jueves, 30 de abril de 2020

776. El 15 y un nuevo camino – IV, Salmo 121


Si el Salmo 120 es el primer paso y enfoca en la función del profeta – iniciador, el siguiente debe necesariamente enfocar en la función del siervo, el que crea ambientes, limpia, cuida. A su vez, se trata de la segunda etapa del peregrino que emprende este viaje de 15 estaciones.

Salmos 121:1-8 RVC
1 Elevo mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene del Señor, creador del cielo y de la tierra.
3 El Señor no dejará que resbales; el que te cuida jamás duerme.
4 Toma en cuenta que nunca duerme el protector de Israel.
5 El Señor es tu protector; el Señor es como tu sombra: ¡siempre está a tu mano derecha!
6 Ni el sol te fatigará de día, ni la luna te agobiará en la noche.
7 El Señor te librará de todo mal; el Señor protegerá tu vida.
8 El Señor te estará vigilando cuando salgas y cuando regreses, desde ahora y hasta siempre.

La escena es, propiamente, la del peregrino que al momento de emprender su viaje, o más precisamente, habiendo salido recién de la ciudad de maldad, levanta la vista hacia el camino montañoso y peligroso que tenía por delante. ¡Nadie más necesario de protección y cuidado! Se enfrentaría a entornos desconocidos y peligrosos, haciendo en extremo necesaria la función divina de “creación de espacios seguros”.

Este Salmo ha tenido varias cuestiones de interpretación. A veces se ha considerado en un sentido “positivo” y más “moderno”: alzar los ojos a los montes en señal de elevarse a los espacios “altos” para encontrarse con Dios. La realidad es que si nos ubicamos en ese tiempo, los montes más bien eran (y siguen siendo) los lugares de los altares paganos, por lo que algunos consideran que la primera parte del versículo 1 debería ser una pregunta: “¿elevaré mis ojos a los montes?”, es decir, “¿buscaré mi ayuda en los ídolos?”.

De todas formas, si ubicamos el Salmo en el contexto de los 15, quizás la interpretación que planteo en el otro párrafo sea la más correcta: el viajero emprende un camino peligroso, y en ese camino que cruza por los montes, se encontrará inevitablemente con los más fuertes altares a los ídolos paganos y con sus sangrientos adoradores, además de ladrones y fugitivos de los caminos peligrosos.

En todo caso, este camino el salmista lo emprende “solo”, no es un camino seguido por muchos, no es fácil encontrar compañía y aún si la hubiera, hay mucho “trato personal” allí. Es un proceso que realizamos de la mano del Señor. Por eso reconoce que su socorro solo puede venir de Él.

Los dos primeros versículos plantean el tema que desarrollarán los siguientes: en qué consiste esa protección divina. En el artículo anterior vimos que el simple hecho de reconocer que uno está mal y pedir ayuda al Señor no es tan fácil ni tan común como parece. En estos tiempos de extrema rebeldía, muchos no lo harán nunca, ni aún en medio de juicios que la humanidad no ha conocido hasta ahora. Es un duro golpe al orgullo, incluso para los cristianos. Pero ahora es necesario reconocer esta ayuda, es decir, tener esperanza, confiar a cada paso del camino. Una cosa es creer que el Señor nos protege en un ámbito conocido, aunque estemos rodeados de malvados (como dice el dicho, “mejor malo conocido que bueno por conocer…”), otra cosa es confiar en que seremos protegidos al enfrentar peligros y desafíos totalmente desconocidos.

No tenemos idea del “tamaño” de nuestro Dios hasta que no nos enfrentamos a enormes problemas. Mientras más grande sea el problema que el Señor solucione, más conocemos de Su grandeza. Por supuesto, no terminaremos de crecer en el conocimiento del “tamaño” de Dios durante toda la eternidad, realmente no hay un “limite”, nunca “nos graduamos” de eso, simplemente crecemos. Y cada nuevo desafío viene con su cuota de temor e incertidumbre… y la necesaria fe.

Entonces, el segundo paso implica una dosis de humildad para reconocer que no conocemos al Señor tan bien como pensábamos, y que tampoco nos conocemos a nosotros, porque descubrimos que somos más miedosos e inseguros de lo que suponíamos. ¡Otra vez la vieja y (a veces no tan) querida humildad!

