domingo, 19 de noviembre de 2017

321. El Espíritu de Grecia contraataca

Daniel 10:20 RVC
20 Y me dijo: «¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque ahora tengo que volver a pelear contra el príncipe de Persia, y cuando termine de pelear con él, vendrá el príncipe de Grecia.

La cultura e instituciones griegas constituyen una de las piedras fundamentales del Nuevo Testamento. A medida que se “redescubren” las raíces hebreas de nuestra fe, se tiende también a olvidar sus “raíces” griegas. Lo cierto es que el Nuevo Testamento está escrito en griego, la iglesia está tomada de la “ekklesía” griega y buena parte de la historia neotestamentaria ocurre en el ambiente grecorromano. Si reconocemos que Dios es también Dios de la historia, debemos aceptar que de la misma forma que preparó a Israel para que sea el depositario de la Ley y el pueblo del Mesías, también preparó al Imperio Romano para que configurara un mundo antiguo en el cual el Evangelio pudiera correr libremente (cosa que no volvería a pasar hasta los orígenes de la Edad Moderna) y a Grecia para que proveyera el idioma y muchos de los conceptos que serían utilizados en la proclamación del Mensaje.

Pero, por supuesto, ni Roma ni Grecia lo pensaban así, de hecho eran naciones plagadas de idolatría, que Dios usó grandemente, es cierto, pero que estaban dominadas por sendos principados. Podríamos decir que en Roma se había establecido el Principado Babilónico, el “espíritu del imperio”, que nación allá con Babel, y que fue “saltando” de imperio en imperio, hasta llegar hoy a los Estados Unidos y, en un futuro próximo, de vuelta a Europa para su aniquilación definitiva. Pero Grecia tenía lo suyo, precisamente el Espíritu Griego, aquel contra quien el Ángel que habla con Daniel tenía que combatir en breve. Si seguimos leyendo vemos que este Espíritu significaba una dominación militar, pero más que eso, también fuertemente espiritual.

Pero no hace falta sacar demasiadas conclusiones de este pasaje, porque cuando vamos al Nuevo Testamento, y cuando también leemos la historia clásica, podemos ver sobradamente todo lo que traía consigo el Espíritu de Grecia. Fue vencido en ese momento, fue una herramienta (involuntaria) en las manos del Señor en tiempos neotestamentarios, proveyó una base necesaria para el temprano desarrollo de la Iglesia (después podremos criticar muchas cosas, pero creo que los principios filosóficos griegos fueron útiles en la joven Iglesia), pero también permaneció agazapado, y rápidamente se infiltró en la naciente Iglesia Católica, contaminando con su filosofía, dualismo, idolatría e inmoralidad al cristianismo, contaminación que los protestantes y evangélicos aún no hemos podido limpiar del todo.

El Espíritu Griego fue vencido una vez en Israel, fue vencido otra vez por la naciente Iglesia, y por eso se infiltró para conquistar al Pueblo de Dios “desde adentro”. De allí pudo saltar fácilmente a la sociedad en la Edad Moderna y contaminar, ahora ya “libre” de la atadura eclesiástica, a toda la sociedad europea y de allí, a todo el mundo.

El humanismo contra el que luchamos hoy, que no es algo tan definido ni tan fácil de identificar como, por ejemplo, un fundamentalista musulmán o hindú, que es muy sutil e insidioso, y profundamente infiltrado en diversas ramas del cristianismo (particularmente en los adherentes a la teología liberal), NO ES una filosofía humana (por más que la utilice), NO ES pensamiento científico (por más que se disfrace de él), NO ES racionalidad (por más que use aparentes razonamientos), ES un sistema religioso dominado por espíritus inmundos, precisamente los espíritus griegos, que se han aggiornado y ocultado detrás de estructuras mentales, sistemas y pensamientos humanos de tal forma que exitosamente camuflaron su verdadera identidad espiritual para que no descubramos el verdadero origen de los pensamientos y postulados que florecen y se afianzan en la sociedad moderna.

No quiero decir que los “dioses” griegos sean los únicos espíritus malignos de alto rango operando en la sociedad moderna, pero creo que sí están entre los principales y más difundidos. Entonces, cualquier manual de mitología griega nos da buena parte del ABC de la guerra espiritual que deberíamos hacer hoy, no contra las filosofías y las personas que las sustentan, sino contra los espíritus que las inspiran. Los primeros cristianos no necesitaban que se les hablara demasiado del tema porque era por demás de conocido para ellos.

De paso digamos que Platón, uno de los principales filósofos del cual abrevó el resto, y muchos de los filósofos antiguos que construyeron en conjunto la base de la filosofía moderna, que es a su vez la base de la ciencia, adoraron a esos dioses.

Antes de quedarnos perplejos ante el avance del “humanismo” sin saber cómo combatir, entendamos que hay demonios con nombre y apellido detrás de todo eso. Sabemos que el mundo se encamina hacia los juicios y que la gente finalmente prefiere la voz de esos espíritus a la voz de Dios, pero mientras estamos en la Tierra, luz somos y debemos seguir combatiendo con las armas espirituales para que al menos algunos sean rescatados. El Espíritu de Grecia va a tener su “victoria” en el mundo durante un breve tiempo cuando la Iglesia sea quitada, pero antes de eso deberá ser definitivamente expulsado de la Iglesia fiel. ¡Señor, danos discernimiento!


Danilo Sorti


320. “¡Eso nunca pasó antes, y por ello, no va a pasar ahora!”… ¿o sí pasó?

Apocalipsis 20:7-9 RVC
7 Al cabo de los mil años, Satanás fue puesto en libertad de su prisión,
8 y salió a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, y a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla. ¡Su número era incontable, como la arena del mar!
9 Y subieron por todo lo ancho de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero del cielo cayó fuego y los consumió.


El escenario de este suceso es realmente extraño para nosotros. Han pasado mil años ya de los terribles juicios de la tribulación, esos horrores indescriptibles quedaron en el pasado, quizás en la memoria de los que todavía sobrevivan de ese tiempo, o a lo mejor solo en los libros de textos y en el relato de los santos resucitados que estén sobre la tierra. Como sea, fue hace mucho tiempo.

Milagrosamente, de esa destrucción casi total de la vida sobre la Tierra el Señor, que a partir de ese momento se hizo materialmente presente, restauró todo a un nivel que nunca había existido antes. En medio de tanta bendición, tranquilidad y prosperidad, el ser humano comienza a pecar de nuevo; hasta donde yo entiendo no absolutamente toda la humanidad pero sí buena parte de ella. ¿Cómo es posible que, en medio de tantas evidencias del amor divino, con el mismo Señor presente en el mundo, con los santos glorificados interviniendo en la Tierra, testigos de los milenios de pecado y maldición sobre el planeta, la gente vuelva a pecar? No tengo muchas respuestas a eso, espero poder continuar el artículo de aquí a unos cientos de años, durante el milenio, y decir por qué, pero lo cierto es que eso ocurrirá, a tal grado que Satanás podrá ser suelto de su prisión, precisamente por el pecado de la gente, no habría otra forma sino.

Engaña al mundo pecador, supongo que con la misma estrategia que ha venido usando desde el Edén, en el que Adán y Eva vivían en condiciones similares a las que vivirá el mundo durante el Milenio, y los reúne para combatir contra los “abusivos” y “autoritarios” seres brillantes, que dicen ser santos de la antigüedad, pero que le impiden a la humanidad expresarse libremente y gozar realmente de la vida… el mismo discurso de siempre. Inyectada nuevamente con el veneno mortal del odio, esta turba enfurecida se dirige al campamento santo, rememorando la batalla de Armagedón.

Sin embargo, hay algo en el horizonte que les causa un poco de temor, ¿esto no estaba ya escrito? ¿No era que iba a caer fuego del cielo y consumiría a todos? Sin embargo el Adversario ya pensó en una adecuada respuesta a esa inquietud: “¡Eso nunca pasó! ¡No hay registro de que algo así haya pasado! Además, en este mundo de tranquilidad y seguridad en que vivimos, eso no puede pasar…”

Que caiga fuego del cielo y acabe con millones de personas será, al final del Milenio, algo por demás de extraño, no habrá memoria de que tal cosa haya pasado. Durante mil años el mundo vivió en una tranquilidad y protección sobrenaturales, aún cuando el hombre comenzó a pecar nuevamente, el mundo seguía siendo bendecido, o al menos, la bendición seguía estando al alcance de las personas que buscaran a Dios. El amor divino se puede respirar en el aire, ¿cómo podría caer fuego del cielo…?

Pero volvamos a nuestro tiempo, nadie se asombraría demasiado si tal cosa ocurriera. Sabemos por las profecías que de hecho ocurrirá no solo durante la tribulación, sino también en los juicios previos. En el contexto de juicio en el que estamos viviendo, ese texto no tiene nada de extraño, pero en el contexto en el que estarán viviendo las personas dentro de mil años, sí resultará extraño, y por lo tanto, será muy fácil para el Adversario negarlo.

