miércoles, 16 de octubre de 2019

733. La promesa para los fieles: al que tiene se le dará


Hay una promesa que se repite varias veces en los Evangelios y que no suele entenderse bien: ¿cómo es posible que, en un sentido de justicia divina, Dios le dé al que tiene más y le quite al que tiene menos? ¿Es Dios injusto? Se ha vuelto costumbre hoy en el ámbito secular decir esto último, y hasta los cristianos dudan, pero veamos los contextos de estas promesas y cómo un texto descontextualizado se vuelve “mentiroso”:

Mateo 13:10-13 RVC
10 Los discípulos se acercaron y le preguntaron: «¿Por qué les hablas por parábolas?»
11 Él les respondió: «Porque a ustedes se les concede entender el misterio del reino de los cielos, pero a ellos no.
12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará.
13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

Aparentemente hay un favoritismo inexplicable, excepto por el hecho de que Jesús expresamente había elegido a los 12 de entre el resto, por su consagración y por su llamado particular. Sin embargo, el resto del pasaje explica esta aparente injusticia:

Mateo 13:14-17 RVC
14 De manera que en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dijo: “Ustedes oirán con sus oídos, pero no entenderán; y verán con sus ojos, pero no percibirán.
15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido; con dificultad oyen con los oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que con sus ojos vean, y con sus oídos oigan, y con su corazón entiendan Y se vuelvan a mí, Y yo los sane.”
16 Pero dichosos los ojos de ustedes, porque ven; y los oídos de ustedes, porque oyen.
17 Porque de cierto les digo, que muchos profetas y hombres justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.

La clave está en el versículo 15:

·         Corazón endurecido hacia el amor manifestado a través de Dios Hijo
·         Oídos tapados a la suave voz de Dios Espíritu
·         Ojos cerrados a los hechos de Dios Padre

Es decir, esta gente, al igual que sus antepasados de la época de Isaías, habían decidido rechazar el testimonio del Trino Dios, y por ello, Él ya había dictado juicio y de ninguna forma habrían de entender. Notemos, sin embargo, que las palabras que escuchaba esta gente y que les estaban veladas, eran exactamente las mismas que escuchaban los discípulos. Ellos contaban con una explicación aparte, pero más que eso, se trataba de una cuestión espiritual: las palabras espirituales parecen una locura total, no pueden penetrar más allá del sentido literal y cuando tratan de hacerlo no encuentran las metáforas adecuadas: su comprensión ha sido cerrada porque solamente el Espíritu puede abrirla.

Pero también hay una cuestión de tiempo y oportunidad: “Porque de cierto les digo, que muchos profetas y hombres justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.”

Entonces, al que tiene revelación espiritual porque ha decidido abrir su corazón, sus oídos y sus ojos, es decir, abrirse  por completo al testimonio del Trino Dios, se  le dará más revelación y entenderá mucho más. Pero al que no la tiene porque ha decidido cerrarse, se le quitará aún la poca que todavía conserva. En estos casos, lo que ocurre es que las personas deciden sólo aceptar una parte de la revelación, es decir, no aceptan a Dios con todo lo que Él tiene para decir; guste o no, se entienda o no. Entender los misterios del Reino de los Cielos es tener las puertas abiertas para vivir en el Reino y traerlo a la Tierra, no es para nada un asunto menor, es la puerta de entrada a los bienes venideros.

Aunque Mateo registra discursos anteriores de Jesús pronunciados en lenguaje figurado, las parábolas propiamente comienzan a partir de aquí, y constituyen las enseñanzas claves del Reino, no para todos.

Mateo 25:28-29 RVC
28 Así que, ¡quítenle esas mil monedas y dénselas al que tiene diez mil!”
29 Porque al que tiene se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará.

De nuevo, estos dos versículos parecerían en extremo injustos si no leemos el contexto.

Mateo 25:14-18 RVC
14 »Porque el reino de los cielos es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
15 A uno le dio cinco mil monedas de plata; a otro, dos mil; y a otro, mil, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se marchó.
16 El que había recibido cinco mil monedas negoció con ellas, y ganó otras cinco mil.
17 Asimismo, el que había recibido dos mil, ganó también otras dos mil.
18 Pero el que había recibido mil hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.

Podemos dar varias interpretaciones a qué cosa sean las “monedas de plata”, en el contexto más general podemos considerar que se refiere a la venida de Cristo y el fin de esta era, y la recompensa consiste en responsabilidades y privilegios de ese Reino venidero. Pero es posible hacer una interpretación más cercana y reducida en el tiempo, por lo que puede aplicarse a períodos de la vida del creyente, en los cuales recibe determinados dones, recursos o posibilidades, y según su fidelidad, recibirá la recompensa o no en un próximo período de tiempo.

No a todos se les da lo mismo y la razón es la capacidad individual, pero a todos se les da algo, y de todos se espera algo. Mil monedas de plata equivaldrían al sueldo básico de 3 años y 2 meses, dos mil a 6 años y 4 meses, cinco mil a quince años y 10 meses. No era poco dinero.