¿Qué “Dios” nos socorre? Nada menos que el Creador del cielo y la tierra. A medida que avanza nuestro conocimiento geológico y astronómico, más grande es la dimensión del Creador… teniendo en cuenta que esta Creación es solo una pequeña parte de lo que Él puede hacer…

¿En qué consiste el cuidado del Señor? Hay doce expresiones, precisamente número de gobierno, es decir, Dios tiene el perfecto gobierno sobre cualquier circunstancia:

1) No dará tu pie al resbaladero
2) ni se dormirá el que te guarda
3) Por cierto, no se adormecerá ni dormirá
4) el que guarda a Israel
5) Jehová es tu guardador
6) Jehová es tu sombra a tu mano derecha
7) El sol no te fatigará de día
8) ni la luna de noche
9) Jehová te guardará de todo mal
10) él guardará tu alma
11) Jehová guardará tu salida y tu entrada
12) desde ahora y para siempre

El peregrino tiene que reconocer, y va a conocer de hecho, la protección del Señor en este camino que emprende, que es más que un camino “material” sino espiritual.

1) No dará tu pie al resbaladero à propiamente “resbaladero” implica oscilación, caída. ¡Qué cosa más fácil es tropezarse en un pedregoso camino de montaña y resbalar pendiente abajo unos cuantos metros atrás en el camino para levantarse sucio y lastimado! O bien, resbalarse en el camino de descenso, hasta llegar unos metros más abajo, habiendo adelantado camino, sí, pero tan sucio y magullado como en el caso anterior. Pero hay otra imagen peor, la del camino angosto por el desfiladero, cuya caída es mucho más grave. Estos caminos difíciles se hacen con ayuda de un cayado o vara resistente, un soldado podía usar su espada para clavarla en el piso, o más bien, varios peregrinos podían ayudarse uno a otro. Así que la imagen nos remite tan lejos en la historia como Enoc, de quien se dice que “camino con Dios”, es decir, que lo tuvo a Dios como compañero de viaje en su vida. Es la forma en que Él nos cuida en esos caminos difíciles. Y, ¿andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?

2) ni se dormirá el que te guarda à podemos asimilar la imagen aquí al vigía que se duerme en su puesto, lo que podía ser frecuente. En todo caso, Dios no se va a “cansar” de cuidarnos. A veces creemos en la protección divina durante un tiempo, pero luego “parece” que Dios se durmió, que se olvidó o que perdió la paciencia con nosotros, pero no es el caso. Nos recuerda también “la noche” en que el Señor veló para sacar a Su pueblo de Egipto.

3) Por cierto, no se adormecerá ni dormirá à la repetición enfatiza el concepto, y agrega algo más; no solamente no se va a “dormir”, sino tampoco “adormecer”, es decir, no va a disminuir su “atención” de cuidado sobre nosotros.

4) el que guarda a Israel à otra repetición que parece redundante pero agrega una nota importante: no se trata solamente de que Dios guarda al peregrino, sino que guarda al pueblo de ese peregrino, y eso nos lleva a las promesas dadas a Abraham y los patriarcas, a los propósitos con Israel hacia las naciones, a cosas mucho mayores que la propia vida del peregrino, aún con todo el cuidado personal del Señor. No solamente lo cuida porque es uno de Sus fieles, sino porque hay diseños sobre la nación que representa.

5) Jehová es tu guardador à este es el propio nombre de Dios, el Dios personal de Israel no el “creador abstracto” que todos los panteones de dioses de la antigüedad tenían, y que luego de haber hecho el mundo se había “retirado” de él, sino el Creador que sigue ocupándose con mucho cuidado de Su pueblo, el Dios que se manifestó a Moisés con ese nombre, dando origen a la historia de la libertad de Israel. El Dios de la historia es el protector del peregrino.

6) Jehová es tu sombra a tu mano derecha à la idea de “sombra” tiene que ver con amparo, protección contra el sol abrasador del desierto, el que protege de las condiciones duras del entorno, porque tiene autoridad sobre la creación, Su creación. Pero “a tu mano derecha” trae el recuerdo de la nube del desierto, que continuamente estaba con el pueblo.

7) El sol no te fatigará de día à aún en condiciones normales, la jornada bajo el sol llega a fatigar. La promesa de protección es también sobre ese desgaste diario, lento, constante y muy peligroso a la larga.

8) ni la luna de noche à de noche es necesario descansar, y el Señor promete ser ese descanso. De nuevo, podemos pensar en la protección nocturna en el desierto, cuando el frío golpea.

9) Jehová te guardará de todo mal à en definitiva, sea lo que sea, se llame como se llame, conocido o desconocido, el Dios personal, que se da a conocer por Su Nombre, promete ser el protector. “Venga lo que venga”, allí estará Él, y esa debe ser la confianza del peregrino.