Ahora bien, ¿no es verdad que nos pasa lo mismo con otras tantas cosas? ¿No es verdad que hoy mismo estamos diciendo que tal o cual cosa que vienen anunciando los profetas “no puede pasar”, porque “nunca pasó antes”? Hermanos, esto es una falacia del razonamiento, decir que algo no va a pasar porque antes “no pasó” no es lógico y no es necesariamente verdadero. Hay cosas que nunca pasaron y que nunca pasarán, pero hay cosas que nunca pasaron y que sí pasarán. El hecho de que algo vaya a ocurrir o no depende de que Dios así lo disponga y no de si pasó alguna vez.

Dicho esto, en realidad debemos reconocer que eso que va a ocurrir al finalizar el Milenio SÍ PASÓ, y más de una vez, solo que en un ámbito más reducido, pero lo suficiente como para que haya un testimonio de que Dios lo hizo:

Génesis 19:24-25 RVC
24 Entonces el Señor hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra,
25 y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, junto con todos los habitantes de aquellas ciudades y los productos de la tierra.

2 Reyes 1:9-12 RVC
9 Enseguida el rey mandó a un capitán con cincuenta soldados a buscar a Elías, que estaba sentado en la cumbre del monte. El capitán subió a verlo, y le dijo: «Varón de Dios, el rey te pide que bajes.»
10 Pero Elías le respondió al capitán: «Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.» Al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.
11 Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta soldados, y éste le dijo lo mismo: «Varón de Dios, el rey te pide que bajes pronto.»
12 Y Elías respondió: «Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.» Y al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.

Cuando decimos “eso nunca pasó antes” en realidad estamos demostrando nuestra propia ignorancia. Ahora bien, no sabemos todo, y no podemos saber si tal cosa ocurrió o no, o puede ocurrir o no; por ello, mientras buscamos al Señor, debemos evitar ese error de razonamiento y mantenernos abiertos a la voz del Espíritu. A veces tenemos que buscar bastante atrás, en el pasado, para encontrar las respuestas que necesitamos hoy. Los rebeldes del Milenio no serán capaces de hacerlo, aunque tendrán todo a su disposición; voluntariamente ignorarán lo que, para ese entonces, habrá sido escrito hace tres mil años. Pero no somos mucho menos rebeldes los hombres de hoy, así que seamos un poco más humildes y entendamos las palabras.


Danilo Sorti


319. El amor enfriado

Mateo 24:11-13 RVC
11 Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará.
13 Pero el que resista hasta el fin, será salvo.

Engaño, falsos profetas, maldad y amor enfriado, además de los juicios del Padre cayendo sobre una humanidad en extremo pecadora… ¡vaya “combo” de los últimos tiempos! Hemos hablado sobre el engaño, sobre los falsos profetas, sobre el pecado y la maldad extrema de los últimos tiempos, sobre el espíritu de antinaturalidad que inunda toda la humanidad, de lo cual la exaltación de la sodomía es nada más que “la frutilla del postre”. Pero nos cuesta más hablar del amor… precisamente porque NUESTRO PROPIO AMOR se ha enfriado.

¿Cómo podemos de amor si nosotros nos hemos cerrado a él? ¿Cómo podemos discernir donde hay amor y donde no si nosotros mismos estamos fríos? Hay algunas características del fin de los tiempos que son relativamente fáciles de identificar y resistir, lo cual no significa que nos resulte fácil vencer, es más, ¡para nada fácil! Pero sabemos de qué se trata, están ahí, tienen “nombre y apellido”, y podemos realizar determinadas acciones para resistir o combatir, o por lo menos para no ser engañados.

Pero eso es un nivel más bien “básico”, en extremo necesario, por supuesto, pero no es todo. De nuevo, vale hacer un paréntesis aquí y decir que sigue siendo urgente que muchos de nuestros hermanos sean alertados sobre esto porque están siendo engañados y se aproximan desprevenidos hacia el desenlace de estos últimos tiempos. Por ejemplo, cuando comento acerca de los eventos antes del arrebatamiento, la caída del meteorito, terremoto, tsunami, hambre, pestes, etc., normalmente recibo una mirada mezcla de ignorancia e incredulidad, a pesar de que el Señor está hablando a través de muchísimos profetas sobre eso.

Pero avancemos un poco más, aquellos que ya están advertidos, que tienen sus oídos abiertos a la voz de los profetas y sus ojos esclarecidos frente a la Palabra, ¿qué más hay? Algo más, MUCHO MÁS; el amor.

Pero como el amor es un fruto del Espíritu, porque no es nuestro, solamente podemos responder con amor cuando aceptamos el testimonio del amor de Dios que el Espíritu pone en nosotros, es muy “fácil” de perder, con tantas voces gritando tan fuerte, la voz silenciosa del Espíritu en nuestros corazones se nos pasa desapercibida.

Los cristianos fieles se han enfriado en el amor por varias causas, pero quizás la más importante hayan sido las heridas recibidas dentro de la iglesia. Satanás ha venido desarrollando un plan desde hace décadas para introducir a sus agentes y sus doctrinas satánicas, de tal forma que el “ambiente interno” se vuelva tan “maloliente” y dañino, especialmente contra los cristianos fieles, que estos terminan por huir espantados y heridos. Pueden ser sanados, pueden llegar a entender qué pasó, por qué tantos ataques de “adentro” (aunque en realidad esos que los atacaron solo aparentaban estar “adentro”), pero el amor es mucho más difícil de sanar.

Los cristianos que fueron heridos y luego restaurados ya no van a ser engañados fácilmente, saben discernir la voz de los profetas, no serán arrastrados por las corrientes de error teológico de este tiempo, no se van a dejar seducir por los predicadores de la prosperidad ni por ningún “bonito espectáculo religioso”, se han vuelto hábiles en discernir a los falsos hermanos y a los falsos discursos… ¡llegar a eso ha sido un camino muy largo y difícil, y muchos quedaron tirados en la orilla! ¡Y encima el Fulano que escribe este artículo dice que todavía no llegamos! Complicado el tema…

Pero lo cierto es que el amor es EL principal fruto del Espíritu, y no hay tiempo o edad en la iglesia en que ese fruto no deba estar, o que nos sea “quitada” la responsabilidad de tenerlo. Pero debemos ser sinceros y a la vez recibir la misericordia divina: no hemos llegado aún, y es posible que hayamos recorrido un camino muy difícil y largo, y eso de por sí merece ya una recompensa delante del Padre (que también es por gracia, ¿qué merecemos realmente?); el Señor no ha olvidado ninguna de las lágrimas, ninguna de las traiciones, ninguna de las noches de dolor en soledad. Él nunca se olvida de nuestras aflicciones, cuando permite que pasemos a través de ellas es para producir algo más valioso dentro de nosotros y otorgarnos una mayor recompensa en Su presencia, que es nuestra verdadera vida. El camino que hemos recorrido será contado por la eternidad, como uno de los tantos testimonios de la fidelidad del Señor, nos regocijaremos con los hermanos de todos los tiempos, seguramente muchos de ellos se asombrarán de la perversidad de la época que nos tocó vivir; esto ya está escrito y no será olvidado.

¡¡Pero aún estamos aquí!! Y no hemos llegado todavía, y probablemente lo que nos falte (quizás no a todos, pero sí a unos cuantos de nosotros…) sea el amor, porque precisamente es lo que más ha sido atacado, y de una manera tan sutil y poderosa que ni siquiera sabemos que se nos “escapó”. Dado que el amor es el centro de la vida cristiana, es el principal objetivo de Satanás, por lo que su poder de engaño se concentra ahí, pero resulta que cuando hemos podido discernir exitosamente muchos de los engaños de este tiempo, y podemos “mostrar” las cicatrices de las heridas de guerra (que son las verdaderas medallas de todo guerrero), llegamos a pensar que “ya sabemos” como son las cosas, y nos quedamos a unos pocos pasos de la meta. No hermanos, aún nos falta, y si nos hemos enfriado en el amor, nos falta bastante.

Para escribir este artículo el Señor me inquietó particularmente; porque Él está levantando muchas voces proféticas, pero no de cualquier profeta, sino de los Jonases, de los Jeremías, de los Elías, de los Juanes Bautistas… No es fácil mantener el amor con esos ministerios…

Habría mucho para decir sobre el amor, no lo voy a hacer aquí para no extender demasiado el artículo. Asumo que aquel que puede recibir lo que aquí está escrito también puede escuchar la voz del Señor ministrándole al respecto. Solamente concluyamos con esto: si hemos atravesado todo el camino y hemos podido, por la gracia del Señor, vencer hasta ahora, sigamos lo que nos falta y recuperemos el amor, precisamente hacia aquellos que nos han rechazado y dañado, hacia el mundo sumergido en extremo en pecado, tal como el Señor mismo los ama. Amor y justicia, sí, no perdamos de vista los justos juicios del Señor, pero también amor.


