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b) Buscar la paja y tragarse la viga:
destrozar exegéticamente un pasaje mientras se olvida de otros
La profunda pecaminosidad y decadencia de todo el mundo
actual hace cada vez más evidente la inminencia, y la necesidad, de un juicio
por parte de Dios. Muchos de los que hoy se llaman cristianos evangélicos no
estarían de acuerdo conmigo debido al engaño del “evangelio de la prosperidad”;
otros tampoco debido a su visión de “mejoramiento social progresivo”, y
finalmente otros, los más bíblicos, pueden estar enfrascados en diversas
cruzadas contra las muchas falsas doctrinas que pululan.
Pero la doctrina del juicio sobre la tierra, formando una
unidad perfecta con la segunda venida de Cristo y la instauración del Reino
Davídico o Milenial, estuvo presente en los primeros años de la iglesia y
resulta central en la esperanza del Nuevo Testamento. Los cristianos más
fundamentados en la Biblia podrán estar de acuerdo conmigo.
El asunto que ha causado divisiones desde hace tiempo (y que
los predicadores de la prosperidad sistemáticamente callan) es si los creyentes
fieles pasaremos o no por los juicios del período llamado “la tribulación”
(incluyo ahí lo que se conoce como “tribulación” y “gran tribulación”).
En estos tiempos de “doctrinas chiclosas” (es decir, que se estiran como chicle para
acomodarlas a los gustos personales) y confusiones de palabras “ad infinitum”,
creo necesario que veamos el tema en toda su amplitud y en su relación lógica
con el resto de las doctrinas bíblicas.
Y digo “lógica” porque Dios no nos dio una mente para echarla
a la basura sino para usarla, habiendo sido renovada por Cristo. Lo que muchos
pregonan como “fe contra lógica” es una fachada para enseñar cualquier mentira y
no ser expuestos.
Creo que no se pueden agarrar algunos pocos versículos para
armar una doctrina fundamental de la fe ni mucho menos refutar tal doctrina
descuartizando esos pocos versículos. Cualquier doctrina fundamental y
fundacional debe estar cimentada en el Antiguo Testamento, en las palabras de
Jesús y en las palabras de los Apóstoles, además de armonizar con las otras
grandes doctrinas de la Biblia. Ese es mi paradigma de interpretación y el
recorrido que intentaré seguir.
También creo que Dios nos ha dado una mente espiritual tanto
como natural, ¡para que las usemos! Hay procesos de razonamiento lógicos que nos
ayudan a discernir la verdad.
A medida que el tiempo final se aproxima, debemos estar bien
alertas entendiendo lo que pasa y lo que en breve ocurrirá, para no desanimarnos
y terminar con gozo nuestra misión. Muy pronto, el tiempo de la Iglesia se habrá
terminado y una nueva era comenzará. A nosotros nos tocó estar en este período
de transición, eso significa que debemos completar lo que falta de la obra de
TODA la iglesia de estos casi dos milenios, dejar la semilla de testimonio
sembrada para los que creerán en medio de los terribles juicios de la
tribulación y prepararnos para cumplir nuestra función en el reino que vendrá. A
otros no se les dio ese privilegio ni esa responsabilidad, pero a nosotros sí.
¿Estaremos preparados?
Uno de los argumentos más fuertes que se utilizan para
afirmar que los creyentes fieles pasaremos por el tiempo de la tribulación es
que “necesitamos sufrir” para ser “purificados”. Por otro lado, el evangelio de
la prosperidad ha anatematizado la palabra sufrimiento. Entonces, ¿es una
experiencia de todo cristiano el sufrimiento?
Como dije, una de las cuestiones básicas en relación con los
sufrimientos del tiempo de la tribulación es si los cristianos pasaremos por
ellos o no. Por un lado, el satánico evangelio de la prosperidad ha narcotizado
a muchos cristianos de tal forma que han llegado a creer que la vida cristiana
se resume en vivir cómodamente, con abundancia de bienes materiales, buena salud
y bienestar terrenal. No voy a hablar de eso, supondré que el lector ya ha
descubierto tal engaño. Pero sí es importante que tengamos este paradigma como
“telón de fondo” ya que todos (o casi todos) los cristianos hemos sido afectados
en el algún momento y en alguna medida por él, y subyace siempre una queja
profunda en nuestras almas: ¿por qué tengo que sufrir? Bueno, no les echemos
toda la culpa a los predicadores de la prosperidad, al fin y al cabo, vivir bien
y ser prosperados es un deseo profundamente humano.
Dicho esto, vamos al punto: ¿es necesario que los hijos de
Dios pasemos por sufrimientos? O bien: ¿tenemos que pasar por los mismos
sufrimientos que pasan todos los mortales?
Si quisiéramos buscar todos los pasajes que hablan sobre el
tema sería demasiado largo, primera señal de que SÍ TODOS LOS CRISTIANOS TENEMOS
QUE PASAR POR SUFRIMIENTOS, pero veamos algunos:
Ø
Hechos 14:22 RVC
22
y allí infundían ánimo a los discípulos y los alentaban a mantener la fe. Les
decían: «Para entrar en el reino de Dios nos es necesario pasar por muchas
tribulaciones.»
Aquí se resume lo que veremos en esta sección: los problemas
y aflicciones son una parte ineludible del discipulado, no de la salvación,
porque en ese caso estaríamos cayendo de la gracia en una salvación por obras;
tampoco voy a hablar de ese tema aquí, voy a dar por sentado que el lector
entiende perfectamente que la salvación es por pura gracia, que no hay ningún
precio que pagar, que todo fue cancelado por Cristo en la cruz y que solamente
se requiere de nosotros un acto de fe. El asunto, entonces, no es “entrar” sino
lo que pasa después: ¿entramos a un lecho de rosas o más bien a un monte de
espinas?
Notemos el contexto del pasaje:
Hechos 14:21-23 RVC
21 Después de anunciar el evangelio en aquella ciudad y de
hacer muchos discípulos, los dos regresaron a Listra, a Iconio y a
Antioquía,
22 y allí infundían ánimo a los discípulos y los alentaban a
mantener la fe. Les decían: «Para entrar en el reino de Dios nos es necesario
pasar por muchas tribulaciones.»
23 También nombraron ancianos en cada iglesia, y luego de
orar y ayunar los encomendaron al Señor, en quien habían creído.
Pablo se encuentra en un viaje misionero, pero ahora no
exactamente evangelizando sino más bien discipulando a los nuevos creyentes; y
su mensaje se resumía en dos conceptos:
·
Ánimo y aliento
·
Advertir sobre las dificultades que vendrían
Los problemas de la vida cristiana no eran para Pablo un tema
secundario del discipulado, sino principal. Los predicadores de la prosperidad
(en todas sus variantes) no solo omiten el asunto sino que enseñan exactamente
lo contrario; bajo el pretexto de “obtener la victoria” se olvidan que el
ejemplo de los primeros cristianos registrado en la Biblia muchas veces estuvo
muy lejos de la “victoria” que ellos proclaman, pero fueron aprobados por Su
Señor… que no es el Señor de tales predicadores, por cierto.
Ø
Salmos 34:19 RVC
19
El justo pasa por muchas aflicciones, pero el Señor lo libra de todas ellas.
Los salmos están repletos de referencias a las dificultades
por las que pasan los siervos del Señor, y este versículo “resume” en cierto
sentido el mensaje del libro más largo de toda la Biblia: los santos
inevitablemente pasarán por muchas dificultades, a veces muy graves y sin salida
humana posible, pero Dios los rescatará.
El Nuevo Testamento nos daría luego el significado completo
de “rescatar”, esto es, que no siempre la victoria sería en esta tierra, sino en
la presencia del Señor, fuera de este cuerpo.
Apocalipsis 14:13 RVC
13 Entonces oí una voz que venía del cielo, la cual me decía:
«Escribe: De aquí en adelante, bienaventurados sean los que mueren en el Señor.»
Y el Espíritu dice: «Sí, porque así descansarán de sus trabajos, pues sus obras
los acompañan.»
Ø
Génesis 3:17 RVC
17
Al hombre le dijo: «Puesto que accediste a lo que te dijo tu mujer, y comiste
del árbol de que te ordené que no comieras, maldita será la tierra por tu causa;
con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
Obviamente que Dios nunca diseñó el estado actual del mundo y
el sufrimiento que acompaña a ABSOLUTAMENTE TODA PERSONA, cristianos incluidos,
sino que fue el resultado de la decisión del ser humano en un primer momento.
Pero no le echemos toda la culpa a Adán, porque de ahí en más, cada uno de
nosotros ha hecho su aporte para que la maldición sobre la tierra siga
extendiéndose y profundizándose. Si ese es el estado del mundo, nosotros no
podremos vivir en una “burbuja”:
Juan 17:15 RVC
15 No ruego que los quites del mundo, sino que los protejas
del mal.
Si viviéramos fuera del mundo, ¿a quién podríamos ministrar?
2 Corintios 1:4-7 RVC
4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para
que también nosotros podamos consolar a los que están sufriendo, por medio de la
consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
5 Porque así como abundan en nosotros las aflicciones de
Cristo, así también por el mismo Cristo abunda nuestra consolación.
6 Si nosotros sufrimos, es para que ustedes reciban
consolación y salvación; si somos consolados, es para que ustedes reciban
consuelo y puedan soportar como nosotros cuando pasen por los mismos
sufrimientos.
7 Firme es nuestra esperanza respecto a ustedes, pues sabemos
que así como participan en nuestras aflicciones, también participan en nuestra
consolación.
Ø
Salmos 119:71 RVC
71
Me convino que me hayas castigado, porque así pude aprender tus estatutos.
Los problemas y la aflicción constituyen LA PRINCIPAL
HERRAMIENTA PEDAGÓGICA del Señor para transformar nuestro carácter. Hermanos,
seamos absolutamente sinceros: ¿quién de nosotros se esforzaría en buscar más a
Dios si no pasara por dificultades y aflicciones? ¿No es acaso ése el problema
que tienen los ricos: su abundancia hace que no sientan necesidad de buscar a
Cristo, y muy difícilmente se acerquen a Él?
Démonos cuenta que los predicadores de la prosperidad (es
decir, del “evangelio según Satanás”), quienes obviamente no predican acerca del
valor de las aflicciones, tampoco predican sobre la santificación, sino más bien
sobre el éxito material, sobre el alcanzar metas y objetivos en la vida, y luego
barnizan todo diciendo que “es para la gloria de Dios”. ¿Por qué? Porque la
santificación sólo se consigue a través de la aflicción. El simple hecho de
haber tomado la decisión genuina de arrepentirse y creer implicó necesariamente
una dosis de aflicción; que para algunos pudo venir de la mano de duras pruebas
y grandes pérdidas, mientras que para otros pudi ser
mucho más sutil, pero inevitablemente hubo una dosis de aflicción.
Puedo dar testimonio de que cuando me convertí, allá cuando
tenía 14 años, no estaba pasando por ninguna enfermedad, ninguna crisis
financiera ni familiar ni ningún problema exterior grave, pero había un profundo
vacío en mi interior que me preocupaba mucho. Aunque desde afuera nadie habría
dicho que tuviera algún problema significativo, ¡también yo tenía mi dosis de
aflicción!
Y puedo seguir dando testimonio de que, las muchas
aflicciones por las que tuve que atravesar luego de convertirme sirvieron (y
continúan sirviendo) para pulir un carácter, digamos, bastante “rústico”. Bueno,
probablemente mi señora utilizaría otras palabras para describirlo, pero
dejémoslo así por ahora…
A veces se ha enseñado que si nosotros nos esforzamos por
obedecer al Señor en vez de que Él tenga que disciplinarnos, evitaremos las
aflicciones. Esto es verdad en parte, sin duda que si fuéramos completamente
fieles en obedecer Su Voz nos evitaríamos muchísimos problemas. Sin embargo, eso
no ocurre en la práctica porque ninguno de nosotros es perfectamente fiel. Pero
aclaro: mientras más obedientes somos, menos aflicciones innecesarias tendremos.
Sin embargo, hay otras que son necesarias, porque incluso el mismo Señor, que no
tuvo pecado, debió pasarlas:
Hebreos 2:9-10 RVC
9 Lo que sí vemos es que Jesús, que fue hecho un poco menor
que los ángeles, está coronado de gloria y de honra, a causa de la muerte que
sufrió. Dios, en su bondad, quiso que Jesús experimentara la muerte para el bien
de todos.
10 Porque convenía que Dios, por quien todas las cosas
existen y subsisten, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la
salvación de ellos, a fin de llevar muchos hijos a la gloria.
Un poco más adelante, la misma carta sigue diciendo:
Hebreos 12:5-11 RVC
5 y ya han olvidado la exhortación que como a hijos se les
dirige: «Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni te desanimes
cuando te reprenda;
6 porque el Señor disciplina al que ama, y azota a todo el
que recibe como hijo.»
7 Si ustedes soportan la disciplina, Dios los trata como a
hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no discipline?
8 Pero si a ustedes se les deja sin la disciplina que todo el
mundo recibe, entonces ya no son hijos legítimos, sino ilegítimos.
9 Por otra parte, tuvimos padres terrenales, los cuales nos
disciplinaban, y los respetábamos. ¿Por qué no mejor obedecer al Padre de los
espíritus, y así vivir?
10 La verdad es que nuestros padres terrenales nos
disciplinaban por poco tiempo, y como mejor les parecía, pero Dios lo hace para
nuestro beneficio y para que participemos de su santidad.
11 Claro que ninguna disciplina nos pone alegres al momento
de recibirla, sino más bien tristes; pero después de ser ejercitados en ella,
nos produce un fruto apacible de justicia.
Dado que ninguno de nosotros es perfectamente obediente,
todos estamos sujetos a la disciplina.
El mismo concepto había sido expresado siglos antes a nivel
nacional en Deuteronomio 28. Sobre eso el Espíritu Santo me dio un artículo hace
algunos años[1]
y allí podemos ver cómo Dios se vale
tanto de la bendición como de la maldición (léase: aflicciones) para corregir y
perfeccionar a Su pueblo.
Ø
Romanos 8:17-18 RVC
17
Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con
Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.
18
Pues no tengo dudas de que las aflicciones del tiempo presente en nada se
comparan con la gloria venidera que habrá de revelarse en nosotros.
La sola fe nos basta para entrar al Cielo, y eso ya es mucho
más de lo que jamás mereceríamos. Por pura gracia, nuestro Amado Dios y Padre ha
dispuesto que, además, tengamos tronos y coronas, es decir, niveles de autoridad
y comunión, que vienen dados por nuestra fidelidad y servicio sacrificial. Y
aquí está el valor de las aflicciones, no en sufrir por sufrir, sino en sufrir
por Cristo, conforme Él lo disponga.
Hermanos, no hay ningún mérito en el sufrimiento en sí mismo,
porque todos los seres humanos pasan por ellos y muchos simplemente continuarán
sufriendo por la eternidad en el infierno debido a que nunca se arrepintieron.
Esto se parece a la errónea frase de que “la experiencia enseña”. Cualquier
docente sabe que la experiencia por sí sola no enseña nada, uno aprende cuando
puede reflexionar sobre la experiencia y, mejor aún, tiene algún maestro que le
ayuda a aprender de ella. La experiencia por sí sola lo único que hace es fijar
conductas, y los seres humanos somos expertos en tropezar infinidad de veces con
la misma piedra.
Hay una recompensa eterna para los que soportan la aflicción
por causa de Cristo:
Mateo 5:11-12 RVC
11 »Bienaventurados serán ustedes cuando por mi causa los
insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase de mal.
12 Gócense y alégrense, porque en los cielos ya tienen
ustedes un gran galardón; pues así persiguieron a los profetas que vivieron
antes que ustedes.
2 Timoteo 2:12 RVC
12 Si sufrimos, también reinaremos con él; Si lo negamos,
también él nos negará.
Hebreos 11:24-26 RVC
24 Por la fe, cuando Moisés ya era adulto, rehusó llamarse
hijo de la hija del faraón,
25 y prefirió ser maltratado junto con el pueblo de Dios,
antes que gozar de los deleites temporales del pecado,
26 pues consideró que sufrir el oprobio de Cristo era una
riqueza mayor que los tesoros de los egipcios. Y es que su mirada estaba fija en
la recompensa.
Apocalipsis 20:4 RVC
4 Vi entonces unos tronos, y sobre ellos estaban sentados los
que recibieron la autoridad para juzgar. También vi las almas de los que fueron
decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos
son los que nunca adoraron a la bestia ni a su imagen, ni aceptaron jamás llevar
su marca en la frente ni en las manos; y éstos volvieron a vivir y reinaron con
Cristo durante mil años.
Mientras los predicadores de la prosperidad hablan solo de
cosas terrenales, el Espíritu Santo nos exhorta una y otra vez:
2 Corintios 4:18 RVC
18 Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en
las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no
se ven son eternas.
Hebreos 11, que es el capítulo de los héroes de la fe,
utiliza un recurso literario llamado “clímax”, en el que progresivamente se van
presentando casos cada vez más meritorios, por lo que lo más importante aparece
al final del texto. ¿Y a quiénes presenta, precisamente, en el final?
Hebreos 11:32-38 RVC
32 ¿Y qué más puedo decir? Tiempo me faltaría para hablar de
Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas,
33 que por la fe conquistaron reinos, impartieron justicia,
alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,
34 apagaron fuegos impetuosos, escaparon del filo de la
espada, sacaron fuerzas de flaqueza, llegaron a ser poderosos en batallas y
pusieron en fuga a ejércitos extranjeros.
35 Hubo mujeres que por medio de la resurrección recuperaron
a sus muertos. Pero otros fueron atormentados, y no aceptaron ser liberados
porque esperaban obtener una mejor resurrección.
36 Otros sufrieron burlas y azotes, y hasta cadenas y
cárceles.
37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a
filo de espada; anduvieron de un lado a otro cubiertos de pieles de oveja y de
cabra, pobres, angustiados y maltratados.
38 Estos hombres, de los que el mundo no era digno,
anduvieron errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las
cavernas de la tierra.
David no aparece al final, a pesar de ser el mayor ejemplo de
éxito con Dios; al final aparecen los “perdedores”, los que no lograron
(humanamente) nada, los que ofrecieron su vida, los ignorados, los despreciados,
pero que alcanzaron la mayor recompensa por su fidelidad, gente que el mundo no
merecía tener, demasiado santa para pisar esta tierra contaminada pero viviendo
en medio de grandes sufrimientos e injusticias.
El sufrimiento es una experiencia normal entre los
cristianos. En el estado caído actual del mundo, no solamente es inevitable,
sino aún necesario para que seamos perfeccionados. Por supuesto, sufrir por
necedad propia no tiene mérito, sino por la causa de Cristo:
1 Pedro 2:20 RVC
20 Porque ¿qué mérito hay en soportar malos tratos por hacer
algo malo? Pero cuando se sufre por hacer el bien y se aguanta el castigo,
entonces sí es meritorio ante Dios.
El tiempo de la tribulación será un tiempo de sufrimiento
como nunca hubo en la historia de la Tierra. Entonces, si el sufrimiento tiene
estas virtudes delante de Dios, ¿por qué no habríamos de pasar por ese proceso
extremo? ¿Por qué Dios evitaría ese proceso de “perfeccionamiento” en
nosotros?
El nivel de “perfección” que necesitamos, la medida de
justicia en nuestra vida, el nivel de santidad, es aquél que Dios determinó para
cada uno, porque Dios es soberano, es decir, tiene toda la autoridad para
decidir cuánto le corresponde a cada creyente.
Éxodo 4:11 RVC
11 Pero el Señor le respondió: «¿Y
quién le dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, o al que ve y
al que no ve? ¿Acaso no soy yo el Señor?
Hay algunos aspectos de la soberanía divina que no nos gustan
mucho; en el estado actual del mundo, la gente tiene oportunidades muy distintas
según donde nazca y lo que le pase en la vida; y normalmente tiene muy poco
control sobre eso. Dios lo sabe perfectamente y Dios permite que así sea, por
razones que no siempre podemos (o queremos) entender bien. Los engañadores de la
prosperidad pretenden hacernos creer que es posible “manipular” a Dios de tal
forma que nos aseguremos de que nada malo nos pase, y esto lo han hecho tan
hábilmente que difícilmente un cristiano se atreva a afirmar lo contrario, so
pena de ser condenado a la hoguera de los carnales e incrédulos.
Sea por lo que sea, es Dios quien finalmente permite que las
cosas ocurran de tal o cual forma. Pero no nos confundamos, esa voluntad
permisiva de ninguna manera equivale a la voluntad perfecta de Dios: que el Dios
perfectamente justo y santo permita determinadas cosas no significa que esas
cosas sean lo que Él verdaderamente desea. De hecho, muy poco de lo que ocurre
en el mundo hoy, y que Él permite, es lo que Su corazón hubiera deseado que
sucediera. Pero dadas las cosas como son, así debe ocurrir por ahora. No debemos
olvidar lo que leímos más arriba: Su perfecta justicia no ocurrirá en esta
Tierra (no al menos en este tiempo), sino en el cielo y por toda la eternidad.
Mientras tanto, muchas “injusticias” serán permitidas por el Señor.
Job 38:1-2 DHH
1 Entonces el Señor le habló a Job de en medio de la
tempestad.
2 ¿Quién eres tú para dudar de mi
providencia
y mostrar con tus palabras tu
ignorancia?
El verdadero problema del libro de Job no fue tanto el
sufrimiento por el que pasó sino la crisis de fe: ¿realmente Dios sabía lo que
hacía? ¿Seguía al control? ¿Le importaba lo que estaba pasando? Y la respuesta
fue un rotundo SÍ, pero no un “sí” simplote e ignorante, sino un “sí” demasiado
profundo como para que los mortales pudieran entenderlo.
Santiago 4:12 DHH
12 Solamente hay uno que ha dado la ley y al mismo tiempo es
Juez, y es aquel que puede salvar o condenar; tú, en cambio, ¿quién eres para
juzgar a tu prójimo?
Es precisamente la soberanía divina el fundamento que nos
impide erigirnos en jueces de nuestro prójimo (aunque eso no significa de
ninguna manera aceptar cualquier pecado sin exponer lo que está mal).
Esa autoridad, que el Adversario pretendía tener es la que
Jesucristo finalmente recibió luego de Su sacrificio:
Lucas 4:6 DHH
6 le dijo:
—Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos países.
Porque yo lo he recibido, y se lo daré al que quiera dárselo.
Mateo 28:18 DHH
18 Jesús se acercó a ellos y les dijo:
—Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la
tierra.
Veamos un pasaje más:
Isaías 43:13 RVC
13 »Yo soy Dios desde el principio. Nadie puede librar a
nadie de mi mano. Lo que yo hago, ¿quién puede impedirlo?»
Dios es perfectamente justo, pero comprender Sus juicios y Su
forma de actuar puede estar a veces muy lejos de nuestro entendimiento, por lo
que simplemente debemos descansar en Su soberanía y en Su providencia.
De la doctrina de la soberanía divina se deriva naturalmente
el hecho de que Él determinará y / o permitirá una medida de sufrimiento sobre
cada persona, cada sociedad, cada nación e incluso cada época histórica. Sería
muy interesante profundizar en los porqués de tales decisiones, y sin duda que
encontraríamos una lógica divina en cada caso (que podamos entenderla es otra
cuestión muy distinta) pero por el momento quedémonos con esta verdad: Dios es
soberano y Él determinará o permitirá las aflicciones por las que deberemos
pasar en esta tierra.
Lucas 16:24-25 RVC
24 Entonces gritó: “Padre Abrahán, ¡ten compasión de mí!
¡Envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y me refresque la
lengua, porque estas llamas me atormentan!”
25 Pero Abrahán le dijo: “Hijo mío, acuérdate de que,
mientras vivías, tú recibiste tus bienes y Lázaro recibió sus males. Pero ahora,
aquí él recibe consuelo y tú recibes tormentos.
La vida en la tierra fue muy desigual para Lázaro y para el
rico, y en ningún momento Jesús está convalidando esta desigualdad como algo
“necesario”; en última instancia Dios permitió que así
fuera. Pero luego llegó el momento de la retribución y hubo perfecta
justicia.
Mateo 16:28 RVC
28 De cierto les digo que algunos de los que están aquí no
morirán hasta que hayan visto al Hijo del Hombre venir en su reino.»
¿Por qué algunos sí y otro no? No se nos dice, simplemente
vemos que no a todos les iba a tocar la misma suerte.
Lucas 10:24 RVC
24 Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver
lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo
oyeron.»
¿Por qué los santos fieles de la antigüedad no tuvieron ese
privilegio? No se nos dice, simplemente, así fue.
Romanos 9:17-18 RVC
17 Porque la Escritura le dice a Faraón: «Te he levantado
precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por
toda la tierra.»
18 De manera que Dios tiene misericordia de quien él quiere
tenerla y endurece a quien él quiere endurecer.
Ese Faraón no debía estar ahí, era un rey indigno incluso
para una nación pagana, cualquier gobernante con un poco de cerebro se habría
dado cuenta rápidamente que debía dejar ir a los israelitas y no permitir que su
pueblo fuera destruido, pero Faraón no lo hizo. Dios permitió que llegara al
trono, y habiendo rechazado la voz de Moisés, fue endurecido hasta que se
cumpliera el castigo. Dios es soberano.
Lucas 13:1-5 RVC
1 En ese momento estaban allí algunos que le contaron a Jesús
el caso de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios
que ellos ofrecían.
2 Jesús les dijo: «¿Y creen ustedes
que esos galileos eran más pecadores que el resto de los galileos, sólo porque
padecieron así?
3 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten,
también morirán como ellos.
4 Y en el caso de los dieciocho, que murieron aplastados al
derrumbarse la torre de Siloé, ¿creen ustedes que ellos eran más culpables que
el resto de los habitantes de Jerusalén?
5 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten,
también morirán como ellos.»
En ambos casos Dios permitió un juicio sobre algunos, pero no
sobre otros que eran igual de pecadores, ¿por qué? No se nos dice
expresamente.
Jeremías 45:2-5 RVC
2 «Así ha dicho el Señor Dios de Israel: “Tú, Baruc,
3 te has quejado de que yo, el Señor, he añadido tristeza a
tu dolor. Dices estar fatigado de tanto gemir, y que no has hallado reposo.
4 Pero yo, el Señor, te digo que puedo destruir lo que antes
construí, y también arrancar lo que antes planté, es decir, toda esta
tierra.
5 No busques para ti grandes cosas, porque yo voy a traer el
mal sobre la humanidad entera. Pero a ti te dejaré escapar con vida por
dondequiera que vayas. Tu vida será tu botín de guerra.”» —Palabra del
Señor.
Baruc fue un hombre fiel y leal al profeta Jeremías, quizás
el único que creyó verdaderamente su mensaje en toda la región, y sin embargo no
recibió ninguna gran recompensa, que un hombre justo como él hubiera merecido,
aunque Dios le permitió conservar su vida en medio de las tremendas vicisitudes
que aún sobrevendrían. ¿Por qué?
Todos los apóstoles fueron martirizados, excepto Juan, que
murió de muerte natural. ¿Por qué?
Pablo fue el más fiel en el ministerio, pero aun así pasó por
muchísimos sufrimientos. ¿Por qué?
Y podemos continuar viendo ejemplo tras ejemplo de
situaciones en que se encontraron los personajes bíblicos que le tocaron “en
suerte” sin que hubiera una explicación causa – efecto evidente. Dios
permitió o dispuso determinada “suerte”
para cada uno, y esa “suerte” implicaba también una cuota de sufrimiento.
¿Vemos en algún momento a Jesús o a Pedro o a Pablo
procurando sufrir para “hacer puntos extras” en su recompensa eterna? No. Puede
ser que a veces Pedro y Pablo se hayan expuesto a sufrimientos innecesarios,
debido a su propia necedad, pero por cierto no fue por puro gusto.
Más de una vez quisieron matar a Jesús y Él simplemente pasó
entremedio o se escondió de ellos. Jesús no vino a sufrir “porque sí”, Él vino a
cumplir con el propósito del Padre y atravesó por el sufrimiento determinado en
el tiempo determinado.
Además de los muchos ejemplos bíblicos, es por demás de obvio
que las realidades de vida de los cristianos hoy en día y a lo largo de la
historia han sido muy distintas. Y aunque podemos atestiguar que los convertidos
generalmente son bendecidos n el tiempo y prosperan materialmente ellos y
(principalmente) sus descendientes, no siempre ocurre y el “punto de partida” de
cada uno es muy distinto.
Hay una medida de aflicción que Dios determina en Su
soberanía y nadie hace méritos procurando sufrir más allá de lo que el Señor ha
dispuesto. Entonces, ¿Dios determinó que los que lleguemos vivos pasemos por los
sufrimientos de la tribulación?
Más adelante veremos que el Señor dijo claramente que Sus
fieles no pasarían por los sufrimientos del juicio, y si Él lo dijo, así será,
¡porque Él es soberano! Pero no es por puro capricho, tiene una lógica que
intentaremos ver.
Cuando leímos más arriba el propósito de los sufrimientos,
vimos que tenían que ver con la perfección o santificación de los creyentes, no
para “ganar la salvación”. Distinto es el propósito de la aflicción sobre los no
creyentes, en su caso hay dos objetivos: o bien sirve para destruir a los que ya
no pueden ser salvos, o bien sirve para llamar al arrepentimiento a los que no
han querido creer por medio de la predicación del mensaje.
En el caso de Noé y de Lot no hubo ningún propósito de
arrepentimiento porque ya no había posibilidad de cambio; Dios simplemente
destruyó a los pecadores: para poder empezar de nuevo con la humanidad en el
caso de Lot y para que la extrema perversión de Sodoma no se extendiera por todo
el mundo (como finalmente ocurrió hoy).
En el caso de Egipto fue distinto, si bien hubo destrucción
sobre los impíos, también hubo un propósito de salvación hacia los paganos:
Éxodo 12:37-38 RVC
37 Los israelitas partieron de Ramesés a Sucot. Eran unos
seiscientos mil hombres de a pie, sin contar a los niños.
38 Con ellos se fue toda clase de gente, y ovejas, y
muchísimo ganado.
Esa gente que salió junto con Israel habían visto (y
probablemente, sufrido) las señales que Dios hizo en Egipto, y había comprendido
que el Dios de Israel era el Dios más poderoso de todos. No todos pudieron
seguir luego (como tampoco muchos israelitas pudieron), pero sin duda que unos
cuantos fueron integrados al Pueblo de Dios. Los juicios sobre Egipto cumplieron
su propósito de salvación hacia los otros pueblos.
El ejemplo más dramático lo vemos en Gabaón, que no había
sufrido ninguno de dichos juicios, que habían ocurrido hacía 40 años, pero que
los tenían tan presentes que hicieron todo lo posible por engañar a Josué y no
ser destruidos:
Josué 9:24 RVC
24 Ellos le respondieron: «Somos tus siervos. Según
entendimos, el Señor tu Dios le prometió a su siervo Moisés que les daría a
ustedes estas tierras, y que destruiría a todos sus habitantes. Lo que hicimos
se debió a que, cuando los vimos cerca de nosotros, tuvimos miedo de perder la
vida.
Y Dios hizo luego, en Gabaón, un milagro asombroso que
implicó nada menos que movimientos planetarios:
Josué 10:12-13 RVC
12 El día en que los amorreos fueron vencidos, Josué le habló
al Señor en presencia de los israelitas, y dijo: «Sol, detente en Gabaón; Y tú,
luna, en el valle de Ayalón.
13 Y el sol y la luna se detuvieron. Y el pueblo se vengó de
sus enemigos.» ¿Acaso esto no está escrito en el libro de Jaser? El sol se detuvo en medio del cielo, y durante casi
un día entero no se apresuró a ocultarse.
Dios recompensó la fe de unos paganos idólatras que estaban
destinados a la destrucción cambiando el curso de los planetas, para lo cual
tuvo que hacer unos cuando movimientos en toda la galaxia. ¡Mirá vos que clase de Dios tenemos!
El Diluvio, el fuego del cielo, las plagas de Egipto no
fueron aflicciones para perfeccionar justos, fueron juicios de destrucción sobre
la tierra, y, en algunos casos, llamado al arrepentimiento para algunos. Estos
fueron juicios en donde intervino la naturaleza, propiamente dicho, la mano de
Dios Padre. Los santos fueron protegidos de ellos.
Bueno, vamos a ser más precisos. ¿No creció la fe de Noé y su
familia, de Lot y los suyos, del pueblo de Israel? Sí. En realidad ellos fueron
perfeccionados (creció su fe y su conocimiento de Dios, y es de suponer que
también su devoción), pero no por haber quedado sometidos a los juicios sino por
haber sido librados milagrosamente de ellos.
Los juicios de la tribulación son, principalmente, juicios de
la naturaleza, los juicios de Dios Padre. Dios libró a Sus santos de la
destrucción de los juicios pasados, y lo más lógico es pensar que Dios también
librará a Sus fieles de la destrucción que vendrá.
Dios envía destrucción sobre los que no pueden ser redimidos.
En el caso de Noé vimos una abominable raza híbrida nacida de la unión
antinatural de ángeles caídos con seres humanos. En el caso de Lot, pecadores
completamente endurecidos por el pecado. No había redención posible para ellos y
no se aplicaba por lo tanto el concepto de “ser purificado por el sufrimiento”,
debían ser eliminados. Esos son los ejemplos que Jesús usa para el fin de estos
tiempos y en ambos casos los fieles fueron rescatados para que no cayeran en la
destrucción.
Lucas 17:26-30 RVC
26 Tal y como sucedió en los días de Noé, así también
sucederá en los días del Hijo del Hombre.
27 La gente comía y bebía, y se casaba y se daba en
casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y
los destruyó a todos.
28 Lo mismo sucedió en los días de Lot: la gente comía y
bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba casas;
29 pero cuando Lot salió de Sodoma,
llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.
30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se
manifieste.
Ahora bien, hay otros juicios parecidos que podemos encontrar
en la Biblia, en donde sí hubo protección en medio de él (referente a la
destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor):
Ezequiel 9:4-6 RVC
4 y le dijo: «Pasa ahora por en medio de la ciudad de
Jerusalén, y pon una señal en la frente de quienes gimen y claman a causa de
todas las cosas repugnantes que se cometen en ella.»
5 También escuché que a los otros les dijo: «Vayan tras él.
Recorran juntos toda la ciudad, y maten a todos sin misericordia. No perdonen a
nadie.
6 Comiencen por mi santuario y maten a los viejos, a los
jóvenes y a las doncellas, a los niños y a las mujeres, hasta que nadie quede
vivo. Pero no se acerquen a nadie que tenga la señal.» Ellos comenzaron por
matar a los ancianos que estaban delante del templo.
Algo similar está pasando cuando Jesús dijo (también ante una
guerra inminente):
Mateo 24:15-18 RVC
15 »Por tanto, cuando en el lugar santo vean la abominación
desoladora, de la que habló el profeta Daniel (el que lee, que entienda),
16 los que estén en Judea, huyan a los montes;
17 El que esté en la azotea, no baje para llevarse algo de su
casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su
capa.