Mateo 25:19-29 RVC
19 Mucho tiempo después, el señor de aquellos siervos volvió y arregló cuentas con ellos.
20 El que había recibido las cinco mil monedas se presentó, le entregó otras cinco mil, y dijo: “Señor, tú me entregaste cinco mil monedas, y con ellas he ganado otras cinco mil; aquí las tienes.”
21 Y su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”
22 El que había recibido las dos mil monedas dijo: “Señor, tú me entregaste dos mil monedas, y con ellas he ganado otras dos mil; aquí las tienes.”
23 Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”
24 Pero el que había recibido mil monedas llegó y dijo: “Señor, yo sabía que tú eres un hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges lo que no esparciste.
25 Así que tuve miedo y escondí tu dinero en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.”
26 Su señor le respondió: “Siervo malo y negligente, si sabías que yo siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí,
27 debías haber dado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, hubiera recibido lo que es mío más los intereses.
28 Así que, ¡quítenle esas mil monedas y dénselas al que tiene diez mil!”
29 Porque al que tiene se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará.

La recompensa fue en función de la fidelidad y aquí no se indica cuál sea el “monto” de dicha recompensa sino que es la misma para todos: “el gozo de tu señor”. No importaba cuánto había recibido y cuánto había generado en consecuencia, tenía acceso a todo el reino, todos los bienes y la dicha de su señor, lo mismo que el señor había recibido estaba a su disposición.

Se requirió fe de los siervos, fidelidad, esfuerzo y aplicar la capacidad que tenían, ni más que eso ni menos que eso. Ninguno recibió algo más grande de lo que podía administrar.

Conocemos la historia del siervo malo: su capacidad era poca por lo que se le dio poco, pero la respuesta nos da la pauta de que esa “poca capacidad” tenía que ver más bien con la disposición de su corazón. Se le exigió lo mínimo, pero no pudo hacerlo. A pesar de tener trato con su señor durante tanto tiempo como para ser de su confianza (por eso había recibido ese dinero), no lo conoció de verdad y llegó a pensar puras mentiras:

·         “tú eres un hombre duro”, pero sin embargo estaba compartiendo todo lo que había recibido con sus siervos, y había confiado aún en él, que evidentemente no lo merecía tanto.
·         “siegas donde no sembraste”, ¿pero acaso no había “sembrado” en ellos fe y recursos?
·         “recoges lo que no esparciste”, la idea puede estar relacionada con pretender recibir sin haber dado con generosidad, pero, de nuevo, el monto de dinero entregado contradice esta expresión.

Como consecuencia, se formó una imagen distorsionada de su señor, precisamente, de alguien injusto:

·         “tuve miedo”: se construye una imagen terrible y teme a esa imagen
·         “escondí tu dinero en la tierra”: oculta sus capacidades y recursos porque piensa que al usarlos pasará algo terrible, presupone que fracasará
·         “Aquí tienes lo que es tuyo”: le devuelve la carga “imposible de soportar” que “injustamente” le había puesto encima.

¡Oh casualidad! Aquí tenemos al “Dios injusto” que se ha construido el mundo incrédulo de hoy.

Pero su señor hace un análisis de él:

·         “malo”: degenerado en su carácter, esencialmente malo, no circunstancialmente.
·         “negligente”: ocioso, vago, irresponsable.
·         “si sabías…”: la respuesta consiste en las mismas palabras, erróneas, que usó el siervo, pero aún si ellas hubieran reflejado la verdad, aunque más no fuera por temor debió haber hecho lo mínimo, y es irónico que el “terrible amo” solo le exigiera lo más sencillo.

El resultado es que lo poco que tiene se le quita y se le da al que había demostrado fidelidad y capacidad para administrar una gran cantidad de recursos. Y el siervo malo no solamente pierde sus recursos, sino que también pierde la presencia de su señor:

Mateo 25:30 RVC
30 En cuanto al siervo inútil, ¡échenlo en las tinieblas de afuera! Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

Este pasaje se refiere al arrebatamiento y a los cristianos infieles que pasarán la tribulación. Pero en un sentido más general indica el momento en que, habiendo sido desechados, somos arrojados a un tiempo de tribulación… para que seamos perfeccionados, porque el amor del Señor llega incluso más allá de nuestros errores. ¡Gloria al que vive por siempre!

Marcos 4:21-25 RVC
21 También les dijo: «¿Acaso la luz se enciende para ponerla debajo de un cajón, o debajo de la cama? Al contrario, ¡se enciende para ponerla en el candelero!
22 Porque no hay nada oculto que no llegue a manifestarse, ni hay nada escondido que no salga a la luz.
23 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.»
24 También les dijo: «Fíjense bien en lo que oyen, porque con la medida con que ustedes midan a otros, serán medidos, y hasta más se les añadirá.
25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le arrebatará.»

Este pasaje es paralelo al de Mateo 13, aunque el énfasis es un poco distinto. La sentencia de Isaías se transforma en una advertencia: “fíjense bien en lo que oyen”, es decir, cuiden qué palabras alimentan su espíritu, a qué prestan atención, y por sobre todo, cuiden qué hacen con esas palabras y cómo las aplican a otros. Conforme usemos la gracia dada hacia otros, recibiremos mayor gracia, y viceversa. Notemos que en los versículos anteriores se habla de la “luz encendida”, la luz que ilumina a los hombres, imagen muy fácil de entender incluso para los paganos que podían ser destinatarios de este Evangelio, la “luz del conocimiento” era un tema recurrente en los filósofos.

Entonces, el que tiene muy poco, lo perderá porque le será quitado, no podrá retener lo poco que quiso tener por haber desechado lo mucho que Dios le quiso dar.