Danilo Sorti


318. Un Dios de límites

Génesis 1:1-10 RVC
1 Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.
2 La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
3 Y dijo Dios: «¡Que haya luz!» Y hubo luz.
4 Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas;
5 a la luz, Dios la llamó «Día», y a las tinieblas las llamó «Noche». Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día primero.
6 Luego dijo Dios: «¡Que haya algo firme en medio de las aguas, para que separe unas aguas de otras aguas!»
7 Y Dios hizo una bóveda, y parte de las aguas quedaron arriba de la bóveda, y parte de las aguas quedaron abajo. Y así fue.
8 Dios llamó «cielos» a la bóveda. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día segundo.
9 También dijo Dios: «¡Que se junten en un solo lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que se descubra lo seco!» Y así fue.
10 A lo seco, Dios lo llamó «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares». Y vio Dios que era bueno.

El “segundo” acto creativo de Dios, luego de formar la sustancia, es separar y poner límites. Recién después empieza a poblar esos ámbitos que había formado. Por supuesto que en el proceso creativo esto no necesariamente es tan secuencial, pero el Texto Sagrado nos está mostrando la importancia de los límites.

“Límite” es un concepto tan amplio que debería ser definido en cada ámbito del que se trate, pero podemos entenderlo en un sentido bien general si lo ubicamos dentro del concepto de sistema. Probablemente la mayoría de los lectores haya estudiado en algún momento algo sobre sistemas, y también probablemente lo haya pasado por alto tan pronto como lo rindió y aprobó. Es claro, resulta demasiado abstracto y difícil de vincular con la realidad, además, propiamente dicho no se trata de una teoría científica, aunque se usa muchísimo allí, sino más bien filosófica. La Teoría General de Sistemas, que si bien tiene raíces muy viejas, fue formalmente planteada en 1950 por el biólogo austríaco Ludwig von Bertalanffy.

Ajá, qué interesante… ¿y qué tiene que ver esto con la Palabra de Dios? Pues que no hay conocimiento cierto sobre la creación que NO TENGA QUE VER con Dios. ¿Obvio, no?

Hace un tiempo el Espíritu me hizo ver que todo lo que se estudia en Teoría de Sistemas en realidad, lo más que se pueda profundizar en esta Tierra sobre ello, no es más que “arañar” la capa más externa de la sabiduría de Dios, pero aún así, contiene principios de cómo Dios hace las cosas. Con esto no quiero decir que pueda reemplazar la Palabra de Dios ni tener más autoridad que ella, pero sí que, convenientemente iluminada POR la Palabra de Dios, nos puede brindar muchas comprensiones muy útiles. Y una de ellas es la relacionada con los límites.

En Teoría de Sistemas se plantea que no puede existir sistema sin límites, es decir, cualquier “cosa”, sea material o inmaterial, necesita límites, sino no existe, no es un “sistema”, concepto que se utiliza para abarcar todo. Pero resulta que en nuestro lenguaje, y diría que en la mayoría de los lenguajes del mundo, la palabra límite INMEDIATAMENTE nos trae la idea de “freno al desarrollo”, algo impuesto que nos impide avanzar, imposibilidad de alcanzar la satisfacción de las necesidades, frustración y enojo… Tan poderosa es esta connotación que es prácticamente imposible mencionar la palabra sin que al instante surja esta idea. Realmente, debemos “felicitar” a Satanás en esto, ¡ha tenido un tremendo éxito corrompiendo el lenguaje de los pueblos!

Pero la realidad es que, cuando por primera vez aparece el concepto de límite en la Biblia, lo hace en un sentido profundamente creativo; el “límite” es el contorno de la creación, es lo que dibuja el escenario, sin el cual no podría haber actores. La naturaleza misma nos enseña que NADA hay sin límites, y que cuando los límites de algo se rompen, ese algo corre serio peligro de desaparecer. Bueno, cuando los límites de un ser humano son rotos decimos que ha sufrido una herida (física o psicológica), y si esa rotura es lo suficientemente extensa, la vida (física o psicológica) de tal persona queda seriamente comprometida.

Me gusta usar la analogía de una hoja de papel de dibujo para explicar la importancia de los límites. Está claro que no podremos dibujar MÁS ALLÁ de la hoja que estemos usando, pero también está claro que SIN UNA HOJA no habrá dibujo en absoluto. La hoja puede limitar el tamaño de nuestro dibujo, pero en la práctica sería imposible que dibujáramos en una hoja ilimitada: no tendríamos ni el tiempo, ni las fuerzas, ni los materiales, ni la creatividad suficiente como para hacerlo. Algunos podrán hacer dibujos muy grandes, otros no, pero todos tienen algún límite. Los límites de esa hoja le imponen un “hasta aquí” a nuestro dibujo, pero también un “aquí sí”. No podría haber ningún dibujo sin hoja, pero toda hoja tiene límites.

Si hay límite es porque hay un “lienzo para dibujar”, es decir, porque hay algo para hacer, un ámbito para desarrollarse, un espacio que ocupar y aprovechar, una medida de responsabilidad.

Pero si hay límite es porque también hay peligro, existe tanto un espacio seguro como uno inseguro. Otro tema será el por qué ese espacio inseguro lo es, cuál es el peligro que contiene, por qué no deberíamos llegar o, a veces, por qué no deberíamos llegar todavía allí.

Continuamente vemos a Dios poniendo límites en Su Palabra, y continuamente vemos al hombre transgrediéndolos… para ver, también continuamente, las justas consecuencias de esas transgresiones. Desde la inyección de veneno de la serpiente, en el Edén, se nos ha puesto en la cabeza que el placer y la autorrealización consisten en transgredir límites, tanto es así que se ha constituido en parte indisoluble de nuestra cultura moderna. “Sin límites” es el grito de guerra de la sociedad, ¿pero guerra contra qué o quién? Claro, no lo dicen explícitamente, pero es contra Aquel que ha fijado los límites en un primer momento.

El mismo Dios que nos puso límites y le dio a Adán un espacio limitado para cuidar (el Huerto) es el que también nos dijo que nos multiplicáramos y llenáramos la Tierra, lo cual parece una contradicción. Por un lado tenemos de parte del Señor un deseo innato de expandirnos, conocer, “romper límites”, y por otro, ese mismo Dios nos ha puesto determinados límites. Esa aparente contradicción es el “terreno fértil” del Adversario, que aprovecha deseos internos para sus propósitos.

La aparente contradicción se aclara cuando entendemos qué es cada cosa; cuáles son los “límites” que están comprendidos dentro del mandato de “multiplicarnos y expandirnos”, y cuáles son los límites comprendidos dentro de los mandatos morales, que no debemos quebrar. Pensemos en la analogía de un vehículo todoterreno; como cualquier vehículo, tiene “límites” de funcionamiento y requerimientos técnicos que hay que cuidar si no queremos que se rompa; esos límites no hay que transgredirlos. Pero, cuidando adecuadamente de él, podremos recorrer todas las rutas que queramos, ¡ahí no hay límites!

Tenemos que diferenciar claramente los límites que Dios pone de los límites que el Adversario pone, pero sin olvidar que este último SIEMPRE está sujeto al Primero. Dios permite que Satanás nos ponga límites para que los venzamos en Su nombre, y así crezcamos en la fe y el amor. Sin embargo, el engaño consiste en hacernos creer que determinados límites son satánicos y deben ser vencidos cuando en realidad son de Dios. Por ejemplo, el Señor nos puso un límite para el trabajo, que era el sábado judío. No tenemos exactamente eso en el Nuevo Testamento, pero no podemos tampoco desoír ese principio sin sufrir las consecuencias.

Que el Señor nos permita realmente darle a la palabra “límites” el verdadero sentido que tiene, y discernir claramente cuáles son puestos por el Señor y cuáles no.



Danilo Sorti


317. Errores de razonamiento entre los cristianos: relación causa – efecto aparente

Mateo 12:24 RVC
24 Los fariseos, al oírlo, decían: «Éste expulsa los demonios por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios.»

Una de las palabras más “difíciles de digerir” que decía Jesús era lo referido a los fariseos, porque ellos eran apreciados en la sociedad, tanto que Jesús pudo decir de ellos:

Mateo 23:1-3 RVC
1 Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos:
2 «Los escribas y los fariseos se apoyan en la cátedra de Moisés.
3 Así que ustedes deben obedecer y hacer todo lo que ellos les digan, pero no sigan su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra.

Claro que esto es una ironía, pero eso no quita el Señor esté reconociendo el hecho de que fariseos y escribas estudiaban y conocían (al menos intelectualmente) la ley de Moisés. No debemos olvidar que el apóstol Pablo, aquel de quién más se habla en el Nuevo Testamento después de Jesús, era fariseo. Además, habían cumplido un rol importante en mantener la espiritualidad de la nación cuando el sacerdocio se corrompía de mano del poder político. Si no tuvieran “buenos antecedentes” y por lo menos una apariencia creíble de piedad, no tendría sentido que el Señor hablara tan vehementemente sobre su hipocresía.

El hecho es que algo que dijeran los fariseos era tenido en cuenta, con muchas probabilidades de ser verdad, si es que no aceptado como tal. El conocimiento de las Escrituras y de las tradiciones les daba un buen trasfondo para razonar con fundamentos. Sin embargo, en este versículo, aquellos que estaban “muy bien” entrenados para analizar en base a los principios bíblicos profieren una conclusión que, si bien les servía para “salir del paso” y confrontar a Jesús, contenía un error doblemente terrible.

