Salmos 124:1-8 RVC
1 Si el Señor no hubiera estado de nuestro
lado —que lo reconozca el pueblo de Israel—,
2 si el Señor no hubiera estado de nuestro
lado cuando todo el mundo se levantó contra nosotros,
3 nos habrían tragado vivos, pues su furia
contra nosotros los quemaba;
4 ¡nos habrían arrastrado como una
inundación!, ¡nos habrían sepultado como un torrente!,
5 ¡nos habrían ahogado como aguas impetuosas!
6 ¡Bendito sea el Señor, que no nos dejó caer
en sus fauces!
7 ¡Escapamos como escapa el ave de la red!
¡La red se abrió, y nosotros escapamos!
8 Nuestra ayuda viene del Señor, creador del
cielo y de la tierra.
Aquí estamos en el quinto paso, no es un
clamor sino un reconocimiento, en cierto sentido, la respuesta al clamor de
varios de los Salmos anteriores: en todo el camino hasta aquí el Señor estuvo
con los fieles, de otra forma, hace rato que habrían desaparecido de sobre la
faz de la tierra…
Hay un progreso desde el clamor del primer
Salmo de la serie, y podemos entender que también un “darse cuenta”: el Señor
siempre estuvo con nosotros pero no lo sabíamos, recién ahora lo entendemos. En
el Salmo anterior clamó por la bondad de Dios, ahora se da cuenta que siempre
estuvo allí. ¿Cómo logra esto? Reflexionando en la historia transcurrida.
¿Y por qué no pudo reflexionar antes? Quizás
porque no tenía la suficiente tranquilidad de espíritu para hacerlo, es decir,
la suficiente paz interior, que es un fruto del Espíritu. La vida del nuevo
creyente puede ser complicada, hay muchos ataques externos e internos, muchas
dudas y temores. Es hasta que puede recibir la gracia, tal como vimos en el
Salmo anterior, que puede alcanzar la suficiente paz como para reflexionar
pausadamente. Veamos que el sistema del mundo actualmente está manteniendo a su
gente cada vez más excitada y alterada, presentándole continuamente enemigos y
ataques (reales o inventados).
Entonces, este paso implica “reconocer”, una
reflexión. El pueblo es llamado a pensar en su historia y darse cuenta. El
contexto fue “cuando todo el mundo se levantó contra nosotros”. Así que no debe
esperar el pueblo de Dios que lo vayan a aplaudir o festejar por vivir conforme
la ley del Señor o ejercer su función profética, más bien lo contrario.
¿Qué pasa cuando se levanta tal ola de
oposición? Siete cosas.
a) nos habrían tragado vivos,
pues su furia contra nosotros los quemaba
Israel pasó por enormes dificultades, pero
sobrevivió y volvió a ser establecida. No ha sido diferente con la iglesia
fiel. Notemos que llega un momento en que el Enemigo levanta toda su furia
contra nosotros, y para ello utiliza personas que están completamente sometidas
a él, por lo que pueden obedecerlo al pie de la letra. Es una furia “quemante”.
No esperemos menos…
La imagen de ser “tragado vivo” nos remite a
la bestia, al sistema político, al imperio que se levanta contra el pueblo de
Dios. Puede ser una acción literalmente agresiva o puede ser algo más sutil que
termina envolviendo al creyente y metiéndolo en el sistema.
“Quemaba” nos habla de fuego, del fuego del
Adversario que es la imitación del fuego del altar de los sacrificios, el
primer mueble del tabernáculo, que se relaciona con el don redentor de profeta.
b) ¡nos habrían arrastrado
como una inundación!
Siguiendo con la imagen de la bestia, podemos
ver Apocalipsis:
Apocalipsis 12:15-16 RVC
15 Entonces la serpiente arrojó mucha agua
por la boca, para que la mujer fuera arrastrada como por un río.
16 Pero la tierra vino en su ayuda, pues
abrió su boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por su boca.
Aquí podemos ver una “inundación” de personas
/ demonios lanzada contra el pueblo de Dios, una multitud lo suficientemente
grande como para ser considerada así. Es también la “corriente del mundo” que
arrastra a los creyentes desprevenidos, pero el Señor sostiene firmemente a los
Suyos.
Las falsas aguas del Enemigo se contraponen
con las aguas que limpian del Espíritu, y nos remiten al lavacro de bronce, el
segundo mueble del tabernáculo y su relación con el don de siervo.
c) ¡nos habrían sepultado como
un torrente!
