domingo, 21 de marzo de 2010

DEUTERONOMIO 28

 
INTRODUCCIÓN
 
El capítulo 28 de Deuteronomio, y sus capítulos paralelos (Lv 26, Deuteronomio 7) brindan un “resumen” de los principios para el éxito en la vida de la nación que Dios le dio a Israel; el mensaje principal es que la obediencia al Señor trae bendición mientras que la desobediencia, maldición. Sin embargo, ya desde una época tan temprana en la revelación bíblica quedó en claro que Dios no pedía una obediencia “ciega y mecánica”, porque más de una vez dijo que lo que pretendía es que se le adorase con “alegría y sinceridad” (Deuteronomio 28:47). Tanto impacto este mensaje en el Pueblo Elegido que su historia posterior fue vista y entendida prácticamente desde esta óptica.
La revelación del Nuevo Pacto trajo más luz sobre estos principios y nos mostró nuevos matices: la promesa de bendición puede no cumplirse en el aquí y ahora:
6  Pues es justo que Dios haga sufrir a quienes los hacen sufrir a ustedes, 7  y que a ustedes, los que sufren, les dé descanso lo mismo que a nosotros. Esto será en el día en que el Señor Jesús aparezca con sus ángeles poderosos, viniendo del cielo entre llamas de fuego.”
II Tesalonicenses 1:6-7
Y esto es porque puede haber un propósito mayor:
 39  Sin embargo, ninguno de ellos recibió lo que Dios había prometido, aunque fueron aprobados por la fe que tenían; 40  porque Dios, teniéndonos en cuenta a nosotros, había dispuesto algo mejor, para que solamente en unión con nosotros fueran ellos hechos perfectos.”
Hebreos 11:39-40
Ejemplo máximo de lo cual es nuestro Amado:
 16  Él puso fin, en sí mismo, a la enemistad que existía entre los dos pueblos, y con su muerte en la cruz los reconcilió con Dios, haciendo de ellos un solo cuerpo.”
Efesios 2:16
Por ello, sería un error tratar de aplicar hoy de manera simplista y lineal los principios expuestos en Deuteronomio 28, pretendiendo identificar causas y consecuencias de manera “mecánica”.
Hecha esta aclaración, sin embargo, es necesario afirmar también enfáticamente que lo que dijo el Espíritu a través de Moisés SIGUE teniendo validez hoy en día y TAMBIÉN ES muy útil para evaluar nuestro caminar en Cristo. De hecho, encontramos los mismos principios expuestos de manera resumida en el Nuevo Pacto:
7 No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha  8  El que siembra en los malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna  9 Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos.” Gálatas 6:7-9
29 Jesús respondió:
—Les aseguro que cualquiera que por mi causa y por aceptar el evangelio haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o terrenos,  30 recibirá ahora en la vida presente cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones; y en la vida venidera recibirá la vida eterna.”
Marcos 10:29,30
Sin dejar de tener presente la perspectiva que nos brinda el Nuevo Pacto, las enseñanzas de este capítulo son fundamentales para la vida y el testimonio cristianos. Hay principios generales que aparecen a lo largo de todo el texto y enseñanzas específicas relacionadas con la bendición y maldición que se expresan. Vemos una perspectiva del Padre que es a la vez hermosa y terrible;  ese es nuestro Dios y ese es el Dios que tenemos que aprender a conocer.
Otra aclaración. Bajo la revelación más perfecta del Nuevo Pacto y de aquello que el Espíritu ha estado hablando a la iglesia en este tiempo, creo que debemos entender todo este capítulo bajo la óptica de la iniquidad y las maldiciones y bendiciones generacionales; porque mucho de lo que un cristiano, una familia, una comunidad o una nación pueda estar soportando puede deberse a maldiciones antiguas (iniquidades) que no han sido cortadas, a la vez que mucho de lo bueno que se esté disfrutando también pueda deberse a la cosecha de bendición que sembraron los antepasados. Doy por sentado que el lector tiene los conocimientos básicos de estos temas, pero si no fuera así, es muy importante que revise dicha perspectiva para que no se generen culpas innecesarias y se pueda enfocar en las causas correctas.
 
LAS ENSEÑANZAS PRINCIPALES
 
1) TODO VIENE DE DIOS
Vez tras vez se menciona en el texto que tanto la bendición como la maldición ocurrirán por voluntad expresa del Señor y no por azar o por “un ataque del enemigo”:
1el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra
7 El Señor pondrá en tus manos a tus enemigos cuando te ataquen
8 El Señor enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo lo que hagas, y te hará vivir feliz en el país que va a darte 
11 El Señor te mostrará su bondad dándote muchos hijos,
12 Y te abrirá su rico tesoro, que es el cielo, para darle a tu tierra la lluvia que necesite; y hará prosperar todo tu trabajo…
13 El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último;
20 El Señor te enviará maldición, confusión y angustia en todo lo que hagas, y en muy poco tiempo te destruirán por completo, por haberlo abandonado con tus malas acciones.
21 El Señor te enviará una peste
22 También te enviará epidemias mortales,
24 El Señor hará caer sobre ti polvo y arena en vez de lluvia,
27 El Señor te hará sufrir con llagas,
28 También te hará padecer locura, ceguera y confusión,
48 El Señor te hará sufrir una dura esclavitud,…
63 Y así como el Señor se complacía en hacerte bien y multiplicarte, ahora se complacerá en tu ruina y tu destrucción,…
Bendición o maldición ocurren por voluntad divina. Es inútil entrar en una discusión sobre si el Señor “lo permite” o “lo envía” (aunque, de hecho, el texto dice clara y repetidamente que lo envía) porque para los fines prácticos es lo mismo: no importa el instrumento que Dios use, nada va a ocurrir que no esté en sus propósitos y que él no permita.
En muchos marcos paradigmáticos cristianos modernos resulta difícil aceptar la segunda parte de este capítulo, principalmente en aquellos que se enfocan sobremanera en la misericordia de Dios y descuidan su justicia (la visión de “Dios Papá Noel”). También existe una fuerte corriente que “le hecha la culpa” al diablo de todo lo malo que le pase, pero lo cierto es que más allá que efectivamente sea el instrumento, Dios sigue estando al control. Más allá de esas y otras corrientes, le cuesta mucho aceptarlo al alma humana porque la expone al juicio de Dios y, si no está redimida aún por Cristo, si no ha comprendido el amor y la misericordia de Papá, si no ha entendido el verdadero propósito de los juicios divinos, la perspectiva es demasiado atemorizante. Entonces la mente inventa diversas racionalizaciones para que el alma se “autoengañe” y, o bien “no crea” en eso, o bien “no lo pueda comprender”.
No creo que debamos culpar a nadie por no querer aceptar fácilmente esta verdad, en algún momento todos hemos pasado (si es que no estamos aún) por lo de más arriba. Sin duda, debemos reconocer que es una de las revelaciones más “difíciles” de la Palabra, pero que, una vez aceptada, trae una gran cosecha de santidad, paz y gozo. Con todo, siempre es reconfortante saber que Dios es:
8 Misericordioso y clemente es Jehová;
lento para la ira y grande en misericordia.
Salmo 103:8
Cuando podemos aceptar, entonces, a Dios como un Dios tanto de amor como de justicia, de bendición pero también de juicio, podemos dar un paso fundamental en el conocimiento de Él, y por consiguiente, crecer en santidad, y en consecuencia, en avanzar hacia la bendición y prosperidad genuinas. No creo que se pueda conocer esta verdad “de una sola vez y definitivamente”, más bien me parece que hay muchas dimensiones y distintos niveles de profundidad que solo se pueden ir conociendo con el tiempo y el caminar con Dios.
Volviendo al tema, de todos estos pasajes vemos que Dios está activamente involucrado en lo bueno y lo malo que nos pase, y que él va a darnos el pago de lo que hayamos hecho. Si no tuviéramos más revelación, al conocer la naturaleza de Dios estas palabras serían de gran consuelo y advertencia a la vez. Pero hay más, de tal forma que podemos entender mejor como funcionan los principios divinos. Repasemos antes de pasar a próximo tema las palabras de Pablo:
22 Mira, pues, qué bueno es Dios, aunque también qué estricto. Ha sido estricto con los que cayeron, y ha sido bueno contigo. Pero tienes que vivir siempre de acuerdo con su bondad; pues de lo contrario también tú serás cortado.”
Romanos 11:22
No nos podemos olvidar del concepto de iniquidad y justicias generacionales, porque Dios también estará castigando la iniquidad que arrastremos aun sin tratar.
2) EL NIVEL DE NUESTRA OBEDIENCIA DETERMINA LO QUE NOS PASE Y LO QUE LE PASE A LA TIERRA SOBRE LA CUAL ESTAMOS
En todo el pasaje hay una relación causal directa que el Espíritu se encarga de dejar muy en claro:
1 “Si de veras obedeces al Señor tu Dios, y pones en práctica todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy, entonces el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra. … 15 “Pero si no obedeces al Señor tu Dios, ni pones en práctica todos sus mandamientos y leyes que yo te he ordenado hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:”
La misma idea se repite en otras partes y en los pasajes paralelos. Sorprende su simpleza:
SI haces lo bueno, ENTONCES tendrás bendición
SI haces lo malo, ENTONCES tendrás maldición
Vale repetir lo que se dijo más arriba: esta lógica necesita ser vista a la luz del Nuevo Pacto, pero, con todo, considero que sigue siendo perfectamente válida.
Cada uno de estos conceptos es reforzado con un detalle de qué ocurriría. El mayor énfasis está puesto en el segundo caso, supongo que Dios tenía en claro que su pueblo era (¿es?) muy cabezadura, y que necesitaba (¿necesita?) que se le recordaran más firmemente las advertencias.
Más allá de eso, se mencionan muchas áreas involucradas que son afectadas por una sola actitud; obediencia (amor, temor reverente) o desobediencia, con enormes y extensas repercusiones.
También del texto se ve claramente que “bendición” y “maldición” no son conceptos abstractos, “emocionales” o difusos; se trata en TODOS los casos de cuestiones muy concretas, muy tangibles. Las consecuencias pueden discernirse de manera objetiva, tanto por el mismo involucrado como por un observador externo.
Este pasaje no habla de “grados” o niveles de bendición de acuerdo a la obediencia, aunque en otros pasajes bíblicos podemos encontrar bendiciones específicas por acciones específicas. Entonces, podemos leerlo de dos formas: si lo enfocamos en lo puntual, podemos decir que nuestra obediencia en las distintas áreas va a traer bendición en cada área; de esta forma el capítulo sería una lista de las bendiciones y maldiciones posibles de acuerdo a nuestra obediencia o desobediencia en las distintas áreas. Creo que esto es realmente así: podemos (y de hecho, tenemos) bendición en algunas áreas mientras que en otras, donde somos desobedientes todavía, no la tenemos.
Sin embargo, si quisiéramos hacer más justicia al pasaje (porque la interpretación anterior es más una lectura “de atrás para adelante”) creo que la idea que el Espíritu pretende dejar en claro es que nuestra obediencia, en sentido general, como actitud fundamental del corazón, es la que trae todas las bendiciones. Más que enfocarse en el “procedimiento para ser bendecido en tal o cual área”, se enfoca en el origen de LA bendición, de TODA bendición, del PRINCIPIO de la bendición. Creo que la iglesia actual ha descuidado esto para enfocarse muchas veces en las formas para ser bendecido en algún área concreta (generalmente la económica) olvidando el resto, y transformando a la bendición en un proceso mecánico, en el cual Dios está “obligado” a darla.
Podemos tomar otra línea de razonamiento. Si nuestro corazón ama a Dios, le va a obedecer en todas las áreas (porque irá progresivamente ajustando aquellas donde haya desobediencia), y vendrán entonces todas las bendiciones. Así como los conceptos de bendición y maldición se muestran muy abarcadores, así también deberíamos considerar el otro concepto fundamental del capítulo: la obediencia (y la desobediencia como contrapartida).
Tal como se dijo más arriba, la obediencia y la desobediencia tienen repercusiones tremendas, enormes, generalmente más allá de lo que entendemos (o quisiéramos entender). No solo determinarán lo que nos pase y lo que les pase a los nuestros y a nuestra tierra, sino que los afectarán mucho, y durante mucho tiempo (si no es revertido, claro). Se trata de algo muy serio.
La advertencia es que podemos traer grandes males a nosotros y nuestro entorno. Lo bueno es que, asimismo, podemos traer grandes bendiciones que durarán mucho tiempo, aunque nuestras acciones parezcan pequeñas y desapercibidas.
A lo largo de las generaciones, la tierra sobre la cual vive un pueblo, y el pueblo mismo, reciben las huellas de las decisiones que se tomaron, arrastrando maldiciones generacionales así como bendiciones.
3) EL PRINCIPAL PROPÓSITO DEL SEÑOR ES QUE NOS ACERQUEMOS A ÉL
El Nuevo Pacto estableció un principio muy claro:
33 Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas.” Mateo 6:33
Lo primero para el hijo de Dios no es vivir con dinero, comodidades o fama, sino vivir en el reino y traer el reino. Todo lo demás (material) viene dado por Dios en su tiempo y voluntad, aunque sí está prometido que venga. Al fin y al cabo, y aplicando la más simple lógica, ¿qué son 70 u 80 años de vida en esta tierra comparados con la eternidad en el cielo… o en el infierno?
Con esto en mente, podemos releer los pasajes paralelos de Deuteronomio 28 “hacia atrás” y entresacar algunos textos claves que quizás hubieran pasado desapercibidos para sus primeros lectores.
1 “Cuando les sobrevenga a ustedes todo lo que les he anunciado, la bendición y la maldición que les he dado a elegir, y reflexionen sobre ellas en las naciones donde el Señor su Dios los arroje,  2 si se vuelven al Señor y lo obedecen de todo corazón y con toda su alma, ustedes y los hijos de ustedes, como yo se lo ordeno ahora,  3 entonces el Señor su Dios cambiará la suerte de ustedes y les tendrá compasión.” Deuteronomio 30:1-3a
30 Cuando finalmente pasen ustedes por todos estos sufrimientos y angustias, si se vuelven al Señor y le obedecen, 31 él, que es bondadoso, no los abandonará ni los destruirá, ni se olvidará de la alianza que hizo con los antepasados de ustedes y que juró cumplir.” Deuteronomio 4:30,31
No son parte del capítulo 28 pero arrojan luz sobre el.
El extenso detalle de lo bueno o malo que pasaría debía servir como una “lista de verificación” para interpretar lo que le estaba ocurriendo a la persona o a la nación toda y darse cuenta de su estado espiritual. Así, a través de la bendición o maldición recibidas, se sabría si debía modificarse o no el “curso de vida”.
Lo ideal, claro está, no es esperar a estar “reventados y desahuciados” para darnos cuenta de que algo anda mal. El proverbio dice:
11 Del castigo al insolente, el imprudente aprende; el sabio aprende con la sola explicación.” Proverbios 21:11
Aún más, el simple susurro del Espíritu Santo debería bastar para que nos demos cuenta:
“20 Cristo, el Santo, los ha consagrado a ustedes con el Espíritu, y todos ustedes tienen conocimiento.27 Pero ustedes tienen el Espíritu Santo con el que Jesucristo los ha consagrado, y no necesitan que nadie les enseñe, porque el Espíritu que él les ha dado los instruye acerca de todas las cosas, y sus enseñanzas son verdad y no mentira. Permanezcan unidos a Cristo, conforme a lo que el Espíritu les ha enseñado.” 1 Juan 2:20,27
Los primeros receptores de Deuteronomio 28 no contaban con esta ventaja, y necesitaban comprobaciones más contundentes. Pero la realidad es que, cuando el corazón está endurecido, el susurro del Espíritu no se escucha, y es necesario que hable con su voz de trueno. Tristemente, sobran ejemplos de que ni aún así necesariamente se lo escucha, por lo que este capítulo no ha perdido en absoluto su vigencia. Nuestro amoroso Papá dispuso que en este tiempo tengamos mejores herramientas para manejarnos y no pasemos por tantos sufrimientos, pero si no aceptamos esa gracia…
Por otro lado, y aun cuando seamos plenamente capaces de escuchar al Espíritu necesitamos también algunas comprobaciones “materiales”. No creo que Dios se haya “olvidado” del mundo material, al fin y al cabo, ¡es en un mundo material donde nos ha puesto!
Y de paso digamos que en el proceso de crecimiento del discípulo es muy común que seamos sensibles a la voz del Señor en algunas áreas y no en otras, por lo que en esas necesitamos algún procedimiento más “duro”.
Ahora bien, sería un error pretender interpretar este pasaje solo desde el aspecto individual porque nada está más lejos del espíritu original. Lo bueno o malo que nos pase a los que nos llamamos hijos de Dios, sirve como testimonio para los que no lo conocen todavía, y esto lleva al próximo aspecto. Pero también debemos considerarlo al nivel de una comunidad y a lo largo del tiempo: las maldiciones generacionales son una señal para una persona o todo un pueblo de que lo que hicieron sus antepasados está mal y debe enmendarse. Las bendiciones que se cosechan hoy sirven para llamar la atención de que hay caminos de nuestros padres que no debemos olvidar.
4) DIOS SE VA A DAR A CONOCER AL MUNDO A TRAVÉS DE LO BUENO O MALO QUE NOS PASE
Como todo lo que nos pasa viene de Dios, Dios lo utiliza para mantenernos cerca de él, pero no solamente a nosotros, sino para dar testimonio a través nuestro. Eso está muy claro en el texto, y también queda claro que de todas formas Dios se va a mostrar: sea por la bendición o sea por la maldición.
1entonces el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra.”
Si las cosas iban bien, la fama de la nación haría que el resto de los pueblos se enterara y fueran a ver qué es lo que tenían de especial.
7 “El Señor pondrá en tus manos a tus enemigos cuando te ataquen. Avanzarán contra ti en formación ordenada, pero huirán de ti en completo desorden.”
Claro está que los enemigos iban a ser de otro pueblo. Aun en su derrota, Dios se daría a conocer, porque finalmente deberían reconocer que había algo especial en ese pueblo, que no podían ellos vencer.
10 Entonces todos los pueblos de la tierra verán que sobre ti se invoca el nombre del Señor, y te tendrán miedo.”
Probablemente los que primero oyeron esta palabra se quedaron con la segunda parte de la frase: “te tendrán miedo”, pero creo que Dios anhelaba la primera: “todos los pueblos de la tierra verán”. El propósito esencial de Dios al formar una nación era que sirviera de testimonio para todas las otras naciones. Lo ideal era que esto se cumpliera por medio de la bendición.
12 … Podrás prestar a muchas naciones, pero tú no tendrás que pedir prestado a nadie. 13 El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último; siempre estarás por encima de los demás, y nunca por debajo”
Aunque fuera por el aspecto económico, otras naciones tendrían que ir y entrar en contacto con el pueblo de Dios.
 