Terrible primero porque era un absurdo en sí misma:

Mateo 12:25-30 RVC
25 Pero Jesús, que sabía lo que ellos pensaban, les dijo: «Todo reino dividido internamente acaba en la ruina. No hay casa o ciudad que permanezca, si internamente está dividida.
26 Así que, si Satanás expulsa a Satanás, se estará dividiendo a sí mismo; y así, ¿cómo podrá permanecer su reino?
27 Si yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿por el poder de quién los expulsan los hijos de ustedes? Por lo tanto, ellos serán los jueces de ustedes.
28 Pero si yo expulso a los demonios por el poder del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes.
29 Porque ¿cómo va a entrar alguien en la casa de un hombre fuerte, y cómo va a saquear sus bienes, si antes no lo ata? Sólo así podrá saquear su casa.
30 El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Terrible segundo porque  estaba ofendiendo al Bendito Espíritu, el Único que nos puede llevar al arrepentimiento; rechazándolo a Él, ¿qué más nos queda? Solo la expectativa segura del infierno.

Mateo 12:31-30 RVC
31 Por tanto, les digo: A ustedes se les perdonará todo pecado y blasfemia, excepto la blasfemia contra el Espíritu.
32 Cualquiera que hable mal del Hijo del Hombre, será perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo no será perdonado, ni en este tiempo ni en el venidero.
33 Si el árbol es bueno, también su fruto es bueno; pero si el árbol es malo, también su fruto es malo. Al árbol se le conoce por sus frutos.
34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo pueden decir cosas buenas, si son malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
35 El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón; el hombre malo saca cosas malas de su mal tesoro.
36 Pero yo les digo que, en el día del juicio, cada uno de ustedes dará cuenta de cada palabra ociosa que haya pronunciado.
37 Porque por tus palabras serás reivindicado, y por tus palabras serás condenado.»

Aunque ellos no estuvieran del todo seguros de que el Espíritu Santo guiara a Jesús, el primer razonamiento debía haber bastado como para que tuvieran un poco de prudencia. Años después, otro fariseo, que tampoco estaba convencido de que ese nuevo movimiento realmente fuera de Dios, razonó en base a la prudencia:

Hechos 5:34-39 RVC
34 Entonces Gamaliel, un fariseo que era doctor de la ley y a quien todo el pueblo respetaba, se levantó ante el concilio y ordenó que sacaran por un momento a los apóstoles;
35 luego dijo: «Varones israelitas, piensen bien en lo que van a hacer con estos hombres.
36 Hace ya algún tiempo, se levantó Teudas, quien se jactaba de ser alguien, y logró que se le uniera un grupo como de cuatrocientos hombres; pero lo mataron, y todos los que lo seguían fueron dispersados y exterminados.
37 Después, cuando se hizo el censo, se levantó Judas el galileo y logró que muchos del pueblo lo siguieran. Pero también lo mataron, y todos los que lo seguían fueron dispersados.
38 Por eso les digo ahora: Olvídense de estos hombres. Déjenlos. Porque si esto que hacen es de carácter humano, se desvanecerá;
39 pero si es de Dios, no lo podrán destruir. ¡No vaya a ser que ustedes se encuentren luchando contra Dios!» Todos estuvieron de acuerdo con él,

No sabemos si Gamaliel creyó, pero al menos usó un juicio prudente.

Ahora bien, los razonamientos apresurados y erróneos, muchas veces en medio de contextos “verdaderos”, no son patrimonio exclusivo de nuestro tiempo ni mucho menos, pero creo que hoy los vemos surgir en todo su “esplendor”, aunque generalmente no en contextos aceptablemente “verdaderos”.

Las campañas políticas, que tanto espacio social ocupan y seguirán ocupando a medida que más inestable se vuelva el mundo, con su creciente habilidad para captar y mantener el interés de la gente, no solo logran conseguir algunos votos para sí, sino que también inyectan un terrible veneno. Muchos cristianos se están “chupando” esa ponzoña sin darse cuenta al participar en esas discursos y “relatos”, como se ha puesto de moda decir en mi país. Una de las formas de pseudorazonamiento que infectan de principio a fin muchos de esos discursos es algo parecido a lo que leímos más arriba: una relación simplista causa – efecto pero sin analizar las consecuencias más profundas del razonamiento expuesto.

El razonamiento parecía fuerte a primera vista: Beelzebú es “poderoso”, por lo tanto puede darle poder a ese tal charlatán para haga señales. En el fondo, hay verdad aquí, porque Satanás y sus demonios tienen una cuota de poder y pueden realizar ciertas señales, incluso aparentes liberaciones demoníacas; pero NO en el contexto en que su reino sea realmente desafiado.

Hoy día, y siempre, hay y hubo este tipo de razonamientos “rápidos” y simplistas, que pueden venir de la mano de gente “muy preparada”, sermones muy “bíblicos” o “poderosos”, libros muy profundos y razonados, en fin, lo que sea. A veces con mala intención, a veces sólo por el pecado que habita en nosotros.

El verdadero razonamiento INEVITABLEMENTE nos lleva a Dios y a Su verdad en las Escrituras, el problema es que estamos plagados de falsos razonamientos, que parecen verdaderos. Muchos siguen en la lucha “razón vs. fe", sin saber que ese planteo es en sí mismo un razonamiento falso: la verdadera razón inevitablemente nos lleva a la fe, el asunto es que prácticamente todo lo que conocemos como “razón”, y mucho del razonamiento teológico evangélico, en realidad está impregnado de la diosa razón, Atenea, que inspira profusos y complejos pseudorazonamientos, que contrastan con el razonamiento puro y poderoso de la sabiduría divina.

Podemos conocer bastante de la verdad pero mantener estructuras de razonamiento erróneas, estoy viendo en este tiempo como esos cristianos pueden caer presa fácilmente de fanatismos e ideologías políticas, además de gruesos errores doctrinales, que los están arrastrando fuera del Evangelio. Eso es parte del engaño de los últimos tiempos y debemos estar alertas, necesitamos no solamente conocer la verdad, sino también que el Espíritu purifique nuestra forma de entender.


Danilo Sorti


316. El Reino de Dios antes que la familia

Lucas 14:26 RV1960
26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Este pasaje ha sido controvertido porque hay una aparente contradicción, ¿cómo un Dios de amor nos pide literalmente “odiar” nada menos que a nuestra familia? Esa contradicción se aclara analizando el uso adecuado de la palabra que en la Versión Reina Valera 60 se traduce por “aborrecer”, pero que tiene un significado más amplio como “amar menos”, y que, por otro lado, debe contextualizarse en la forma de hablar propia de aquel contexto. Así, otras versiones lo traducen como:

Lucas 14:26 DHH
26 alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo.

Lucas 14:26 RVC
26 «Si alguno viene a mí, y no renuncia a su padre y a su madre, ni a su mujer y sus hijos, ni a sus hermanos y hermanas, y ni siquiera a su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Y podemos considerar el pasaje paralelo:

Mateo 10:37-39 RVC
37 El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que ama a su hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.
38 El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

Que adquiere otra dimensión cuando vemos un poco más del contexto en el que fue dicho:

Mateo 10:35-36 RVC
35 He venido para poner al hijo contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
36 Los enemigos del hombre serán los de su casa.

La enseñanza es bien simple: el Señor está por encima de mi familia, ¡porque también está por encima de mi propia vida! En realidad, tomar sólo la frase en la que se nos manda a amarlo más que a nuestra familia sin considerar lo que sigue inmediatamente es un error; el Señor no nos está diciendo que debamos vivir vidas cuasi egoístas pensando en nosotros mismos sólo en función de nuestro ministerio o nuestro servicio a la obra, sino que Él debe ser el primero ANTES que nuestros propios proyectos, desarrollo personal, deseos, familia, amigos, trabajo y lo que sea.

De ahí sacamos algunas conclusiones interesantes.

En lo más básico, poner primero al Señor puede tener implicaciones dramáticas, como por ejemplo:

Éxodo 32:25-29 RVC
25 Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque, para vergüenza de ellos ante sus enemigos, Aarón se lo había permitido,
26 se puso a la entrada del campamento y dijo: «¿Quién está de parte del Señor? ¡Únase a mí!» Y todos los hijos de Leví se le unieron.
27 Entonces él les dijo: «Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: “Fájese cada uno de ustedes la espada al cinto, y vaya de puerta en puerta por el campamento, y mate cada uno a su hermano, a su amigo, o a su pariente.”»
28 Y los hijos de Leví hicieron lo que Moisés les ordenó, y ese día cayeron a filo de espada como tres mil hombres del pueblo.
29 Entonces Moisés dijo: «Hoy ustedes se han consagrado al Señor. Hoy el Señor les ha dado su bendición, pues cada uno de ustedes se ha consagrado en su hijo y en su hermano.»