10) él guardará tu alma à no solamente se encargaría de cuidar las condiciones externas de la vida sino lo más íntimo, el interior del peregrino. Este concepto es muy familiar para los cristianos, pero no lo era tanto para ellos en ese tiempo, el interior del ser humano seguía siendo un territorio bastante desconocido, pero aún allí, en lo “desconocido” de la persona, el Señor estaría.

11) Jehová guardará tu salida y tu entrada à esto implica durante todo el viaje, “desde” que saliera “hasta” que llegara, sin importar cuánto durara. De una punta a otra. El mismo que a sí mismo se llama “el Primero y el Último”, el que lo llena todo, y también el camino del peregrino. Él estaba en todo lugar, un concepto que en aquel entonces no resultaba tan común, teniendo en cuenta los muchos dioses territoriales que existían. Le costó tiempo a Israel reconocer que su Dios es el Dios de todo el mundo. Dios sigue siendo Dios aún en los “territorios desconocidos” donde no tenemos muy en claro que Él esté.

12) desde ahora y para siempre à en todo momento, no solo en todo lugar, y sin límite en el futuro, propiamente para un peregrino que empieza un camino que probablemente sea indefinido, es decir, con un “fin” que no se conoce o no se vislumbra con claridad. El peregrino sabe el “ahora”, pero no el mañana. El Señor diría siglos después: “¡Ya bastante tiene cada día con su propio mal!”, por lo que Sus seguidores no debían preocuparse innecesariamente por lo que de todas formas no podrían resolver en ese momento.

En definitiva, las doce expresiones son una sola: Él estará siempre allí para cualquier necesidad. Puede estar la disposición a iniciar el camino, pero si no está la confianza en Su protección, solo nos quedaremos con las valijas preparadas al costado de la ruta mirando hacia la distancia, nada más.


Danilo Sorti


sábado, 25 de abril de 2020

775. El 15 y un nuevo camino – III, Salmo 120


Salmos 120:1-7 RVC
1 En mi angustia, clamé al Señor, y el Señor me respondió.
2 ¡Líbrame, Señor, de los mentirosos, de la gente de lengua embustera!
3 Tú, lengua mentirosa, ¿qué ganas con engañar a todos?
4 ¡Serás asaeteado con agudas flechas, ardientes como el fuego de retama!
5 ¡Ay de mí! ¡Soy un extranjero en Mesec! ¡Habito entre las tiendas de Cedar!
6 ¡Ya he convivido mucho tiempo con los que no pueden vivir en paz!
7 Aunque soy un hombre de paz, cuando les hablo, me declaran la guerra.

El primer paso corresponde a la acción del profeta, el don redentor que tiene la capacidad para “romper” la dura costra que impide a las personas ver la condición miserable en que se encuentran, y con ello puede traer los diseños divinos. Este primer paso de los 15 consiste en reconocer la propia “angustia” en la que se vive, y luego, fundamental, reconocer la respuesta del Señor, la “apertura” de los Cielos para escuchar la petición.

Recordemos que, aunque toda la Palabra de Dios es un llamado a la salvación del incrédulo, en un sentido más “ajustado”, estos pasos representados por los Salmos graduales no son para los inconversos sino para el creyente, que ha estado viviendo hasta el momento “en tierra extranjera”, es decir, “fuera” de la plenitud del Reino de Dios. Esto se debe entender espiritualmente.

No es algo que necesariamente ocurra que “en nuestra angustia” clamemos al Señor, más bien aparecen dos actitudes que están dramáticamente representadas por los dos ladrones en la cruz:

Lucas 23:39-43 RVC
39 Uno de los malhechores que estaban allí colgados lo insultaba y le decía: «Si tú eres el Cristo, ¡sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!»
40 Pero el otro lo reprendió y le dijo: «¿Ni siquiera ahora, que sufres la misma condena, temes a Dios?
41 Lo que nosotros ahora padecemos es justo, porque estamos recibiendo lo que merecían nuestros hechos, pero éste no cometió ningún crimen.»
42 Y a Jesús le dijo: «Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»
43 Jesús le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.»

El sufrimiento endurece a algunos y hace recapacitar a otros. Pero cuidado, porque esto no solo se aplica para el incrédulo, sino también para los cristianos “incrédulos”… No siempre reconocemos nuestras necesidades y no siempre clamamos al Señor para ser rescatados, más bien, tratamos de resolverlo con nuestras propias fuerzas, nuestra propia sabiduría, nuestra propia justicia… la vieja lucha entre el Árbol del conocimiento y el Árbol de la Vida – que viene de Dios.

