viernes, 20 de mayo de 2022

833. El tiempo de Joel – V

 Joel 1:13-14 RVC

13 »Ustedes los sacerdotes, ministros del altar, ¡vístanse de luto y lloren! Vengan y duerman con el cilicio puesto, ministros de mi Dios, porque en la casa de su Dios ya no hay ofrendas ni libaciones.

14 Proclamen ayuno, convoquen a una asamblea; congreguen en la casa del Señor su Dios a los ancianos y a todos los habitantes de la tierra, e imploren su ayuda.

 

Aunque resulte todavía difícil encontrar el tiempo y evento exacto al que se refiere Joel en los versículos anteriores (creo yo, todavía en el futuro, pero no muy lejano), no quedan dudas del significado de este pasaje: a lo largo de los siglos ha sido uno de los principales llamados al arrepentimiento para el liderazgo de la iglesia.

 

Generalmente los que alcanzan una posición de liderazgo dentro de la iglesia suelen estar en una posición “protegida” y segura. Se mantiene una especie de fetichismo que nos asegura que mientras más cuidados estén los “representantes de Dios” mejor nos va a ir. Por un lado, hay un mandato bíblico allí y es totalmente válido, por otro, la consecuencia suele ser que el liderazgo termina alejándose de las vicisitudes y necesidades del “hombre común”, y sus prácticas y enseñanzas se pierden del verdadero propósito del Espíritu.

 

Este hecho, que es común en las iglesias históricas y establecidas, no lo era en nuestras jóvenes iglesias evangélicas, pero a medida que maduraron y crecieron (algunas de ellas, claro), el liderazgo “de referencia” terminó en su torre de marfil, lejos de las necesidades y del verdadero lenguaje de los miembros, predicando un Evangelio ampuloso pero incapaz de traer el verdadero mover del Espíritu y genuina transformación.

 

La estructura del sacerdocio levítico no era diferente, al contrario; al estar “apartados”, fácilmente terminaban “apartados” de las necesidades de la gente, por lo que Dios mismo se iba a encargar de que “bajaran a tierra”: ya no habría ni recursos ni materiales para el culto, ya no tendrían “nada que hacer” en su “oficio sagrado”, así que ¡no les quedaría más remedio que buscar a Dios con todo su corazón! Pero… ¿no se supone que eso es lo que debieron haber hecho siempre…?

 

El juicio del Devorador no solamente era sobre el pueblo sino sobre el liderazgo espiritual y su oficio. Por supuesto, también el pueblo se veía afectado al no poder cumplir con sus ritos y deberes sagrados. No podía “acercarse” a Dios a través de sus acciones, así que, ¡no le quedaba más remedio que buscarlo en ayuno y arrepentimiento! De nuevo, ¿no se suponía que siempre debieron hacerlo?

 

Tanto para unos como para otros, Dios cortó lo que hoy llamaríamos el “circo eclesiástico”. Evidentemente, los actos que debían haber servido para que las personas expresaran mejor su corazón habían terminado reemplazando la verdadera comunión del espíritu con el Espíritu, así que, sencillamente, Dios lo cortó.

 

Cualquier parecido con lo que ha pasado en estos dos años anteriores con la falsa pandemia ¡no es para nada una coincidencia! Pero, como ni el pueblo ni el liderazgo realmente cambiaron cuando Dios cortó por un tiempo las “actividades religiosas”, ahora viene, y ya está aquí, el Devorador, el caballo negro de Apocalipsis.

 

Trigo, mosto y aceite; no se mencionan por casualidad ni están en ese orden por azar. El trigo, que se cosecha directamente de los campos, es símbolo de la obra del Padre, el “fruto que viene de Él”, por decirlo de algún modo. Tiene que ver, entre otras cosas, con las cuestiones más materiales y físicas; falta la provisión material para la obra y faltan las personas que son traídas por el Padre para que escuchen el mensaje.

 

El mosto es el vino, y eso nos remite directamente a Jesucristo, a los bienes y el gozo del Reino Venidero, que empezamos a disfrutar aquí mismo por medio de Él y la comunidad de los Suyos. Eso se ha perdido, la comunidad se ha desmantelado y no hay gozo de comunión ni de celebración.

 

Y el aceite, no hace falta decirlo, es el símbolo del Espíritu y todas Sus manifestaciones de dones, frutos, poder y transformación de vida. No hay nada de eso tampoco.

 

Es decir, no tenemos nada de lo que normalmente definiría la vida del pueblo de Dios. No queda nada más que dedicarse al ayuno, la humillación y la oración.

 

Entonces, el liderazgo de este pueblo solo tiene algo que puede, y debe, hacer:

 

1)      Proclamen ayuno,

2)      convoquen a una asamblea;

3)      congreguen en la casa del Señor su Dios a los ancianos

4)      y a todos los habitantes de la tierra,

5)      e imploren su ayuda.

 

Cinco es número de gracia, cinco acciones son necesarias para re ubicarse en la gracia de Dios, y esto lo tiene que hacer el liderazgo.

 

Cinco es también el número de ministerios y suele ser útil aplicar el orden de aparición de ellos en relación con lo que se menciona. No voy a profundizar el tema, pero los cinco, cada uno en función de su llamado específico, tiene una parte de la responsabilidad.

 

Primero es necesario convocar ayuno para que los oídos espirituales se destapen. Luego, llamar a una reunión santa, para aplicar el principio de la unidad y para que las personas entiendan que deben dejar todo lo que están haciendo y concentrarse en un solo propósito.

 

Tercero, hay que ir a buscar a los ancianos, los líderes o referentes de la sociedad, y traerlos. Luego, traer al resto, todos, sin excepción. Finalmente, implorar la ayuda del Señor.

 

No puedo evitar pensar en el tercer sello, el caballo negro que trae escasez. Juan ve lo que está pasando en el mundo, desde la perspectiva del Cielo, pero Joel ve lo que pasa en el pueblo de Dios, desde la perspectiva de la tierra, y, como veremos, son dos cosas muy diferentes.

 

 

Danilo Sorti

 

miércoles, 11 de mayo de 2022

832. El tiempo de Joel – IV

 Joel 1:6-9 RVC

6 Un pueblo fuerte y muy numeroso viene contra mi tierra. Sus dientes y sus muelas parecen de león.

7 Ha asolado mi viña, y descortezado mi higuera; la ha dejado completamente pelada y por el suelo; ¡sus ramas se han quedado desnudas!

8 »Llora tú, como la joven que guarda luto por el esposo de su juventud.

9 En la casa del Señor ya no hay ofrendas ni libaciones; los sacerdotes que sirven al Señor están de luto.

 

Y aunque todo el texto se está refiriendo a lo mismo, también vemos aquí claramente un juicio sobre el Pueblo del Señor. Veamos las imágenes que utiliza:

 

·         Mi tierra

·         Mi viña

·         Mi higuera

·         La joven

·         La casa del Señor

·         Los sacerdotes

 

Y podemos encontrar más si seguimos con los otros versículos:

 

Joel 1:10-12 RVC

10 Los campos están asolados y de luto, porque el trigo ha sido destruido. Mosto no hay, y el aceite se ha perdido.

11 »Ustedes, labradores y viñateros, preocúpense por el trigo y la cebada, porque se han perdido las cosechas.

12 Las vides están secas; perecieron las higueras y los granados, las palmeras y los manzanos; ¡secos están todos los árboles del campo! Por eso no hay para nadie motivo de alegría.

 

·         Los campos (de labor)

·         El trigo

·         El vino

·         El aceite

·         Los labradores

·         Los viñateros

·         Los árboles

 

Todas estas palabras se usan en sentido simbólico para referirse ya sea al Pueblo del Señor o a los obreros del mismo.

