

Romanos 1:18-22 RVC
18 La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad y maldad de quienes injustamente retienen la verdad.
19 Para ellos, lo que de Dios se puede conocer es evidente, pues Dios se lo reveló;
20 porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
21 Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad.
22 Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios,

1 Corintios 1:21-22 RVC
21 Porque Dios no permitió que el mundo lo conociera mediante la sabiduría, sino que dispuso salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
22 Los judíos piden señales, y los griegos van tras la sabiduría,

La sabiduría “del mundo” no puede conocer a Dios, aunque esto no se refiere a la ciencia como ciencia en sí, ni a la filosofía como tal, o a los estudios históricos, o cualquiera sea el campo de conocimiento humano; se refiere al principio “del mundo” que los permea y les da su color. De hecho, cualquier campo de conocimiento humano es en definitiva una partecita de Dios mismo y es necesario redimirlo. Aún más: un corazón sincero, partiendo de cualquiera de los campos del conocimiento humano, inevitablemente llegará a recibir el testimonio de Dios a través de él.

El asunto es que ese “amor al conocimiento”, que precisamente es amor AL CONOCIMIENTO pero no al DADOR de ese conocimiento es la puerta (portón) abierta a los espíritus de error y engaño. El estudiante de la Biblia que se acerca a la exégesis, o a la historia, o a la filología con más amor al conocimiento que al Dador de ese conocimiento, ya le abrió las puertas a los espíritus de incredulidad y duda, que infectan todo conocimiento humano.

En esencia, es la misma tentación del Huerto: el árbol del conocimiento independiente de Dios versus el árbol de la vida (que es mucho más que conocimiento pero lo incluye) dependiente de Él.


b)      El espíritu griego

Daniel 10:20-21 RVC
20 Y me dijo: «¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque ahora tengo que volver a pelear contra el príncipe de Persia, y cuando termine de pelear con él, vendrá el príncipe de Grecia.
21 Aparte de Miguel, el príncipe de ustedes, nadie me ayuda contra ellos. Pero yo voy a revelarte lo que está escrito en el libro de la verdad.

El príncipe de Persia pasó, pero no leemos en ningún lado que haya pasado el de Grecia, y la verdad es que no necesitamos esta revelación bíblica para darnos cuenta de que está cada vez más vivito y coleando porque lo vemos en toda nuestra civilización.

Dios usó la cultura griega para esa síntesis de las Buenas Nuevas, al igual que la romana, pero el espíritu griego, llamémoslo Zeus que representaba a su principal deidad, se infiltró en la iglesia y la sociedad a lo largo de todo este tiempo.

Bueno, el hecho es que toda nuestra estructura científica y del conocimiento en sí está influida por este espíritu y los que están con él, y esos mismos infectan al estudiante bíblico que se acerca con mucho amor a la sabiduría pero no tanto al Sabio de la eternidad.


c)      El progresismo contraataca

Lo que llamamos progresismo hoy es la versión moderna del viejo marxismo, cuyo fundamento es el ateísmo y la oposición contra todo valor bíblico. Pero como ha logrado camuflarse tan bien, y se adhirió a algunos principios “cristianos” que otras vertientes políticas descuidaron, no son pocos los cristianos que están de alguna manera seducidos por él.

El progresismo domina en determinados ambientes académicos, especialmente en todos los de las ciencias sociales y humanas. De hecho, es difícil permanecer en esos ambientes si no lo reconocen a uno como, aunque sea, un poco progresista.

Ahora bien, el espíritu del progresismo es claramente la incredulidad y el rechazo de Dios. Cuando ese espíritu se infiltra a través de los ámbitos académicos en el estudio de la Biblia o de los idiomas, cultura e historia de la época, termina contagiando con su incredulidad al estudiante sincero, pero que ama más la sabiduría que a Dios.


d)     “Desconocer” la posición ideológica de partida

Esta cuestión es un poco más técnica, tiene que ver con el campo de la epistemología: todos partimos de una determinada posición ideológica, marco conceptual, pre conceptos de partida. Lo correcto es hacer eso explícito al principio de cualquier análisis. Pero la “crítica bíblica” asume posiciones que considera “la verdad” y por lo tanto no las hace explícitas, claramente, el hecho de que la historia bíblica puede explicarse sin Dios.

