viernes, 18 de agosto de 2017

181. ¿Los pastores son dueños de la congregación? ¿Dios les dio autoridad absoluta?

Mateo 16:18 RVC
18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla.

Los primeros cristianos jamás se hubieran hecho la pregunta del título, ¿por qué? Sencillamente porque ellos sabían perfectamente qué era una “iglesia”, una “ekklesia”.

Ahora bien; había otras formas de organización social en aquel entonces, tal como las hay actualmente. Existía la familia extendida, más parecido al “clan” que a la familia nuclear de hoy; y aunque el Señor compara a la iglesia con la familia no es la imagen principal en el Nuevo Testamento, y más precisamente habla de la relación de hermanos.

También existía el ejército, con una estructura vertical, tampoco el Señor usa esa imagen y sólo aparece de manera más bien secundaria.

Existían los templos y las estructuras sacerdotales, ¡el Señor ni siquiera extiende la imagen del sacerdocio del Antiguo Pacto! Tampoco es una imagen común para referirse a la iglesia, por más que a unos cuantos pastores y apóstoles les encante hablar de la “sucesión sacerdotal” para ubicar a sus hijos en puestos de autoridad.

La palabra que utiliza es “iglesia”, concepto pervertido por los lobos rapaces en las últimas décadas, pero sumamente claro para los primeros oyentes. ¿Qué entendían ellos? Veamos una definición breve:

“La ekklesía o ecclesía (del griego antiguo «ἐκκλησία») era la principal asamblea de la democracia ateniense en la Grecia clásica. Fue instaurada por Solón en el 594 a. C. y tenía un carácter popular, abierta a todos los ciudadanos varones con 2 años de servicio militar, incluso a los tetes (los ciudadanos libres más pobres).

“La ekklesía era utilizada para designar magistrados, de manera que estos eran elegidos mediante el sorteo, participando todos los atenienses que formasen parte de la asamblea. De esta forma, también elegían de forma indirecta a los componentes del Areópago, quienes eran elegidos por los magistrados electos por la ekklesía.

“Entre otras cosas, la asamblea tenía la última palabra en lo referente a la legislación ateniense, las declaraciones de guerra, la firma de la paz, la estrategia militar, la elección del strategos y otros oficiales y poseía la facultad de llamar a los magistrados a rendir cuentas ante ella al final del año de su mandato.” (Wikipedia)

Aunque en la práctica no todos los ciudadanos participaban y los esclavos, obviamente, estaban excluidos, el concepto de participación democrática, de autoridad popular y de capacidad de decisión estaba profundamente marcado en ella. Nada que ver con el “intento de reinado” de tantos pastores hoy día.

Decir “iglesia” para un griego era decir una asamblea en la que tendría tanto el derecho de participar como la responsabilidad de hacerlo. Pero hay más. Los judíos tenían algo muy similar a la ekklesía, la sinagoga:

“La sinagoga era una institución laica; ni los jefes (Hch. 13:15), ni su presidente el principal (gr. arjisynagogos), eran sacerdotes o fariseos necesariamente. Tampoco lo era el ministro (gr. hypéretes), que velaba por el orden del culto (Lc. 4:20). La lectura y la explicación de las porciones asignadas de la Ley y de los profetas (cp. Lc. 4:16-20; Hch. 13:14-48) no eran prerrogativa de ningún partido religioso. Cuando los cristianos primitivos celebraban sus cultos, una de las mayores influencias formativas fue la liturgia de la sinagoga.” (“Sinagoga” del Diccionario Ilustrado de la Biblia, Ed. Caribe, 1990)

“Como se trata de un sitio no solo de oración y estudio, sino también uno de reunión, diálogo e interpretación, la sinagoga es conocida en hebreo como בית הכנסת (Beit ha-Kneset), expresión que significa 'Casa de Asamblea'.” (Wikipedia)

Aunque no tenía las mismas funciones políticas, al menos no directamente, funcionaba como una asamblea bajo la autoridad de las Escrituras. De nuevo, nada parecido a una “monarquía vertical” aquí. Pero hay más.

“Sir William Ramsay vio en la configuración del imperio romano un antecedente de lo que bien pudo haber afectado el pensamiento de Pablo. Cualquier grupo de ciudadanos romanos, reunidos en cualquier parte del mundo, constituía un conventus civium romanorum, una “asamblea de ciudadanos romanos”. Doquiera estuvieran reunidos, eran parte de la gran comprensión de Roma. No tenían sentido al margen de Roma; eran parte de la gran unidad; y, cualquier ciudadano romano que llegara a esa ciudad, era automáticamente un miembro más del grupo.” (“Palabras griegas del Nuevo Testamento”, de W. Barclay, Casa Bautista de Publicaciones, 9na edición, 2002).

Aunque no exactamente una ekklesía, y con más autoridad verticalista, de nuevo tenemos algo parecido entre los romanos esparcidos por el imperio.

Resumiendo: tanto los griegos, como los judíos como los romanos, que conformaron el triple sustrato cultural de la naciente iglesia, tenían organizaciones parecidas: asambleas más o menos democráticas, todas con ciertos requisitos de membresía y participación, con capacidad de decidir y exigencia de asumir la responsabilidad, todas bajo su respectiva ley, las que normalmente nombraban a sus propias autoridades… Tal como fue la forma de iglesia hasta el siglo pasado.

Pero hacia las últimas décadas del siglo XX, se levantaron voces de reconocidos maestros dentro de las iglesias enseñando que esa forma “congregacional” de gobierno no era adecuada para los nuevos tiempos que se avecinaban, y era necesario delegar más autoridad en una persona. El tema es demasiado largo para un artículo, no quiero afirmar que la forma estrictamente democrática sea la más correcta ni que una importante dosis de autoridad sobre una persona sea necesariamente incorrecto, pero lo cierto es que ellos allanaron el camino para llegar a la situación actual, en la que prácticamente se da por aceptado que el pastor es el dueño de la iglesia, el único que pude escuchar la voz de Dios para esa congregación, el único responsable y si alguien osara contradecirlo recibiría la máxima colección de juicios divinos sobre sí. ¡Nada de eso existía en la mente de los primeros cristianos! Ni Jesús ni los apóstoles tuvieron que explicar demasiado sobre el funcionamiento de la iglesia porque las estructuras seculares de ese entonces ya decían casi todo.

Como siempre, el error de uno se sostiene en la ignorancia y el error de los muchos. Sencillamente, son los hermanos quienes aceptan esta situación como normal y luego sufren en silencio los abusos. Hermanos amados por el Señor: ¡ustedes están pecando al aceptar un modelo antibíblico! Si luego son explotados por líderes abusadores, sepan que ustedes mismos lo quisieron.

Ahora bien, volvamos a la ekklesía:

“El poder soberano pertenecía a la asamblea del pueblo. Esta es la diferencia fundamental entre la democracia ateniense y la moderna. En la democracia moderna el gobierno es representativo, en Atenas la democracia era directa: era el conjunto de los ciudadanos en la asamblea el que votaba las leyes, declaraba la guerra y elegía los magistrados.

“En teoría, para entrar en la ecclesia se requerían solamente dos condiciones: ser ciudadano —desde la ley de Feríeles, el hijo varón de padre y madre atenienses— y ser mayor de edad.

“En la práctica, solamente participaba en las sesiones una fracción del pueblo; nunca más de dos o tres mil ciudadanos, la mayoría de ellos vecinos de Atenas. Para ciertas resoluciones que tenían que ser tomadas “por todo el pueblo” se exigía un quorum de 6 000 personas. La abstención, sin embargo, no era practicada igualmente por todas las clases de la sociedad.

“Muchos de los ricos no participaban por no molestarse o porque evitaban juntarse con la muchedumbre; la gente de la costa, no lo hacía porque prefería el producido de la pesca y el comercio a los discursos solemnes; los campesinos en raras ocasiones descendían a Atenas. El público habitual de la asamblea eran los artesanos y pequeños comerciantes de la ciudad.” (LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS EN GRECIA ANTIGUA ASAMBLEA ECCLESIA, www.historiaybiografias.com)

Aunque la idea original de la ekklesía era fantástica, finalmente no todos estaban dispuestos a pagar el precio del “ejercicio ekklesiástico”. El modelo monárquico de gobierno actual de la iglesia es, finalmente, lo más cómodo para la mayoría, pero, de nuevo, nunca fue el propósito del Señor. La participación en asamblea es un ejercicio que pude resultar arduo y frustrante, la asamblea de los santos solamente funciona cuando el Espíritu Santo se mueve entre ellos, sino degenera en una asamblea societaria de un club religioso.