 

Entonces, si lo miramos desde este punto de vista, ¿qué es lo que realmente ha sido “devorado”? ¿El alimento físico o el alimento espiritual? Pues bien, digamos que la hambruna llega cuando el alimento espiritual ya venía escaseando desde hacía rato. Y se cumple el principio bíblico:

 

Mateo 25:29 DHH

29 Porque al que tiene, se le dará más, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.

 

Aunque me gusta más como lo expresa Lucas:

 

Lucas 8:18 RVC

18 Escúchenme bien: a todo el que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.»

 

Los recursos del Pueblo de Dios son devorados porque ya no había Palabra, aunque creían tenerla. Joel anuncia el juicio para la tierra pero más que nada, para el Pueblo de Dios. Por eso Pedro lo cita en su discurso inaugural, porque el juicio estaba por caer sobre Judea, tal como ocurrió una generación después.

 

Podemos identificar cinco acciones que se relacionan con cada uno de los cinco ministerios enumerados en Efesios 4, y en todos los casos hay un juicio sobre ellos que implica el “cese” en sus funciones.

 

7 Ha asolado mi viña, y descortezado mi higuera; la ha dejado completamente pelada y por el suelo; ¡sus ramas se han quedado desnudas!

 

Los apóstoles, que son los arquitectos de la obra del Señor, los que establecen su estructura y diseño general, ven como todo lo que han construido se queda “pelado”; en la “viña” se ven los surcos y el diseño de plantación, y en la “higuera” el tronco y las ramas. Es como un edificio que tiene solo el esqueleto, la estructura de columnas y lozas, nada más.

 

Pero la misericordia de Dios se manifiesta aquí porque esto permite que los “peritos arquitectos”, como se definiría Pablo a sí mismo, reevalúen su obra y se den cuenta de lo que han estructurado mal. Cuando el árbol está cubierto de hojas, no podemos ver si hemos podado mal, o si las ramas han crecido estorbándose mutuamente, pero cuando queda vacío, sí.

 

Cuando la obra bulle de vida, todo puede “taparse” con la actividad, pero cuando la actividad desaparece sale a luz el fundamento.

 

8 »Llora tú, como la joven que guarda luto por el esposo de su juventud.

9 En la casa del Señor ya no hay ofrendas ni libaciones; los sacerdotes que sirven al Señor están de luto.

 

Pero, ¿qué clase de vida había? El profeta es el encargado de mantener viva la Vida de Dios e impedir que otra “vida” extraña penetre. Pero claramente eso era lo que había sucedido.

 

“Otro” marido había terminado desposándose con la Novia, pero ahora es quitado, por es la joven llora, y por eso los profetas invitan al pueblo a lamentarse también, pero esto es el principio de la restauración; es necesario que sea quitado el extraño que está seduciendo a la Novia.

 

Ya no hay ofrendas, pero, ¿qué clase de ofrendas se estaban presentando? ¿Realmente las que agradaban a Dios? Cuando el Señor impide que se sigan entregando esas ofrendas es porque ya no suben a Su presencia, y si no lo hacen, ¡pues “bajan”!... y terminan alimentando otra presencia. Por eso el Señor las corta, y deja tiempo a los profesionales de la religión para que hagan lo que normalmente no hacen: reflexionar y buscar a Dios.

 

Por eso viene el luto a la Casa del Señor.

 

10 Los campos están asolados y de luto, porque el trigo ha sido destruido. Mosto no hay, y el aceite se ha perdido.

 

Los evangelistas encuentra su lugar “afuera” de la estructura de iglesia, pero ahora ni siquiera hay un campo para cosechar. El Padre no está enviando “trigo”, ni el Hijo está haciendo madurar a las uvas ni el Espíritu produciendo “olivos”. No hay cosecha para levantar, ¿por qué habría de haberla? ¿Acaso no terminarían haciendo de ellos doblemente merecedores del infierno, como dijo Jesús acerca de los “misioneros” de su tiempo?

 

Ellos también son llamados a revisar el Evangelio que están predicando, y quitarle toda adulteración.

 

11 »Ustedes, labradores y viñateros, preocúpense por el trigo y la cebada, porque se han perdido las cosechas.

 

La expresión es más clara con otra traducción:

 

11 Ustedes, los que trabajan en campos y viñedos, lloren entristecidos, pues se echaron a perder las siembras y las cosechas de trigo y de cebada.

 

No hay más nada para “almacenar”, nada para guardar. Esto se refiere a los pastores, que ya no tienen gente en sus congregaciones. De nuevo, ¿por qué habrían de recibirla, si el grano terminaba “pudriéndose” en esos graneros?

 

Ahora que los depósitos quedaron vacíos es el tiempo de limpiarlos y quitar toda contaminación y todo resto enmohecido que terminaba contaminando a lo nuevo.

 

12 Las vides están secas; perecieron las higueras y los granados, las palmeras y los manzanos; ¡secos están todos los árboles del campo! Por eso no hay para nadie motivo de alegría.

 

Los maestros deben hacer fructificar a los hijos de Dios, son los encargados de sembrar en ellos las semillas precisas para que den los frutos adecuados. Pero ya no hay “árboles” que puedan echar fruto, no hay “terrenos” para sembrar esas semillas. ¿Y qué semillas estaban sembrando?

 

 

El Pueblo de Dios ha quedado desolado por el ataque de las langostas. Hay, por un lado, una profecía para las naciones, y por otro, una profecía para la iglesia. Todo el mover de la obra ha cesado y quedan expuestos los verdaderos cimientos. Literalmente, es el cumplimiento de la profecía paulina:

 

1 Corintios 3:12-15 RVC

12 Y si alguno edifica sobre este fundamento, y pone oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, u hojarasca,

13 su obra podrá verse claramente; el día la pondrá al descubierto, y la obra de cada uno, sea la que sea, será revelada y probada por el fuego.

14 Si lo que alguno sobreedificó permanece, ése recibirá su recompensa.

15 Si lo que alguno sobreedificó se quema, ése sufrirá una pérdida, si bien él mismo se salvará, aunque como quien escapa del fuego.

 

Generalmente hemos ubicado este texto en el tiempo de la segunda venida o del Tribunal Celestial, y no es errado, pero también hay un cumplimiento mucho más cercano: la hora de prueba es el “fuego”, y en este caso, los espíritus devoradores materializados como langostas.

 

Llegará el tiempo en el que la humanidad verá a esos “insectos” diabólicos, pero ahora vemos a sus espíritus, haciendo la misma obra.

 

Esta sección concluye con la frase:

 

Por eso no hay para nadie motivo de alegría.

 

Pero esto es lo que dijo Isaías:

 

Isaías 22:12-13 RVC

12 Ese día Dios, el Señor de los ejércitos, los convocó al llanto y al lamento, a raparse el cabello y a vestirse de cilicio;

13 pero ustedes prefirieron gozar y divertirse, matar vacas y degollar ovejas, comer carne y beber vino. Y decían: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»

 

El día en que el Señor trae un juicio tan grande es el día de un gran arrepentimiento. Pero antes de ese juicio vino un llamado, como vemos en Isaías. No lo escucharon, al contrario, aún viendo que venía el desastre, prefirieron sumergirse más en sus placeres mundanos, por eso el Señor no tuvo más remedio que quitarlos. Y es serio, porque también dice:

 

Jonás 4:11 RVC

11 ¿Y yo no habría de tener piedad de Nínive, esa gran ciudad con más de ciento veinte mil habitantes que no saben distinguir cuál es su mano derecha y cuál su mano izquierda, y donde hay muchos animales?»

 

Dios tiene piedad de Su Creación, sin dudas, pero la referencia a los animales aquí puede entenderse en un sentido más bien económico: son la fuerza de trabajo que mantenía la economía de esta ciudad, en extremo pecadora, pero que a pesar de eso era objeto del amor divino.

 

¿Qué vamos a hacer ahora que la “langosta” viene?

 

Danilo Sorti

 

lunes, 9 de mayo de 2022

831. El tiempo de Joel – III

 Joel 1:4-5 RVC

4 Lo que la oruga dejó se lo comió el saltón, y lo que dejó el saltón se lo comió el revoltón, y lo que el revoltón dejó se lo comió la langosta.

5 »Despierten, borrachos, y lloren; y todos ustedes, los que beben vino, giman por causa del mosto, porque se les va a quitar de la boca.