En estos casos, los fieles no fueron quitados sino protegidos en medio del juicio. Pero Jesús
expresamente usa el ejemplo de Noé y de Lot, no el de la conquista de Jerusalén,
que los judíos conocían tanto o mejor que los primeros. El hecho de que haya
hecho esa selección dice mucho.
Pero los juicios de Apocalipsis son más graves que cada uno
de estos por separado, porque Jesús tiene que utilizar ambos ejemplos para
explicar lo que pasaría, y porque lo que leemos en el libro de Revelaciones es
suficientemente gráfico como para que nos demos cuenta.
Ahora bien, es cierto que vemos creyentes durante la
tribulación. ¿Quiénes son, de donde aparecieron?
Más adelante profundizaremos sobre el tema, pero dado que en
esta sección estamos hablando sobre los juicios, tratemos de hacer un paralelo
en ese sentido.
Jesús comparó el tiempo del fin con los días de Noé y Lot,
por lo que la secuencia lógica era que los fieles fueran quitados y luego
viniera el juicio de destrucción completa. Pero Apocalipsis nos amplía la
imagen. Allí vemos una sucesión de juicios que tienen un paralelo muy fuerte con
las plagas de Egipto. ¿Qué pasó en Egipto y quiénes fueron los que creyeron en
medio de las plagas?
Éxodo 8:22-23 RVC
22 Ese día, pondré aparte a la tierra de Gosén, donde habita mi pueblo, para que no haya en ella una
sola mosca. Así sabrás que yo, el Señor, estoy en medio de la tierra.
23 Voy a hacer distinción entre mi pueblo y el tuyo. Esta
señal tendrá lugar mañana.”»
Éxodo 9:4 RVC
4 Y el Señor hará distinción entre los ganados de Israel y
los de Egipto, de modo que no muera nada de lo que es de los hijos de
Israel.
Éxodo 9:26 RVC
26 El único lugar donde no hubo granizo fue la tierra de
Gosén, donde estaban los hijos de Israel.
Éxodo 10:23 RVC
23 En esos tres días, nadie pudo ver a su vecino, ni nadie se
movió de su sitio; en cambio, todos los hijos de Israel tenían luz en sus
casas.
Éxodo 11:4-7 RVC
4 Así que Moisés dijo: «Así ha dicho el Señor: “A la
medianoche pasaré a través de todo Egipto,
5 y todos los primogénitos egipcios morirán, desde el
primogénito del faraón, que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la
sierva que trabaja en el molino, y también todas las primeras crías de los
animales.
6 Habrá en todo Egipto un gran clamor, como no lo hubo antes,
ni jamás lo habrá.
7 Pero entre los hijos de Israel, ni un perro moverá su
lengua contra ellos, ni contra sus animales, para que sepan que el Señor hace
diferencia entre los egipcios y los israelitas.
Los juicios sobre Egipto no afectaron a los israelitas,
siendo la separación geográfica, es decir, estaban en otra ubicación. El Pueblo
de Dios no sufrió las plagas. Pero en el Egipto endurecido, estaban pasando
otras cosas.
Mientras Faraón seguía terco en su posición, en el pueblo
pagano que estaba sufriendo las plagas había gente que empezaba a pensar
distinto:
Éxodo 11:3 RVC
3 Y el Señor hizo que los egipcios vieran al pueblo con
buenos ojos. Moisés también era tenido en alta estima en la tierra de Egipto,
tanto a los ojos de los siervos del faraón como a los ojos del pueblo.
De tal manera que luego:
Éxodo 12:38 RVC
38 Con ellos se fue toda clase de gente, y ovejas, y
muchísimo ganado.
Estos no eran los israelitas que habían sido resguardados de
las plagas, sino los paganos que habían llegado a creer en el Dios de Israel EN
MEDIO y DEBIDO A los juicios que habían soportado. Es decir, los que habían
sobrevivido, claro está.
De nuevo vemos aquí al Pueblo de Dios siendo librado del
castigo y a un grupo de incrédulos sobrevivientes a los juicios que creen. Con
esto se nos hace clara la doctrina del arrebatamiento (que libra del castigo a
los santos) y de los creyentes durante el período de la tribulación (los
incrédulos que se quedaron y luego creyeron al ver los juicios); y la unión de
unos y otro en un nuevo pueblo camino a su tierra prometida.
Volvamos a Apocalipsis:
Apocalipsis 14:11 RVC
11 El humo de su tormento subirá por los siglos de los
siglos, pues ni de día ni de noche tendrán reposo los que adoren a la bestia y a
su imagen, ni nadie que acepte llevar la marca de su nombre.»
Por lo visto, no todos los que se queden recibirán la marca,
y mucho menos los que se estén convirtiendo en ese tiempo. Ahora bien, por lo
que leemos podemos suponer que los marcados no tienen vuelta atrás: sea lo que
sea que esa marca haga (en lo natural y / o en lo espiritual) es un punto de no
retorno: no queda más que la destrucción para ellos.
Pero los no marcados pueden ser rescatados, por lo que los
juicios son tiempo de arrepentimiento para ellos.
Aunque hasta aquí daría la impresión de que sí, la verdad es
que no. Por supuesto que una medida de sufrimiento por causa del Evangelio es
parte inseparable de la experiencia cristiana genuina (no necesariamente para
los cristianos tibios o falsos). Pero todo tiene una medida y un límite puesto
en la soberanía divina, y, lo más importante en esta sección, el sufrimiento no
es lo único que fortalece y perfecciona a los santos.
Volvamos a los tiempos de Jesús.
Juan 2:11 RVC
11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos
creyeron en él.
Juan 2:23 RVC
23 Mientras Jesús estaba en Jerusalén durante la fiesta de la
pascua, muchos, al ver las señales que hacía, creyeron en su nombre.
Juan 4:41 RVC
41 Y muchos más creyeron por la palabra de él,
Juan 6:68-69 RVC
68 Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna.
69 Y nosotros hemos creído, y sabemos, que tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente.»
Sea por los milagros o sea por las palabras de vida eterna,
la gente y los discípulos creían y eran fortalecidos en la fe y en el
conocimiento del Dios verdadero y, por consiguiente, en una vida en santidad.
Acá no hay sufrimiento sino todo lo contrario: hay sanidad, hay restauración,
hay entendimiento liberador, hay gozo, hay vida. Y todo eso estaba dando frutos
para salvación y santificación.
Podemos seguir a lo largo del libro de Hechos, acompañando a
los apóstoles en los milagros que realizaban, y gozarnos en toda la gente que
estaba entrando en el Reino de Dios no por alguna prueba o sufrimiento, sino
precisamente por haber sido LIBRADOS MILAGROSAMENTE de ellos. La misma
liberación milagrosa que ocurrió con Noé y con Lot, y que profundizó la fe y la
devoción en ellos (aunque el miedo pudo más en el caso de Lot).
En todos los Evangelios y Hechos, la fe nace y es fortalecida
a través de los milagros. Pero también podemos ver casos de liberación milagrosa
de una muerte segura, produciendo aún más confianza y devoción en los siervos de
Dios:
Hechos 12:3-11 RVC
3 Y al ver que esto agradó a los judíos, mandó aprehender
también a Pedro, en la fiesta de los panes sin levadura.
4 Luego lo encarceló y lo entregó a cuatro grupos de
soldados, para que lo vigilaran. Cada grupo estaba compuesto de cuatro soldados,
y Herodes tenía la intención de presentarlo ante el pueblo después de la
pascua.
5 Mientras que Pedro era bien vigilado en la cárcel, en la
iglesia se oraba constantemente a Dios por él.
6 La noche en que Herodes lo iba a sacar, Pedro estaba
durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y frente a la puerta había
también guardias que vigilaban la cárcel.
7 De pronto una luz iluminó la cárcel y apareció un ángel del
Señor, el cual tocó a Pedro en el costado para despertarlo, y le dijo: «¡De prisa, levántate!» Y al instante las cadenas se le
cayeron de las manos.
8 Entonces el ángel le dijo: «Recoge tu ropa y átate las
sandalias; envuélvete en tu manto y sígueme.» Y Pedro obedeció.
9 Salieron de la celda y Pedro lo siguió, aunque creía que lo
que el ángel hacía era una visión.
10 Pasaron la primera y la segunda guardia, y al llegar a la
puerta de hierro que daba a la ciudad, ¡ésta se abrió por sí misma! Una vez
afuera, cruzaron una calle y luego el ángel desapareció.
11 Entonces Pedro volvió en sí, y dijo: «Ahora me doy cuenta
de que en verdad el Señor envió su ángel para librarme de Herodes y de todo lo
que el pueblo judío esperaba hacer.»
2 Corintios 1:8-10 RVC
8 Hermanos, no queremos que ustedes ignoren nada acerca de
los sufrimientos que padecimos en Asia; porque fuimos abrumados de manera
extraordinaria y más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la
esperanza de seguir con vida.
9 Pero la sentencia de muerte que pendía sobre nosotros fue
para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los
muertos;
10 y él nos libró, y nos libra, y aún tenemos la esperanza de
que él seguirá librándonos de tal peligro de
muerte,
¡Cuidado! Los apóstoles estaban a las puertas de la muerte,
es decir, no la estaban pasando bien para nada; pero fueron librados de la
destrucción porque aún su obra no se había terminado. Y en el proceso de
liberación recibieron un entendimiento más profundo del Señor, su fe fue
fortalecida y animaron a muchos otros. Es decir, el rescate milagroso también
produjo crecimiento espiritual.
Salmos 30:1-4 RVC
1 Te alabo, Señor, porque me has salvado; porque no dejaste
que mis enemigos se burlaran de mí.
2 Mi Señor y Dios, te pedí ayuda, y tú me sanaste;
3 tú, Señor, me devolviste la vida; ¡me libraste de caer en
el sepulcro!
4 Ustedes, pueblo fiel del Señor, ¡canten salmos y alaben su
santo nombre!
Salmos 56:11-13 RVC
11 Confío en ti, mi Dios, y no tengo miedo; ¿qué me puede
hacer un simple mortal?
12 Dios mío, yo tengo presentes mis votos, y habré de
tributarte alabanzas,
13 porque me libraste de la muerte y evitaste que mis pies
tropezaran para que ante ti camine en la luz de la vida.
Salmos 116:8-9 RVC
8 Tú, Señor, me libraste de la muerte, enjugaste mis lágrimas
y no me dejaste caer.
9 Por eso, Señor, mientras tenga vida, viviré según tu
voluntad.
Podríamos hacer una lista muy larga que nos muestran que las
bendiciones de Dios también producen santidad, alabanza, crecimiento espiritual,
fe, devoción y toda clase de virtud en el creyente fiel.
¿Qué podemos concluir? ¿Los sufrimientos son necesarios para
el creyente? Sí, no hay duda de ello. Pero el perfeccionamiento de los santos no
depende solo de los sufrimientos, sino también de las bendiciones y respuestas
divinas. Es decir, no podemos hacer una ley inmutable diciendo que SOLAMENTE los
sufrimientos perfeccionan al creyente, ni que necesariamente el sufrimiento
continuo será la experiencia de todo creyente. Es parte, es necesario, pero no
es lo único. Dios se nos revela como un Dios de amor y compasión, no solamente
de justicia, por lo tanto, bendición y sufrimiento son parte de Su acción sobre
nosotros.
Para dejar en claro que la idea de que únicamente el
sufrimiento continuo y constante perfecciona al creyente no es correcta, veamos
este último concepto.
Génesis 1:4 RVC
4 Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de
las tinieblas;
Génesis 1:6 RVC
6 Luego dijo Dios: «¡Que haya algo
firme en medio de las aguas, para que separe unas aguas de otras aguas!»
Génesis 1:14 RVC
14 Luego dijo Dios: «¡Que haya
lumbreras en la bóveda celeste, para que separen el día de la noche y sirvan de
señales para las estaciones, los días y los años!
Génesis 1:18 RVC
18 para que reinaran en el día y en la noche, y para que
separaran la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
Una parte esencial de la naturaleza divina es poner límites,
“separar” tal como está expresado en el primer capítulo de la Biblia.
Job 26:10 RVC
10 Para las aguas ha establecido un límite, lo mismo que para
la luz y las tinieblas.
Job 38:10-11 RVC
10 establecí para el mar este decreto que ponía límite a sus
movimientos:
11 “Podrás llegar hasta aquí, pero no más allá. Hasta aquí
llegarán tus orgullosas olas.”
Este hecho de poner límites, que queda ilustrado a través de
la naturaleza, también se aplica al hombre:
Job 14:5 RVC
5 Los días del hombre ya están contados; tú has decidido ya
cuántos meses vivirá; su vida tiene un límite que no puede traspasar.
Mateo 6:27 DHH
27 En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá
prolongar su vida ni siquiera una hora?
Y como entendió el Predicador, se aplica a todas las
circunstancias de la vida humana:
Eclesiastés 3:1-8 RVC
1 Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para
toda actividad:
2 El momento en que se nace, y el momento en que se muere; el
momento en que se planta, y el momento en que se cosecha;
3 el momento en que se hiere, y el momento en que se sana; el
momento en que se construye, y el momento en que se destruye;
4 el momento en que se llora, y el momento en que se ríe; el
momento en que se sufre, y el momento en que se goza;
5 el momento en que se esparcen piedras, y el momento en que
se amontonan; el momento de la bienvenida, y el momento de la despedida;
6 el momento de buscar, y el momento de perder; el momento de
guardar, y el momento de desechar;
7 el momento de romper, y el momento de coser; el momento de
callar, y el momento de hablar;
8 el momento de amar, y el momento de odiar; el momento de
hacer la guerra, y el momento de hacer la paz.
En muchas y diversas circunstancias vemos a Dios poniendo
límites: Sus mandamientos eran límites, el reparto de la tierra de Canaán
implicaba límites, la misma tierra que le daría a los israelitas era un límite,
hay un límite para la maldad que está dispuesto a soportar:
Génesis 15:16 RVC
16 Y después de cuatro generaciones volverán acá; porque
hasta ahora no ha llegado todavía a su colmo la maldad de los amorreos.»
Jesús tuvo límites en Su ministerio terrenal:
Mateo 15:24 RVC
24 Él respondió: «Yo no fui enviado sino a las ovejas
perdidas de la casa de Israel.»
Juan 5:19 RVC
19 Entonces Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo:
El Hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que ve que el Padre hace;
porque todo lo que el Padre hace, eso mismo lo hace el Hijo.
La iglesia misma era un límite: los que estaban adentro y los
que estaban afuera, los dones espirituales y los ministerios implican límites:
qué puede hacer cada uno y qué no.
Esos límites sirven para que el hombre encuentre a Dios:
Hechos 17:26-27 RVC
26 De un solo hombre hizo a todo el género humano, para que
habiten sobre la faz de la tierra, y les ha prefijado sus tiempos precisos y sus
límites para vivir,
27 a fin de que busquen a Dios, y puedan encontrarlo, aunque
sea a tientas. Pero lo cierto es que él no está lejos de cada uno de
nosotros,
Siempre hemos pensado los límites de manera negativa, porque
tenemos la impronta de la Serpiente Antigua, que nos sedujo a romper los límites
divinos:
Génesis 3:1 RVC
1 La serpiente era el animal más astuto de todos los que Dios
el Señor había creado. Así que le dijo a la mujer: «¿Así que Dios les ha dicho a ustedes que no coman de ningún
árbol del huerto?»
Pero si volvemos a leer el primer capítulo de Génesis en
realidad nos damos cuenta de que el mismo proceso creativo necesitaba del
establecimiento de límites, es decir, sin límites no hay creación, no hay
acción, no hay vida posible. Los límites que Dios nos pone y que tanto nos
afligen son en realidad el lienzo donde podemos pintar nuestras vidas: todo
lienzo tiene un límite, pero si no hay algún límite es que tampoco hay un lienzo
para pintar.
Con esto en mente, podemos ver que el concepto de “límite”
llena la Biblia de principio a fin.
Cuando ángeles y humanos se corrompieron creando una raza
híbrida, es decir, rompiendo el límite que Dios había establecido entre ambos
seres, Dios mismo les puso un límite a su existencia, en ese caso, a través del
agua que se salió de su límite natural, aunque el juicio también tuvo su límite
temporal.
Cuando los hombres de Sodoma rompieron los límites naturales,
Dios puso límite a su existencia a través de fuego del cielo que “se salió” de
su límite, pero esa vez también hubo un límite físico.
Y en ambos casos, hubo separación entre justos e
injustos.
Cuando la maldad del ser humano llegue al límite, muy pronto,
Dios mismo pondrá un límite a esa raza corrupta, ¿tal vez “híbrida”? No lo sé,
pero el avance vertiginoso de la manipulación genética, que mete mano humana en
el núcleo creativo por excelencia de todo ser vivo, su ADN, y lo que pueda ser
“la marca de la Bestia”, de la cual no hay vuelta atrás, es decir, no hay ya
arrepentimiento posible, podrían sugerir que algo así pasará en el fin de los
tiempos. Pero es solo una hipótesis.
Siguiendo el mismo razonamiento, es decir, habiendo
determinado esta característica de la naturaleza de Dios, no es descabellado
suponer que a la vez que pone límites a la maldad humana a través del juicio,
pone un límite al sufrimiento de los fieles a través del arrebatamiento, antes
del juicio.
Para concluir:
1 Corintios 10:13 RVC
13 A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no
sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una
prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará
la salida, para que puedan sobrellevarla.
1 Pedro 5:6-10 RVC
6 Por lo tanto, muestren humildad bajo la poderosa mano de
Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.
7 Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene
cuidado de ustedes.
8 Sean prudentes y manténganse atentos, porque su enemigo es
el diablo, y él anda como un león rugiente, buscando a quien devorar.
9 Pero ustedes, manténganse firmes y háganle frente. Sepan
que en todo el mundo sus hermanos están enfrentando los mismos sufrimientos,
10 pero el Dios de toda gracia, que en Cristo nos llamó a su
gloria eterna, los perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá después de
un breve sufrimiento.
La prueba también tiene un límite.
Creo que en el fondo, la razón por la que algunos cristianos
sostienen que deberemos pasar por la tribulación es una especie de complejo de
culpabilidad: ellos mismos han tenido vidas tranquilas y prósperas,
probablemente no demasiado comprometidas con las necesidades de los otros, y al
ver el enorme sufrimiento de nuestros hermanos en otras partes del mundo, les
agarra una especie de culpa que pretenden “expiar” al “pasar” por la
tribulación.
Y la verdad es que tiene mucho de heroico prepararse
resignadamente a sufrir en esos terribles juicios. ¡Qué cristiano más
sacrificado y abnegado!
Hermanos:
Isaías 53:4 RVC
4 Con todo, él llevará sobre sí nuestros males, y sufrirá
nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha
herido y humillado.
No necesitamos pasar por ningún dolor o sufrimiento; cuando
pasamos por ellos es porque el Señor quiere aumentar nuestra recompensa en el
cielo.
Santiago 1:2-3 RVC
2 Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén
pasando por diversas pruebas.
3 Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce
paciencia.
La “prueba” la da el maestro, no la decide el alumno. Cuántas
prueba tendrá, con qué frecuencia y con qué profundidad son prerrogativas del
maestro, no del alumno. Y nosotros no somos los maestros sino los alumnos.
Si hay algún conflicto oculto en nuestra psiquis que nos
“obligue a pasar por el sufrimiento”, bueno, el Espíritu Santo es un psicólogo
excelente.
Hasta ahora hemos seguido unos cuantos razonamientos en
relación con la naturaleza de Dios y Su forma de obrar, vinculada con el
sufrimiento y una cuestión de base: ¿necesitamos seguir sufriendo durante los
juicios de la tribulación, para ser perfeccionados?
Quizás no hayamos respondido todavía de manera concluyente a
la pregunta, pero creo que quedó en claro que el sufrimiento no es un “valor
absoluto” y no hay necesidad de “seguir siendo purificados a través del
sufrimiento” más allá de la medida que Dios determine. Y, por otra parte, la
“purificación por el sufrimiento” también es un concepto relativo porque vimos
que no son solamente las aflicciones las que nos ayudan a crecer en la fe.
Ahora bien, ¿tenemos pasajes que expresamente digan que
seremos quitados del juicio por venir? ¿Y por qué habríamos se serlo? ¿Y por qué
otros se quedarían?
La doctrina del Rapto es más que nada una doctrina de la
iglesia: Israel no iba a ser llevada por el Señor porque ellos no iban a aceptar
a su Mesías; por consiguiente, Israel debía estar preparado para pasar por la
tribulación y recibir luego el Reino Davídico prometido, que es lo mismo que el
Reino Milenial.
Jesús estableció la doctrina del arrebatamiento:
Lucas 17:34-36 RVC
34 Yo les digo que esa noche, si dos están en una cama, uno
de ellos será tomado, y el otro será dejado.
35 Si dos mujeres están moliendo juntas, una de ellas será
tomada, y la otra será dejada.
36 Si dos están en el campo, uno de ellos será tomado, y el
otro será dejado.»
Para reforzar la idea, Jesús dio dos indicaciones precisas
antes de estas palabras:
Lucas 17:27 RVC
27 La gente comía y bebía, y se casaba y se daba en
casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y
los destruyó a todos.
Lucas 17:29 RVC
29 pero cuando Lot salió de Sodoma,
llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.
En ambos casos, el juicio de destrucción no comenzó hasta que
los santos fueron quitados de en medio. En ambos casos, fue la intervención
sobrenatural la que salvó a los fieles; Dios cierra el arca, los ángeles sacan a
Lot. Lo mismo en la venida del Hijo: unos son tomados y otros son dejados. Las
palabras griegas son claras al respecto. No hay otra interpretación lógica para
eso que el “Rapto”, el “Arrebatamiento” o como se lo quiera llamar. El hecho de
estar en el mismo contexto donde se expresan dos juicios de destrucción
fortalece la interpretación del tercer hecho en ese sentido.
De paso digamos que en el mismo pasaje el Señor nos está
dando la indicación de que no todos se irán: tanto en Lucas como en Mateo vemos
a “dos” que están juntos y que luego son separados. Si bien esto no nos dice que
necesariamente ambos profesaran la misma fe, dado que la conversión, para la
mentalidad de la sociedad de aquel entonces era más bien un asunto familiar
antes que individual (a diferencia de nuestra mentalidad), y dado el rechazo y
separación que estaban viviendo los discípulos en ese momento (Lucas 12:51 RVC
¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no,
sino más bien división. ) no es descabellado suponer que esos “dos” que estaban
juntos profesaban también la misma fe, aunque evidentemente uno era genuino y el
otro no.
Y hay otra indicación sugestiva:
Lucas 17:31-33 RVC
31 En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes
en su casa, que no baje a tomarlos; y el que esté en el campo, que no regrese a
su casa.
32 ¡Acuérdense de la mujer de Lot!
33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el
que la pierda, la salvará.
Mateo 24:44-51 RVC
44 Por tanto, también ustedes estén preparados, porque el
Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo esperen.
45 »¿Quién es el siervo fiel y
prudente, al cual su señor deja encargado de los de su casa para que los
alimente a su tiempo?
46 Bien por el siervo que, cuando su señor venga, lo
encuentre haciendo así.
47 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus
bienes.
48 Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “Mi señor
tarda en venir”,
49 y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a
beber con los borrachos,
50 el señor de aquel siervo vendrá en el día menos pensado, y
a una hora que nadie sabe,
51 y lo castigará duramente, y le hará correr la misma suerte
de los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
En otro artículo expliqué por qué pienso que un breve tiempo
antes del arrebatamiento seremos avisados[2],
teniendo eso en mente, se aclara el significado de estos pasajes: aquellos que
reciban el último aviso podrán optar por responder positivamente y terminar de
preparase o no y aferrarse a sus cosas materiales; uno se irá y el otro se
quedará con los hipócritas. ¿Y quiénes son los hipócritas? Pues los que
aparentaron ser pero no eran. Obviamente, ellos no son los candidatos a ser
arrebatados, y resulta muy lógico suponer que SÍ pasarán por la tribulación.
En los Evangelios encontramos otras referencias sugestivas en
relación con el arrebatamiento:
Juan 14:3 RVC
3 Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, y los
llevaré conmigo, para que donde yo esté, también ustedes estén.
Mateo 13:30 RVC
30 Dejen que crezcan lo uno y lo otro hasta la cosecha.
Cuando llegue el momento de cosechar, yo les diré a los segadores que recojan
primero la cizaña y la aten en manojos, para quemarla, y que después guarden el
trigo en mi granero.”»
El primer pasaje puede interpretarse también en relación con
la muerte del cristiano, aunque Jesús está usando el plural y no el singular,
pero el segundo difícilmente lo sea.
Una referencia más clara aparece en Lucas 21:
Lucas 21:34-36 RVC
34 »Pero tengan cuidado de que su corazón no se recargue de
glotonería y embriaguez, ni de las preocupaciones de esta vida, para que aquel
día no les sobrevenga de repente.
35 Porque caerá como un lazo sobre todos los que habitan la
faz de la tierra.
36 Por lo tanto, manténganse siempre atentos, y oren para que
se les considere dignos de escapar de todo lo que habrá de suceder, y de
presentarse ante el Hijo del Hombre.»
Sería imposible escapar de un juicio que vendrá sobre TODA la
Tierra permaneciendo en ella; la única forma es, precisamente, ¡salir del
planeta! A su vez, Jesús afirma claramente que no todos escaparán, y Él no está
hablando aquí de los incrédulos, sino que es un mensaje dirigido a los
creyentes. Algunos, entonces, sí pasarán por la tribulación.
Veamos el capítulo 25 de Mateo para reforzar esta idea. Lo
que tenemos allí son tres imágenes “reales” (es decir, asociadas a un rey y un
reino) ubicadas en un momento de “disrupción”, un momento de dramático cambio, y
todas en el inicio de algo completamente nuevo.
Mateo 25:1-13 RVC
1 »En aquel tiempo, el reino de los cielos será semejante a
diez vírgenes que tomaron sus lámparas, y salieron a recibir al novio.
2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.
3 Las insensatas, tomaron sus lámparas, pero no llevaron
aceite;
4 en cambio, las prudentes llevaron sus lámparas y también
vasijas con aceite.
5 Como el esposo se demoró, todas cabecearon y se
durmieron.
6 A la medianoche se oyó gritar: “¡Aquí viene el novio!
¡Salgan a recibirlo!”
7 Todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus
lámparas.
8 Entonces las insensatas dijeron a las prudentes: “Dennos un
poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.”
9 Pero las prudentes les respondieron: “A fin de que no nos
falte a nosotras ni a ustedes, vayan a los que venden, y compren para ustedes
mismas.”
10 Pero mientras ellas fueron a comprar, llegó el novio, y
las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la
puerta.
11 Después llegaron también las otras vírgenes, y decían:
“¡Señor, señor, ábrenos!”
12 Pero él les respondió: “De cierto les digo, que no las
conozco.”
13 Estén atentos, porque ustedes no saben el día ni la hora
en que el Hijo del Hombre vendrá.
Las tres imágenes del capítulo 25 se refieren al inicio del
Reino Davídico, algo que ocurriría después de los sucesos relatados en el
capítulo anterior. Jesús no está explicando aquí cómo sería ese reino porque
ellos ya tenían los escritos de los profetas que lo describían; sino cómo sus
discípulos, en este período de tiempo harían la “transición”, que es la pregunta
que originó la respuesta de Jesús: “¿cuándo sucederá todo esto, y cuál será la
señal de tu venida y del fin del mundo?”.
La imagen es de las bodas, que los judíos podían entender
perfectamente porque ya Dios se había revelado a ellos como el Esposo. Y la boda
es la celebración que da origen a una nueva y más íntima relación: el esposo con
la esposa, también un nuevo pacto, porque cuando un rey hacia pacto con otro
pueblo normalmente se casaba con una princesa de ese pueblo; y hasta podría
haber una referencia a la fiesta de entronización de un nuevo rey.
De nuevo: de un grupo selecto, las vírgenes, la mitad entre y
la mitad no; es la misma imagen que aparece en el capítulo 24: uno es tomado y
otro no, por lo que está reforzando la misma idea.
Mateo 25:14-29 RVC
14 »Porque el reino de los cielos es como un hombre que, al
irse de viaje, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
15 A uno le dio cinco mil monedas de plata; a otro, dos mil;
y a otro, mil, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se marchó.
16 El que había recibido cinco mil monedas negoció con ellas,
y ganó otras cinco mil.
17 Asimismo, el que había recibido dos mil, ganó también
otras dos mil.
18 Pero el que había recibido mil hizo un hoyo en la tierra y
allí escondió el dinero de su señor.
19 Mucho tiempo después, el señor de aquellos siervos volvió
y arregló cuentas con ellos.
20 El que había recibido las cinco mil monedas se presentó,
le entregó otras cinco mil, y dijo: “Señor, tú me entregaste cinco mil monedas,
y con ellas he ganado otras cinco mil; aquí las tienes.”
21 Y su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco
has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”
22 El que había recibido las dos mil monedas dijo: “Señor, tú
me entregaste dos mil monedas, y con ellas he ganado otras dos mil; aquí las
tienes.”
23 Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco
has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”
24 Pero el que había recibido mil monedas llegó y dijo:
“Señor, yo sabía que tú eres un hombre duro, que siegas donde no sembraste y
recoges lo que no esparciste.
25 Así que tuve miedo y escondí tu dinero en la tierra. Aquí
tienes lo que es tuyo.”
26 Su señor le respondió: “Siervo malo y negligente, si
sabías que yo siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí,
27 debías haber dado mi dinero a los banqueros y, al venir
yo, hubiera recibido lo que es mío más los intereses.
28 Así que, ¡quítenle esas mil monedas y dénselas al que
tiene diez mil!”
29 Porque al que tiene se le dará, y tendrá más; pero al que
no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará.
Todo esto está ocurriendo en la tierra, y el mensaje
principal es el reparto de autoridad, sobre la tierra. Si tenemos esto en mente,
el siervo inútil no es echado al infierno aquí, sino “afuera”. ¿De dónde? De la
presencia del Rey. ¿Dónde estaba el Rey? En su fiesta de bodas, que, como
sabemos, solían durar bastante tiempo.
¿Esto se refiere al mismo momento del arrebatamiento o es
algo posterior? No lo sé, si fuera lo segundo entonces podríamos decir que
corroboraría (quizás) las visiones que han tenido algunos hermanos últimamente
en las que ven que de todos los que suben, algunos son arrojados nuevamente a la
tierra. Pero no es ése el tema que estamos hablando aquí.
Mateo 25:31-46 RVC
31 »Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, se sentará en su trono de gloria,
32 y todas las naciones serán reunidas ante él. Entonces él
apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los
cabritos.
33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda,
34 y entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Vengan,
benditos de mi Padre, y hereden el reino preparado para ustedes desde la
fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve
sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me recibieron;
36 estuve desnudo, y me cubrieron; estuve enfermo, y me
visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a visitarme.”
37 Entonces los justos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te
vimos con hambre, y te dimos de comer; o con sed, y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recibimos; o desnudo, y
te cubrimos?
39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y te
visitamos?”
40 Y el Rey les responderá: “De cierto les digo que todo lo
que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron.”
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: “¡Apártense
de mí, malditos! ¡Vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus
ángeles!
42 Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y
no me dieron de beber;
43 fui forastero, y no me recibieron; estuve desnudo, y no me
cubrieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no me visitaron.”
44 Ellos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos
con hambre, o con sed, o forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te
servimos?”
45 Y él les responderá: “De cierto les digo que todo lo que
no hicieron por uno de estos más pequeños, tampoco por mí lo hicieron.”
46 Entonces éstos irán al castigo eterno, y los justos irán a
la vida eterna.»
Notemos que las tres imágenes implican una progresión: los
justos son llevados a la fiesta de Bodas, luego ocurre un reparto de
responsabilidades según la fidelidad de cada uno y finalmente todos los pueblos
son juzgados antes de entrar al Reino, y aquí sí hay un destino eterno. Esta es
la imagen que los intérpretes se refieren como “el juicio de las naciones”, con
Jesucristo ya sobre esta tierra, luego de la tribulación, en donde los impíos
sobrevivientes son juzgados y enviados directamente al infierno y los justos
entran al Reino Milenial. De todas formas, no podemos decir que sea la única
interpretación posible de este pasaje, pero según el contexto en que se
encuentra, es por lo menos una de las correctas.
Jesucristo estableció la verdad de que los justos “serían
llevados” en el contexto del día de la
ira del Señor, que los judíos conocían bien y que veremos más adelante, antes
del establecimiento del Reino terrenal que ellos esperaban. Y Habría una
separación.
Una vez que una verdad fue establecida claramente en los
Evangelios, no necesita ser repetida muchas veces más, y ahí tenemos un punto de
confusión para muchos, que esperan que la misma verdad sea dicha una y otra vez.
Las epístolas agregan información pero no se preocupan demasiado en repetir lo
ya sabido. Sin embargo, tenemos algunas referencias interesantes.
1 Tesalonicenses 4:13-18 RVC
13 Hermanos, no queremos que ustedes se queden sin saber lo
que pasará con los que ya han muerto, ni que se pongan tristes, como los que no
tienen esperanza.
14 Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también
Dios levantará con Jesús a los que murieron en él.
15 Les decimos esto como una enseñanza del Señor: Nosotros,
los que vivimos, los que habremos quedado hasta que el Señor venga, no nos
adelantaremos a los que murieron,
16 sino que el Señor mismo descenderá del cielo con voz de
mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo
resucitarán primero.
17 Luego nosotros, los que aún vivamos y hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para recibir en el aire
al Señor, y así estaremos con el Señor siempre.
18 Por lo tanto, anímense unos a otros con estas
palabras.
Cualquiera que pretenda negar el arrebatamiento tiene un
grave problema con este pasaje. Y más aún si consideramos que la primera carta a
los tesalonicenses fue el primer documento escrito de todo el Nuevo Testamento,
es decir, la doctrina del rapto no fue un invento tardío de la iglesia sino que
estuvo presente desde sus más tempranos comienzos.
Algunos enseñan que este arrebatamiento tendrá lugar luego de
la tribulación, en el momento que el
Señor venga a reinar, pero si así hubiera sido la enseñanza primitiva, ¿cómo
podría servir para que se animaran unos a otros? Notemos que el objetivo de esta
referencia no pasa tanto por enseñar algo, que ellos ya sabían y creían, sino
por conectarlo con la esperanza que debían tener en el presente. En todo caso,
la doctrina del rapto ya era bien conocida por esa iglesia.
1 Tesalonicenses 5:1-9 RVC
1 En cuanto a los tiempos y las ocasiones, no hace falta,
hermanos míos, que yo les escriba.
2 Ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará
como ladrón en la noche;
3 De repente, cuando la gente diga: «Paz y seguridad», les
sobrevendrá la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores, y no
escaparán.
4 Pero ustedes, hermanos, no viven en tinieblas, como para
que ese día los sorprenda como un ladrón,
5 sino que todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día.
No somos de la noche ni de la oscuridad,
6 así que no durmamos como los demás, sino mantengámonos
atentos y sobrios.