La bendición vendría solo si la nación cumplía la voluntad del Señor. Entonces, al ir los otros pueblos hacia ellos y tratar de imitarlos, estarían acercándose a la voluntad de Dios.
 
Esta idea está expresada de manera muy hermosa en el Salmo 67:
 
1 Que el Señor tenga compasión y nos bendiga,
que nos mire con buenos ojos,
2 para que todas las naciones de la tierra
conozcan su voluntad y salvación.
3 Oh Dios,
que te alaben los pueblos;
¡que todos los pueblos te alaben!
4 Que las naciones griten de alegría,
pues tú gobiernas los pueblos con justicia;
¡tú diriges las naciones del mundo!
5 Oh Dios,
que te alaben los pueblos;
¡que todos los pueblos te alaben!
6 La tierra ha dado su fruto;
¡nuestro Dios nos ha bendecido!
7 ¡Que Dios nos bendiga!
¡Que le rinda honor el mundo entero!”
 
 
Pero Dios también se glorificaría cuando las cosas fueran mal. Resulta extraño, ¿Cómo podría darse a conocer a través del juicio a su propio pueblo? La respuesta no es simple; de hecho, Dios a veces se contiene de su juicio por esa razón:
 
 21  'Pero también los hijos de ellos se rebelaron contra mí. No obedecieron mis leyes, ni cumplieron ni practicaron mis mandamientos, que dan vida a quien los practica, y profanaron mis sábados. Pensé en descargar mi ira contra ellos y aniquilarlos allí, en el desierto, para calmar mi furor, 22  pero me contuve por honor a mi nombre, para no quedar mal a los ojos de las naciones que habían visto cómo los había sacado de Egipto.” Ezequiel 20:21-22
 
Aunque, finalmente, no puede evitarlo:
 
15  te esparciré por todas las naciones, te dispersaré por todos los países y te limpiaré totalmente de tu impureza; 16  me harás quedar mal a los ojos de las demás naciones, pero reconocerás que yo soy el Señor.' " Ezequiel 22:15-16
 
Veamos qué es lo que dice que haría:
 
22 También te enviará epidemias mortales, fiebres malignas, inflamaciones, calor sofocante, sequía y plagas sobre tus trigales, epidemias que te perseguirán hasta destruirte.”
 
Al recibir estos, y otros, juicios, la gente tendría que irse a otros países en busca de un mejor lugar para vivir, y allí, involuntariamente, testificaría de su Dios, con humildad, porque reconocerían su pecado. Algo de esto fue lo que pasó con Noemí cuando se fue con sus hijos de Belén y al tiempo volvió sola, con su nuera Rut. Y gracias a eso, tenemos el hermoso libro de Rut en la Biblia y la continuidad de la línea genealógica del Mesías. Sin duda, Dios transforma lo malo en bueno.
 
25 y aplastado por tus enemigos …”
 
Los enemigos de la nación, ahora usados como látigo en las manos del Señor, reconocerían que en realidad ese pueblo había olvidado al Dios que decía servir:
 
1  El Señor se dirigió a Jeremías, después que Nebuzaradán, comandante de la guardia, dejó libre a Jeremías en Ramá. Nebuzaradán lo había encontrado preso y encadenado entre la gente de Jerusalén y de Judá que era llevada al destierro a Babilonia. 2  El comandante de la guardia llevó aparte a Jeremías, y le dijo: "El Señor tu Dios amenazó con enviar esta desgracia a esta tierra, 3  y ahora ha cumplido su amenaza. Esto les ha pasado a ustedes porque pecaron contra el Señor y no lo obedecieron.” Jeremías 40:1-3
 
Sorprendente declaración en boca de un enemigo. ¡Dios tiene predicadores muy extraños!
 
26 Las aves y las fieras devorarán tu cadáver sin que nadie las espante.”
 
Aunque sea con las ruinas, ¡Dios va a dar testimonio de sí!
 
33 Las cosechas de tu tierra y el fruto de todo tu trabajo se lo comerá gente que nunca antes conociste, y sufrirás continuamente opresión y malos tratos.”
 
Ahora los pueblos extranjeros vendrían hasta el mismo corazón de la nación, y al estar allí recibirían el testimonio.
 
32 Ante tus propios ojos, tus hijos y tus hijas serán entregados a gente extranjera, y a todas horas querrás volver a verlos, pero nada podrás hacer … 36 “El Señor hará que a ti y a tu rey se los lleven a una nación que ni tú ni tus padres conocieron.”
 
Cuando leemos la historia de Israel vemos que, efectivamente, esto ocurrió, pero por donde era esparcida la nación, Dios establecía su testimonio, y como resultado muchos pudieron escuchar del Dios verdadero y llegar a creer. Una prueba de ello está en los tres sabios que vinieron de oriente para rendir honor al Mesías cuando nació. Y en realidad, ¡tenían más revelación que casi todo el pueblo de Israel de aquel entonces!
 
48 Tendrás que servir a los enemigos que el Señor enviará contra ti”
 
La historia del cristianismo también avala este principio. Los pueblos bárbaros del centro de Europa, que invadieron y desarticularon al entonces “cristianizado” imperio romano, llegaron a adoptar la fe de sus cautivos. Siglos más tarde, los feroces pueblos vikingos del norte terminaron abrazando la fe de aquellos a quienes habían llevado esclavizados, y… ¡tratemos que no nos pase lo mismo hoy!
 
Si la nación no estaba en condiciones de ser el suficiente testimonio como para que los pueblos desearan ir y tener lo mismo que ellos, Dios se encargaría de que de todas formas fueran.
 
Una vez en territorio extraño, muchos de ellos se volverían de todo corazón al Señor y se transformarían en predicadores de una fe más pura y con menos ataduras religiosas.
 
De nuevo, lo anterior también es válido para pueblos y naciones a lo largo del tiempo, así como para familias.
 
 
5) LOS PRINCIPIOS DE DEUTERONOMIO 28 ESTÁN PARA QUE TRAIGAMOS BENDICIÓN A LA TIERRA 
 
A esta altura puede quedar la impresión de que lo que realmente le interesaba al Señor era que se dieran cuenta de su estado espiritual cuando las cosas les fueran realmente mal. Pero si leemos el texto con otros ojos, y, fundamentalmente, si nos enfocamos en los propósitos originales de Dios con el hombre (y Él nunca desiste de sus planes) encontramos que tenemos ni más ni menos que una serie de instrucciones para traer bendición a la tierra.
 
“y les dio su bendición: “Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo;” Génesis 1:28a
 
“Gobernar” para Dios implicaba (¡y lo sigue haciendo!) llevar algo a su perfección, traer bendición, establecer Su reino en la tierra.
 
Las promesas de los primeros 14 versículos son en realidad una “herramienta” para traer bendición en cada aspecto tanto de la sociedad como de la creación como un todo. Nada escapa a ellas, todo puede ser abarcado y alcanzado por la bendición divina que llega a través de un pueblo obediente. Por lo tanto, la obediencia genuina se transforma en la principal manera de cumplir con nuestro mandato de bendecir a la creación. Retomando el hilo de argumentación de más arriba, acciones específicas de obediencia pueden ser pensadas para traer resultados específicos de bendición, pero siempre debería primar un enfoque holístico. Las acciones específicas y enfatizadas pueden ser útiles cuando se quiere establecer alguna verdad “nueva” en la comunidad de creyentes, pero deberían ser rápidamente integradas a un todo coherente, a un cuerpo de creencias y prácticas abarcador.
 