 

Estos insectos no son simples animalitos, tienen una dimensión espiritual más profunda. Son seres pequeños, insignificantes por sí mismos, pero que en grandes cantidades provocan un daño formidable.

 

Es sugestivo que la primera consecuencia que menciona el Espíritu en la profecía sea sobre los borrachos. No es la única pero sí la primera. ¿Por qué envía Dios este juicio? Por lo pronto, aunque no únicamente, porque las bendiciones de la provisión de alimentos están siendo mal usadas. Si han corrompido el verdadero sentido y propósito del alimento, entonces les es quitado. ¿Y qué época de la humanidad ha corrompido más el propósito y naturaleza de los alimentos que ésta? ¿Va a permitir el Señor que sigan mal usando lo que Él ha creado para bendición? Claro que no.

 

Ninguna época como esta ha engordado con alimentos totalmente alejados de su diseño natural, mientras condenaba a otros tantos millones a la inanición o malnutrición. El mundo siempre ha podido producir alimentos suficientes para todos sus habitantes. Hoy ha salido al tapete el supuesto problema de la sobrepoblación y la falta de recursos, pero sabemos que eso es falso. Sin embargo, “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe” y ahora sí Dios les está mandando lo que tanto han “profetizado” con sus bocas y creído con sus mentes entenebrecidas.

 

Todos los que han abusado de los alimentos, que se han “emborrachado” con ellos, y no se refiere solo a la borrachera literal sino a todo tipo de abuso para lograr algún estado emocional alterado, ahora no los tendrán más, ni para seguir “emborrachándose” ni para alimentarse.

 

Justamente, las alteraciones y contaminaciones que vienen sufriendo los alimentos, especialmente los más procesados, desde hace rato, tienen como uno de sus propósitos lograr cambios en el comportamiento, emociones y hasta pensamientos de las personas. Hace rato que las grandes compañías “alimenticias” hacen pactos con las tinieblas, hace rato que los aditivos son cada vez más peligrosos y los residuos de agroquímicos más insidiosos en los trastornos metabólicos que generan (el famoso glifosato a la cabeza de todos ellos). Incluso los últimos mensajes de los profetas claramente están mostrando que hasta hay agregados de carne humana en las preparaciones de ciertos lugares de comidas rápidas que no es necesario mencionar…

 

“Despierten” del “sueño” en el que se encuentran, es obviamente un sentido simbólico y creo que es bastante evidente. Esta comida adulterada / mal usada provoca un sueño o alteración psíquica, y hay suficientes investigaciones que explican los diversos mecanismos fisiológicos por los cuales sucede esto. Difícil de entender para muchos evangélicos que se han quedad con el pasaje de Hechos en el cual el Espíritu le ordena a Pedro “matar y comer”, a partir del cual sencillamente tiraron a la basura todos los principios sobre la buena alimentación que Dios le dio a Moisés, y no del todo claro para los modernos judaizantes que se han quedado en la letra de dichas instrucciones pero no han profundizado en las razones. Claro y evidente para los que han podido transitar por el medio de ambos extremos.

 

Así que este tremendo juicio empieza con un dramático proceso de desintoxicación. Digamos que la humanidad es llevada a un ayuno forzoso para lograr ese objetivo. No hay juicio divino que no entrañe una medida de misericordia. Y de paso digamos que el llanto también viene bien para eliminar toxinas…

 

Así que, una humanidad que de repente está siendo descontaminada a la fuerza puede (si quiere) darse cuenta de cuán dramática es la situación en la que viven. Por supuesto, no todo será tan llevadero para todos, para unos cuántos simplemente puede significar la muerte por inanición o enfermedades relacionadas con ella.

 

La expresión “quitar de la boca” es fuerte y nos está sugiriendo algo más que una simple plaga, sea lo que sea que esa plaga signifique. Me parece ver aquí una acción decidida de los gobiernos para restringir el acceso a los alimentos, algo muy lógico en medio de la escasez.

 

Joel 1:6 RVC

6 Un pueblo fuerte y muy numeroso viene contra mi tierra. Sus dientes y sus muelas parecen de león.

 

Los títulos que suele haber en las Biblias son útiles para guiarnos pero también pueden confundirnos, especialmente en las profecías. Este pasaje puede referirse a lo mismo que viene hablando, pero también puede ser un “salto profético” hacia otro significado, y creo que tiene mucho de eso.

 

Por un lado este pueblo “fuerte y numeroso” son los “insectos” que traen la destrucción de los alimentos, pero por otro lado no lo son. Aquí el profeta está mirando más allá todavía y ve una invasión futura de seres espirituales que se parecen a los insectos en su forma pero que van a traer una destrucción mucho mayor. En medio de un contexto de crisis van a aparecer, y serán terribles.

 

Por lo pronto, quedémonos con la imagen relacionada con el contexto: se trata de los devoradores, propiamente, los espíritus que devoran los recursos. La avaricia y la avidez por ellos, siendo la glotonería y la borrachera unas de sus formas, es lo que les abre las puertas; son ellos mismos espíritus “glotones y borrachos”, que se “devoran” todo lo que encuentran.

 

Pero cuidado con esta expresión: “viene contra mi tierra”. No se trata, como dije, de un juicio durante el tiempo de los grandes juicios, sino de un juicio previo, durante los “dolores de parto” que ahora estamos viviendo.

 

Aquí tenemos la primera referencia importante: estos juicios no son exactamente sobre el mundo, aunque por cierto que los sufrirán, sino principalmente sobre la iglesia, los hijos o los que se llaman hijos de Dios. El principal objetivo es despertar a la iglesia, y no vemos que eso esté realmente ocurriendo hasta ahora.

 

 

Danilo Sorti

sábado, 7 de mayo de 2022

830. El tiempo de Joel – II

 Joel 1:2-3 RVC

2 «Ustedes los ancianos, ¡oigan esto! Y ustedes, los habitantes de toda la tierra, ¡escuchen! ¿Acaso sucedió algo así en sus días, o en los días de sus padres?

3 Esto lo contarán ustedes a sus hijos, y sus hijos a sus propios hijos, y ellos a la generación siguiente.

 

Joel, que es un “ilustre desconocido” en la Biblia, habla a una generación también “ilustremente desconocida” para decirle que Dios irrumpiría de manera dramática, marcando un hito en la historia.

 

El mensaje del profeta nos alerta acerca de la falsa seguridad de pensar que “esto ya ha pasado antes…”. Dado que vivimos en una época de extrema necedad, es uno de los falsos argumentos con el que la gente se queda tranquila, “¡esto ya sucedió!”, y confunden los hechos modernos con algunos sucesos más o menos catastróficos del pasado sin tener la correcta dimensión de uno y otro.

 

Es cierto que “no hay nada nuevo bajo el sol” en el sentido de que todo lo que sucede ha sucedido ya en cierta medida, de alguna forma. Eso es verdad. Pero no es verdad que haya sucedido exactamente igual y, en especial, con la misma magnitud. Lo que viene, si bien es similar a diversos sucesos de la antigüedad, será tan diferente y único que no tendrá muchos puntos de comparación en cuanto a su alcance.

 

¿Cuándo ocurrió esta plaga de langostas? No sabemos exactamente. No era infrecuente que tal cosa sucediera, y eventualmente alguna manga sería realmente grande y devastadora. Pero, ¿se justificaría en tal magnitud como para mantener su recuerdo durante generaciones? Todos los pueblos han tenido sus crónicas, y más el pueblo de Israel, por lo que en un sentido quedaría escrita una memoria de ellos, pero no podemos identificar fácilmente en el texto bíblico que haya quedado un especial recuerdo de una plaga especialmente grande, de tal forma que sirviera como “hito histórico”.

 

Entre paréntesis, ¿”hito histórico” para qué? Pues bien, el Dios de Israel no es un Dios abstracto, teórico o filosófico, al estilo de los dioses griegos, es un Dios muy concreto; Él se da a conocer, se manifiesta primero (sea con juicios, bendiciones, o alguna señal indubitable) y luego revela algo de Sí, de tal forma que los pueblos lo conozcan, crean en Él y se conviertan.