¡Nadie dijo que sería fácil! ¿Podremos asumir el desafío? ¡¡Señor, ayúdanos!!





Danilo Sorti


180. ¿Cuál es la actitud correcta para recibir la revelación sobre el mundo de las tinieblas?

Juan 16:12 RVC
12 »Aún tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden sobrellevar.


Esta palabra “sobrellevar” quiere decir literalmente “soportar”, sostener una carga o un peso material; figurativamente se utiliza para soportar dificultades o situaciones prolongadas en el tiempo. Esto tiene que ver con el “peso de la revelación”.

Por un lado, hay una responsabilidad asociada al conocimiento y más propiamente, a la riqueza espiritual, a la unción recibida, a los dones y ministerios:

Lucas 12:48 RVC
48 Pero el que se hace acreedor a recibir azotes sin conocer la voluntad de su señor, será azotado poco. Porque al que se le da mucho, también se le exigirá mucho; y al que se le confía mucho, se le pedirá más todavía.

Pero cumplir una responsabilidad implica una actitud particular de las personas y no todos tenemos el mismo nivel de disposición y consagración: algunos más, otros menos. Eso no tiene que ver con el nivel de conocimiento sino con la actitud y disposición a renunciar de cada uno.

Por otro lado, conocer más de Dios implica conocer más de nuestro propio pecado, oscuridad e incapacidad. ¡No es sencillo soportar eso! No es para nada fácil cuando nuestro verdadero ser es expuesto ante nuestros propios ojos. Más aún, sabemos que Dios “todo lo ve”, pero realmente creemos escondernos de su mirada; cuando Su misericordia nos muestra la profundidad de nuestros pecados, definitivamente nos damos cuenta de que no podemos “esconder” nada. ¿Cómo es posible soportar tal revelación? De dos formas: o la negamos y nos llenamos de orgullo y autosuficiencia (religión, buenas obras) o la aceptamos y nos llenamos cada vez más del amor y la misericordia de Dios, que alcanza a cubrir todo lo que somos, y por consiguiente, dejamos cada vez más de actuar y vivir conforme nuestros propios gustos y pensamientos y permitimos que sea Su vida viviendo en nosotros. Eso es lo que significa “morir a uno mismo”.

Pero también recibir más revelación implica NECESARIAMENTE conocer cada vez más el mundo de las tinieblas y de la profunda perversión del ser humano, y eso es aún más espantoso. Hay un peligro muy grande que se corre al conocer la profundidad de la perversión humana y demoníaca, y es el hecho de ser tan herido en el corazón, que deje de escuchar la voz de Dios o que quiera resolver las cosas por sus propias fuerzas o que quede tan devastado por la realidad que no quiera saber nada y huya atemorizado. Más de una vez me pasa que cuando quiero profundizar en algunas revelaciones que está trayendo el Señor en estos tiempos, mi interlocutor (cristiano) trata de cambiar la conversación hacia temas más “agradables”.

Pues bien, recibir revelación sobre las estrategias de las tinieblas, las perversiones que están inspirando en las personas, no es fácil de soportar, especialmente para los que no venimos de esa realidad. Pero si no maduramos lo suficiente como para hacerlo, si no empezamos a recibir los niveles que conocimiento que el Espíritu quiere darnos, nunca seremos efectivos para la última y gran lucha. Las tinieblas están avanzando de una manera nunca antes vista, y muchos de los cristianos que conozco o bien están en una “fiesta” como intoxicados espiritualmente, o están tratando de mantenerse en su “mundo de revelación teológica” que funcionaba hasta hace algunas décadas atrás, o bien rebuscando en los escritores evangélicos y protestantes clásicos que bien sirvieron a su generación, ¡pero que no nacieron en esta!

La única forma de recibir adecuadamente la revelación de las profundidades de oscuridad que se están desatando precisamente ahora, sin la cual no podremos ser efectivos en combatir contra las tinieblas y arrebatar las almas (y probablemente tampoco mantener nuestra propia posición espiritual) es recibiendo una dosis mayor de revelación del Reino de Dios. A medida que más densa es la oscuridad y más vastas son las tinieblas, más potente tiene que ser la luz. Y la luz SIEMPRE, inevitablemente SIEMPRE, prevalece sobre la oscuridad.

Una actitud descuidad, de “curiosidad”, osada, de orgullo, nos va a llevar tarde o temprano a caer presa de las mismas tinieblas que decimos combatir, y ejemplos de ello hay muchos. La diferencia entre escuchar la voz del Espíritu y terminar escuchando “otra voz” parecida no es muy grande, de hecho es lo más común, pero cuando el discernimiento se nubla viene el engaño.

2 Corintios 2:11 RVC
11 no vaya a ser que Satanás se aproveche de nosotros, pues conocemos sus malignas intenciones.

Pablo pudo decir que conocía bien los ardides de Satanás. Hoy no podemos darnos el lujo de desconocerlos. Y aunque parezca un atrevimiento, creo que estos tiempos que están a la vuelta de la esquina serán de mayor oscuridad espiritual aún de los que le tocaron vivir a Pablo. ¡Señor, danos la actitud correcta de corazón para recibir tu revelación! ¡Señor, quita toda cobardía y temor de nosotros!



Danilo Sorti 


179. Estrategia para la conquista espiritual: avanzar de a poco y consolidar

Deuteronomio 7:21-23 RVC
21 No te desanimes al verlos, porque el Señor tu Dios es un Dios grande y temible, y está en medio de ti.
22 Poco a poco el Señor tu Dios desalojará a esas naciones delante de ti. No podrás acabar con ellas enseguida, para que no aumente contra ti el número de las fieras del campo.
23 Pero el Señor tu Dios las pondrá en tus manos, y las despedazará por completo, hasta que sean totalmente destruidas.

Jueces 3:1-2 RVC
1 Éstos son los pueblos que el Señor dejó para poner a prueba a todos los israelitas que no habían sabido nada de las guerras de Canaán.
2 El Señor los dejó sólo para que los descendientes de los israelitas aprendieran a pelear y enseñaran a quienes no habían combatido.


La verdadera dimensión de la guerra espiritual se nos “escapa” un poco si solo nos enfocamos en el Nuevo Testamento, pero si leemos el Antiguo sabiendo que todo eso fue escrito como ejemplo e instrucción para nosotros, las historias y estrategias de conflictos saltan a primer plano.

Y dentro de tanta información que encontramos sobre guerra, hay una estrategia simple en relación a la conquista que, cuando la desconocemos, fácilmente caemos presa del desánimo, a la sazón, una de las armas más poderosas del Adversario. El avance sobre un nuevo territorio es gradual, progresivo en el tiempo y no se completa con una generación.

El versículo 22 de Deuteronomio 7 nos muestra una razón fundamental: aún los enemigos estaban cumpliendo una función para el futuro en beneficio del Pueblo de Dios. Esto es así incluso cuando pensamos en los espíritus malignos. Resulta extraño, pero la misma presencia y acción de los espíritus de las tinieblas, precisamente por su secuela de dolor y sufrimiento, mantienen a la gente con la necesidad profunda de “algo más”, “algo distinto”, para que aunque “a tientas” logren acercarse a Dios.

El mundo tiene que “seguir funcionando”, y empresas, sociedades y naciones totalmente engañadas por el Adversario son parte de la “rueda” que lo hace girar. Por supuesto yo no estoy avalando de ninguna manera lo que está mal ni justificando los hechos por sus consecuencias,  simplemente que en la economía y la sabiduría divina, así debe ser, al menos por este tiempo y no por mucho más.

Más allá de este razonamiento, y finalmente por las causas que sea, lo cierto es que un avance del Reino, una conquista, no es inmediata: no lo es en el plano material como tampoco en el espiritual, no lo es en el plano comunitario como tampoco en el individual. También nuestras propias batallas son avances parciales sobre el territorio de nuestra alma, que nos parece “pequeño” pero es muy vasto (y en buena parte desconocido). Por eso no somos santificados en un día; somos hechos posicionalmente justos en el instante que nos arrepentimos y creemos en Cristo, pero somos transformados a lo largo de toda la vida, y no pararemos de crecer en conocimiento (y transformación) durante el resto de la Eternidad en Su Bendita presencia.