Por otro lado, analizando las maldiciones también podrían obtenerse ideas de las falencias espirituales de una comunidad, para poder tratar con ellas.
 
Las iniquidades de generaciones dejan una huella de maldición sobre la tierra, trayendo degradación ambiental y desastres naturales.
 
 
6) LA BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN ABARCAN TODAS LAS ÁREAS DE LA VIDA
 
Las áreas involucradas se van a desarrollar más adelante; pero es importante enfatizar aquí que abarcan todo lo que tiene que ver con la vida del hombre, tanto como individuo como sociedad o país. Tiene que ver con lo físico, lo social, lo emocional, lo político, lo económico, y por extensión, en campos como el arte y la cultura.
 
Tiene que ver también, como se dijo más arriba, con el medio ambiente de la nación. Claramente se establece un nexo con el mundo natural:
 
4 Serán benditos tus hijos y tus cosechas, y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus animales.”
 
11 El Señor te mostrará su bondad dándote muchos hijos, muchas crías de tus ganados y abundantes cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría 12 Y te abrirá su rico tesoro, que es el cielo, para darle a tu tierra la lluvia que necesite;
 
18 Serán malditos tus hijos y tus cosechas, y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus animales
 
22 También te enviará epidemias mortales, fiebres malignas, inflamaciones, calor sofocante, sequía y plagas sobre tus trigales, epidemias que te perseguirán hasta destruirte. 23 Allá arriba, el cielo te negará su lluvia; y aquí abajo, la tierra te negará sus frutos. 24 El Señor hará caer sobre ti polvo y arena en vez de lluvia, hasta que seas destruido
 
59 él enviará grandes y terribles plagas sobre ti y sobre tus descendientes, y enfermedades malignas e incurables. 60 Hará que se repitan sobre ti todas las plagas de Egipto,
 
Este enfoque en particular es muy actual, porque brinda una nueva visión sobre el cambio climático y los desastres ambientales. También es muy útil para entender por qué van a pasar algunas cosas descriptas en Apocalipsis.
 
Entonces, no solo las consecuencias son enormes, el alcance también lo es. Sin exagerar, nada escapa al ámbito de la bendición o maldición de Dios, que se desatan de acuerdo a nuestra obediencia o desobediencia. Y como nada escapa a ellas, estos principios se vuelven muy útiles para aplicarlos al análisis de cualquier cosa que tenga que ver, directa o indirectamente, con los seres humanos. Es decir, son una poderosa herramienta del entendimiento y la acción en cualquier ámbito.
 
De la misma manera, las bendiciones y maldiciones generacionales tienen efecto sobre las áreas más diversas del ser humano.
 
 
7) SIN DIDA, DIOS VA A CUMPLIR CON SUS PROMESAS
 
Otra idea que sobresale en el texto es la certeza que establece Dios respecto de lo que hará:
 
2 Además, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán por haber obedecido al Señor tu Dios
 
15 “Pero si no obedeces al Señor tu Dios, ni pones en práctica todos sus mandamientos y leyes que yo te he ordenado hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:
 
45 “Todas estas maldiciones vendrán sobre ti, y te perseguirán y te alcanzarán hasta acabar contigo, porque no quisiste obedecer al Señor tu Dios ni cumplir los mandamientos y leyes ordenados por él.”
 
58 “Si no pones en práctica todas las instrucciones escritas en este libro, ni respetas este glorioso e imponente nombre del Señor tu Dios, 59 él enviará grandes y terribles plagas”
 
63 Y así como el Señor se complacía en hacerte bien y multiplicarte, ahora se complacerá en tu ruina y tu destrucción,”
 
El resto de los versículos, al hacer el detalle de lo que ocurriría, refuerzan la idea.
 
Dios quiso dejar en claro que de cierto cumpliría lo que había prometido, sea bendición o sea maldición. Y si lo vemos en perspectiva, quizás la enseñanza más fuerte que deje el capítulo no se trate tanto de la bendición y la maldición sino de la fidelidad de Dios en cumplir con su palabra.
 
El Señor quiso asegurar que todo lo que prometió lo va a cumplir, porque:
 
“Dios no es hombre,  para que mienta, 
ni hijo de hombre para que se arrepienta. 
¿Acaso dice y no hace? 
¿Acaso promete y no cumple?”
Números 23:19 
 
Dios es perfectamente justo, ¡y cuanto necesitamos vivir, aplicar y reclamar esa verdad hoy en día! Dios es misericordioso, pero no es indulgente. Nosotros podemos y debemos descansar en el amor y la misericordia del Señor, ¡pero nunca podemos permitirnos ser indulgentes con nosotros mismos! La misericordia divina no es gratis, ¡costó la sangre del Unigénito! No tiene costo para nosotros, Otro lo pagó, pero su valor es inconmensurable.
 
Lo que acontezca en nuestras vidas va a depender de lo que hagamos de acuerdo a un código ya establecido por el Señor, y que él va a cumplir indefectiblemente. Esta es una piedra sólida sobre la cual podemos edificar la casa. Esta es una verdad que nos puede sostener aun en las noches más oscuras y terribles. Pero también es una verdad que nos puede hacer volver al camino cuando nos hayamos desviado.
 
En este aspecto, claramente, la cuestión generacional alcanza su expresión más patente; muchas de las promesas divinas son de cumplimiento generacional, no siempre cosecha toda la bendición la generación justa y no siempre cosecha todo el juicio la generación injusta. Lo bueno es que, en Cristo, todo lo malo que hayan hecho nuestros antepasados puede ser restaurado y la iniquidad borrada.
 
En la historia, el máximo ejemplo que encarna tanto la justicia como el amor del Padre es el Hijo, que es Dios. Cuando el Padre nos dice de qué forma se nos va a tratar no está diciendo nada distinto a lo que hizo con su propio Hijo, su misma esencia y naturaleza.
 
 
8) ¿LA GRACIA NO ANULA EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY?
 
Puede parecer, de todo lo que venimos diciendo, que estamos “volviendo” al “cumplimiento de la Ley” para salvación, pero notemos bien que aquí NO ESTAMOS HABLANDO DE LA SALVACIÓN de las personas, sino de lo que les ocurre en su vida terrenal. La salvación sigue siendo por gracia y nada más que gracia, pero en ninguna parte de la Biblia, especialmente, del Nuevo Testamento, se borran las exigencias de santidad para los cristianos. Una lectura rápida de todos los libros del Nuevo Pacto deja en claro que las exigencias de una vida santa NO SON MENORES bajo la Gracia sino TODO LO CONTRARIO, porque ahora tenemos un poder mayor para realmente vivirlas.
 
Muchas veces, cuando se habla de “Ley” se está mezclando la ley ceremonial, de sacrificios y demás reglamentaciones que sí fue abolida por Cristo, con los principios de la vida que agrada a Dios, ¡que no pueden cambiar con el tiempo, porque Dios no cambia!
 
 5 De la justicia basada en la ley, Moisés escribió esto: persona que cumpla la ley, vivirá por ella.”
Romanos 10:5
 
La Gracia nos habilita para encontrar el perdón necesario para acceder continuamente al Trono del Padre, pero no nos avala para descuidar la santificación. Dios sigue esperando mucho de nuestros estándares de vida:
 
 16 pues la Escritura dice: “Sean ustedes santos, porque yo soy santo.”
1 Pedro 1:16
 
Una cosa es llegar al cielo, otra muy distinta, como alguien dijo alguna vez, es traer el cielo a la tierra.
 
UNA LISTA DE VERIFICACIÓN 

 
Sin duda que el pasaje de Deuteronomio 28 es eminentemente práctico, a la vez que contiene claras enseñanzas espirituales. Si nos enfocamos en su aspecto concreto, podemos utilizarlo como una “lista de verificación” para ver como anda nuestra obediencia y, por ende, nuestra relación con Papá.
 
Claro, sin la actitud correcta de humildad y apertura al Espíritu, esto no sirve de nada; porque no vamos a aceptar lo que dice o, simplemente, no lo vamos a “ver”. Sorprendentemente (pero nada raro) “no vemos” muchas cosas que nos suelen pasar y que dan clara prueba de que en algún área estamos fallando. También es frecuente que no tengamos en cuenta la cuestión generacional y tratemos de “cargar” con toda la responsabilidad (o nos frustremos pensando en qué fallamos) y no nos demos cuenta de que tenemos que buscar un poco en la historia. Debemos manejar todos los tiempos: pasado, para descubrir iniquidades y bendiciones, presente, para darnos cuenta de qué es lo que se está haciendo mal (y bien) hoy, y futuro, para sembrar lo correcto para nosotros y nuestros hijos. Todo esto, por supuesto, bajo el poder y la sabiduría del Espíritu.
 
Con mucha dificultad podremos avanzar solos en este camino. Como cuerpo que somos, necesitamos la ayuda de nuestros hermanos, así como ellos necesitan la nuestra. Para empezar, más de una vez será otro el que se dé cuenta de algo que anda mal en mí, y el que me ayude a solucionarlo.
 
Incluí algunas preguntas al final de cada ítem como para que pensemos un poco. Por supuesto, siempre lo mejor es permitir que el Espíritu hable en “respuesta” a ellas. Posiblemente alguna nos dé algunos retorcijones, pero si eso sirve para que cambiemos algo del curso y traigamos bendición, ¡bienvenidos sean!
 
Vayamos a la lista:
 
 
BENDICIÓN Y MALDICIÓN
 
Todo el capítulo habla de ellas, son dos conceptos principales, que resumen todo lo otro.
 
Como el contexto de los términos es veterotestamentario, no tienen “a simple vista” la importante carga espiritual que les transmitiría el Nuevo Pacto, por lo que hay que hurgar un poco más en el texto o bien relacionarlo con pasajes del Nuevo Testamento. Así como está  expresado en realidad encontramos las definiciones en lo “material” de las palabras bendición y maldición. ¿Qué significa estar bendecido? Que ocurra todo lo que dicen los primeros 14 versículos y no ocurra lo que dicen los siguientes. ¿Qué significa estar maldecido? Lo contrario.
 
Ahora bien, podemos acercarnos al texto teniendo ya determinados conceptos de lo que es bendición y maldición. Esta suele ser una forma riesgosa de interpretar la Palabra, pero si creemos que el Escritor de Toda la Biblia es el mismo Espíritu Santo, tendremos una forma válida de interpretación, con algunos cuidados textuales. Entonces, “bendición” y “maldición” adquieren más significado y profundidad que solo lo terrenal que podían llegar a comprender los israelitas de esa época.
 
Y es que en realidad, “bendición” es un conjunto de cosas, pero más que eso, es un estado. Estamos en bendición o no (o, por lo menos, ¡vamos en camino!) Más que una lista de las cosas que ocurrirán, lo importante es mantenerse en el “estado de bendición”. Pero, por otro lado, para llegar allí hay un camino largo que recorrer; y en ese camino se avanza muchas veces por “escalones”, que nos permiten accede a “bendiciones” particulares.
 
La idea fundamental a remarcar es que, más que pensar y procurar bendiciones específicas (tal como se mencionó más arriba), debemos procurar llegar a ese estado. ¡Y es mucho más fácil buscar una cosa antes que estar buscando cientos de ellas!
 
Como “bendición” y “maldición” abarcan mucho, son estados en los que lo generacional influye también mucho; llegando a crear a veces situaciones muy “enmarañadas”. Se requiere mucho trato con el Espíritu, ministración de distintos ministerios, y tiempo para poder revertir algunas situaciones.
 
¡Cuidado!, vuelvo a repetir que “partir” LA bendición de Dios en bendiciones particulares siempre será un recurso más o menos artificial, es útil para que podamos entender y avanzar en ella, y Dios lo hace con nosotros por ese fin, pero, finalmente, la bendición de Dios abarca todas las áreas. Lo mismo vale para la maldición.
 
 
FAMA Y RECONOCIMIENTO
 
Dijimos que una de las cosas que más le interesa a Dios a través de nuestra bendición (o maldición) es que Su nombre glorioso sea conocido por otros. Entonces, este aspecto cobra importancia, tanto que es lo primero que menciona:
 
1 … el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra.
 
Después agrega:
 
10 Entonces todos los pueblos de la tierra verán que sobre ti se invoca el nombre del Señor, y te tendrán miedo.
 
13 El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último; siempre estarás por encima de los demás, y nunca por debajo,
 
14 Ustedes serán bendecidos más que todos los pueblos; … Deuteronomio 7:14
 
Por el otro lado:
 
25 … y serás motivo de espanto para todos los reinos de la tierra.
 
37 y serás motivo de horror, de refrán y de burla en todos los pueblos donde te lleve el Señor.
 
43 Los extranjeros que vivan en tu país se harán más y más poderosos, mientras que tú perderás más y más tu poder.
 
44 … los primeros lugares serán para ellos, y para ti los últimos.
 
La posición de alguien, sea de una persona, una familia, una ciudad o una nación, es algo que se construye con el tiempo. No ocurre de la noche a la mañana; demora años, y también demora años en cambiar; a veces generaciones. Por lo tanto, se trata de algo que es formado con acciones repetidas, que alcanzan a mostrar claramente lo que hay en el corazón. Dios honra a los que lo honran. Dios exalta a las naciones que lo buscan. Dios hace famosas a las instituciones u organizaciones (sean iglesias, empresas, organizaciones civiles, etc.) que lo ponen en primer lugar.
 