 

No hay hitos históricos “porque sí”, en el vacío, nada ocurre simplemente por ocurrir, tal como la historiografía moderna, atea y progresista, se empeña en decir. Por lo tanto, esta plaga anunciada tendría que servir de punto de partida para alguna revelación fundamental del Señor. Pero no parece que tengamos eso en la Biblia, al menos no de una manera muy clara y evidente.

 

Entonces, ¿la plaga de magnitudes apocalípticas ocurrió realmente en el tiempo de Joel o más bien fue un anuncio profético basado en una plaga real pero no tan catastrófica?

 

Conociendo la dinámica profética no resulta nada improbable que sea lo último. Es más, al seguir analizando el texto y ver luego la cita que hace Pedro, sin dudas que se trata de eso. Así que tenemos un hecho histórico que dio lugar a que el profeta pudiera ver más allá. Sucedió una “semilla” en el tiempo que luego daría un “árbol cargado de fruto” en el futuro. Y ese futuro de Joel es nuestro presente.

 

Tendremos que saltar un escollo teológico que se ha puesto en las enseñanzas cristianas según el cual luego del arrebatamiento la tierra es completamente destruida por el Anticristo y los juicios divinos. La Biblia nos muestra que eso no será así. Seguirá habiendo seres humanos, que serán los que habitarán el Reino Milenial, el cual será un tiempo de paz y justicia, no sin pecado pero sí muy diferente al presente. ¿Por qué?

 

No se trata de que Dios le vaya a quitar el control del mundo al hombre, porque eso lo determinó ya en Génesis y Dios no cambia Sus promesas. Se trata de que las personas que repueblen ese nuevo mundo serán distintas, entre otras cosas, porque tendrán una memoria distinta. Así que entre todo lo que ocurrirá, habrá algunos eventos que relata Joel que serán claves para fundar esa nueva sociedad. Y esta gente “común y corriente” de repente jugará un rol clave.

 

El mandato se dirige primero a los ancianos, los que tenían el registro del pasado cercano y también del más lejano; ellos debían comparar lo que estaba por ocurrir con lo que había ocurrido ya, y darse cuenta de que “no era lo mismo”. Luego, habla a todos los moradores de la tierra, que sin dudas sufrirían el impacto del acontecimiento. Lo que iba a pasar (o estaba pasando ya) sería algo único tanto en el pasado como en el futuro. La memoria de ello debería mantenerse, para que las generaciones por venir mantuvieran el testimonio.

 

La gente de este tiempo está siendo testigo de eventos únicos y terribles, que deberán ser recordados en los siglos por venir, para que los pueblos que nacerán no se aparten del Creador como esta sociedad.

 

Bien, en esencia, ¿qué era y será este hecho tan terrible del que habrá que tener memoria?

 

Joel 1:4 RVC

4 Lo que la oruga dejó se lo comió el saltón, y lo que dejó el saltón se lo comió el revoltón, y lo que el revoltón dejó se lo comió la langosta.

 

La identificación de los insectos no es tan clara en las traducciones y creo sinceramente que no terminaremos de entender a qué se refiere hasta que no nos toque vivirlo. Por lo pronto, hay cuatro “bichos” aquí, y ese número e utiliza para referirse a toda la tierra en la Biblia (los cuatro puntos cardinales). Así que tenemos una palabra de uso muy común en el versículo 2 que se traduce como “tierra” y que puede referirse a una tierra en particular o a todo el planeta, y luego el uso del cuatro que fuertemente indica toda la creación material, por lo que se refuerza la idea de “todo el mundo”. Es decir, todo el planeta (o una superficie lo suficientemente grande) sería afectada por esta plaga en cuatro etapas y por acción de cuatro gentes distintos.

 

Las langostas vuelven a aparecer en Apocalipsis:

 

Apocalipsis 9:2-6 RVC

2 El ángel abrió las profundidades del abismo, y de allí salió humo, como de un horno enorme, y ese humo hizo que el sol y el aire se oscurecieran.

3 Del humo salieron también langostas, que infestaron la tierra; y se les dio el mismo poder que tienen los escorpiones de la tierra,

4 pero con la orden de no dañar la hierba ni los árboles, ni nada que tuviera verdor, sino sólo a quienes no tuvieran en la frente el sello de Dios.

5 No se les permitió matar a nadie, sino sólo hacer sufrir a la gente durante cinco meses con el mismo dolor de una picadura de escorpión.

6 Durante ese tiempo la gente intentará morir, pero no lo conseguirá; deseará la muerte, pero ésta huirá de ellos.

 

Sin embargo, aunque parecidas, no vemos que sea exactamente lo mismo. Mientras las primeras están afectando a la creación material y a partir de allí a las personas, las segundas afectan directamente a las personas. Sin embargo, hay una referencia sugestiva en esa segunda plaga: no son naturales; claramente son materializaciones de espíritus inmundos o creaciones genéticas o tecnológicas poseídas por los tales. Al respecto ya contamos con varios testimonios de profetas que han visto tales criaturas y percibido claramente que se trata de demonios atormentadores.

 

Más cercano al tiempo de Joel tenemos a Amós, y allí encontramos lo siguiente:

 

Amós 7:1 RVC

1 Esto es lo que el Señor me hizo ver: Estaba él criando langostas en el tiempo en que empieza a crecer el heno tardío, es decir, el heno tardío que sale después de las cosechas del rey.

 

Aunque naturales, estas tienen un origen espiritual: son una herramienta de juicio (tal como las de Apocalipsis, de hecho).

 

Langostas vimos también en Egipto, como una de las plagas, y Deuteronomio 28 explicita que será una de las consecuencias de la desobediencia, como castigo y como llamada de atención para que el pueblo se arrepienta.

 

Los que primero escucharon el mensaje de Joel no tenían, obviamente, la perspectiva de Apocalipsis ni de los últimos tiempos, pero sí la clara exposición de Deuteronomio 28, por lo que la simple palabra “langosta” bastaba para indicar que se trataba de un juicio divino.

 

Las langostas son indudablemente en la Biblia un castigo, especialmente vinculado con tiempos apocalípticos, tiempos de grandes crisis y grandes cambios. No podemos decir que sean exactamente las mismas que Apocalipsis pero algo es seguro: se trata de una plaga que provocará una gran hambre y se extenderá por toda la tierra, o al menos, por gran parte de ella.

 

Eso está reservado para los últimos tiempos, no aún para el tiempo de los juicios mayores, sino para este tiempo, tal como está siendo profetizado en estos mismos momentos. Tiene un propósito y hay un resultado esperado sobre el pueblo de Dios, que seguiremos comentando en un próximo artículo.

 

Danilo Sorti

domingo, 1 de mayo de 2022

829. El tiempo de Joel – I

 Los tiempos de Joel han quedado conectados estrechamente con nuestros tiempos desde el principio mismo de la Iglesia:

 

Hechos 2:14-17 RVC

14 Entonces Pedro se puso de pie, junto con los otros once, y con potente voz dijo: «Varones judíos, y ustedes, habitantes todos de Jerusalén, sepan esto, y entiendan bien mis palabras.

15 Contra lo que ustedes suponen, estos hombres no están borrachos, pues apenas son las nueve de la mañana.

16 Más bien, esto es lo que dijo el profeta Joel:

17 »Dios ha dicho: En los últimos días derramaré de mi Espíritu sobre toda la humanidad. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; sus jóvenes tendrán visiones y sus ancianos tendrán sueños.

 

De todas las citas que hace Pedro en su discurso, esta es, por lejos, la más extensa. Bastante curioso para un libro tan corto. Aunque intenso, no tiene ni cerca el peso de Isaías, o la particularidad de Ezequiel, o el sentimiento de Jeremías. Incluso es corto para los libros de los profetas menores. Tenemos a un casi desconocido, del que no podemos precisar el tiempo en que vivió, ni de dónde era, ni lo que hacía, escribiendo unas pocas líneas sobre eventos asombrosos presentes pero obviamente futuros también. ¿Qué hace un autor con “tan pocas medallas” nada más y nada menos que en el primer discurso de la naciente Iglesia, la Novia del Cordero?