No hay otro ámbito del conocimiento humano en el que creer o no en Dios brinde resultados tan disímiles como el del estudio bíblico, es obvio. Con todo, los incrédulos que estudian la Biblia pueden aportar algunos datos interesantes, que deberán ser analizados bajo la luz del Espíritu, claro. Pero al menos deberían ser lo suficientemente honestos intelectualmente para aceptar su punto de partida y reconocer que otro puede brindar conclusiones distintas. Difícil de lograrlo… al menos, no seamos engañados.


e)      Falta de vivencia

Juan 7:17 RVC
17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, sabrá si la enseñanza es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.

Hebreos 11:3 RVC
3 Por la fe entendemos que Dios creó el universo por medio de su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de lo que no se veía.

2 Corintios 1:9 DHH
9 Nos sentíamos como condenados a muerte. Pero esto sirvió para enseñarnos a no confiar en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.

Supongamos que un cirujano aprendiera a operar por medio de los libros, y nosotros fuéramos su primera operación en vivo… ¿de verdad quisiéramos estar allí? Podríamos decir que prácticamente no hay conocimiento que de verdad de aprehenda si no lo vivenciamos, si no hacemos alguna “operación” con él. Aún las matemáticas, que resulta una disciplina totalmente abstracta, requiere que el estudiante trabaje con los números, operaciones y procedimientos. ¡Cuánto más algo tan vivencial como la Palabra de Dios!

Lo cierto es que la más profunda exégesis no reemplaza a la vivencia con el Espíritu para entender la Palabra, y por eso no suele resultar mucho más instructiva la enseñanza de alguien que vivió la experiencia con Cristo que un compendio de teología. Claro que la vivencia puede parecer mucho más humilde que las muchas letras, pero es mucho más poderosa.


f)       Falta de Espíritu

Juan 16:13 DHH
13 Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que van a suceder.

1 Juan 2:27 DHH
27 Pero ustedes tienen el Espíritu Santo con el que Jesucristo los ha consagrado, y no necesitan que nadie les enseñe, porque el Espíritu que él les ha dado los instruye acerca de todas las cosas, y sus enseñanzas son verdad y no mentira. Permanezcan unidos a Cristo, conforme a lo que el Espíritu les ha enseñado.

Bueno, lo espiritual no puede entenderse sin el Espíritu, y cualquier estudio bíblico carente del Espíritu en el mejor de los casos podrá brindarnos solo el marco de las enseñanzas espirituales, y en el peor, desviarnos seriamente.


g)      Tan cerca y tan lejos

Juan 18:38 RVC
38 Le dijo Pilato: «¿Y qué es la verdad?» Y dicho esto, salió otra vez a decirles a los judíos: «Yo no hallo en él ningún delito.

Pilato tenía la Verdad enfrente y no la reconoció, pero no seamos demasiado duros con él, a la mayoría de los hombres les ha pasado lo mismo. Los que se acercan a la Biblia como un libro humano, o al menos, limitando seriamente la explicación espiritual, no solamente están tan cerca y tan lejos, sino también constituyen un arma muy precisa de Satanás para contaminar a muchos.

Hablan sobre la Biblia, conocen mucho de la “periferia” de la Biblia: historia, idiomas, geografía, costumbres, comentarios; y con esas herramientas llegan al texto bíblico y logran escribir mucho con muchas palabras muy complejas, con lo cual terminan engañando a unos cuantos estudiantes sinceros y lo suficientemente inteligentes y capaces como para leer y entender los tales libros.

Así, buena parte de nuestra gente que ha recibido dones para entender y exponer las profundas verdades bíblicas termina cayendo en la incredulidad y el error, transmitiendo eso mismo a otros tantos, o bien, alejando del estudio bíblico sincero y productivo a los que se dan cuenta de la sequedad espiritual que transmiten.