Entonces, cada vez que avanzamos debemos hacerlo de una manera acotada, conforme el Espíritu nos muestra, y luego consolidar el territorio. Si nos desesperamos por todo lo que nos falta (a nivel individual o comunitario) sencillamente acabaremos descuidando el territorio ya conquistado y el Enemigo volverá a tomarlo. Esta estrategia de guerra espiritual es la que sustenta en parte la afirmación del Señor:

Lucas 16:10 RVC
10 »El que es confiable en lo poco, también lo es en lo mucho; y el que no es confiable en lo poco, tampoco lo es en lo mucho.

En relación con:

Mateo 13:12 RVC
12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará.

Cuando somos confiables en cuidar aquella porción de “territorio espiritual” que se nos entrega, el Señor nos permite conquistar más. Cuando hemos mantenido la porción que tenemos, sea del tamaño que sea, el Señor nos da más territorio.

Cada nueva expansión en la conquista requiere nuevas estrategias, nuevo conocimiento y un mayor nivel de santidad; a su vez, cuando el territorio se vuelve cada vez más grande, también hay cada vez más fronteras que cuidar, más enemigos potenciales que combatir, más ataques en distintos puntos de esa misma frontera; y todos esos puntos de conflicto, si son descuidados, pueden provocar potencialmente un daño mayor en todo el territorio: un vasto imperio puede ser conquistado a partir de un solo punto de acceso.

No en vano los países que tienen fronteras más extensas, sean reales debido a un gran territorio o “virtuales” debido a su presencia en distintas partes del mundo, son los que tienen ejércitos más grandes, que mantienen bien equipados aún a costa del bienestar de sus propios ciudadanos; saben que hay mucho por defender y poderosos países que estarían interesados en sus valiosos recursos.

Además, a medida que más grande es el territorio, mayor es la responsabilidad de administrar bien lo que allí ahí. Por eso Adán y Eva fueron colocados en un huerto con la promesa de gobernar todo el mundo: debían empezar cuidando bien la porción de tierra que les había sido encomendada, para que ellos y sus descendientes pudieran a su vez hacerlo con el resto del planeta. Descuidaron el huerto y el resto de los seres humanos descuidamos el planeta de los verdaderos enemigos espirituales del hombre.

Cualquier libro de autoayuda o de emprendedorismo dirá que uno debe empezar de a poco con un nuevo hábito o con una nueva empresa, creciendo de manera sólida. Y cualquiera de ellos también alertará sobre el peligro potencial que representa “crecer de golpe”. En esencia, es el mismo principio.

Génesis 33:13-14 RVC
13 Pero Jacob le dijo: «Mi señor sabe que los niños son débiles, y que tengo ovejas y vacas recién paridas; si se les fatiga, en un solo día pueden morir todas las ovejas.
14 Ruego a mi señor adelantarse a su siervo, que yo iré poco a poco, al paso del ganado que va delante de mí y al paso de los niños, hasta alcanzar a mi señor en Seir.»

Aunque Jacob, haciendo honor a su nombre, no iba a ir realmente a Seir, expresa una aplicación de este principio; no se puede avanzar más rápido de lo que pueda hacerlo la parte más débil del grupo, la parte más vulnerable, que es precisamente la parte más joven, es decir, la que estamos empezando a desarrollar, el “territorio recientemente conquistado”.

Avance gradual, paciencia con lo que falta, confianza en Dios y en Su misericordia de que nos ayudará con las áreas que todavía están débiles, fe en que bendecirá aquello poco o mucho que hayamos conseguido, y fe en que lo multiplicará a su debido tiempo. Con esto en mente muy fácilmente derrotamos el desánimo que viene de mano del Adversario cuando nos trae a memoria todo lo que aún falta e intenta minimizar lo que hemos alcanzado.

Una palabra de advertencia. De la mano del falso evangelio de la prosperidad viene también el falso evangelio del exitismo cristiano (que en esencia es lo mismo), con una “medida de éxito” que nada tiene que ver con el verdadero éxito según Dios sino con el éxito terrenal, material, visible y profundamente satánico. Esos predicadores del “éxito y desarrollo cristiano”, si no tienen la mente de Cristo, ponen la pesadísima carga sobre los hombros de los hermanos de “tener éxito”, grande y rápido, de avanzar rápidamente “sobre un mundo que se pierde”; es decir, intentan acelerar el normal desarrollo de cada persona y ministerio, con lo que lo están empujando a la destrucción. ¡Cuidado con ellos! Su mensaje suena por demás de justo, pero no generan paz en el corazón (que es señal de la voz de Dios) sino intranquilidad y culpa. Finalmente, la obra del Evangelio NO ES MÍA, es del Señor, Él es el Salvador, Él es el Señor del mundo y Él se cuidará de que todos los que tengan que escuchar, escuchen, y de que todos los que tengan que recibir ministración y bendición la reciban en la medida que Él ha dispuesto sobre esta tierra. ¡NO es necesario que me “acelere” más allá de mis posibilidades!

Teniendo paz con estas cuestiones, estamos libres para crecer al ritmo normal que Dios ha dispuesto para cada uno. Y cuando lo hagamos, en algo que parece lento, descubriremos que es la forma más rápida y poderosa de conquista espiritual. ¡Señor, danos la gracia para hacerlo!



Danilo Sorti


178. Cuando todo marcha viento en popa…

2 Samuel 6:1-7 RVC
1 David volvió a reunir a todos los mejores soldados de Israel, que sumaban treinta mil.
2 Partió de Baalá de Judá con todo su ejército, para trasladar de allí el arca de Dios, donde se invocaba el nombre del Señor de los ejércitos, que habita entre los querubines.
3 Sacaron el arca de Dios de la casa de Abinadab, que estaba sobre una colina, y la pusieron sobre un carro nuevo al que iban guiando Uzá y Ajió, los hijos de Abinadab.
4 Cuando sacaron de la casa de Abinadab el arca de Dios, Ajió iba delante del carro,
5 mientras que David y todo el pueblo danzaban alegremente delante del Señor, al son de instrumentos musicales de madera de haya, y de arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.
6 Al llegar a la era de Nacón, los bueyes tropezaron y Uzá estiró la mano para sujetar el arca.
7 Pero el Señor se enojó muchísimo contra Uzá por haberse atrevido a tocar el arca, y allí mismo hirió a Uzá, y éste cayó fulminado.


David estaba realmente en un momento de esplendor. Todavía faltaba mucho por consolidar en el reino, pero ya habían pasado los largos y amargos años de persecución a manos de Saúl, el posterior conflicto entre Judá y el resto de Israel se había solucionado y los mismos ancianos de las otras tribus fueron a pedirle que sea su rey. Los éxitos militares se sucedían uno tras otro y Dios estaba mostrando claramente Su mano a favor de Su pueblo y del rey escogido. ¡Todo iba viento en popa! ¿Por qué no llevar el Arca de la Alianza a la recientemente conquistada Jerusalén? ¡Claro que sí!

Y todo iba bien, conforme David decidía, así se hacía y Dios respaldaba, ¿cómo iba a pensar que algo tan sencillo como llevar una caja de madera podía salir mal, si el mismo Dios había respaldado hasta ahora todo lo que se propuso?

Pero salió mal. Y eso fue devastador, no tanto por la muerte de un hombre porque de hecho en la guerra morían muchos más, sino por el hecho en sí: públicamente Dios había desaprobado el proyecto de David, ¡nada menos que de David! Y el arca fue a parar a la casa de…¿un sacerdote? No. ¿Un levita? Tampoco. ¿Un israelita? Menos aún. ¡Un extranjero de los odiados e idólatras filisteos! Caramba, creo que tenemos que hacer un alto para digerir esto.

Algunos piensan que este Obed Edom hubiera sido probablemente un levita que venía de Gat Rimón, de Dan o de Manasés. Es probable, aunque la sola mención de “Gat” nos deja pensando. Pero bueno, menos mal que Dios es Dios y nunca dejará de serlo, así que tomó todo ese desastre, bendijo y prosperó a su familia, y Obed Edom y sus parientes quedaron para siempre al cuidado del Arca. Hayan sido extranjeros o no, finalmente les fue dado un lugar de privilegio.

