sábado, 30 de septiembre de 2017

286. Finalmente, ¿es mi trabajo lo que le ofreceré al Señor? ¿Mientras más personas gane, más estrellas tengo en mi corona?

Miqueas 6:6-8 RVC
6 Tú, Israel, preguntas: «¿Con qué me presentaré ante el Señor? ¿Cómo adoraré al Dios Altísimo? ¿Debo presentarme ante él con holocaustos, o con becerros de un año?
7 ¿Le agradará al Señor recibir millares de carneros, o diez mil ríos de aceite? ¿Debo darle mi primogénito a cambio de mi rebelión? ¿Le daré el fruto de mis entrañas por los pecados que he cometido?»
8 ¡Hombre! El Señor te ha dado a conocer lo que es bueno, y lo que él espera de ti, y que no es otra cosa que hacer justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.

La Iglesia tiene una misión en la tierra que no es “pasarla bien” ni mucho menos “ser felices y prósperos”, más bien el cumplimiento de la misión suele implicar todo lo contrario: pasar necesidad, pobreza, dificultes y angustias. Sea como sea, una misión implica “trabajo”, algo para hacer, resultados “materiales”, visibles, en parte numéricos.

De ahí que fácilmente la vida cristiana puede reducirse al “servicio”, a producir “fruto visible” para el Señor, es decir, “hacer” cosas en este mundo.

Santiago 2:20 RVC
20 ¡No seas tonto! ¿Quieres pruebas de que la fe sin obras es muerta?

Decididamente, si un cristiano no “hace cosas” para el Señor es dudosa su fe.

PERO de ahí a decir que la vida cristiana consiste en el “hacer” hay una GRAN DIFERENCIA. Claramente la salvación no viene por obras:

Tito 3:5 RVC
5 nos salvó, y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

Eso ya quedó bien claro a partir del inicio mismo de la Reforma y nadie lo dudaría. Sin embargo, aunque creamos y afirmemos indubitablemente que la salvación no es por obras, en la práctica es muy fácil terminar enfocándose en las obras. Es decir, armamos una doctrina “sui generis” en la que la puerta de entrada es por gracia, pero el camino es por obras; es como que la gracia alcanza para entrar pero no para mucho más.

Como siempre, no es algo que se afirme explícitamente, pero en la práctica se puede ver, en mayor o menor medida.

Ahora bien, es necesario enfocarse en las obras, no somos espíritus flotando por el aire, estamos en un mundo material, que es creación de Dios y del cual dijo que “era bueno en gran manera”; y aunque el pecado haya trastornado todo eso, no fuimos quitados de esta tierra, Dios no borró de un plumazo a Su creación desviada y la obra de Cristo es precisamente restaurar todo lo que se echó a perder. Y en este mundo material las cosas ocurren porque “se hacen”. Y, al fin y al cabo, ¡cualquier ser vivo que “no hace” está muerto!

Pero el “hacer” no debe estar por encima del “ser”, es decir, de la manifestación de los frutos del Espíritu en nosotros. Nuestras obras inevitablemente estarán condicionadas por un sinfín de situaciones, la mayoría de las cuales escapan a nuestro control, además de que la verdadera “obra” es primero y antes que nada espiritual y no visible o material, por lo que juzgar la espiritualidad de otro o de nosotros por el “tamaño” o los resultados visibles de la obra tampoco es correcto. ¿Soy más espiritual si tengo éxito numérico o soy menos si las cosas me van mal?

La medida correcta de éxito son los frutos, o mejor dicho, el fruto, que es el amor:

1 Corintios 13:1-3 RVC
1 Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal resonante, o címbalo retumbante.
2 Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios, y tuviera todo el conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy.
3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

La ofrenda del Antiguo Pacto, de la que habla Miqueas son las obras de justicia que hoy debemos hacer, pero ni las unas ni las otras constituyen el núcleo de lo que Dios nos está demandando. Miqueas habló de la justicia, la misericordia y la humildad, Pablo lo resumió en el amor

A medida que se aproxima el fin, es más urgente hacer la obra que se nos encomendó, esto es;

·         anunciar el evangelio a los que fueron rebeldes por mucho tiempo pero que creerán cuando vean venir los juicios, o los reciban sobre ellos mismos; el tiempo será muy corto,
·         enseñar a los cristianos que están saliendo del tremendo engaño e indiferencia de gran parte de la iglesia de estos tiempos, es arduo, hay mucho por cambiar,
·         evitar uno mismo caer en el error y engaño, hace falta tiempo de oración y búsqueda,
·         proveer para las necesidades de muchas personas, tanto físicas como emocionales, cada vez aumentan más,
·         orar para que sean abiertos los ojos de los cristianos engañados, que son muchos,
·         resistir y vencer en la lucha espiritual, que es cada vez más fuerte,
·         seguir cumpliendo con nuestros deberes laborales y familiares, siendo testimonio en esos ámbitos y haciendo las cosas correctas, ¡eso es todo un ministerio en sí mismo!
·         cuidar aún nuestra salud y nuestro físico, debemos “llegar en condiciones” a los tiempos que vendrán
·         y muchas cosas específicas más a las que cada uno haya sido llamado…

Si se trata de “hacer” el fin de los tiempos no disminuyó su necesidad, sino todo lo contrario. Y no estamos hablando de nada incorrecto o injusto, sino de la obra que el mismo Espíritu nos urge (y capacita) para hacer hoy.