Salmos 50:14-15 RVC
14 Yo soy el Dios Altísimo; en vez de sacrificios, ofréceme alabanzas y cúmpleme todos los votos que me hagas.
15 Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás.»

Ahora, si vemos el contexto del Salmo 50 nos encontramos con un pueblo muy religioso, que en lo externo se preocupaba por cumplir con las normas:

Salmos 50:7-13 RVC
7 «Escucha, Israel, pueblo mío; voy a hablar y a testificar contra ti. Yo soy Dios. Yo soy tu Dios.
8 No voy a reprenderte por tus sacrificios, ni por los holocaustos que siempre me ofreces;
9 no voy a tomar ningún becerro de tu casa, ni ningún macho cabrío de tus apriscos,
10 pues míos son todos los animales del bosque, ¡los miles de animales que hay en las colinas!
11 Mías son todas las aves de los montes; mío es todo lo que se mueve en los campos.
12 »Si yo tuviera hambre, no te lo diría, pues el mundo y su plenitud me pertenecen.
13 ¿Acaso me alimento con carne de toros, o bebo sangre de machos cabríos?

No estaba mal que hiciera eso porque correspondía, tenía un valor en ese momento, pero no era el centro del propósito del Eterno, era la periferia, la cáscara que debía indicar el camino hacia el verdadero objetivo. Lo mismo puede pasarnos hoy, no tenemos todo ese ritual de sacrificios, pero podemos tener una lista más o menos larga de deberes cristianos y prácticas del “buen creyente”, que no están mal pero que siguen siendo solo la cáscara, o más bien, que tienen valor solo si nacen de un “centro verdadero”.

Entonces, nuestra “cáscara religiosa” nos indica que ni siquiera hemos dado el primero paso para emprender un nuevo camino… ¡caramba!, estamos complicados…

Pero puede ser que hayamos caminado un largo trecho ya, y que nos encontremos en una nueva encrucijada de “religiosidad”. La estructura babilónica no sale de nosotros así de fácil, y quizás nos estamos dando cuenta de que todavía arrastramos más de lo que pensamos. Y esa estructura es la que “reemplaza” a Dios porque nos ofrece soluciones que no empiecen con el simple y HUMILDE acto de reconocer nuestra necesidad y presentarla ante el Señor. De nuevo, la vieja lucha con el orgullo, que se resiste a morir.

Entonces, este primer paso es para salir de la tierra enemiga, de “Babilonia”, la religión, la estructura de engaño, en donde caemos por nuestro propio orgullo, por haber amado al “Árbol del Conocimiento”, es decir, la vida independiente de Dios. Cuando reconocemos nuestra situación y clamamos es que estamos poniendo nuestra fe en Dios, es que tenemos esperanza en que nos responderá y, en definitiva, lo amamos porque entendemos que Él nos amó primero y por eso está dispuesto a respondernos. “Clamar” a Dios, con sinceridad, es mucho, muchísimo más, que simplemente hacer una oración mecánica, implica un cambio profundo en el interior, y ya vimos que eso ocurre tanto cuando por primera vez nos acercamos a Él como en varias etapas del camino, cuando por el mismo “polvo” que se nos fue pegando, llegamos a endurecernos y el engaño nos hace creer que podemos vivir la vida cristiana sin una dependencia continua.

Bueno, pero este es “el primer paso” del “primer paso”, porque luego tenemos 6 versículos en donde se expone la situación que requiere socorro, aunque algo pasó antes…

“En mi angustia, clamé…” Esta situación de angustia es lo que mueve a las personas a buscar a Dios, inevitablemente. Puede ser una presión extrema de enfermedad, hambre, persecución, o algo mucho más sutil como un vacío interior, una inquietud interna, pero en todo caso se trata de “angustia”, aflicción, conflicto, algo que “no funciona como debería”, siendo ese “debería” una evaluación interna, “subjetiva” al decir de un psicólogo, pero sabemos que profundamente espiritual.

Para motorizar este camino, el Señor permitirá una dosis de angustia, NO HAY OTRA ALTERNATIVA. Espera que respondamos de manera adecuada y pronta. Tal como vimos en el caso de la crucifixión, algunos no responderán nunca ni aún en medio de la más extrema presión.