Volvamos con David. Evidentemente se confió, tan emocionado estaba con el respaldo divino y las muchas victorias que obtenía, que pensó que ya “tenía la sartén por el mango”, pero evidentemente en su impulso sobrepasó los límites que el mismo Señor había puesto y se tomó atribuciones que no le correspondían. Algo parecido haría años después con Betsabé, pero esta vez con consecuencias mucho peores.

Y la enseñanza es clara: en medio de un avivamiento genuino, en medio de un avance liderado por el mismo Señor, cuando entramos en un período de gran manifestación del Espíritu, corremos el riesgo de meternos en lo que no debemos, pensando más de nosotros de lo que debemos. Algo parecido le había pasado a Saúl cuando ofreció el sacrificio que debía ofrecer Samuel. Por más respaldo divino que tengas, Dios ha puesto un límite en tu ministerio y hay cosas que no te corresponden, sino que han sido reservadas para otros.

Esto es por demás de común hoy día, con la diferencia que David, a pesar de sus errores, tenía un corazón como el de Dios, mientras que buena parte de los que ocupan puestos visibles en la iglesia no. El límite está en los dones, los ministerios y los niveles de autoridad que Dios ha dado a cada uno, y los líderes no son una excepción. Es común que los pastores o apóstoles de grandes iglesias hoy se crean superpoderosos, pero ellos también tienen un límite, como todos. Aunque haya cosas que uno materialmente pueda hacer, eso no significa que deba.

David aprendió rápidamente, que el Señor nos ayude a aprender nosotros también rápido.



Danilo Sorti


177. ¿Quién podrá creer lo que Dios va a hacer?

Juan 12:37-40 RVC
37 Y a pesar de que había hecho tantas señales ante ellos, no creían en él;
38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?»
39 Por esto no podían creer, pues Isaías también dijo:
40 «Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.»

Habacuc 1:5 DHH
5 “Miren ustedes a las naciones que los rodean;
mírenlas y llénense de espanto.
Estoy a punto de hacer cosas tales
que ustedes no las creerían, si alguien se las contara.


En algún momento del caminar cristianos se nos mete en la cabeza que “ya sabemos” cómo actúa Dios, qué hace, qué va a hacer, y qué no va a hacer; llega un momento en que creemos ya saber cómo piensa Dios. Probablemente hemos estudiado varios años de teología, a lo mejor tenemos un título formal, hemos asistido a tantos seminarios, escuchado tantas predicaciones, que “ya entendemos todo” lo que hay que entender, y si acaso hubiera algo nuevo, no se puede salir de los principios y formas que ya conocemos.

Claro, nadie diría esto así, tan directamente, pero los hechos demuestras que se cree y mucho. ¿Cómo? Sencillo, al ver como los hermanos rechazan de plano una interpretación o un mensaje profético que no cuadre dentro de sus esquemas ya bien armados.

Yo no estoy generalizando aquí ni estoy diciendo que les pase a todos los cristianos, simplemente estoy diciendo que a un porcentaje bastante grande de ellos les ocurre, y a todos nos ha pasado (o nos puede pasar) en algunos momentos.

Está bien, hay algo lógico: la misma Biblia nos pide discernir lo que escuchamos. Eso no está mal. Lo que está mal es basar el discernimiento en lo que ya conocemos, más precisamente, en la interpretación y esquemas teológicos que ya recibimos.

Ahora bien, la Biblia es la verdad eterna y la medida de toda doctrina: ningún sueño, ninguna profecía, ninguna enseñanza ni testimonio, por más impactante que sea, no importa que lo diga un apóstol un profeta o el vecino de la esquina ES LA MEDIDA de la doctrina. Todo ello puede ser una aclaración, una profundización, una actualización de la verdad eterna y así funciona cuando viene de parte de Dios. La enorme cantidad de sueños, visiones y profecías que el Señor está apresuradamente trayendo en estos últimos tiempos precisamente sobre los últimos tiempos no alteran en esencia lo que la misma Biblia ya dijo, lo amplían y lo aplican específicamente a diversos lugares, iglesias y personas.

Ahora bien, la Biblia es la medida, la “regla” para cualquier enseñanza o revelación, la Biblia, ¡no mi entendimiento de ella! La diferencia puede parecer muy sutil, pero no lo es. Una cosa es lo que dice la Biblia, otra muy distinta es lo que yo entiendo o lo que mi denominación “oficialmente” entiende y enseña de la Biblia. Nada de esto último es verdad absoluta ni regla de fe; en el mejor de los casos puede contener mucho de verdad, puede tener instrucciones muy valiosas, pero no es de ninguna manera “la fe que una vez fue entregada al pueblo santo”, como dice Judas. Es solo una expresión, un entendimiento de ella, y que por lo tanto está necesariamente incompleto, parcial y seguramente con errores. Nadie dice que no sea útil y que no haya servido para salvación de muchos, simplemente, necesita todavía ser perfeccionado, en la medida que el Espíritu arroja más luz sobre Su Palabra.

Entonces, cuando el mensaje de Dios resulta demasiado “extraño” a la teología conocida nos encontramos en una disyuntiva: o lo rechazamos de plano en base a los marcos de pensamiento que ya sabemos o asumimos el riesgo de orar y analizarlo a la luz de la Palabra. Notemos bien que en ningún momento estoy diciendo que hay que creer todo lo nuevo por el sólo hecho de ser nuevo; así es como la perniciosa teología de la prosperidad y el materialismo se infiltró e hizo estragos  en la iglesia.

Pero estar abiertos para que el Espíritu nos hable respecto de lo nuevo, releer la Biblia con nuevos marcos interpretativos, orar de verdad para entender si esto “nuevo y extraño” es así, y estar dispuesto a aceptarlo, cambiar los marcos de pensamiento viejos y aguantar la confrontación con mis hermanos que siguen aferrados a ellos, es la actitud de verdadero valor que debemos tener. Con el tiempo me he dado cuenta de que para la mayoría de las personas es mucho más fácil aceptar la muerte que cambiar su manera de pensar, aún en cuestiones mucho menos trascendentes que las realidades espirituales. Para muchos cristianos, el solo hecho de haber aceptado a Cristo una vez y haber tenido que cambiar radicalmente su visión de las cosas es suficiente y no están dispuestos a hacer más cambios.

Dios está mostrando claramente los eventos del futuro inmediato, y esto es crucial porque es el momento del “parto” de la iglesia. El parto en sí es un período muy breve en comparación con lo que dura la gestación y la vida de una persona, pero es especialmente crítico y bien vale toda la preparación que hay en torno a él. Lo mismo para la Iglesia hoy. Antes de rechazar esas visiones y revelaciones que parecen tan extrañas, más vale mirémoslas a la luz de la Palabra y de la voz del Espíritu, ¡no a la luz de nuestros propios prejuicios!


Danilo Sorti


176. Si Dios los entregó al pecado…

Romanos 1:21-32 RVC
21 Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad.
22 Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios,
23 y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
24 Por eso Dios los entregó a los malos deseos de su corazón y a la impureza, de modo que degradaron entre sí sus propios cuerpos.
25 Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y honraron y dieron culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van en contra de la naturaleza.
27 De la misma manera, los hombres dejaron las relaciones naturales con las mujeres y se encendieron en su lascivia unos con otros. Cometieron hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibieron en sí mismos la retribución que merecía su perversión.
28 Y como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no convienen.
29 Están atiborrados de toda clase de injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.
30 Son murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
31 necios, desleales, insensibles, implacables, inmisericordes.
32 Y aunque saben bien el juicio de Dios, en cuanto a que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se regodean con los que las practican.

El panorama que muestra el pasaje es absolutamente profético; no sé cuán bien describía a los hombres de esa época, ¡pero no tengo dudas de que describe perfectamente a los de esta! Tres veces en el texto de Romanos Pablo afirma que Dios “los entregó”: a los malos deseos de su corazón y a la impureza, a pasiones vergonzosas, a una mente depravada.

“Los entregó” no resulta una expresión impersonal sino más bien da la idea de poner a alguien bajo la autoridad de otro: entregar un reo fugitivo, un esclavo que escapó de su amo; también nos da la idea de quitarle la protección a alguien, exponerlo, para que un adversario lo atrape.

De la misma forma, Dios “entregó” a esta gente pecadora, es decir, les retiró su protección, los límites que impedían el avance de la más baja perversión y los expuso a la acción no de una fuerza impersonal sino de los demonios. La causa fue la idolatría y el haber desechado la voz de Dios.