Y ser “famoso” implica más oportunidades de recibir bendición, hacer negocios, obtener beneficios, influir en la gente… y testificar de Cristo.
 
Bien repetimos que el mundo (el sistema del mundo, claro está) pertenece a Satanás, pero nos olvidamos de esta parte. ¿Por qué Dios no puede elevarnos a posiciones de privilegio y reconocimiento, como tantas veces se predica aunque con bastante ignorancia? Porque no puede encontrar la fidelidad y la obediencia necesarias, y entonces no puede destronar a los siervos del Adversario de esas posiciones.
 
¿Cómo me conocen en el barrio? ¿Y en el trabajo? ¿Cómo es conocida mi familia? ¿Y mi ciudad? ¿Y mi nación? ¿El Señor me está llevando a posiciones de honor o más bien doy lástima?
 
Notemos bien que aquí no se habla de cuál sea mi posición en “la iglesia” (congregación, para ser más exactos); porque si todos funcionan con un sistema de valores errado se termina tergiversando el entendimiento, y dentro del mismo cuerpo de Cristo se cumple que:
 
20 ¡Ay de ustedes, que llaman bueno a lo malo,
y malo a lo bueno;
que convierten la luz en oscuridad,
y la oscuridad en luz;
que convierten lo amargo en dulce,
y lo dulce en amargo!
Isaías 5:20
 
Aquí se refiere a mi posición “en el mundo”. Claro está que donde los cristianos son perseguidos las cosas pueden ser muy distintas, pero aun en esos contextos, y por más furor que demuestren los incrédulos, no podrán dejar de reconocer la honra que Dios da.
 
¿Soy de verdad honrado en el “mundo”? ¿Mi “honra” viene solo de mi grupo de hermanos porque en la sociedad ni soy tenido en cuenta? ¿Me estoy engañando a mí mismo buscando reconocimiento de manera artificial, o en grupos muy “particulares”? Pablo fue bastante duro al respecto:
 
12 Ciertamente, no nos atrevemos a igualarnos o a compararnos con esos que se alaban a sí mismos. Pero ellos cometen una tontería al medirse con su propia medida y al compararse unos con otros.
2 Corintios 10:12
 
¿Cómo es conocida nuestra nación? ¿Cuál es la “fama” que tiene en el mundo? ¿Y nuestra ciudad?
 
¿Y nuestras iglesias?
 
Es verdad que la honra no es lo que tenemos que buscar nosotros, porque el ejemplo del Amado fue:
 
5 Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quien está unido a Cristo Jesús, 6 el cual: Aunque existía con el mismo ser de Dios, no se aferró a su igualdad con él, 7 sino que renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, 8 se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte en la cruz.
Filipenses 2:5-8
 
Y también Pablo dijo:

8 Unas veces se nos honra, y otras veces se nos ofende; unas veces se habla bien de nosotros, y otras veces se habla mal. Nos tratan como a mentirosos, a pesar de que decimos la verdad. 9 Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bien conocidos. Estamos medio muertos, pero seguimos viviendo; nos castigan, pero no nos matan. 10 Parecemos tristes, pero siempre estamos contentos; parecemos pobres, pero enriquecemos a muchos; parece que no tenemos nada, pero lo tenemos todo.
2 Corintios 6:8-10
 
Pero también es cierto que, al “final de la historia”, Dios mismo concede honra a los que la merecen:
 
9 Por eso Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres, 10 para que, ante ese nombre concedido a Jesús, doblen todos las rodillas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, 11 y todos reconozcan que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:9-11
 
35 La honra es el premio de los sabios, pero los necios se destacan por su deshonra.
Proverbios 3:35
 
Y Pablo dijo al final de su vida:
 
8 Ahora me espera la corona merecida que el Señor, el Juez justo, me dará en aquel día. Y no me la dará solamente a mí, sino también a todos los que con amor esperan su venida gloriosa.
2 Timoteo 4:8
 
La honra que Dios nos promete en Deuteronomio 28 es SU honra, que llega en SU tiempo y a SU manera. No es lo que nosotros querríamos, no es cuando la querríamos, pero, al final, ¡es mucho mejor! Y trae gloria al Padre.
 
Por supuesto, la dimensión generacional es fundamental aquí, tanto en lo referido a naciones y regiones como también a familias e individuos, aunque yo creo que una generación consagrada puede cambiar siglos de historia.
 
 
BENDICIÓN EN LOS DISTINTOS ÁMBITOS
 
Tanto la bendición como la maldición se manifiestan en diversos ámbitos, lo cual también implica las diversas actividades que se realizan en esos ámbitos. Hay promesas de bendición para todos los ámbitos:
 
3 Serás bendito en la ciudad y en el campo.
 
Esto es, en cualquier lugar, en todos los sitios, en todas las actividades.
 
8 “El Señor enviará su bendición … sobre todo lo que hagas,
 
Desde lo más importante hasta lo más insignificante. Y de hecho, a veces analizar lo “pequeño” nos puede dar las pistas de si estamos en el camino correcto o no. Y es más sano que Dios nos corrija en lo “pequeño” a que tenga que hacerlo en lo “grande”.
 
Lo contrario a la bendición también es cierto:
 
16 Serás maldito en la ciudad y en el campo.
 
19 Y maldito serás tú en todo lo que hagas.
 
Bendición implica bendición en todas las áreas; si en alguna no la hay es que en algo todavía estamos desobedeciendo.
 
¿Tengo bendición en todos los ámbitos donde me muevo? ¿Veo la mano de Dios en todos ellos? ¿Y en las “pequeñas cosas”? Las “cosas grandes” muchas veces son racionalizadas, así que naturalizamos lo que nos pasa (y que probablemente le pase a muchos, porque muchos estén desobedeciendo) y no nos damos cuenta cuando hay maldición, pero ¿las pequeñas? También allí debe haber bendición.
 
¿Y qué de nuestra sociedad? ¿Podemos decir que las cosas andan “bien” en todos los espacios físicos y ámbitos? ¿Hay algunos especialmente complicados?
 
¿Y en el ámbito de nuestras iglesias?
 
Como los seres humanos nos movemos en muchos ámbitos distintos, y por lo general no nos gusta complicarnos demasiado, es tremendamente fácil que aceptemos como normal una situación que debiera ser corregida en algún área particular. Claro que, si pretendiéramos nosotros, con nuestras propias fuerzas, solucionar todos y cada uno de los problemas y maldiciones que encontráramos ¡nos volveríamos locos! Pero la clave está, creo, en poder reconocerlo primero y luego llevarlo al Padre, permitiéndole al Espíritu que comience a obrar. Reconocer lo que está mal, aquello en lo que se viene arrastrando maldiciones generacionales, no es más que poder escuchar la misma voz del Padre llamándonos a que pongamos el asunto en Su presencia, para que él pueda comenzar a hacer algo.
 
 
BENDICIÓN FAMILIAR
 
Nuestra primera área de influencia y responsabilidad es la familia, y suele ser olvidada. Los primeros que van a disfrutar nuestras bendiciones y sufrir nuestras maldiciones son ellos, y de ellos, los más sensibles y dependientes: los hijos.
 
4 Serán benditos tus hijos
 
11 El Señor te mostrará su bondad dándote muchos hijos,
 
14 … no habrá entre ustedes mujer que no pueda concebir hijos ni hombre que no pueda engendrarlos, … Deuteronomio 7:14
 
En aquel entonces las familias numerosas eran valoradas; pero hoy no es tan diferente (aunque el número se ha reducido), y si no, pregúntenles a los matrimonios que no pueden tener hijos. Por más postmodernismo y post postmodernismo que nos invada, llega un momento en la vida de una persona en que desea tenerlos, ¡y qué duro es cuando no puede!
 
Por supuesto, también ocurre lo contrario:
 
18 Serán malditos tus hijos
 
Especialmente los que trabajamos en los barrios pobres vemos cuán cierta es esta verdad. Niños condenados a vidas míseras desde mucho antes de su nacimiento por la maldad y necedad de sus padres. Y no le echemos toda la culpa al contexto o a los políticos, porque ahí podemos ver claramente como todos tienen oportunidades para mejorar, muchas o pocas, grandes o pequeñas; en algún momento a todos acontecen, y por el pecado o necedad, se pierden.
 
32 Ante tus propios ojos, tus hijos y tus hijas serán entregados a gente extranjera, y a todas horas querrás volver a verlos, pero nada podrás hacer.
 
41 Tendrás hijos e hijas, pero no estarán contigo porque serán llevados cautivos a otros países.
 
Hijos quitados de sus familias: sea por la disfuncionalidad de las mismas, sea porque hayan tenido que emigrar a otros lugares, sea porque hayan sido raptados (por ejemplo, lo que tiene que ver con la trata de personas), sea porque vivan en contextos de guerra. El principio es el mismo en todos los casos.
 
50 gente de aspecto feroz, que no respetará a los ancianos ni tendrá compasión de los niños.
 
Violencia y abuso ejercido contra los niños, ¡nuestros propios hijos!
 
53 Durante el ataque enemigo a tus ciudades, será tanta tu hambre que te comerás a tus propios hijos
 
Este es quizás el punto más bajo al que puede llegar un padre. De hecho ocurrió literalmente más de una vez. Pero en su sentido metafórico está ocurriendo hoy en día muchas veces. Recuerdo por ejemplo el caso de un chico que recibió un disparo y quedó cuadripléjico por defender a su madre que estaba vendiendo droga. O cuando los padres mandan a los niños a trabajar y no los apoyan para que estudien. O cuando directamente abusan de ellos. O el caso mucho más “elevado” de padres que viven gracias a lo que ganan sus hijos estrellas del deporte… o los muchísimos más que tratan de que sus hijos lo sean. En todos estos casos, y en más, los hijos terminan siendo “comidos” por los padres, sirviendo solamente para producir algún tipo de beneficio para ellos pero nada para sí mismos, si es que no resultan directamente perjudicados.
 
¿Qué de mis hijos? ¿Son felices? ¿Les está yendo bien en la vida? ¿Reciben bendiciones? Los hijos suelen ser un barómetro muy claro y muy terrible de cómo nos hemos comportado los padres.
 
¿Qué pasa en nuestra nación con nuestros hijos? ¿Cómo describiría la situación de los niños y jóvenes? ¿Nuestra sociedad y familias se caracterizan por cuidar de los menores o más bien “se los come”?
 
¿Y qué pasa con los jóvenes y niños de nuestras congregaciones? ¿Están los adultos demasiado preocupados por hacer crecer sus propios ministerios y “ministrar todo lo que Dios les da” que han ocupado todos los espacios disponibles, cerrándoles las puertas del desarrollo ministerial a los jóvenes y empujándolos hacia afuera?
 
Lamentablemente, sobre los hijos (las generaciones jóvenes) es que caen con más fuerza las maldiciones generacionales, sometiéndolos a muchas situaciones que al presente se ven injustas. Pero el Padre tiene un interés especial por ellos, y entiendo que hay muchos recursos celestiales dispuestos para los que quieran revertir la situación. Por duro que sea (y lo es), esto debería ser una fuerte advertencia, para que no repitan ellos los caminos de sus padres.
 
 
PRODUCTIVIDAD DE LOS RECURSOS NATURALES, DE LA ECONOMÍA EN GENERAL Y EL MEDIO AMBIENTE
 
4 Serán benditos … las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus animales.
 
8 “El Señor enviará su bendición sobre tus graneros …
 
11 El Señor te mostrará su bondad dándote muchos hijos, muchas crías de tus ganados y abundantes cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría. 12 Y te abrirá su rico tesoro, que es el cielo, para darle a tu tierra la lluvia que necesite; y hará prosperar todo tu trabajo. …
 
En una economía fundamentalmente agrícologanadera, como la de los que estaban recibiendo estas palabras, era una bendición muy importante. Podríamos extenderla hoy día hacia todas las actividades económicas; pero creo que no debemos olvidarnos nunca de su faz agropecuaria. Dado que cada vez más la población mundial es urbana, y cada vez más se “separa” la realidad del campo de la de la ciudad, la mayoría de los “urbanos” conoce poco y nada de lo que ocurre en el ámbito de la producción primaria. Esto tiene que ver con modelos de desarrollo sociopolíticos e intereses económicos muy fuertes (y con raíces espirituales también), y sería muy largo comentarlos aquí. Pero el asunto es que hoy mucha gente no tiene presente la importancia de la agricultura y la ganadería, ¡a pesar de que sin ellas nos moriríamos de hambre!, como, de hecho, le pasa también a mucha gente en algunos países.
 
Todo el desarrollo económico y tecnológico de cualquier país está apoyado necesariamente ahí, sea en la propia producción o sea en la producción importada de otros países. Si llega a faltar, ¡a ver qué hacemos con nuestras computadoras y electrodomésticos! Que yo sepa, no se pueden comer...
 