Lucas 8:16-18 RVC
16 »Nadie que enciende una luz la cubre con un cajón, ni la coloca debajo de la cama. Más bien, la pone en un candelero para que los que entren vean la luz.
17 Porque no hay nada oculto que no llegue a manifestarse, ni hay nada escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz.
18 Escúchenme bien: a todo el que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.»

Lucas retoma estas palabras casi textualmente, pero le da otro énfasis: “lo que cree tener”, es decir, que el que tiene “poco” en realidad “no tiene”. Pero el énfasis aquí termina siendo positivo, por lo menos deja de estar engañado, estaba viviendo “cómo cristiano” pero no lo era, por eso Dios permite que las “costumbres cristianas” y su “autoimagen” engañosa le sean quitadas, para que se descubra desnudo y pecador. Por más doloroso que sea, puede ser el camino a la restauración.

En otro pasaje vuelve sobre la misma idea:

Lucas 16:10-13 RVC
10 »El que es confiable en lo poco, también lo es en lo mucho; y el que no es confiable en lo poco, tampoco lo es en lo mucho.
11 Porque si en el manejo de las riquezas injustas ustedes no son confiables, ¿quién podrá confiarles lo verdadero?
12 Y si con lo ajeno no resultan confiables, ¿quién les dará lo que les pertenece?
13 Ningún siervo puede servir a dos señores, porque a uno lo odiará y al otro lo amará. O bien, estimará a uno y menospreciará al otro. Así que ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.»

Entonces, el principio no se está refiriendo exactamente a la salvación o al destino eterno sino más bien al servicio y a la posición dentro del Reino, tanto en esta vida como la venidera, y la lógica que tiene es muy simple y poderosa: sin fidelidad en manejar los recursos que se tiene en un momento no se pueden recibir mayores. Y esa falta de fidelidad en realidad significa un cambio de “señor” en el corazón.

Lucas vuelve sobre el mismo concepto:

Lucas 19:11-26 RVC
11 Al escuchar la gente estas cosas, Jesús les contó una parábola, pues ya estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios estaba por manifestarse.
12 Jesús les dijo: «Un hombre de alto rango se fue a un país lejano, para recibir un reino y luego volver.
13 Antes de partir, llamó a diez de sus siervos, les dio una buena cantidad de dinero, y les dijo: “Hagan negocio con este dinero, hasta que yo vuelva.”
14 Pero sus conciudadanos lo odiaban, y enviaron tras él unos representantes para que dijeran: “No queremos que éste reine sobre nosotros.”
15 Cuando ese hombre volvió, después de recibir el reino, hizo comparecer ante él a los siervos a quienes había dado el dinero, para saber qué negocios había hecho cada uno.
16 Cuando llegó el primero, dijo: “Señor, tu dinero ha producido diez veces más”.
17 Aquel hombre dijo: “¡Bien hecho! Eres un buen siervo. Puesto que en lo poco has sido fiel, vas a gobernar diez ciudades.”
18 Otro más llegó y le dijo: “Señor, tu dinero ha producido cinco veces más.”
19 Y también a éste le dijo: “Tú vas a gobernar cinco ciudades.”
20 Llegó otro más, y le dijo: “Señor, aquí tienes tu dinero. Lo he tenido envuelto en un pañuelo,
21 pues tuve miedo de ti, porque sé que eres un hombre duro, que tomas lo que no pusiste, y recoges lo que no sembraste.”
22 Entonces aquel hombre le dijo: “¡Mal siervo! Por tus propias palabras voy a juzgarte. Si sabías que soy un hombre duro, que tomo lo que no puse, y que recojo lo que no sembré,
23 ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así, ¡a mi regreso lo habría recibido con los intereses!”
24 Y dijo entonces a los que estaban presentes: “¡Quítenle el dinero, y dénselo al que ganó diez veces más!”
25 Pero ellos objetaron: “Señor, ése ya tiene mucho dinero.”
26 Y aquel hombre dijo: “Pues al que tiene, se le da más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quita.

El significado es similar al pasaje de Mateo, pero la recompensa aquí consiste en autoridad, también conforme a su fidelidad y capacidad, en el texto se presupone que a cada uno se le da la misma cantidad, y que el destino que tendrá cada siervo en el nuevo kairos dependería de su fidelidad, que debería demostrarse en “resultados”.

De nuevo aparece el siervo negligente, aunque esta vez no entierra su dinero sino que lo esconde en un trapo. Y de nuevo pierde lo poco que “tenía”, que de hecho tampoco era suyo sino de su señor.

El principio está claro: hay una promesa para los que son fieles, para los que administran bien los dones, recursos, talentos y oportunidades que han recibido: estas se multiplicarán llegado el momento. Y eso ocurre cuando el Señor “visita” a Sus siervos y hace cuentas con ellos. Lo contrario también es cierto: lo que tenemos puede sernos quitado.

Es difícil aceptar esta realidad debido a nuestra naturaleza humana (nuestro orgullo) y porque no son temas populares en este tiempo, ¿a quién le gusta ser humillado? ¿quién acepta la humillación que viene de Dios con humildad? Ni siquiera reconocemos que tal cosa pueda venir del Señor y nos pasamos el tiempo luchando contra principados, potestades, espíritus territoriales, lugartenientes de Satanás, ángeles caídos, híbridos, brujos, demonios y decorbatas también… Cuando lo que sencillamente debiéramos hacer es humillarnos, aceptar la reprensión y corregir nuestro rumbo.