Deuteronomio 33:8-11 DHH
8 Acerca de Leví dijo:
“Tuyos son, Señor, el Tumim y el Urim;
tuyos y del hombre que te es fiel,
del que pusiste a prueba en Masá,
con quien reñiste en las aguas de Meribá,
9 el que dijo a sus padres: ‘Jamás los he visto’,
y a sus hermanos: ‘Los desconozco’,
y a sus hijos: ‘No sé quiénes son.’
Ellos cumplen tus palabras,
se han entregado a tu alianza por completo.
10 Instruyen a Jacob, a Israel,
en tus leyes y decretos;
colocan en tu altar, en tu presencia,
incienso y ofrendas de animales.
11 Bendice, Señor, sus esfuerzos,
y recibe con agrado su trabajo.
Rómpeles la espalda a sus enemigos,
y que no vuelvan a levantarse los que lo odian.”

La tribu de Leví no fue la tribu sacerdotal porque eran parientes de Moisés, ellos demostraron su ardiente amor por el Señor y en consecuencia recibieron ese honor y responsabilidad, en un tiempo en el que la familia y en especial la descendencia era mucho más valorada de lo que es hoy día en nuestra sociedad occidental.

Para Gedeón no fue tan dramático como matar a sus propios parientes, pero significó rebelarse abiertamente contra su padre (algo grave en ese entonces) y exponerse él mismo a la muerte:

Jueces 6:25-26 RVC
25 Esa misma noche, el Señor le dijo a Gedeón: «Ve y toma el toro de siete años, es decir, el segundo del hato de tu padre; luego derriba el altar que tu padre levantó en honor de Baal, y derriba también la imagen de Asera que está junto al altar.
26 Luego, en un lugar conveniente, en la cumbre de este peñasco, edifica un altar al Señor tu Dios, y cuando hayas tomado el segundo toro, con la madera de la imagen de Asera que derribaste me lo ofrecerás como holocausto.»

Jesucristo mismo, quien vino como Cordero, dejó bien en claro las prioridades:

Marcos 3:31-35 RVC
31 Llegaron entonces la madre y los hermanos de Jesús, pero se quedaron afuera y mandaron a llamarlo.
32 La muchedumbre sentada a su alrededor le dijo: «Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están allí afuera, y te buscan.»
33 Jesús les respondió: «¿Y quién es mi madre, y mis hermanos?»
34 Miró entonces a los que estaban sentados a su alrededor, y dijo: «Mi madre y mis hermanos están aquí.
35 Porque todo el que hace la voluntad de Dios es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»

Ahora bien, si leemos unos versículos más atrás, veremos qué era lo que realmente querían hacer la madre y los hermanos de Jesús:

Marcos 3:21 DHH
21 Cuando lo supieron los parientes de Jesús, fueron a llevárselo, pues decían que se había vuelto loco.

No podemos esperar que la familia siempre nos comprenda adecuadamente, y si no, preguntémosles a nuestros hermanos de trasfondo musulmán que hoy se están convirtiendo y tienen que cuidarse muy bien de su propia familia para que no los maten. Pero aún en nuestros países, donde hay mucha más libertad, nuestra propia familia puede ser una fuerte oposición a nuestra conversión o al ministerio a que el Señor nos llamó, y a veces de formas muy sutiles.

Y en relación con esto último, hay también formas más “sutiles” en las que debemos amar más al Señor que a nuestros propios parientes:

3 Juan 1:5-8 RVC
5 Amado, procedes fielmente cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,
6 los cuales han dado testimonio de tu amor, ante la iglesia. Bien harás en encaminarlos para que continúen su viaje, como lo merece su servicio a Dios.
7 Porque por amor al Nombre ellos se pusieron en camino, sin aceptar nada de los paganos.
8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que seamos colaboradores con la verdad.

Aunque no se nos dice quiénes eran, estos hermanos misioneros de aquel entonces no aceptaron ayuda de inconversos para no comprometer su ministerio ni su mensaje, ¿y quiénes podían ser estos inconversos? De nuevo, aunque no se dice explícitamente, sería bastante lógico suponer que se trataba de familiares o amigos cercanos, ¿quién otro y por qué razón los ayudaría?

Dios diseñó a la familia para que sea la célula básica de la sociedad, pero el diseño masónico se está imponiendo fuertemente desde hace unos siglos a esta parte, disolviendo esa unidad y dejando a un ser humano totalmente aislado… el sujeto perfecto para ser captado por el Gran Sistema y conducido dócilmente por sus mensajes.

Como latinos, todavía resistimos en buena parte, y aunque hay una gran crisis de familia en nuestros países, sigue siendo una institución valorada. Sin embargo, estos lazos familiares a veces pueden ser una trampa para nosotros. Tengamos en cuenta que cuando Jesús está diciendo las palabras de Lucas 14 lo hace en una sociedad mucho más cimentada en la familia y mucho más obediente a los padres de lo que los hombres y mujeres de este tiempo hemos llegado a conocer. Eso era realmente revolucionario.

Por supuesto, debe ser entendido en el contexto de TODA la revelación bíblica y no de manera aislada, porque sino tenemos lo que mencioné más arriba; en nombre del Reino de Dios seguimos nuestro propio interés de desarrollo personal ministerial, despreocupándonos de nuestra familia, ¡cuando en realidad es nuestra primera “iglesia”, nuestra prioridad por encima de todo otro ministerio! Prioridad que, sin embargo, no está por encima de Dios mismo, y esto quiere decir que eventualmente podemos ser llamados a “descuidarlos”, a dejarlos en las manos de Dios mientras nos ocupamos de otra cosa.

O podemos ser llamados a “desobedecer” los mandatos familiares, aquellas directivas que son tan fuertes en nosotros y que pueden guiar toda nuestra vida, conforme lo que nuestros padres mejor entendieron y quisieron para sus hijos, pero que puede estar muy lejos del propósito de Dios. Eso puede acarrear disgustos y separaciones; no es algo agradable y no se supone que debamos ser rencillosos por puro gusto nomás, pero si el Señor lo manda, debemos ponerlo a Él por encima de nuestra familia.

Lo paradójico es que solo podemos amar a nuestra familia, a nuestro semejante y a nosotros mismos DE LA MANERA EN QUE DIOS QUIERE que lo hagamos, es decir, nada menos que son SU amor, SOLAMENTE si lo amamos a Él por encima de todo. Y ese amor puede implicar que a veces seamos duros, que rechacemos lo que hace de malo nuestra propia familia, y eso es lo correcto.

Y una aclaración para terminar, el hecho de que mi familia sea cristiana, o incluso que sean ministros del Señor reconocidos y con iglesias a cargo, NO IMPLICA AUTOMÁTICAMENTE que todo lo que me digan sea cierto o que yo deba seguir necesariamente sus pasos en todo. Lamentablemente, he visto de sobra como hijos de reconocidos pastores quedan “atrapados” en el sistema que armaron sus padres, repitiendo sus mismos pecados y sus mismas formas que pueden haber servido antes, pero que no tienen nada que ver con lo que Dios quiere hacer ahora. La perversión del ministerio apostólico que vemos en la actualidad ha transformado a muchos líderes en pequeños monarcas eclesiástico, cuyos hijos deben necesariamente seguir con la dinastía y la “empresa” familiar. ¡Que el Señor nos libre de eso!


Danilo Sorti


miércoles, 8 de noviembre de 2017

315. La libertad del Espíritu o, más bien, dejando al Espíritu en libertad

Juan 16:12-15 RVC
12 »Aún tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden sobrellevar.
13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir.
14 Él me glorificará, porque tomará de lo mío y se lo hará saber.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y se lo dará a conocer a ustedes.

La obra del Espíritu consistía, entre otras cosas, en guiar a los creyentes hacia toda verdad, pero de una forma adecuada, paulatina. Esto último lo podemos deducir de la expresión “pero ahora no las pueden sobrellevar”, con la idea de soportar algo, llevar una carga, es decir, algo “pesado” que no podían entender todavía.

De Pentecostés en adelante vemos al Espíritu obrando con libertad en el libro de Hechos: se manifiesta como nunca antes lo había hecho a través de lenguas de fuego y distintos idiomas, inspira amor y valor en la joven iglesia, abre puertas de cárceles, hace milagros con total libertad, castiga a los mentirosos, guía a Su mensajero hacia el desierto y luego lo transporta hacia otras ciudades, da sabiduría para resolver problemas, fortalece a Esteban en su martirio, enceguece y devuelve la visión a Saulo, se derrama sobre los gentiles cuando Él quiere, levanta en Antioquía a los misioneros que elige, se manifiesta con poder a través de ellos, abre o cierra puertas para guiarlos en sus viajes, se revela en sueños, conmueve una cárcel, resucita a Pablo, convoca a la iglesia para resolver un problema con los gentiles, hace milagros asombrosos en Éfeso, conmueve a toda la región, avisa a Pablo de lo que viviría, lo protege en todas las vicisitudes de su viaje a Roma… y muchísimas cosas más.

Con razón el libro de Hechos de los Apóstoles ha sido llamado también Hechos del Espíritu Santo, y creo que sería el nombre más correcto. El Espíritu tuvo total libertad de acción entre esa gente y así la obra del Señor rápidamente se extendió por el mundo antiguo.