En muchos países la población supone que esto nunca va a ocurrir debido a determinadas políticas y recursos que han asegurado una estabilidad a lo largo de las últimas décadas (y rápido se olvidan de lo que pasó hace un poco más de tiempo atrás), pero Apocalipsis nos muestra otro panorama. La realidad es que la producción primaria se está haciendo cada vez más inestable y los recursos naturales están recibiendo una presión cada vez mayor.
 
Por otro lado, la economía de muchos de nuestros países latinoamericanos sigue dependiendo fuertemente de la producción primaria y de los agronegocios asociados a ella.
 
Por lo tanto, esta bendición sigue y seguirá siendo fundamental para todas las naciones del mundo, y, por supuesto, ¡para los individuos que componemos esas naciones!
 
El texto promete bendición tanto sobre la producción animal como la vegetal y específicamente sobre lo que tiene que ver con el almacenamiento (transporte, procesamiento) de la producción vegetal.
 
También hace una referencia muy importante al clima: lluvia necesaria, no más, tampoco menos. Siempre ha habido en distintas partes del mundo problemas climáticos, y especialmente con la lluvia, tanto excesos como deficiencias. En estas últimas décadas los problemas están aumentando. Le echamos la culpa al cambio climático, y es verdad, ¡hay un cambio en el clima, sin duda! Pero el principal cambio es, en realidad, en el “clima espiritual” del mundo. Y lo otro es consecuencia.
 
 
Lo contrario a la bendición, por supuesto, también existe, y resulta bastante llamativo que buena parte de las maldiciones tengan directa o indirectamente que ver con la producción primaria y el medio ambiente en general:
 
16 Serás maldito en la ciudad y en el campo.
 
18 Serán malditos tus hijos y tus cosechas, y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus animales.
 
21 El Señor te enviará una peste que acabará contigo en el país que vas a ocupar. 22 También te enviará epidemias mortales, fiebres malignas, inflamaciones, calor sofocante, sequía y plagas sobre tus trigales, epidemias que te perseguirán hasta destruirte. 23 Allá arriba, el cielo te negará su lluvia; y aquí abajo, la tierra te negará sus frutos. 24 El Señor hará caer sobre ti polvo y arena en vez de lluvia, hasta que seas destruido
 
33 Las cosechas de tu tierra y el fruto de todo tu trabajo se lo comerá gente que nunca antes conociste,
 
38 Sembrarás mucha semilla, pero recogerás poco fruto porque la langosta lo devorará. 39 Plantarás viñedos y los cuidarás, pero no beberás su vino ni recogerás sus uvas porque los gusanos acabarán con todo. 40 Tendrás olivos en toda tu tierra, pero no te perfumarás con su aceite porque las aceitunas se caerán solas.
 
42 Todos los árboles y los frutos de tu tierra serán destruidos por la langosta.
 
48 Tendrás que servir a los enemigos que el Señor enviará contra ti; sufrirás hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miserias.
 
50 gente de aspecto feroz, que no respetará a los ancianos ni tendrá compasión de los niños. 51 Se comerá las crías de tu ganado y los frutos de tu tierra, hasta arruinarte; no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas ni de tus ovejas, y morirás de hambre.
 
55 ... Y no habrá nada que comer durante el ataque a las ciudades y la horrible angustia que tu enemigo te hará sufrir en todas tus ciudades.
 
59 él enviará grandes y terribles plagas sobre ti y sobre tus descendientes, y enfermedades malignas e incurables. 60 Hará que se repitan sobre ti todas las plagas de Egipto, que tanto espanto te causaron, y tendrás que sufrirlas constantemente. 61 Además, te enviará otras enfermedades y plagas que no se mencionan en este libro de la enseñanza, hasta acabar contigo.
 
La primer sentencia es clara: “serás maldito en el campo”; en el ámbito físico pero también en todo lo que ocurre allí. Lo que antes era bendición ahora se transforma en maldición; lo que antes producía ahora no. Aparecen plagas de insectos, enfermedades de cultivos y animales, sequía y problemas de fertilidad. ¡Cuantos millones se gastan diariamente para solucionar estos problemas productivos! ¡Cuánta gente trabaja en eso! ¡Cuánto se ha investigado y se seguirá investigando al respecto! No digo que sea incorrecto, pero ¡cuán distinto sería si la gente se volviera a Dios! ¡Cuánto más fácil sería todo!
 
Aquí se habla específicamente de sequía, la cual no solo afectará a los campos, sino también a los ecosistemas que los rodean, ya que en realidad componen una unidad. Todo el medioambiente se verá afectado. También se habla de grandes plagas, tanto de enfermedades como de insectos. Esto tiene que ver, de nuevo, con ecosistemas alterados. Cuando se mantiene un equilibrio, normalmente, no hay que temer brotes importantes de plagas y enfermedades. Pero cuando la naturaleza se altera se vuelven frecuentes. Y esto no solo tiene que ver con plantas y animales, también tiene que ver con el ser humano, que en su constitución biológica es tan “natural” como cualquier otro ser vivo (¿donde nos hicieron creer que podíamos mantenernos por encima de la naturaleza?).
 
La simple referencia a las “plagas de Egipto” nos muestra un panorama de caos ambiental, de plagas y epidemias, y de fuerzas climáticas “descontroladas” (aunque, en realidad, perfectamente bajo el control del Justo y Santo), y de cómo, finalmente, terminan arruinando a la sociedad:
 
7 Entonces los funcionarios del faraón dijeron:
— ¿Hasta cuándo nos va a causar problemas este hombre? Deje Su Majestad que esa gente vaya a adorar a su Dios, el Señor. ¿Todavía no se da cuenta Su Majestad de que Egipto está arruinado?
Éxodo 10:7
 
Egipto tenía mucha tecnología y mucha cultura para esa época, pero nada de eso sirvió cuando Dios trastornó la naturaleza.
 
Sin llegar a extremos catastróficos, hay también una clara referencia a la productividad en los versículos 38 a 40: se verá disminuida, por más que se trabaje, debido a plagas o, aparentemente, a causas desconocidas.
 
Como se dijo más arriba, muchas de las enfermedades, si no todas, tienen que ver con la alteración del orden natural. Más clara aún es la relación entre las epidemias y la alteración del orden natural. Los mecanismos biológicos son complejos y no es el propósito hablar de ellos aquí, pero en la raíz del asunto hay un problema “con” la naturaleza antes que “de” la naturaleza.
 
No solo se ve afectada directamente la naturaleza, sino también lo que tiene que ver con la propiedad de los recursos naturales y el acceso a sus productos. Dios asegura que vendrían enemigos extraños y se adueñarían de ellos, o se apropiarían de sus productos, o, de alguna forma, impedirían el acceso a ellos. Hoy en día, muchas veces, no tienen aspecto ni tan feroz ni vienen con espadas en las manos, vienen con traje y corbata, y con ciertos documentos en mano, pero los resultados son los mismos. Esta maldición sigue tan vigente como entonces: extranjeros adueñándose de extensas zonas naturales, de grandes superficies productivas, contratos usureros que firman con gobiernos débiles y que les permiten extraer a precios irrisorios grandes cantidades de minerales (incluso agua potable), crisis económicas generadas por capitales foráneos (y autóctonos también) que producen caos y dificultan el abastecimiento de alimentos, y más. Basta solo leer el diario.
 
Un par de notas:
 
Primero. Cuando se habla de medioambiente aparece enseguida el discurso ecologista según el cual nosotros mismos somos responsables de lo que le ocurre. Esto es cierto en dos sentidos, pero, según lo que dice la Biblia, no es exactamente toda de la verdad. Es cierto en el sentido espiritual porque nuestro pecado (en general, el pecado de la raza humana) nos acarrea maldición. Y entonces aparece una “dimensión” que no controlamos: si es maldición, significa que hay algo que Dios envía específicamente, es decir, no viene “de nosotros”. Como dije más arriba, creo que no vale la pena discutir si Dios “envía” o “permite”; el texto dice muy claramente y en muchas oportunidades que “envía”, pero, para los fines prácticos, ¡es lo mismo!
 
Ahora bien, es también muy cierto que mucho del daño ambiental lo genera nuestro manejo totalmente descuidado de los recursos naturales, por lo que sería una consecuencia, y, entonces, el hombre podría “solucionarlo” por sí mismo. Sin embargo, el “manejo descuidado” de los recursos naturales no es un problema de “técnicas deficientes” o “falta de conocimiento científico” o “deficiencias de gestión”, lo cual se podría solucionar con el avance mismo de la ciencia, la tecnología y el asesoramiento; ¡es pecado! Porque la correcta administración (que implica cuidado e, incluso, desarrollo) del medio ambiente es uno de los primeros y más básicos mandatos de Génesis, y uno de los más olvidados en toda la historia de la humanidad y de la iglesia. Y si es pecado, hay entonces un poder espiritual maligno por detrás (Satanás y sus demonios, claro) avivándolo, manteniéndolo. Y si hay un poder maligno, no lo puede solucionar el hombre sin la ayuda de Dios, es decir, sin volverse al Creador y buscarlo diariamente. Esto puede sonar extraño, pero, créanme, que la ciencia y la tecnología, como productos humanos que son, están muy teñidas de la naturaleza de su “creador” (el hombre). Sin la ayuda de Dios, no pueden resolver los grandes problemas que ya tenemos.
 
Y, por otra parte, los problemas productivos y de medioambiente no son exclusivamente problemas científicos y tecnológicos, en realidad, son primero y antes que nada, problemas sociales y políticos, por lo que la “puerta abierta al pecado” es mucho más amplia.
 
Hoy y ahora existen los conocimientos suficientes para gestionar los recursos productivos y ambientales de una manera mucho menos destructiva, pero por ambición, descuido, ignorancia o intereses comerciales, esas prácticas se aplican muy poco. ¡No es la falta de conocimientos científicos lo que trae la destrucción de los recursos naturales!
 
Segunda nota. Estas maldiciones (y las bendiciones de más arriba), ¿son para individuos o para naciones?, ¿tienen que ver con la gente que está trabajando en el campo o con toda la sociedad? Bueno, ambos. Sin duda que tienen que ver con quienes trabajan directamente en el campo, ¡y vaya responsabilidad tan grande que acarrean! Quizás valdría la pena orar por ellos de vez en cuando…
 
Pero también tienen que ver con pueblos, ciudades, naciones todas. Hay muchas cosas que no están en las manos de quienes producen, y mucho de lo bien o lo mal que hagan dependerá de la salud espiritual de la nación toda. Dios permitirá bendición o no sobre ellos de acuerdo a lo que la sociedad toda esté “atrayendo” sobre sí misma.
 
La situación medioambiental mundial creo que es conocida por todos. ¿Cuál es la realidad específica del medioambiente en nuestra región? ¿En nuestro país? ¿Qué pasa con la situación agropecuaria y de los negocios agrícolas en general?
 
¿Cuál es la conciencia medioambiental de nuestras iglesias? ¿Qué pasa con la economía de los hermanos?
 
También en este ámbito lo generacional se ve con fuerza: el status ambiental de una región o nación no cambia de un día para otro, lo hace a lo largo de años, también de generaciones. Creo que veríamos cosas asombrosas si empezáramos a discernir y cortar las maldiciones generacionales en este ámbito.
 
 
PROCESOS INDUSTRIALES, COMERCIO, ECONOMÍA DOMÉSTICA
 
5 Serán benditos tu cesta y el lugar donde amasas la harina,
 
8 “El Señor enviará su bendición sobre tus graneros
 
12 … y hará prosperar todo tu trabajo …
 
17 Serán malditos tu cesta y el lugar donde amasas la harina.
 
48 Tendrás que servir a los enemigos que el Señor enviará contra ti; sufrirás hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miserias.
 
 
El concepto es parecido al de más arriba, solo que podemos enfocarlo más hacia los procesos industriales y la economía doméstica (muy relacionados uno con otro en aquel entonces… y también ahora!)
 
El área afectada es ahora la industria y todo lo que tiene que ver con ella; esto puede venir de la mano de impuestos abusivos y legislación inconveniente, de falta de productividad de los recursos humanos, de falta de capacidad de liderazgo y gestión de los planteles directivos, de grandes dificultades sindicales, problemas para importar maquinaria, etc., etc.; en esencia, de falta de bendición divina.
 
La industrialización ha constituido en nuestra sociedad EL paradigma de desarrollo por excelencia, tanto para los países que “lo lograron” como para los que “no lo lograron”. Casi nada mide tanto el desarrollo económico de un país como su nivel de industrialización; por supuesto que hay otros factores en juego, pero en la mayoría de los casos, este es el que más explica la situación de una nación. No creo que debamos llegar a la conclusión simplista de que los países industrializados agradan a Dios y los no industrializados no. Hay muchísimo más en juego que esto; pero sin duda que la capacidad de elaborar productos, en variedad, calidad, cantidad, eficiencia, y precio es muestra del favor del Señor. Sin caer en los extremos de la “teología de la prosperidad”, Dios decididamente no está en la “teología de la pobreza”.
 