Ahora bien, no es incorrecto utilizar otras herramientas para el estudio bíblico, pero debemos ponerlas en la perspectiva adecuada y siempre en un segundo plano detrás del Espíritu, además de cuidarnos de no ser infectados por los espíritus inmundos que impregnan esos estudios. De allí que no en cualquier momento estemos preparados para leer esos materiales, y en verdad, pocas veces nos sirvan para vivir la vida que agrada a Dios.

Notemos que en el Huerto no había dos árboles del conocimiento, uno según Dios y otro según el hombre, sino un árbol del conocimiento y un árbol de la Vida: Dios nos llama a vivir, a creerle y obedecerle, a amarle, y luego, como consecuencia, a entender las verdades más profundas muy fácilmente. En ese orden, no al revés.


Danilo Sorti


582. ¿Qué espíritu está detrás de la ideología de género?


Desde hace bastante tiempo me venía inquietando la pregunta de qué espíritu se mueve detrás del avance la homosexualidad y la ideología de género. En guerra espiritual uno suele reprender a un espíritu muchas veces por su manifestación, así podemos hablar de “espíritus de suicidio”, “espíritus de promiscuidad”, “espíritus de religión” (esos son los más difíciles…), etcétera. Pero no estaba conforme con eso, me parecía que no estábamos dando en el blanco, porque nos encontrábamos con algo cuyas raíces son más profundas.

Sabía que tenía que ver con los dioses griegos. No es esta una revelación “mía”, es algo que estudiamos también pero no solamente en guerra espiritual, de hecho cualquier personas que conozca un poco de la cultura occidental sabrá que la cosmovisión griega, y sus dioses, pasaron a los romanos, y posteriormente impregnaron a la iglesia católica en formación, con lo que se establecieron firmemente no solo en nuestras estructuras cristianas (y los evangélicos seguimos arrastrando mucho de eso) sino en el pensamiento occidental, y de ahí, al resto del mundo.

No quiero decir que los dioses griegos sean “los” principados espirituales originales, pero creo que los representan bien, que han sido el “envase” que utilizaron para establecerse luego en todo el mundo.

Entonces, deberíamos encontrar uno de esos espíritus que sea el que específicamente avive todo el tema de la agenda LGBTI y la ideología de género, que, evidentemente, ha ganado muchísimo poder en el mundo actual. Aclaremos, si ha tenido tanto alcance es porque ha habido una sociedad dispuesta a abrirle las puertas de par en par, pero no voy a hablar de eso ahora, concentrémonos en el principado; sabemos que atándolo convenientemente las mentes de las personas pueden ser lo suficientemente libres como para recibir la luz del Evangelio; después decidirán aceptar o no, es otro tema, el asunto es que el mensaje pueda llegar, y que aquellos que están engañados sean liberados.

¿Y quién es el candidato? No Afrodita, que más bien tendría que ver con la promiscuidad y cuyo reinado, que de hecho no cesó sino que sigue aumentando, ha tenido su momento de esplendor en la década del ’60. El candidato es Eros. Y no hace falta buscar mucho, en realidad, sobra la información sobre los dioses griegos porque ha sido un asunto de estudio clásico, de la literatura, de las obras de teatro, de la cultura… en fin, ¿realmente nos extraña que no sean ellos los principados que gobiernan el pecado de este mundo occidental?

Sabemos que tiene que ver con el amor sexual, pero veamos algunas notas sacadas de Wikipedia:

“Su estatua podía encontrarse en las palestras, uno de los principales lugares de reunión de los hombres con sus amados, y a él hacían sacrificios los espartanos antes de la batalla. Meleagro recoge este papel en un poema conservado en la Antología Palatina: «La reina Cipria, una mujer, aviva el fuego que enloquece a los hombres por las mujeres, pero el propio Eros convence la pasión de los hombres por los hombres».”