 

Dado que el mensajero es parte indivisible del mensaje, no resulta nada extraño que la nueva comunidad de ilustres “desconocidos”, comenzara con las palabras de otro ilustre “desconocido”.

 

¿Qué sería eso llamado Iglesia? Por cierto que no tendría los nombres ni los prestigios ni los linajes a los que estaban acostumbrados en el judaísmo, fragmento de lo que era ser israelita. ¿Quiénes entrarían? Esclavos, mujeres (no muy diferentes a los primeros en esa época), jóvenes, ancianos, pobres, aunque también artesanos, sacerdotes, “profesionales”, incluso algunos ricos, que, por cierto, perderían su prestigio y mucho de su poder por esa acción. Así que tenemos una gran comunidad de gente común, “desconocida”, para la que las palabras de otro “desconocido” servirían de fundamento. Pero, ¡caramba!, ¿de qué serían capaces estos “desconocidos” y qué profetizó ese primer “desconocido”?

 

Hago un paréntesis.

 

Es cómico, si no fuera trágico, ver como vez tras vez las distintas iglesias han recreado sus propias jerarquías y linajes de prestigio. No solo en las iglesias más viejas y establecidas, sino también en las más nuevas y otrora avivadas. No ha pasado mucho tiempo para que en las iglesias pentecostales surgidas en el último despertar que tuvimos solo los “hijos de” y los “familiares de” ocuparan todos los puestos disponibles, aún si realmente no fueran cristianos verdaderamente convertidos. Pues bien, el mensaje fundacional no fue exactamente ese, sino todo lo contrario. Desde el principio quedó claro que:

 

1 Corintios 1:26-29 RVC

26 Consideren, hermanos, su llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según los criterios humanos, ni son muchos los poderosos, ni muchos los nobles;

27 sino que Dios eligió lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte.

28 También Dios escogió lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es,

29 a fin de que nadie pueda jactarse en su presencia.

 

Por supuesto, esto tampoco debe ser una excusa para la eterna mediocridad de otros tantos cristianos. Simplemente está diciendo que Dios haría algo nuevo con “lo que no es” para deshacer lo que “se cree ser algo”.

 

Según el orden que ocupa en la Tanaj, decimosexto, se corresponde proféticamente con el mismo capítulo de Isaías, y en sus primeros versículos encontramos:

 

Isaías 16:2-3 DHH

2 Los habitantes de Moab en el paso del Arnón

son como pájaros espantados

que huyen de su nido.

3 Dicen a Sión:

planes para protegernos,

toma tú nuestra defensa.

Extiende tu sombra en pleno mediodía,

como si fuera de noche;

ofrece asilo a los desterrados,

no traiciones a los fugitivos.

 

Hay varias cosas para analizar aquí, pero por lo pronto nos encontramos con gente huyendo de su país, y en esas situaciones normalmente es “con lo puesto” hacia una tierra en la que no tienen posesiones ni reconocimiento social ni nada. Es decir, gente que por causa de la guerra termina transformándose en “nadie”, pobres que carecen de todo. Pero que han tenido la bendición de terminar en “Sión”. Perdieron todo lo material, pero al salir de su tierra idólatra, ganaron al Dios de Israel. Igual que esos primeros que entraron a la iglesia: no tenían, o habrían de perder, bienes materiales y prestigio social, pero ganarían el Reino Venidero.

 

Pero estos “desconocidos” se transformarían en testigos y protagonistas involuntarios de un hecho histórico, por lo que habría algo para contar por generaciones y ser recordado en el tiempo:

 

Joel 1:2-3 RVC

2 «Ustedes los ancianos, ¡oigan esto! Y ustedes, los habitantes de toda la tierra, ¡escuchen! ¿Acaso sucedió algo así en sus días, o en los días de sus padres?

3 Esto lo contarán ustedes a sus hijos, y sus hijos a sus propios hijos, y ellos a la generación siguiente.

 

Dios siempre ha llamado a los Suyos a ser testigos:

 

Deuteronomio 1:31 RVC

31 Además, ustedes son testigos de que, en el desierto, y por todo el camino que han recorrido, el Señor su Dios los ha traído como un padre que lleva a su hijo de la mano, hasta llegar a este lugar.”

 

Hechos 1:8 RVC

8 Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.»

 

Y este testimonio debería pasarse:

 

Éxodo 12:26-27 RVC

26 Y cuando sus hijos les pregunten: “¿Qué sentido tiene para ustedes este estatuto?”,

27 ustedes les responderán: “Se trata del sacrificio que se ofrece al Señor como recuerdo de la pascua, es decir, cuando en Egipto el Señor pasó por alto las casas israelitas y nos salvó la vida, pero hirió de muerte a los egipcios.”» Entonces los israelitas se inclinaron y adoraron,

 

2 Timoteo 2:2 RVC

2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, encárgaselo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.

 

Así que ahora tenemos una generación que estaba transcurriendo un tiempo aparentemente anodino pero que de repente se encontraría en el “medio de la historia” y deberían establecer un testimonio para las generaciones por venir.

 

Si eso era cierto en ese entonces, mucho más en el mundo (supuestamente) sobrepoblado de hoy, en donde cada persona es literalmente “un número”, uno más del montón; un mundo en el que los medios masivos de manipulación se encargan de presentar y exaltar (falsas) figuras mientras el resto queda sumido en la ignorancia, aún para sus mismos vecinos, amigos y familias, que se van tras las luces de los “famosos” y apenas conocen al que vive junto a ellos. Una generación “sin nombre”… pero que de repente se encuentra metida en el “medio de la historia”, y no cualquier historia, sino la historia del fin de una era, el desenlace de las edades, la más terrible de todas las épocas a la vez que la más gloriosa. ¡Qué terror y qué privilegio!

 

¿Qué tuvo esa gente para recordar y contar y qué tenemos nosotros hoy? Eso lo veremos en el próximo artículo.

 

 

Danilo Sorti

 

lunes, 25 de abril de 2022

828. ¿Deben vivir?

 Este decididamente no es un artículo agradable, y no espero que muchos concuerden conmigo. Hay una serie de temas que no desarrollo aquí y los doy por sobreentendidos. Con todo, es una de las duras reflexiones que nos debemos en estos tiempos.

 

Ezequiel 13:19 RVC

19 ¿Y van a ofenderme entre mi pueblo a cambio de cebada y de mendrugos de pan, matando a quienes no deben morir, dejando con vida a quienes no deben vivir, y mintiéndole a mi pueblo, que cree en sus mentiras?”

 

Vivimos en los tiempos apocalípticos. Estos son los últimos tiempos, no será dentro de muchas décadas, sino que YA MISMO están siendo. Tales tiempos requieren que nos planteemos preguntas difíciles y obtengamos respuestas decisivas. Sencillamente, la vida e incluso nuestra salvación, y la de nuestras naciones, va en ello.

 

En el Antiguo Testamento la figura de los “enemigos” es extremadamente clara. En el Nuevo Testamento parece que no. Solemos pararnos en las palabras de Jesús cuando nos habla de algo tan revolucionario como el amor a nuestros enemigos y a partir de allí construimos una teología desviada. Por supuesto, “un texto fuera de contexto es un pretexto”, y no se puede hacer una doctrina a partir de un solo pasaje, pero eso mismo pasa con dicho texto.

 

Los enemigos, en los “tiempos” del Nuevo Pacto, siguen siendo enemigos, solo que se les ofrece un tiempo de misericordia explícita. El mismo Jesús claramente confrontó a ciertos religiosos de su época con un calificativo que daba a entender su irredimibilidad: “generación de víboras”, ya no pueden salvarse, solo les resta esperar la condenación, “perfectos enemigos” de los que siempre habrá que cuidarse.

 

El texto de Ezequiel 13 es muy rico en significados y muy actual. No voy a exponer todo lo que dice pero sí concentrarme en esta expresión: matar a quien no debe morir y dejar con vida a quien no debe vivir. Y más exactamente, en la última. ¿Cómo es posible que un profeta deje con vida a quien no debe vivir?