Sin embargo, esto no era nuevo, porque el Espíritu ya venía manifestándose desde la antigüedad, pero no de una manera tan masiva y profunda. Pero más cercano en el tiempo fue la manifestación poderosa del Espíritu en Jesucristo: todo lo que hizo, como hombre, lo hizo a través del Espíritu, sino no sería correcto lo que Pablo luego dijo de Él:

Filipenses 2:6-7 RVC
6 quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres;

Si vivió como hombre, sus obras fueron hechas por medio del Espíritu, no hay otra opción. Jesucristo fue el que “inauguró” la libertad sin precedentes del Espíritu para moverse en los hombres, libertad que luego pasó al Cuerpo de Cristo, la iglesia.

Sin embargo el libro de Hechos es un problema “teológico” para los cristianos, primero porque tiene, precisamente, más hechos que palabras, y estos resultan complicados para meter en categorías y estructuras; y segundo, ¡es muy desordenado y poco predecible! Bueno, algunos prefieren eso y así construyen su “teología del desorden”…

Sea como sea, Hechos resulta para muchos “el jamón del sándwich”, ¡pero prefieren el pan y le sacan el jamón! Tanto los Evangelios como las epístolas, principalmente estas últimas, nos brindan un ambiente teológico más “armadito” y estructurado, algo más ordenado y predecible; sin embargo es una imagen falsa porque, en el caso de las epístolas, están ocurriendo sobre el trasfondo de la libertad del Espíritu de Hechos.

Hoy la parte más sana de la Iglesia desea un mover del Espíritu como en los tiempos primeros, pero, ¿está dispuesta realmente a darle la libertad que tenía en esos primeros tiempos? No me estoy dirigiendo a la iglesia apóstata de estos tiempos, sino a los santos fieles: ¿realmente estamos dispuestos a “dejar al Espíritu en libertad”? La respuesta que suelo ver en la mayoría de las iglesias y cristianos (y en mi propia vida también) es que: ¡¡NO!!

Tenemos muchas y sutiles formas de constreñir al Espíritu; en esencia, todas nuestras reglas que no son bíblicas, es decir, que no son verdaderamente bíblicas aunque puedan estar fundamentadas en una interpretación parcial de las Escrituras, son “cadenas” que le estamos poniendo al Espíritu. ¡Hermanos, qué herejía!

Lo cierto es que a lo largo de casi dos mil años el Santo Espíritu nos soportó con paciencia y se adecuó a los límites que nosotros mismos le impusimos, por amor. Y Él puede seguir haciéndolo, por el mismo amor… y de hecho lo hace. Pero, ¿es eso lo que realmente queremos? Es decir, en el fin de los tiempos, cuando ya no tiene ni el más mínimo sentido pretender construirnos “un nombre” o ser famosos, o armar un ministerio que perdure por siglos (porque quedan pocos años al momento de escribir este artículo), ¿sobre qué cosas queremos seguir reteniendo el control?

¿Acaso no nos bastan dos mil años de historia para darnos cuenta de que SIEMPRE hicimos las cosas mal cuando “agarramos las riendas” de la Iglesia nosotros?

El problema es que “dejar al Espíritu en libertad” implica renunciar a muchas cosas que hemos amado y que nos han dado seguridad, implica volvernos como niños y aprender de nuevo aquello que pensábamos que sabíamos, implica ser rechazados por las súper estructuras eclesiásticas, implica tener que escuchar y aceptar la palabra profética de algunos hermanitos que no saben escribir bien ni pronunciar adecuadamente las palabras, pero que recibieron un mensaje del Señor. En fin, ¡es un cruel y sangriento asesinato a nuestro orgullo!

Hermanos, la urgencia de la hora en que vivimos requiere que no nos conformemos a las formas y métodos que el Espíritu toleró en tiempos pasados, y que sirvieron cuando teníamos menos luz de la que ahora hay. Si queremos que toda la obra de Dios sea completada, debemos hacerlo. Hermanos, yo no estoy diciendo que alguien vaya a perder su salvación porque no pueda dejar en plena libertad al Espíritu porque en esta Tierra solo Uno pudo hacerlo, pero el ejemplo de Ese Uno puede inspirarnos para que nosotros también lo logremos.

¿Qué significa para mí “dejar libre” al Espíritu? ¿Cuáles son mis áreas en la cual lo estoy limitando? Mejor dicho, de las MUCHAS áreas en las cuales hoy lo estoy limitando, ¿con cuáles quiere Él empezar a trabajar?


Danilo Sorti


314. Cuando la ofrenda se “independiza” del ofrendante, o la “magia cristiana”

Génesis 3:21 RVC
21 Luego Dios el Señor hizo túnicas de pieles para vestir al hombre y a su mujer.

Génesis 4:4-5 RVC
4 Y Abel también llevó algunos de los primogénitos de sus ovejas, de los mejores entre ellas. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda,
5 pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda. Y Caín se enojó mucho, y decayó su semblante.


Dios mismo “inauguró” el sistema sacrificial y de ofrendas en la Tierra. Mucho tiempo después, Dios mismo se proveería de LA ofrenda perfecta, Su Hijo. Mientras tanto, el acto de ofrendar fue la forma en que el Señor se manifestaba a los hombres; bajo el Nuevo Pacto no necesitamos ya ninguna ofrenda material para acercarnos a Dios, no porque no sean “materialmente” necesarias, sino porque la principal ofrenda somos, o no, nosotros mismos.

Pero esta verdad no es ningún “invento” neotestamentario, tan temprano como Génesis 4 ya Dios dejó bien en claro que la ofrenda “separada” del ofrendante no sirve para nada: si el que ofrenda es aceptable ante Dios, su ofrenda también, pero la ofrenda por sí sola no hace aceptable a nadie.

Hay bastante discusión en torno a Génesis 4, si es que Caín debió ofrecer una oveja o no, sobre cuánta revelación tenían ellos acerca del tipo de ofrenda aceptable, y más. Creo que toda esa discusión puede aportar información válida, pero lo cierto es que en el texto no se nos aclara nada de eso, y si el Espíritu Santo no lo dejó expresamente dicho es porque quería que nos centráramos en lo que sí dejó dicho, breve y claro.

Cuando leemos la ley de Moisés y nos adentramos en la historia del Antiguo Testamento parece que la ofrenda “se independiza” del ofrendante, es decir, que el acto solo de ofrendar de acuerdo a una ley tal como estaba establecida, bastaba para que la persona fuera aceptada sin que importase demasiado su corazón. Es decir, parece que la ofrenda se transforma en un “acto mágico”, algo que vale por sí mismo independiente de quién lo aplica, una especie de fórmula física que puede ser resuelta por cualquier persona o computadora y va a producir el resultado esperado de manera infalible. Esta es la base de lo que en la iglesia católica y en otras denominaciones tradicionales se llama “sacramento”.

Obviamente, cualquiera que tenga el Espíritu Santo activo en su interior va a sentir un rechazo innato hacia esta forma de pensar, pero muchas veces la ofrenda, y particularmente el tema del diezmo, es tratado así en las iglesias; a veces de manera explícita y con fines de manipular, a veces por ignorancia y buena intención. Esta enseñanza que “independiza” a la ofrenda del ofrendante es por demás de cómoda para los cristianos de este siglo, ya que me “garantiza” buenos resultados sin necesidad de preocuparme demasiado por cambiar yo o dedicar tiempo a Dios. Es parecido a lo que solemos hacer los padres con nuestros hijos: les compramos cosas para no pasar tiempo con ellos… ¿¿pero acaso Dios necesita algo material de nosotros??

Oseas 6:6-7 DHH
6 Lo que quiero de ustedes es que me amen,
y no que me hagan sacrificios;
que me reconozcan como Dios,
y no que me ofrezcan holocaustos.
7 “Pero mi pueblo, lo mismo que Adán,
ha faltado a mi alianza y me ha sido infiel.

En otros artículos aclaré que el diezmo como ley no lo encontramos bajo el Nuevo Pacto, pero que su ejemplo sí es válido por lo que tampoco es correcto “luchar” en contra de él. El asunto en realidad no es si dar el 10 % o el 20 % o más o menos, si dar dinero, bienes o trabajo; el asunto es, primero, dónde y a quién darlo (por supuesto que a los lobos rapaces no) y luego CÓMO darlo. Si mi ofrenda en dinero o mi servicio a Dios, o incluso mi tiempo de oración o esfuerzo o sacrificio es para mí un “acto mágico” estoy en un verdadero problema. Pero si es por amor, dado dónde y cómo el Espíritu me guía (no donde me obligan a hacerlo) ENTONCES es una ofrenda agradable que Dios acepta, porque aceptó primero al ofrendante.

¡Dios quiera que unas cuantas súper estructuras que se llaman iglesias se queden sin un peso y ese dinero vaya a tantos siervos de Dios que deben sobrevivir solo con limosnas!