7 Los que duermen, de noche duermen; los que se embriagan, de
noche se embriagan;
8 pero nosotros, los que somos del día, debemos ser sobrios,
ya que nos hemos revestido de la coraza de la fe y del amor, y tenemos como
casco la esperanza de la salvación.
9 Dios no nos ha puesto para sufrir el castigo, sino para
alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
Ese día sería un día de castigo, pero Pablo aclara que Dios
no nos destinó a sufrir ese juicio, aunque sí a los incrédulos, que como vimos,
puede incluir perfectamente a los creyentes hipócritas.
2 Tesalonicenses 2:1-2 RVC
1 Hermanos, con respecto a la venida de nuestro Señor
Jesucristo y nuestra reunión con él, les rogamos
2 que no cambien fácilmente de manera de pensar. No se dejen
asustar por nadie, ni siquiera por un espíritu, una palabra, o una carta que
pretenda aparecer como nuestra, en el sentido de que el día del Señor está
cerca.
Escrita un tiempo después, la segunda carta vuelve sobre el
tema, explicando el contexto en el que se daría el arrebatamiento. De nuevo nos
encontramos con una doctrina ya establecida y creída. Pero hay una referencia
más:
2 Tesalonicenses 2:6-7 RVC
6 Y ahora ustedes saben bien qué es lo que lo detiene, a fin
de que a su debido tiempo se manifieste.
7 Porque el misterio de la iniquidad ya está en acción, sólo
que en este momento hay quien lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de
en medio.
Se ha escrito mucho sobre quién es el que “detiene” a este
malvado, pero lo cierto es que tal poder espiritual (es decir, detener nada
menos que al mismo engendro de Satanás) no puede reposar en ningún otro sino
solo en Dios, y más precisamente, Dios Espíritu, quién está con nosotros hoy. Y
si la iglesia está, está el Espíritu Santo, pero si el Espíritu Santo es
retirado, es porque la misma iglesia fue retirada. Si no fuera así, entonces
Jesús habría mentido cuando enfáticamente dijo:
Juan 14:16-18 RVC
16 Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Consolador, para
que esté con ustedes para siempre:
17 es decir, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir porque no lo ve, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen, porque permanece
con ustedes, y estará en ustedes.
18 »No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes.
Si la iglesia genuina está, está el Espíritu. Si está el
Espíritu el Anticristo no tiene nada que hacer; puede estar y de hecho las
profecías indican que ya se encuentra operando en lo oculto, pero no puede
manifestarse como tal. El poder de los ejércitos satánicos no tiene nada que
hacer frente al tremendo poder de un grupo de viejecitas fieles orando de
rodillas. Solo cuando esas viejecitas no estén (y dije “viejecitas”, NO
“prósperos predicadores internacionales”) el Anticristo podrá hacer de las
suyas… por un breve tiempo.
Luego de explicar el poder engañoso y destructivo que tendrá
el Anticristo, Pablo agrega:
2 Tesalonicenses 2:13 RVC
13 Pero nosotros siempre debemos dar gracias a Dios por
ustedes, hermanos amados por el Señor, de que desde el principio Dios los haya
escogido para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la
verdad.
Si ellos no iban a escapar de ese sufrimiento, ¿por qué
habría de agradecer?
1 Tesalonicenses 1:9-10 RVC
9 porque ellos mismos hablan de lo bien que ustedes nos
recibieron, y cómo se apartaron de los ídolos y se volvieron al Dios vivo y
verdadero, para servirlo
10 y esperar de los cielos a Jesús, su Hijo, a quien Dios
resucitó de los muertos, y que es quien nos libra de la ira venidera.
Cristo nos libra de un juicio que viene: no es el infierno,
está ocurriendo en el escenario de la venida de Cristo, la tierra. Venida que
ellos esperaban en el lapso de sus vidas.
Pablo vuelve a mencionar el arrebatamiento en I
Corintios:
1 Corintios 15:51-52 RVC
51 Presten atención, que les voy a contar un misterio: No
todos moriremos, pero todos seremos transformados
52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene
la trompeta final. Pues la trompeta sonará, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Este pasaje por sí solo no nos dice si pasaremos o no por la
tribulación, pero al hablar del arrebatamiento se está refiriendo a uno de los
elementos de la doctrina que ya existía en la primera iglesia y que implicaba
el ser rescatados de los tiempos de aflicción que
vendrían.
2 Pedro 3:10-15 RVC
10 Pero el día del Señor llegará como un ladrón en la noche.
Ese día los cielos desaparecerán en medio de un gran estruendo, y los elementos
arderán y serán reducidos a cenizas, y la tierra y todo lo que en ella se ha
hecho será quemado.
11 Puesto que todo será deshecho, ustedes deben vivir una
vida santa y dedicada a Dios,
12 y esperar con ansias la venida del día de Dios. Ese día
los cielos serán deshechos por el fuego, y los elementos se fundirán por el
calor de las llamas.
13 Pero, según sus promesas, nosotros esperamos un cielo
nuevo y una tierra nueva, donde reinará la justicia.
14 Por eso, amados hermanos, mientras esperan que esto
suceda, hagan todo lo posible para que Dios los encuentre en paz, intachables e
irreprensibles.
15 Tengan en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es para
salvación, tal y como nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha
sido dada, les ha escrito
Aquí Pedro repite algunas de las enseñanzas ya dichas, no
dice expresamente que seremos arrebatados antes de la tribulación, pero al hacer
referencia a Pablo está aceptando lo que él enseñó, por lo tanto lo está
afirmando implícitamente. Y, si finalmente no vamos a ser rescatados, ¿qué
sentido tiene vivir “en paz, intachables e irreprensibles”?
La conexión de significados entre vivir una vida santa
(cuidado, no simplemente “ser creyente” sino “vivir en santidad”) y el tiempo
del juicio no tendría demasiado sentido si no fuera que lo primero implicara
escapar de lo segundo.
Y ahora llegamos a Apocalipsis. Pero antes de avanzar con los
juicios, veamos lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Con toda la historia que tenemos a cuestas es claro que las
siete iglesias representan las siete etapas y / o modelos de iglesia que han
existido desde el principio, y es por demás de claro para cualquier cristiano
que tenga un poco de discernimiento espiritual que nos encontramos en la etapa
de Laodicea, la última. Yo sé que para algunos puede sonar extraño lo que digo,
pero por razones de tiempo no voy a desarrollar esta enseñanza aquí, de todas
formas, es posible profundizar buscando un poco de información.
De los cuatro modelos que existen en la actualidad: Tiatira,
Sardis, Filadelfia y Laodicea, sólo a uno se le da la promesa de escapar de la
“la hora de la prueba, la cual vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba
a cuantos habitan en la tierra”, y estos son los santos de Filadelfia, la
iglesia fiel a la cual el Señor no tiene que hacerle ningún reproche severo,
solo exhortarlos a que sigan siendo fieles.
Es claro si lo relacionamos con lo que vimos antes: la
iglesia que no merece ningún reproche es la iglesia verdaderamente fiel, y ella
será guardada de la hora de prueba que vendrá sobre toda la tierra. De nuevo: si
es sobre TODA la tierra, ¿puede ser guardada permaneciendo SOBRE ella? Difícil.
Para resumir hasta ahora:
Es un principio bíblico el hecho de que Dios guarde a sus
santos en medio del juicio y, más precisamente, que los quite del lugar donde
caerá un juicio del Padre a través de la naturaleza. El Nuevo Testamento afirma
que los creyentes serán quitados de esta tierra antes del juicio del fin, pero
los hipócritas y perezosos espirituales se van a quedar y tendrán que pasar las
aflicciones de ese tiempo y ser purificados a través de ellas.
Es interesante que Juan, luego de ver la historia de las
siete iglesias, es llevado “arriba” y continúa el resto del relato desde una
perspectiva y con un lenguaje muy diferente a los que tuvo en los tres primeros
capítulos: Juan, un creyente fiel, miraba “desde arriba” no “desde abajo” como
sería el caso si la iglesia se quedara. De nuevo, ese enfoque por sí solo no nos
asegura que evitaremos la tribulación, pero si lo unimos a todos los otros
pasajes que estuvimos viendo, agrega una evidencia importante.
Y recordemos: Jesús estableció la doctrina del
arrebatamiento, eso quedó bien claro en Sus enseñanzas y no había razón para que
se repitiera muchas veces posteriormente, porque las enseñanzas referidas a la
Segunda Venida y, más general, al Reino Venidero, eran uno de los pilares de la
fe primitiva.
Uno de los grandes problemas que ha tenido la enseñanza de la
doctrina del rapto pretribulacional, al igual que su opuesto, es que normalmente
se basan en pocos pasajes y presenta o critican la doctrina en base a una
“acción cuasi caprichosa de Dios”. Bueno, normalmente nadie usaría la palabra
“caprichosa”, pero al no analizar convenientemente los porqués del rapto y todo
el contexto en el que ocurre, están dando por sentado que, si bien corresponde a
la soberanía divina, no deja de tener un matiz de “capricho”.
Aún más, muchos defensores de la enseñanza del arrebatamiento
creo que se sienten “orgullosos” de creerlo “porque la Biblia lo dice” (y ellos
son “totalmente fieles a lo que dice la Biblia”) aunque parezca “una locura
creerlo”. Bueno, no es mi caso y está claro que no es la posición que expongo
aquí.
Cuando vemos el arrebatamiento desde el punto de vista de la
perfecta justicia y misericordia de Dios, desaparece todo atisbo de
“capricho”.
Empecemos de nuevo con las palabras del Señor, que es donde
corresponde. Vimos que Jesús relacionó el tiempo del juicio con los eventos de
Noé y Lot. En ambos casos queda en claro que esos hombres justos y sus familias
fueron rescatados debido precisamente a su justicia.
Génesis 6:5-14 RVC
5 El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la
tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de
hacer sólo el mal.
6 Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra. Le
dolió mucho en el corazón.
7 Y dijo el Señor: «Borraré de la faz de la tierra al hombre
que he creado, lo mismo que a las bestias, los reptiles y las aves del cielo.
¡Me pesa haberlos hecho!»
8 Pero Noé halló gracia a los ojos del Señor.
9 Noé era un hombre justo. En sus acciones fue perfecto, pues
siempre anduvo con Dios. Éstos fueron sus descendientes:
10 Noé engendró tres hijos, que fueron Sem, Cam y Jafet.
11 Delante de Dios la tierra se corrompió y se llenó de
violencia.
12 Cuando Dios miró la tierra, encontró que estaba
corrompida; de hecho, toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
13 Entonces Dios le dijo a Noé: «He decidido acabar con todo
ser, pues por causa de ellos la tierra está llena de violencia. ¡Yo los
destruiré, junto con la tierra!
14 Hazte un arca de madera de gofer, con aposentos en ella, y recúbrela con brea por
dentro y por fuera.
Noé y los suyos no se quedaron flotando agarrados de una
tabla para terminar de ser “purificados por el sufrimiento”. Escaparon
perfectamente a salvo en un barco.
Génesis 18:17-33 RVC
17 Entonces el Señor dijo: «¿Acaso
voy a ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer?
18 ¡Si Abrahán va a ser una nación grande y fuerte, y en él
serán bendecidas todas las naciones de la tierra!
19 Yo sé que él ordenará a sus hijos y a sus descendientes
que sigan el camino del Señor, y que sean justos y rectos, para que el Señor
cumpla en Abrahán su promesa.»
20 Entonces el Señor le dijo: «Puesto que el clamor contra
Sodoma y Gomorra va en aumento, y su pecado se ha agravado demasiado,
21 voy ahora a descender allá, para ver si lo que han hecho
corresponde a las quejas que han llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré.»
22 Y aquellos varones se apartaron de allí, y fueron hacia
Sodoma; pero Abrahán seguía estando delante del Señor.
23 Y se acercó Abrahán y le dijo: «¿Acaso vas a destruir al justo con el injusto?
24 Tal vez haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Acaso
destruirás ese lugar, y no lo perdonarás por los cincuenta justos que estén allí
adentro?
25 ¡Lejos sea de ti hacer morir al justo con el impío, y
tratar al justo como al impío! ¡Jamás hagas tal cosa! ¿Acaso el Juez de toda la
tierra no debe hacer lo que es justo?»
26 El Señor respondió: «Si dentro de la ciudad de Sodoma
encuentro a cincuenta justos, por ellos perdonaré a todos los que estén
allí.»
27 Abrahán replicó y dijo: «Aquí estoy ahora, atreviéndome a
hablar con mi Señor, aunque sólo soy polvo y ceniza.
28 Pero tal vez falten cinco justos para completar los
cincuenta; ¿por faltar esos cinco destruirás toda la ciudad?» Y el Señor dijo:
«No la destruiré, si encuentro sólo cuarenta y cinco.»
29 Abrahán volvió a hablarle, y dijo: «Tal vez sólo se hallen
cuarenta...» Y el Señor respondió: «Aun por esos cuarenta no lo haré.»
30 Abrahán insistió: «Espero que mi Señor no se enoje, si
sigo hablando; pero tal vez sólo se encuentren treinta...» Y el Señor respondió:
«Aun si encuentro treinta, no lo haré.»
31 Abrahán dijo: «Aquí estoy ahora, atreviéndome a hablar con
mi Señor; tal vez sólo se encuentren veinte...» Y el Señor contestó: «Aun por
esos veinte, no la destruiré.»
32 Pero Abrahán volvió a decir: «Espero que mi Señor no se
enoje si hablo una vez más; pero tal vez se encuentren sólo diez...» Y el Señor
respondió: «Aun por esos diez, no la destruiré.»
33 Cuando el Señor terminó de hablar con Abrahán, se fue de
allí; y Abrahán volvió a su lugar.
Aquí se expone de manera mucho más clara lo que venimos
diciendo. Por empezar, la acción divina, además de justa, tenía un propósito
pedagógico: debía ser enseñada por todas las generaciones, para que las personas
no hicieran lo mismo… como está sucediendo hoy.
Y queda por demás de claro que la justicia divina no iba a
condenar a justos junto con injustos. El rapto pretribulacional es una necesidad
de la justicia de Dios. Si va a venir un terrible juicio de destrucción del
Padre, no es justo que los fieles permanezcan en el.
Podemos ver una idea similar mucho más adelante en la
historia, precisamente en Apocalipsis:
Apocalipsis 18:4 RVC
4 Oí entonces otra voz del cielo, que decía: «Ustedes, los de
mi pueblo, salgan de esa ciudad para que no participen de sus pecados ni reciban
parte de sus plagas;
Quiénes son estos a los que el Señor llama a salir es otro
tema interesante, pero la idea es que ante la inminencia de un juicio, que en este caso es parcial, no sobre
toda la tierra sino sobre una ciudad específica, Dios quita a los suyos.
De paso, digamos que este pasaje tiene una muy importante
aplicación (también parcial) hoy día, ya que hay un momento en que Dios juzga a
los muchos sistemas babilónicos que tenemos (por ejemplo, muchas iglesias, o
incluso ciudades) pero antes de hacerlo avisa a sus hijos fieles para que
salgan. Lamentablemente conozco a unos cuantos que no hicieron caso del
llamado…
Ezequiel 18:1-4 RVC
1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
2 «Ustedes en la tierra de Israel acostumbran repetir aquel
refrán que dice: “Los padres se comieron las uvas agrias, y a los hijos les dio
la dentera.” ¿En verdad lo creen?
3 Vivo yo, que ese refrán nunca más volverá a repetirse en
Israel. Palabra de Dios el Señor.
4 »Todos ustedes son míos. Lo mismo el padre que el hijo.
Sólo morirá quien peque. Nadie más.
En todo el capítulo se desarrolla la doctrina de la
retribución individual, que no es un “invento” del Nuevo Testamento. Este pasaje
no nos dice expresamente que los fieles serán arrebatados antes del juicio pero
nos presenta el modo de obrar de la justicia divina: ¿por qué habrían de ser
castigados innecesariamente?
Recordemos que hasta aquí estamos hablando de “juicio”. Y eso
no se refiere al estado normal de las cosas, sino a una situación particular,
diferente a lo que la gente estaba viviendo hasta ese momento. Aquellos
cristianos que han sido muy contaminados con la doctrina de la prosperidad
difícilmente pueden entender o tolerar siquiera la palabra “juicio”, es más,
muchos están plenamente convencidos de que es una “falsa doctrina satánica”.
Tampoco voy a desarrollar ese tema aquí porque sería demasiado largo,
simplemente debería decirles que, por favor, lean la Biblia en la que dicen
creer; de principio a fin de muestran tanto el amor como la justicia y los
juicios de Dios.
El momento de juicio no es igual al tiempo “normal”. Cuidado,
el tiempo “normal” para un cristiano puede ser de hecho muy peligroso:
Mateo 24:4-14 RVC
4 Jesús les respondió: «Cuídense de que nadie los engañe.
5 Porque muchos vendrán en mi nombre, y dirán: “Yo soy el
Cristo”, y engañarán a muchos.
6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras;
pero no se angustien, porque es necesario que todo esto suceda; pero aún no será
el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra
reino, y habrá hambre y terremotos en distintos lugares.
8 Todo esto será sólo el comienzo de los dolores.
9 »Entonces los entregarán a ustedes para ser torturados, y
los matarán, y todos los odiarán por causa de mi nombre.
10 En aquel tiempo muchos tropezarán, y unos a otros se
traicionarán y odiarán.
11 Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a
muchos;
12 y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se
enfriará.
13 Pero el que resista hasta el fin, será salvo.
14 Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo
para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
1 Juan 4:1 RVC
1 Amados, no crean a todo espíritu, sino pongan a prueba los
espíritus, para ver si son de Dios. Porque muchos falsos profetas han salido por
el mundo.
2 Juan 7-11 RVC
7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, los
cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Éstos son engañadores,
son el anticristo.
8 Tengan cuidado de no perder el fruto de su trabajo, a fin
de que reciban el galardón completo.
9 Cualquiera que se extravía, y que no persevera en la
enseñanza de Cristo, no tiene a Dios, pero el que persevera en la enseñanza de
Cristo sí tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno se les acerca, y no trae esta doctrina, no lo
reciban en su casa, y ni siquiera le deseen que tenga paz.
11 Porque quien le desea la paz participa en sus malas
obras.
2 Timoteo 3:1-8 RVC
1 También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos
peligrosos,
2 y que habrá hombres amantes de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos,
3 sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
4 traidores, impetuosos, envanecidos, que amarán los deleites
más que a Dios,
5 que parecerán muy piadosos, pero negarán la eficacia de la
piedad; evítalos.
6 Porque son éstos los que se meten en las casas y cautivan a
mujeres débiles y cargadas de pecados, que se dejan llevar por sus malos
deseos,
7 que siempre están aprendiendo y nunca pueden llegar al
conocimiento de la verdad.
8 Y así como Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también
estos hombres se oponen a la verdad; su entendimiento está corrompido, y en
cuanto a la fe están descalificados.
Los tiempos “normales” para los cristianos son realmente
peligrosos. También es cierto que estos “tiempos normales” se volverán más
peligrosos a medida que nos acerquemos al fin, pero, de nuevo, no se trata de
nada “extraordinario”. Los predicadores de la prosperidad nos hicieron creer que
los “tiempos normales” eran tiempos de abundancia y paz, pero lo cierto es que
momentos de paz y prosperidad son más bien “anormales” para los cristianos, y
cuando ocurren debemos aprovecharlos para el Reino y dar gracias a Dios, pero no
aferrarnos a ellos ni utilizarlos para darnos “la buena vida”.
Voy a hacer un paréntesis: creo que a esta altura debo
pedirles perdón a los predicadores de la prosperidad, porque aunque son
satánicos y engañadores, en realidad no depende exclusivamente de ellos que la
gente los siga, ¡sino de los mismos deseos humanos de los que les creen! Como
dice el refrán: la culpa no es del cerdo sino del que le da de comer…
Las palabras de Jesús en Mateo nos dan otro enfoque
interesante:
Mateo 24:14 RVC
14 Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo
para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
La mayoría de los profetas y predicadores hoy que anuncian la
inminente venida del Señor enfocan en los pecados y la maldad rampante del
mundo, y es perfectamente cierto. Sin embargo, según entiendo, hay otra razón
que es la principal: completar la predicación del mensaje. Nunca hasta ahora la
Palabra de Dios ha llegado a tanta gente y de tantas formas. La extensión del
Evangelio se ha acelerado de tal forma que en pocos años se está realizando la
labor que en casi dos milenios no pudo cumplirse. Una vez que esto sea
terminado, es decir, que todas las naciones hayan podido escuchar claramente y
hayan tenido una genuina oportunidad de arrepentimiento (que muchos rechazarán,
es obvio), ¿qué más queda? Volvamos de nuevo a las palabras de Jesús:
Mateo 10:14-15 RVC
14 Si alguien no los recibe, ni oye sus palabras, salgan de
aquella casa o ciudad, y sacúdanse el polvo de los pies.
15 De cierto les digo que, en el día del juicio, el castigo
para la tierra de Sodoma y de Gomorra, será más tolerable que para aquella
ciudad.
Una vez que el mensaje hubiera sido anunciado, si la gente no
respondía, los mensajeros debían retirarse y lo que venía después es el juicio.
Y esto era muy serio:
Lucas 10:13-16 RVC
13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Y ay de ti, Betsaida!
Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en
ustedes, ya hace tiempo que, sentadas en cilicio y cubiertas de ceniza, habrían
mostrado su arrepentimiento.
14 Por tanto, en el día del juicio, el castigo para Tiro y
para Sidón será más tolerable que para ustedes.
15 Y tú, Cafarnaún, que te elevas
hasta los cielos, ¡hasta el Hades caerás abatida!
16 »El que los escucha a ustedes, me escucha a mí. El que los
rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me
envió.»
Quizás el profeta se refería a este “retiro de los
mensajeros” cuando dijo:
Amós 8:11-14 RVC
11 »Vienen días en que habrá en la tierra una gran hambre,
pero no de pan ni de agua, sino hambre de oír mi palabra. —Palabra del
Señor.
12 »Andarán errantes de mar a mar, y del norte hasta el
oriente, en busca de mi palabra, pero no la hallarán.
13 »Cuando llegue ese día, la sed hará desfallecer a las
doncellas más hermosas y a los jóvenes más fornidos.
14 Esos que juran por el pecado de Samaria, y dicen: “¡Va por
tu Dios, Dan!”, y: “¡Va por el camino de Berseba!”,
caerán para no volver a levantarse.»
Y algo parecido ocurrió con Ezequiel:
Ezequiel 3:26-27 RVC
26 Yo haré que la lengua se te pegue al paladar, y te
quedarás mudo, de modo que no podrás reprenderlos, aun cuando son un pueblo
rebelde.
27 Pero cuando yo te hable, te abriré la boca, y tú les
dirás: “Así ha dicho el Señor”. Y el que quiera oír, que oiga; y el que no
quiera oír, que no oiga; porque son un pueblo rebelde.
Es decir, hay un momento en que Dios “calla”, retirando su
mensaje profético. Hay otra referencia sugestiva que lo explica un poco:
2 Crónicas 32:31 RVC
31 Pero en lo referente a los mensajeros de los príncipes de
Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el
país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su
corazón.
Rechazar el mensaje de los hijos de Dios es exactamente lo
mismo que rechazar al Hijo de Dios. Y no es broma. Luego de eso no queda nada
más que el juicio, previa retirada de los mensajeros.
Notemos que Jesús está asociando este proceso al juicio sobre
Sodoma y Gomorra, que a su vez asoció con los tiempos del fin.
Razonemos un poco: una vez que hayamos cumplido la
predicación del Evangelio, y la gente lo haya rechazado, como está ocurriendo,
¿qué más queda? ¿Dios se va a sentar frustrado en Su Trono esperando a que
Satanás tome el control absoluto del mundo? ¿Volveremos a predicar a los que ya
han rechazado todo testimonio? No es posible predicar indefinidamente,
porque:
Hebreos 6:4-8 RVC
4 No es posible que los que alguna vez fueron iluminados y
saborearon el don celestial, y tuvieron parte en el Espíritu Santo,
5 y saborearon además la buena palabra de Dios y los poderes
del mundo venidero,
6 pero volvieron a caer, vuelvan también a ser renovados para
arrepentimiento. ¡Eso sería volver a crucificar al Hijo de Dios para ellos
mismos, y exponerlo a la vergüenza pública!
7 Cuando la tierra absorbe la lluvia que le cae con
frecuencia, y produce plantas útiles para quienes la cultivan, recibe la
bendición de Dios;
8 pero cuando produce espinos y
abrojos, no vale nada; poco le falta para ser maldecida, y acaba por ser
quemada.
Lucas 11:24-26 RVC
24 »Cuando el espíritu impuro sale del hombre, anda por
lugares áridos en busca de reposo, pero al no encontrarlo dice: “Volveré a mi
casa, de donde salí.”
25 Y cuando llega y la encuentra barrida y adornada,
26 va y trae otros siete espíritus peores que él, y todos
entran y allí se quedan a vivir. ¡Y el estado final de aquel hombre resulta peor
que el primero!»
Los tiempos finales son los tiempos de la apostasía, es decir
que las naciones que una vez conocieron a Dios se volvieron atrás:
2 Tesalonicenses 2:3 RVC
3 De ninguna manera se dejen engañar. Porque ese día no
vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, es
decir, el hijo de perdición,
No hermanos, no habrá “misericordia indefinida” para los
pecadores. ¡Cuidado, tampoco la hay para nosotros!
Haber rechazado el Evangelio lleva a las personas y a las
naciones a un estado peor que antes, cuando no lo conocían. Y dado que hoy ya
todas las naciones o han conocido o están conociendo el Mensaje de Salvación, no
quedará en breve nación que no haya tenido la oportunidad de creer. Pero lo que
está ocurriendo es que sistemáticamente todas están rechazando.
Pasa lo mismo que le pasó a Israel: muchos judíos creyeron en
el Mesías y de hecho los apóstoles fueron judíos, pero la nación, como nación,
lo rechazó. Mucha gente está creyendo en Cristo hoy y alcanzando la salvación,
incluso familias y pueblos, pero finalmente son casos individuales. Hay algunas
naciones que han sido profundamente conmovidas e incluso presidentes que se han
convertido y entregaron su país a Cristo, y sin duda que el Señor los ha
bendecido, pero una nación no es un presidente, ni un gobierno, ni define su
destino por un momento de avivamiento. El ejemplo lo tenemos, de nuevo, en la
Biblia:
2 Reyes 23:25-27 RVC
25 Ni antes ni después de Josías hubo otro rey que se
volviera al Señor con todo su corazón, y con toda su alma y con todas sus
fuerzas, y que cumpliera toda la ley de Moisés.
26 Sin embargo, era tal la ira del Señor contra Judá por
todas las provocaciones de Manasés, que el Señor seguía muy enojado.
27 Por eso dijo: «También quitaré de mi presencia a Judá,
como quité a Israel, y desecharé a Jerusalén, ciudad a la cual había escogido, y
al templo del cual yo había dicho: “Allí estará mi nombre.”»
Josías fue un rey ejemplar, aunque cometió un error que le
costó la vida, introdujo un cambio radical en el momento de más oscuridad. Tanto
es así que el Espíritu Santo pudo dar testimonio escrito de él que no “hubo otro
rey que se volviera al Señor con todo su corazón, y con toda su alma y con todas
sus fuerzas, y que cumpliera toda la ley de Moisés”. Pero eso no bastó para que
la nación cambiara. Cuando murió, el pueblo de Israel no solo volvió a sus
pecados pasados, sino que aún empeoró.
En las últimas décadas ha habido movimientos de discipulado
de naciones, y creo que es algo maravilloso y que está en el propósito divino.
Pero no bastó para cambiar el mundo. También en estos tiempos tenemos a grandes
y millonarios predicadores y cristianos intentando establecer pequeños imperios
empresariales para transformar el mundo a través de los negocios. Puede ser
loable, aunque de hecho es una exposición demasiado peligrosa a las tentaciones
de este mundo. Pero tampoco lo lograrán, simplemente tendrán que competir en la
arena económica mundial de acuerdo a las reglas de este siglo, que no son
precisamente de Dios.
Me duele decir que nosotros no cambiaremos el mundo. Y no lo
cambiaremos por una sencilla razón: no depende de un grupo de cristianos fieles
y comprometidos, depende de TODA la sociedad humana. Y si la mayoría no quiere
cambiar, la sociedad no cambiará.
El aumento dramático del pecado y la maldad nos dan una
evidencia clara de que NO estamos cambiando el mundo y de que las cosas no van a
mejorar por sí solas. Cualquiera que pretenda decirlo contrario simplemente
debería dejar de vivir dentro de un frasquito de azafrán…
Entonces, habiendo predicado el Evangelio a todas las
naciones, y habiendo éstas rechazado (como naciones) el mensaje, ¿qué más queda?
Simplemente retirar a los mensajeros.
Cuando el testimonio del Espíritu Santo y el testimonio del Hijo son rechazados,
queda el testimonio del Padre, que es muy distinto en su forma…
Algo más. Como la predicación del Evangelio no ha sido
completada todavía, la teología cristiana se ha acomodado a una “presencia de
los mensajeros (la iglesia)” permanente. Claro, ¡así fue por casi dos mil años!
Normalmente “no cabe” en el pensamiento teológico tradicional el concepto de que
los mensajeros sean quitados porque nos hemos acostumbrado a predicar durante
siglos y a tener paciencia también durante siglos sobre las naciones que no
creen, y hemos orado y enviado misioneros también durante siglos. ¡Y por
supuesto que eso estuvo bien! Pero esa situación es válida solamente hasta que
se complete la evangelización de las naciones, no porque exactamente las
naciones serían salvas en este tiempo, sino porque habría que salvar gente de
todas ellas:
Mateo 28:19-20 RVC
19 Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones,
y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
20 Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y
yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén.
En todas las naciones debería escucharse el mensaje, y el
Señor, el primero en evangelizar y proclamar el Reino Venidero, acompañaría este
proceso hasta “el fin del mundo”, donde se utiliza la misma palabra con la que
preguntan los discípulos a Jesús: época, lapso de tiempo, edad. Es decir, esta
comisión que entrega el Señor estaba definida temporalmente y ellos ya sabían
que tendría un fin, aunque no podían ver en ese momento cuán lejos estaba. Pero
había un fin, y está por llegar en estos próximos años.
Probablemente no necesitemos hablar mucho aquí, porque si los
que se van son los justos y santos, pero no necesariamente todos los que tienen
el nombre de cristiano, los que se quedan son los otros, es decir, los que no
son cristianos y los “hipócritas”, los que aparentaron ser pero no lo son.
Basta mirar a la iglesia hoy en día para darnos cuenta de
cuántos se llaman cristianos, y quizás lo sean, pero no viven conforme el
mandamiento del Señor. Pablo hizo una distinción clara:
1 Corintios 3:12-15 DHH
12 Sobre este fundamento, uno puede construir con oro, plata
y piedras preciosas, o con madera, paja y cañas;
13 pero el trabajo de cada cual se verá claramente en el día
del juicio; porque ese día vendrá con fuego, y el fuego probará la clase de
trabajo que cada uno haya hecho.
14 Si lo que uno construyó es resistente, recibirá su
pago;
15 pero si lo que construyó llega a quemarse, perderá su
trabajo, aunque él mismo logrará salvarse como quien escapa del fuego.
Acá no dice que los malos obreros se quedarán a pasar la
tribulación, aunque tampoco podemos afirmar que lo niegue, está hablando de dos
clases de cristianos.
1 Corintios 3:1-3 RVC
1 Hermanos, yo no pude hablarles como a personas espirituales
sino como a gente carnal, como a niños en Cristo.
2 Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar
alimento sólido, ni lo son todavía,
3 porque aún son gente carnal. Pues mientras haya entre
ustedes celos, contiendas y divisiones, serán gente carnal y vivirán según
criterios humanos.
Acá no se mencionan dos clases de cristianos, ¡solo una,
todos carnales!
Si la santificación no fuera un asunto tan importante, ¿por
qué hay tanto escrito en las epístolas acerca de cómo debemos vivir?
Vuelvo a citar un pasaje anterior:
Mateo 24:44-51 RVC
44 Por tanto, también ustedes estén preparados, porque el
Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo esperen.
45 »¿Quién es el siervo fiel y
prudente, al cual su señor deja encargado de los de su casa para que los
alimente a su tiempo?
46 Bien por el siervo que, cuando su señor venga, lo
encuentre haciendo así.
47 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus
bienes.
48 Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “Mi señor
tarda en venir”,
49 y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a
beber con los borrachos,
50 el señor de aquel siervo vendrá en el día menos pensado, y
a una hora que nadie sabe,
51 y lo castigará duramente, y le hará correr la misma suerte
de los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Basta solo leer Apocalipsis para darnos cuenta de que hay
mucha gente en el mundo post rapto, aunque pocos lleguen al final. También basta
leer Apocalipsis para darnos cuenta de que hay creyentes e incluso iglesia (que
escapa al desierto) en ese mundo. Ahí viene la confusión, si hay creyentes e
iglesia, ¿la iglesia se va o se queda? Bueno, nada nos exige suponer que esa
iglesia que vemos en medio de los juicios sea exactamente la misma que estaba
antes, si lo que Dios busca es la conversión de la gente, si la iglesia crece
continuamente a través de la conversión, no resulta nada descabellado pensar que
esos creyentes y esa iglesia apareció luego del rapto, es decir, de los tibios o
inconversos que se quedaron.
Al fin y al cabo, el “hacer iglesia” o el “ser creyente” no necesita transmitirse por
“herencia”. Es más, ni siquiera necesita de predicación o intervención de otros
cristianos o ministros. Una iglesia no necesita para nacer de otra iglesia que
le dé vida, tal como la estructura religiosa nos ha hecho creer durante siglos y
hasta el presente. Cualquiera que tenga un llamado genuino y la unción del
Santo, y se separe para formar una nueva iglesia será condenado a la “hoguera de
los herejes” por casi todas las iglesias de la ciudad, y es que en eso casi
todas estarán de acuerdo: no pueden aceptar que alguien se escape de su
autoridad porque sino la perderían rápidamente, así
que rodean con toda clase de maldiciones y versículos bíblicos (tergiversados) a
los supuestos rebeldes que los abandonan. Claro, por supuesto que hay rebeldes
que quieren su propio pequeño imperio eclesiástico para no compartir las
riquezas producidas (diezmos y ofrendas) con otros, pero no todos. Y por otra
parte, según puedo atestiguar de las grandes (y pequeñas) iglesias de mi ciudad
(y soy creyente desde hace varias décadas), la mayoría nació por una división y
en medio de conflictos… para, al correr los años, horrorizarse cuando algún
hermano hace exactamente lo mismo que ellos hicieron 20 o 30 años atrás.
Para convertirse y establecer una iglesia basta solamente
tener la Biblia y la guía del Espíritu, y, por si fuera poco, con la cantidad de
libros y estudios cristianos que se han publicado, casi que ni se necesitaría de
seminarios o estudios formales. Además, cualquier cristiano hipócrita que se
hubiera quedado, una vez arrepentido, sabría perfectamente como rearmar la
iglesia. Aunque lo más probable es que esta nueva iglesia venga de la mano de
los judíos que se habrán convertido al ver todo lo que ocurrió, tal como también
leemos en Apocalipsis.