 

Primero digamos que, en un sentido, todos los hijos de Dios tienen el poder de vida en sus bocas cuando son guiados por el Espíritu, y, en cierto sentido, todos pueden fungir proféticamente. Esto es claro. En la lengua tenemos el poder de la vida y la muerte:

 

Proverbios 18:21 RVC

21 El que ama la lengua comerá de sus frutos; ella tiene poder sobre la vida y la muerte.

 

Poder de vida y muerte para nosotros y para los otros. Ahora bien, ¿no se supone que el mandato de Cristo es dar vida, y que para eso deberíamos usar nuestra lengua? ¿Cómo es que en determinado momento no deberíamos hacerlo?

 

Pues bien, no nos extrañe esto que estoy diciendo porque Lucas concluye el libro de Hechos con estas palabras:

 

Hechos 28:26-27 RVC

26 »“Ve a este pueblo, y dile: Ustedes oirán, pero no entenderán; Verán, pero no percibirán.

27 Porque su corazón se ha endurecido, Y sus oídos son incapaces de oír. Han cerrado sus ojos, para no ver ni oír, ni entender bien; para que no se conviertan y yo los sane.”

 

Y más aún, porque esta cita de Isaías se menciona en los Evangelios antes que esto:

 

Juan 12:39-40 RVC

39 Por esto no podían creer, pues Isaías también dijo:

40 «Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.»

 

Pues bien, aquí tenemos un grupo de gente que ya había sido condenada y que no debía vivir, porque su destino se había sellado. Todavía cumplirían una función en la tierra y por eso el Señor los deja, pero ya no había salvación para ellos.

 

Si no queremos ir al extremo del destino eterno de las personas, todos podemos concordar fácilmente en que Dios determina el tiempo de vida de cada uno, y que finalmente eso no está supeditado a cuántos años tenga la persona.

 

Así que, Dios como Juez, puede sellar la condenación o salvación de las personas antes de que mueran y establecer un destino para ellas, y determinar el tiempo de vida de cada uno.

 

El pasaje de Ezequiel no parece referirse al destino eterno de las personas sino al tiempo presente, y en ese sentido, estas falsas profetizas podían “cortar” antes de tiempo la vida de los justos y prolongar indebidamente la vida de los impíos. Está claro que incluso Dios permite eso por un tiempo, por más que no sea Su perfecta voluntad.

 

Hay mucho para decir acerca de cómo los hijos de Dios, por su ignorancia o incluso por ambición, han sostenido y prolongado “vidas” de personas y sistemas que no debían continuar sobre la tierra. Es más, podría decir que en un sentido, todo lo que hoy está “vivo” y siendo utilizado por el Enemigo, ha sido de alguna manera alimentado y vivificado por los hijos de Dios, pero eso será otro tema.

 

Hoy y ahora, nuestras palabras siguen teniendo poder de vida y poder de muerte, no solo en relación con el destino eterno, sino con el tiempo presente y el futuro inmediato. Y vamos al tema del momento: la inoculación (pretendidamente) contra el virus y el engaño asociado.

 

Dios no solamente nos ha dado muchas advertencias, sino que también ha mostrado a los médicos despiertos distintas herramientas de sanidad para solucionar o al menos paliar los efectos presentes y futuros de la pre marca. Es probable que esas herramientas permitan prolongar la vida a los inoculados. Ahora bien, ¿por qué?

 

Dentro de los muchos que se han inyectado, cristianos entre ellos (cuyo “Dios” no es capaz de cuidarlos de un virus…), sin dudas tenemos a unos cuantos que se están dando cuenta del engaño, y esperemos que muchos más lo hagan ahora que todavía hay tiempo, porque no tendrán mucho. Sin dudas, las puertas de la gracia siguen abiertas; se están cerrando, pero todavía siguen abiertas, así que Dios provee los instrumentos de sanidad, sin mencionar que la principal sanidad es la que fluye directamente de Él a través del poder de Vida de Su Santo Espíritu.

 

Pero dentro de los que pueden entender algo de los peligros del inóculo también están los que decididamente NO CAMBIARÁN ni se arrepentirán de haber creído y obedecido el engaño del sistema, que ya claramente no es otro más que el sistema del mismo Anticristo, esperando el momento preciso de aparecer. Ellos, que habrán recibido una “prolongación de vida”, serán los agentes del sistema del Anticristo, los que nos perseguirán a nosotros si es que estamos aquí o a nuestros hermanos que queden o se conviertan en ese tiempo.

 

No voy a detallar cómo es que llegarán a convertirse en tales; sea por convicción o, lo más probable, por engaño y control a través de lo que les están inyectando. Para ese momento ya no podremos hablar de “su” voluntad, porque la habrán cedido por completo a su amo terrenal y el sistema de control (chip + 5G + grafeno + modificación genética, y quizás algo más) se encargarán de manipularlos a voluntad.

 

Inevitablemente habrá de los tales y en el propósito de Dios está usarlos durante un tiempo para Sus fines, en definitiva para salvación de Sus escogidos. Bien, ¡pero solamente esos y no más!

 

¿Debemos dar las herramientas de sanidad a los que no deben seguir en esta tierra, para no llegar a transformarse en siervos del Anticristo y así sellar y aumentar grandemente su condenación? No, no debemos.

 

De acuerdo, ¿y quiénes son esos…?

 

La respuesta a esta pregunta no puede ser ningún protocolo de identificación; solo Dios conoce los corazones en profundidad y las decisiones últimas de todos los hombres. El hecho de que muchísimos hayan tomado el camino que los conducirá hacia las mismas garras del Anticristo no significa que sigan transitando por él. Pero cuidado, ya están en el camino, y sabemos que la tendencia es seguir.

 

Jesús nos da una primera respuesta muy conocida:

 

Mateo 7:6 RVC

6 »No den ustedes lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan contra ustedes y los despedacen.

 

Luego de haber hecho tantas veces exactamente lo que este pasaje dice que NO DEBEMOS hacer, ahora aprendí (¡era hora!) a ser más prudente. Aunque por dentro la compasión del Espíritu me pueda conmover, sé que no puedo entregar “perlas” a cualquiera en cualquier momento. Aprendí a confiar en que Dios no perderá a ninguno de los Suyos, y aunque tenga que permitir que pasen por muchos sufrimientos, en definitiva ése será el único camino posible para llevarlos a Su Reino. Así que entendí que yo no soy ninguna especie de “redentor”, solo un siervo por amor del Único Salvador, y debo obedecer Sus instrucciones precisas.

 

Así que, si hay “cerdos” del otro lado, que no están dispuestos a escuchar con atención, o solo quieren burlarse, prefiero callar. Como siempre, el Espíritu puede moverme a hablar a pesar de eso, pero en todo caso, deberá ser una instrucción muy específica de Él.

 

Pero en otros casos no es tan evidente y sólo dependeremos del susurro suave del Santo Espíritu. Cómo sea, el resumen de lo que quiero decir es que no debemos dar por sentado que tan abiertamente deberemos transmitir lo que sabemos para sanidad de los inoculados. Me gustaría decir que sí, querría publicarlo continuamente a pesar de la enorme censura de los medios, pero no es así. No voy a decir “cuándo sí y cuándo no”, eso solo le corresponde a Dios, pero sí quiero dejar en claro que “no siempre será sí”.

 

Los que han empezado el camino covidiano tienen muchas probabilidades de seguirlo. Hoy muchos de ellos ya son nuestros “enemigos”, manifiestos o no, y lamento decirlo porque allí hay muchas personas que aprecio. No nos extrañemos, es parte de la separación y gran división de los últimos tiempos. El Enemigo los está transformando a su propia imagen y semejanza, es decir, en enemigos, ¡nuestros enemigos!, adversarios de los que nos esforzamos en seguir al Señor. Confío en que llegado el tiempo preciso, podremos rescatar a muchos, tal como ha sido profetizado para la Última Cosecha, la mayor de todas las edades. Pero no debemos ser imprudentes ni alimentar aquello que redundará en estorbo y perjuicio para la obra de Dios.