Isaías es muy sincero al respecto:

Isaías 59:11 RVC
11 Todos nosotros gruñimos como osos, pero nuestras quejas son gemidos de paloma; esperábamos justicia, y no la hay; ¡la salvación se ha alejado de nosotros!

Pablo lo diría con otras palabras:

Gálatas 6:7 RVC
7 No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará.

Llegado el momento, lo que hayamos cosechado indicará qué hayamos sembrado.

Hay una nota de esperanza: finalmente todo es para nuestro bien, si no hemos sido capaces de administrar lo que se nos dio, no podemos recibir más, de hecho, nos acarrearía condenación si ocurriera. Perder lo poco que hayamos logrado se vuelve una ducha fría de humildad muy necesaria para corregir nuestro corazón.

Me gusta la forma gráfica en que lo expresó Juan Bunyan en “El Peregrino”:

“Y emprendió su marcha; pero quisieron acompañarlo hasta el pie del collado Discreción, Piedad, Caridad y Prudencia, con quienes continuó por el camino los discursos que antes habían tenido. Llegados a la cuesta, dijo:
CRIST. — Difícil me pareció la subida; pero no debe ser menos peligrosa la bajada.
PRUD. — Así es; peligroso es, sin duda, para un hombre descender al valle de Humillación, que es adónde vas ahora, y no tener algún tropiezo; por eso hemos salido para acompañarte.
Luego comenzó a descender Cristiano con mucho cuidado, pero no sin tropezar más de una vez.”

Nadie desciende al valle de la humillación sin tropezar y sin dificultades, pero es una etapa inevitable en el camino de Cristiano. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para poder atravesarlo prontamente.


Danilo Sorti


732. ¿Hasta cuándo indefinidos en la “cuestión política”?


Efesios 4:13 DHH
13 hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo.

Este pasaje es claramente profético: indica un tiempo futuro en el que los cristianos fieles alcanzarán la “edad adulta”, τέλειος, “téleios”, algo completo, maduro, perfecto. No es más que una explicación de la parábola del trigo y la cizaña, llegando ambas plantas a su madurez perfecta en el fin de los tiempos.

Ahora bien, esta “perfección”, “completitud” o “madurez”, es obvio que debe aplicar para todas las áreas de la vida del ser humano, y digo “ser humano”, no “cristiano”, porque el inicio de la historia de la Biblia comienza con el ser humano, no propiamente con el cristiano, por más que ya desde ese momento fuera dada la profecía del advenimiento y victoria de Cristo. Lo que intento decir es que este “cristianos perfecto” que anuncia Pablo no es más que el ser humano perfeccionado en todas sus dimensiones, tal como lo planeó originalmente el Señor. De todo esto se concluye que el área política – social – nacional, o como prefiramos llamarla, no puede estar ajena al proceso.

El asunto es que el cristianismo ha tenido una historia bastante traumática al respecto. Durante los tres primeros siglos fue perseguido por el poder político, cuando se une al mismo, feliz o infelizmente, termina volviéndose opresor y cometiendo errores terribles “en nombre de Dios”. La Reforma no empezó muy bien en este sentido sino que repitió los mismos errores que criticó en el catolicismo, por lo que el movimiento pietista decide separarse lo más posible del asunto y así hasta el día de hoy. En este mismo presente, el poder político persigue a los cristianos en muchos países del mundo, y en nuestra Iberoamérica está intentando volver a hacerlo. El ejemplo de los cristianos y su vinculación política en USA tiene tantas luces como sombras, y no han escapado de ser usados por determinados poderes engañosos. La política ha sido catalogada con los peores adjetivos calificativos y durante mucho tiempo se la ha dejado como “terreno exclusivo” de Satanás, y, obviamente, él ha hecho y deshecho a sus anchas.

Pero, ¿no será hora, ya, que cerremos heridas, malentendidos y excesos del pasado, y nos cimentemos en la verdadera visión respecto de la política, las naciones y la cuestión social, según lo muestra toda la Biblia, y no recortes parcializados y tendenciosos de la Palabra, como muchos teólogos han hecho y siguen haciendo para sostener sus propios puntos de vista y simpatías doctrinarias?

Juzgar lo bueno o lo malo del pasado corresponde, en realidad, a un historiador versado en el tema, por supuesto no a los que tenemos ahora, casi todos adoctrinados en la visión atea y “progresista”. No es algo que, en todo caso, podamos hacer fácilmente los legos en la materia, a no ser que repitamos los clichés de las redes sociales, claro. Tampoco creo que seamos llamados a eso en este tiempo, no la mayoría. Pero sí podemos aprender de todo lo bueno y lo malo que ocurrió, y más que nada, volvernos a la Palabra para extraer los principios; la Biblia habla muchísimo sobre el tema.

Sobre los principios se discutirá y se construirán diversas propuestas, y está bien. Nadie piense que una vez que tengamos la visión política bíblica correcta ya se solucionó toda discusión, más bien, ¡recién empezarán muchísimas de ellas! ¡Y bienvenidas sean! Pero habremos acordado los principios que no serán violados, y todo lo que sobre ellos construyamos, con sus imperfecciones, estará encaminado en la forma en que Dios ha determinado que funcionen las cosas.