Una vez le preguntaron al Señor:
Lucas 13:23-29 RVC
23 Alguien le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se
salvan?» Y él respondió:
24 «Hagan todo lo posible para entrar por la puerta angosta,
porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán hacerlo.
25 En cuanto el padre de familia se levante y cierre la
puerta, y ustedes desde afuera comiencen a golpear la puerta y a gritar:
“¡Señor, Señor; ábrenos!”, él les responderá: “No sé de dónde salieron
ustedes.”
26 Entonces ustedes comenzarán a decir: “Hemos comido y
bebido en tu compañía, y tú has enseñado en nuestras plazas.”
27 Pero él les responderá: “No sé de dónde salieron ustedes.
¡Apártense de mí todos ustedes, hacedores de injusticia!”
28 Allí habrá entonces llanto y rechinar de dientes, cuando
vean a Abrahán, Isaac y Jacob, y a todos los profetas, en el reino de Dios,
mientras que ustedes son expulsados.
29 Porque habrá quienes vengan del oriente y del occidente,
del norte y del sur, para sentarse a la mesa en el reino de Dios.
Tradicionalmente hemos interpretado este pasaje en función de
la vida eterna, pero el contexto más bien se refiere al arrebatamiento: los que
están en el infierno no pueden clamar “¡Señor, Señor; ábrenos!”, pero los que
vieron a sus hermanos subir y las puertas del cielo abrirse para recibirlos y
luego cerrarse sí que pueden. Los que se sientan “a la mesa en el reino de Dios”
no son exactamente los que fueron salvos y entraron al paraíso, sino más bien
los que están en las Bodas del Cordero. No quiero decir que este pasaje no habla
de la vida eterna, pero sí que, al menos, no debemos circunscribir su significa
exclusivamente a eso. Recordemos que los judíos de la época de Jesús no estaban
tan preocupados por tener la vida eterna como por tener el reino terrenal. Si
hasta los apóstoles, luego de pasar más de tres años con el Señor, de haberlo
visto resucitado y de haber sido comisionados, todavía le seguían preguntando
por la restauración del reino davídico, ¿qué nos queda para el resto de los
judíos?
Más arriba leímos Mateo 25 y vimos sus tres imágenes del
tiempo entre el arrebatamiento y el inicio del Reino con el juicio a las
naciones. Las dos primeras escenas, que se refieren a los creyentes, incluyen
personas que se quedan: las vírgenes insensatas y el obrero infiel.
¿Muchos se quedan? Sí muchos.
¿Por qué deben quedarse los que se quedan? La explicación de
esto viene en relación con el concepto de juicio. ¿Para qué sirve el juicio?
Deuteronomio 30:1-3 RVC
1 »Cuando todo esto te haya sobrevenido, es decir, la
bendición y la maldición que he puesto ante ti, si estando en medio de todas las
naciones a las que el Señor tu Dios te haya arrojado te arrepientes
2 y con todo tu corazón y con toda tu alma te vuelves al
Señor tu Dios, lo mismo que tus hijos, y prestas atención a su voz conforme a
todo lo que hoy te mando cumplir,
3 entonces el Señor tu Dios hará volver a tus cautivos, y
tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos por
donde te haya esparcido.
Cuando toda palabra falla, cuando los corazones se han
endurecido hasta lo máximo, solo queda el juicio. Juicio que, como vimos, es de
destrucción para aquellos que ya no tienen redención, como la abominable raza
híbrida que apareció en los tiempos de Noé o el abominable pecado de Sodoma y
Gomorra. Pero también el juicio sirve para conversión de los pecadores
endurecidos, como expresa el Señor en Deuteronomio y como vemos que pasó en la
historia de Israel.
1 Samuel 12:9-11 RVC
9 Pero ellos se olvidaron del Señor su Dios, y él los dejó
caer en manos de Sísara, jefe del ejército de Jazor, y en manos de los filisteos y del rey de Moab. Todos ellos pelearon contra los israelitas.
10 Pero ellos se arrepintieron y clamaron al Señor. Le
dijeron: “Señor, hemos pecado. Perdónanos, pues te hemos dejado por servir a los
baales y a Astarot. Ahora,
líbranos del poder de nuestros enemigos, y te serviremos.”
11 Entonces el Señor envió a Yerubaal, a Barac, a Jefté y a mí, Samuel, y los libró del poder de todos los
enemigos que los rodeaban, para que vivieran tranquilos.
Luego de pasar por la dura experiencia del cautiverio
Babilónico, Judá y lo que quedaba de Israel se volvió al Señor y nunca más cayó
en la idolatría (aunque sí en otros pecados). El juicio cumplió su objetivo,
pero no pasó lo mismo con las otras tribus de Israel: fueron cautivadas por
Asiria y terminaron mezclándose en su mayoría con los otros pueblos. La triste
realidad es que aún el juicio más severo no garantiza que toda la gente crea,
pero un remanente sí.
El concepto del “remanente salvo” luego de un duro juicio
está extendido en la Biblia y se aplica perfectamente a los que serán salvos
habiendo pasado por la tribulación.
Pero volvamos al tema anterior. Apocalipsis retoma la idea
del juicio para arrepentimiento y nos dice unas cuantas cosas interesantes:
Apocalipsis 9:20-21 RVC
20 El resto de la gente, los que no murieron por estas
plagas, ni aun así se arrepintieron de su maldad, ni dejaron de adorar a los
demonios ni a las imágenes de oro, plata, bronce, piedra y madera, las cuales no
pueden ver ni oír ni caminar.
21 Tampoco se arrepintieron de sus asesinatos ni de sus
hechicerías, ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos.
Estos versículos aparen al final de una etapa de juicios, los
de las trompetas, y se continúan con un intermedio en el desarrollo de los
mismos. Era esperable que luego de cosas tan terribles los sobrevivientes se
arrepintieran, pero eso no pasó, al menos no con la mayoría.
Apocalipsis 16:11 RVC
11 y por causa de sus dolores y sus úlceras blasfemaron
contra el Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus obras.
Apocalipsis 16:21 RVC
21 Del cielo cayó sobre la gente una enorme granizada, con
granizos que pesaban más de veinte kilos; y fue tan grande la plaga de granizo
que toda la gente blasfemó contra Dios.
En medio de los juicios de las copas, la gente no se
arrepintió, y al final de la última copa, tampoco.
De nuevo, en el final de otra sección de juicios, más
terribles que los anteriores, se esperaría que los sobrevivientes reconocieran a
Dios y se arrepintieran, pero eso no pasó.
Mientras tanto, en Jerusalén finalmente reconocerían a Dios y
se arrepentirían:
Apocalipsis 11:13 RVC
13 En ese momento hubo un gran terremoto, y a causa del
terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil
personas. Los demás se llenaron de terror y dieron gloria al Dios del cielo.
Además de Israel, ¿ninguno se arrepentirá?
Apocalipsis 7:13-14 RVC
13 Entonces uno de los ancianos me dijo: «Y estos que están
vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son? ¿De dónde vienen?»
14 Yo le respondí: «Señor, tú lo sabes.» Entonces él me dijo:
«Éstos han salido de la gran tribulación. Son los que han lavado y emblanquecido
sus ropas en la sangre del Cordero.
Sí, algunos sí. Podríamos interpretar la enseñanza del juicio
a las naciones como un evento que ocurre inmediatamente después de la llegada
corporal de Cristo a la tierra, y eso nos daría oportunidad de pensar que habrá
naciones cuyos sobrevivientes se volverán al Señor.
Mateo 25:31-36 RVC
31 »Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, se sentará en su trono de gloria,
32 y todas las naciones serán reunidas ante él. Entonces él
apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los
cabritos.
33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda,
34 y entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Vengan,
benditos de mi Padre, y hereden el reino preparado para ustedes desde la
fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve
sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me recibieron;
36 estuve desnudo, y me cubrieron; estuve enfermo, y me
visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a visitarme.”
Algo más:
Daniel 12:10 RVC
10 Muchos serán limpiados, emblanquecidos y purificados, pero
los impíos procederán con impiedad, y ninguno de ellos entenderá esto, pero los
entendidos si lo comprenderán.
Recordemos que Daniel está hablando al pueblo de Israel, no a
la iglesia, y estos “muchos” que serían limpiados, emblanquecidos y purificados,
en función del contexto, son más bien los israelitas que están pasando por el
tiempo de juicio. No existía tal cosa como la iglesia en la mente de los
israelitas de esa época.
Resumiendo: los juicios son tanto para destrucción de los
impíos que ya no tienen posibilidad de arrepentimiento como para salvación de
las personas endurecidas que pueden convertirse luego de atravesar por los
sufrimientos.
Pero los que se quedan no lo hacen solamente para
arrepentimiento, aunque ése es el deseo del corazón del Padre, mucho finalmente
no se arrepentirán, el juicio cumple la función de destrucción de los malvados y
pecadores, que no pueden entrar en el nuevo Reino que el Señor va a establecer.
Y esa idea nos permite avanzar hacia lo siguiente.
Nuestros oídos evangélicos pueden aceptar con relativa
facilidad hasta el concepto de “arrepentimiento a través de los juicios”, pero
es mucho más difícil el concepto de “imposibilitados ya de arrepentimiento”. Sin
embargo, es un concepto bíblico.
Vimos los pasajes de Hebreos que nos
hablan de aquellos que al rechazar a Cristo ya no tienen una segunda
oportunidad, pero siguen con vida durante un tiempo debido a que tienen una
“terrible expectativa” del castigo que van a sufrir.
Los cristianos solemos repetir un dicho: “Mientras hay vida,
hay esperanza”, aplicándolo a la posibilidad de salvación en el último minuto de
la existencia. En esencia es cierto, pero la Biblia no dice exactamente eso,
sino que nos muestra casos en los que, a pesar de haber vida, ya no hay
esperanza de salvación. Faraón es un caso paradigmático, porque el Señor mismo
le dice que lo deja con vida para mostrar Sus juicios; ya no había posibilidad
de arrepentimiento.
1 Timoteo 4:1-3 RVC
1 Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos
tiempos, algunos apostatarán de la fe y escucharán a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios,
2 y que por la hipocresía de los mentirosos que tienen
cauterizada la conciencia,
3 prohibirán casarse y mandarán abstenerse de los alimentos
que Dios creó, para que los creyentes y los que han conocido la verdad
participaran de ellos con acción de gracias.
La conciencia cauterizada es la conciencia insensible, y este
tipo de gente aparecería en los últimos tiempos (ahora); esta es la gente que no
creerá ni aún en medio de los juicios y la que de ningún modo puede entrar en el
Reino Venidero, sólo queda la destrucción para ellos. Destrucción que serviría
de ejemplo a los que aún tendrán oportunidad de creer.
Podemos encontrar muchas referencias a la destrucción de los
impíos, los que hacen lo malo y no han querido creer.
1 Pedro 4:18 RVC
18 Además: «Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde
quedarán el impío y el pecador?»
2 Pedro 2:4-5 RVC
4 Es un hecho que Dios no perdonó a los ángeles que pecaron,
sino que los arrojó al infierno y los lanzó a oscuras prisiones, donde se les
vigila para llevarlos a juicio.
5 Y tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que protegió a
Noé, quien proclamó la justicia, y a otras siete personas, y luego envió el
diluvio sobre el mundo de los impíos.
Judas 1:4 RVC
4 pues por medio de engaños se han infiltrado entre ustedes
algunos malvados. Éstos, que desde antes habían sido destinados a la
condenación, convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje y niegan a
Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor.
Salmos 73:17-19 RVC
17 Sólo cuando entré en el santuario de Dios, pude comprender
en lo que ellos van a terminar.
18 ¡Ah!, pero tú vas a hacerlos resbalar; vas a hacerlos caer
en desgracia.
19 ¡En un instante acabarás con ellos! ¡Perecerán por
completo, consumidos de terror!
Además de lo que podemos ver en la Biblia, la experiencia nos
muestra sobradamente que hay personas que se han endurecido tanto que
difícilmente puedan creer. Excepto que el Espíritu Santo me lo revele
específicamente, yo no me atrevería a afirmar de nadie que ya ha llegado al
“punto de no retorno” y, sinceramente, nunca le pregunto eso al Espíritu
respecto de alguna persona. Siempre me manejo con la posibilidad de que puede
llegar a creer y salvarse, pero cuando uno ve gente muy educada, que luego de
mucho estudio y experiencia de vida sigue negando a Dios, ¿qué más queda? O
cuando uno ve gente que comete atrocidades impensadas, y así enseña a otros,
¿qué más queda?
La misericordia de Dios es muy grande, pero tiene un límite,
y el ser humano fácilmente llega a un punto en el cual nada lo hace cambiar de
opinión.
Génesis 11:5-6 RVC
5 Pero el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que
los hijos de los hombres estaban edificando,
6 y dijo: «Esta gente es una sola, y todos ellos tienen un
solo lenguaje. Ya han comenzado su obra, y ahora nada los hará desistir de lo
que han pensado hacer.
Ni aún una advertencia en primera persona de Dios:
Génesis 4:6-8 RVC
6 Entonces el Señor le dijo a Caín: «¿Por qué estás enojado? ¿Por qué ha decaído tu
semblante?
7 Si haces lo bueno, ¿acaso no serás enaltecido? Pero, si no
lo haces, el pecado está listo para dominarte. Sin embargo, su deseo lo llevará
a ti, y tú lo dominarás.»
8 Dijo entonces Caín a su hermano Abel: «Vayamos al campo.» Y
sucedió que, mientras estaban ellos en el campo, Caín se levantó contra su
hermano Abel, y lo mató.
Apocalipsis 21:27 RVC
27 y no entrará en ella nada que sea impuro, o detestable, o
falso, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del
Cordero.
Aunque la imagen de Apocalipsis 21 está todavía muy lejana,
da cuentas del principio que Dios aplica cuando establece un Nuevo Reino: nada
impuro entra.
Isaías 35:8 RVC
8 Allí habrá un camino empedrado, que será llamado «Camino de
Santidad». No pasará por allí nada impuro, porque Dios mismo estará con ellos.
Si alguien pasa por este camino, no se extraviará, por más torpe que sea.
Mateo 5:20 RVC
20 Yo les digo que, si la justicia de ustedes no es mayor que
la de los escribas y los fariseos, ustedes no entrarán en el reino de los
cielos.
1 Corintios 6:9-10 RVC
9 ¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de
Dios? No se equivoquen: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros,
ni los afeminados, ni los que se acuestan con hombres,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los
malhablados, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
1 Corintios 15:50 RVC
50 Pero una cosa les digo, hermanos: ni la carne ni la sangre
pueden heredar el reino de Dios, y tampoco la corrupción puede heredar la
incorrupción.
Cambiado el Reino, los impíos necesariamente deben ser
destruidos porque no podrá entrar en él. ¿Quiénes entrarán, además de los santos
que hayamos sido transformados? Los santos que se hayan convertido durante los
juicios.
Hasta aquí creo que quedó claro que el arrebatamiento de la
iglesia no puede ser entendido como una doctrina aislada dentro de la
escatología, y que tiene verdadero sentido y se justifica plenamente dentro de
“todo el cuadro” y no de manera aislada. También empezamos a ver que hay un
juicio venidero. El arrebatamiento antes del castigo, entonces, es necesario
dentro de un contexto de juicio donde no sería justo que Dios castigara a Sus
fieles junto con los impíos.
Ahora bien, hoy en día los cristianos no tenemos problema en
aceptar que los primeros creyentes esperaban que Cristo viniera por ellos, pero
¿estaban esperando ellos un día de juicio sobre la tierra de tal magnitud que
hiciera NECESARIO que un Dios justo los quitara de ahí?
Ø
Ni los judíos ni los paganos creían en “Papá Noel”
En los últimos tiempos la imagen de Dios ha sido deformada de
la mano de los predicadores de la prosperidad de tal manera que la mayoría de
los líderes hoy transmite una imagen muy de acuerdo con lo que nos gusta
escuchar. El “Dios” de hoy no es un Dios de juicio, no es un Dios que castiga,
sino más bien un Dios (¿o deberíamos decir “dios”?) que ayuda a la superación
personal, que bendice, que siempre está llevándote de “triunfo en triunfo”, que
tiene misericordia, que perdona…. Pero que no exige, que no juzga, que no
condena.
No era ese el Dios de los judíos en los tiempos de Jesús:
ellos tenían bien en claro la ira divina y sabían que de hecho se encontraban
bajo ella. Ellos creían en los juicios que habían venido sobre la tierra y sobre
su nación a lo largo de la historia. Ellos sabían que Dios era justo y que Su
justicia implicaba castigo; los fariseos eran tan estrictos en el cumplimiento
de la Ley (en lo exterior, claro) porque partían del hecho que Dios estaba
enojado con ellos y debían obedecer todo al pie de la letra para que se
calmara.
Lo revolucionario del mensaje de Jesús no fue precisamente
anular la ira y la justicia de Dios, sino mostrar su faceta de amor y
misericordia, una forma de escapar de esa ira.
Los paganos no tenían esa fuerte esperanza en un Dios justo,
pero tenían conciencia de que los dioses esperaban una cierta justicia y de que
podían ser castigados por cualquier desliz, por eso vivían pretendiendo
aplacarlos y agradarlos continuamente, a través de sus ritos y sacrificios.
No, el mundo antiguo no creía que Dios fuera algo así como
“Papá Noel” sino todo lo contrario, todos tenían conciencia de estar en falta
delante de lo divino y sabían que los juicios podían venir en cualquier
momento.
Ø
El día del Señor
Es un error si pretendemos entender el pensamiento de los
primeros cristianos únicamente a partir de lo que dice el Nuevo Testamento
porque de hecho ellos no lo tenían, su base principal eran los pasajes
mesiánicos y proféticos del Antiguo. Y una de las esperanzas del Antiguo
Testamento que continúa en los tiempos del Nuevo es lo referente al “Día del
Señor”.
“Los pasajes del Antiguo Testamento que tratan sobre el día
del Señor, con frecuencia transmiten un sentido de inminencia, cercanía y
expectación: “Aullad, porque cerca está el día de Jehová...” (Isaías 13:6);
“Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová;…” (Ezequiel 30:3); “Ay
del día! Porque cercano está el día de Jehová..” (Joel 1:15); “…tiemblen todos los moradores de la tierra,
porque viene el día de Jehová, porque está cercano.” (Joel 2:1); “Muchos pueblos
en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de
la decisión.” (Joel 3:14); “Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las
naciones;..” (Abdías 15); “Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el
día de Jehová está cercano;…” (Sofonías 1:7) “Cercano está el día grande de
Jehová, cercano y muy próximo;…” (Sofonías 1:14). Esto es porque los pasajes del
Antiguo Testamento sobre “el día del Señor” con frecuencia hablan tanto del
cercano, como del lejano cumplimiento, de la misma forma que lo hace mucha de la
profecía del Antiguo Testamento. Hay veces en que en el Antiguo Testamento, “el
día del Señor” es usado para describir juicios históricos que ya habían sido
ejecutados en al menos algún sentido (Isaías 13:6-22; Ezequiel 30:2,19; Joel
1:15; 3:14; Amos 5:18-20; Sofonías 1:14-18), mientras que otras veces se refiere
a juicios divinos que tendrán lugar hacia el final de los tiempos (Joel 2:30-32;
Zacarías 14:1; Malaquías 4:1,5).”
“La frase “el día del Señor” es usada diecinueve veces en el
Antiguo Testamento (Isaías 2:12; 13:6, 9: Ezequiel 13:5, 30:3; Joel 1:15, 2:1,
11, 31, 3:14; Amos 5:18, 20; Abdías 15; Sofonías 1:7, 14; Zacarías 14:1;
Malaquías 4:5) y cuatro veces en el Nuevo Testamento (Hechos 2:20; 2
Tesalonicenses 2:2; 2 Pedro 3:10). También es aludido en otros pasajes
(Apocalipsis 6:17; 16:14).
“El Nuevo Testamento lo llama un día de “ira,” un día de
“visitación,” y “el gran día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:14) y se
refiere al aún futuro cumplimiento cuando la ira de Dios sea derramada sobre el
Israel incrédulo (Isaías 22; Jeremías 30:1-17; Joel 1-2; Amos 5; Sofonías 1), y
sobre el mundo incrédulo (Ezequiel 38-39; Zacarías 14). Las Escrituras indican
que “el día del Señor” vendrá de repente, como ladrón en la noche. (Sofonías
1:14-15; 2 Tesalonicenses 5:2); y por tanto, nosotros como cristianos debemos
estar alertas y preparados para la venida de Cristo en cualquier momento.” [3]
El “día del Señor” era parte de la expectativa de Israel y
eso se transmitió a la naciente iglesia. Esta expectación de un día de juicio y
purificación de la Tierra fue ampliándose luego en las enseñanzas de Jesús y de
los apóstoles, adquiriendo nuevos matices.
Mateo 3:7-10 RVC
7 Cuando él vio que muchos de los fariseos y de los saduceos
venían a su bautismo, les decía: «¡Generación de
víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera?
8 Produzcan frutos dignos de arrepentimiento,
9 y no crean que pueden decir: “Tenemos a Abrahán por padre”,
porque yo les digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a
Abrahán.
10 El hacha ya está lista para derribar de raíz a los
árboles; por tanto, todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado en el
fuego.
Desde antes que Jesús comenzara a predicar, la expectativa
del día del juicio estaba presente. Recordemos algo muy importante: los primeros
oyentes del Evangelio no estaban tan preocupados por su vida futura, luego de la
muerte, como por su vida terrenal presente. Hoy nosotros leemos muchos pasajes
en función de la vida o la condenación eternas, y no digo que eso esté mal, pero
probablemente no era lo que los primeros oyentes entendía o esperaban, sino más
bien lo terrenal.
Con esto en mente, podemos ir a las primeras palabras de
Jesús:
Mateo 4:17 RVC
17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar, y decía:
«Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.»
El Señor está conectando Su mensaje con el mensaje de Juan el
Bautista, por lo que “arrepiéntanse” está relacionado con escapar de la ira
venidera y “el reino de los cielos” no era la vida eterna en el cielo tal como
nosotros la esperamos sino el establecimiento del Reino Davídico o Milenial; y
tan fuerte era esa esperanza que aún sus discípulos, antes de la Ascensión
volvieron a preguntarle por lo mismo. El día del Juicio estaba asociado con el
Reino de Dios y su venida y este era el tema principal de la predicación del
Señor.
El día de la ira implica un juicio, que dará origen al Reino
de los Cielos. Y Jesucristo es el Juez.
Hechos 17:31 RVC
31 Porque él ha establecido un día en que, por medio de aquel
varón que escogió y que resucitó de los muertos, juzgará al mundo con
justicia.»
Hechos 10:42 RVC
42 Él mismo nos mandó a predicar al pueblo, y a dar
testimonio de que Dios lo ha nombrado Juez de los vivos y de los muertos.
2 Timoteo 4:8 RVC
8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que
en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a
todos los que aman su venida.
Al presentarlo como Juez se está sobreentendiendo una
sentencia y un castigo para los malos (y recompensa para los buenos), que es lo
que hace un Juez. Esa instancia de juicio fácilmente podía asociarse con el “día
del Señor”.
“El término “Reino de Dios” se encuentra 52 veces en el Nuevo
testamento, “Reino de los Cielos” se encuentra 31 veces y la palabra “Reino” 138
veces. El Nuevo testamento habla de “las buenas nuevas del Reino”, el “Reino y
la justicia de Dios”, del “Hijo del Reino” y de la “Palabra del Reino”. Jesús
habló de “Su Reino”. Hechos dice que Felipe predicó “Las buenas nuevas del reino
de Dios y del nombre de Jesús” (8:12). Pablo alentó a los creyentes diciendo que
era “a través de muchas tribulaciones que se entraría en el reino de Dios”
(14:22). Los últimos dos versículos de Hechos dicen, “Y Pablo permaneció dos
años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían,
predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo,
abiertamente y sin impedimento”.”[4]
Entonces, la expectativa del “día del Señor”, es decir, de un
día de juicio futuro, estaba muy presente en los primeros cristianos. Ellos no
estaban esperando tanto una salvación espiritual, que su alma se fuera al cielo
como un establecimiento terrenal, por supuesto que esperaban lo primero, pero el
énfasis tan fuerte en el “cielo” en detrimento del Reino terrenal es más bien
una construcción cristiana posterior. Recordemos: los judíos esperaban un Reino
terrenal y por ende rechazaron a un Mesías que no era un “líder político –
militar”. Esa expectativa se transmite a la iglesia primitiva y Jesús no la
niega, sino que le da otro enfoque temporal. Lo novedoso de Su predicación no
fue cambiar la esperanza terrenal por otra espiritual, sino introducir un
paréntesis (además de clarificar la esperanza que tenemos en los cielos):
Lucas 19:11-12 RVC
11 Al escuchar la gente estas cosas, Jesús les contó una
parábola, pues ya estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de
Dios estaba por manifestarse.
12 Jesús les dijo: «Un hombre de alto rango se fue a un país
lejano, para recibir un reino y luego volver.
Este reino que ellos esperaban era el Reino Davídico
restaurado:
Amós 9:11-15 RVC
11 »Cuando llegue el día, yo volveré a levantar el
tabernáculo de David, que ahora está derribado, y repararé sus grietas y
reedificaré sus ruinas. Volveré a edificarlo, como en el pasado,
12 para que todos aquellos sobre los
que se invoca mi nombre tomen posesión del resto de Edom, y de todas las
naciones. —Palabra del Señor, que así lo hará.
13 »Vienen días en que los que aran alcanzarán a los que
siegan, y los que pisan las uvas alcanzarán a los que siembran. Los montes
destilarán mosto, y todas las colinas se derretirán. —Palabra del Señor.
14 »Haré volver del cautiverio a mi pueblo Israel, y ellos
reconstruirán las ciudades destruidas y volverán a habitarlas; plantarán viñas,
y de ellas beberán el vino, y plantarán huertos, y de ellos comerán su
fruto.
15 Yo los plantaré sobre su tierra, y nunca más volverán a
ser arrancados de ella, pues yo se la di en posesión.» —Palabra del Señor su
Dios.
Esta promesa se cumplió parcialmente pero no en su totalidad,
por lo que, o bien relativizamos la Palabra de Dios y le recortamos significado
según nos convenga, o bien deberemos reconocer que todavía hay un reino de
bendición futuro por venir.
Isaías 2:1-4 RVC
1 Visión de Isaías hijo de Amoz
acerca de Judá y de Jerusalén:
2 En los últimos días el monte de la casa del Señor será
confirmado como cabeza de los montes; será exaltado por encima de las alturas, y
hacia él correrán todas las naciones.
3 Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de
Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas. Porque
la enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del Señor.
4 Él juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a muchos
pueblos. Y ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en
hoces. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán
más para hacer la guerra.»
Esta profecía DECIDIDAMENTE no se cumplió, ni mucho
menos! Acá nadie puede relativizar nada; corresponde a
un reino futuro.
Isaías 4:2-6 RVC
2 Ese día, el renuevo del Señor será de gloria y hermosura, y
el fruto de la tierra será de honra y grandeza para los sobrevivientes de
Israel.
3 Sucederá que quien se quede en Sión, y quien sea dejado en
Jerusalén, será llamado santo; es decir, todos los que estén con vida y
registrados en Jerusalén.
4 Cuando el Señor lave las impurezas de las hijas de Sión, y
con el soplo abrasador de su justicia limpie la sangre que hay en medio de
Jerusalén,
5 creará una nube oscura durante el día, y un fuego flamígero
y resplandeciente durante la noche, para cubrir todo lugar en el monte de Sión y
donde haya reuniones. Y sobre todo esto estará la gloria del Señor.
6 Además, habrá un resguardo, una sombra contra el calor del
día, para guarecerse de la lluvia y del aluvión.
Otra profecía aún no cumplida.
Isaías 11:1-10 RVC
1 Una vara saldrá del tronco de Isaí; un vástago retoñará de
sus raíces.
2 Sobre él reposará el espíritu del Señor; el espíritu de
sabiduría y de inteligencia; el espíritu de consejo y de poder, el espíritu de
conocimiento y de temor del Señor.
3 Su deleite será temer al Señor. No juzgará según las
apariencias, ni dictará sentencia según los rumores.
4 Defenderá los derechos de los pobres, y dictará sentencias
justas en favor de la gente humilde del país. Su boca será la vara que hiera la
tierra; sus labios serán el ventarrón que mate al impío.
5 La justicia y la fidelidad serán el cinto que ceñirá su
cintura.
6 El lobo convivirá con el cordero; el leopardo se acostará
junto al cabrito; el becerro, el león y el animal engordado andarán juntos, y un
chiquillo los pastoreará.
7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el
león comerá paja como buey.
8 El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el
recién destetado extenderá su mano sobre la cueva de la víbora.
9 Nadie hará mal ni daño alguno en ninguna parte de mi santo
monte, porque la tierra estará saturada del conocimiento del Señor, así como las
aguas cubren el mar.
10 Cuando llegue ese día, sucederá que los pueblos irán en
busca de la raíz de Isaí, la cual se plantará como estandarte de las naciones; y
su habitación será gloriosa.
Isaías 65:17-25 RVC
17 »¡Fíjense bien! ¡Ya estoy creando
nuevos cielos y nueva tierra! De los primeros, nadie volverá a acordarse, ni los
traerá más a la memoria.
18 Al contrario, ustedes se alegrarán y regocijarán siempre
en lo que voy a crear. Estoy por crear una Jerusalén alegre y un pueblo
gozoso.
19 Yo me alegraré con Jerusalén; me gozaré con mi pueblo, y
nunca más volverán a oírse en ella voces de llanto ni de clamor.
20 No habrá en ella niños que mueran a los pocos días, ni
ancianos que no cumplan sus años de vida; los niños morirán a los cien años de
vida, y los pecadores que lleguen a vivir cien años serán malditos.
21 Edificarán casas, y las habitarán; plantarán viñas, y
comerán las uvas.
22 No volverán a edificar casas para que otro las habite, ni
plantarán nada para que otros se coman los frutos. La vida de mi pueblo será
semejante a la vida de los árboles; mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus
manos.
23 No trabajarán en vano, ni darán a luz hijos que estén bajo
maldición, porque ellos y sus descendientes son un linaje bendecido por el
Señor.
24 Antes de que me pidan ayuda, yo les responderé; no habrán
terminado de hablar cuando ya los habré escuchado.
25 El lobo y el cordero descansarán juntos, el león comerá
paja como el buey, y la serpiente se alimentará con el polvo de la tierra. En
todo mi santo monte no habrá aflicción ni nadie hará daño a nadie. Yo, el Señor,
lo he dicho.»
Esto no se refiere a la vida eterna, sino a una vida terrenal
renovada y purificada.
Miqueas 4:1-4 RVC
1 En los últimos días el monte de la casa del Señor será
confirmado como cabeza de los montes y exaltado por encima de las colinas, y a
él acudirán los pueblos.
2 Muchas naciones vendrán, y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de
Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas.» Porque
la enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del Señor.
3 Y el Señor juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a
naciones poderosas y lejanas; y éstas convertirán sus espadas en azadones y sus
lanzas en hoces. Ninguna nación volverá a levantar la espada contra otra nación,
ni se entrenarán más para hacer la guerra.
4 Cada uno se sentará bajo su vid y a la sombra de su
higuera, y no habrá nadie que pueda amedrentarlos. Esto lo ha declarado la boca
del Señor de los ejércitos.
Y podemos seguir buscando otros pasajes, pero está claro que
la situación descrita aquí NO SE CUMPLIÓ aún, y el estado actual de las cosas no
hace pensar que vaya a suceder por simple “mejoramiento social progresivo”,
porque nada de eso está pasando en el mundo ni existe en la Biblia.
Digamos de paso, que cuando los amilenialistas protestan en
contra de la interpretación de Apocalipsis 20 están desconociendo que ese pasaje
simplemente retoma y agrega información a lo que se había profetizado ya en los
Profetas.
Apocalipsis 20:1-4 RVC
1 Vi entonces que un ángel descendía del cielo. Llevaba en su
mano la llave del abismo y una gran cadena.
2 Apresó al dragón, que es la serpiente antigua, y que es
también el Diablo y Satanás, y lo ató durante mil años;
3 luego lo arrojó al abismo y lo encerró, y selló la puerta,
para que no volviera a engañar a las naciones hasta el cabo de los mil años.
Después de esto es necesario que se le suelte por un poco de tiempo.
4 Vi entonces unos tronos, y sobre ellos estaban sentados los
que recibieron la autoridad para juzgar. También vi las almas de los que fueron
decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos
son los que nunca adoraron a la bestia ni a su imagen, ni aceptaron jamás llevar
su marca en la frente ni en las manos; y éstos volvieron a vivir y reinaron con
Cristo durante mil años.
Los que recibieron autoridad para juzgar (que no son todos
los salvos) están en sus tronos, es decir, son reyes. ¿Qué hace un rey?
¿Simplemente se entretiene para dejar pasar el tiempo? ¡Nada de eso! Cualquier
oyente de ese entonces sabía que la vida de un rey era muy ocupada y cargada de
responsabilidades. Hoy nosotros tenemos una caricatura de los reyes de la
antigüedad, gracias a Hollywood y los dibujitos animados que nos mostraron a
monarcas opulentos y aburridos, buscando una razón para vivir. Pero eso es una
distorsión.
Cuando Juan habla de los reyes sentados en su trono no
necesita agregar más porque sus oyentes sabían que esos reyes santos iban a
impartir justicia sobre el mundo y se iban a ocupar de todos los asuntos
políticos, sociales, económicos y legales de un reino, promesa que habían
escuchado desde hacía tiempo.
Romanos 8:19-21 RVC
19 Porque la creación aguarda con gran impaciencia la
manifestación de los hijos de Dios.
20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su
propia voluntad, sino porque así lo dispuso Dios, pero todavía tiene
esperanza,
21 pues también la creación misma será liberada de la
esclavitud de corrupción, para así alcanzar la libertad gloriosa de los hijos de
Dios.
Esto no puede pasar en el cielo, sino en la tierra, y tiene
que ver con los santos reinando, sino ¿por qué diría “la manifestación de los
hijos de Dios”? Bastaría sólo con decir “la manifestación de Jesucristo”.
Bueno, pero en realidad empezamos esta sección hablando sobre
el día del Señor y el juicio venidero, ¿qué tiene que ver eso con el Reino
Davídico o Milenial?
Por un lado, el “día del Señor” era la expectación de juicio
sobre los malvados. Los santos de la antigüedad no creían en una “misericordia
infinita” de Dios (como muchos cristianos tibios de hoy) sino que junto con el
salmista clamaban:
Salmos 94:3 RVC
3 ¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuando se regocijarán los
impíos?
Ellos esperaban justicia sobre los paganos, los malvados, los
impíos, y los cristianos también deberíamos hacerlo pero lamentablemente nos
hemos amoldado tanto al “Dios - Papá Noel” de los predicadores de la
prosperidad, que ya ni nos preocupamos por ello y vivimos en “santa” (!?) resignación.
No solo el día del juicio había sido anunciado, sino que era
necesario que pasara.