Nuevamente la imagen del agua, pero no es una
impetuosa inundación sino un torrente continuo. No es algo que avanza
incontenible pero luego se acaba, sino algo “menos” avasallante en lo inmediato
pero persistente a lo largo del tiempo.
Aquí la relación no es tan clara, pero
podríamos pensar en el don de maestro, con su enseñanza constante y
persistente, que provoca cambios grandes en el tiempo. Corresponde a la mesa de
los panes de la proposición, a los árboles, que son regados por las corrientes
de agua, como nos recuerda el Salmo 1. Así que hay un falso torrente que se
contrapone con el río de aguas de vida del Espíritu.
d) ¡nos habrían ahogado como
aguas impetuosas!
Nuevamente la imagen del agua, pero con otro
énfasis: las voces de los justos terminan siendo ahogadas en medio de un mar de
voces impías. El aire deja de estar limpio, se vuelve cada vez más enrarecido
hasta que no se puede respirar: el creyente se “ahoga” literalmente por la
multitud de demonios que infectan el ambiente.
Podríamos hacer una relación con el
candelabro de bronce y el don de exhortador por su función de comunicar. Al
pervertirse, atrae al espíritu de Jezabel y multitud de demonios que hacen el
aire espiritual irrespirable.
e) ¡Bendito sea el Señor, que
no nos dejó caer en sus fauces!
Aquí hay un cambio en la imagen gráfica.
Podemos pensar en el don de dador, por la protección y provisión recibida, para
no ser transformados en su “comida”. No se trata, como en las otras
expresiones, de “ser sepultados” o arrastrados por algo, sino de ser devorado,
es decir, “incorporado” a un sistema, pero también da la idea de ser
despedazado.
El contraste es con la mesa del incienso, desde
donde sube un perfume grato que puede transformarse en el hedor de la sangre y
los cadáveres despedazados. Las fauces de la bestia nos recuerdan a las bestias
que representan a los imperios.
Daniel 7:7 RVC
7 Y esa misma noche, mientras tenía estas
visiones, vi una cuarta bestia, espantosa y terrible, y extremadamente fuerte.
Tenía unos enormes colmillos de hierro con los que devoraba y desmenuzaba todo,
y con sus patas pisoteaba las sobras. Comparada con todas las bestias que antes
vi, era muy diferente, pues tenía diez cuernos.
f) ¡Escapamos como escapa el
ave de la red!
El ave ya ha caído en la red, pero logra
escapar, la red no se cierra completamente y el ave escapa. A pesar de que ya “casi”
está atrapada, su habilidad logra darle la victoria.
Se relaciona con el don de gobierno y su
capacidad para guiar al pueblo en medio de situaciones imposibles.
g) ¡La red se abrió, y nosotros
escapamos!
Una imagen similar a la anterior, una red que
se abre porque no estaba bien hecha, no era suficientemente fuerte, tenía
puntos débiles. A diferencia del caso anterior, aquí la red ya se cerró, ya no
hay más escapatoria humana, pero milagrosamente esta aparece.
Se relaciona con el don de misericordia,
cuando todo está perdido, “algo” ocurre que no debería ocurrir, que no debería
haber pasado, y eso trae la liberación.
Veamos la progresión de liberaciones:
a) Una persona atacada por las
lenguas mordaces y furiosas de los enemigos
b) Una persona cuya casa está
por ser arrastrada por una inundación repentina
c) Un campesino o un leñador,
cruzando un torrente crecido
d) Un marinero a punto de ser
ahogado en medio de la tormenta
e) Un pastor perseguido por un
león o un oso
f) Un ave en una red a punto
de cerrarse
g) Un ave que escapa de la red
que ya se cerró
Aunque los ejemplos son distintos, hay una
progresión de “imposibilidad” en relación a la víctima y la amenaza. Pero en
cada caso es librado por la mano de Dios.
“que lo reconozca el pueblo
de Israel”, “Nuestra ayuda viene del Señor, creador del cielo y de la tierra.”
Como dijimos al principio, se trata aquí de “reconocer” la
intervención divina en la historia, no en un día, de entender que muchos hechos
“fortuitos” o “humanos” en realidad fueron la mano del Señor, y no cualquier “señor”,
sino El mismo que tiene la autoridad sobre toda la Creación.
El salmo anterior termina con una expresión de cansancio y
hartazgo; no se pudo evitar la burla y el desprecio, pero sí se pudo evitar el
ataque más terrible que viene luego. No lo parece cuando se está en medio del
conflicto, pero la reflexión posterior muestra la verdadera dimensión del
asunto.
Danilo Sorti