“Eros era un ayudante de Afrodita, que dirigía la fuerza primordial del amor y la llevaba a los mortales.”

“La adoración de Eros era poco común en la Grecia más antigua, pero más tarde llegaría a estar muy extendida. Fue adorado fervientemente por un culto a la fertilidad en Tespia y jugó un importante papel en los misterios eleusinos. En Atenas, compartió con Afrodita un culto muy popular y se le consagraba el cuarto día de cada mes.”

Es interesante notar lo que sigue: “La historia de Eros y Psique tiene una larga tradición como cuento popular del antiguo mundo grecorromano mucho antes de que fuera escrita … Eros se enamoró de Psique, y la llevó por arte de magia a su casa. Su frágil paz fue arruinada por una visita de las celosas hermanas de Psique, quienes hicieron que ésta traicionase su confianza. Herido, éste la expulsó y Psique vagó por la tierra, buscando a su amor perdido. Apuleyo atribuye en su obra una hija de Eros a Psique, Hedoné, cuyo nombre significa ‘placer’.”

Aquí tenemos claramente descrito al principado que hoy aviva la agenda de sodomización e hipersexualización de la sociedad y en especial de los niños. Recordemos que era muy común que los niños fueran introducidos en el amor homosexual por sus “pedagogos”, y muchos criados de capitanes y soldados de rango cumplían esa función. Algunos suponen, incluso, que el criado del centurión romano que fue sanado por Jesús era precisamente eso, aunque la Biblia no lo dice explícitamente.

Por más que unos cuantos hoy quieran hacerle decir otra cosa, la Biblia es clara respecto de la homosexualidad:

Levítico 18:22 RVC
22 »No te acostarás con un hombre como si te acostaras con una mujer. Eso es un acto aberrante.

1 Corintios 6:9-10 RVC
9 ¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se equivoquen: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se acuestan con hombres,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los malhablados, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

Y podríamos buscar otras citas más, el hecho, sin embargo, que debemos notar es que, siendo la homosexualidad extremadamente común en el mundo griego en el que se desenvolvió la primitiva Iglesia, no vemos a Pablo ni a esos primeros cristianos en “guerra contra” ella y eso debería prevenirnos de salir a la lucha contra un pecado, siendo que lo principal que necesita la sociedad es conocer al Dios de Salvación.

Dicho esto, por supuesto que estoy a favor de la lucha contra la ideología de género cuando es impuesta en nuestras escuelas, a nuestros hijos, y desde el estado. No somos llamados a hacer ninguna “guerra santa”, pero tampoco a tolerar libremente que las autoridades, que nosotros también elegimos, utilicen nuestros impuestos para promover su propia agenda. Creo que hemos sido demasiado tolerantes en este aspecto y es hora de cambiar. No nos corresponde a nosotros obligar a las personas a que crean lo que no quieren creer ni a que cambien su forma de vivir porque ni siquiera Dios mismo lo hace, pero sí nos corresponde participar en la vida pública de nuestras naciones e impedir que grupos minoritarios establezcan sus propias agendas.

Como siempre, la batalla es espiritual y una vez identificado el principado que aviva el asunto, es más fácil combatirlo.

De paso, recordemos algo más sobre este principado: “En el pensamiento griego parece haber dos aspectos en la concepción de Eros. En el primero es una deidad primordial que encarna no solo la fuerza del amor erótico sino también el impulso creativo de la siempre floreciente naturaleza, la Luz primigenia que es responsable de la creación y el orden de todas las cosas en el cosmos.”

Aunque después se modificó, originalmente lo vemos relacionado con los ritos de fertilidad, tal como el muy conocido Baal del Antiguo Testamento, relacionado con Asera, también relacionados con la promiscuidad y la homosexualidad, y la prostitución cúltica. El asunto es que tenemos una “necesidad” de creación, de producción, de vida, que es erróneamente dirigida hacia este principado, con lo que se le da la habilitación necesaria.