La cuestión generacional ayuda mucho a entender la realidad presente internacional. Países que buscaron a Dios en su tiempo hoy son bendecidos. Algunos de ellos se apartaron luego del camino, cosechan hoy las bendiciones del ayer pero están sembrando maldición para el futuro y rápidamente están perdiendo lo que sus padres lograron. Países que recién en este tiempo están buscando al Señor siguen recogiendo las maldiciones sembradas por sus antepasados pero están sembrando bendición para sus hijos y para su presente también. Las bendiciones y maldiciones generacionales no suelen ser muy tenidas en cuenta por la mayoría de la iglesia, lo que es una pena porque ayudaría a acelerar mucho un proceso que suele tomar generaciones.
 
Lo que es cierto para una nación también lo es para una persona, familia o agrupamiento humano.
 
Una opinión personal es que sería muy bueno que los hijos de Dios pudieran aspirar a tener sus propios emprendimientos. No quiero hacer de esto una doctrina ni decir que todos deberían seguir este modelo, pero creo que sí muchos están llamados para tomarlo, en algún momento de sus vidas, y desarrollar sus propias empresas. Creo que el Señor va a bendecir especialmente esos proyectos.
 
Es interesante que la referencia más clara en estos pasajes tenga que ver con la “industria alimenticia”, en estrecha relación con la producción primaria.
 
Pero también estos textos nos hablan de la economía doméstica; y ahí se aplica todo lo que se vino diciendo más arriba. Y quizás sea uno de los ámbitos donde más clara y rápidamente se vean los resultados de la bendición y la maldición. Y creo que quienes especialmente lo van a notar son las amas de casa.
 
Ojalá que no nos engañemos a nosotros mismos pensando que “todo está bien, cuando todo está mal” (Jeremías 8:11). Es cierto que “El hombre honrado pasa por muchos males, pero el Señor lo libra de todos ellos.” (Salmos 34:19) ¿Cómo anda nuestra economía? ¿Cuáles son las perspectivas que tiene? ¿Y la economía de nuestras iglesias?
 
 
RELACIÓN CON LOS ENEMIGOS
 
7 “El Señor pondrá en tus manos a tus enemigos cuando te ataquen. Avanzarán contra ti en formación ordenada, pero huirán de ti en completo desorden.
 
10 Entonces todos los pueblos de la tierra verán que sobre ti se invoca el nombre del Señor, y te tendrán miedo.
 
24 El Señor hará caer sobre ti polvo y arena en vez de lluvia, hasta que seas destruido 25 y aplastado por tus enemigos. Avanzarás contra ellos en formación ordenada, pero huirás de ellos en completo desorden, y serás motivo de espanto para todos los reinos de la tierra.
 
29 … te verás siempre oprimido y explotado, y nadie vendrá en tu ayuda.
 
41 Tendrás hijos e hijas, pero no estarán contigo porque serán llevados cautivos a otros países.
 
48 Tendrás que servir a los enemigos que el Señor enviará contra ti; sufrirás hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miserias. El Señor te hará sufrir una dura esclavitud, hasta que seas destruido. 49 Desde el país más lejano del mundo, el Señor lanzará contra ti, con la rapidez de un águila en vuelo, una nación cuya lengua no entiendes; 50 gente de aspecto feroz, que no respetará a los ancianos ni tendrá compasión de los niños. 51 Se comerá las crías de tu ganado y los frutos de tu tierra, hasta arruinarte; no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas ni de tus ovejas, y morirás de hambre.
 
52 “Rodeará todas tus ciudades y las atacará, hasta que se derrumben las murallas más altas y fortificadas en que habías puesto tu confianza; sí, rodeará y atacará todas las ciudades del país que te ha dado el Señor tu Dios. 53 Durante el ataque enemigo a tus ciudades, será tanta tu hambre que te comerás a tus propios hijos, los hijos y las hijas que el Señor tu Dios te dio.
 
68 Y aunque el Señor te dijo que no volverías otra vez por el camino de Egipto, sin embargo te hará volver allí en barcos, y te venderá como esclavo a tus enemigos; pero no habrá nadie que te quiera comprar.”
 
Y para peor, hay más versículos que se relacionan con estos, pero baste ahora con los de más arriba… ¡y vaya si basta y sobra con ellos!
 
Siempre es bueno recordar a los cristianos que “todos los que quieren llevar una vida piadosa en unión con Cristo Jesús sufrirán persecución” (II Timoteo 3:12). Si no tenemos enemigos  en este momento puede ser que:
 
1.      Seamos muy débiles todavía en la fe y el Señor nos está cuidando de los enemigos… pero no por mucho tiempo más.
2.      Los tengamos pero no nos damos cuenta todavía. ¡Más vale que abramos los ojos rápido!
3.      Solo estemos jugando a la religión y no constituimos ninguna preocupación seria para Satanás… Más vale que nos convirtamos entonces, porque sino el que se va a poner en contra nuestra va a ser Dios mismo.
 
Si de verdad somos fieles al Señor, vamos a estar comprometidos a extender su reino y el Adversario va a estar comprometido en tratar de que no lo hagamos. Entendamos “extender el reino de Dios” bajo el paradigma de Reino y no bajo el concepto de “iglesia” del viejo odre denominacional.
 
Volviendo al tema: ¡tenemos enemigos! Y hay dos posibles relaciones con ellos: o los “vencemos” en el Señor (que frecuentemente es muy distinto a “vencerlos” físicamente) o nos vencen ellos y el Señor los utiliza para moldear nuestro carácter rebelde. De una cosa podemos estar seguros y tranquilos (en el Señor): ¡Dios los va a utilizar para bien nuestro! Tratemos de que sea de la forma más honrosa posible…
 
Vemos a los adversarios humanos, no vemos a los espirituales, que son los que “inspiran y avivan” a los primeros. Nos toca lidiar con ambos, de manera distinta. Los primeros son objetos del amor y la misericordia divina, aunque también de su juicio. Los segundos ya están condenados, simplemente deben ser vencidos.
 
Los adversarios que se presentan en el camino son una de las herramientas más poderosas y usadas por el Señor para transformarnos a su imagen, y en la eternidad daremos gracias por ellos. Pero también son las herramientas del Adversario para detener la obra de Dios. Y, dicho sea de paso, también el Señor tiene un propósito de salvación con ellos.
 
Es notoria la diferencia que hace Dios entre la bendición y la maldición, y también es llamativo que buena parte de todo el capítulo se dedique directa o indirectamente a hablar sobre el tema. Hay un énfasis muy fuerte en el rol de los adversarios. Quizás porque tendrían una fuerte presencia para la nación de Israel, pero también supongo que porque la tendrían para la iglesia siglos después.
 
Los enemigos planifican su ataque; “en formación ordenada” dice una versión, con detalle, con organización, con mucho trabajo; pero saldrán huyendo en desbandada. Más aún, con el tiempo ni se atreverán a atacarnos.
 
Pero la maldición también es cierta y terrible: ahora los que deban salir humillados y derrotados serán los hijos de Dios; los planes se desharán. Los cristianos serán motivo de burla y escarnio para todos, y tendrán que trabajar y esforzarse para otros, que se llevarán los recursos. También generarán tal caos interno que hasta lo más querido y cuidado (las generaciones futuras) serán “devoradas” para poder sobrevivir (esto es, explotadas, abusadas, se les quitarán las posibilidades y se les cerrarán las puertas que se les debían haber abierto). Finalmente, deberemos trabajar por pagas miserables para ellos.
 
Hay un registro detallado de la opresión y miseria que causarían los enemigos; y mucho de ello vivimos hoy pero no somos conscientes. Los enemigos no son únicamente los que están al lado nuestro en el trabajo y nos hacen la vida imposible, ni nuestro patrón que no nos quiere pagar el aumento (¿y por qué tenemos que seguir todavía bajo patrón, digo yo…?); hay otros “lejanos”, que no vemos, que no conocemos y cuyos nombres quizás nunca salgan en los diarios, o quizás sí y ocupen puestos públicos muy visibles. Ellos son los instrumentos más preciados de Satanás, y ejercen una gran influencia en la opresión de naciones enteras. Pero muy pocas veces, si es que alguna, ocupan nuestras oraciones; muy pocas veces somos conscientes de ellos ¡teniendo a nuestro alcance el poder de revelación del Espíritu Santo!
 
Si hiciéramos una visión de la teología y la práctica de la iglesia con la óptica de “los enemigos”, tanto espirituales (los demonios, claro) como físicos (la gente usada por ellos) podríamos generar mucho conocimiento útil para la vida cotidiana y podríamos ser mucho más efectivos en el reino. No creo que debamos entrar en una “paranoia persecutoria”, como algunos de nuestros personajes públicos de actualidad, pero creo que es urgente que tomemos conciencia de esta realidad y sepamos escuchar la voz de Dios a través de nuestros enemigos, de los que están presentes (en los distintos niveles y “visibilidades”) como de los que no están (señal de bendición, de la que hay que estar agradecidos).
 
Y, más importante, sepamos que ninguno de ellos escapa al control de Dios, porque eso es lo que deja bien en claro Deuteronomio 28: Dios los retira o Dios los envía, de acuerdo a nuestra justicia. Y si estamos intentando luchar contra algo que el mismo Señor mandó… bueno, más vale que busquemos otra estrategia. Volvamos al Señor, cortemos todas las iniquidades ancestrales, obedezcámoslo en su voluntad específica para nosotros (hay que oír la voz del Espíritu para saberla) y Dios mismo se va a encargar de nuestros enemigos, sea que los quite o sea que nos de los recursos para vencerlos (ambos son métodos que Él usa).
 
Entender la realidad bajo la óptica de “amigos y enemigos” puede parecer una simplificación excesiva, y no pretendo caer en ella; pero olvidarnos de su relevancia es igualmente peligroso.
 
El derecho legal de muchos enemigos presentes fue dado en el pasado, por lo que aquí es necesario revocar iniquidades.
 
Y en este punto vale la pena dedicar tiempo a pensar, como individuo, familia, comunidad y nación, ¿cuáles son mis enemigos? ¿Hay más, que todavía no conozco? Aunque no los vea físicamente, ¿puedo ver las consecuencias de su accionar? ¿Qué es lo que el Señor me quiere decir con ellos? ¿Cuáles son mis pecados e iniquidades que les dan derecho legal para molestarme? Antes que nada, ¿qué me está queriendo decir el Padre a través de ellos?
 
 
SALUD PSICOLÓGICA
 
8 …y te hará vivir feliz en el país que va a darte.
 
20 “El Señor te enviará maldición, confusión y angustia en todo lo que hagas,
 
29 y andarás a tientas, como el ciego en la oscuridad. Nada de lo que hagas te saldrá bien; te verás siempre oprimido y explotado, y nadie vendrá en tu ayuda.
 
34 Cuando veas todas estas cosas, te volverás loco.
 
67 Será tanto el miedo que tendrás, y tales las cosas que verás, que por la mañana dirás: ‘¡Ojalá que ya fuera de noche!’, y por la noche dirás: ‘¡Ojalá que ya fuera de día!’
 
En Argentina tenemos la proporción de psicólogos por habitantes más alta… ¿por algo será?
 
Si hay algo que padece el mundo hoy es LOCURA. Si algo caracteriza al posmodernismo que ha avanzado en todas las sociedades es una especie de “esquizofrenia” de pensamiento, que me “permite” ser de una forma en un ámbito determinado y de otra en otro, sin sentir ni el más mínimo remordimiento (antes a eso se lo llamaba hipocresía)… ¿será por algo?
 
El pecado en sí mismo enloquece, y las consecuencias del pecado enloquecen aún más. ¿Tiene algún propósito Dios con la felicidad / infelicidad de la gente? Por supuesto que sí.
 
La intención básica de toda alma humana es ser feliz, nuestro cerebro y organismo están preparados genéticamente para eso. Miles de ejemplos tenemos de cómo la búsqueda de la felicidad se ha corrompido y desvirtuado a lo largo del tiempo, pero aun los más aberrantes pecados conservan en el fondo un deseo (distorsionado) de felicidad.
 
El espíritu de religión se ha encargado de negar este deseo, condenándolo por pecaminoso y tergiversando determinados pasajes bíblicos, y ha generado un cristianismo ciego en este aspecto, que al final ha causado más daño que bien. De la mano de la influencia posmoderna y su exagerado énfasis en el placer individual, esta situación se está revirtiendo, probablemente tendiendo hacia el otro extremo, tan malo e ineficaz como el primero.
 
Es cierto que fuimos creados para ser felices, y la felicidad, pero la verdadera felicidad, la del espíritu humano, que luego se refleja en el alma, viene de nuestra comunión íntima con Papá. Todos los otros extremos y desviaciones son sucedáneos que en el mejor de los casos solo llegan al alma y en el peor, provocan excitación en el cuerpo. También se requiere cierta madurez en el caminar cristiano para poder reconocer la verdadera felicidad del espíritu. Con el tiempo, llega a ser nuestro principal barómetro interno; cuando el Espíritu está feliz, nuestro espíritu también lo es y sabemos que vamos por el buen camino.
 
Todo lo que mencionamos sobre la “felicidad” del espíritu también es aplicable a la “paz”. De hecho, están íntimamente relacionados entre sí, y éstos con el concepto más integral de “shalom”, que implica: paz, prosperidad, felicidad, seguridad, concordia, bienestar y vida vivida en plenitud.
 