Danilo Sorti


313. Malaquías 3:8 y los diezmos, ¿qué es lo que dice realmente?

Malaquías 3:8-12 RVC
8 «¿Habrá quien pueda robarle a Dios? ¡Pues ustedes me han robado! Y sin embargo, dicen: “¿Cómo está eso de que te hemos robado?” ¡Pues me han robado en sus diezmos y ofrendas!
9 Malditos sean todos ustedes, porque como nación me han robado.
10 Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
11 »Además, reprenderé a esos insectos que todo lo devoran, para que no destruyan los productos de la tierra, ni dejen sin uvas sus viñedos. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
12 »Todas las naciones dirán que ustedes son bienaventurados, porque serán una nación envidiable. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.»


Quizás el pasaje favorito para recoger los diezmos en la iglesia, especialmente cuando las finanzas están complicadas, es este. Por supuesto, no es cuestión de abusar de él, pero de vez en cuando sirve para mantener a los diezmados… perdón, diezmadores, “fuertemente motivados”. Bromas aparte, ¿es válido tal uso? Y más importante, ¿qué es lo que realmente nos está diciendo este pasaje a nosotros ahora?

La práctica actual del diezmo se justifica casi únicamente en base a pasajes del Antiguo Testamento. Con esto no quiero decir que esté mal, o incluso que no debamos, dar al menos el 10 % de nuestros ingresos (que no necesariamente tiene que ser dinero efectivo, como tampoco lo era el diezmo bajo el Antiguo Pacto), pero sí me refiero al mandato humano establecido como “ley divina” en casi todas las iglesias que dice que el diezmo es en dinero efectivo íntegramente destinado para la congregación local y, en muchas de ellas, para uso exclusivo del pastor. Tengo varios artículos escritos sobre esto así que no voy a profundizar en lo que allí se dice, pero sí quiero ver este pasaje.

Una primera lectura nos habla de “tesorería” y “templo”, es decir, de un sistema sacerdotal que no existe bajo el Nuevo Pacto. Malaquías corresponde al Antiguo Pacto, y por más que se encuentre en la última página del Viejo Testamento, ¡no por eso contagia al Nuevo! Es más, los Evangelios TAMBIÉN corresponden casi totalmente al Antiguo Pacto, porque el Nuevo no es inaugurado sino con la resurrección de Cristo y el establecimiento de la Iglesia, por lo que el famoso pasaje de Mateo 23:23 también rige para él (y de hecho, Jesús no estaba hablando con Sus discípulos ahí).

Entonces, ni hay sacerdocio levítico, ni hay templo salomónico ni hay una ley del diezmo que se aplique para nosotros… ¿¿así que podemos guardarnos todo el dinero y los recursos en el bolsillo?? ¡¡NOOO!!

Ese sistema sacerdotal y cúltico que no existe entre nosotros hoy, y que no se supone que debamos “recrear” durante el tiempo de la Iglesia, contiene los principios divinos para Su Pueblo en todos los tiempos, por lo que el pasaje de Malaquías sigue siendo muy importante pero no en el sentido que le dan los manipuladores hoy día.

“Habrá alimento en mi templo” es el fuerte reclamo del Señor, ¿y cuál es el templo hoy?

1 Corintios 3:16 RVC
16 ¿No saben que ustedes son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?

1 Corintios 6:19-20 RVC
19 ¿Acaso ignoran que el cuerpo de ustedes es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos?
20 Porque ustedes han sido comprados; el precio de ustedes ya ha sido pagado. Por lo tanto, den gloria a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios.


El templo en el que habita el Espíritu hoy soy yo, y donde tiene que haber un fruto agradable al Señor es ahí, ¡eso no es el diezmo de mi tiempo! ¡eso es todo mi tiempo! No se trata de una parte de lo que soy y lo que tengo, se trata de todo, todo lo que soy y tengo administrado de tal forma que todo sea una ofrenda a Dios, todo según la voluntad divina.

Pero también:

1 Pedro 2:5 RVC
5 Y ustedes también, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepte por medio de Jesucristo.

El templo donde mora el Espíritu es la Iglesia, no el lugar físico que NUNCA SE MENCIONA como “templo cristiano” en el Nuevo Testamento (otra de las herejías frecuentes de esta época), y es allí donde debe haber “alimento”, ¿qué alimento?

Mateo 4:4 RVC
4 Jesús respondió: «Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»

El mismo alimento que también debía estar en el templo antiguo: la palabra de Dios. Pero también:

Santiago 1:27 RVC
27 Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo.

Y también:

1 Timoteo 5:17-18 DHH
17 Los ancianos que gobiernan bien la iglesia deben ser doblemente apreciados, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar.
18 Pues la Escritura dice: le pongas bozal al buey que trilla. Y también: trabajador tiene derecho a su paga.

Entre paréntesis, hace poco estuve en una reunión de iglesia en la que un ofuscado grupo de hermanos cuestionaban duramente al pastor sobre un supuesto dinero que no figuraba en los registros (dinero que solo existió en la imaginación de ellos) PERO nada dijeron sobre el hecho de que tal iglesia le estuviera dando como “ofrenda” solo la séptima parte de lo que él y su familia necesitaban para vivir dignamente y dedicarse por completo a la obra. Cerremos paréntesis.

Bueno, pero el hecho es que hoy tenemos un templo espiritual en el que debe haber primero alimento espiritual, ofrenda agradable a Dios y palabra viva para los hermanos y los que se acerquen, y también debe haber suficientes recursos materiales para ayudar a los necesitados y sostener dignamente a los siervos del Señor. Mucho del “diezmo” que se da hoy va solo a engrosar los bolsillos de unos pocos líderes o a grandes construcciones que en el fondo sirven también para exaltar a esos hombres. ¡No tiene nada que ver con el propósito divino, ni siquiera con el mal uso que le dan al pasaje de Malaquías 3:8!

CUANDO nuestras ofrendas, aquello que damos para el Señor y Su obra, sea dinero o sea otra cosa (en la antigüedad eran bienes materiales, hoy la mayoría de nosotros no tenemos ni campos ni recursos materiales como ellos, pero tenemos nuestro tiempo y habilidades) realmente se traduce en ALIMENTO EN EL TEMPLO, conforme lo que eso significa en este tiempo, ENTONCES sí podemos esperar el cumplimiento de las promesas divinas, entonces sí hay bendición, los insectos (que representan a los demonios y las fuerzas malignas) no devoran lo que producimos y somos de testimonio. Para muchos (me incluyo) el tiempo es tanto o más valioso que el dinero, el simple hecho de dedicar un tiempo extra para servir al Señor implica renunciar a una ganancia que obtendríamos por ese tiempo trabajado en lo secular. Aún más, menos tiempo “trabajado” no solo es menos dinero hoy, sino menos contactos hechos para el futuro, menos experiencia, menos aportes para la jubilación (que de todas formas no vamos a llegar, teniendo en cuenta lo poco que falta para la Venida de Cristo), ¡es mucho! ¡es una ofrenda importante!

Hermanos, “devolvámosle” a Malaquías 3:8-12 su verdadera importancia: los engañadores lo usan para manipular y con ello generan una mala interpretación (lo cual merece un terrible castigo de parte de Dios) pero también generan una “aversión” en otros, que ni quieren hablar sobre él; y eso es también un error. Digamos lo que dice para nosotros hoy, vivámoslo como corresponde en este tiempo, y recibamos las bendiciones que necesitamos para completar la obra antes del fin.


Danilo Sorti


312. El diezmo y el temor

Proverbios 29:25 DHH
25 El miedo a los hombres es una trampa,
pero el que confía en el Señor estará protegido.


Encontramos dos “clases” de temor en la Biblia: el temor de Dios y el temor del hombre. El primero es mencionado como el “principio de la sabiduría”; por supuesto que es superado por la revelación más perfecta del amor en el Nuevo Pacto, pero de ninguna manera “desaparece”, ¡Dios no es Santa Claus!

El temor del hombre es el sentimiento básico de temor en el ser humano que NO está enfocado en Dios sino en las diversas cosas que puedan pasarle en la vida (en el fondo, está enfocado en Satanás) y no lo lleva a obedecer al Creador sino más bien a evitar aquello que pueda hacerle daño para vivir una vida “feliz” por sí mismo. Es lo que todos conocemos como “miedo”. Ese miedo es, según proverbios, una trampa para el hombre, es decir, exactamente todo lo contrario a lo que busca: por miedo el ser humano pretende evitar las “trampas” de la vida, pretender mantenerse “a salvo”, pero por ese mismo miedo CAE en dichas trampas.

Ahora bien, la práctica del diezmo (y en general, de la ofrenda de dinero) tal como ocurre en muchísimos cristianos, está principalmente motivada por el temor, por fortísimos espíritus de manipulación que se disfrazan de “ángeles de luz” y obligan a los cristianos a dar bajo pena de recibir las peores maldiciones económicas y desgracias familiares que jamás se hayan imaginado.

Muchos cristianos juran y perjuran que dan el diezmo “por obediencia”. Lo interesante en este caso es: ¿obediencia a qué?, porque bajo el Nuevo Pacto que hoy nos rige, no podemos encontrar un claro mandato que lo avale. Es extraño, porque SÍ ENCONTRAMOS muchos claros mandatos que avalan e incluso profundizan muchas de las leyes morales dadas bajo el Antiguo Pacto y sin embargo pocos los cumplen.