“el Señor me respondió”, y es que este nuevo camino no es por nuestras fuerzas, si el Señor no actúa, si Él no responde, NO HAY camino. En esencia, en Su camino al que Él nos llama, para el creyente, una nueva puerta que se abre a un nuevo trecho del camino que empezó cuando creyó.

“¡Líbrame, Señor, de los mentirosos, de la gente de lengua embustera!”

Hay un tiempo en el que podemos consentir con la mentira, en el que nos gusta juntarnos con “mentirosos” y disfrutamos de compartir con ellos. Pero “mentira” no significa necesariamente la más flagrante y obviamente perversa, sino aún la más sutil. La “religión” es mentira aún diciendo un montón de cosas buenas. La autojusticia es mentira. Cualquier tipo de sutil idolatría es mentira. Cuando nuestros ojos son abiertos es que empezamos a sentirnos agobiados por los “mentirosos”, por la falsedad que nos rodea, por un cristianismo tibio, impotente, incluso bueno, pero escaso para alcanzar lo mejor de Dios.

Nuestros anteriores “amigos” ahora se vuelven “enemigos”, y no porque necesariamente estemos enojados con ellos, sino porque ya no soportamos ese mensaje. Ya no es nuestro.

“Tú, lengua mentirosa, ¿qué ganas con engañar a todos?” Hay mentira que se difunde. No hablo de los políticos o los líderes mediáticos, que son obviamente mentirosos aún para la gente que los sigue, sino de aquellos que enseñan lo bueno pero no lo que Dios quiere, no lo que el Espíritu está diciendo.

“¡Serás asaeteado con agudas flechas, ardientes como el fuego de retama!”

Hay dos destinos que se bifurcan aquí: los que divulgan mentiras sufrirán un agudo juicio, de destrucción, los engañadores. Los que reconocen su necesidad, es decir, que han estado viviendo en mentiras y engaño, y deciden humillarse, salvación.

“¡Ay de mí! ¡Soy un extranjero en Mesec! ¡Habito entre las tiendas de Cedar!”

Ambas naciones eran conocidas por su belicosidad, no muy mencionadas en el texto bíblico y probablemente una especie de nombre “en clave” para los lectores. Propiamente, una tierra extranjera y peligrosa, sin importar demasiado su verdadero nombre… o lo suficientemente peligrosa como para que ni eso pudiera mencionarse con libertad…

“¡Ya he convivido mucho tiempo con los que no pueden vivir en paz!”

Bueno, aquí tenemos a esa gente que siempre tiene algún problema, que viven en problemas, con la que uno tiene que cuidarse en cada palabra que diga, que se ofenden por todo y por nada… gente que está profundamente herida y que reacciona continuamente con ira, gente que está tramando siempre alguna “guerra”, es decir, la forma en cómo arrebatarle algo a alguien.

¿Y por qué vivió tanto tiempo allí? Bueno, evidentemente, no creyó en el amor de Dios ni tuvo esperanza en que Él podría librarlo.

“Aunque soy un hombre de paz, cuando les hablo, me declaran la guerra.”

Es decir, su testimonio no será recibido allí. Ese NO ES su ámbito, no tiene nada que hacer en ese lugar y por más que habló de paz, solo logró que le declaren la guerra.

Mateo 7:6 RVC
6 »No den ustedes lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan contra ustedes y los despedacen.

No tiene sentido vivir entre “cerdos”, ya no hay nada que hacer allí, en todo caso el Señor se encargará de ellos y quizás pueda haber salvación, pero no es nuestro rol. Y aquí otra perlita: para empezar el nuevo camino somos llamados a dejar ministerios y ámbitos de servicio donde ya no somos útiles, donde no nos recibirán y que en todo caso solamente nos producirán angustia y nos alejarán de Dios.

En el caso de Pablo, luego de un tiempo de varios años de los que tenemos poca información, aunque podemos suponer que fueron de ministerio hacia los judíos, recibe esta visión:

Hechos 22:17-21 RVC
17 »Cuando volví a Jerusalén, mientras oraba yo en el templo, entré en éxtasis.
18 Vi entonces al Señor, y escuché que me decía: “Date prisa, y sal pronto de Jerusalén, porque no van a creer lo que les digas de mí.”
19 Yo le respondí: “Señor, ellos saben que yo andaba por todas las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en ti.
20 Cuando corría la sangre de Esteban, tu testigo, yo estaba allí, aprobando su muerte con mi presencia y cuidando la ropa de quienes lo mataron.”
21 Pero el Señor me dijo: “Anda, que voy a enviarte lejos, a los que no son judíos.”»