Bueno, aquí tenemos unas cuantas ideas importantes en relación con la lucha espiritual que nos toca enfrentar en nuestros países en este tiempo. Que el Espíritu nos de la sabiduría necesaria para llevarla a cabo.


Danilo Sorti



581. De Gálatas a Efesios: de la religión a la comunión – IX, más promesas de restauración


Isaías 49:14-18 RVC
14 Sión dice: «El Señor me ha abandonado. El Señor se olvidó de mí.»
15 ¿Pero acaso se olvida la mujer del hijo que dio a luz? ¿Acaso deja de compadecerse del hijo de su vientre? Tal vez ella lo olvide, pero yo nunca me olvidaré de ti.
16 Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos; siempre tengo presentes tus murallas.
17 Tus edificadores vendrán apresurados, y saldrán de ti los que te han destruido y asolado.
18 Alza los ojos y mira a tu alrededor: Todos estos se han reunido; han venido a ti. Yo te juro que todos ellos serán para ti como un fino vestido, y que te adornarán como a una novia. —Palabra del Señor.

Todo el capítulo 49 está repleto de promesas de restauración y consolación, que, como vimos, se aplicaron parcialmente a Israel en tiempos pasados y presentes, y se aplican espiritualmente a la Iglesia hoy, pero tendrán un cumplimiento literal en el Reino venidero. Su cumplimiento espiritual presente es la garantía del cumplimiento material futuro.

Es maravilloso entender que estas promesas se cumplen en la Iglesia, pero como solemos perdernos esta relación que estamos haciendo aquí, el modelo de Iglesia que “leemos” en el Nuevo Testamento se parece mucho a una lista de mandatos y cosas para hacer, sin un claro entendimiento de “qué” recibimos a cambio, o mejor dicho, con qué poder y promesas. No pasaba lo mismo con los primeros cristianos: ellos tenían casi únicamente el Antiguo Testamento, relatos orales y quizás alguna carta, pero como Escrituras propiamente dicho, nuestro Antiguo Testamento. Y allí podían leer estas promesas y llevarlas a su presente y su futuro, Y SOBRE ESAS PROMESAS es que ellos edificaban luego; por lo tanto, cuando leían mandatos y órdenes en relación a sus comunidades, eran correcciones que se añadían a las promesas y esperanzas que ya tenían.

A los abandonados de la sociedad, los parias, los esclavos sin derechos, el Señor les decía: “no los he abandonado, no me olvidé de ustedes”. En un tiempo donde el infanticidio, o el simple abandono de los niños, por la causa que sea, era una práctica común, la palabra era: “aunque su propia madre los deje, yo me hago cargo, no me olvido”.

Un esclavo podía ser tatuado como señal de propiedad, en cambio, Dios mismo le dice a Su pueblo que Él los tiene tatuados en sus propias manos. Cuando nadie pensaba en su bienestar, el Señor tenía presente aún sus contornos.

Vidas completamente destruidas, asoladas, arruinadas serán apresuradamente reconstruidas. Solitarios y abandonados, sin nadie que quisiera estar con ellos, serían rodeados por una verdadera familia, una multitud.

Esos primeros cristianos entendían esto y esto vivían. Por eso, cuando recibían las indicaciones de cómo organizarse, de qué conductas abandonar, qué prácticas establecer en la comunidad, no les resultaba pesado ni difícil porque ellos estaban viviendo en una realidad espiritual completamente nueva. Cualquier exigencia en realidad resultaba pequeña a comparación de todo lo que habían recibido.

Es claro que la realidad de muchas personas hoy no es demasiado diferente a la de esos primeros cristianos, quizás peor en varios sentidos, porque, al fin y al cabo, un esclavo era necesario para seguir sosteniendo el sistema, pero hoy cada vez más gente es totalmente innecesaria para este sistema actual.

Tal como leímos al principio del capítulo 49, estas palabras constituyen una herramienta de sanidad interior poderosísima.