Por otra parte, el Reino de los Cielos no podía establecerse
si había impíos y pecadores, y ellos no podían entrar en él.
Proverbios 10:30 RVC
30 El justo jamás tendrá un tropiezo, pero los impíos no
habitarán la tierra.
No estamos acostumbrados a interpretar Proverbios de manera
profética, pero toda la Palabra es profética y lo que dice este pasaje aún no se
ha cumplido completamente: los justos siguen teniendo tropiezos y los impíos
siguen habitando y llenando la tierra.
Hechos 13:40-41 RVC
40 Tengan, pues, cuidado de que no les sobrevenga lo que
anunciaron los profetas:
41 “Ustedes, que todo lo desprecian, ¡asómbrense y
desaparezcan! En los días de ustedes haré algo tan grande que no podrán creerlo,
aunque alguien se lo explique.”»
Visto a la luz de lo que venimos diciendo, este pasaje
resulta sugestivo.
Veamos ahora otro razonamiento:
Sofonías 3:13 RVC
13 El remanente de Israel no cometerá injusticias ni dirá
mentiras, ni habrá entre ellos gente mentirosa, porque yo los cuidaré como un
pastor, y ellos dormirán sin que nadie los atemorice.»
Isaías 65:25 RVC
25 El lobo y el cordero descansarán juntos, el león comerá
paja como el buey, y la serpiente se alimentará con el polvo de la tierra. En
todo mi santo monte no habrá aflicción ni nadie hará daño a nadie. Yo, el Señor,
lo he dicho.»
Isaías 11:9 RVC
9 Nadie hará mal ni daño alguno en ninguna parte de mi santo
monte, porque la tierra estará saturada del conocimiento del Señor, así como las
aguas cubren el mar.
Si hay una promesa de paz, tranquilidad y prosperidad, no
podía haber impíos dando vueltas por ahí. No podían los impíos entrar ni
permanecer en el Reino Davídico restaurado, por lo que debían ser quitados de la
tierra.
Jesús aclara más ese concepto con Sus palabras, y recordemos
que cuando decía “Reino” estaba hablando más de un Reino terrenal que
espiritual, según lo que vimos antes:
Mateo 5:20 RVC
20 Yo les digo que, si la justicia de ustedes no es mayor que
la de los escribas y los fariseos, ustedes no entrarán en el reino de los
cielos.
Mateo 18:3 RVC
3 y dijo: «De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se
vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos.
Mateo 25:31-34, 41 RVC
31 »Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, se sentará en su trono de gloria,
32 y todas las naciones serán reunidas ante él. Entonces él
apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los
cabritos.
33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda,
34 y entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Vengan,
benditos de mi Padre, y hereden el reino preparado para ustedes desde la
fundación del mundo.
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: “¡Apártense
de mí, malditos! ¡Vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus
ángeles!
De nuevo, “Reino” aquí no se refiere al cielo sino a la
tierra; no hay tal cosa como un “separar naciones” cuando morimos; cuando
morimos lo hacemos como individuos y hay un juicio individual y una esperanza de
recompensa y castigo individual. Ese concepto no era necesario exponerlo porque
ya existía en todos los pueblos, incluso entre los paganos; no hacía falta
explayarse en aquel entonces como sí hace falta hacerlo en el presente debido a
la secularización de la sociedad y a la pérdida de visión espiritual y de
esperanza de eternidad. Pero los antiguos no habían perdido esa esperanza ni esa
visión.
Los egipcios creían en la vida después de la muerte y en un
juicio de recompensa o castigo. Los griegos creían en un lugar adónde iban los
muertos y que serían juzgados según sus obras; y los romanos adoptaron una
creencia parecida. Los judíos también, aunque la vida en el más allá no era
principal preocupación. No era necesario para casi ninguno de los oyentes
antiguos explicar que había vida después de la muerte, que serían juzgados según
sus obras y que habría recompensa o castigo eterno; era necesario explicar que
Dios era el único juez y que Cristo había pagado el precio; ellos ya sabían que
había un cielo o infierno esperándolos.
Y como no era necesario para nada enfatizar ese tema, debemos
cuidarnos de leer los pasajes que hablan del Reino Venidero con una visión
exclusivamente espiritual.
1 Corintios 6:9-10 RVC
9 ¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de
Dios? No se equivoquen: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros,
ni los afeminados, ni los que se acuestan con hombres,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los
malhablados, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
Otro pasaje que hemos leído siempre en un sentido espiritual,
es decir, relacionado con la vida después de la muerte, y no digo que eso sea
incorrecto, pero si volvemos al concepto de que los primeros cristianos tenían
la esperanza de la venida del Mesías y el establecimiento de un reino terrenal,
deberíamos también leerlo en otro sentido.
Hechos 1:6-8 RVC
6 Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron:
«Señor, ¿vas a devolverle a Israel el reino en este tiempo?»
7 Y él les respondió: «No les toca a ustedes saber el tiempo
ni el momento, que son del dominio del Padre.
8 Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán
poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra.»
El último mensaje de Jesús en esta tierra tuvo que ver con el
Reino Davídico restaurado, y no con la vida eterna ni con el cielo. Notemos que
en ningún momento niega que volvería, sino que pone un
lapso temporal no definido para ellos. Por las dudas de que su esperanza hubiera
sido defraudada por las últimas palabras del Señor, los ángeles les hacen una
aclaración:
Hechos 1:10-11 RVC
10 Mientras miraban al cielo y veían cómo él se alejaba, dos
varones vestidos de blanco se pusieron junto a ellos
11 y les dijeron: «Varones galileos, ¿por qué están mirando
al cielo? Este mismo Jesús, que ustedes han visto irse al cielo, vendrá de la
misma manera que lo vieron desaparecer.»
No era el fin, Jesús vendría y no debían dudar de eso.
La esperanza de la segunda venida de Jesús NO ESTABA SEPARADA
de la restauración del Reino Davídico o el futuro Reino de los Cielos prometido
a Israel, reino terrenal de paz, tranquilidad y abundancia natural; reino en el
cual no entrarían los impíos y que necesariamente tenía que estar precedido del
Día del Señor, día de ira y castigo sobre todos los malos que finalmente serían
quitados de la tierra.
Esta esperanza, para Israel, estaba circunscripta a su propia
tierra y región; Jesucristo primero y la Iglesia después la extendieron a todos
los hombres y todo el mundo.
Con todo lo anterior en mente, se nos hace claro que cuando
los primeros cristianos hablaban de la segunda venida de Cristo NO estaban
pensando en lo que nosotros hoy generalmente pensamos: ellos ya tenían su
esperanza eterna resuelta al haber aceptado a Cristo, pero estaban afligidos y
oprimidos por la cruel realidad que les tocaba vivir, y la promesa del Dios de
Israel, que luego se transmitió a la naciente iglesia, era que habría un juicio
sobre los malvados y un Reino Nuevo, perfectamente justo y abundante en el que
estarían.
A los cristianos occidentales de este tiempo se nos hace
difícil entender eso porque hemos vivido en relativa paz y abundancia, y como
somos nosotros los que tenemos la mayor facilidad para escribir y difundir
teología, el resto del cristianismo queda impregnado (más bien, contaminado) con
NUESTRA particular cosmovisión; pero cuidado, la mayoría de las personas a lo
largo de la historia y aún hoy no tienen ni la comodidad ni la relativa
seguridad que nosotros tenemos (hasta ahora y no por mucho más), y ellos (que
son los más) pueden entender perfectamente la esperanza y el mensaje de los
primeros cristianos.
Los escritores bíblicos no necesitaban repetir lo que sus
lectores ya sabían, de hecho, en aquel tiempo cada palabra de más contaba; no
era para nada sencillo ni escribir, ni hacer llegar lo escrito ni copiar un texto. Es más, sólo
hace relativamente poco tiempo se nos facilitó enormemente la tarea de escribir
y copiar, pero durante la mayor parte de la historia de la humanidad no lo fue.
Entonces, no debemos que continuamente se estén nombrando TODAS las enseñanzas
respecto de la venida de Cristo.
¿Los primeros cristianos esperaban que Cristo volviera a esta
tierra, concepto distinto a ser llevados al cielo? ¡Por supuesto que sí!
Hechos 1:10-11 RVC
10 Mientras miraban al cielo y veían cómo él se alejaba, dos
varones vestidos de blanco se pusieron junto a ellos
11 y les dijeron: «Varones galileos, ¿por qué están mirando
al cielo? Este mismo Jesús, que ustedes han visto irse al cielo, vendrá de la
misma manera que lo vieron desaparecer.»
Hechos 3:19-21 RVC
19 Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que
sus pecados les sean perdonados
20 y Dios haga venir sobre ustedes tiempos de alivio y les
envíe a Cristo Jesús, que ya les fue anunciado.
21 Es necesario que el cielo reciba a Jesús hasta el momento
en que todas las cosas sean restauradas, lo cual Dios ya ha anunciado desde los
tiempos antiguos por medio de sus santos profetas.
Aquí claramente se relaciona la promesa de la venida de
Cristo con el establecimiento del Reino Milenial
1 Corintios 1:6-8 RVC
6 Así se ha confirmado en ustedes el testimonio acerca de
Cristo,
7 de tal manera que nada les falta en ningún don, mientras
esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo,
8 el cual también los confirmará hasta el fin, para que sean
irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
Otra vez: la segunda venida (no la vida eterna) relacionada
con la santidad, ¿para qué, si al fin y al cabo Pablo habla en la misma carta de
los que son “salvos como escapando del fuego”? No todos los cristianos eran (ni
son…) irreprensibles, para qué esforzarse tanto en serlo si no hubiera alguna
esperanza al respecto: algo que recibir y algo de qué escapar.
1 Corintios 15:22-26 RVC
22 Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo
todos serán vivificados.
23 Pero cada uno en su debido orden: en primer lugar, Cristo;
y después, cuando Cristo venga, los que son de él.
24 Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino al
Dios y Padre, y haya puesto fin a todo dominio, autoridad y poder.
25 Porque es necesario que él reine hasta que haya puesto a
todos sus enemigos debajo de sus pies,
26 y el último enemigo que será destruido es la muerte.
La segunda venida asociada con el Reino Milenial, y aunque no
está tan claro aquí, leyendo Apocalipsis podemos ver que hay una brecha entre su
venida a reinar y entregar el Reino al Padre, precisamente lo que llamamos el
Reino Milenial o Davídico.
Filipenses 3:20-21 RVC
20 Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde
también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
21 él transformará el cuerpo de nuestra humillación, para que
sea semejante al cuerpo de su gloria, por el poder con el que puede también
sujetar a sí mismo todas las cosas.
Cristo viene, transforma nuestros cuerpos, que no hacen falta
en el cielo pero si en una nueva tierra, sujeta todas las cosas, no en el cielo
donde ya le están sujetas.
Colosenses 3:1-4 RVC
1 Puesto que ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen
las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.
2 Pongan la mira en las cosas del cielo, y no en las de la
tierra.
3 Porque ustedes ya han muerto, y su vida está escondida con
Cristo en Dios.
4 Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste,
entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.
Cristo se manifiesta, no en el cielo donde ya está, sino en
la tierra (y esto es en Su segunda venida) y nosotros con él, esto es, reinamos
en gloria aquí.
1 Tesalonicenses 1:9-10 RVC
9 porque ellos mismos hablan de lo bien que ustedes nos
recibieron, y cómo se apartaron de los ídolos y se volvieron al Dios vivo y
verdadero, para servirlo
10 y esperar de los cielos a Jesús, su Hijo, a quien Dios
resucitó de los muertos, y que es quien nos libra de la ira venidera.
Cristo viene y, de paso, nos libra del juicio que viene, esto
es, del “día del Señor”, que no se refiere a la vida después de la muerte.
1 Tesalonicenses 2:19 RVC
19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza o gozo delante de
nuestro Señor Jesucristo? ¿De qué corona puedo vanagloriarme cuando él venga, si
no es de ustedes?
Pablo estaba aquí esperando la inminente venida de Cristo
para presentarle a los santos de Tesalónica como fruto
de su ministerio.
1 Tesalonicenses 3:12-13 RVC
12 Y que el Señor los haga crecer y aumente el amor entre
ustedes y hacia los demás, así como también nosotros los amamos a ustedes,
13 para que se fortalezca su corazón y sean ustedes santos e
irreprensibles delante de nuestro Dios y Padre, cuando venga nuestro Señor
Jesucristo con todos sus santos.
Cristo viene y con Él Sus santos, a reinar.
1 Tesalonicenses 4:15-16 RVC
15 Les decimos esto como una enseñanza del Señor: Nosotros,
los que vivimos, los que habremos quedado hasta que el Señor venga, no nos
adelantaremos a los que murieron,
16 sino que el Señor mismo descenderá del cielo con voz de
mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo
resucitarán primero.
1 Tesalonicenses 5:2-9 RVC
2 Ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará
como ladrón en la noche;
3 De repente, cuando la gente diga: «Paz y seguridad», les
sobrevendrá la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores, y no
escaparán.
4 Pero ustedes, hermanos, no viven en tinieblas, como para
que ese día los sorprenda como un ladrón,
5 sino que todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día.
No somos de la noche ni de la oscuridad,
6 así que no durmamos como los demás, sino mantengámonos
atentos y sobrios.
7 Los que duermen, de noche duermen; los que se embriagan, de
noche se embriagan;
8 pero nosotros, los que somos del día, debemos ser sobrios,
ya que nos hemos revestido de la coraza de la fe y del amor, y tenemos como
casco la esperanza de la salvación.
9 Dios no nos ha puesto para sufrir el castigo, sino para
alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
Cristo viene, y junto con Él, viene el castigo, el “día del
Señor”, el juicio del que sus fieles deben escapar, aunque el texto deja abierta
la posibilidad de que no lo hagan, porque sino ¿para qué diría que debemos
mantenernos atentos y sobrios? En ese contexto, la “salvación” aquí no es
exactamente la “salvación de nuestras almas” sino la salvación del castigo, que
no es el infierno porque todo lo que ocurre está pasando en esta tierra adónde
viene el Rey para establecer Su Reino.
1 Tesalonicenses 5:23 RVC
23 Que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y
que guarde irreprensible todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, para la venida de
nuestro Señor Jesucristo.
I Tesalonicenses fue el primer documento escrito de todo el
Nuevo Testamento, y sorprende la gran cantidad de referencias que hay a la
segunda venida, en un momento de la predicación del mensaje en que ésta
lógicamente debía estar muy fuertemente asociada con la esperanza judía del
futuro reino y del día del Señor, del castigo de los impíos y de la protección
de los santos. Los lectores de la carta no tenían absolutamente ningún otro
texto de los que conformarían el Nuevo Testamento, solo los escritos del
Antiguo.
2 Tesalonicenses 1:6-10 RVC
6 Delante de Dios es justo también que se haga sufrir a
quienes los hacen sufrir a ustedes,
7 y al mismo tiempo darles un descanso a ustedes, los que
sufren, lo mismo que a nosotros, cuando el Señor Jesús se manifieste desde el
cielo con sus poderosos ángeles,
8 entre llamas de fuego, para darles su merecido a los que no
conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
9 Éstos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, y serán
excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,
10 el día que venga para ser glorificado en sus santos y
admirado por todos los que creyeron. Y ustedes han creído a nuestro
testimonio.
Cristo viene y viene el juicio con Él y el establecimiento de
Su Reino (“darles un descanso”). Aquí se habla de castigo y de destrucción
eterna, y una interpretación tradicional considera que el castigo de los malos
es inmediato a Su Venida. Pero aquí no se habla del arrebatamiento, ni a favor
ni en contra, por lo que mal podría usarse este pasaje para negar tanto el
arrebatamiento como la tribulación. Simplemente está diciendo que habrá un
castigo cuando Él venga a esta tierra. Podría suponerse que estos estaban
afligiendo a los santos en ese momento, pero, de nuevo, esa interpretación
tampoco supone que no habrá un arrebatamiento, simplemente podría decir que
habrá santos en ese momento, que podían haberse convertido durante el período de
juicio (y ya vimos que ése es uno de los propósitos de los juicios).
2 Tesalonicenses 2:1-3 RVC
1 Hermanos, con respecto a la venida de nuestro Señor
Jesucristo y nuestra reunión con él, les rogamos
2 que no cambien fácilmente de manera de pensar. No se dejen
asustar por nadie, ni siquiera por un espíritu, una palabra, o una carta que
pretenda aparecer como nuestra, en el sentido de que el día del Señor está
cerca.
3 De ninguna manera se dejen engañar. Porque ese día no
vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, es
decir, el hijo de perdición,
2 Tesalonicenses 2:8 RVC
8 Entonces se manifestará ese malvado, a quien el Señor
matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su
venida.
Cristo viene, hay sucesos que tienen que pasar antes y habrá
un juicio cuando llegue.
1 Timoteo 6:13-14 RVC
13 Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de
Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato,
te mando
14 que mantengas el mandamiento inmaculado e irreprensible
hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,
Cristo viene y debemos ser hallados fieles cuando lo haga, no
simplemente “cristianos”, sino fieles.
2 Timoteo 4:8 RVC
8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que
en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a
todos los que aman su venida.
La doctrina de la venida de Cristo no es un asunto menor,
sino de suma importancia.
Tito 2:11-13 RVC
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para la
salvación de todos los hombres,
12 y nos enseña que debemos renunciar a la impiedad y a los
deseos mundanos, y vivir en esta época de manera sobria, justa y piadosa,
13 mientras aguardamos la bendita esperanza y la gloriosa
manifestación de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
Hebreos 9:28 RVC
28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar
los pecados de muchos; pero aparecerá por segunda vez, ya sin relación con el
pecado, para salvar a los que lo esperan.
Hebreos 10:35-37 RVC
35 Por lo tanto, no pierdan la confianza, que lleva consigo
una gran recompensa.
36 Lo que ustedes necesitan es tener paciencia; para que, una
vez que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido
darnos.
37 «Porque dentro de muy poco tiempo el que ha de venir,
vendrá y no tardará.
Esta recompensa no es la vida eterna, sino:
Lucas 22:28-30 RVC
28 »Pero son ustedes los que han permanecido conmigo en mis
pruebas.
29 Por tanto, yo les asigno un reino, así como mi Padre me lo
asignó a mí,
30 para que en mi reino coman y beban a mi mesa, y se sienten
en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.»
1 Pedro 1:3-7 RV1960
3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos,
4 para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,
5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,
para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero.
6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco
de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa
que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en
alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
1 Pedro 1:13 RVC
13 Por lo tanto, preparen su mente para la acción, estén
atentos y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando Jesucristo
sea manifestado.
1 Pedro 4:12-13 RVC
12 Amados hermanos, no se sorprendan de la prueba de fuego a
que se ven sometidos, como si les estuviera sucediendo algo extraño.
13 Al contrario, alégrense de ser partícipes de los
sufrimientos de Cristo, para que también se alegren grandemente cuando la gloria
de Cristo se revele.
1 Pedro 5:4 RVC
4 Así, cuando se manifieste el Príncipe de los pastores,
ustedes recibirán la corona incorruptible de gloria.
2 Pedro 3:3-4 RVC
3 Pero antes deben saber que en los días finales vendrá gente
blasfema, que andará según sus propios malos deseos
4 y que dirá: «¿Qué pasó con la
promesa de su venida? Desde el día en que nuestros padres murieron, todas las
cosas siguen tal y como eran desde el principio de la creación.»
2 Pedro 3:10-13 RVC
10 Pero el día del Señor llegará como un ladrón en la noche.
Ese día los cielos desaparecerán en medio de un gran estruendo, y los elementos
arderán y serán reducidos a cenizas, y la tierra y todo lo que en ella se ha
hecho será quemado.
11 Puesto que todo será deshecho, ustedes deben vivir una
vida santa y dedicada a Dios,
12 y esperar con ansias la venida del día de Dios. Ese día
los cielos serán deshechos por el fuego, y los elementos se fundirán por el
calor de las llamas.
13 Pero, según sus promesas, nosotros esperamos un cielo
nuevo y una tierra nueva, donde reinará la justicia.
En estos pasajes de I Pedro prácticamente no se habla de la
vida eterna, sino de la gloria o recompensa que recibiremos aquí cuando Cristo
se manifieste. No habla (casi) del rapto, no habla de la Bodas del Cordero, pero
tampoco niega nada de eso, simplemente está enfocándose en otros temas.
1 Juan 2:28 RVC
28 Y ahora, hijitos, permanezcan en él para que, cuando se
manifieste, tengamos confianza, y cuando venga no nos alejemos de él
avergonzados.
1 Juan 3:2 RVC
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que, cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es.
Apocalipsis 1:7 RVC
7 ¡Miren! ¡Ya viene en las nubes! Y todos lo verán, aun los
que lo traspasaron; y todas las naciones de la tierra harán lamentación por él.
Sí, amén.
Apocalipsis 22:7 RVC
7 «¡Vengo pronto! ¡Dichoso el que
obedece las palabras proféticas de este libro!»
Apocalipsis 22:12 RVC
12 «¡Miren! ¡Ya pronto vengo! Y
traigo conmigo mi galardón, para recompensar a cada uno conforme a sus
acciones.
Apocalipsis 22:20 RVC
20 El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente,
vengo pronto.» Amén. ¡Ven, Señor Jesús!
Uno la escena del último capítulo de Apocalipsis, al Espíritu
Santo y al Hijo casi interrumpiéndose el Uno al Otro para que ningún oyente
dudara de esta verdad: ¡¡CRISTO VIENE!!
La Biblia no concluye con un llamado a la santidad, no
concluye con la esperanza de la vida después de la muerte, no concluye con una
promesa de bendición (como hubieran deseado los predicadores de la prosperidad),
concluye con el anuncio de la venida de Cristo. La historia de la iglesia
registrada en la Palabra empieza en Hechos 1 con el anuncio de Su venida, y
concluye en Apocalipsis con el mismo anuncio. Y, en realidad, había empezado en
el inicio de los Evangelios con el mismo anuncio.
La venida de Cristo fue una doctrina central, fundamental, en
la iglesia primitiva.
Pero ya vimos que dicha venida estaba asociada a los otros
conceptos que vimos: el juicio, la venida del reino, los santos viviendo en paz.
Cuando leemos “Cristo Viene” en nuestras Biblias, tenemos que estar leyendo el
Reino Milenial.
“Laberthonnière, de algún modo,
retoma la cuestión puesta por Tertuliano (2001: 165-169) a los cristianos de su
tiempo: "Desdichado Aristóteles, que les ha enseñado la dialéctica, maestra en
el arte de construir y destruir, astuta en las proposiciones, forzada en las
conjeturas, firme en las argumentaciones, obradora de disputas. (…) ¿Qué tiene,
por tanto, en común Atenas y Jerusalén (Quid ergo Athenis et Hierosolymis)? ¿Qué
tienen en común la Academia y la Iglesia? ¿Qué tienen en común los herejes y los
cristianos? Nuestra doctrina viene del pórtico de Salomón que, también él, había
enseñado que el Señor ha de ser buscado con simplicidad de corazón. Allá se las
vean los que han inventado un cristianismo estoico, platónico, dialéctico".
Tertuliano, en este famoso texto, pone en cuestión la validez de "pensar en
griego" los contenidos del pensamiento hebreo de Cristo.”[5]
El pensamiento griego se introdujo en la iglesia lentamente y
al tiempo que se establecía el formato de la iglesia católica, se le abrieron
las puertas de par en par. Como consecuencia, todo el cristianismo (protestantes
y evangélicos incluidos) y toda la sociedad occidental quedaron impregnados de
sus ideas principales. Y una “pequeña muestra” de eso lo tenemos precisamente en
la Biblia:
2 Juan 1:7 RVC
7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, los
cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Éstos son engañadores,
son el anticristo.
No reconocer la humanidad de Jesucristo era la semilla que
luego fructificaría en un árbol siniestro que llena todo el mundo: está
aludiendo a la dicotomía del pensamiento griego; mundo natural contra mundo
espiritual / de las ideas, lo primero es malo lo segundo es bueno.
Esta dicotomía llevó luego a la “interpretación
espiritualizada” de toda la Biblia, quitándole sus facetas más terrenales y
llevándonos a pensar que este mundo material, la Tierra, nuestra vida aquí y lo
que pueda venir sobre esta Tierra (en nuestro caso, el Reino Milenial) es algo
de poca o nula importancia.
Esta estructura de pensamiento idealista nos ha impedido ver
las muchas referencias al Reino Davídico restaurado sobre esta Tierra, y al no
verlas, tampoco entendemos qué va a hacer Dios en el “interregno” cuando termina el tiempo de la gracia y los
juicios quitan a los impíos de la tierra. Al no tener esto en claro, o bien
creemos de manera irracional en una doctrina, lo cual es una base endeble, o
bien la criticamos y terminamos quedándonos desesperanzados porque “no nos
vamos”. Paradójico, ¿no? Procurando “escapar” de la “materialidad” se nos viene
encima.
¿Es el Reino Terrenal importante para Dios? Creo que ya vimos
que sí, no hace falta agregar mucho.
¿Es esta tierra importante para Dios?
La Biblia no empieza con la eternidad, ni con el mundo
espiritual, ni con la caída de Lucero, sino con:
Génesis 1:1 RVC
1 Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.
Prácticamente todo lo que seguimos leyendo está ocurriendo en
la Tierra, no fuera de ella.
Y la Biblia no concluye con el cielo, la vida eterna o una
proposición filosófica abstracta, sino con:
Apocalipsis 21:1-2 RVC
1 Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el
primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco
existía ya.
2 Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
descendía del cielo, de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su
esposo.
En una Tierra renovada (algunos interpretan que es una Tierra
recreada mientras que otros piensan que es la misma Tierra purificada), el
diseño celestial de Dios desciende, ¡pero a la Tierra, no al mundo
espiritual!
Hay mucho más para hablar del tema, pero baste esto para el
objetivo de nuestro análisis. El pensamiento griego infiltrado en la iglesia nos
ha impedido ver la esperanza y propósitos terrenales de Dios, y por lo tanto,
fallamos en entender los acontecimientos de los últimos tiempos. Y una parte de
esas fallas es no entender que seremos arrebatados antes del juicio que ocurrirá
sobre esta Tierra.
En una sección anterior vimos varias enseñanzas referidas al
rapto y a los que se quedan. Cuando ponemos eso en conjunto con las enseñanzas
de juicio y del Reino Venidero, el panorama se completa y se vuelve claro:
El Señor va a establecer un reino de paz, justicia y
abundancia en esta tierra tal como prometió a David y a Israel. En ese reino no
entrarán los impíos.
Por otro lado, era claro en ese entonces y mucho más ahora
que los hombres se han corrompido en extremo, y que deben ser castigados:
quitados de esta tierra los que ya no tienen salvación posible
y conmovidos para que se arrepientan los que pueden creer.
Este tiempo de juicio podía ser visto como un momento o día,
o como un proceso. Si era un instante, no tenía sentido ser quitados de la
tierra, simplemente el Señor venía, separaba unos de otros, los juzga y listo;
tal como afirma una posición escatológica. Si era un proceso, entonces sí era
justo y necesario que los fieles fueran quitados de en medio del juicio.
¿Existía la idea de “proceso del juicio”? Es decir, cuando
ellos escuchaban el “día del Señor”, ¿entendían un instante de juicio o más bien
un período? Si ellos entendían un “instante”, entonces no habría necesidad ni de
rapto ni de tribulación ni de “dos venidas” en una. Pero si ellos entendían
“período”, entonces sí era necesario un arrebatamiento, un tiempo de juicio y
luego un establecimiento definitivo del Reino.
Veamos qué implicaba el “día del Señor”:
Isaías 13:5-22 RVC
5 El Señor y los instrumentos de su ira vienen de lejanas
tierras, desde los confines de los cielos, para destruir toda la tierra.
6 ¡Griten de dolor, que cercano está el día del Señor! ¡Viene
como asolamiento del Todopoderoso!
7 Por eso pierde su fuerza toda mano; por eso desfallece todo
corazón.
8 Se llenan de terror; la angustia y el dolor los domina;
tienen dolores como de parturienta; con el rostro encendido, unos a otros se
miran con asombro.
9 ¡Viene ya el terrible día del Señor! ¡Día de ardiente ira e
indignación, que hará de la tierra un páramo, y que raerá de ella a los
pecadores!
10 Ese día las estrellas y los luceros de los cielos no darán
su luz; el sol se oscurecerá al amanecer, y la luna no dará su resplandor.
11 Yo castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su
iniquidad; acabaré con la arrogancia de los soberbios y abatiré la altivez de
los fuertes.
12 Haré que los hombres sean más escasos que el fino oro de
Ofir.
13 Por la indignación del Señor de los ejércitos, en el día
de su ardiente ira haré que se estremezcan los cielos, y que la tierra se mueva
de su lugar.
14 Cada uno mirará hacia su pueblo, como oveja sin pastor;
cada uno huirá a su tierra, como gacela perseguida.
15 Todo el que sea hallado, caerá atravesado por una lanza;
todo el que caiga preso, morirá a filo de espada.
16 Ante sus propios ojos, sus niños serán estrellados contra
el suelo, sus casas serán saqueadas, y sus mujeres serán violadas.
17 Voy a incitar contra ellos a los medos, para quienes el
oro y la plata no es lo más importante.
18 Con sus flechas despedazarán a los niños, y de los hijos
no tendrán compasión; ¡no perdonarán a nadie en quien pongan sus ojos!
19 El hermoso reino de Babilonia, joya de la grandeza caldea,
vendrá a ser como Sodoma y Gomorra, ciudades a las que Dios destruyó.
20 Jamás volverá a ser habitado. Para siempre quedará
deshabitado. Ningún nómada volverá a plantar allí su tienda, ni pastor alguno
apacentará allí su rebaño.
21 Allí dormirán sólo las fieras del desierto, y sus casas se
llenarán de chacales; allí sólo vivirán los avestruces, y retozarán las cabras
salvajes.
22 En sus palacios y en sus casas veraniegas aullarán las
hienas y los chacales. Ya se acerca su tiempo; sus días están contados.
Aquí tenemos un proceso, un período de tiempo incluido en la
expresión “día del Señor”, hay guerra y hay conmoción de las potencias
celestiales. Esta profecía se cumplió con la caída de Babilonia, pero no
totalmente, su cumplimiento perfecto aún corresponde al futuro.
Sofonías 1:2-18 RVC
2 «Voy a destruir por completo todo lo que hay sobre la faz
de la tierra. —Palabra del Señor.
3 »Voy a destruir a los seres humanos y a las bestias. Voy a
destruir a las aves del cielo y a los peces del mar. Eliminaré a los impíos, y
borraré de la faz de la tierra a la humanidad entera. —Palabra del Señor.
4 »Voy a extender mi mano contra Judá, y contra todos los
habitantes de Jerusalén. Voy a borrar de este lugar los restos de Baal, lo mismo
que el recuerdo de sus ministros idólatras y de sus sacerdotes,
5 esos que en las azoteas rinden culto al ejército del cielo,
y que de rodillas juran en el nombre del Señor y también en el nombre de Milcón.
6 Voy a acabar con los que se apartan de mis caminos, y no me
buscan ni me consultan.»
7 Guardemos silencio en presencia de nuestro Señor y Dios. Ya
está cerca el día del Señor. Ya el Señor ha preparado el sacrificio, y ha
purificado a sus convidados.
8 «En el día del sacrificio, yo, el Señor, castigaré a los
magnates y a los hijos del rey, y a todos los que visten como extranjeros.
9 Ese día castigaré también a todos los que dan un salto al
cruzar la puerta, y a los que llenan de robo y de engaño las casas de sus
amos.
10 »Cuando llegue ese día, se escuchará un gran clamor desde
la puerta del Pescado, graves gemidos desde la segunda puerta, y dolientes
quejas desde las colinas.» —Palabra del Señor.
11 Lloren, habitantes de Mactes,
porque todo el pueblo de mercaderes ha sido destruido. ¡Han sido destruidos
todos los que traían dinero!
12 «Cuando llegue el momento, yo examinaré con linterna a
Jerusalén, y castigaré a los que se hallan en tranquilo reposo y asentados como
el vino. Castigaré a esos que dentro de sí piensan: “El Señor no hace bien ni
hace mal.”
13 Por pensar así, sus bienes serán saqueados y sus casas
serán derribadas. Construirán casas, pero no llegarán a habitarlas; plantarán
viñas, pero no llegarán a beber su vino.»
14 Ya está cerca el gran día del Señor. Ya está cerca, muy
cerca. Será un día de amargura y de gran estrépito, en el que hasta los
valientes pedirán ayuda.
15 Será un día de ira, de angustia y de estrechez; día de
alboroto y destrucción, día de oscuridad y tinieblas, día nublado y sombrío,
16 día de sonido de trompetas, de
gritos de guerra contra las ciudades fortificadas y contra las desafiantes
torres.
17 »Yo afligiré a los mortales. Por haber pecado contra mí
andarán como ciegos; su sangre será esparcida como el polvo, y su carne será
como estiércol.»
18 En el día de la ira del Señor, nada podrá librarlos. Ni su
plata ni su oro, porque toda la tierra será consumida por el fuego de su enojo.
En un abrir y cerrar de ojos, el Señor destruirá a todos los habitantes de la
tierra.
Aquí tenemos de nuevo la noción de proceso, de tiempo; aunque
el versículo 18 nos muestra algo repentino (Reina Valera 60 dice “destrucción
apresurada” y RV95 “exterminará repentinamente”) todo
el contexto indica proceso, por lo que deberíamos interpretar este versículo más
bien como que algo de lo que ocurrirá en ese proceso será repentino, o bien que
el proceso mismo será rápido. No se puede hacer una doctrina de una
interpretación de un solo pasaje.
Ezequiel 30:2-9 RVC
2 «Hijo de hombre, profetiza y di que yo, Dios el Señor, he
dicho: “¡Ay de aquel día! ¡Laméntenlo!”
3 Ya se acerca el día. Sí, ya está cerca el día del Señor.
Será un día nublado, un día de castigo para las naciones.
4 La espada vendrá contra Egipto. Cuando en Egipto caigan los
heridos, Etiopía temblará de miedo; y se apoderarán de sus riquezas, y sus
fundamentos serán destruidos.
5 Etiopía, Fut, Lud, toda Arabia, Libia, y sus aliados, caerán con ellos a
filo de espada.»
6 Así ha dicho el Señor: «También los aliados de Egipto
caerán a filo de espada, y se derrumbará la altivez de su poderío. Desde Migdol hasta Sevene morirán a filo
de espada. Palabra de Dios el Señor.
7 »Entre las tierras asoladas, serán los países más asolados;
entre las ciudades en ruinas, serán sus ciudades las más arruinadas.
8 Cuando yo le prenda fuego a Egipto, y todos sus aliados
sean derrotados, sabrán que yo soy el Señor.
9 Cuando llegue ese día, y ese día viene, de mi presencia
saldrán mensajeros en naves para espantar a la confiada Etiopía, y se espantarán
como cuando castigué a Egipto.»
De nuevo, “aquel día” no era un día, sino un período de
tiempo.
Joel 1:15-20 RVC
15 »¡Ay del día del Señor! Cercano
está, y viene como un día de destrucción de parte del Todopoderoso.