La fornicación es un pecado de tapa a tapa de la Biblia y quiere decir tener relaciones sexuales sin casarse. Sin embargo, hoy es relativamente común tener parejas en las iglesias que viven juntos desde hace años pero nunca han formalizado su relación. La mentira también, pero ¿cuántos jóvenes cristianos se “machetean” en las pruebas? (“machete”: chuleta, acordeón). La oración es otro mandato básico, ¿y? La lectura de la Biblia también…

En definitiva, esa cuestión de “por obediencia” suena muy espiritual y sacrificial pero, primero, ¿obediencia a qué?, y, segundo, ¿por qué no obedecemos lo que tiene mucha más relevancia en la Biblia? Ahora bien, si se trata de obediencia a lo que dice el pastor Fulano o el apóstol Mengano, bueno, estamos en un problema.

Por supuesto que el Nuevo Pacto nunca prohíbe el diezmo, simplemente lo coloca bajo una doctrina mayor de la generosidad, de las ofrendas, de sostener la obra del Reino. Y ahí es que podemos darlo por amor, que debería ser la principal ley que nos rija en este tiempo.

Pero lo cierto es que el TEMOR a la pobreza es, según entiendo, la principal motivación por la que los cristianos dan su diezmo y ofrendas, y no el AMOR hacia la obra. Este temor es hábilmente explotado por lobos rapaces a través de muchas manipulaciones discursivas, y fuertemente inspirado por espíritus de religiosidad.

Hermanos, oremos al Señor para que sean descubiertas nuestras verdaderas motivaciones: el temor a la pobreza es inspirado por esos mismos espíritus de pobreza, por lo que dar el diezmo o las ofrendas o lo que sea bajo esa “inspiración” no es NINGUNA OFRENDA AGRADABLE a Dios, en todo caso será una ofrenda a los demonios disfrazada de ofrenda a Dios. Si el momento de la ofrenda en una congregación está imbuido de esa atmósfera de manipulación y temor, a través de palabras que se dicen y no se dicen, de medias verdades, de música hipnótica y emocionalismo, bueno, yo consideraría seriamente si debiera seguir participando allí.

Como dije más de una vez, mientras tenemos algunos que hábilmente estrujan las magras billeteras de pobres hermanos, muchos siervos genuinos de Dios deben conformarse con vivir de migajas, o incluso ser duramente cuestionados por no haber dejado claramente asentado en los registro en qué se gastaron los $ 2,50 que recibieron de ofrenda.

Hermano, escuchá esa “vocecita interior” que te habla al momento de decidir sobre la ofrenda, o al dar dinero en la iglesia, ¿qué te dice? ¿Realmente te está diciendo lo que Dios dice o es algo parecido? Si tu contribución económica a la iglesia es motivada por el temor, no esperes bendiciones de Dios, menos aún bendiciones espirituales. Si luego de dar durante mucho tiempo seguís viviendo en pobreza y necesidad, más que nada en pobreza espiritual, pero también económica, revisá bien por qué estás dando y dónde lo estás haciendo. Dios no nos prometió grandes riquezas, pero sí provisión y presencia divina. Veo hermanos con un gran potencial que están en una situación de “limosna”, cegados y ofrendando donde no deben.

Hermanos, Dios nos llamó a libertad. Es seguro que mensajes como estos son fuertemente criticados porque no convienen a los comerciantes de la fe, pero son fuertemente aplaudidos en el Reino de los Cielos.



Danilo Sorti

311. Jeremías 31: y mi sueño fue agradable….

Jeremías 31:26 RVC
26 De pronto desperté, abrí los ojos, ¡y me encantó lo que había soñado!


No hay libro en toda la Biblia en donde se hable de la rebeldía del Pueblo de Dios y del juicio que vendría y vino en consecuencia más en extenso como en Jeremías. Creo que no tenemos registrado ministerio profético más “desesperanzado” que ese: predicando durante décadas a una nación que ni siquiera luego de haber pasado los terribles juicios que les fueron anunciados, y haber visto que Jeremías era un profeta genuino, quería creer sino que se volvía obstinadamente a su idolatría. Entre paréntesis digamos que, al ver esta generación, Jeremías ya se ha “consolado” de ese pueblo rebelde: ¡apenas eran unos “niños de pecho” comparados con la gente de hoy día!

Bueno, el hecho es que todo el contexto de la predicación profética, que duró décadas, fue muy difícil y desesperanzador. Aunque siempre existía la promesa futura de restauración, nada en el presente era motivo de alegría: prácticamente todos estaban tan sumergidos en el pecado que ya no había posibilidad de arrepentimiento, los mensajes proféticos anunciaban juicio tras juicio, nada bueno iba a pasar en el porvenir, por más de que un enjambre de falsos profetas así lo dijera. Tal como hoy.

¿Cómo sobrevivir espiritualmente a esa situación? La desesperanza conduce al cinismo, a la apatía, o, por lo menos, a un mensaje carente del verdadero fuego del Espíritu y pasión; en todo caso insuflado de enojo y resentimiento, pero no de amor ardiente y deseo de justicia.

Jeremías DEBÍA estar inmerso en ese contexto y ese mensaje, él “era” la Palabra que Dios quería decir a esa sociedad, pero no debía ser abatido por ella, y los pocos que creían al mensaje profético y mantenían la esperanza también debían ser alimentados espiritualmente.

Isaías 57:16 DHH
16 No estaré siempre acusando a mi pueblo,
ni estaré enojado todo el tiempo;
pues haría que los hombres que he creado
perdieran el ánimo ante mí.

Nosotros no podemos resistir toda la dimensión de la ira de Dios, ni siquiera un tiempo prolongado de ella. Por eso, en los capítulos 30 y 31 hay un mensaje de esperanza, que se continúa con la acción profética del capítulo 32 (aunque puede no haber sido secuencial en el tiempo).

No vemos que Dios se comunique frecuentemente en sueños con Jeremías, pero en este caso sí. Probablemente era la única forma en que podía transmitirle un mensaje de ese tipo.

A medida que avanzamos ya en el período de los juicios previos a la tribulación, y que el Espíritu Santo nos urge a advertir de lo que viene, necesitamos que se nos recuerden las promesas para el futuro. Por otro lado, muchos de nuestros hermanos en diversas partes del mundo enfrentan persecuciones y dificultades muy severas, y no es fácil mantenerse firmes, aunque probablemente ellos mantengan una esperanza mucho más fuerte que muchos de nosotros que vivimos en un contexto mucho más tranquilo.

Hoy tenemos una ventaja sobre Jeremías, porque hemos recibido las promesas de la vida eterna y una clara revelación de lo por venir; no podemos “menospreciarlas”, es decir, debemos recordarlas activamente, tenerlas presentes, saber que en realidad esa es la esperanza que tendremos para el futuro. ¿Para qué todo este trabajo aquí?

Mateo 13:43 DHH
43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan.

Daniel 12:3 DHH
3 Los hombres sabios,
los que guiaron a muchos por el camino recto,
brillarán como la bóveda celeste;
¡brillarán por siempre, como las estrellas!

Por supuesto que “brillar” quiere decir mucho más que simplemente tener un foco de luz interno; está dando idea del lugar que ocuparán los santos fieles en la eternidad, algo que no se nos ha revelado en toda su dimensión, pero que podemos al menos entrever.

Y si me permiten “soñar” a mí también, de acuerdo a lo que he leído y escuchado, y el entendimiento que le Señor me dio, creo que tendremos un Universo para llenar con la Vida que el Señor ha creado, sin pecado, sin maldición. Me estoy refiriendo a este Universo material, no al Cielo de Dios, que es otro ámbito glorioso. Creo que Dios cumplirá Su propósito original, porque es imposible que Sus planes no se cumplan, que es llenar primero la Tierra con una humanidad restaurada y limpia de pecado, y luego, el resto de la creación. Y Sus santos, aquellos que hayamos sido fieles, seguiremos siendo lo que aquí somos: Sus testigos, pero ya no ante un mundo incrédulo y una humanidad pecadora, sino testigos para que no se olvide, por la eternidad, cuán grande y sin medida es la gracia de nuestro Dios, y cuál fue el precio de la redención que pagó Jesucristo. En cierto sentido, ese es el mensaje que dará el Templo y el sistema de sacrificios restaurado durante el Milenio, en una Tierra repleta de bendición y con Satanás atado, será necesario recordar cuál fue el costo de todo eso.

Hermanos, ¡necesitamos mantener viva la esperanza del futuro! Hay muchísimo por delante, mucho más de lo que puedas llegar a imaginar en lo que nos resta de vida en esta Tierra, por más esfuerzo que uno haga. Todo lo que hemos pasado aquí, todo lo que nuestros hermanos han sufrido, todo lo que la humanidad ha pasado, puede parecer hoy un sinsentido, pero a la luz de la eternidad, y de lo que vendrá no solo en el Cielo, no solo en la presencia del Santo por siempre, sino aún en esta creación, estará completamente justificado, será todo comprensible y cada lágrima del menor de los santos redundará en gloria eterna en una magnitud que no podemos comprender. ¡Gloria por toda la eternidad al Santo y Bendito!



Danilo Sorti