Isaías 49:19-23 RVC
19 Ciertamente tu tierra devastada, arruinada y desierta, será demasiado estrecha para la multitud de tus habitantes, y los que te destruyeron serán apartados y alejados.
20 Aun los hijos de tu orfandad te dirán al oído: «Este lugar es demasiado estrecho para mí; hazme un espacio habitable.»
21 Y tú te pondrás a pensar: «¿Y quién me engendró estos hijos? Yo me había quedado sin hijos; estaba sola, peregrina y desterrada. ¿Quién crió a éstos? Me había quedado sola; ¿dónde estaban éstos?»
22 Así ha dicho Dios el Señor: «¡Miren! Yo levantaré mi mano a las naciones; levantaré a los pueblos mi bandera; y ellos traerán en brazos a tus hijos, y a tus hijas las traerán en hombros.
23 Sus reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; ante ti se inclinarán, sin levantar la vista del suelo, y lamerán el polvo de tus pies. Sabrás entonces que yo soy el Señor, y que no quedan avergonzados los que esperan en mí.»

Aquí tenemos una profecía que empezó a cumplirse en Israel en nuestro tiempo. Dramáticamente será una realidad en el Reino venidero, cuando las naciones se postren ante el Rey y reconozcan a Su pueblo, despreciado entre las naciones. ¿Esto es sólo para Israel? Bueno, muchos dirían eso, sólo que ese Israel en realidad estará plenamente incorporado a la Iglesia, por lo que yo creo que esa posición de honra será para la Iglesia de Cristo, incluidos Sus santos que vuelvan con Él en el tiempo de la restauración.

Isaías 49:24-26 RVC
24 ¿Puede arrebatársele el botín al guerrero? ¿Puede rescatarse al cautivo del poder del tirano?
25 Pues así dice el Señor: «Ciertamente el cautivo será rescatado del poder del guerrero, y el botín se le arrebatará al tirano; yo defenderé tu causa, y salvaré a tus hijos.
26 También haré que los que te despojaron se coman su propia carne, y que se embriaguen con su propia sangre, como si tomaran vino. Así todo el mundo sabrá que yo soy el Señor, el Fuerte de Jacob, tu Salvador y Redentor.»

El Señor rescató a Su Pueblo de un imperio que parecía completamente inexpugnable. El Señor nos ha rescatado de las garras del Adversario, el tirano por excelencia. El Señor mismo rescatará a todos los que crean en aquel tiempo de manos del peor tirano que haya existido sobre la Tierra.

Aquí tenemos un hermoso pasaje que podemos aplicar en la sanidad interior cuando trabajamos con regiones de cautividad; almas atrapadas por poderosos espíritus deben ser liberadas en el nombre del Señor.

Pero Dios tomará en cuenta a los enemigos, aquellos que ya no pueden ser rescatados, los que sellaron su propia perdición. Con todo, para algo van a servir: cuando Dios ejecute Su juicio sobre ellos, el resto del mundo lo reconocerá. No todos pueden ser salvos, y hay un momento en que los hombres definen su destino eterno. Sin embargo, el Señor les permite seguir viviendo para glorificarse en ellos.

Y todo el mundo sabrá quién es el Señor, que protege y salva a Su Pueblo. Finalmente, y no falta mucho para ello, todo el mundo sabrá que hay un Dios que juzga a las naciones, ya nadie más dudará de Su existencia, ni se atreverán a ofenderlo con sus palabras.

Con esto concluye el capítulo y también el tiempo de la Iglesia.