Ahora bien, dentro del amplio espectro de perversiones que manifiestan estas personas aparece la homosexualidad en sus diversas formas. Y este es un tema sensible para muchos cristianos que todavía se preguntan azorados cómo es que tan rápidamente los estados han aceptado el llamado “matrimonio igualitario”, propiamente porque es entre “iguales” no distintos, mientras que en la naturaleza el diseño creativo de Dios (es decir, la capacidad que Dios mismo puso en sus creaturas para “crear”) implica la unión de dos “distintos”: macho y hembra dando origen a una descendencia variada, no clones; cargas positivas y negativas, dando origen a fenómenos eléctricos y de potencial electroquímico que son imprescindible para todos los fenómenos de la vida, protones con carga positiva y electrones con carga negativa, que forman los átomos que a su vez conforman toda la materia que conocemos, centros de alta presión y de baja presión, que originan los vientos, y otras tantas cosas que muestran el mismo patrón general de diseño del Creador.

Volviendo al tema; es claro que no podemos aceptar diseños que están en contra del diseño de Dios y de que no debemos callar el pecado ni llamar “bueno” a lo que está mal. El asunto es: ¿cuánta energía gastar en luchar para que sean revertidas esas leyes? ¿Cuánto tiempo dedicarle al tema en los ámbitos sociales? Son preguntas difíciles, no voy a dar una respuesta cuantitativa, pero quiero traer este elemento de análisis que vemos en Romanos: aquellos pecadores que fueron “entregados” a determinados pecados no pueden salir de él porque legalmente están bajo su dominio y Dios mismo ha permitido que sean encarcelados. No me parece sabio gastar demasiado tiempo en el pecado que los encarcela sino más bien ir a la raíz del problema. Puede ser que, al enfocarnos demasiado sobre alguna de estas depravaciones en realidad estemos yendo contra la “voluntad de Dios”, claro, ¡no porque Dios quiera que alguien peque!, sino porque Dios los encerró bajo un pecado que es groseramente lesivo para las personas, para ver si de esa forma, “recibieron en sí mismos la retribución que merecía su perversión”, en su dolor, pueden levantar sus ojos al cielo y volverse a su Creador. Veamos algunos datos que arroja una breve búsqueda en la Web:

"Los homosexuales viven hasta 20 años menos", periodistadigital.com, 04/07/2005:

“La reducción de la esperanza de vida, según un estudio realizado por el Centro de Control de Enfermedades de Washington y publicado en Psychological Reports, es de hasta 20 años.” … “La edad promedio de los que murieron de sida fue de 39 años. Para los 588 gays que murieron por otra causa, la edad promedio fue de 42 años y el 29% alcanzó una edad mayor. Las 106 lesbianas que murieron tenían una edad promedio de 45 años y el 26% murió a una edad avanzada. El 2,5% de los gays murieron violentamente. Eran 87 veces más propensos a ser asesinados, 25 veces más propensos a suicidarse, y tenían una proporción de muerte por causa de accidentes de tráfico 18 veces mayor que la de hombres blancos normales de la misma edad. Los ataques al corazón, el cáncer y los fallos hepáticos eran excepcionalmente comunes entre ellos. El 21% de las lesbianas murieron por asesinatos, suicidios o accidentes, una proporción 532 veces más alta que la de mujeres blancas normales entre los 25 y los 44 años de edad.”

“Vida en común de parejas gay dura año y medio a lo mucho, según estudios internacionales”, proceso.com.mx, 03/02/2010:

“La mayoría de las relaciones de pareja entre personas del mismo sexo tienen un periodo de vida muy corto, de aproximadamente año y medio, de acuerdo con un estudio holandés” … “El Instituto Mexicano de Orientación Sexual Renacer reveló también que la probabilidad de divorcio en las parejas hombre-hombre es 35% más alta que la de las uniones heterosexuales. Más aún, en las parejas mujer-mujer el índice se triplica” … “mientras tres cuartas partes de las parejas heterosexuales permanecen fieles, las parejas gay típicamente muestran un alto grado de promiscuidad y tienen un promedio de ocho parejas sexuales por año.” … “entre las parejas del mismo sexo se experimenta un mayor grado de violencia comparado con parejas heterosexuales.”

“Homosexuales: el grupo social con menor esperanza de vida en Latinoamérica”, universitam.com, 03/11/16:

“La Red Latinoamericana y del Caribe de personas trans (Redlactrans), con presencia en 16 países de la región, estima que entre el 30 % y el 40 % de la población travesti, transexual y transgénero de la zona es portadora del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o ha desarrollado el sida.” … “El dato más crítico es que la esperanza de vida media de una mujer ‘trans’ no supera los 37 años” … “Muchas ONG y asociaciones especialistas en materia de género coinciden en que el 90 % de este sector social ejerce la prostitución para subsistir.”

Aunque socialmente se manifiestan agresivos y los políticos (que buscan sus servicios los viernes por la noche) se llenan la boca hablando de sus derechos, ¿cuál debería ser nuestra actitud hacia ellos? Como dije, de ninguna manera voy a justificar esta desviación del diseño original del Creador, pero no tengo dudas de que Dios siente un profundo dolor por ellos, y, realmente, “no tienen tiempo” para volverse a Dios, no hay mucho tiempo para ellos. Realmente, han sido entregados al Adversario para que juegue con ellos como quiera. Y esto genera profundas necesidades; una oportunidad (breve) para que puedan encontrarse con el Único que puede suplirlas.

¡Que el Señor tenga misericordia!



Danilo Sorti


175. Si la guerra espiritual es tan importante, ¿por qué se menciona poco en el Nuevo Testamento?

Efesios 6:11-13 RVC
11 Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo.
12 La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!
13 Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes.


La dimensión del conflicto espiritual ha sido siempre un tema en debate entre los cristianos. Por un lado, posturas más antiguas no enfatizan casi nada en la realidad demoníaca y en una confrontación directa. Tienen a su favor que el concepto de “guerra” propiamente dicho aparece muy poco en el Nuevo Testamento. Por otro, posturas más recientes llegan a veces hasta la paranoia, apartándose de la Biblia en una especie de “brujería cristiana”. Tampoco podemos aceptar ninguna postura que desestime la Palabra de Dios. ¿Entonces…?

Aquí tenemos un interesante principio interpretativo: si algo ya fue convenientemente desarrollado en el Antiguo Testamento y rige en el Nuevo, éste lo convalida pero no abunda en ello. Quiero decir que el tema propiamente de la guerra, las estrategias de guerra y la vida en contexto de guerra ocupa la mayor parte del Antiguo Testamento, ¿por qué habría de repetir lo que ya fue enseñado? En el Nuevo Testamento el Espíritu Santo hace algo fundamental: convalida las enseñanzas sobre la guerra que ya brindó en el Antiguo, pero no ve la necesidad de repetirlas una por una. Claramente distinto es el ejemplo del diezmo, abundantemente expresado en el Antiguo pero no claramente convalidado como tal en el Nuevo, sino doctrinalmente “absorbido” por las enseñanzas del dar generosamente para la obra del Reino.

La mayor parte del Antiguo Testamento discurre sobre el trasfondo de la guerra: sea un conflicto en desarrollo, sea en preparación o bajo la amenaza de uno, o sea simplemente en relación con el tema militar. Guerra, guerra y más guerra, ¿no había algo más interesante que escribir? Al fin y al cabo, también había períodos de paz, ¿por qué tanto espacio ocupan los períodos de guerra en las páginas bíblicas? ¿Por qué el personaje más destacado del Antiguo Testamento, David, fue también el más destacado guerrero? … ¿No será que el Espíritu Santo quería marcarnos a fuego con enseñanzas cruciales?

Una visión doctrinal exageradamente centrada en los libros del Nuevo Testamento nos ha cercenado la capacidad de aprender del Antiguo. Las palabras de paz y perdón de Jesucristo nos hicieron olvidar que la paz y el perdón deben ser entre los hombres, ¡no con los espíritus de las tinieblas!

“La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso” dijo Pablo, ¡pero hay una batalla muy real! El apóstol no sintió la necesidad de abundar sobre el tema porque ya en otra oportunidad había enseñado;

1 Corintios 10:6 RVC
6 Pero todo esto sucedió como un ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas, como ellos lo hicieron.

Los primeros apóstoles enseñaban sobre la base del Antiguo Testamento, que sus primeros oyentes conocían muy bien de primera mano o, si eran gentiles, podían conocer de sus hermanos de origen judío. De ahí surgen errores doctrinales en la Iglesia, al ignorar lo que esos cristianos ya sabían y no necesitaban que les repitieran.