La maldición nos quita esa felicidad, más que eso, el “shalom” de Dios. Puede ser que nos demos cuenta y tratemos de recuperarlo por el camino correcto, o que no queramos reconocerlo y empecemos a llenar nuestra vida de actividades para hacer feliz al alma: activismo (valga la redundancia), grandes reuniones, cultos “espectaculares”, predicaciones motivadoras que prometen éxito y gloria sin mostrarnos todo el camino a recorrer, o bien cosas menos sutiles: placeres humanos desmedidos, distracciones excesivas, etc.
 
El estado interno de shalom, como se dijo más arriba, llega a ser nuestra principal medida interna de la cercanía o lejanía del Señor. Podemos ser muy sensibles y corregir nuestras acciones e intenciones mucho antes de que aparezca alguna consecuencia visible. La vida cristiana plena, y la plena manifestación del Señor en y a través de nosotros solo es posible cuando podemos vivir en ese shalom. No se puede servir a Dios y pretender alcanzar la máxima efectividad si no vivimos en ese estado. Y, sinceramente, no tiene mucho sentido la vida cristiana en esta tierra si no podemos disfrutar del shalom divino. Eso es traer el cielo a nuestras almas.
 
Cuando la maldición nos quita el shalom podemos caer en el peligro de racionalizarlo y reemplazarlo por muchos conceptos del alma, con solo apariencia de espiritualidad.
 
¿Y qué tiene que ver esto, que es eminentemente espiritual, con la salud psicológica? Sencillo, ¡todo! Aun en medio de los más grandes problemas, podemos tener paz en nuestra alma si hay paz en el espíritu. Por otro lado, podemos tener todo lo que materialmente deseemos, y estar desequilibrados emocionalmente si no hay paz en el espíritu.
 
El pecado quita de nosotros el shalom, y solo queda la débil felicidad del alma. Dios se encarga de quitarla también, a través de los juicios mencionados, para que no intentemos racionalizar y reconozcamos nuestra realidad profunda. Pero, a pesar de todo, aun así hay (mucha, muchísima) gente que se acostumbra a vivir en el tormento de la infelicidad.
 
El detalle que hace el texto es “confusión y angustia”, “a tientas como un ciego”, “te volverás loco”, “(tendrás) miedo”. Falta una orientación clara, no se sabe a donde ir, hay fuertes miedos en el interior, y, en ciertos casos, verdadero desequilibrio mental. Sin llegar a la locura, todos conocemos personas (dentro de la iglesia) que podrían ser “normales” pero que tienen algunos esquemas de pensamiento bastante descontrolados.
 
¿En qué estado vivimos? ¿Crece el shalom dentro de nosotros? ¿Podemos identificarlo claramente? El estado de paz y felicidad, ¿se trasmite de alguna manera hacia los que nos rodean?
 
¿Cuál es el ambiente que “se respira” en nuestras congregaciones? ¿Es el shalom o es el “no te acerques que muerdo”?
 
 
PRESENCIA DE DIOS
 
9 “Si cumples sus mandamientos y sigues sus caminos, el Señor tu Dios te mantendrá como pueblo consagrado a él, tal como te lo ha jurado.
 
36 “El Señor hará que a ti y a tu rey se los lleven a una nación que ni tú ni tus padres conocieron. Allí tendrás que servir a otros dioses, hechos de madera y de piedra
 
64 El Señor te esparcirá por todas las naciones, de un extremo a otro de la tierra, y allí adorarás a dioses ajenos, dioses de madera y de piedra, que ni tú ni tus antepasados conocieron.
 
Un pueblo consagrado a Dios es una comunidad donde Dios puede pasearse, donde hay revelación, presencia divina, manifestaciones de su gracia, milagros, profecía, vidas cambiadas, gozo, etc. Los aires están más despejados sobre las iglesias y las comunidades.
 
Lo contrario es solo religión, estructuras muertas, excitación de los sentidos y emociones del alma, información intelectual y mucha buena organización humana, pero no verdadera presencia del Espíritu. En la mentalidad de aquel entonces, cada tierra tenía un “dios” asociado, y para la joven nación de Israel, su Dios iba a estar en la tierra que se les daría (aunque el Señor trataría muchas veces de mostrarles su omnipresencia), por lo que ser expulsado a “otra tierra” implicaba ser alejado de la presencia misma de Dios. Así lo entendía incluso David, cuando dijo:
 
19 Yo le ruego a Su Majestad que escuche a este siervo suyo: si es el Señor quien ha puesto a Su Majestad en contra mía, ojalá acepte una ofrenda; pero si es cosa de los hombres, que el Señor los maldiga. Porque me han arrojado ahora de esta tierra, que es del Señor, con lo cual me empujan a servir a otros dioses.
I Samuel 26:19
 
Nuestra tierra por derecho es el “territorio” de la presencia de Dios. La maldición nos aleja de Dios, nos lleva a una “tierra ajena”; podemos tener las promesas y aun Dios puede hacer cosas asombrosas, pero no está su presencia constante.
 
Ser consagrados a Dios implica también que el Señor puede usarnos para propósitos grandes, verdaderamente transformadores; lo cual puede ser distinto a hacer cosas que “muevan mucha gente”. Si hay bendición y hay presencia de Dios, hay también grandes propósitos y grandes transformaciones.
 
Cuando Dios no está presente sobre una nación, los “aires” están más cerrados, todo lo espiritual cuesta más, las revelaciones llegan con más dificultad, cuesta más vencer el pecado, todo implica mucho más esfuerzo. 
 
¿Cuán patente es la presencia divina en mi vida? ¿En mi familia? ¿En la nación?... ¿En la iglesia?
 
 
ECONOMÍA Y DEUDAS
 
12 ... Podrás prestar a muchas naciones, pero tú no tendrás que pedir prestado a nadie.
 
43 Los extranjeros que vivan en tu país se harán más y más poderosos, mientras que tú perderás más y más tu poder. 44 Ellos podrán hacerte préstamos, y tú, por el contrario, no tendrás nada que prestar;
 
 
Nuestro actual sistema capitalista vive en base a la deuda. Los bancos, el lugar donde se almacena la “riqueza” de la sociedad, ganan en base a la deuda de otros (¿curioso, no?) La deuda externa ha sido (y lo sigue siendo) un yugo en el cuello de muchas naciones, y, por ende, en el de sus ciudadanos. Todo el mundo le debe a alguien… y sería interesante saber quién es ese alguien! La crisis económica mundial que comenzó más o menos al tiempo de publicar por primera vez este artículo tiene que ver, fundamentalmente, con este sistema de deuda y la tremenda deuda de las naciones desarrolladas.
 
La deuda impregna todos los niveles de la sociedad, con todo, puede haber un nivel de deuda lógico y posible, que sea de utilidad para el crecimiento. Pero muy fácilmente el nivel “lógico” se transforma en “ilógico” y vienen los problemas. Las grandes crisis del capitalismo mundial, que se suceden aproximadamente cada 40 años, y otras crisis nacionales, más frecuentes e igual de problemáticas, tienen su origen en buena medida en una masa incontrolable de deuda que no puede ser cubierta por el sistema económico, una economía inflada artificialmente que termina por estallar. ¿No es profundamente espiritual todo esto?
 
Dios es quien permite que ahorremos y tengamos suficientes recursos como para prestar incluso a otros (tanto como individuos como naciones). Deberíamos estar profundamente agradecidos por eso e invertir ese dinero sobrante para el reino, que no quiere decir necesariamente dar más ofrenda sino también hacer negocios del reino.
 
Dios también es el que puede impedir que ahorremos y que incluso debamos pedir prestado. Lo hace para llamarnos la atención. La “esclavitud” hacia un acreedor no es más que una representación material de una esclavitud espiritual, mayor, que podemos estar viviendo.
 
Notemos que tanto el ahorro como el empobrecimiento (que lleva a la deuda y que se retroalimenta de ella) son procesos largos, no ocurren en un día, ni incluso en una generación. Cuando es así, estamos tratando con pecados (o bendiciones) que se han arraigado fuertemente y no son fáciles de identificar.
 
Es cierto también que Dios puede hacer las cosas más rápido, y en término de pocos años estemos en una u otra situación. Sea bendición o maldición, debemos estar agradecidos cuando así ocurre, porque el Señor nos está dando la oportunidad de modificar rápidamente el curso de vida.
 
Nuestros estados financieros pueden reflejar nuestro estado espiritual y las iniquidades que arrastremos, especialmente esto último, aunque no inmediatamente.
 
La obediencia al Señor traerá, tarde o temprano, estabilidad económica.
 
¿Cómo estamos en este aspecto? ¿Nuestra economía? ¿La de nuestra familia? ¿La de nuestra nación?
 
 
POSICIÓN
 
13 El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último; siempre estarás por encima de los demás, y nunca por debajo, con tal de que atiendas a los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te ordeno hoy, y los pongas en práctica, 14 sin apartarte de ellos por seguir a otros dioses y rendirles culto.
 
44  … los primeros lugares serán para ellos, y para ti los últimos.
 
Ya hablamos sobre la “fama” y el reconocimiento; ello viene por un sustento “material”. No se trata de la “fama” de la televisión, en un 99% artificial; se trata del sustento real del reconocimiento: lo que se hace, lo que ocurre, la bendición que se recibe.
 
El primer lugar viene porque hay realidades que lo avalan; se trata de muchas cosas unidas, es complicado pensarlas en conjunto, y presentan muchas interrelaciones complejas, pero que en esencia se resumen muy simplemente en la bendición del Señor.
 
“Por encima de los demás” implica que en muchas áreas de la vida las cosas van mejor que a los otros; al ser reconocida esta realidad los que nos rodean nos llamarán a los lugares de autoridad, o bien ganaremos la autoridad por las bendiciones recibidas. Implica tener más recursos, más conocimiento, una vida más feliz, más protección, más oportunidades, etc.
 
Es siempre un riesgo para Papá darnos una posición importante, porque es muy fácil que nos ensoberbezcamos (tanto como individuos, familias, iglesias, comunidades o naciones), por eso esta bendición suele llegar luego de un largo tiempo de pruebas y preparación, y luego de que muchas iniquidades hayan sido quitadas. Más arriba dijimos que esto tiene un propósito que es el de dar gloria al Señor; también constituye una prueba en sí mismo: si obedeceremos a Dios y nos humillaremos delante de él en la prosperidad. Muchos que pasan la adversidad no resisten la prosperidad, y por ello, terminan perdiéndola.
 
Estar en el último lugar significa que hay muchas cosas concretas que van mal, generalmente demasiadas como para que sepamos por donde empezar… Pero el punto central sigue siendo el mismo: el amor y la obediencia a Dios. Cuando avanzamos en ese camino las cosas comenzarán a acomodarse, y el reconocimiento llegará por sí mismo… ¡pero no es para nada sencillo!
 
Por supuesto, siempre es posible que exista “reconocimiento” sin sustento actual:
 
"Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto."
Apocalipsis 3:1 NVI
 
Pero no dura mucho, porque:
 
"Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón."
Apocalipsis 3.3, NVI
 
 
SALUD - ENFERMEDAD
 
21 El Señor te enviará una peste que acabará contigo en el país que vas a ocupar. 22 También te enviará epidemias mortales, fiebres malignas, inflamaciones, calor sofocante, sequía y plagas sobre tus trigales, epidemias que te perseguirán hasta destruirte.
 
27 “El Señor te hará sufrir con llagas, como a los egipcios, y con tumores, sarna y tiña, y no podrás curarte de estas enfermedades. 28 También te hará padecer locura, ceguera y confusión,
 
34 Cuando veas todas estas cosas, te volverás loco. 35 El Señor te hará sufrir con llagas malignas en las rodillas y en los muslos y en todo el cuerpo, sin que puedas ser curado.
 
58 “Si no pones en práctica todas las instrucciones escritas en este libro, ni respetas este glorioso e imponente nombre del Señor tu Dios, 59 él enviará grandes y terribles plagas sobre ti y sobre tus descendientes, y enfermedades malignas e incurables. 60 Hará que se repitan sobre ti todas las plagas de Egipto, que tanto espanto te causaron, y tendrás que sufrirlas constantemente. 61 Además, te enviará otras enfermedades y plagas que no se mencionan en este libro de la enseñanza, hasta acabar contigo. 62 Y tú, Israel, que eras tan numeroso como las estrellas del cielo, quedarás reducido a un pequeño número, por no haber obedecido al Señor tu Dios.
 
Específicamente lo que tiene que ver con la salud no se menciona en la primera sección, pero sí se lo hace en la correspondiente a las maldiciones, y con detalles abundantes y aterradores.
 
Algo ya se habló de este tema en relación con el medio ambiente y la productividad primaria. Creo que no es muy necesario redundar en el detalle; este siglo, a la par que nos ha traído enormes avances en medicina (por la misericordia del Señor) también nos ha seguido demostrando que Dios sigue al control y que la ciencia humana no podrá vencer los juicios que vienen a través de la enfermedad (en aquellos casos en que los avances científicos puede llegar a los sufrientes, que no suele ocurrir en todo el mundo).
 
Las iniquidades atraen también enfermedades, muchas veces sin explicaciones muy lógicas. En el v. 59 queda en claro el concepto.
 