Danilo Sorti



580. De Gálatas a Efesios: de la religión a la comunión – VIII, el futuro mesiánico


Isaías 49:8-13 RVC
8 Así ha dicho el Señor: «En el momento favorable te responderé; en el día de salvación te ayudaré. Yo te protegeré, y tú representarás mi pacto con el pueblo, para que restaures la tierra y heredes las propiedades asoladas;
9 para que digas a los presos, a los que están en tinieblas: “Salgan de ahí; déjense ver”. En los caminos y en todas las alturas tendrán pastos y allí serán alimentados.
10 No tendrán hambre ni sed, ni los agobiará el sol ni el calor, porque quien les tiene misericordia los guiará y los llevará a manantiales de aguas.
11 Yo convertiré todos mis montes en caminos, y mis calzadas serán levantadas.
12 Estos que ven aquí vendrán de lejos; estos otros vendrán del norte y del occidente, y aquellos otros vendrán de la tierra de Sinim.»
13 Ustedes, los cielos, ¡canten alabanzas! Y tú, tierra, ¡canta de alegría! ¡Que prorrumpan los montes en alabanzas! ¡El Señor ha consolado a su pueblo, y se ha compadecido de sus pobres!

Este es uno de los muchos pasajes sobre el Reino venidero que encontramos en Isaías, quizás el libro que más en detalle lo describe. Pero esto lo encontramos inserto en el tema más general que estamos viendo en los capítulos 48 y 49, que enfocamos desde el punto de vista del éxodo de la Religión a la Fe, del reino babilónico al Reino de Dios, a la Iglesia ideal que vemos en Efesios.

Debemos recordar que la Iglesia tal como la conocemos hoy es en un sentido un paso intermedio; es el Reino de Dios, lo representa en la Tierra, tiene Su autoridad, pero no es todavía la plenitud de ese reino. Falta eso que los judíos esperaban aunque sin una visión muy clara, que Isaías describe abundantemente y que llamamos también el Reino Milenial.

En este momento que la Tierra enfrenta los cataclismos cada vez más severos las promesas de restauración se hacen cada vez más brillantes y necesarias para no caer en el desánimo ni perder la esperanza.

Todas las promesas tienen que ver con la Iglesia y se han cumplido en parte con ella, pero cualquiera puede darse cuenta de que no en su plenitud, y la verdad es que si miramos a la Tierra, para muchos cristianos no se han cumplido prácticamente nunca. Ya existen a nivel espiritual, y eso no es menos real, al contrario. Pero es necesario también saber lo que vendrá, por algo está escrito.

La interpretación evangélica tradicional ha circunscripto el Milenio a Israel, pero lo cierto es que el Israel que leemos en la Biblia ya no existe ni existirá más. Claro, no me estoy refiriendo a la nación, sino al camino de salvación; por supuesto que la nación seguirá existiendo, y también muchas naciones de la Tierra que hoy tenemos, pero ya todas las promesas quedaron incorporadas a la Iglesia, y los israelitas serán totalmente incorporados a ella durante el tiempo de los juicios. El Milenio “no” cumple las promesas dadas a Israel, cumple las promesas dadas a la Iglesia, a la que Israel se unirá. La Iglesia no termina con el arrebatamiento, aunque sí se produce un cambio muy radical.

¿Cuál es el sentido de estas promesas?

En varias oportunidades he hablado de Benjamín Solari Parravicini, un profeta vernáculo de Argentina. No es un profeta evangélico, no puedo decir que sea cierto todo lo que dijo, no estaría tan seguro de quién realmente lo inspiró, pero entiendo algunas cosas que las he podido comprobar y vivir en mi nación. Primero, Dios nunca deja a los pueblos sin un testimonio, aunque sea a través de profetas medio extraños; porque como tiene promesas para las naciones es necesario que la gente de esas naciones camine en ellas, aunque no lo conozcan y aunque no lleguen a ser salvos. Quién realmente lo inspiró no es demasiado relevante porque nada ocurrirá en el mundo espiritual sin que el Espíritu Santo lo permita. Y las mezclas, bueno, las podemos entresacar.

Ahora bien, ¿a qué viene todo esto? Pues al hecho de que entre sus profecías hay muchas sobre un futuro venturoso para la nación; Argentina ha pasado, y sigue pasando, por graves crisis, que por supuesto tienen que ver con los pecados del pueblo pero siempre con una fuerte “ayudita” externa. Y la nación se ha vuelto a levantar una y otra vez. ¿Cuánto influyeron las profecías de Parravicini en ello? No estoy hablando de los cristianos que tenemos las palabras y las promesas del Señor, estoy hablando de la nación, de los que conocen poco de Dios aunque lo suficiente como para prestar atención a esas profecías. No puedo asegurar cuánto, sería un estudio interesante de hacer, pero estimo que buena parte del ánimo y del espíritu que resurge en la nación en medio de las crisis y las terribles tormentas que asoman en el horizonte vienen de allí. Repito, no me refiero a los cristianos comprometidos, me refiero a la sociedad en general.