Y la guerra no era algo únicamente común en las páginas veterotestamentarias, sino también en todo el mundo antiguo… y en el moderno también. A. Cagliani, de la Facultad de Historia de Buenos Aires, comenta en “Guerras en la Historia de la Humanidad” (un libro que ya tiene algunos años) que: “En los últimos 5.000 años de historia, la humanidad solo estuvo 900 años en paz, en los cuales los hombres se preparaban para el conflicto siguiente. Más de 8.000 tratados de paz se han firmado en el transcurso de los últimos 35 siglos.”

¿Cómo algo tan sobremanera común y lamentablemente impactante se nos pasa desapercibido en la interpretación bíblica? ¿Será porque nos desagrada tanto la guerra que tratamos de mantenerla lo más lejos posible de la enseñanza bíblica? “Mentime que me gusta” reza un dicho popular.

Podemos estar de acuerdo en que las guerras entre humanos reflejan la guerra espiritual que se está librando desde el Edén hasta ahora. Siendo esto así, ¿por qué ignorar las tácticas y estrategias de guerra satánica? Desde esa perspectiva cobra un nuevo sentido el consejo del Señor:

Mateo 10:16 DHH
16 “¡Miren! Yo los envío a ustedes como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes, aunque también sencillos como palomas.


Las muchas estrategias y vicisitudes de guerra que aparecen en las páginas de la Biblia deberían enseñarnos cómo librar esta guerra espiritual. Oremos para que el Señor nos de la sabiduría necesaria.



Danilo Sorti


174. ¿Alimento fresco o alimento envasado…(y a veces adulterado)?

Jeremías 8:8 DHH
8 ¿Cómo pueden ustedes decir que son sabios
y que tienen la ley del Señor?
¡Si los cronistas, con pluma mentirosa,
la han falsificado!


Interpretar la Palabra de Dios es un tema delicado. Satanás tiene dos estrategias principales en este sentido: para algunos hace que parezca tan difícil que la gente decide dejarla en manos de unos pocos y encumbrados “entendidos” (que muy fácilmente son atacados por el Adversario y terminan difundiendo falsas doctrinas); para otros, hace que parezca tan fácil que cualquiera agarra un par de versículos y termina diciendo una herejía.

Para colmo, los maestros y los demás ministerios, en vez de hacer lo que tienen que hacer, es decir, enseñan a los hermanos a interpretar y entender con la ayuda del Espíritu la Palabra, se guardan para ellos mismos los principios interpretativos y “cierran” la puerta del entendimiento bíblico a la iglesia. Aquí hay un error que se antoja sutil pero no lo es: casi toda instancia de enseñanza (seminarios, predicaciones, libros, artículos) pretende transmitir doctrina pero difícilmente, si acaso, se enseñe la forma de descubrirla por sí mismo, cuando no directamente se la presenta como algo reservado sólo para determinadas personas. Entiendo cuán penetrante es esto porque a mí me pasa muy frecuentemente: luego de haber escrito un artículo, me doy cuenta de que expuse mi entendimiento al respecto ¡pero no las líneas interpretativas que seguí!

Las iglesias deberían recordar que uno de los pilares de la Reforma, hace ya más de 500 años, fue la capacidad y el derecho de interpretar la Biblia por cada creyente. Vez tras vez, sucesivos movimientos cristianos a medida que se van corrompiendo con el tiempo le “quitan” ese derecho a las personas: sea negándoselo directamente, sea atiborrándolas con estudios bíblicos de tal manera que cuando leen las Escrituras se vuelve imposible que “lean” algo distinto a lo que ya aprendieron, o simplemente ocultándoles los principios rectos de interpretación bíblica y formulación de doctrina, de tal manera que aunque el cristiano tome la Biblia por sí mismo, nunca vaya a tener la seguridad de que lo que descubrió sea verdad.

Aún los mejores ministerios que podamos encontrar son culpables de este pecado. Es más, aquellos más comprometidos con la revelación y la profundidad de las enseñanzas del Señor suelen mirar como de poco valor la enseñanza de algo tan “técnico” como los principios interpretativos, y están demasiado ocupados enseñando las últimas verdades o revelaciones descubiertas como para dedicar tiempo de valor a enseñar y adiestrar a los creyentes en el estudio e interpretación de las Escrituras.

Pero bueno, buena parte de los cristianos modernos tampoco está preocupada por hacer ese esfuerzo. De acuerdo, no todo el mundo es llamado a la enseñanza o al estudio minucioso de las Escrituras, es verdad. Tampoco se supone que todos deban ser teólogos críticos. Pero dadas las advertencias por demás de claras del Señor Jesucristo sobre la magnitud del engaño de estos últimos tiempos, creo que todos deberían hacer el esfuerzo en poder discernir cuando una doctrina al menos se presenta consistente y cuando tiene un fundamento débil. Luego podremos profundizar en ella, pero un primer filtro nos ahorraría muchos engaños: cuando aceptamos por primera vez una doctrina mentirosa, un espíritu de error comienza a revolotearnos alrededor y teje su red, por lo que luego resulta más difícil escapar.

Cualquier doctrina para los cristianos debe estar fundamentada tanto en el Antiguo Testamento, como en los Evangelios y en las Epístolas, y estar en consonancia con el resto de las doctrinas fundamentales de las Escrituras (es decir, sin generar contradicciones internas). Por ello, no hay “doctrinas aisladas”, sino un cuerpo doctrinal armónico.

Poco fundamento, un par de versículos estirados hasta el cansancio, hábiles razonamientos humanos que parten de un pasaje, le agregan unas cuantas “revelaciones personales” y luego de un largo recorrido llegan a vaya uno a saber dónde, no pueden constituir doctrina. Dos o tres versículos de una sola sección de la Biblia, o de un solo escritor, o de un solo libro, tampoco son doctrina. La tradición, lo que se enseña oficialmente en la iglesia tampoco es doctrina por el sólo hecho de ser “viejo y aceptado”. Lo que muchos maestros y líderes creen y repiten tampoco es necesariamente verdad bíblica.

Una mención aparte merece la interpretación simbólica. De alguna manera, dentro de “lo simbólico” hemos metido históricamente todo aquello que no entendíamos o que no podíamos explicar bien, o que directamente iba en contra de una estructura doctrinal ya bien armada. Es muy fácil decir “este pasaje es simbólico” y zanjar una discusión. Pero, ¿por qué? Lo cierto es que no podemos tomar cualquier pasaje y “hacerlo” simbólico, o mejor dicho, aunque muchos pasajes de hecho tengan una interpretación simbólica, no podemos decir que esa sea la única ni la principal, es decir, que no haya una aplicación literal de lo que dicen. Esto pasa especialmente con las profecías del fin, las cuales vemos que ya se están empezando a cumplir, pero que todavía siguen siendo interpretadas simbólicamente por diversas corrientes teológicas. ¿Por qué? ¿Quién determina que ésa es la única interpretación posible? ¿Con qué autoridad?

Aún el simbolismo bíblico tiene sus principios interpretativos en la misma Biblia, por lo que si no podemos encontrarlos claramente allí, o en el contexto cultural cercano de los escritores, deberíamos ponerlo en duda.

¿Alimento fresco o comida enlatada (y adulterada)? El desastre alimenticio del mundo occidental no es más que un “simbolismo” natural de lo que le ocurrió espiritualmente a la iglesia: consumió “alimento envasado”, con saborizantes artificiales, colorantes artificiales, espesantes artificiales, conservantes artificiales, aditivos vitamínicos artificiales… y un “espíritu artificial” como fuente de inspiración. Alimento envasado en lindos envoltorios, con la foto de personajes famosos, y mucha publicidad mediática. Que nadie se asombre después de las enfermedades que aparezcan.


Danilo Sorti


173. ¿Qué están sosteniendo tus ofrendas y diezmos?

Jeremías 5:31 RVC
31 Los profetas anuncian mentiras, y los sacerdotes dirigen por su propia autoridad. ¡Pero mi pueblo así lo ha querido! ¿Y qué van a hacer cuando les llegue el fin?