16 Ante nuestros propios ojos nos ha sido arrebatado el
alimento, la alegría y el placer de estar en la casa de nuestro Dios.
17 »El trigo se ha secado, o bien se pudre bajo los terrones;
los graneros han sido derribados y los alfolíes han sido destruidos.
18 Gimen las bestias, los hatos de bueyes y los rebaños de
ovejas, porque ya no hay pastos.»
19 Clamo a ti, Señor, porque el fuego ha consumido los pastos
del desierto; las llamas redujeron a cenizas a todos los árboles del campo.
20 También las bestias del campo braman pidiendo tu ayuda,
porque se han secado los arroyos, y el fuego ha consumido las praderas del
desierto.
Joel 2:1-11 RVC
1 Toquen la trompeta en Sión; den la alarma en mi santo
monte; tiemblen todos los habitantes de la tierra, porque el día del Señor
viene, y ya se acerca.
2 Será un día de tinieblas y de oscuridad, un día de nubes y
sombras. Se aproxima un ejército pueblo grande y poderoso, como nunca antes lo
hubo ni lo habrá después durante muchas generaciones. Viene como el alba, cuando
se extiende sobre los montes.
3 Lo precede un fuego consumidor, y llamas destructoras
cierran su marcha. Antes de que pasen, la tierra es como el huerto de Edén; pero
después de que han pasado queda la tierra como un desierto deshabitado. ¡Nadie
puede librarse de ellos!
4 Su aspecto y su carrera es semejante al de los caballos y
al de los soldados de caballería.
5 Cuando saltan sobre las cumbres de los montes, su estruendo
es como el de los carros de guerra, como el crujir de las llama de fuego cuando
consumen la hojarasca, ¡como el de un ejército poderoso y dispuesto para la
batalla!
6 Ante ellos, los pueblos se llenan de miedo y todos los
rostros palidecen.
7 Corren como soldados, trepan por los muros como guerreros;
cada uno de ellos mantiene la marcha, sin cambiar el rumbo.
8 Ninguno estorba a su compañero; cada uno mantiene el paso;
¡no hay espada que los detenga!
9 Como ladrones, caen sobre la ciudad, corren por la muralla,
trepan por las casas, ¡entran por las ventanas!
10 Ante ellos, tiembla la tierra y se estremecen los cielos;
el sol y la luna se oscurecen, y se apaga el resplandor de las estrellas.
11 El Señor mismo da las órdenes al frente de su ejército.
Muy grandes son sus batallones, y fuertes son los que cumplen la orden. ¡Grande
y terrible es el día del Señor! ¿Quién podrá resistir?
De nuevo un proceso, un tiempo, el “día” no es un día
literal. Aquí se habla de desastres naturales, escasez, hambre, lo que nos hace
acordar al caballo negro de apocalipsis, y las langostas que aparecen en el
capítulo 2 nos recuerdan a los demonios que suben del abismo con forma de
langosta de Apocalipsis.
Joel 3:1-21 RVC
1 «En esos días, y llegado el momento, haré que Judá y
Jerusalén vuelvan del cautiverio.
2 Entonces reuniré a todas las naciones, y las llevaré al
valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas, porque ellas esparcieron
entre las naciones a mi pueblo Israel, y repartieron mi propia tierra,
3 echaron suertes sobre mi pueblo, entregaron a los niños a
cambio de una prostituta, y vendieron a las niñas a cambio de vino para
emborracharse.
4 »¿Qué tengo yo que ver con
ustedes, Tiro y Sidón, y con todo el territorio de Filistea? ¿Acaso quieren
vengarse de mí? Porque, si ustedes se vengan de mí, ¡muy pronto haré que su
merecido recaiga sobre su cabeza!
5 Porque ustedes se llevaron mi plata y mi oro, y todas mis
cosas bellas y hermosas, y las metieron en sus templos.
6 Además, a los hijos de Judá y de Jerusalén los vendieron a
los griegos, para alejarlos de su tierra.
7 Por eso yo los traeré de ese país donde los vendieron, y a
ustedes le daré su merecido:
8 venderé sus hijos y sus hijas a los hijos de Judá, y ellos
los venderán a los sabeos, que son una nación lejana; porque yo, el Señor, lo he
dicho.
9 »¡Proclamen la guerra entre las
naciones! ¡Despierten a los valientes y acérquense! ¡Vengan todos los hombres de
guerra!
10 ¡Tomen sus azadones y sus hoces, y con ese metal hagan
espadas y lanzas! ¡Que saque el débil fuerza de
flaqueza!
11 Y ustedes todas, naciones vecinas, ¡júntense y vengan!
¡Reúnanse! Yo, el Señor, haré que tus fuertes acudan a este llamado.
12 ¡Que se despierten las naciones y suban al valle de
Josafat! Yo voy a sentarme allí para juzgar a todas las naciones de
alrededor.
13 ¡Echen mano a la hoz, que la mies ya está madura! ¡Vengan
acá, que el lagar está rebosante! ¡Llenen las cubas, que ya es demasiada la
maldad de ellos!»
14 Son muchos los pueblos en el valle de la decisión, porque
ya se acerca el día del Señor en el valle de la decisión.
15 El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas opacarán
su resplandor.
16 Desde Sión, el Señor lanzará un rugido; desde Jerusalén,
dejará oír su voz. Los cielos y la tierra se estremecerán, pero el Señor será la
esperanza de su pueblo y la fortaleza de los hijos de Israel.
17 «Entonces sabrán ustedes que yo soy el Señor su Dios, y
que habito en Sión, mi santo monte. Jerusalén será una ciudad santa, y ningún
extraños volverá a pasar por ella.»
18 Cuando llegue ese momento, los montes destilarán mosto,
por las colinas fluirá leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas. En
la casa del Señor brotará un manantial, que regará el valle de Sitín.
19 Por causa de la injuria inferida a los hijos de Judá,
Egipto será destruido, y Edom quedará hecho un desierto desolado, pues en su
tierra derramaron sangre inocente.
20 Pero Judá será habitada para siempre, lo mismo que
Jerusalén por todas las generaciones.
21 Y el Señor limpiará la sangre derramada, la cual no
quedará sin castigo. Y el Señor habitará en Sión.
La continuación del día del Señor, de nuevo un proceso, un
tiempo de juicio. Notemos que el versículo 12 muestra una imagen similar al
juicio a las naciones de Mateo 25.
Zacarías 14:1-9 RVC
1 Jerusalén, ya viene el día del Señor, y en tus calles serán
repartidos tus despojos.
2 Jerusalén, el Señor reunirá a todas las naciones para que
te ataquen, y serás conquistada; tus casas serán saqueadas y tus mujeres serán
violadas; la mitad de tus habitantes será llevada en cautiverio, pero el resto
del pueblo permanecerá en la ciudad.
3 Después de eso, el Señor saldrá y peleará contra aquellas
naciones, como se pelea en el día de la batalla.
4 Cuando llegue ese día, el Señor plantará sus pies sobre el
monte de los Olivos, que está al oriente, frente a Jerusalén; y el monte de los
Olivos se partirá en dos, hacia el oriente y hacia el occidente, con lo que se
formará un valle muy grande, y una mitad del monte caerá hacia el norte, y la
otra mitad hacia el sur.
5 Entonces ustedes huirán a los montes por el valle, porque
el valle se extenderá por los montes hasta Azal.
Huirán como lo hicieron en los días de Uzías, el rey
de Judá, por causa del terremoto. Entonces vendrá el Señor mi Dios, con todos
los santos.
6 Cuando llegue ese día, no habrá luz clara ni oscura.
7 Será un día que sólo el Señor conoce, en el que no habrá
día ni noche, aunque al caer la tarde habrá luz.
8 Cuando llegue ese día, de Jerusalén brotarán aguas vivas, y
la mitad de ellas se irá hacia el mar oriental, y la otra mitad se irá hacia el
mar occidental, lo mismo en verano que en invierno.
9 Cuando llegue ese día, el Señor reinará sobre toda la
tierra, y él será el único Señor, y su nombre será el único nombre.
Zacarías muestra el final del “día del Señor”, los últimos
acontecimientos que afectarían a Israel y que tendrían también implicancias
cósmicas. De nuevo, el “día” no es un día sino un tiempo.
Malaquías 4:1-3 RVC
1 «¡Ya viene el día, candente como
un horno! En ese día, todos los soberbios y todos los malhechores serán como
estopa, y serán consumidos hasta las raíces. ¡No quedará de ellos ni una rama!
Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
2 »Pero para ustedes, los que temen mi nombre, brillará un
sol de justicia que les traerá salvación. Entonces ustedes saltarán de alegría,
como los becerros cuando se apartan de la manada.
3 El día que yo actúe, ustedes aplastarán a los malvados
hasta convertirlos en ceniza debajo de sus pies. Lo digo yo, el Señor de los
ejércitos.
Aquí no vemos claramente el concepto de “proceso”, pero
tampoco lo descarta, simplemente dice qué es lo que ocurrirá.
Resumiendo: si el “día del Señor” era un lapso de tiempo, y
en efecto lo era, los fieles no debían estar allí. Por lo tanto, un evento que
librara a los fieles de ese juicio resulta necesario.
Dado que mi don espiritual principal es la enseñanza y no la
profecía, no me gusta mucho polemizar. Sin embargo, he podido ver que hay unos
cuantos vicios de razonamiento que “engendran” los argumentos contrarios al
arrebatamiento.
No voy a profundizar ni en el análisis histórico ni en el
análisis de la interpretación de determinados versículos que supuestamente
hablan contra el arrebatamiento; sólo me concentraré en los supuestos de
razonamiento en el que se basan.
Aunque siempre trato de ser prudente en lo que digo y
escribo, puedo decir algunas cuantas cosas duras aquí porque me resulta difícil
tolerar que los que “nos llamamos” maestros afirmemos con tanta seguridad
algunas cosas de las que no tenemos adecuado fundamento. Ninguno de nosotros
tiene el “fundamento perfecto”, todos cometemos errores, pero hasta donde nos
sea posible, debemos ser lo suficientemente cuidadosos con lo que enseñamos.
Santiago 3:1 RVC
1 Hermanos míos, no se convierta la mayoría de ustedes en
maestros. Bien saben que el juicio que recibiremos será mayor.
Hasta aquí vimos que el rapto pretribulacional no solamente
está en la Biblia sino que también es perfectamente necesario en función de la
justicia divina y las enseñanzas que tenemos acerca de Dios. Por diversas
razones, algunas muy entendibles, existen teólogos que siguen negando y
protestando contra esa enseñanza.
Uno de los motivos no es bíblico sino histórico. Y aquí
quiero detenerme.
Antes de entrar en la historia de la doctrina deberíamos
razonar un poco: cuando creímos en Cristo y nos convertimos, aceptamos la
Palabra de Dios escrita, la Biblia, como la autoridad máxima. La Biblia no es un
libro científico, tampoco es un tratado de psicología ni de sociología, ni mucho
menos de “religiones comparadas”; la Biblia es nuestro “Manual de la Salvación”,
la revelación que Dios dejó a los hombres para que lo encuentren, para que se
relacionen con él, para que sean salvos, para que sean santificados y para que
establezcan Su reino.
La Biblia es nuestra autoridad máxima y hay muchas evidencias
de su origen divino. Tampoco hablaré de ellas aquí por razones de espacio, pero
hay libros y páginas que pueden encontrarse con facilidad que fundamentan el
origen divino de la Biblia. A más de eso, finalmente la revelación es espiritual
y por más razonamientos y evidencias correctas que se presenten, si el espíritu
de la persona no está abierto, no creerá.
Muchos cristianos hoy han rechazado la Biblia como autoridad
máxima. La teología católica tradicional ha puesto a la iglesia y a su cuerpo de
gobierno por encima de la Revelación Escrita, por lo que la Biblia no es la
última palabra. La teología liberal, que es el tercer movimiento teológico en
magnitud de seguidores, considera que la Biblia contiene la Palabra de Dios pero
que también tiene errores y anacronismos, por lo tanto, no es la autoridad
máxima y absoluta, sino que hay que “limpiarla” de errores. Muchos de los así
llamados cristianos evangélicos de hoy afirman con sus bocas que la Biblia es la
Palabra de Dios pero en la práctica se guían por las predicaciones de su pastor,
de algún profeta estrella (¿o estrellado?) de turno, por algún superapóstol, o
por los mensajes que escucha por radio o lee por Internet, y si alcanzan a leen
un par de versículos al día, se indigestan. En los hechos, ellos tampoco
consideran que la Biblia sea la autoridad máxima ni la guía para la vida eterna,
porque sino le darían más importancia. Otros
cristianos, más consagrados, se afanan por estudiar la Biblia, pero en realidad
dedican la mayor parte de su tiempo a estudiar estudios sobre la Biblia. No los
voy a criticar duramente por eso, pero están relegando la Biblia a un segundo
plano (y lo digo con conocimiento, porque a mí me pasó más de una vez).
¿¡Queda alguien hoy que se fundamente de verdad en la
Biblia!?
Bueno, Dios siempre tuvo a su remanente. Procuremos nosotros
estar entre ellos.
Volviendo a nuestro tema principal, si es que verdaderamente
la Biblia es el fundamento de toda doctrina, ¿qué tiene que hacer un argumento
histórico para refutar o afirmar una enseñanza bíblica? Nada.
Pero seamos un poco más benevolentes: la historia de una
doctrina puede arrojar luz sobre lo que dice y lo que no dice, sobre sus errores
y aciertos, y por qué surge en determinado lugar y momento. Pero de nuevo,
“arrojar luz”, de ninguna manera determinar su falsedad o verdad.
Ahora bien, si el nacimiento de una doctrina fue, digamos,
“complicado”, ¿eso la invalida? Dicho de otra forma, ¿la verdad deja de ser
verdad porque la diga un mentiroso? Si una doctrina comienza a ser expuesta
mezclada con el error, ¿invalida eso la parte de verdad que tiene? No, de
ninguna manera. Por supuesto que cuando la verdad aparece mezclada se nos vuelve
complicado entresacar lo correcto de lo incorrecto, pero lamento decir que,
dejando de lado la Palabra de Dios escrita, todo lo que enseñemos o prediquemos
los hombres en este tiempo INEVITABLEMENTE estará mezclado con (por lo menos)
algo de error.
Los que critican la doctrina del arrebatamiento por su
“nacimiento” están juzgando a la Biblia en función de la historia.
·
Y el problema empieza cuando pretendemos juzgar la
veracidad de una doctrina en función de si fue creía por la iglesia primitiva o
no:
“La teoría del “Rapto secreto” (RP)
o “Arrebatamiento” ha echado raíces en la iglesia evangélica a partir del siglo
18 en adelante, expandiéndose en América en el siglo 19. Esta doctrina que fue
desconocida por la Iglesia Cristiana por más de 1700 años, ahora es parte de la
escatología evangélica como si fuera una doctrina realmente contenida en las
Escrituras. Sin embargo la gran mayoría de los que creen esta doctrina del
“Rapto Secreto” ignoran su origen y como entró a ser parte de la escatología
evangélica. No existe una historia real del “rapto secreto” antes de 1830”[6]
En esencia el autor empieza poniendo en duda la enseñanza
sobre el rapto porque surge como tal a partir de 1830. Si ese fuera el caso,
¿por qué no dudar de todas nuestras doctrinas evangélicas que surgieron
principalmente a partir de 1517, con Lutero? Si 1830 es el “límite” para
considerar una doctrina como correcta o no, ¿por qué no 1517? Y si aceptamos
1517, ¿cuál es la fecha intermedia a partir de la cual toda doctrina que
surgiera sería considerada herética? El argumento del autor es claramente
tradicionalista: mientras más viejo, más cierto...
Los tradicionalistas cuestionan las “nuevas doctrinas” por su
novedad, y se fundamentan en algún momento del pasado, pero eso no es ninguna
base sólida. ¿Qué tiempo tomaremos como fundamento? ¿Por qué?
El concepto implícito en los tradicionalistas es que a medida
que pasa el tiempo lo “original” se corrompe. Ignoran el ejemplo de Israel en la
Biblia: muchas doctrinas que comenzaron siendo esbozadas en su historia temprana
terminaron siendo comprendidas siglos después.
Los primeros israelitas no consideraban al Espíritu Santo
como alguien distinto de Dios Padre. De hecho, las Biblias lo traducen con
minúscula, porque así lo entendían ellos. Hacia el tiempo de Jesús el Espíritu
Santo era, con bastante claridad, alguien distinto al Padre.
Los sacrificios nunca fueron el objetivo central de Dios para
con Su Pueblo, pero es recién siglos después de la ley mosaica que el profeta
pudo decir:
Oseas 6:6 RVC
6 Lo que yo quiero es misericordia, y no sacrificio;
¡conocimiento de Dios, más que holocaustos!
No fue hasta después del cautiverio babilónico que comprendieron que el ritualismo por sí solo no los acercaba a
Dios. Es decir, tuvo que ocurrir un evento histórico muy fuerte para que su
teología cambiaran y pudieran “releer” lo que siempre
estuvo escrito pero no alcanzaron a comprender. Es más, muchas cosas cambiaron o
empezaron a cambiar en el pensamiento judío a partir del cautiverio
babilónico.
La revelación, o más bien, el entendimiento de la revelación,
es progresivo en la historia de Israel, ¿por qué
deberíamos considerar que en la historia de la iglesia resultó instantáneo y
nada nuevo se pudo entender luego de la época de los apóstoles o de los padres
de la iglesia primitiva?
De nuevo, el momento histórico en que surge una doctrina no
tiene autoridad para determinar la veracidad de esa doctrina, porque sino estamos poniendo a la historia por encima de la
Revelación.
Ahora bien, si la mayoría de los creyentes de un momento
histórico no entendió una verdad revelada, ¿eso indica falsedad? ¿Necesariamente
el conjunto de la iglesia debió comprender toda la verdad revelada en su más
temprano momento histórico? Si siguiéramos tal razonamiento, estaríamos poniendo
al entendimiento humano por encima de la verdad revelada.
Ya vimos unos pocos párrafos antes que no fue hasta un evento
histórico decisivo, el cautiverio babilónico, que los judíos como pueblo
empezaron a comprender cosas que antes no entendían. El pensamiento, y la
comprensión teológica, no avanza de manera progresiva y
gradual, uniformemente, sino que determinados sucesos históricos muy fuertes
hacen que los creyentes vuelvan a leer la Biblia en busca de respuestas a
preguntas que antes no se habían formulado, para encontrar que dichas respuestas
siempre estuvieron allí pero no las habían visto.
Las herramientas y facilidades para el estudio bíblico y las
comunicaciones que tenemos hoy no existían en ese momento, en realidad, ¡no
existían hasta hace pocas décadas atrás! En ningún momento de la historia la
iglesia (verdadera) estuvo en mejores condiciones para comprender toda la
enseñanza bíblica (al menos la que Dios nos dio para comprender) como hoy. ¿Por
qué deberíamos considerar que el entendimiento de la primera iglesia fue
perfecto?
¿Acaso los Padres de la Iglesia primitiva tienen más
autoridad que la Biblia misma? ¿Deberíamos poner sus interpretaciones casi por
debajo de la Biblia? De nuevo, sus escritos son muy valiosos, pero no son
infalibles, no son perfectos y no son las Escrituras Inspiradas.
Por otra parte, por lo que dijimos en las secciones
anteriores, no podríamos asegurar tan alegremente que la iglesia primitiva
desconoció esa doctrina. El autor que citamos aquí lo afirma con total
seguridad, pero ¿por qué? Cuidado, afirmaciones de ese tipo generan normalmente
un impacto en el lector, pero eso no significa ni que sean ciertas ni que sean
falsas, sólo es una afirmación, y si no tiene pruebas, será nada más que eso. Ya
vimos que la iglesia primitiva sí estaba esperando un arrebatamiento y sí estaba
esperando ser librada del juicio que vendría a esta Tierra.
El autor que citamos afirma que durante 1700 años la iglesia
no conoció esa doctrina y por eso la pone en tela de juicio, pero esos 1700 años
estuvieron ocupados principalmente por la iglesia católica, es decir que le está
dando implícitamente autoridad a la iglesia católica para determinar qué es
doctrina y qué no. Tenemos otro problema con eso.
·
Hay otro argumento de peso que vale la pena analizar: los
orígenes jesuíticos del “futurismo”.
“En el Concilio de Trento, los Jesuitas fueron comisionados
por el Papa para desarrollar una nueva interpretación de la Escritura que
contrarrestaría la aplicación protestante de las profecías de la Biblia
anti-mesías a la Iglesia Católica Romana.” [7]
Fruto de este mandato fue el desarrollo de la doctrina del
Anti Cristo como alguien distinto al papado romano y que aparecería en sucesos
todavía futuros. Tengamos en cuenta que en ese entonces, los reformadores
asimilaban al papa con el Anti Cristo, por lo que “separar” ambas personas
resultaba muy conveniente. Cinco siglos después, podemos afirmar que los
jesuitas tenían razón y el papa NO ES el Anti Cristo… sino el FALSO PROFETA. Sí,
los reformadores se habían equivocado un poco, pero no demasiado, porque en ese
entonces el papa tenía muchas más funciones políticas que ahora (por lo menos,
más visiblemente políticas).
De forma muy resumida, el futurismo aplica lo que dice
Apocalipsis al futuro y no al pasado histórico. Resultaba muy conveniente para
la iglesia católica de ese entonces divulgar tal doctrina, porque podían
desembarazarse fácilmente de la odiosa comparación con los siniestros personajes
del Apocalipsis.
Ahora bien, los autores que utilizan este argumento están
dando por sentado muchas veces que no podemos interpretar futurísticamente el
libro de Apocalipsis, porque todo el esquema de interpretación profética que
tienen no es principalmente futurista. En esencia el problema es aplicar su
propio paradigma de interpretación y tildar de antibíblica la posición
contraria.
No voy a explayarme en el tema, pero si quitamos el elemento
futurista de interpretación de las profecías, tendríamos serios problemas con
muchos pasajes, deberíamos hacer hábiles malabares exegéticos para acomodarlos a
sucesos históricos, en los que nunca van a encajar perfectamente, por lo que
terminaríamos espiritualizando el significado de muchos versículos bíblicos, que
en el fondo implica quitarle significado o incluso torcer la Palabra de
Dios.
Sino deberíamos caer en una
interpretación simbólica, que ha plagado la teología durante siglos. El problema
con la interpretación simbólica radica en definir qué es “símbolo” y qué es
“realidad material”. Está claro que la Biblia tiene muchos símbolos, pero quién
define qué es y qué no es resulta la Biblia misma. Las interpretaciones
simbólicas, que frecuentemente aplican la conveniente frase de “lenguaje
figurado”, determinan qué es símbolo y qué no en base a sus propias conjeturas y
opiniones; y una vez establecido un modelo interpretativo más o menos
convincente, suele ser repetido durante siglos por los comentaristas
posteriores.
De hecho, la misma forma de producir teología casi impide
generar nada nuevo fuera de lo ya establecido; si uno quisiera terminar su tesis
de maestría o doctorado, debería basarse en por lo menos treinta o cuarenta
comentarios teológicos, y mientras más viejos mejor, y ser evaluado por añosos
(perdón, experimentados…) profesores de teología que fueron contemporáneos de
algunos de esos comentarios. Un esquema perfecto para que “oficialmente” solo se
perpetúe lo ya establecido.
Volviendo a nuestro tema, el hecho de que tal interpretación
haya resultado muy conveniente para la iglesia católica de ese entonces no anula
la verdad bíblica. Es más: ninguna mentira puede ser totalmente errónea, porque
sino casi nadie la creería. Mientras más verdad
contenga una mentira, más fácilmente se difundirá… pero también más fácilmente
podrá ser corregida y transformada en verdad.
De nuevo tenemos el mismo problema que al principio: ¿las
manipulaciones políticas están por encima de la Palabra de Dios? ¿Tienen más
autoridad que ella? Claro que no. Entonces, ¿por qué juzgar una doctrina en
función de las manipulaciones políticas que “favoreció” en algún momento?
Hermanos, TODA VERDAD BÍBLICA tiene implicancias políticas y sociales, y si
tenemos en cuenta que nunca las verdades bíblicas se establecen de manera “pura”
sino siempre con alguna contaminación humana, más aún. Todo lo que dijo Jesús
impactó políticamente, todo lo que decían los profetas impactaba políticamente,
la predicación de la iglesia primitiva impactaba políticamente. Lo único que no
impacta políticamente es la tibia y vomitiva predicación de la iglesia
contemporánea…
Veamos otro punto:
·
Las enseñanzas sobre el rapto suelen ser criticadas por su
formulación original o de hace un tiempo atrás.
De nuevo, cómo se haya enseñado una verdad en un momento
histórico; los énfasis o errores que haya contenido no implican que hoy
necesariamente se tengan que volver a repetir. Una doctrina se pudo haber
expresado de manera parcial o incorrecta en un primer momento, y de hecho, sería lo más lógico y esperable.
A medida que es trabajada y pulida bajo la guía del Espíritu, la verdad se va
separando del error.
Así, el conjunto de enseñanzas sobre los acontecimientos
futuros tal como se presentaron en un principio no tienen por qué ser
exactamente los que creemos hoy. Cuando los críticos del rapto cuestionan esas
enseñanzas, están “peleando con muertos”. Es cierto que en determinados círculos
puede seguir enseñándose la forma original, con sus errores, y eso hay que
corregirlo, pero creo que cualquiera que pretendiera criticar a la doctrina
completa del arrebatamiento pretribulacional debe estar, por lo menos, informado
de su actual formulación o las opiniones actuales que existen al respecto.
Y esto nos lleva a otro problema:
·
El pensamiento profundo de la mayoría de los teólogos están
contaminados por los paradigmas de las ciencias sociales.
En algún momento de mi historia me di cuenta de que
prácticamente todos los seminarios teológicos estaban “asociados” con
profesionales de la literatura, la lingüística, la historia, la sociología o la
psicología, es decir, ciencias sociales. ¿Por qué la Palabra de Dios es enseñada
con el formato de disciplinas que se enredan en los retorcidos productos del
pensamiento humano?
Las ciencias sociales hoy en día están todas fuertemente
contaminadas con impíos paradigmas seculares, que se lavan la cara y se
cristianizan cuando llegan a los seminarios, pero que en el fondo siguen
sosteniendo los mismos principios de cosmovisión.
Uno de estos principios es considerar al ser humano como el
mero producto de su entorno: según donde le toca nacer, según su clase social,
según las enseñanzas que recibió, según su historia, así es y no hay cambio
posible (excepto mediante una sangrienta revolución liderada por los mismos que
le dicen que es un producto de su contexto, claro). Los teólogos, al profundizar
el desarrollo histórico de una doctrina, o bien están aplicando este principio,
o bien están muy cerca de él.
No podemos negar hoy que en líneas generales ese paradigma
interpretativo contiene mucho de verdad, pero no es toda la verdad, y está
negando la capacidad del Espíritu Santo para:
Juan 16:13 RVC
13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo
que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir.
Si el Espíritu Santo puede guiar a toda verdad, entonces las
influencias sociales, si bien son importantes y pueden ser trascendentales según
las circunstancias, no necesariamente constituyen la explicación última. Pero si
todo lo terminamos explicando en función del contexto histórico social, ¿dónde
queda el Espíritu?
Puedo hablar con libertad sobre el tema porque tengo
formación en las ciencias duras, pero también en las ciencias sociales y me ha
tocado trabajar secularmente con muchos profesionales de las sociales, así que
pude desarrollar una visión muy clara de sus problemas paradigmáticos (y también
los de las ciencias duras, por supuesto).
Cuando los críticos del rapto hacer una línea histórica del
desarrollo y extensión de la doctrina, implícitamente están diciendo que “Fulano
convenció a Mengano”, luego que “Mengano convenció a Sultano”, y finalmente “Sultano
fundó su propio seminario y convenció a multitudes”. En el proceso de saltar de
un predicador a otro, no toman en cuenta que esas personas también pudieron
escuchar la voz del Espíritu, que en algún momento tomaron la decisión de creer
o no, y de enseñar o no una doctrina según lo que pudieron entender, y de que
también tenían una voluntad propia. Es cierto que cambiar los paradigmas que nos
enseñan no es tan sencillo, y que las cosas no son tan simples como las dije
unas líneas antes, pero para los hijos de Dios guiados por el Espíritu, sí es
posible.
Otro de los graves problemas del paradigma de las ciencias
sociales es que lo que creen los hombres depende exclusivamente de aquello en lo
que alguien los convenció. Debo decir que lamentablemente tienen mucho de
verdad, pero, de nuevo, ¿dónde queda el Espíritu en todo esto? Si las doctrinas
de la iglesia simplemente fueran un revuelto de doctrinas explicable solo por
convencimientos humanos, ¿dónde está el cuidado del Señor? ¡Eso significaría que
Jesucristo no tiene ninguna capacidad para cuidar y guiar a Su iglesia en medio
de las vicisitudes humanas!
Como vimos, los que se fortalecen en la cuestión histórica
para negar una doctrina no creen en la acción del Espíritu, por eso no les queda
más remedio que recurrir a la historia.
·
Y ya que hablamos de hombres, otro de los problemas que
presentan es que los primeros propagadores de la doctrina del rapto “no eran tan
santos ni tan probos” (según dicen sus detractores y comparándolos con… no sé).
Es decir, juzgan la doctrina en función de sus mensajeros.
No me he dedicado a estudiar en profundidad cuál era el nivel
de santidad de esas personas. Tampoco me preocupa mucho. Lutero, el fundador del
protestantismo y del cual “descendemos espiritualmente” todos los evangélicos,
tampoco resultó tan santo ni tan probo como hubiéramos querido. Es más, se mandó
sus buenas macanas (como decimos en mi país); y sus compañeros reformadores,
también. Proféticamente, Jesucristo dijo de ellos:
Apocalipsis 3:1 DHH
1 “Escribe también al ángel de la iglesia de Sardes: dice el
que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Yo sé todo lo que
haces, y sé que estás muerto aunque tienes fama de estar vivo.
Los que critican a esos predicadores ingleses y americanos
del siglo XIX, ¿por qué no critican con igual vehemencia a Lutero? Habría
motivos para hacerlo.
Pero Lutero fue el vaso de barro, imperfecto, que Dios usó
para traer una renovación a Su iglesia (y hasta a la iglesia católica, con la
contrarreforma como respuesta) y aunque el modelo de iglesia que inició recibe
duras críticas en Apocalipsis, ellos dieron el puntapié inicial.
Seamos honestos, si descartamos una doctrina porque sus
mensajeros no resultan todo lo “santos” que nosotros quisiéramos, deberíamos
descartar toda la Biblia: Dios Padre no escribió directamente nada de lo que
está ahí (de hecho, lo único que sabemos que escribió, ¡Moisés lo rompió!),
Jesucristo mismo tampoco. Fueron todos hombres, usados por el Espíritu pero
imperfectos. La Palabra Escrita es la Palabra de Dios, pero los escritores
fueron hombres imperfectos. De algunos de ellos conocemos los pecados, de la
mayoría no; ¿cuál es el problema? No predicamos a Pablo, ni a Isaías, ni a
Moisés; predicamos al Dios del que ellos testificaron.
·
Y ahora vamos al punto que a ningún protestante le gustaría
admitir.
Ya que en un momento nos separamos de la iglesia católica,
dado que los católicos persiguieron a los protestantes y evangélicos (y lo
volverán a hacer hacia el final), y dado que en estos últimos tiempos claramente
la estructura jerárquica católica (no necesariamente sus fieles) se está
acomodando rápidamente para cumplir su función de Falso Profeta durante la
tribulación; no deberíamos admitir nada de verdad en lo que ellos hayan dicho o
enseñado, so pena de ser tildados nosotros mismos de herejes… ¿no?
Bueno, pero de nuevo tenemos un problema aquí, porque Jesús
dijo:
Mateo 23:2-3 RVC
2 «Los escribas y los fariseos se apoyan en la cátedra de
Moisés.
3 Así que ustedes deben obedecer y hacer todo lo que ellos
les digan, pero no sigan su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra.
A nadie criticó más el Señor que a los religiosos de su
época, con nadie confrontó más, y el mismo capítulo 23 es la cumbre de tal
conflicto, ¿cómo es posible que empiece su discurso diciendo que debían
“obedecerlos”? Más allá de la ironía que pueden encerrar estas palabras, lo
cierto es que ellos tenían la Palabra de Dios y exponían muchas verdades, aunque
mezcladas con el error. Pero su principal problema, al menos el que Jesucristo
expone, no era propiamente teológico sino práctico: la brecha entre el decir y
el hacer, lo que comúnmente llamamos “hipocresía”.
Con la iglesia católica históricamente pasó algo parecido,
aunque no exactamente igual. El Espíritu pudo decir de ella:
Apocalipsis 2:18-24 RVC
18 »Escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: Así dice el
Hijo de Dios, cuyos ojos son como una llama de fuego, y cuyos pies se asemejan
al bronce pulido:
19 »Yo conozco tus obras, tu amor, y tu fe; tu servicio y tu
paciencia. También sé que tus últimas obras son mejores que las primeras.
20 Pero tengo algunas cosas contra ti: Tú toleras a Jezabel,
esa mujer que se llama profetisa, pero que seduce a mis siervos y los lleva a
incurrir en inmoralidad sexual y a comer lo sacrificado a los ídolos.
21 Le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere
renunciar a su inmoralidad sexual.
22 Por tanto, a ella y a los que con ella adulteran los haré
caer en cama; y si no se arrepienten de sus malas obras, los haré sufrir en gran
manera.
23 Y heriré de muerte a sus hijos, y todas las iglesias
sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y a cada uno de
ustedes le daré según lo que haya hecho.
24 Pero a ustedes y a los demás que están en Tiatira, y que
no siguen esa doctrina ni han conocido lo que ellos llaman “las profundidades de
Satanás”, yo les digo que no les impondré ninguna carga más;
Aquí vemos el error mezclado con la verdad. Pero cuidado: no
deja de haber una dosis de verdad.
Hermanos, yo no quiero defender a la estructura religiosa
católica ni su teología contaminada, mucho menos en estos últimos tiempos, pero
a pesar de sus muchos errores, fueron católicos y ortodoxos fieles los que
mantuvieron la llama del evangelio encendida durante mil años, hasta que comenzó
la Reforma, y aún después. Nunca hubiéramos tenido un Lutero (ni ninguno de los
reformadores de su época y anteriores) si no hubiera habido una estructura que
lo formara y finalmente lo expusiera a la Palabra de Dios. Y decididamente, no
podemos decir que toda su interpretación de la Biblia sea falsa porque no lo es
(el problema es que la Biblia misma no constituye su autoridad máxima).
Finalmente, la línea teológica que originó una doctrina,
¡tampoco tiene más autoridad que la Biblia misma! No importa si la doctrina se
originó aquí o allí, importa qué dice la Biblia al respecto, nada más. Como
ejemplo extremo podemos decir que en la Biblia están registradas algunas
palabras del Adversario, diciendo importantes verdades, aunque mal aplicadas
(que es la esencia del engaño).