Y eso fue el comienzo de un nuevo camino, plagado de dificultades, pero cuyos frutos aún hoy no podemos dimensionar en toda su magnitud.

Así que tenemos aquí el inicio de un nuevo camino. Pero también este salmo es la base del juicio que caerá sobre el “territorio de engaño y violencia”:

·         1 En mi angustia, clamé al Señor, y el Señor me respondió.

Los opresores no podrán evitar que los fieles clamen y el Señor los oiga y les responda.

·         2 ¡Líbrame, Señor, de los mentirosos, de la gente de lengua embustera!

Los que engañan con sus palabras perderán su poder, serán descubiertos y expuestos.

·         3 Tú, lengua mentirosa, ¿qué ganas con engañar a todos?

Las ganancias del engaño serán quitadas.

·         4 ¡Serás asaeteado con agudas flechas, ardientes como el fuego de retama!

El que ha dominado con mentiras será destruido.

·         5 ¡Ay de mí! ¡Soy un extranjero en Mesec! ¡Habito entre las tiendas de Cedar! 6 ¡Ya he convivido mucho tiempo con los que no pueden vivir en paz! 7 Aunque soy un hombre de paz, cuando les hablo, me declaran la guerra.

El testimonio de este justo en medio de los violentos sería quitado y ya no tendrían más palabra de Dios entre ellos. El Señor quita a Sus mensajeros cuando ya ha decidido la destrucción de un lugar, cuando ya se ha vuelto irredimible.

Por lo tanto, el nuevo camino para uno implica el cierre definitivo de caminos para otros.

Estas son las obras de Dios, pero, recordemos, apenas estamos en el inicio…


Danilo Sorti


jueves, 23 de abril de 2020

773. El 15 y un nuevo camino – I


Deuteronomio 5:9-10 RVC
9 No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación,
10 pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos.

Creo que entre mis primeros “contactos” más o menos serios y no como simple curiosidad con la numerología bíblica, encontré este pasaje como aplicación del número 15. Hay algunos números que son tan conocidos (aunque no siempre bien entendidos) que resultan casi “intuitivos”, pero el quince no es uno de ellos, y ¿qué tiene que ver el pasaje de más arriba con él? Pues:

1 hijo
2 padres
4 abuelos
8 bisabuelos

Cuatro generaciones que suman un total de quince personas. Una herencia de maldad, sea como sea, se cortaría en cuatro generaciones, esto es, sin la intervención todavía de la Sangre del Hijo de Dios, en cuyo caso no es necesario esperar todo el proceso. Es decir, aún sin la revelación plena de la Gracia, con todo, el juicio no sería perpetuo.

Profundizando un poco más en el número 15 encontramos lo siguiente:

“Para escribir quince en hebreo, ellos habrían usado dos letras: yod-hey , excepto que estas también deletreaban YAH, una abreviatura del Santo Nombre. … Yod y hey significan la mano (superación) de la inspiración del Espíritu Santo, que nos da una nueva dirección en la vida. … Quince es el número de nueva dirección. El Salmo 15 habla de entrar en el reposo de Dios cuando moramos en el monte santo de Dios. Esta es una nueva dirección del camino normal del hombre carnal. Aun cuando ocho sigue el ciclo perfecto de siete y es el número de nuevos comienzos, también 15 sigue a 14 (el segundo ciclo de siete).

“Israel salió de Egipto en la mañana del día 15 del primer mes. Después de estar esclavizado en Egipto durante tanto tiempo, esto marcó una nueva dirección para la nación.” (https://gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/the-biblical-meaning-of-numbers/chapter-3-numbers-11-20/)

Analizando la decimoquinta vez que se mencionan determinados nombres en la Biblia encontramos un “cambio de dirección” en sus vidas.

Hay algo más en relación con el número 15:

“El evangelista Ed Vallowe dice que 15 es el número de "descanso". Él cita el hecho de que el decimoquinto día del séptimo mes es el comienzo de la fiesta de los Tabernáculos, y que era un día de descanso sabático. Sin embargo, un sábado también es una nueva dirección en la medida en que las personas debían cesar su trabajo y hacer algo diferente.”

Así que 15 implica nueva dirección, un cambio en la historia; Israel sale de Egipto en la mañana del día 15, y el capítulo 15 de Éxodo nos trae el canto de Moisés al haber sido ahogados los egipcios que los perseguían. Propiamente, la “nueva dirección” se selló definitivamente cuando Dios eliminó a sus tercos perseguidores y, unos versículos después, endulza el agua de Mara con lo cual da “inicio” a una serie de milagros que acompañarían a la nación durante los cuarenta años de peregrinaje.