La doctrina torcida en cuanto a las ofrendas se ha ocupado en cambiar muy bien el verdadero sentido y gozo de la ofrenda, que se ha convertido en el temor de no ofrendar. De manera directa o indirecta, más o menos sutil, o más o menos descarada, subyace la noción firmemente arraigada de que no diezmar ni ofrendar en la iglesia “de la cual uno se alimenta” (¿no es que nos alimentamos de la Palabra de Dios?) acarreará terribles maldiciones. A esto puede sumársele ofrendas especiales, pactos, primicias y otras tantas cosas.

Si bien es bíblico ofrendar, y hay bendición para el generoso y maldición para el avaro, la doctrina actual se ha transformado en una manipulación del espíritu de Mamón sobre los cristianos, siendo el temor la motivación principal en muchos, o el “cumplir con un deber”. Aquello que debe surgir de una relación personal entre Dios y el que ofrenda, de escuchar la voz en lo íntimo, es contaminado con otra voz, que llega a confundirse con la del Espíritu.

Esta voz es la, propiamente, Mamón y sus espíritus asociados, generando temor y culpa en vez de gozo y paz. Cuando el momento de la ofrenda genera intranquilidad en el corazón y estos sentimientos, por más que esté rodeado de música muy emotiva y de bellas promesas, NO ESTÁ OBRANDO el Espíritu Santo. Para los cristianos que han nacido espiritualmente y crecido en este tipo de entornos puede ser muy difícil diferenciar entre la genuina voz del Espíritu y la voz de los otros espíritus, o la voz de una conciencia manipulada durante años.

Estamos de acuerdo con que es correcto sostener obras y ministerios que funcionan conforme la voluntad de Dios, pero ¿y los que están evidentemente desviados? Aquí es donde el control de Mamón se evidencia con todo su poder, porque los cristianos que saben que están en ministerios desviados, o poco claros, siguen dando a veces sus diezmos y ofrendas allí, convenciéndose a sí mismos de que “los pastores darán cuentas”.

Y sí, es verdad que “darán cuentas”… ¡pero todos los que colaboraron con sus ministerios, los que los sostuvieron sabiendo de sus pecados también darán cuentas!

Hermanos, no debemos ser ignorantes. En ningún momento el Señor estableció una monarquía eclesiástica. La dinámica de la iglesia estaba muy lejos de tal cosa, incluso también lejos de lo que era el sistema sacerdotal del Antiguo Pacto (algo de esto desarrollo en: http://cristianoseiglesias.blogspot.com.ar/2015/02/el-diseno-de-la-iglesia-su-base.html).

Ahora bien, tal como dijo el Señor con profunda tristeza en el pasaje de Jeremías, las congregaciones muchas veces están conformes con eso. Pero algo parecido pasó en tiempos del Nuevo Testamento:

2 Corintios 11:19-20 RVC
19 Ustedes, aunque cuerdos, toleran de buena gana a los necios.
20 Toleran a quienes los esclavizan, a quienes los devoran, a quienes les quitan lo suyo, a quienes se sienten importantes, a quienes les dan de bofetadas.

Obviamente “tolerar” implica una buena dosis de engaño, pero no tanto como para no llegar a ser responsable por eso.

Hermanos, si tenemos conocimiento, si el Señor nos ha mostrado que hay pecado voluntario, que la congregación está liderada por lobos rapaces, entonces somos responsables. Algunos prefieren voluntariamente la ignorancia, negándose a escuchar los testimonios que el Señor les acerca o justificando lo que ven con sus propios ojos. También son responsables, no hay “sitio neutral”.

Muchos prefieren tolerar eso para no ponerse en situaciones de incomodidad: confrontación con los líderes o simplemente retirarse de las actividades de la iglesia o de la misma iglesia, apartarse de la comunión de determinados grupos. De nuevo, ¡eso no es más importante que la justicia del Señor!

Hermanos, quiero ser muy claro: esos ministerios manipuladores y pervertidos son sostenidos por el dinero de ovejas engañadas y “autoengañadas”, ¡y ellas son responsables! Si por un lado protestamos por las cosas que hacen mal, ¿cómo podemos ofrendar allí?

Apocalipsis 18:4 RVC
4 Oí entonces otra voz del cielo, que decía: «Ustedes, los de mi pueblo, salgan de esa ciudad para que no participen de sus pecados ni reciban parte de sus plagas;

En un sentido espiritual, “salir de Babilonia” es salir de un sistema religioso, y seguir ofrendando allí es ser partícipes de sus pecados.

Sé que a veces hay razones por las cuales el Señor nos manda a permanecer durante un tiempo en alguna congregación que está desviada de Sus propósitos, pero, como regla general, si no puedo confiar en que una congregación maneje adecuadamente el dinero, que es lo menos, ¿cómo puedo confiar en que maneje adecuadamente mi vida espiritual? Y si finalmente debo rebuscarme mi alimento espiritual por algún otro lado, ¿qué estoy haciendo ahí?

Seguramente hay líderes santos, normalmente poco conocidos y despreciados por las iglesias grandes, que merecen tener un sostén digno, pero su dinero es robado por Mamón y entregado a “sinagogas de Satanás”.

De mi experiencia he comprobado que prácticamente todos los pastores, aún aquellos que puedo considerar santos, protestarían de lo que escribo aquí, y es lógico… pero no necesariamente bíblico.

El hecho concreto es que si un liderazgo está desviado y yo aporto el dinero que el Señor me da en ese lugar, yo participo de sus malas obras y voy a tener parte de la “recompensa” de ellos. Podemos espiritualizar esto y agregar un montón de argumentos, pero siguen siendo sólo argumentos.

Otra regla práctica muy sencilla es que si no hay un manejo transparente del dinero, es decir, si los miembros no tienen un acceso claro e inmediato a las cuentas: ingreso, salarios, viáticos, ofrendas especiales, etc., yo tendría muchas dudas de poner un peso en ese lugar. Yo participo de un colegio profesional, y anualmente se rinde cuentas a todos los colegiados del manejo del dinero, las actividades que se hicieron, cuánto se ahorró, qué se piensa hacer, etc. La memoria anual se imprime y está a disposición de cualquiera de los profesionales colegiados. Esto, que es normal en cualquier organización social seria, ¿será anormal en la iglesia?

El manejo transparente de los fondos era común en las iglesias décadas atrás, pero luego se cambió en función de darle más poder y libertad de acción al pastor, también en base a razonamientos que en su momento fueron muy lógicos y “contextualizados” a la realidad que se estaba viviendo, y que personalmente me convencieron muy bien, pero con el tiempo demostraron su verdadera naturaleza. Hace poco tuve la oportunidad de ver en una iglesia como, al cambiar el pastor, hábilmente logró desmontar el sistema anterior en función de un manejo absoluto, de los ministerios y, por supuesto, del dinero, con rapidez y habilidad (satánica, obviamente); el Señor utilizó ese ejemplo para mostrarme el proceso que en otros lugares había tomado muchos más años.

¿Qué y a quién estoy sosteniendo con el dinero que el Señor me encargó administrar, es decir, lo que gano con mi trabajo? Soy responsable por eso. ¿Ofrendo por voluntad del Señor o estoy manipulado por los espíritus de religión y fundamentalmente, Mamón? ¿El gozo y la gratitud están en la base de mi ofrenda o el miedo y la avaricia? Hermanos, sé que este tema puede es problemático, pero necesitamos que el Señor nos dé discernimiento.



Danilo Sorti


172. La humildad en la oración: simplemente pedir

Mateo 7:7-11 RVC
7 »Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá.
8 Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre.
9 ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra?
10 ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente?
11 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan!

Este mensaje tenía algo de revolucionario para los primeros oyentes; ellos estaban tan acostumbrados al énfasis en las obras y en la ley, es decir, a conseguir “favores divinos” a través de su sacrificio, que la simple gracia resultaba inquietante. ¡No podía ser “tan simple” de hecho!

Y bueno, en realidad, este pasaje esconde una “pequeña trampa”, es verdad, ¡hace falta humildad para pedir! Deliberadamente Jesús muestra el ejemplo de un niño con su padre, un ejemplo de humildad y dependencia total. Claro, esto está bien cuando somos niños, pero cuando ya crecemos… ¿debemos acaso seguir teniendo esta actitud de niños?

Mateo 18:3-5 RVC
3 y dijo: «De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos.
4 Así que, cualquiera que se humilla como este niño es el mayor en el reino de los cielos;
5 y cualquiera que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí.

Pues sí, debemos seguir siendo humildes y abiertos como niños.