Pero si queremos seguir cuestionando una doctrina por su
origen, no nos olvidemos que los primeros reformadores también tuvieron errores
teológicos y, más que nada, de vida. Y no por eso descartamos sus doctrinas.
De paso, digamos que los católicos no creen en el rapto sino
que lo consideran una doctrina errada, por lo que tampoco vayamos a “pelear
contra fantasmas”.
·
Productos del “devenir histórico”
El argumento histórico, que en fondo otorga más valor a la
historia que a la misma Palabra, termina afirmando que “tal o cual doctrina” se
explica por determinado devenir histórico que le tocó atravesar y por
determinados personajes que aparecieron en algún momento del devenir. Ese
argumento fue utilizado por la crítica contra la Biblia misma para “probar” que
no venía de Dios sino que era simplemente un “producto histórico” perfectamente
explicable en función de la historia y cultura de los pueblos que le dieron
origen. Muchos argumentos contra el arrebatamiento (y otras tantas doctrinas más
“recientes”) se basan en ese principio pero “santificado”.
Si tal argumento no pudo refutar la inspiración de las
Escrituras aunque sí agregó conocimiento útil respecto a su historia e
interpretación, tampoco puede probar la veracidad o falsedad de una
doctrina.
Pero hay algo más: cuando “leemos” la historia y explicamos
lo que pasó, simplemente estamos relatando los hechos y aventurando
interpretaciones. Pero el mismo proceso histórico ¿no podía acaso generar
productos distintos? ¿Necesariamente las cosas tenían que pasar como pasaron?
No, lo único que necesariamente tiene que pasar es lo que está determinado en la
Palabra Profética más segura.
·
Resumiendo…
Ni la historia, ni la antigüedad de una enseñanza, ni sus
mensajeros, ni la tradición teológica que le dio origen, ni sus errores
originales de formulación, ni las intencionalidades políticas que “favoreció”,
ni las posiciones teológicas o paradigmáticas de defensores o detractores tienen
más autoridad que la Biblia misma. Todas esas cuestiones pueden ser muy útiles
como auxiliares en la interpretación y yo no las descartarían, pero DE NINGÚN
MODO están por encima de la Biblia. Si una enseñanza es correcta o no se
determinará ÚNICAMENTE por la recta interpretación bíblica.
Ese es mi fundamento: la Biblia es la regla máxima para medir
toda doctrina; información útil puede venir de muchos otros lados, pero ninguna
de ellas tiene mayor autoridad.
b)
Buscar la paja y tragarse la viga: destrozar exegéticamente
un pasaje mientras se olvida de otros
Así como muchos de los que afirman la veracidad del rapto lo
hacen basados en unos pocos pasajes, muchos de los que lo rechazan lo hacen
basados en esos mismos pocos pasajes.
No quisiera criticar tanto a los primero como a los segundos,
porque estos normalmente son teólogos y conocedores de la Biblia. Si tanto
conocen, ¿Cómo pueden sostener implícitamente que una enseñanza se basa o se
refuta en función de unos pocos pasajes? Al pretender refutar una enseñanza en
función de la débil base con la que se presenta muchas veces, están admitiendo
en cierto sentido que esa base es suficiente para hacer un análisis cierto.
Si con unos pocos pasajes establecemos o refutamos una
doctrina, entonces deberíamos bautizarnos por los muertos, como dice en un
pasaje Pablo, o mantener a las mujeres con mantilla (de hecho hay iglesias que
lo siguen haciendo), o tener concubinas (ya que en muchas partes del Antiguo
Testamento se afirma), o escupir en tierra y hacer barro para sanar a los
ciegos, ya que una vez Jesús lo hizo, o dar vueltas en torno a la casa de
cualquier persona problemática para que se derrumbe, o muchas cosas parecidas.
El hecho es que mientras no se nos ocurriría armar una
doctrina con determinados versículos y temas, hacemos exactamente eso con otros
textos. No es lógico.
·
¿Rapto secreto o venida manifiesta?
Un punto en discordia es la cuestión del “rapto secreto”.
Algo ya hablamos de esto. Como tradicionalmente se ha enseñado el rapto como un
evento “secreto”, del que nadie tendrá noción hasta que ocurra, pero en la
Biblia no aparece claramente ese concepto, se deduce que no habrá tal cosa como
un rapto pretribulacional.
Bien, tenemos pasajes que nos dicen efectivamente que el
rapto no será un evento tan secreto como muchas veces se enseñó:
Mateo 24:31 RVC
31 Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y de los
cuatro vientos, desde un extremo al otro del cielo, ellos juntarán a sus
elegidos.
1 Corintios 15:52 RVC
52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene
la trompeta final. Pues la trompeta sonará, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
1 Tesalonicenses 4:16 RVC
16 sino que el Señor mismo descenderá del cielo con voz de
mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo
resucitarán primero.
Apocalipsis 4:1 RVC
1 Después de esto, miré y vi que en el cielo había una puerta
abierta. Entonces la voz que antes había escuchado, y que era como el sonido de
una trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a suceder después de
esto.»
Es verdad, el rapto no será un evento secreto, casi
instantáneo sí, pero no secreto. Bien, ese error no anula la verdad del
arrebatamiento.
·
Pero tal pasaje no dice que la iglesia será raptada, y tal
otro tampoco, y el otro tampoco…
Un argumento en contra del rapto es utilizar una serie de
pasajes en donde se habla claramente de la venida de Cristo y el establecimiento
del Reino Milenial pero no se menciona expresamente el rapto. Y esto es cierto,
pero bien, ¿necesariamente cada pasaje escatológico debe mencionar el rapto? ¿O
debe mencionar el juicio de los incrédulos? ¿O debe mencionar la resurrección de
los justos? El hecho de que en tal o cual pasaje no lo mencione expresamente,
¿anula la verdad del arrebatamiento? No, de ningún modo. El Espíritu Santo NO
está obligado a decir en cada pasaje todo el compendio teológico de la doctrina
en cuestión.
Ya dejamos en claro que las Escrituras aplican el principio
de la economía de palabras, por lo que una verdad, una vez establecida, no
necesariamente se repite muchas veces después.
Veamos un ejemplo. En el libro de Hechos leemos “creyeron”,
es decir, que un grupo de personas escuchó el mensaje y se convirtió. Pero no
siempre se menciona el bautismo junto con la conversión de esas personas.
¿Significa eso que algunos de los que creían se bautizaban mientras que otros no
(como es la mala costumbre de las iglesias hoy)? No, simplemente significa que
el escritor (Lucas) no consideraba necesario mencionar todas las veces algo que
había sido ya establecido y aclarado en los primeros capítulos.
Veamos otro ejemplo. Jesús instituyó la Santa Cena hacia el
final de los Evangelios y vemos que en los primeros capítulos de Hechos la
iglesia naciente la tomaba con frecuencia. Pero cuando seguimos avanzando en la
historia y las Epístolas, no encontramos muchas más referencias a ella, sólo
algunas. ¿Eso quiere decir que la Santa Cena era importante al principio y
después no? Nada de eso, simplemente que ya no hacía falta hacer mucho énfasis
en ella, era una verdad establecida.
Digamos de paso que con la doctrina del arrebatamiento pasa
algo parecido: Jesús la estableció y luego se menciona algunas veces, porque era
uno de los fundamentos de la primera predicación ya había sido establecida.
Ningún pasaje escatológico que no mencione el arrebatamiento,
ni la sumatoria de ellos, pueden anular la doctrina. Lo único que podría
anularla serían textos bíblicos que expresamente lo nieguen, pero no los
encontramos. Puede ser que algunos textos sean posibles de interpretar “sin
rapto”, pero si los mismos textos pueden ser interpretados también “con rapto”
no pueden constituir un argumento sólido en contra del mismo; simplemente
podemos decir de ellos que se están refiriendo a otro aspecto del Reino
Venidero.
·
¿Cumplimiento parcial o cumplimiento total?
En un artículo contrario al arrebatamiento pretribulacional[8],
su encolerizado autor afirma que lo que “detenía al Anticristo” según afirma
Pablo en II Tesalonicenses, basado en el testimonio de varios padres de la
iglesia primitiva y algunos comentaristas bíblicos, era el Imperio Romano, y una
vez que éste fue quitado, se manifestó en la forma del Papado. Habría que ver
como encajan el resto de las profecías que acompañan a la manifestación del
Hombre de Pecado con eso, donde aparecen las plagas y los demás juicios del
Apocalipsis; y cómo es posible acomodar las otras profecías referidas al
Anticristo a la institución del Papado.
Si hacemos un recorte escatológico tal como para considerarlo
así, en realidad nos encontramos nada más y nada menos que con un cumplimiento
parcial de la profecía. ¡Y eso es un principio válido, pero que de ninguna
manera anula su cumplimiento total!
Más allá de que el cuadro escatológico completo no encaja en
la historia pasada, muchos principios expresados en Apocalipsis sí lo hacen, y
lo hacen también en el presente. Esto es porque buena parte de la profecía
bíblica tiene “tres” momentos de cumplimiento: el primero durante el tiempo
cercano al que fue dicha; el segundo, de manera parcial como principios
explicativos de la historia subsiguiente y el tercero, en un futuro escatológico
que aún no llegó.
Ahora bien, utilizar un cumplimiento parcial (que NO puede
explicar toda la profecía sino solo una parte) como fundamento para negar su
cumplimiento futuro (en donde SÍ se cumplirá todo) no es un razonamiento
válido.
Cito aquí lo que dice Caesar Arevalo en “EL RAPTO “SECRETO”: UNA HISTORIA SECRETA,
JESUITA, EVANGÉLICA Y FANTÁSTICA”[9]
“David B. Currie, en su libro, “El
Rapto: El Error de los Últimos Tiempos que deja la Biblia Detrás” resume el
peligro psicológico de la teología del “rapto secreto.”:
“"El sistema de creencias de los “rapturistas” les
permite tomar una cierta comodidad en el rostro del mal. Porque cuando las cosas
realmente se deterioran en el caos, ellos esperan ser “raptados” al cielo. Hay
un problema con este enfoque de la vida, sin embargo. La doctrina puede consolar
a la persona en presencia del sufrimiento, pero no hace absolutamente nada
positivo para la persona que experimenta el sufrimiento. Esta teología es
atractiva solamente siempre y cuando el dolor es de otra persona. "
“"El Rapto alivia los seres humanos de pensar más en ellos
mismos."
“La doctrina del ‘rapto secreto” es probablemente no
correcta. Los defensores de la doctrina del rapto, en vista de las críticas, a
menudo recurrir a un razonamiento circular, tales como, "Yo creo en el rapto
porque es lo que quiero creer." Así que debemos tener en cuenta la siguiente
pregunta, ¿Es la doctrina del rapto peligroso? Algunos dicen que no, porque en
la medida en que conducimos nuestras vidas con confianza y obediencia al Señor,
incluso si la doctrina del rapto está mal, vamos a estar en el lado derecho al
final.
“Otros dicen que la doctrina del rapto es muy peligrosa ya
que anima a algunos a acelerar el Día del Señor mediante la promoción de
determinadas políticas, como:
“1. No es necesario que me interese del cuidado de la tierra,
ya que no será por mucho más tiempo que estaré aquí de todos modos.
“2. Ir a la guerra en el Medio Oriente es una cosa buena si
ayuda a provocar el Armagedón más pronto.
“3. En realidad no necesitamos educar a nuestros hijos, ya
que no van a estar mucho tiempo aquí para beneficiarse de la enseñanza.
“4. No tenemos que cuidar de los pobres, ya que el final está
cerca de todos modos.
“Las personas que pensaban de esta manera fueron considerados
alguna vez como parte de los lunáticos. Pero hoy en día, estas personas se
pueden encontrar entre neoconservadores que influyen en la política
pública.”
Aunque el autor niega enfáticamente el rapto de la iglesia
tal como lo expusimos más arriba, podemos estar perfectamente de acuerdo en esto
que dice. El error que comete es, precisamente, juzgar una doctrina por las
desviaciones de vida cometidas “en nombre” de ella.
Si debiéramos rechazar una doctrina porque existen cristianos
que la llevan a un “extremo” o la desvían, entonces deberíamos rechazar de plano
la doctrina de la gracia y la misericordia de Dios porque es quizás la que más
se está desviando hoy en día, ya que muchos insisten en predicar a un Dios de
amor y no a un Dios de juicio.
También deberíamos rechazar la doctrina de la prosperidad,
quizás la más corrompida hoy en día. El problema es que al hacerlo deberíamos
también borrar de la Biblia los muchos versículos que sí hablan de la bendición
y de la provisión de Dios para Sus hijos.
Y deberíamos rechazar las enseñanzas sobre el liderazgo,
porque estamos llenos de líderes (dentro de la iglesia, digo) manipuladores y
corruptos.
Y así sucesivamente. De hecho, deberíamos rechazar la Biblia
entera, porque no hay enseñanza bíblica que al día de hoy no haya sido
corrompida. Si hasta los movimientos homosexuales han sacado su propia
Biblia…
Los peligros que plantea Arévalo más arriba, a los que
podríamos agregar otros tantos, son bien reales y los cristianos que ya tenemos
unas décadas de creyentes los conocemos de primera mano. Pero eso no invalida
una doctrina, simplemente está diciendo que se está enseñando de manera
incompleta o errónea.
Algo más. Los que critican el rapto normalmente enfatizan en
la cuestión social de la iglesia: su involucramiento en cambiar la realidad
actual. Y si bien es algo muy loable y no deberíamos descuidarlo, la iglesia
como tal nunca fue llamada expresamente a cambiar la sociedad. Fuimos llamados a
ser sal y luz, se nos insta a hacer buenas obras, y no hay un “límite” que nos
impida bendecir a otros y a la sociedad. Pero las promesas de un mundo
transformado nunca fueron dadas a la iglesia; corresponden a un reino futuro,
una situación en la que Cristo mismo reinará sobre la tierra. Nosotros, como la
sal, preservamos el mundo del caos total y de hecho así es, pero la sal nunca
iba a cambiar la carne en verdura, solo evitaría que se descompusiera durante un
lapso de tiempo, tampoco indefinidamente.
En el fondo, muchos de los que critican el rapto creen (a
veces secretamente) que nosotros traeremos el Reino de Dios por nuestro propio
esfuerzo santo y por eso enfatizan tanto en la acción social de la Iglesia.
¡Ojalá fuera posible! Pero ya vimos que no. No podremos hacerlo nosotros,
inevitablemente serán necesarios los terribles juicios del Padre.
¿Qué lógica tiene seguir cumpliendo nuestra función aquí,
estudiando, esforzándonos, cuidando la creación, si finalmente, “nos vamos”?
Primero, la Palabra de Dios nos manda a hacerlo y eso debería
ser suficiente. El arrebatamiento llega cuando Dios lo dispone en Su soberanía,
mientras tanto yo estoy aquí y se supone que debo seguir cumpliendo mi rol. En
la época de Pablo ya se presentó ese problema, pero en ningún momento Pablo negó
la doctrina del Arrebatamiento para corregirlo, sino que profundizó la enseñanza
respecto de los acontecimientos finales (es decir, la problemática que plantea
el autor citado más arriba, ya fue respondida hace casi dos mil años):
2 Tesalonicenses 3:10-13 RVC
10 Cuando estábamos con ustedes, también les ordenamos esto:
«Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.»
11 Y es que nos hemos enterado de que algunos de ustedes
viven desordenadamente, y no trabajan en nada, y se entrometen en lo ajeno.
12 A tales personas les ordenamos y exhortamos, por nuestro
Señor Jesucristo, que simplemente se pongan a trabajar y se ganen su propio
pan.
13 Y ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.
Ellos esperaban que Jesús volviera en poco tiempo, ¡nadie
tenía más motivos para dejar de trabajar y ocuparse de las “cosas santas”! ¿Qué
dice Pablo? ¿Dejen de trabajar y vayan al monte a orar hasta que Cristo venga?
¡Nada de eso!
No voy a responder al argumento de “acercar el Armagedón
invadiendo el Medio Oriente” porque creo que es claro para los cristianos
hispanohablantes que esa es una de las manipulaciones favoritas del Sistema
Babilónico Norteamericano sobre la cegada iglesia protestante de su país y no
necesita ser contra argumentado.
Hay otra razón práctica, además de cumplir con los
mandamientos expresos del Señor, por la que debemos seguir involucrados en todas
nuestras actividades cotidianas.
Juan 4:37-38 DHH
37 Pues bien dice el dicho, que siembran y otros
cosechan.
38 Y yo los envié a ustedes a cosechar lo que no les costó
ningún trabajo; otros fueron los que trabajaron, y ustedes son los que se han
beneficiado del trabajo de ellos.
A los cristianos evangélicos se nos ha metido en la cabeza
que lo único que tenemos que hacer “hacia afuera” es evangelizar lo más
agresivamente posible para lograr que la gente se convierta ¡YA! Ojala
funcionara así, pero no. El don / ministerio de evangelista es propiamente “de
cosecha”: las almas que ya fueron preparadas por el Espíritu Santo a través de
diversas circunstancias son llevadas a cruzar el umbral de la salvación. Pero
¿cómo se puede cosechar si nadie siembra? Jesús “sembró” a través de las señales
y Su propio testimonio de vida; hoy buena parte de los cristianos ¿estamos
“sembrando” un correcto testimonio, de tal forma que cuando un evangelista haga
el llamado, las personas puedan responder sin impedimento? ¿O más bien nosotros
somos el impedimento para que crean?
Los diversos ministerios sociales, los ámbitos de trabajo y
de estudio, y, en definitiva, cada aspecto de la vida y quehacer humano son los
espacios naturales para que el Evangelio sea sembrado para fructificar en
salvación.
¡Pero cuidado!
1 Juan 2:15-17 RVC
15 No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
16 Porque todo lo que hay en el mundo, es decir, los deseos
de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del
Padre, sino del mundo.
17 El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad
de Dios permanece para siempre.
Hay un límite en cuánto debemos involucrarnos en aquello que
ocupa todo el tiempo de los incrédulos. Hay un límite en cuánto debemos
participar en las cuestiones sociales. ¿Cuál es ése límite? No me corresponde a
mí decirlo, el Espíritu Santo lo revelará a cada uno y será distinto conforme
los distintos llamados. En algunos círculos cristianos, mientras más
involucramiento social y secular haya mejor, porque consideran que así se da un
testimonio más eficiente; pero eso no es una verdad absoluta.
Así como no debemos vivir con la “cabeza en las nubes” es
cierto que tampoco debemos aferrarnos desmedidamente a las cosas de este mundo.
No somos nosotros los que cambiaremos la realidad, nuestra esfera de influencia
es limitada y al final ocurrirán muchas cosas que no queremos, pero Dios así lo
permite, durante un tiempo. Hermanos, no somos Dios, no determinamos nosotros
cuál será el curso del mundo.
Este es un punto doctrinal clave, y creo que ya hemos hablado
sobre él, así que simplemente recordaremos que el estado ideal del mundo no le
corresponde establecerlo a la Iglesia. La esperanza de los primeros cristianos,
como vimos, no era tanto irse al cielo (ya lo sabían) sino que la verdadera
justicia y abundancia divina fueran establecidas en esta tierra, y eso ocurriría
solo cuando Cristo viniera, no lo harían ellos.
Otro de los embates contra la enseñanza del arrebatamiento
viene de mano de las corrientes teológicas evangélicas que unen el ministerio
social e incluso político de la Iglesia con la evangelización y el discipulado
de las naciones. No quiero ser crítico con ellos porque me parece una forma
maravillosa de unir dos aspectos del ministerio del Cuerpo de Cristo que hasta
ahora estuvieron separados, pero deberíamos saber que lo que logramos con eso,
que, repito, puede ser maravilloso, finalmente será limitado.
Eso, que ha ocurrido en algunas partes del mundo, es solo una
“primicia” de lo que hará Cristo cuando venga.
He hablado bastante contra el evangelio de la prosperidad y
sus mensajeros. Es el principal engaño de la Iglesia actualmente y por su misma
naturaleza, no “puede” hablar ni de juicio, ni de justicia, ni de santidad ni
mucho menos de un Reino Futuro de justicia. De hecho, sus principales defensores
(conocidos y no conocidos) viven en la inmundicia de su pecado.
Ni hay tribulación ni mucho menos arrebatamiento de la mano
del evangelio de la prosperidad. Y vale aclarar que hay “dos” modalidades de
dicho evangelio: una “dura” de la mano de sus predicadores más mediáticos, y
otra más “blanda”, extensamente difundida en la mayoría de las iglesias, que no
enfatiza tanto en obtener dinero y riquezas sino en una vida tranquila,
pacífica, relativamente bendecida, con la familia creciendo y demás valores muy
loables y muy humanos. Aunque se vean muy diferentes por afuera, son lo mismo en
su base.
Mateo 24 ha sido interpretado de diversas formas, algunas muy
creativas, cortándolo por la mitad, mezclando dos tiempos en una misma unidad
textual o eligiendo arbitrariamente qué pasaje se refiere a qué tiempo. Con todo
lo que hemos visto, podemos hacer una relectura y ubicar lo que dice en el
tiempo entre la ascensión de Cristo y el arrebatamiento de Su iglesia. Por
supuesto, no voy a decir que esa sea la única interpretación posible, pero al
menos creo que es el primer mensaje que contiene.
Entonces, bajo esa visión, el capítulo tiene algunas
profecías claves exactamente para este tiempo “intermedio”.
Mateo 24:1-2 RVC
1 Jesús salió del templo, y ya se iba cuando sus discípulos
se acercaron para mostrarle los edificios del templo.
2 Él les dijo: «¿Ven todo esto? De
cierto les digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra. Todo será
derribado.»
Esto pasó en el año 70, con la destrucción de Jerusalén.
Mateo 24:3 RVC
3 Mientras Jesús estaba sentado en el monte de los Olivos,
los discípulos se le acercaron por separado, y le dijeron: «Dinos, ¿cuándo
sucederá todo esto, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?»
Acá hay dos preguntas: la destrucción de Jerusalén y la
venida de Cristo junto con el fin del mundo, “mundo” que no significa “Tierra” o
“planeta” sino “edad” o “período de tiempo”. Ellos no están preguntando por una
eventual destrucción del planeta o fin de la humanidad, sino por el fin de un
tiempo, de un estado de situación, que a esta altura sabían que correspondía con
el reinado en poder de Cristo, cosa que esperaban que sucediera pronto, por lo
que tropezaron cuando su Señor fue apresado y crucificado.
Ellos estaban preguntando por los “extremos” de un período de
tiempo, que empezaría con la destrucción del Templo, no hacía falta decir que a
manos de los impíos, y terminaría con la destrucción de esos mismos impíos. Es
decir, un proceso.
Mateo 24:4-5 RVC
4 Jesús les respondió: «Cuídense de que nadie los engañe.
5 Porque muchos vendrán en mi nombre, y dirán: “Yo soy el
Cristo”, y engañarán a muchos.
Y lo sorprendente es que Jesús no comienza respondiendo su
pregunta sino alertándolos acerca de los engaños que iban a rodear ese tiempo y
ese tema en particular. Concretamente aquí: falsos cristos, es decir, falsos
mesías que prometerían el Reino que solo Cristo puede establecer, y la historia
de la humanidad, desde entonces, estuvo (y sigue estando) plagada de “mesías”
políticos, militares, sociales, económicos, filosóficos y científicos; que
prometen un estado ideal de situación que nunca ha llegado ni nunca llegará
hasta que Cristo vuelva.
Mateo 24:6-8 RVC
6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras;
pero no se angustien, porque es necesario que todo esto suceda; pero aún no será
el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra
reino, y habrá hambre y terremotos en distintos lugares.
8 Todo esto será sólo el comienzo de los dolores.
Aquí empezamos a responder a la pregunta de esta sección:
¿cómo serán los tiempos inmediatamente antes de la venida?
En principio, todo ese período estaría caracterizado guerras,
luchas, hambres (y todo lo que es causa del hambre, es decir, plagas, problemas
económicos, catástrofes, etc.) y terremotos.
Pero eso sería solamente “comienzo de dolores”, es decir, que
las aflicciones irían in crescendo, pero cuidado, todavía no estamos en el
tiempo del fin. Esto es exactamente lo que estamos viendo ahora, después de 1900
años de relativa “normalidad” (que como ya vimos, no tuvieron nada de
tranquilidad ni de seguridad), en las últimas décadas del período de la iglesia,
el mundo “se volvió loco”.
Es interesante aquí que la palabra “dolor” se refiere más
específicamente a “dolor de parto”, reforzando la idea del gran sufrimiento
antes del nacimiento de un nuevo ser y la alegría que ello conlleva. Esa imagen
profética Dios la había establecido hacía ya miles de años, en el camino de
salida del Edén, cuando le dijo a Eva:
Génesis 3:16 RVC
16 A la mujer le dijo: «Aumentaré en gran manera los dolores
cuando des a luz tus hijos. …
Cada evento de parto, con sus dolores asociados, no es más
que una profecía vivida que anuncia el fin de los tiempos, estos tiempos. Cuando
una mujer da a luz, está diciendo: “¡Cristo viene, y Su Reino con él!”
Mateo 24:9-12 RVC
9 »Entonces los entregarán a ustedes para ser torturados, y
los matarán, y todos los odiarán por causa de mi nombre.
10 En aquel tiempo muchos tropezarán, y unos a otros se
traicionarán y odiarán.
11 Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a
muchos;
12 y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se
enfriará.
La crisis de los últimos tiempos no solo sería natural,
política y económica, sino también profundamente social, moral y espiritual.
De nuevo podemos ver aquí un crescendo. Con respecto al tema
de la maldad, escribí algo hace un tiempo[10].
Por lo que venimos leyendo, si bien los cristianos NO
PASAREMOS por los juicios de la tribulación, el tiempo que nos toca vivir, y más
específicamente, los últimos años de ese tiempo, no serán para nada fáciles.
Los fieles de hoy no necesitamos ser purificados por esos
juicios, ¡porque ya tenemos los nuestros aquí y ahora! Pero los que sigan serán
mucho peores.
Mateo 24:13 RVC
13 Pero el que resista hasta el fin, será salvo.
Ellos estaban esperando que Cristo volviera en el lapso de
sus vidas terrenas, por lo que “resistir” implicaba hacerlo durante un tiempo, y
la “salvación” era entrar en el Reino Davídico restaurado. Cristo no vino
todavía, por lo que “resistir” para la mayoría de los cristianos ha significado
hacerlo hasta la muerte, y la salvación fue ir al cielo. Para la mayoría de los
que hoy estamos vivos, el significado de “resistir” es el que primero le dieron
los discípulos.
Mateo 24:14 RVC
14 Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo
para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
Ésta es, para mí LA SEÑAL del fin de los tiempos, por eso es
que la obra misionera es tan importante y tan descuidada por las iglesias de la
prosperidad y de la abundancia (prosperidad de palabra, porque la gran mayoría
de sus miembros viven miserablemente en todo sentido). ÉSA es la forma de
“apresurar” Su venida: sostener la obra misionera.
En todo caso, la predicación del Evangelio será concluida en
el contexto caótico y persecutorio descrito.
Mateo 24:15-22 RVC
15 »Por tanto, cuando en el lugar santo vean la abominación
desoladora, de la que habló el profeta Daniel (el que lee, que entienda),
16 los que estén en Judea, huyan a los montes;
17 El que esté en la azotea, no baje para llevarse algo de su
casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su
capa.
19 Pero ¡ay de las que en esos días estén embarazadas o
amamantando!
20 Pídanle a Dios que no tengan que huir en invierno ni en
día de reposo,
21 porque entonces habrá una gran tribulación, como no la ha
habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.
22 Si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo,
pero serán acortados por causa de los escogidos.
Aquí Jesús vuelve al tema del versículo 2, porque en realidad
los versículos del 4 al 14 están advirtiendo a los discípulos que no debían ser
engañados EN RELACIÓN CON su pregunta, es decir, el deseo de saber sobre los
eventos futuros. Dicho de otra forma, el deseo de conocer el futuro es el
terreno más fértil posible para que Satanás siembre mentiras, pero eso no
significa que debemos anularlo, sino que debemos ser muy cuidadosos con lo que
nos enseñan.
Este pasaje se aplica perfectamente a la destrucción de
Jerusalén. Aunque creo que también tiene un cumplimiento futuro, eso no anula el
primer sentido ni su ubicación dentro de todo el capítulo.
Podemos ver otra interpretación: las palabras de Jesús en los
versículos 4 al 14 tienen un cumplimiento parcial durante el período comprendido
entre la Ascensión y la destrucción de Jerusalén (unos 40 años), tiempo en el
que efectivamente iglesias se establecieron entre “todas las naciones” conocidas
por ellos. Desde ese punto de vista, el orden es cronológico.
De todas formas, la destrucción de Jerusalén de ningún modo
agotaba la expectativa escatológica de los primeros cristianos porque un par de
décadas después de eso, Juan recibe la revelación del Apocalipsis.
Mateo 24:23-26 RVC
23 Así que, si alguien les dice: “Miren, aquí está el
Cristo”, o “Miren, allí está”, no lo crean.
24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán
grandes señales y prodigios, de tal manera que, de ser posible, engañarán
incluso a los elegidos.
25 Ya los he prevenido de todo.
26 Así que, si les dicen: “Miren, está en el desierto”, no
vayan; o si les dicen: “Miren, está en los aposentos”, no lo crean.
De nuevo, el período intermedio estaría caracterizado por el
engaño de los falsos mesías. Y lo que estos prometen
es, casi sin excepción, un reino terrenal.
Mateo 24:27-28 RVC
27 Porque la venida del Hijo del Hombre será como el
relámpago que sale del oriente y puede verse hasta el occidente.
28 Porque los buitres se juntan donde está el cadáver.
Aquí aclara que Su segunda venida no sería en secreto. Este
ha sido un error de la doctrina original del rapto, considerar que ocurriría de
manera inadvertida.
Mateo 24:29-31 RVC
29 »Inmediatamente después de la aflicción de aquellos días,
el sol se oscurecerá y la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del
cielo, y los poderes celestiales se estremecerán.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del
Hombre, y todas las tribus de la tierra se lamentarán, y verán al Hijo del
Hombre venir sobre las nubes del cielo, con gran poder y gloria.
31 Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y de los
cuatro vientos, desde un extremo al otro del cielo, ellos juntarán a sus
elegidos.
En un breve período ubicado entre el largo tiempo de los falsos mesías, los terremotos, las guerras, el hambre, la
persecución y el descalabro social, ocurrirán una serie de eventos cósmicos que
anunciarán la inminente venida de Cristo. Cuando el Señor esté por venir, a las
puertas ya, ¿lo sabremos? Sí, lo sabremos, no tomará por sorpresa a los que
están avisados.
Cuidado, esos eventos cósmicos son en sí mismos parte del
juicio e implican un nivel extra de sufrimiento sobre toda la tierra, cristianos
inclusive. Pero por lo visto, será un tiempo breve, y serán la última señal de
Su venida.
Veamos algunas conjeturas. Un “sol oscurecido” implica
mayores niveles de frío y trastornos climáticos, además de afectar a la vida
vegetal y animal. No se nos dice la causa de un sol oscurecido y una luna que no
brille, pero lo segundo puede ser debido a algo que obstaculiza el sol o a un
enturbiamiento de la atmósfera. Si fuera lo segundo, sea lo que sea que la haya
opacado, sin duda provocará por lo menos problemas respiratorios, en la vista y
en la piel. Pero lo más terrible para mí es lo siguiente: “las estrellas caerán
del cielo”. Obviamente no se refiere aquí a lo que nosotros conocemos hoy como
estrellas, porque si fuera eso simplemente ya no habría más Tierra sobre la cual
desatar juicios, lo único que los antiguos podían considerar “estrella” y verlo
caer en tierra es: un meteorito. Y “las” indica plural: muchos meteoritos. Las
catástrofes que puedan provocar esos meteoritos, según donde caigan, no hace
falta mencionarlas porque hoy es posible encontrar videos y explicaciones en la
web que lo muestran con lujo de detalle. Terribles meteoritos van a caer durante
los juicios, pero algo de eso va a empezar inmediatamente antes.
Qué significa que los “poderes celestiales sean estremecidos”
no puedo afirmarlo con seguridad a partir del texto, aunque tenemos diversas
visiones proféticas que en la actualidad lo explican; pero es interesante la
palabra “estremecidos”, que puede significar “oscilar, agitar, mecer”, también
derribar o destruir, aunque en ese caso creo que entraría en conflicto de
significado con la expresión anterior. Si aceptamos el significado de “oscilar,
agitar” entonces deberíamos ver cuerpos celestiales que están siguiendo un
movimiento errático, de vaivén; y hay algunas profecías que indican exactamente
eso.
De algo no tengo dudas y me atrevo a afirmarlo con total
seguridad: cuando estemos en ese tiempo lo discerniremos claramente.
Luego tenemos la venida y el arrebatamiento, no silencioso ni
secreto, sino público y manifiesto, de los elegidos. Podríamos profundizar sobre
el sentido de “elegidos”, que en algunos casos puede referirse a los cristianos
en general, pero más bien tiene un énfasis en relación con algunos, los que
cumplen con requisitos especiales, los fieles.
El período intermedio de “este tiempo” concluye con el
arrebatamiento, es decir, la promoción de la iglesia fiel, que luego de haber
cumplido con su labor abnegadamente durante dos milenios, es llevada a un nuevo
nivel de gloria. Labor que fue empezada y continuada por los santos del pasado y
que es terminada por los santos del presente, pero en esencia se trata del mismo
trabajo; lo santos muertos no pueden ser “arrebatados” ni sus cuerpos
transformados hasta que los santos vivos no terminen la obra.
¿Qué sigue después de ese evento? Jesús no lo dice aquí; los
versículos que continúan vuelven sobre el tiempo del fin y el
arrebatamiento.
Mateo 24:32-33 RVC
32 »De la higuera deben aprender esta parábola: Cuando sus
ramas se ponen tiernas, y le brotan las hojas, ustedes saben que el verano ya
está cerca.
33 De la misma manera, cuando ustedes vean todas estas cosas,
sepan que la hora ya está cerca, y que está a la puerta.
El tiempo del fin y el arrebatamiento no serían algo
inesperado, no por lo menos para los avisados.
Mateo 24:34-35 RVC
34 De cierto les digo, que todo esto sucederá antes de que
pase esta generación.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán.
Aquí puede haber un problema exegético, pero si usamos un
poco de lógica no debería haber demasiada confusión: una generación era
considerada de 70 años, “estas cosas” tenían que ver con la destrucción de
Jerusalén y la venida de Cristo, que ellos pensaban que ocurriría en su tiempo
de vida, por lo que Jesús les está diciendo que efectivamente, en su lapso de
vida verían estas cosas ocurrir, y las vieron, aunque fuera en cumplimiento
parcial.
Hay otra interpretación, los rabinos mesiánicos consideran el
inicio de “esta generación” como 1967,
luego de la guerra de los seis días, cuando Israel propiamente empieza a ser
considerado como una nación. El fin de ESTA
generación, 70 años, se ubica hacia el 2030 (años más, años menos); muy
cerca ya.