Ni podemos rehuir del tema, ni podemos meternos inocentemente en algún partido político tal como funcionan hoy, ni podemos repetir los errores del pasado. Debemos madurar políticamente desde el punto de vista de Dios, y hacerlo pronto.


Danilo Sorti


731. Pero mientras tanto, Dios respaldó el reinado de Saúl…


2 Samuel 1:17-27 RVC

17 Y David entonó este lamento en memoria de Saúl y Jonatán,
18 y ordenó que lo aprendieran los descendientes de Judá. Este lamento se halla escrito en el libro de Jaser.
19 ¡Cómo han perecido los valientes! ¡Tu gloria, Israel, ha perecido en las montañas!
20 ¡Que no lo sepan en Gat, ni lo anuncien en las plazas de Ascalón! ¡Que no se alegren las filisteas, ni salten de gozo las hijas de incircuncisos!
21 ¡Que no caiga sobre ustedes, montes de Gilboa, ni rocío ni lluvias que fertilicen tus campos! Porque allí cayó el valiente Saúl con su escudo, como si no hubiera sido ungido como rey.
22 Nunca Jonatán retrocedió con su arco, ni Saúl con su espada rehuyó el ataque.
23 ¡Querido Saúl! ¡Amado Jonatán! ¡Inseparables en su vida; unidos en su muerte! ¡Eran más ligeros que las águilas y más fuertes que los leones!
24 ¡Lloren por Saúl, mujeres de Israel! ¡Él las cubría con finos vestidos de escarlata, y las adornaba con joyas de oro!
25 ¡Cómo han perecido los valientes en batalla! ¡Murió Jonatán en las altas montañas!
26 ¡Cuánto me angustia tu muerte, mi hermano Jonatán! ¡Dulce y maravillosa fue para mí tu amistad! ¡Tu amor superó al amor de las mujeres!
27 ¡Cómo han perecido los valientes! ¡Han quedado destrozadas las armas de guerra!

Nos cansamos de hablar sobre lo mal que Saúl trató a David, recargamos las tintas sobre su locura, su rebeldía, el pecado y la desobediencia en que cayó. Enfatizamos el hecho de que Dios no quería darles un rey, pero que finalmente eligió lo que el pueblo quería, no lo que estaba en Su voluntad. Es triste, Saúl no está en el Cielo, se apartó del Señor a pesar de las promesas y la bendición que recibió.

Pero la verdad es que no somos muy diferentes a los medios de “incomunicación nociva” (parodia de “comunicación masiva”, está claro…) de hoy: recortan la realidad de manera tan grotesca que terminan haciendo de la noticia un producto de consumo que dibuja la realidad ideológica de quienes los dirigen, es decir, mienten descaradamente con la apariencia de informar.

Es verdad que, decididamente, Saúl no fue un buen rey. Es verdad que Dios no quería establecerlo. Pero a pesar de todo eso, que por cierto ocupa muchas páginas en la Biblia, hay otra verdad que olvidamos: Dios comenzó a liberar a Israel de la mano de Saúl. Y si no, ¿cómo se explica lo que David está diciendo en este pasaje?

David era político, no cabe duda, pero no parece muy racional que elevara este canto tan sentido por su archienemigo, al fin y al cabo, ninguno de sus soldados lo estaba transmitiendo en vivo por las redes sociales. Estas palabras no tendrían ningún sentido si no fueran ciertas, y por ello podemos decir que:

·         Saúl era un valiente
·         Dios lo usó para obtener victorias sobre los filisteos, que tanto habían oprimido a Israel en el pasado.
·         Ni Saúl ni Jonatán retrocedían en la batalla
·         Ambos formaban un equipo guerrero poderoso
·         Saúl logró cierto nivel de prosperidad para Israel

David conocía y entendía muy bien eso, y por respeto a Dios que lo había ungido y por amor a su pueblo que estaba siendo libertado de sus enemigos por Saúl, dos veces respetó su vida y no quiso herirlo, más vale prefirió retirarse él de escena, por más doloroso que resultara.

No podemos ignorar, cuando enseñamos sobre los diversos errores de Saúl, que a pesar de todos ellos, Dios estaba haciendo cosas por medio de él, y que había dispuesto un tiempo de vida y reinado que respetaría. Saúl ya estaba desechado, el Espíritu se había apartado, pero Dios seguía respetando Su palabra y el tiempo concedido, y, aunque imperfectamente, seguía librando a Israel por mano de Saúl.

Había algo mucho mejor preparado con David, pero todavía no era su tiempo, necesitó pasar más de 10 años de dura preparación, a pesar de tener el llamado.

Así que vemos a dos personas, una que perdió la unción, otra que la recibió, pero ambas en un “interludio” hasta que sus respectivos tiempos se cumplieran, y mientras tanto, Dios obrando tanto con el primero como con el segundo.

Esto nos debe llamar la atención respecto de la cuestión política cuando Dios permite determinadas autoridades. No me refiero a las que permanecen usurpando un lugar, o en todo caso, por la voluntad permisiva de Dios para juicio de una nación rebelde, sino a aquellos que claramente no están haciendo todo bien, pero son respaldados por el Señor: no se trata de ningún “equívoco divino”, es parte del proceso necesario mientras un nuevo liderazgo se está preparando. Por otro lado, el hecho de que claramente podamos ver ese nuevo liderazgo emergente tampoco significa que ya sea su tiempo, lo será más adelante, cuando estén preparados, digo, tanto las cabezas visibles como los muchos otros no visibles pero imprescindibles para llevar una gestión adelante.