El orgullo espiritual se esconde muy sutilmente detrás del conocimiento: cuando aprendemos cómo debemos actuar en la vida, cuando el Señor nos instruye en la ley de la siembra y la cosecha (y no lo digo en el sentido económico únicamente, sino en todo), cuando nos enseñan cómo relacionarnos con los demás, como ser responsables en el trabajo, cómo administrar, como ahorrar e invertir sabiamente (conforme a los propósitos de Dios) y muchas otras cosas por el estilo, todas buenas y necesarias en sí mismas, todas ellas parte de nuestra madurez en Cristo, estamos cerca del sutil “orgullo espiritual”.

Este orgullo es simplemente que ya creemos que “sabemos cómo se hacen las cosas” y creemos que tenemos el control suficiente sobre ellas (sea por nuestra propia capacidad o sea porque el Señor mismo nos haya dado las herramientas) entonces nos “independizamos” de la oración, es decir, no nos preocupamos tanto por pedir lo “obvio”, aquello que “ya sabemos cómo se consigue”. Y generamos una fortaleza de: “esto tengo que conseguirlo yo”, y si no lo estoy obteniendo, nos cargamos de culpa: “esto no se resuelve con oración, porque el Señor ya me dijo lo que tengo que hacer y como no lo hago, no lo obtengo, por lo que la culpa es mía”, y así podemos seguir durante años.

Ahora bien, no es que la frase anterior sea absolutamente falsa porque también tiene mucho de verdad, lo que le falta, y que hace una diferencia importante, es recordar que finalmente todo será por gracia y todo dependerá del Señor, que no hay un momento en que “yo hago las cosas y yo las obtengo”, porque vivimos continuamente bajo la gracia, la única que nos provee todo lo que supuestamente “merecemos”.

Esta diferencia es la que indica el orgullo profundo, encubierto, como una raíz insidiosa, escurridiza, una especie de camaleón que cambia de colores y forma para no ser descubierta, esa pérfida raíz del orgullo que anida en nuestros corazones, el veneno inyectado de la víbora en el huerto; y que puede disfrazarse de gran espiritualidad.

Hermanos, no importa cuánto hayamos crecido en el conocimiento de Dios y en el caminar en justicia y santidad, ¡seguimos necesitando la gracia como en el primer día! ¡Seguimos necesitando pedir para recibir! ¡Seguimos necesitando volvernos, y mantenernos, como niños!

¡Señor, danos la gracia para descubrir esta sutil forma de orgullo! ¡Libranos de ella por tu poder!


Danilo Sorti


171. Él no apagará la vela que apenas alumbra… ¿y nosotros?

Isaías 42:1-8 DHH
1 “Aquí está mi siervo, a quien sostengo,
mi elegido, en quien me deleito.
He puesto en él mi espíritu
para que traiga la justicia a todas las naciones.
2 No gritará, no levantará la voz,
no hará oír su voz en las calles,
3 no acabará de romper la caña quebrada
ni apagará la mecha que arde débilmente.
Verdaderamente traerá la justicia.
4 No descansará ni su ánimo se quebrará,
hasta que establezca la justicia en la tierra.
Los países del mar estarán atentos a sus enseñanzas.
5 Dios, el Señor, que creó el cielo y lo extendió,
que formó la tierra y lo que crece en ella,
que da vida y aliento a los hombres que la habitan,
dice a su siervo:
6 “Yo, el Señor, te llamé
y te tomé por la mano,
para que seas instrumento de salvación;
yo te formé, pues quiero que seas
señal de mi alianza con el pueblo,
luz de las naciones.
7 Quiero que des vista a los ciegos
y saques a los presos de la cárcel,
del calabozo donde viven en la oscuridad.
8 Yo soy el Señor, ese es mi nombre,
y no permitiré que den mi gloria a ningún otro
ni que honren a los ídolos en vez de a mí.

Esta promesa mesiánica se repite en Mateo 12, y corresponde a la obra de Cristo. Comenzó a cumplirse cuando vino por primera vez, y fue transferida a sus mensajeros, la Iglesia, tal como lo entendió Pablo:

Hechos 13:47 DHH
47 Porque así nos mandó el Señor, diciendo:
“Te he puesto como luz de las naciones,
para que lleves mi salvación
hasta las partes más lejanas de la tierra.

Hay mucho para hablar aquí, pero el tenor general del mandato propiamente no es de juicio ni de destrucción, sino todo lo contrario, de misericordia, cuidado tierno, sanidad y liberación. Es importante recordarlo en los tiempos de juicio que estamos viviendo; aunque el castigo de Dios sobre la tierra es perfectamente real, y peor será más adelante, con todo, la puerta de misericordia sigue abierta, y la naturaleza de amor y cuidado del Siervo del Señor nos es dada también a Sus hijos.

“no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente” es una expresión de cuidado pastoral; esto se refiere al que “apenas se sostiene”, al que “apenas llega”.

Este puede ser el que a duras penas puede entender el evangelio o con mucha dificultad puede alejarse de la maraña de pecado y ataduras en las que vive, y necesita mucho cuidado y sostén para creer. ¡Qué fácil es espantarlo del Evangelio! Basta un mal testimonio, una palabra dura o, peor aún, una exhortación que puede ser totalmente verdadera pero dicha sin amor. Hermanos, ¡qué fácil es alejarlo del Camino del Señor!, y “casi” sin darnos cuenta.

Los cristianos podemos ser expertos en esto, a veces debido a nuestros pecados y malas intenciones del corazón; y otras veces debido a nuestra imprudencia e inexperiencia. Necesitamos que el Señor nos ayude a controlar la lengua (¡vaya novedad!)

Gálatas 5:22 DHH
22 En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,

La “amabilidad” tiene que ver con esto, no herir con las palabras, y no espantar a los que apenas se sostienen. Este es un problema tanto para los cristianos carnales como para los que procuran ser bíblicos: es frecuente que al enfocarnos en la Biblia seamos arrastrados hacia el dogmatismo, aunque no tiene por qué ser así.

Pero la “caña quebrada” y la “mecha que arde débilmente” también representa a los cristianos fieles que están apenas desarrollando sus llamados y ministerios; aquellos que apenas están empezando a alumbrar con la luz de Cristo, a sostener el peso de la obra. Y de nuevo ¡qué fácil es destruir sus ministerios! Normalmente los responsables aquí son los líderes y pastores. Una palabra, un gesto, o el desinterés manifiesto pueden apagar lo que hubiera sido una potente luz hacia las naciones.

Creo que muchos pastores están literalmente cubiertos por la sangre de decenas o cientos de ministerios que han asesinado apenas nacieron. A veces por inseguridad propia; no sea que le saquen protagonismo. Muchas veces por ignorancia e incapacidad: realmente no sabían cómo ubicar el funcionamiento de esos ministerios dentro de la iglesia, y aún pastores de iglesias grandes. Por estrechez doctrinal; cuando la visión o la teología de los hermanos no coincidía con la del pastor. Por descuido, simplemente muchas actividades (que Dios no encargó, claro) lo llevan a descuidar las necesidades de estos hermanos. Y a veces por motivos más egoístas: amor al dinero, al protagonismo, necesidad de ubicar a la familia y amigos en los puestos de ministerio, para devolver favores o para que no se descubran manejos turbios.

Sea como sea, por motivos groseros o por motivos mucho más inocentes, por intención o por descuido, ¡qué fácil que es para un pastor apagar una luz que apenas está empezando a brillar!

Hermanos, ese nunca fue el propósito del Señor. Claro que un pastor tiene la responsabilidad de apuntalar y tutorar la planta que está creciendo, para que lo haga recto, pero es muy diferente el concepto de tutorar al concepto de “apagar”, ¡y puede haber una diferencia pequeña!

Realmente debemos orar y bendecir mucho a aquellos líderes que procuran hacer este trabajo con mucho cuidado por las almas. Ellos son un tesoro para la Iglesia, y a veces pasan desapercibidos. Y también realmente debemos orar para que el Señor llame la atención o directamente quite de la Iglesia a los encargados de “apagar luces”.

Y de paso, ¡no sea que nosotros también seamos culpables! Lo mismo que decimos para los líderes se aplica a todos. La palabra de ánimo de un hermano, el consejo sabio, una oración, o simplemente prestar atención a lo que el Espíritu le está dando a un hermano puede ser más que suficiente y puede suplir lo que pastoralmente falte. ¡Señor, ayúdanos!



Danilo Sorti