Mateo 24:36-41 RVC
36 »En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera
los ángeles de los cielos. Sólo mi Padre lo sabe.
37 La venida del Hijo del Hombre será como en los días de
Noé;
38 pues así como en los días antes del diluvio la gente comía
y bebía, y se casaba y daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el
arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó
a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
40 Entonces, estarán dos en el campo, y uno de ellos será
tomado, y el otro será dejado.
41 Dos mujeres estarán en el molino, y una de ellas será
tomada, y la otra será dejada.
El versículo 36 lo podemos unir a lo anterior o a lo
siguiente, en todo caso dice lo mismo: ellos no sabían cuándo sería destruida
Jerusalén, aunque tenían las señales de su inminencia. Tampoco sabían cuándo
vendría el Mesías, aunque también tenían las señales de su inminencia.
“Nadie lo sabe” ha sido mal aplicado muchas veces: Jesús no
se refiere a que “nadie sabe” cuándo será el tiempo del fin, sino al día y la
hora, es decir, al momento preciso. Jesús mismo está dando todas las
indicaciones de ese tiempo, en qué momento exacto, no se sabe. Es cuando una
mujer está embarazada y va a dar a luz. Si todo viene bien, sabe más o menos
cuándo será la fecha, pero puede ser unos días antes o unos días después, a lo
sumo un par de semanas (por ejemplo, en el caso de mi hijo mayor), ¡pero
decididamente no dos meses después!
“Nadie lo sabe” es el caballito de batalla de los cristianos
que no quieren tomarse la molestia de analizar los tiempos en que vivimos…
Ya hablamos sobre los versículos 37 al 41: los días previos a
la venida y el rapto selectivo; y sugerimos que los versículos 40 y 41 podrían
referirse a dos creyentes que estaban en unidad (esposos, socios, amigos), uno
fiel y otro no.
Mateo 24:42-51 RVC
42 Por tanto, estén atentos, porque no saben a qué hora va a
venir su Señor.
43 Pero sepan esto, que si el dueño de la casa supiera a qué
hora va a venir el ladrón, se quedaría despierto y no dejaría que robaran su
casa.
44 Por tanto, también ustedes estén preparados, porque el
Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo esperen.
45 »¿Quién es el siervo fiel y
prudente, al cual su señor deja encargado de los de su casa para que los
alimente a su tiempo?
46 Bien por el siervo que, cuando su señor venga, lo
encuentre haciendo así.
47 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus
bienes.
48 Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “Mi señor
tarda en venir”,
49 y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a
beber con los borrachos,
50 el señor de aquel siervo vendrá en el día menos pensado, y
a una hora que nadie sabe,
51 y lo castigará duramente, y le hará correr la misma suerte
de los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
En todo el contexto de lo que vimos, aquí no está hablando ni
de la vida eterna ni del infierno, sino del Reino y Su venida, por lo que
“correr la misma suerte que los hipócritas” (es decir, los tibios, los
“cristianos” de la iglesia de Laodicea, nuestro tiempo) no podía significa el
infierno sino el quedarse después del rapto. Y lo que vendría sería en extremo
terrible. Jesús no habla más de eso.
Si bien el sufrimiento es una experiencia común para el
cristiano, los últimos tiempos antes de Su venida traerían una cuota extra, pero
no serían comparables a los sufrimientos de la tribulación.
Joel 2:28-29 RVC
28 »Después de esto, derramaré mi espíritu sobre la humanidad
entera, y los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; los ancianos tendrán
sueños, y los jóvenes recibirán visiones.
29 »En aquellos días, también sobre los siervos y las siervas
derramaré mi espíritu.
Esta profecía es la que Pedro vio cumplida en Pentecostés,
por lo que el tiempo cronológico corresponde a antes del arrebatamiento y el
juicio.
Joel 2:30-31 RVC
30 Y haré prodigios en el cielo y en la tierra, con sangre y
fuego y columnas de humo.»
31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre,
antes de que venga el día grande y terrible del Señor.
Ya hemos visto este capítulo, estos eventos astronómicos
están asociados a catástrofes en la Tierra. Realmente nuestras condiciones de
vida planetaria dependen de un equilibrio muy delicado en muchos factores
astronómicos del sistema solar y la galaxia, y “pequeñas” alteraciones en él
causarían terribles catástrofes en el planeta. Cualquier cambio tal como el sol
oscureciéndose o la luna cambiando de color estaría indicando que ha ocurrido
algo catastrófico en el espacio cercano al planeta o en el planeta mismo.
Los seres humanos nos hemos enorgullecido tanto pensando que
podemos hacer tan grandes cosas, y sin embargo basta que Dios haga un pequeño
movimiento en los cuerpos celestes para que todo aquello por lo que nos afanamos
durante siglos quede destruido. Si enseñáramos astronomía en nuestras escuelas,
y quizás algo desde los pulpitos, aprenderíamos a ser más humildes. ¡Ah! Y de
paso, la astronomía se entiende conociendo física y química, esas materias que a
la mayoría de los estudiantes, cristianos inclusive, tan poco les interesan,
pero que nos muestran de primera mano las obras del Creador.
Malaquías 4:5-6 RVC
5 »Tomen en cuenta que, antes de que llegue el día grande y
terrible del Señor, yo les enviaré al profeta Elías.
6 Y él hará que el corazón de los padres se vuelva hacia los
hijos, y que el corazón de los hijos se vuelva hacia los padres, para que yo no
venga a destruir la tierra por completo.»
Esta profecía se cumplió en parte con Juan el Bautista: él no
era exactamente Elías pero tenía el mismo espíritu. Esta profecía se está
cumpliendo en este tiempo: no está Elías literalmente entre nosotros, pero el
espíritu profético de Elías sí. Y si “Elías” está entre nosotros, ¿Cómo eran los
tiempos en que ministró? ¿No serían éstos parecidos a aquellos?
Tenemos por un lado la tremenda disolución social, injusticia
e idolatría en la que vivían, pero de lo que seguramente todos nos acordamos es
del episodio que tuvo con los falsos profetas de Baal. La sequía de tres años y
medio fue un juicio que trajo Dios por mano del profeta, y afectó gravemente a
toda la nación de Israel (las tribus del norte). El corolario es que así también
tendremos juicios que en este tiempo afectarán a naciones enteras (léase:
sufrimiento para todos, aunque Dios guarda a sus hijos en medio de ellos pero no
los saca) como último llamado al arrepentimiento antes de los juicios
definitivos.
Es interesante la frase “para que yo no venga a destruir la
tierra por completo”. Al fin y al cabo, si Dios ya sacó a Sus fieles, si los que
se convierten y mueren durante la tribulación (probablemente la mayoría de los
convertidos) van al cielo, ¿para qué seguir manteniendo la tierra? Algo ya
hablamos de eso, pero voy a aventura una posible interpretación: el hecho de que
haya habido un remanente fiel sobre la tierra podría indicar, desde el punto de
vista de la justicia divina, que el ser humano en la tierra puede llegar a
cumplir el propósito original, que el grupo de los santos redimidos y
transformados, ayudando a los convertidos durante los juicios y sus
descendientes, pueden establecer el Reino que Dios pretendió al principio. Y
sabemos que así será durante mil años.
Al fin y al cabo, los santos no necesitan ser arrebatados
para ir al cielo, basta con que mueran y listo, ¿Por qué Dios no habría de dejar
que nos maten a todos y ya? Pero el mismo hecho del arrebatamiento puede ser una
señal profética de que “así como estos fueron levantados, también vendrán, tal
como pasó dos mil años antes con Su Señor”.
¿Nos muestra Apocalipsis los juicios del tiempo anterior al
arrebatamiento? Creo que no porque la gran sección de los juicios comienza
siendo introducida por estas palabras:
Apocalipsis 4:1 RVC
1 Después de esto, miré y vi que en el cielo había una puerta
abierta. Entonces la voz que antes había escuchado, y que era como el sonido de
una trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a suceder después de
esto.»
Ahora bien, vamos a hacer una salvedad importante. Si
interpretamos los capítulos 2 y 3 en su sentido profético, como una visión
panorámica de la época de la iglesia, entonces “lo que va a suceder después de
esto” todavía está en el futuro y corresponde al tiempo posterior a la era de la
iglesia, es decir, cuando ya no hay ninguno de los modelos de iglesia expuestos
anteriormente, cuando ya los vencedores están en la presencia del Señor y lo que
quedó propiamente no es Iglesia. Creo que esa es la interpretación principal de
Apocalipsis y por lo tanto, sus juicios son todavía futuros.
Pero si hacemos una interpretación parcial, y consideramos a
las iglesias como efectivamente las iglesias en las que ministraba Juan, podemos
encontrar paralelos interesantes entre los juicios subsiguientes y lo que está
pasando hoy. Pero cuidado, sólo paralelos; es obvio que no han ocurrido aún las
catástrofes de la magnitud que se mencionan.
Por ejemplo, la explosión de la central de Chernóbil
contaminó muchos ríos, y propiamente Chernóbil puede traducirse como “altamisa
amarga” o ajenjo cimarrón[11],
por lo que la profecía de Apocalipsis 8:10,11 se cumplió parcialmente allí.
El calentamiento global está aumentando la temperatura en
muchos lugares, por lo que parcialmente se está cumpliendo la profecía de
Apocalipsis 16:8.
Pero entendamos que esto no es más que ver la realidad y
tratar de acomodar un pasaje profético, por analogía. Puede resultar útil, creo
que podemos sacar unos cuantos principios interesantes, pero no debería ser la
interpretación principal.
El Espíritu no dejó Su Palabra para que la recortemos como
cuando los escolares tienen que buscar imágenes y formar palabras y recortan
diarios y revistas. Su Palabra es una UNIDAD COHERENTE Y LÓGICA, y como tal debe
ser interpretada. Si en algún momento no podemos entenderla bien, bueno,
simplemente es que seguimos ignorando todavía unas cuantas cosas porque seguimos
siendo ¡seres humanos caídos! Hermanos, los teólogos y los maestros no tienen
ninguna obligación de poder explicar todos y cada uno de los pasajes de la
Biblia. ¡Cuánto bien hubiera hecho a la cristiandad que unos cuántos teólogos y
predicadores hubieran dicho “hasta aquí sé, pero esto no lo entiendo”! ¡De
cuántas desviaciones doctrinales nos hubiéramos librado! ¡Cuánta humildad
hubiera sido sembrada entre el Pueblo de Dios! A veces se nos mete en la cabeza
a los cristianos que, al habernos convertido, ya está todo transformado y que
nuestra interpretación es la misma voz de la Boca de Dios, pero no.
En definitiva, pasó lo que pasó y hoy estamos en el fin de
los tiempos, habiendo acumulado por la gracia de Dios mucho más conocimiento y
entendimiento de las Escritura del que jamás tuvieron los cristianos de las
edades pasadas; y tenemos que aprovecharlo.
Volviendo a Apocalipsis, si hacemos una interpretación
parcial, lo que me atrevería a asegurar es lo siguiente:
·
Los ámbitos afectados por los juicios (economía, salud,
sociedad, naturaleza, etc.) de Apocalipsis serán los mismos ámbitos afectados
por los juicios previos a la tribulación. Eso lo vemos hoy.
·
La dinámica de los juicios será, en líneas generales la
misma: habrá un crescendo en magnitud y destrucción. También lo vemos hoy.
·
La mayoría de la gente se endurece y no se arrepiente.
Exactamente como hoy.
Hasta aquí lo que veremos de las páginas bíblicas sobre este
tiempo. En todo caso, no puedo mencionar demasiados pasajes que nos hablen
específicamente de los sufrimientos de este tiempo aunque probablemente haya
unos cuantos más de los que cité, pero con las referencias que vimos al
principio, y las aclaraciones que vimos luego, nos basta y nos sobra para saber
que no serán para nada tiempos fáciles.
Sin embargo:
Amós 3:7 RVC
7 Lo cierto es que nada hace el Señor sin antes revelarlo a
sus siervos los profetas.
Seamos sinceros: la visión general de la Biblia nos deja
algunos huecos para vivir el día a día. Sabemos cuáles son los principios
generales, sabemos cuál es la Única y Absoluta Regla para medir toda enseñanza,
idea y profecía, pero, ¿cómo me preparo para mañana? ¿Cómo se entiende la Biblia
para mi realidad actual? ¿Cuáles son los principios y versículos que se aplican
aquí y ahora? Y entonces aparece el ministerio profético, el Señor no nos ha
dejado huérfanos, mucho menos en este tiempo de tan grandes, vertiginosos e
impredecibles cambios.
Hechos 11:28-30 RVC
28 Uno de ellos, llamado Agabo, se levantó para anunciar la
hambruna que estaba por llegar a toda la tierra, y que el Espíritu le había dado
a saber. Esto sucedió en los días del emperador Claudio.
29 Entonces los discípulos acordaron socorrer a los hermanos
que vivían en Judea, según lo que cada uno tuviera,
30 y por medio de Bernabé y de Saulo enviaron ayuda a los
ancianos.
Hechos 21:10-13 RVC
10 Durante los días que allí permanecimos, un profeta llamado
Agabo llegó de Judea,
11 pues venía a vernos. Agabo tomó el cinto de Pablo, se ató
con él las manos y los pies, y dijo: «El Espíritu Santo ha dicho: “Así atarán
los judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán a los no
judíos.”»
12 Al oír esto, nosotros y los de Cesarea le rogamos a Pablo
que no fuera a Jerusalén.
13 Pero Pablo respondió: «¿Por qué
lloran? ¡Se me parte el corazón! Por el nombre del Señor Jesús, yo estoy
dispuesto no sólo a que me aten, sino a que me maten en Jerusalén.»
Efesios 4:11-12 RVC
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
No voy a apologizar sobre el ministerio profético hoy porque
el Espíritu Santo estuvo trabajando durante todo el siglo XX para dejar bien en
claro que la profecía no terminó con los tiempos bíblicos. Simplemente diré que
muchos de los que no creen en el arrebatamiento tampoco creen que el ministerio
profético siga vigente, es decir, viven y ministran con la unción que servía a
principios del siglo XIX, pero que da pocos resultados hoy.
La dinámica de los profetas actuales, por supuesto no es
igual a la de los profetas bíblicos. Ninguno de ellos puede establecer doctrina
tal como sí lo hicieron aquellos, pero son en extremo necesarios para el “día a
día” de los cristianos. Y Agabo es el ejemplo.
Las Escrituras no decían que justo en ese año vendría una
hambruna, pero el Espíritu habló por medio de un profeta y la iglesia respondió
inmediatamente, y se evitó perjuicio para los santos de Judea.
Las Escrituras tampoco decían que justo cuando Pablo fuera a
Jerusalén lo apresarían y lo atarían, pero el Espíritu Santo tenía que
advertírselo, así que utilizó a un profeta, de nuevo Agabo.
Las palabras de Jesús mismo que leímos en Mateo 24 contienen
una profecía de ese tipo; gracias a ella, los cristianos pudieron escapar de la
matanza que hubo en Jerusalén.
Hay muchísimas cosa del “día a día” que la Biblia no dice ni
se supone que tenga que decirlas, pero que las necesitamos saber si queremos ser
efectivos en el ministerio y, literalmente, sobrevivir en los tiempos difíciles
que se nos vienen encima. ¿Quién mejor que el profeta para eso?
Junto con los otros ministerios, es el encargado de
perfeccionar a los santos. Los que hoy no aceptan a los profetas (tampoco a los
apóstoles) sí aceptan a los maestros, evangelistas y pastores; es decir,
hicieron un recorte a su gusto en Efesios 4, estableciendo una categoría que no
aparece en la Biblia sino traída de los pelos de una interpretación
cuestionable: “dones transitorios” y “dones permanentes”.
Los que piensan así se olvidan que, durante la época del
Antiguo Pacto, cuando las manifestaciones del Espíritu eran más escasas, había
ya profetas que se encargaban de decir lo que se debía hacer en asuntos
“menores”:
1 Samuel 9:6 RVC
6 Pero el criado le dijo: «En esta ciudad hay un hombre de
Dios, a quien todos respetan, pues todo lo que él anuncia sucede sin falta.
Vamos a verlo; tal vez nos dé alguna pista en cuanto al propósito de nuestro
viaje.»
1 Reyes 22:7 RVC
7 Pero Josafat insistió: «¿Queda aún
algún profeta del Señor, a quien podamos consultar?»
2 Reyes 1:3 RVC
3 Pero el ángel de Dios le dijo a Elías el tisbita: «Ve al encuentro de los mensajeros del rey de
Samaria, y diles: “¿Ya olvidaron que Israel tiene un Dios poderoso? ¿Por qué van
a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón?”
Ezequiel 20:1 RVC
1 En el día diez del mes quinto del año séptimo, algunos de
los ancianos de Israel acudieron a consultar al Señor, y se sentaron delante de
mí.
Bueno, ¿está el Espíritu hablando hoy acerca de los sucesos
que están aconteciendo y por acontecer en lo inmediato, antes del arrebatamiento
(y después también)? ¡Pues claro que sí! Es más, ya hay demasiado material si
uno quisiera hacer un análisis sistemático.
Por razones de espacio y propósito no voy a hacer una
recopilación aquí, pero buscando con paciencia y discernimiento, es posible
encontrar unas cuantas profecías específicas sobre eventos que van a ocurrir en
el futuro inmediato, y en general no son para nada halagüeñas.
En lo personal, luego de haber escuchado a lo largo de un
cierto tiempo varias profecías, de profetas conocidos y de hermanos
“desconocidos” (para mí, no para Dios) podría afirmar con seguridad cuáles son
los eventos que ocurrirán inmediatamente antes de la venida de Cristo, y que
serán muy terribles. Pero junto con esas profecías también hay muchas otras de
carácter más local que nos hablan de terremotos e inundaciones en distintas
partes.
Si bien los creyentes fieles no pasaremos por la tribulación,
los tiempos inmediatamente antes del arrebatamiento no serán fáciles; lo vemos
del texto bíblico y de los mensajes que el Espíritu está trayendo hoy.
Antes de concluir esta sección voy a dejar algunas
recomendaciones. Primero, el Señor no nos ha dejado “huérfanos” ni ignorantes
respecto de lo que vendrá sino todo lo contrario. Realmente cualquiera que desee
saber y se esfuerce por buscar, hoy tiene un “exceso” de palabras proféticas que
le indicarán los eventos importantes por venir. Por supuesto, aquí estoy
hablando del ministerio profético a través de hermanos escogidos, pero el
Espíritu Santo perfectamente puede ¡y quiere! hablarnos a cada uno de nosotros
personalmente, por lo que no tenemos que buscar solo una voz externa.
¿Cómo discernir la voz del Señor? Ya leímos las advertencias
de Jesucristo contra el engaño, los falsos mesías y los
falsos profetas, que se repiten a lo largo del Nuevo Testamento, y también del
Viejo. Pues bien, hay una “receta” infalible para discernir las verdaderas
profecías y consta se tres pasos:
1.
Conocer la Biblia de tapa a tapa, versículo por
versículo.
2.
Tener una profunda comunión con Dios Padre, Dios Hijo y
Dios Espíritu Santo
3.
Mantenerse unido a los creyentes santos y fieles
Y además:
Hebreos 5:14 DHH
14 La comida sólida es para los adultos, para los que ya
saben juzgar, porque están acostumbrados a distinguir entre lo bueno y lo malo.
Esto es, agregar a lo anterior una buena dosis de
“ejercicio”.
Que el Señor nos dé el valor para no temer explorar Sus
palabras frescas de hoy y la sabiduría para discernirlas y creerlas.
Las palabras de Josafat siguen siendo vigentes:
2 Crónicas 20:20 RVC
20 … Mientras ellos salían, Josafat
se puso de pie y dijo: «¡Escúchenme, habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Crean
en el Señor su Dios, y serán invencibles; crean en sus profetas, y obtendrán la
victoria!»
Todos los cristianos que han partido de esta tierra hasta
ahora lo han hecho por la muerte, y así ha sido por casi dos mil años. Es lógico
que nuestra esperanza sea mantenernos fieles hasta el momento de la muerte. Sin
embargo, ese “mantenernos fieles” para muchos conlleva un “margen de
negociación”.
Dado que, en la mayoría de los casos, uno puede saber más o
menos cuando la muerte está cercana, muchos se confían esperando hasta ese
momento para ajustar sus cuentas. De ninguna manera estoy diciendo que esto sea
correcto, pero es la realidad.
Por otro lado, es cierto lo que dice Pablo:
1 Corintios 3:15 RVC
15 Si lo que alguno sobreedificó se quema, ése sufrirá una
pérdida, si bien él mismo se salvará, aunque como quien escapa del fuego.
Dado que el requisito para la salvación no es y nunca ha sido
una vida perfecta, sino la fe (claro que viva), un cristianismo “mediocre” puede
ser aceptable para muchos a los que de verdad no les importa demasiado su futuro
eterno. Y es probable que entren al cielo, en los últimos lugares de las
“vírgenes insensatas”, en el fondo de la fila, pero entran. Allí tendrán tiempo
de sobra para lamentar la necedad de haber vivido para sí mismos en vez de para
el Señor, pero finalmente, no van al infierno.
Así ha sido hasta ahora, y prácticamente toda nuestra
teología ha sido producida con la muerte como el fin del cristiano y con un
“rango” de misericordia que permite entrar al cielo a los creyentes cuyas obras
no son perfectas. Propiamente, este ha sido EL TIEMPO DE LA GRACIA.
El “pequeño” problema es que, cuando el tiempo de la gracia
(esta dispensación, como lo llamarían otros) se termina, las reglas de juego
cambian. Y el arrebatamiento indica el fin del tiempo de la gracia. Por
supuesto, eso no significa que la misericordia y el amor de Dios dejan de
existir porque son cualidades eternas de un Dios eterno, sino que la forma en
que Dios se relaciona con las personas cambia.
Y si como vimos hasta ahora, el arrebatamiento (y los juicios
de la tribulación y el Reino Milenial) es un acto de justicia, es porque ya se
“terminó” la era de la gracia. Entonces, no “sube” cualquiera; ya vimos eso.
El fin de esta era no terminará con muerte para muchos
creyentes, por lo tanto, el “estilo de vida” con el que más o menos podíamos
arreglárnosla antes no sirve. Ya lo vimos: los hipócritas se quedan (y
probablemente, también se iban al infierno), entonces, ¿cuán santo hay que ser
para ser arrebatado?
¡Caramba, qué pregunta! No lo sé y probablemente no lo sepa
nunca hasta que llegue el momento, pero con esa esperanza (ser librado del
juicio) y ser temor (quedarme en el juicio) por cierto que voy a cuidar al
extremo que mi vida sea agradable a Dios en todo.
La expectativa del Reino Venidero fue uno de los principales
fundamentos para la vida en santidad:
Mateo 24:44-47 RVC
44 Por tanto, también ustedes estén preparados, porque el
Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo esperen.
45 »¿Quién es el siervo fiel y
prudente, al cual su señor deja encargado de los de su casa para que los
alimente a su tiempo?
46 Bien por el siervo que, cuando su señor venga, lo
encuentre haciendo así.
47 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus
bienes.
El nivel de recompensa en el Reino Venidero depende de
nuestra fidelidad en el actual. Por lo tanto, el argumento de “como Cristo
viene, no me preocupo por hacer las cosa bien ni esforzarme” queda completamente
rebatido: según cuán fiel sea con esto que es pasajero, se me dará lo otro.
Lucas 16:10-12 RVC
10 »El que es confiable en lo poco, también lo es en lo
mucho; y el que no es confiable en lo poco, tampoco lo es en lo mucho.
11 Porque si en el manejo de las riquezas injustas ustedes no
son confiables, ¿quién podrá confiarles lo verdadero?
12 Y si con lo ajeno no resultan confiables, ¿quién les dará
lo que les pertenece?
Ya vimos que estos pasajes no tenemos que leerlos
exclusivamente en función de la eternidad, sino más bien en relación con el
Reino Mesiánico.
Lucas 19:17 RVC
17 Aquel hombre dijo: “¡Bien hecho! Eres un buen siervo.
Puesto que en lo poco has sido fiel, vas a gobernar diez ciudades.”
La correcta administración de lo que recibimos en esta
tierra, sea poco o sea mucho, nos redundará en una recompensa de autoridad mucho
mayor en el Reino Venidero.
Isaías 33:15-17 RVC
15 Sólo el que se conduce con justicia y habla con rectitud,
el que aborrece las ganancias mal habidas, el que se niega a recibir sobornos,
el que se tapa los oídos para no escuchar propuestas criminales; el que cierra
los ojos para no atestiguar la maldad.
16 Quien es así, habitará en las alturas; las resistentes
rocas serán su refugio, y nunca le faltará el pan ni el agua.
17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura, y contemplarán la
tierra distante.
Propiamente, esta profecía no se cumplió aún sobre esta
tierra porque muchos de los santos terminaron en la pobreza y el abandono.
Daniel 12:3 RVC
3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del
firmamento; y los que instruyen a muchos en la justicia serán como las estrellas
por toda la eternidad.
Los sabios y los maestros hoy, y durante buena parte de la
historia, pero más que nada hoy, son el “último orejón del tarro”[12];
aún más, si antes dentro de las misma iglesias se valoraba a los maestros, hoy
se hace burla de ellos y se aprecia a los predicadores con cualidades
histriónicas, donde realmente importa poco la veracidad de lo que diga sino su
habilidad para genera un poco de emociones, ilusiones y alegrías en su abatido y
desesperanzado público (digo yo, ¿por qué más vale no van al teatro…?).
Bien, mi hermano maestro, hay una recompensa por la
eternidad. Si hoy brillan las “luces” de los showmen
evangélicos, en Su Reino brillarán los que vivieron e instruyeron en la verdad,
no importa que aquí hayan sido ilustres desconocidos.
Mateo 19:27-30 RVC
27 Entonces Pedro le dijo: «Nosotros lo hemos dejado todo, y
te hemos seguido. ¿Qué ganaremos con eso?»
28 Jesús les dijo: «De cierto les digo que cuando todo sea
hecho nuevo y el Hijo del Hombre ocupe el trono de su gloria, también ustedes,
los que me han seguido, ocuparán doce tronos para juzgar a las doce tribus de
Israel.
29 Cualquiera que, por causa de mi nombre, haya dejado casas,
hermanos, hermanas, padre, madre, mujer, hijos, o tierras, recibirá cien veces
más, y también heredará la vida eterna.
30 Muchos de los que ahora son los primeros, serán los
últimos; y los que ahora son los últimos serán los primeros.
La fidelidad de los apóstoles no era la misma que la del
resto de los creyentes, ellos habían hecho un sacrificio especial y por eso
recibirían una recompensa especial en el Reino Mesiánico, notemos lo que dice en
el versículo 29: “y también heredarán la vida eterna”, lo cual nos da a entender
que esa recompensa de la que habla Jesús era algo extra a lo que recibiremos en
el cielo.
No solo a los apóstoles, sino también a todos aquellos que
debieron sufrir de manera especial por causa de Cristo les tocaría una
recompensa en esta Tierra. Hermanos, eso no ha ocurrido hasta ahora; millones
han sido martirizados y lo continúan siendo, ofreciendo todo lo que tienen: sus
propias vidas, por causa del Evangelio y no han visto aún el cumplimiento de
“cien veces más”. Como dije antes, o bien relativizamos las palabras de Jesús y
“cien veces más” es solamente una expresión de buenos deseos que generalmente no
se cumple, o bien reconocemos que hay un Reino Venidero, que no es la Iglesia y
que no está aún, en el cuál se habrá de cumplir.
“Últimos” y “primeros” indica lugares de autoridad, notemos
que no se refiere a que unos irían al infierno y otros al cielo, sino a que en
el Reino Venidero la autoridad sería dada en función de la fidelidad y no de las
apariencias. De paso, notemos que existe un riesgo real de entrar en el Reino
Venidero como el “chico de los mandados” o el encargado de barrer el salón de
reuniones de los santos, ¿en qué lugar querés
estar?
Los conceptos de recompensa en el Reino Milenial y en los
cielos pueden confundirse y en esencia tienen el mismo origen: nuestras obras de
fidelidad en la Tierra, aquí y ahora. Pero el hecho de haya un paralelo entre
ambos no significa que no habrá recompensas en el Reino Venidero.
1 Juan 3:2-3 RVC
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que, cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es.
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a
sí mismo, así como él es puro.
Como dijimos, una de las razones más importantes para vivir
en santidad fue, para los primeros cristianos, la inminente venida de Cristo y
el establecimiento del Reino. No lo fue luego para la iglesia durante siglos,
pero lo volvió a ser para nosotros hoy. Los primeros cristianos alcanzaron un
nivel de consagración que pocas veces se igualó en la historia posterior, a
pesar de que Cristo no iba a llegar en su tiempo. Nosotros, que veremos con
nuestros ojos la venida de Cristo, ¿habremos de alcanzar un nivel de
consagración menor al de ellos?
Veamos las recompensas de Apocalipsis desde la perspectiva
del Reino Mesiánico:
Apocalipsis 2:7 RVC
7 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias. Al que salga vencedor, le permitiré comer del árbol de la vida, el
cual está en medio del paraíso de Dios.
Vida eterna, pero esta vez en perpetua comunión con Dios, la
restauración del Jardín del Edén en la Tierra.
Apocalipsis 2:11 RVC
11 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias: El que salga vencedor, no sufrirá el daño de la segunda muerte.
No puede volver a pecar, aún
estando sobre esta Tierra.
Apocalipsis 2:17 RVC
17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias: Al que salga vencedor, le daré a comer del maná escondido, y le daré
también una piedrecita blanca; en ella está escrito un nombre nuevo, que nadie
conoce sino el que lo recibe.
El alimento diario y perpetuo directamente de Dios, una nueva
identidad y una nueva función.
Apocalipsis 2:26-28 RVC
26 Al que salga vencedor y cumpla hasta el final con lo que
yo mando, le daré autoridad sobre las naciones,
27 la misma que he recibido de mi Padre. Y gobernará a las
naciones con cetro de hierro, y las despedazará como a un vaso de alfarero.
28 Además, le daré la estrella de la mañana.
Autoridad y gloria sobre las naciones.
Apocalipsis 3:5 RVC
5 El que salga vencedor será vestido de blanco, y jamás
borraré su nombre del libro de la vida, sino que lo reconoceré delante de mi
Padre y de sus ángeles.
Purificación de las obras, santidad perpetua, nada podrá
manchar ya su vida.
Apocalipsis 3:12 RVC
12 Al que salga vencedor lo convertiré en columna del templo
de mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios
y el de su ciudad, es decir, de la nueva Jerusalén que desciende del cielo de mi
Dios, y también mi nuevo nombre.
Ser hecho fundamento del Reino Venidero, y nada alterará ese
estado.
Apocalipsis 3:21 RVC
21 Al que salga vencedor, le concederé el derecho de sentarse
a mi lado en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado al lado de mi
Padre en su trono.
Autoridad sobre toda la creación.
Podemos interpretar estos mismos pasajes en relación con la
vida eterna y creo que sería correcto y parte de su significado, pero en función
de lo que venimos diciendo, y teniendo en cuenta de que Apocalipsis narra lo que
ocurrirá sobre la Tierra y concluye con el anuncio de la inminente venida, la
interpretación anterior me parece válida.
¿Qué más agregaremos?
El Señor muy pronto vendrá para llevarse a Sus fieles y la
Tierra quedará sometida a los juicios más terribles que haya conocido. Un
remanente será salvo y luego, en unión con los fieles trasformados, establecerán
el Reino Prometido. El Señor intentó hacer algo así cuando designó a los Ángeles
Guardianes allá al inicio de la historia humana, que luego se corrompieron y
generaron una horrible raza híbrida que debió ser destruida. El Señor lo hará
nuevamente con Sus santos, y estos no se corromperán.
Sabemos que Satanás será suelto por un breve tiempo al final,
para la última prueba sobre los que vivieron bajo un reino de paz y prosperidad
y no conocieron los sufrimientos que hoy nos son tan comunes, y luego de que esa
rebelión sea rápidamente sofocada, disfrutaremos del Reino Eterno, que no tendrá
fin, viviendo como fuimos creados originalmente para hacerlo: tanto en el plano
espiritual, el cielo, como en el plano material, la Tierra, esta creación. Poca
cosa era para nuestro Dios y Padre crearnos para vivir en una sola realidad, ¡Él
necesitaba más que eso para demostrarnos todas las dimensiones de Su Amor por
los Siglos de los Siglos!
¡CRISTO PRONTO VIENE! ¡YA ESTÁ A LAS PUERTAS! ¡YA SE SIENTE
SU LLAMADO!
Danilo Sorti
7 de enero de 2017
En la ciudad de Betsur (Rosario),
de la Casa de Rubén (Argentina)
[1]
http://cristianoseiglesias.blogspot.com.ar/2010/03/deuteronomio-28-1-parte.html
[2]
http://cristianoseiglesias.blogspot.com.ar/2016/10/vamos-saber-cuando-este-por-ocurrir-el.html
[3]
¿Qué es el día del Señor?,
https://www.gotquestions.org/Espanol/dia-del-Seno.html, recuperado el
04/01/17
[4]
EL REINO DE DIOS (1) ¿QUÉ SIGNIFICA ESTE TÉRMINO?,
http://la-rencontre.lu/estudiosftp/reinodedios1.pdf, recuperado el
04/01/17
[5]
MOLTENI, Agostino.
Pensamiento de Cristo e idealismo griego: para una relectura de Laberthonnière. Veritas,
Valparaíso ,
n. 35, p. 187-215, sept. 2016 . Disponible en
.
accedido en 06 enero
2017.
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-92732016000200009.
[6]
Caesar Arevalo, “EL RAPTO
“SECRETO”: UNA HISTORIA SECRETA, JESUITA, EVANGÉLICA Y FANTÁSTICA”,
http://caesararevalo.blogspot.com.ar/2012/11/el-rapto-secreto-una-historia-secreta.html,
recuperado el 03/01/17
[7]
Caesar Arevalo, “EL RAPTO
“SECRETO”: UNA HISTORIA SECRETA, JESUITA, EVANGÉLICA Y FANTÁSTICA”,
http://caesararevalo.blogspot.com.ar/2012/11/el-rapto-secreto-una-historia-secreta.html,
recuperado el 03/01/17
[8]
Tito Martínez, Toda la verdad sobre el arrebatamiento de la iglesia,
http://www.las21tesisdetito.com/elrapto.htm
[9]
http://caesararevalo.blogspot.com.ar/2012/11/el-rapto-secreto-una-historia-secreta.html,
recuperado el 03/01/17
[10]
http://cristianoseiglesias.blogspot.com.ar/2015/09/mateo-2412-el-amor-de-muchos-cristianos.html
[11]
Definición de Chernóbil, https://es.wikipedia.org/wiki/Chern%C3%B3bil
[12]
Es una expresión muy propiamente argentina y porteña, cargada de melancolía y
resignación “tangueras”, cuyo origen puede leerse en: http://museoitinerante.blogspot.com.ar/2008/08/el-origen-de-el-ultimo-orejon-del-tarro.html,
y que significa ser relegado al último lugar, pero con una connotación
peyorativa.