De paso, notemos que tristemente tampoco Jonatán podía seguir, a pesar de tener un espíritu muy diferente al de su padre, porque al final, nunca se separó de él. Por otro lado, Saúl ya había armado toda una estructura de gobierno y militar basada en la tribu de Benjamín, gente que había disfrutado de los beneficios exagerados del reinado y que, según leemos en la historia posterior, no poseían grandes cualidades morales. Aún si Saúl moría y Jonatán lo sucedía, o incluso si resultaba segundo en el mando de Israel, toda esa gente poco recomendable estaría metida en los asuntos del reino, de la mano de Jonatán, porque ya vimos que él no podía desligarse de su familia. Por eso también tuvo que morir, pero creo que el Señor no hubiera querido eso, ¡cuánto bien habrían podido hacer los dos juntos por Israel! ¡Los ejércitos enemigos habrían sentido verdadero pánico cuando los vieran venir! Pero debido al “lastre” de Benjamín, la vida de Jonatán tuvo que ser cortada.

Todo esto debería hacernos más prudentes a la hora de participar en política. En algún momento, Dios tiene a la “mejor persona posible”, que puede estar bastante lejos del ideal. También tiene a la reserva de liderazgo en preparación pero cuyo tiempo aún no llegó. Y ha destinado a unos cuantos líderes prometedores al fracaso, porque están rodeados de gente inconveniente, de la cual no podrán separarse. Como vemos, el panorama es complejo y solo Dios conoce los corazones, por lo que debemos escuchar con más cuidado Su voz y dejar de lado todo fanatismo. Dios es muy práctico, pero nosotros somos muy “idealistas” en Su nombre, lo cual esconde estrechez mental, orgullo y el susodicho fanatismo.

En el “mientras tanto” de Dios, oremos por el nuevo liderazgo que se levantará y cubramos con guerra espiritual los huecos del actual liderazgo. El Señor sabe lo que hace y a Su tiempo manifestará Sus planes perfectos.


Danilo Sorti


730. La oración de Daniel – XI, y la respuesta fue…


Daniel 9:24-27 RVC
24 »Se ha concedido a tu pueblo y a la santa ciudad un plazo de setenta semanas para poner fin a sus pecados y transgresiones, para que expíen su iniquidad y establezcan la justicia de manera perdurable, y para que sellen la visión y la profecía, y unjan al Santo de los santos.
25 Así que debes saber y entender que, desde que se emitió la orden para restaurar y edificar a Jerusalén, y hasta que llegue el Mesías Príncipe, transcurrirán siete semanas, y sesenta y dos semanas más, y luego se volverá a reconstruir la plaza y la muralla. Serán tiempos angustiosos.
26 Después de las sesenta y dos semanas se le quitará la vida al Mesías, sin que él intervenga en esto, y el pueblo de un príncipe que está por venir destruirá la ciudad y el santuario. El fin vendrá como una inundación, y habrá destrucción hasta que la guerra termine.
27 Durante una semana, ese príncipe confirmará su pacto con muchos, pero a la mitad de la semana suspenderá los sacrificios y las ofrendas. Después de muchas cosas repugnantes vendrá el destructor, hasta que llegue el fin y caiga sobre el desolador lo que está determinado que le sobrevenga.»

Este texto profético resulta harto conocido para cualquier cristiano interesado en escatología, así que para nosotros, que ya estamos casi en esos tiempos, es un pasaje que tiene un gran valor por sí mismo. Pero, ¿era esa la respuesta que estaba esperando Daniel? ¡No!

Lo más interesante que tenemos al concluir este maravilloso capítulo 9 de Daniel es darnos cuenta de que la respuesta “no tenía nada que ver” con la petición que estaba haciendo. ¡Y es que Dios sigue siendo Dios, no se trata de ninguna especie de supercomputadora que, si seguimos el procedimiento correcto, nos dirá la información que requerimos! El Señor nos dará la respuesta que Él necesita que tengamos… y en un sentido muy dramático, la que realmente estamos necesitando.

Daniel quería saber qué pasaría con su pueblo y la verdad es que no hacía falta que el Señor le dijera eso porque ya lo había dejado por escrito setenta años antes: los israelitas volvería y Jerusalén sería reconstruida. Una “no respuesta” de Dios es una respuesta en sí misma; quiere decir que Él ya habló, y eso se mantendrá firme. Por supuesto, nos conoce bien, así que no nos trata a todos por igual y más de una vez nos volverá a repetir lo que ya nos dijo, para ver si de una buena vez lo creemos.

Daniel estaba pidiendo por el retorno de Israel, ¿o no? Bueno, la verdad es que no exactamente, Daniel estaba mucho más preocupado por la causa del exilio: el pecado de la nación. En el fondo sabía que si regresaba una nación pecadora, tarde o temprano volvería a ser expulsada de su tierra, como en efecto ocurrió varios siglos después. El profeta estaba muy bien enfocado en su pedido, pero la respuesta no era fácil, implicaba eventos que todavía estaban muy lejos de su comprensión, de hecho, eventos que recién en este tiempo estamos entendiendo de manera relativamente adecuada, y no muchos cristianos aún.

La respuesta que aparentemente “no tenía nada que ver” tenía muchísimo que ver.