 

Que el Señor nos de sabiduría para entender esto con claridad. Todavía las puertas de la gracia están abiertas y todavía hay tiempo para escapar del engaño, ¡nada es imposible para Dios! Y el mismo que creó al ser humano también puede repararlo, sin la más mínima duda.

 

 

Danilo Sorti

 

miércoles, 20 de abril de 2022

827. Un fuego siempre encendido

Levítico 6:12-13 RVC

12 El fuego del altar no deberá apagarse nunca, sino que todos los días el sacerdote le echará leña, acomodará el holocausto sobre el fuego, y quemará sobre el altar la grasa de los sacrificios de paz.

13 El fuego del altar deberá mantenerse siempre encendido; nunca deberá apagarse.

 

Tal como fue profetizado hace unos pocos años, la mentira plandémica trajo mucha frialdad dentro de buena parte del pueblo de Dios. Peor aún, muchos de ellos se sumergieron tanto que corrieron a inocularse con la pre marca, convenciéndose a sí mismos con un montón de versículos bíblicos descontextualizados, pero olvidando convenientemente que Jesús le dijo a Satanás, cuando intentó seducirlo con pasajes de la Escritura, “no tentarás al Señor tu Dios”.

 

Lo cierto es que si muchos fuegos casi se han apagado ha sido porque nunca estuvieron verdaderamente ardiendo con intensidad. En todo caso, había “apariencia de” fuego disfrazada de activismo eclesiástico.

 

Pero no ha pasado así con todos, otros han tenido por fin la libertad de una opresión religiosa y sus fuegos han podido comenzar a desarrollarse con su propia identidad. Con todo, aún estos han sufrido el aislamiento y ahora más, la desazón de ver una iglesia que, habiendo pasado este leve juicio, se encuentra desesperada tratando de encontrar nuevamente el camino a Egipto…

 

La Palabra, sin embargo, es Eterna y no cambia. El altar del Tabernáculo, y luego del Templo, debía permanecer siempre encendido, simbolismo de lo que Pablo más tarde resumiría diciendo:

 

1 Tesalonicenses 5:19 RVC

19 No apaguen el Espíritu.

 

Sí, el Espíritu puede llegar a retirarse de una persona, y eso ya es muy grave, no conozco lo suficiente como para afirmar que sea irreversible, pero probablemente. Con todo, aunque no lo haga, puede ser apagado, acallado. Esto ocurre cuando vez tras vez se lo ignora o desobedece. Llega el tiempo en que ya dejará de hablar a esa persona, sencillamente porque si lo hiciera lo único que lograría sería que acarreara más condenación por su desobediencia y más puertas abiertas al Enemigo. Por eso, por misericordia, se “apaga” a sí mismo. El fuego se apaga, o, en todo caso, solo queda una llamita muy pequeña, que en la práctica no cumple ninguna función. Solo el “piloto automático”.

 

¿Cómo se mantenía encendido el fuego? Echándole leña, esto es, un “combustible”, algo que viene “de afuera”. Las personas no podían “hacer fuego” con sus propias fuerzas, el fuego “estaba” y se mantenía con recursos externos y bien sencillos, si los comparamos con la hermosura de los otros muebles del Tabernáculo y más aún, del Templo. La puerta de entrada a la adoración, el altar del sacrificio, clara imagen del Sacrificio de Cristo, se alimentaba con algo muy simple, barato y para nada ostentoso: madera, más aún, leña.

 

La primera enseñanza es clara: el fuego no debe apagarse nunca, no lo podemos “crear” nosotros pero sí podemos alimentarlo, y no requiere nada demasiado costoso. No se trata de onerosos viajes a congresos internacionales, ni costos seminarios, ni grandes shows evangélicos. Se trata de acciones simples pero persistentes. Periódicamente debían recoger leña y todos los días debían revisar cuánta había, retirar las cenizas y poner troncos nuevos. Eso, aún en medio de las circunstancias del tiempo presente, y mucho más en el que vendrá. Sencillamente, si no hacemos eso, no sobreviviremos; caeremos presa de los próximos y más letales y sofisticados engaños, y hasta podemos perder nuestras almas por la eternidad, pero por lo menos, tendremos pérdida en este tiempo para el Reino y en nuestras recompensas eternas.

 

¿Qué “leña” nos aconseja Pablo?

 

1 Tesalonicenses 5:16-22 RVC

16 Estén siempre gozosos.

17 Oren sin cesar.

18 Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.

19 No apaguen el Espíritu.

20 No menosprecien las profecías.

21 Examínenlo todo; retengan lo bueno.

22 Absténganse de toda especie de mal.

 

Hemos sido hechos para vivir gozosos, y es uno de los Frutos principales del Espíritu. Él “siembra” Su gozo en nosotros cuando nos recuerda Su protección, Su presencia, Su amor, las recompensas que tendremos, etc., nosotros aceptamos esas palabras y naturalmente el gozo surge en nosotros, o las rechazamos y ocurre lo contrario.

 

No necesitamos arrodillarnos en un hermoso Templo para orar, es más, si se supone que debemos orar sin cesar resulta imposible de hacer si no hacemos de la comunión con Dios algo cotidiano, en todo momento, en todo lugar, ¡sin necesidad de cerrar los ojos, levantar las manos y ponernos a gritar en medio de la calle, claro!

 

Dar gracias en todo es un ejercicio no siempre fácil, eso es cierto, pero tampoco imposible. A medida que conocemos los intrincados pero maravillosos caminos de Dios, se nos hace cada vez más fácil.

 

No apagar el Espíritu es el “centro” de la recomendación, y tiene que ver con lo que dijimos al principio: escucharlo, aceptar lo que dice y obrar en consecuencia.

 

No menospreciar las profecías está en relación directa con la frase anterior. Su sentido es claro y sólo voy a decir al respecto que nunca ha habido otro momento de la historia en el que el Señor estuviera hablando por boca de tantas personas (normalmente sencillas y sin demasiados títulos eclesiásticos), y creo que tampoco nunca ha habido otro momento en que tantos cristianos hagan oídos sordos a esas palabras.

 

Examinar todo y retener lo bueno implica no meter un “fuego extraño” en el altar de nuestro espíritu, no alimentarlo con combustible contaminado. Simplemente nos dice que no debemos ser simplones. De nuevo, creo que la mayoría de los cristianos ha caído por eso: creyeron lo que les dijeron a través de los medios masivos de comunicación olvidando que la misma Biblia nos aclara una y otra vez que el sistema mundo se encuentra bajo el control del Maligno. Fueron “simples” y recibieron un daño del que todavía no se dan plena cuenta.

 

Abstenerse de toda especie de mal se relaciona con lo anterior. Hay pecados que son evidentes, y no significa que estemos completamente libres de ellos, pero podemos verlos y llamarlos como tales, arrepentirnos y pedirle al Señor que nos limpie. Hay otros que son más sutiles; si no avanzamos en el conocimiento de ellos, para crecer en nuestra santidad, estamos dejando un montón de pequeñas zorras en nuestra viña que terminarán por arruinar por completo el fruto para el Señor. De nuevo, ¡cuántos cristianos se han quedado con las definiciones básicas de pecados y se han cerrado por completo para entender los engaños más sutiles!

 

Pero cuidado, estas son las instrucciones individuales que da Pablo, en el texto anterior nos dice:

 

1 Tesalonicenses 5:12-15 RVC

12 Hermanos, les rogamos que sean considerados con los que trabajan entre ustedes, y que los instruyen y dirigen en el Señor.

13 Ténganlos en alta estima y ámenlos por causa de su obra. Y ustedes, vivan en paz.

14 También les rogamos, hermanos, que les llamen la atención a los ociosos, que animen a los de poco ánimo, que apoyen a los débiles, y que sean pacientes con todos.

15 Tengan cuidado de que nadie pague a otro mal por mal; más bien, procuren siempre hacer el bien, tanto entre ustedes como con los demás.