Llevar una vida cristiana aparentemente exitosa, pero estar cargado de enfermedades no suele ser una muestra de verdadero “éxito”. Creo que frecuentemente Dios permite alguna enfermedad en nosotros para mantenernos humildes, y no se va a quitar por más que oremos, o al menos no por alguna “oración milagrosa”, sino por una larga búsqueda. Pero hay una diferencia entre “una espina clavada en el cuerpo” ¡y todo un rosedal enganchado en el cuero!
 
Hay que reconocer que Satanás tenía mucho de razón cuando dijo:
 
"Pero el acusador contestó al Señor: —Mientras no lo tocan a uno en su propio pellejo, todo va bien. El hombre está dispuesto a sacrificarlo todo por salvar su vida."
Job 2:4
 
Y no suele ser sino hasta que estamos postrados en enfermedad que nos volvemos profundamente al Creador. Este juicio es, también, una muestra de misericordia.
 
En una nación, todo lo que tiene que ver con la salud (pública y privada) se relaciona con esto: sistemas deficientes de salud, o muy costosos, falta de prevención, capacitación deficiente del personal, pocos recursos destinados. Todo influye en un estado deteriorado de salud general, que es muestra de maldición.
 
¿Cómo estamos en este aspecto?
 
 
DESTRUCCIÓN - CONSTRUCCIÓN
 
20 “El Señor te enviará maldición, confusión y angustia en todo lo que hagas, y en muy poco tiempo te destruirán por completo, por haberlo abandonado con tus malas acciones.
 
22 También te enviará epidemias mortales, fiebres malignas, inflamaciones, calor sofocante, sequía y plagas sobre tus trigales, epidemias que te perseguirán hasta destruirte.
 
24 El Señor hará caer sobre ti polvo y arena en vez de lluvia, hasta que seas destruido
 
42 Todos los árboles y los frutos de tu tierra serán destruidos por la langosta.
 
48 Tendrás que servir a los enemigos que el Señor enviará contra ti; sufrirás hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miserias. El Señor te hará sufrir una dura esclavitud, hasta que seas destruido.
 
62 Y tú, Israel, que eras tan numeroso como las estrellas del cielo, quedarás reducido a un pequeño número, por no haber obedecido al Señor tu Dios. 63 Y así como el Señor se complacía en hacerte bien y multiplicarte, ahora se complacerá en tu ruina y tu destrucción, pues serás arrancado violentamente del país que vas a ocupar.
 
No hace falta aclarar mucho que todas las maldiciones, si no son revocadas, llevarán a la destrucción de las personas, familias, comunidades, iglesias y naciones. Quizás “destrucción” pueda ser un buen sinónimo de maldición. La sumatoria de todo lo que ocurre lleva a la destrucción, es decir, a que sea eliminado, quitado, lo que antes existía: negocios, proyectos, familias, vidas, naciones. Si decididamente no queremos traer la bendición de Dios a la tierra, no va a tolerar Él que traigamos maldición por mucho tiempo.
 
Si no somos capaces de reconocer otra cosa, probablemente sí seamos capaces de reconocer cuando hay destrucción en vez de construcción, y por lo tanto entender que hay algo que está mal. ¡Qué fácil es traer destrucción y qué difícil construcción!
 
No se menciona expresamente la “construcción” pero está implícita. Construcción significa, entre otras cosas, que hay algo que permanece en el tiempo, que sirve de base para lo que sigue, que se puede avanzar por un camino, aun el que establecieron generaciones pasadas. Entonces, ¿qué pasa en nuestra vidas, familias, naciones? ¿Las “cosas” se construyen, crecen, se arman, o más son las que se destruyen, desarman, desarticulan?
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EL DEVORADOR - LA PROTECCIÓN DEL SEÑOR

30 Te comprometerás para casarte, pero otro se acostará con tu prometida; te construirás una casa, pero no llegarás a habitarla; plantarás un viñedo, pero no disfrutarás de sus frutos; 31 degollarán a tu toro delante de ti, pero no comerás de su carne; te quitarán tu asno en tu propia cara, y no te lo devolverán; tus ovejas caerán en manos de tus enemigos, y no habrá quien te ayude a rescatarlas. 32 Ante tus propios ojos, tus hijos y tus hijas serán entregados a gente extranjera, y a todas horas querrás volver a verlos, pero nada podrás hacer. 33 Las cosechas de tu tierra y el fruto de todo tu trabajo se lo comerá gente que nunca antes conociste, y sufrirás continuamente opresión y malos tratos.
 
38 Sembrarás mucha semilla, pero recogerás poco fruto porque la langosta lo devorará. 39 Plantarás viñedos y los cuidarás, pero no beberás su vino ni recogerás sus uvas porque los gusanos acabarán con todo. 40 Tendrás olivos en toda tu tierra, pero no te perfumarás con su aceite porque las aceitunas se caerán solas. 41 Tendrás hijos e hijas, pero no estarán contigo porque serán llevados cautivos a otros países. 42 Todos los árboles y los frutos de tu tierra serán destruidos por la langosta.
 
51 Se comerá las crías de tu ganado y los frutos de tu tierra, hasta arruinarte; no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas ni de tus ovejas, y morirás de hambre.
 
 
Estos pasajes, que ya vimos, pueden ser enfocados de otra forma y podemos reconocer en ellos a la acción del Devorador, principado demoníaco de alto rango que roba lo que se nos da.
 
Es muy frecuente ver a creyentes que reciben genuinas bendiciones del Señor pero que les son quitadas de diversas formas. Hay bendición, pero falta protección, y los “ladrones” tienen vía libre para actuar. Muchos se confunden en esta situación porque, efectivamente, suele haber bendición divina, señal de su favor, y creen que está “todo bien” por eso, pero no reconocen que la acción del Devorador es señal de que no lo está tanto.
 
Llegar a reconocer esto requiere discernimiento espiritual, si no lo hay, le echamos la culpa al Diablo, al estado, al jefe, al sistema económico, a los padres, etc., etc., pero no atinamos a ver el poder espiritual que se mueve por detrás. Repito, entender la influencia de este principado demoníaco requiere sensibilidad espiritual y muchos de los que están oprimidos por él no la tienen.
 
Aunque no hay mucho más para agregar en este punto que no se haya dicho ya más arriba, creo que merece especial atención porque es difícil de discernir. Debemos pedirle al Padre, con humildad, que abra nuestros ojos y nos de entendimiento.
 
Por supuesto, la cuestión generacional está también muy presente aquí. Hay derechos legales que se le otorgaron en el pasado que hay que revocar.
 
 
GUERRA - PAZ
 
52 “Rodeará todas tus ciudades y las atacará, hasta que se derrumben las murallas más altas y fortificadas en que habías puesto tu confianza; sí, rodeará y atacará todas las ciudades del país que te ha dado el Señor tu Dios. 53 Durante el ataque enemigo a tus ciudades, será tanta tu hambre que te comerás a tus propios hijos, los hijos y las hijas que el Señor tu Dios te dio.
 
Mucho de lo que se dijo más arriba está relacionado con el estado de guerra o paz que tenga una nación. El estado de guerra acarrea todo tipo de angustias y maldiciones, las que hemos comentado; en el estado de paz se pueden edificar todo tipo de bendiciones. Aunque Dios utilice la guerra como un recurso extremo para atraer a los hombres a sí, es en la paz donde se puede edificar mejor el reino. La recomendación de Pablo es muy importante:
 
"Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad. Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad."
1 Timoteo 2.1-4
 
Guerra no implica únicamente que un estado ataque a otro con armas en una confrontación directa; hay muchas “variantes menores” que tienen efectos igualmente destructivos: terrorismo, guerrilla, conflictos entre grupos dentro de una sociedad.
 
Normalmente “guerra” implica a una nación o a un grupo más o menos grande dentro de una nación. Por eso, hay factores que superan a las realidades individuales involucrados, muchos de ellos gestados a lo largo de décadas y generaciones. Por otro lado, la guerra suele ser un buen negocio para los poderes internacionales, por lo que avivan los conflictos existentes en los países pobres para su propio provecho. De hecho, cierta potencia mundial muy bien conocida motoriza su economía hoy gracias a las guerras que desata especialmente en el Medio Oriente, aunque esta estrategia a la larga le costará muy caro.
 
La guerra, con sus distintas manifestaciones, sigue estando muy presente en el mundo actual y no es una realidad de la cual alguien pueda pensar que está exento.
 
Un estado de guerra “doméstico” es cuando mantenemos conflictos (u otros los mantienen contra nosotros) por largo tiempo. Esas situaciones consumen recursos, tiempo y energía, y traen consecuencias de destrucción y pérdida.
 
Los hijos de Dios no podemos “generar” pequeñas guerras (de esas que muchas veces ocasionamos dentro de las iglesias), Dios nos llamó a ser pacificadores.
 
¿Guerra o paz? ¿Cuál es el estado en el que nos encontramos?
 
 
EXILIO - PERMANENCIA
 
36 “El Señor hará que a ti y a tu rey se los lleven a una nación que ni tú ni tus padres conocieron. Allí tendrás que servir a otros dioses, hechos de madera y de piedra,
 
63 Y así como el Señor se complacía en hacerte bien y multiplicarte, ahora se complacerá en tu ruina y tu destrucción, pues serás arrancado violentamente del país que vas a ocupar. 64 El Señor te esparcirá por todas las naciones, de un extremo a otro de la tierra, y allí adorarás a dioses ajenos, dioses de madera y de piedra, que ni tú ni tus antepasados conocieron. 65 Y mientras vivas en esas naciones no tendrás tranquilidad ni reposo, porque el Señor te hará vivir asustado, con los ojos tristes y lleno de ansiedad.
 
68 Y aunque el Señor te dijo que no volverías otra vez por el camino de Egipto, sin embargo te hará volver allí en barcos, y te venderá como esclavo a tus enemigos; pero no habrá nadie que te quiera comprar.”
 
La propia tierra era, y sigue siendo, algo muy valorado por la mayoría de las personas. En una tierra extranjera normalmente se era (y se sigue siendo) un “ciudadano de segunda”, con todo lo que ello implica.
 
El exilio suele ser consecuencia directa de la guerra, o de situaciones internas tan difíciles que se le parecen mucho. Implica normalmente tener que dejar toda una historia y una posición para empezar algo de cero, y en un contexto que suele ser hostil, por lo que Dios habló varias veces al respecto:
 
 21 “No maltrates ni oprimas al extranjero, porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto.
Éxodo 22:21
 
9 “No oprimas al extranjero, pues ustedes fueron extranjeros en Egipto y ya saben lo que es vivir en otro país.
Éxodo 23:9
 
Dentro de todo, nuestros países latinoamericanos suelen ser bastante hospitalarios a los inmigrantes porque se han fundado en base a ellos; pero no ocurre lo mismo en otras partes del mundo.
 
Es difícil que los que no hemos vivido esa experiencia podamos entenderla o explicarla adecuadamente, pero lo cierto es que las migraciones siguen estando presentes en nuestro mundo, y lo seguirán hasta que Cristo venga.
 
Cuando en un determinado ámbito socio geográfico las relaciones humanas, la historia, y los principados espirituales, forman una trama tan cerrada que difícilmente pueda penetrar la luz de la verdad, no le queda más remedio al Señor que desarmar todo eso y mandar a las personas (aun a sus hijos) a otro lugar, normalmente para que en sus dificultades lo busquen.
 
27 El Señor los dispersará por todas las naciones, y solo un pequeño número de ustedes sobrevivirá en ellas. 28 Allí servirán a dioses hechos por el hombre, ídolos de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni respiran. 29 Pero si allí buscan al Señor su Dios con todo su corazón y con toda su alma, lo encontrarán. 30 Cuando finalmente pasen ustedes por todos estos sufrimientos y angustias, si se vuelven al Señor y le obedecen, 31 él, que es bondadoso, no los abandonará ni los destruirá, ni se olvidará de la alianza que hizo con los antepasados de ustedes y que juró cumplir.
Deuteronomio 4.27-31
 
Ser echado de la propia tierra es señal de maldición, por nuestros propios pecados o por los de nuestros antepasados. Si es por la iniquidad de ellos, más nos vale reconocer sus caminos torcidos y no seguirlos.
 
¿Tenemos arraigo en la “tierra del Señor”, es decir, el lugar en donde somos bendecidos y de bendición? ¿O tenemos que sufrir el exilio? ¿Tienen que irse nuestros hijos del país por falta de oportunidades?
 
Pero hay otra razón. Cuando la iglesia de un país, habiendo sido bendecida y crecido espiritualmente, no quiere hacer misiones, Dios se encarga de llamar a las dificultades para que de todas formas salgan. ¿Por qué no, más vale, salir por propia voluntad?
 
Aún hoy, con la herramienta de Internet, ocurre algo mucho más sutil. Dios “cierra” puertas de relaciones sociales y permite que seamos “echados” de ciertos grupos para obligarnos a buscar amigos a través de la web, ¡y esto termina siendo una forma de evangelizar a las naciones, por lo menos, a las que hablan el mismo idioma! ¿Por qué no, más vale, hacerlo por propia voluntad?
 

 Danilo Sorti