“… desde que se emitió la orden para restaurar y edificar a Jerusalén, … y luego se volverá a reconstruir la plaza y la muralla.” En medio de los eventos futuros el ángel le aclara que efectivamente Jerusalén, el corazón de la nación, será reconstruida. Pero el tema central eran los pecados del pueblo y hacia eso se enfoca: “para poner fin a sus pecados y transgresiones, para que expíen su iniquidad y establezcan la justicia de manera perdurable, y para que sellen la visión y la profecía, y unjan al Santo de los santos.”

Sin dudas el Señor responderá a los corazones sinceros que claman humillados por los pecados de sus naciones, pero la respuesta puede no ser ni tan clara ni tan agradable como uno esperaría; “Serán tiempos angustiosos … se le quitará la vida al Mesías … el pueblo de un príncipe que está por venir destruirá la ciudad y el santuario. El fin vendrá como una inundación, y habrá destrucción hasta que la guerra termine.”

No voy a entrar aquí en los eventos escatológicos descritos porque son muy conocidos; ocurrieron en la historia de Israel y ocurrirán en futuro próximo. La respuesta comienza en el versículo 24 anunciando el fin del pecado y el establecimiento de una sociedad justa bajo el gobierno del Santo. Pero aclara que el proceso para llegar a eso no será fácil, y no le dice el tiempo que demoraría.

Dios intervendrá y el Espíritu está hablando claramente sobre los sucesos por venir, en el mundo y sobre nuestras naciones; Él no tratará con el problema de la corrupción o la anomia, se encargará de extirpar del pecado de nuestras tierras, pero el proceso tampoco será fácil; lo indican las profecías y lo preanuncia el mensaje recibido por Daniel. Parecerá que estamos derrotados, pero Dios seguirá al control e intervendrá sobrenaturalmente. El panorama que vio Daniel era “imposible de superar” desde el punto de vista humano, pero el Señor le garantizaba la victoria.

Yahveh respondió afirmativamente al clamor de Su pueblo, lo salvó y anunció que lo purificaría de pecado, y que eso ocurriría aún a pesar de su rechazo. La respuesta era mucho más de lo que Daniel podía entender en ese momento, ¡Dios sobrepasó las expectativas del profeta! Pero no era fácil sobrellevar esas palabras.

Aquí concluye esta serie de artículos: el Espíritu Santo nos ha mostrado a través de Su Palabra cómo pedir por nuestras naciones y nos ha dado la convicción de que seremos escuchados. Ahora somos desafiados a recibir la respuesta: ¿aceptaremos las palabras que nos sean dichas aunque no sean fáciles de sobrellevar?


Danilo Sorti


729. La oración de Daniel – X, ¿qué pasó después?


Al día siguiente de esta oración Israel seguía estando dispersa entre las naciones, la nación seguía despoblada, el templo destruido y Jerusalén deshabitada. Nada había cambiado… en lo natural. Pero todo había sido sacudido en lo espiritual.

Daniel 9:20-23 RVC
20 Todavía estaba yo hablando y orando, y confesando mi pecado y el de mi pueblo Israel; todavía estaba yo derramando mi ruego ante el Señor mi Dios en favor de su santo monte,
21 y orando sin cesar, cuando hacia la hora del sacrificio de la tarde vi que Gabriel, el hombre que antes había visto en la visión, volaba hacia mí apresuradamente.
22 Habló conmigo, y me explicó: «Daniel, si he salido ahora ha sido para infundirte sabiduría y entendimiento.
23 La orden fue dada en cuanto tú comenzaste a orar, y yo he venido a explicarte todo, porque Dios te ama mucho. Así que entiende la orden y la visión.

Los versículos que describen la oración claramente son un resumen de algo mucho más largo. Pero Daniel no tuvo que esperar una respuesta por un tiempo, en realidad, no tuvo que esperar nada, más bien la respuesta interrumpió su pedido. Esto nos recuerda la imagen el Reino venidero cuando:

Isaías 65:24 RVC
24 Antes de que me pidan ayuda, yo les responderé; no habrán terminado de hablar cuando ya los habré escuchado.

Ése será un tiempo de cielos abiertos para todos, cuando la respuesta será inmediata. ¡Pero Daniel ya estaba viviendo en ese tiempo! Todos los bienes espirituales del Reino venidero están disponibles hoy para los hijos fieles. Aunque todavía no veremos su manifestación poderosa, los cielos pueden estar tan abiertos ahora como antes y como lo estarán entonces.

“Todavía” dice el texto, no había terminado, aún quedaba mucho por confesar y por rogar, ¡había sido tan grande el pecado! Pero no fue necesario completar el “programa de oración”, digamos que el culto de todo un día de arrepentimiento y ayuno se quedó por la mitad porque el Señor ya había escuchado lo suficiente.

¿Tenemos que ser específicos en nuestra oración y pedido? Sí. ¿Necesitamos ser detallados? También. Pero cuidado, tampoco debemos exagerar; Dios es soberano para responder; nosotros hacemos la investigación histórica, identificamos iniquidades y puntos de arrepentimiento, exploramos los pasajes bíblicos que se aplican, pero más importante que eso es el corazón de los que están intercediendo. Al fin y al cabo, todos los pecados se resumen en EL PECADO que habita en el interior del hombre y todo lo que Él necesita es encontrar el reconocimiento de “el” pecado en arrepentimiento.