Los cuatro Evangelios presentan cuatro facetas de Cristo, y es interesante notar como cada uno, precisamente en el capítulo 15, enfatiza el centro de su mensaje en relación con un “nuevo camino” que estaba empezando:

·         Mateo nos muestra al Mesías que cumplía las promesas dadas a Israel, y en su decimoquinto capítulo tenemos:

vv. 1-9: el Señor desautoriza la tradición hipócrita y desprovista de amor
vv. 10-20: la verdadera “contaminación” no tiene nada que ver con lo ritual, sino con lo espiritual, con el interior del hombre
vv. 21-28: Jesús sana a una “pagana”, haciendo un “juego” con los prejuicios de Sus discípulos, a quienes poco le importaba el sufrimiento de esa mujer con tal de no contaminarse con un “perro” (así llamaban los judíos a los gentiles… nosotros, dicho sea de paso…)
vv. 29-31: ¡para empeorar las cosas, en tierra mezclada, cercana a los gentiles, sana a muchos!
vv. 32-39: y como si eso no fuera poco, hace un milagro asombroso para darles de comer

El nuevo camino de Mateo, que se cristaliza tan bien en este capítulo, rompía con todos los prejuicios y tradicionalismos fríos, con la falta de misericordia y con un ritualismo que había tenido cierto valor en su momento, pero que ya no. No se trataba simplemente de “creer” en el Mesías, había que “cambiar de senda”. Es el primer Evangelio, número de principios, y el principio de este nuevo tiempo que traía el Mesías implicaba un cambio radical en la espiritualidad judía de ese tiempo.

·         Marcos es el Evangelio más breve, con un enfoque directo en el Siervo sufriente, que viene a cumplir Su misión, y el capítulo 15, el penúltimo, precisamente desarrolla el proceso de la sentencia romana, crucifixión, muerte y sepultura. El nuevo camino, que en Mateo se presenta como una ruptura de un tradicionalismo y ritualismo desprovisto de amor, ahora se muestra como una “vía dolorosa”, nunca mejor dicho, es un camino de sacrifico que inevitablemente termina con la muerte del “yo”. Es el segundo Evangelio, número de testimonio.

·         Lucas, el Evangelio “para los gentiles”, escrito por el médico griego, nos presenta un capítulo 15 muy diferente y especialmente maravilloso para nosotros, los gentiles: tenemos la parábola de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo pródigo. Tres pérdidas que son recuperadas, la Trinidad en pleno actuando para traer a los perdidos, los que estaban lejos, ¡precisamente nosotros, los gentiles! Cada una de ella llevándonos a una dimensión más de la incesante búsqueda del Trino Dios, es decir, no es sólo la búsqueda del Hijo, ¡los Tres están consagrados a ella! Ese es, en un sentido dramático, el nuevo camino que Dios mismo emprendió cuando Su creación se perdió (es el tercer Evangelio, el número de la Trinidad), y en otro sentido, el camino al que somos llamados los seguidores de Cristo.

·         Y Juan, el Evangelio que nos muestra la realidad espiritual develada de Cristo, anuncia en su capítulo 15 tanto la fuente verdadera de la vida, Cristo, el Árbol de la Vida recuperado, la única fuente de vida espiritual posible, como la irreconciliable enemistad con el sistema mundo bajo el Maligno. Aquí está el nuevo camino al que somos llamados: no somos de abajo, al contrario, somos odiados por el mundo “terrenal”, que hasta ahora está dominado por el Adversario.

Y no es casualidad que 4 (el cuarto Evangelio) sea número de la Creación, porque lo que indica es que precisamente en la creación, en este mundo material, la “tierra” de la cual se alimenta la vid de la metáfora, se introduce la vida que viene de arriba, el Árbol de la Vida que es Cristo, en un Huerto al que ahora tenemos pleno acceso.


Pero todavía tenemos tres libros más en donde hay un capítulo 15.


·         Hechos es el libro de la historia de la Iglesia primitiva, y ¡oh casualidad!, el capítulo 15 muestra el punto de inflexión crucial: las congregaciones se habían extendido hacia el mundo gentil, pero una fuerte corriente jerosolimitana procuraba judaizarlas, allí se decidió lo contrario, y con ello, las jóvenes asambleas fueron despojadas de un pesado yugo, innecesario ya.