 

No voy a desarrollar esto ahora, solo diré que aquí vemos toda la dimensión comunitaria de “no apagar” el Espíritu. Sin dudas esta ha sido la parte que más ha sufrido en estos años y en los por venir, y en buena medida será inevitable para muchos; por eso, procuremos que en los tiempos de comunión e interacción que tengamos (aunque sea virtual, mientras sea posible) cumplamos todos los mandatos que descuidamos cuando teníamos plena libertad.

 

El fuego debe arder siempre. Si por alguna razón se ha casi apagado, todavía es tiempo de volver a encenderlo. Aún la puerta permanece abierta, pero ya no por mucho más. No dejemos escapar esta oportunidad.

 

 

Danilo Sorti

 

jueves, 14 de abril de 2022

826. Un censo impío – III

Éxodo 30:11-12 RVC

11 El Señor habló también con Moisés, y le dijo:

12 «Cuando hagas un recuento del número de los hijos de Israel, una vez que los hayas contado cada uno de ellos deberá darme a mí, el Señor, el rescate de su persona. Así no habrá mortandad entre ellos.

 

La ubicación de esta sección en el libro de Éxodo es bastante extraña. En todo el contexto Dios le da las instrucciones a Moisés sobre cómo construir la Tienda de Reunión y el culto de la misma, es decir, el procedimiento que ellos tendrían que seguir para acercarse a ese Dios que recién estaban conociendo. ¿Qué tiene que ver un censo con todo eso?

 

Podemos asumir que la plata recolectada en ese primer censo que realizaron sirvió para hacer algunas cosas de todo el Tabernáculo, pero sigue siendo una ubicación un poco extraña, si es que no lo vemos desde un punto de vista espiritual.

 

Aunque no podemos asumir exactamente que la secuencia en que Dios se lo dijo a Moisés fuera esa, resulta claro que así fue inspirado por el Espíritu para que sea escrito, y por lo tanto, un mensaje nos transmite con todo eso. Pero allí necesitamos recurrir al simbolismo, en este caso, de los distintos muebles del Tabernáculo.

 

Antes de las instrucciones sobre el censo (dentro del mismo capítulo) nos encontramos con las indicaciones sobre el altar del incienso, y luego, la fuente de bronce, el aceite de la santa unción y el incienso. La secuencia de los muebles del Tabernáculo era:

 

1.      Altar de los sacrificios

2.      Lavacro de bronce

3.      Mesa de los panes

4.      Candelabro

5.      Altar de incienso

6.      Arca

7.      Propiciatorio

 

En orden, cada uno de ellos se refiere a cada uno de los siete dones redentores del Padre:

 

1.      Profeta

2.      Siervo

3.      Maestro

4.      Exhortador

5.      Dador

6.      Gobierno

7.      Misericordia

 

Así que el censo se “encuentra” entre el altar de incienso = dador, y la fuente de bronce = siervo. Un poco más allá tenemos el aceite de la santa unción, que significaba claramente la capacitación para el ministerio, y el incienso, que es la ofrenda a Dios, las oraciones puras y sinceras que llegan a Su presencia, tal como vemos en Apocalipsis.

 

Las oraciones se elevan a Dios, como Fuente de toda dádiva, Él es quien concede a una nación aumentar en número. Más adelante Salomón diría:

 

Salmos 127:3 RVC

3 Los hijos son un regalo del Señor; los frutos del vientre son nuestra recompensa.

 

Mientras que en los otros ejemplos de censos que vimos en artículos anteriores, cada persona era solamente una fuente de recursos para la “nación”, expresión eufemística que solo esconde la ambición personal de sus gobernantes; aquí son vistos como un regalo, como propiedad exclusiva del Creador que son dados a una nación para su bendición, para que sean de bendición a las otras naciones y para que en todo el proceso dé la gloria a su Hacedor.

 

Por lo tanto, un censo sería motivo de agradecimiento y a su vez de consagración (el aceite de la santa unción que aparece un poco más adelante en el texto), la oportunidad para que el pueblo y sus líderes organizaran el servicio de sus habitantes, la oportunidad para elevar las oraciones de gratitud… o no…

 

Isaías 1:9 RVC

9 Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado un remanente, un poco más y seríamos como Sodoma, ¡semejantes a Gomorra!

 

En varias ocasiones Israel fue diezmado por sus enemigos, Dios los entregó a la muerte por el pecado hediondo que había en ellos. Un censo puede ser el motivo de gran tristeza y arrepentimiento para un pueblo pequeño, al menos debería serlo.

 

En medio de las naciones, Argentina es una nación con poca población, nunca ha crecido demasiado y en estos últimos tiempos, debido al espíritu de Moloc soltado por la aprobación del genocidio intrauterino, más los muchos pecados del pueblo y sus gobernantes, la tasa de natalidad está siendo la más baja de su historia, y la muerte que ya ha comenzado debido a la inoculación venenosa, que la mayoría de la sociedad (cristianos inclusive) recibieron alegremente, hará estragos sobre la población.

 

Así que, aquí y ahora, este censo no será motivo de alegría y agradecimiento, sino de profundo arrepentimiento y tristeza. Claro, para los que tienen ojos para ver, ya que buena parte de las personas han sido cegadas por las mentiras del globalismo respecto de la sobrepoblación y las “ventajas” de no tener hijos.

 

Creo que eso es algo que tendremos que hacer cuando estén los resultados de este censo.

 

El otro mueble es el lavacro de bronce, una especie de piletón de donde se obtenía el agua para lavar los sacrificios y demás. Corresponde al don de siervo, también asociado con el segundo día de la creación: la atmósfera y el aire. Es el que limpia, el que suaviza, el que trae sanidad. Luego del profeta, tan “sangriento” como el altar de los sacrificios, es necesario traer esa sanidad para que las personas puedan ser instruidas por el maestro y continuar con el proceso simbolizado por los siete muebles.

 

Viene luego del relato del censo, y creo que resulta obvio por qué, luego de lo que dijimos. El censo daría a conocer no solo “los que están” sino también “los que faltan”, los que murieron pero también los que no nacieron, los que emigraron, los que nunca llegaron. Eso mismo es lo que ocurrirá en nuestro caso, y allí está el Espíritu, el agua de vida, que limpia, que trae nueva vida. Y también está el bronce, el mismo que vemos en los pies del Hijo del Hombre, en Apocalipsis 1, el que soportó las pruebas y venció, y por lo tanto, nos hace también a nosotros vencedores.

 

En este nuevo tiempo de gracia, Dios nos ha hecho reyes y sacerdotes por medio de Su Hijo. Por más que algunas iglesias hayan establecido la figura del “sacerdote” y otras hayan elevado a los ministros o pastores por encima del resto de la gente, nada de eso se corresponde con el modelo bíblico. El que escucha y el que cree con todo el corazón y le entrega su vida a Él, recibe también la autoridad del sacerdote, es decir, del que puede interponerse entre el resto del pueblo y Dios. Si entendemos estas enseñanzas básicas que el Espíritu nos trae respecto del censo, podremos oficiar como tales para que Su justicia y Su misericordia sean traídas a esta nación.

 

Apocalipsis 1:12-16 RVC

12 Yo volví la mirada para ver de quién era la voz que hablaba conmigo, y al volverme vi siete candeleros de oro;

13 en medio de los siete candeleros vi a alguien, semejante al Hijo del Hombre, que vestía un ropaje que le llegaba hasta los pies, y que llevaba un cinto de oro a la altura del pecho.

14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como lana. Parecían de nieve. Sus ojos chispeaban como una llama de fuego.

15 Sus pies eran semejantes al bronce pulido, y brillaban como en un horno; su voz resonaba como el estruendo de un poderoso caudal de agua;

16 en su mano derecha llevaba siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de doble filo; su rostro era radiante, como el sol en todo su esplendor.

 

Él venció, Él atravesó por las llamas y no pudieron derrotarlo. Al momento de escribir este texto, cuando recordamos la Pascua, Su victoria es la señal de un tiempo nuevo, la que apunta hacia Pentecostés, cuando el poder bajaría sobre Sus discípulos para comenzar su misión. Y antes de eso hubo que arreglar un “pequeño censo”, pero de eso hablaremos luego.

 

 

Danilo Sorti