Bueno, ¿cuánto más entonces las promesas de la Biblia?

No estamos viviendo todavía en los tiempos terribles que vendrán, pero en medio de esos tiempos estas promesas serán una luz para los sobrevivientes. Hoy puede parecer extraño lo que digo, pero entonces no lo será, para nada.

Mientras tanto, estas promesas reflejan los lugares espirituales a los que somos llevados aquí y ahora cuando nos convertimos, aún viviendo en medio de la persecución, la necesidad y los cataclismos. Esos lugares de los que habla Efesios y que son un atisbo apenas de las glorias que tendremos en el cielo.

“En el momento favorable te responderé; en el día de salvación te ayudaré.” à hay un día en que el Señor se va a manifestar, pero la ayuda llegará sin falta para la nación.

“Yo te protegeré, y tú representarás mi pacto con el pueblo, para que restaures la tierra y heredes las propiedades asoladas” à en su sentido literal, se refiere aquí a la reconstrucción de la tierra luego de los cataclismos por venir.

“para que digas a los presos, a los que están en tinieblas: “Salgan de ahí; déjense ver” à esta es la iglesia escondida, perseguida, en el desierto tal como la muestra Apocalipsis; pero también se refiere a los que están presos espiritualmente hoy, en tinieblas espirituales y literalmente presos (en esos ámbitos), ellos también tienen libertad por medio de Cristo.

“En los caminos y en todas las alturas tendrán pastos y allí serán alimentados. No tendrán hambre ni sed, ni los agobiará el sol ni el calor, porque quien les tiene misericordia los guiará y los llevará a manantiales de aguas.” à Hambre y sed, calor agobiante, es lo que habrá en ese tiempo de juicio, y es lo que sienten hoy las personas que están presas espiritualmente: hambre y sed que procuran saciar con lo que no satisface realmente al espíritu, y desenfrenadamente buscan más y más pecado y perversión pensando que así lograrán tener esa paz anhelada. El calor, que no viene del sol sino de abajo, es lo que los mantiene continuamente alterados, cada vez más.

“Yo convertiré todos mis montes en caminos, y mis calzadas serán levantadas.” à un mundo destruido, sin caminos seguros, será reconstruido. Pero también, para el alma perdida, Cristo traza los caminos que debe seguir.

“Estos que ven aquí vendrán de lejos; estos otros vendrán del norte y del occidente, y aquellos otros vendrán de la tierra de Sinim.” à Los hijos de Dios reunidos. Israel comenzó a reunirse ya como una señal profética de lo que ocurrirá al final. Mientras tanto, en la Iglesia, el Cuerpo espiritual de Cristo, todos somos reunidos en ese mismo Cuerpo, y se completará esa unión cuando seamos levantados con Él.

“Ustedes, los cielos, ¡canten alabanzas! Y tú, tierra, ¡canta de alegría! ¡Que prorrumpan los montes en alabanzas! ¡El Señor ha consolado a su pueblo, y se ha compadecido de sus pobres!” à Esta es la promesa final, el canto de victoria sobre el mal y el pecado, sobre la destrucción, el hambre, la aridez y la necesidad, sobre la opresión del Adversario y de unos sobre otros, cuando los terribles juicios que todavía son futuros sean una negra historia que los escolares aprendan en sus clases, como algo lejano del pasado. Mientras tanto, ya somos partícipes de esa realidad espiritual cuando venimos a Cristo y cuando celebramos el cumplimiento de las promesas por venir.

Animémonos unos a otros con estas palabras.


Danilo Sorti