Entonces, Daniel seguía orando hasta que llegó la hora del sacrificio de la tarde, las 15:00 hs. Sacrificios no había en ese momento porque el templo había sido destruido, pero ese horario seguía siendo importante, fue la hora en que nuestro Señor murió, era un momento del día establecido por Dios mismo. ¿Son importantes los “momentos”?

Creo que debemos ser prudentes aquí: la Biblia no hace demasiado énfasis en estos “momentos” especiales del día y por ello no deberíamos exagerar su importancia, pero tampoco los ignora, y por ello no deberíamos dejar de prestarles atención. Como sea, en el momento cuando ellos acostumbraban a ofrecer el sacrificio, y durante el cual seguían orando en el exilio, vino la respuesta.

El día siguiente a esta oración todo seguía igual desde el punto de vista humano, porque los procesos en esta Tierra tienen sus tiempos, pero la liberación ya había sido desatada en el ámbito espiritual, y Gabriel vino apresuradamente a traer la respuesta. Notemos bien: “La orden fue dada en cuanto tú comenzaste a orar”; Daniel gozaba de una relación muy especial con Dios, él era “muy amado” por el Señor. ¿Cuándo había comenzado a orar? El texto no lo dice, evidentemente había sido algunas horas antes, creo que podríamos pensar en la hora del sacrificio matutino, las 9:00 de la mañana, ya que esos eran los momentos especiales del día para ellos. Como sea, hubo un tiempo hasta que la respuesta llegara, ¿por qué? ¿Estaba congestionado el camino desde el cielo hasta Babilonia? ¿O Gabriel no le había hecho el mantenimiento a sus alas y estaban un poco oxidadas…?

Daniel tenía cielos abiertos sobre sí, pero todavía había, y hay, algo allí que estorba, a veces mucho, a veces poco; el segundo cielo. Aquí no se menciona directamente y, en todo caso, si estorbó la llegada del mensajero fue por breve tiempo, pero en el capítulo siguiente se menciona un hecho muy sugestivo:

Daniel 10:12-14 RVC
12 Entonces aquel hombre me dijo: «No tengas miedo, Daniel, porque tus palabras fueron oídas desde el primer día en que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios. Precisamente por causa de tus palabras he venido.
13 El príncipe del reino de Persia se me enfrentó durante veintiún días, pero Miguel, que es uno de los príncipes más importantes, vino en mi ayuda, y me quedé allí, con los reyes de Persia.
14 Ahora he venido para hacerte saber lo que va a sucederle a tu pueblo en los últimos días. La visión es para esos días.»

La revelación recibida en el capítulo 9 es breve, pero la que comienza en el capítulo 10 es mucho más larga, por eso la lucha fue mayor.

Bueno, pero en definitiva, ¡todavía no cambió nada! Estamos de acuerdo, vino el ángel, trajo revelación, pero al día siguiente Israel seguía estando en el exilio… ¿Qué es lo que le dio el Señor al profeta? ¿Qué podemos esperar cuando oramos por nuestras naciones?

si he salido ahora ha sido para infundirte sabiduría y entendimiento … yo he venido a explicarte todo … Así que entiende la orden y la visión.” La respuesta que necesitaba Daniel y que podía recibir era esta: sabiduría, entendimiento, explicación, comprensión. El tiempo del profeta ya estaba por cumplirse, no era algo que él vería o en lo que él participaría directamente, pero sí tenía una función muy importante relacionada con la comunicación: debería transmitir los diseños divinos para que Su pueblo entendiera y no fuera tomado por sorpresa, para que pudiera ajustarse a ellos.

La oración fue respondida y la respuesta consistió en entendimiento para saber los planes de Dios. Casi que uno pensaría que esta de oración no era necesaria, porque el Señor solamente le revela lo que ya estaba determinado que sucediera, no lo vemos “cambiando de opinión” respecto del futuro de Israel (como sí ocurre, por ejemplo, con algunas oraciones de otros profetas), pero si el pueblo no entendía los tiempos por venir, iba a ser engañado y sufriría gran pérdida.

En realidad, Daniel recibió mucho más de lo que pidió: no solo el entendimiento de que Israel sería liberada finalmente, tal como lo anunció Jeremías, sino una vislumbre del fin de esta era; recibió las palabras que necesitamos saber hoy.

La sabiduría de Daniel se perpetuó no solamente en su pueblo, sino también en ese mundo antiguo, atravesó las vicisitudes de los cambios de imperios y las guerras entre ellos, y siglos después, guiaría a unos sabios para que ofrecieran valiosísimos presentes al niño que habría de nacer y que estaba profetizado desde hacía mucho tiempo en los primitivos zodíacos. Esos presentes le permitiría a José llevar a su familia a Egipto escapando de la ira de Herodes y salvar la vida del niño, que se convertiría en el Salvador de la humanidad. Así que Daniel “solamente” recibió sabiduría…

Esta revelación del tiempo por venir es la que permitirá al pueblo de Dios, y al remanente fiel de Israel, no ser engañados en los tiempos que ya son inminentes, y atravesar el tiempo de los juicios para comenzar de nuevo sobre la Tierra.

La respuesta a nuestras oraciones puede parecer insignificante o nula en un primer momento, pero no olvidemos que la más sencilla palabra que sale de la boca del Señor tiene más sustancia que todo el Universo.


Danilo Sorti