Pero hay algo más, luego de ese episodio, Pablo se separa de Bernabé por una cuestión menor, si se quiere, pero eso lo dejó “libre” para emprender su camino por Europa, el continente donde el cristianismo se afianzaría, prosperaría (a pesar de las sucesivas invasiones bárbaras e islámicas, y las contradicciones internas) y del cual saldría en tiempos más recientes hacia todo el mundo. Entre paréntesis, es muy probable que Pablo terminara su recorrido en Hispania, de donde, siglos después, el Evangelio saldría hacia el Nuevo Mundo.

·         Romanos ha sido llamado el “Evangelio de Pablo”, allí expone lo principal de su mensaje hacia una iglesia que todavía no lo conocía en persona. El capítulo 15 es el último propiamente doctrinal (el 16, número del amor, habla de las muchas relaciones y conocidos que tenía allí) y oficia como conclusión:

vv.1-7: el resumen de la vida en comunidad, ayudarnos y soportarnos los unos a los otros, los “fuertes” (en este caso los cristianos de origen judío) a los “débiles” (los de origen gentil, que todavía arrastraban muchas costumbres paganas).
vv. 8-13: Cristo es la esperanza tanto de judíos como de gentiles, ya no hay división y no hay dos caminos, solo uno.
vv. 14-21: el ministerio de Pablo hacia los gentiles, proféticamente, lo que sería casi todo el ministerio cristiano a partir de las décadas siguientes, y el enfoque hacia las misiones de fronteras, el máximo objetivo cristiano.
vv. 22-33: los planes estratégicos de Pablo, el ministerio apostólico, la columna vertebral de la iglesia, perdido durante mucho tiempo pero recuperado en estos.

De alguna manera, aquí tenemos los lineamientos de la “nueva” doctrina y estrategia del cristianismo, un camino nuevo para el Pueblo de Dios.

·         I Corintios es el “último” libro del Nuevo Testamento que tiene 15 o más capítulos, excepto Apocalipsis. Y de nuevo, ¡oh casualidad!, que este “último” decimoquinto capítulo desarrolla ampliamente la victoria definitiva de Cristo, la resurrección, el nuevo cuerpo que tendremos y, en función de eso, la necedad de vivir en el tiempo presente solo para tratar de tener una “buena vida”. Hay un nuevo camino futuro que nos constriñe a tomar un nuevo camino en esta tierra.


Son siete libros, siete dones redentores, siete enfoques del nuevo camino:

·         1°, Mateo, profeta: el Mesías profetizado anuncia un nuevo camino “verdadero”, desprovisto de toda religiosidad muerta y ritualista.
·         2°, Marcos, siervo: el Mesías sufriente muestra que el verdadero camino es de servicio, de sacrificio y finalmente, de muerte al yo.
·         3°, Lucas, maestro: el Mesías que nos enseña un nuevo camino a los que estábamos lejos, para que sean traídos los perdidos.
·         4°, Juan, exhortador: el Mesías que anuncia el nuevo camino, el nuevo árbol de la vida, el nuevo tiempo del vino nuevo.
·         5°, Hechos, dador: el Salvador ahora se multiplica, se da a sí mismo y a sus dones, por cientos, miles y millones, el Mensaje de salvación se da a todo el mundo.
·         6°, Romanos, gobierno: la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es ahora establecida en su orden y gobierno por el “perito arquitecto” que fue Pablo.
·         7°, I Corintios, misericordia: la vida futura, cuando toda muerte haya sido vencida, que nos lleva a vivir un presente muy distinto.

Bueno, pero nos queda un libro más que tiene al menos 15 capítulos, y es el “octavo” de ellos, precisamente 8, número de nuevos comienzos:

·         Apocalipsis 15 comienza de manera sugestiva: “En el cielo vi otra señal, grande y asombrosa: Eran siete ángeles, que tenían las siete últimas plagas, con las cuales la ira de Dios quedaba satisfecha.” Todo el capítulo introduce el “principio del fin”, el fin de los 6000 años de extrema rebeldía humana (aunque habrá que esperar un milenio más para que sea definitivamente erradicada), el fin del gobierno de Satanás sobre la Tierra (el episodio final será una breve aunque extensa rebelión). Propiamente, es el “fin” de un camino corrupto, y por eso, el principio de uno nuevo, pero esta vez, para toda la Creación.

Bueno, hasta aquí un análisis de algunos “quinces”, pero hay más….


Danilo Sorti