Pero en este contexto, y ya no estoy hablando del “hacer religioso”, el hacer para cumplir, sino de lo que genuinamente debemos hacer, aún en medio de toda la urgencia y de la tarea a todas luces muchas veces superior incluso a nuestra “mejor medida de fe”, seguimos siendo llamados a no perder de vista que el Señor está buscando de nosotros los frutos de Su Espíritu. La obra que produce fruto para el reino es aquella que fue hecha con los frutos de Su Reino en nosotros.

Hermanos, a medida que somos urgidos a completar la tarea de los últimos tiempos, no perdamos de vista esta realidad; el Señor sigue buscándonos a nosotros, antes que a nuestro trabajo. Entramos en el Camino por la gracia, concluyámoslo también por ella.



Danilo Sorti


285. ¿Qué programa tendrá la iglesia? ¿Cómo me ubico dentro de él?

Romanos 15:18-24 RVC
18 Porque no me atrevería a contar sino lo que, de palabra y obra, Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los no judíos;
19 y esto mediante poderosas señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios, de tal manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.
20 Fue así como me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiera sido anunciado, para no edificar sobre fundamento ajeno,
21 sino, como está escrito: «Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.»
22 Por esto muchas veces no me ha sido posible ir a visitarlos;
23 pero como no me queda más tarea pendiente en estas regiones, y como desde hace muchos años deseo ir a verlos,
24 iré a visitarlos ahora que vaya a España. Espero verlos cuando pase por allá, y que me ayuden a continuar con mi viaje, luego de haber disfrutado de su compañía.

Pablo tenía bien presente el mandato principal dejado por el Señor:

Mateo 28:18-20 RVC
18 Jesús se acercó y les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
20 Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén.

Hechos 1:8 RVC
8 Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.»

A su vez, también sabía que el Reino prometido vendría a esta tierra sólo cuando Jesucristo volviera, y que eso requería que se cumpliera la misión encomendada:

Mateo 24:14 RVC
14 Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

Dentro de este marco general él pudo ubicar su misión, y pudo diferenciarla de la misión de los otros apóstoles:

Gálatas 2:7-9 RVC
7 Por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión
8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de los judíos, actuó también en mí para con los no judíos),
9 y como reconocieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los no judíos, y ellos a los judíos.

Misión que le fue encomendada proféticamente a través de un pasaje bíblico:

Hechos 13:46-47 RVC
46 Entonces Pablo y Bernabé les dijeron con toda franqueza: «Estamos seguros de que era necesario que ustedes fueran los primeros en escuchar la palabra de Dios. Pero como ustedes la rechazan y no se consideran dignos de recibir la vida eterna, ahora vamos a predicarles a los que no son judíos.
47 Ésa es la orden que el Señor nos dio, cuando dijo: »“Te he puesto como luz para las naciones, para que lleves salvación hasta los confines de la tierra.”»

Y a pesar de todas las dificultades que atravesó (o quizás más bien, gracias a ellas) pudo llegar al final de su carrera diciendo:

2 Timoteo 4:7-8 RVC
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Poder decir esto al final de la vida es probablemente la segunda cosa más importante para una persona sobre esta tierra (la primera es, obviamente, creer en Cristo). Precisamente al momento de escribir este artículo acabo de leer una nota basada en el libro de la enfermera Bronnie Ware, "Los cinco grandes arrepentimientos de los moribundos", escrito luego de años de trabajo con personas a punto de morir, ¿y cuál es el primero de estos grandes arrepentimientos?

"Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida siendo fiel a mis sueños, no a la vida que otros esperaban de mí" "Éste era el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta de que su vida está a punto de terminar, pueden mirar atrás con claridad y es fácil ver cuántos sueños no han sido realizados. La mayoría de la gente no había cumplido aún ni la mitad de sus sueños e iban a morir sabiendo que esto se debía a las elecciones que habían o no habían hecho durante su vida" (citado de Infobae, Los cinco grandes arrepentimientos de las personas antes de morir).

Ser “fiel a mis sueños” es una forma de decir “haber cumplido el propósito de Dios para mi vida”. Sus propósitos están escritos en lo profundo de nuestros corazones y constituyen nuestros sueños más puros y desafiantes. La gente que no alcanza a conocer adecuadamente a Dios (cristianos inclusive) tiene una visión difusa de esos sueños, a veces distorsionada o corrupta, pero en el fondo siempre se mantiene un núcleo de verdad. Aquellos que conocen a Dios hoy día son sometidos a fuertes presiones que intentan desviar esos sueños.

Muchos de los grandes y famosos líderes cristianos de hoy día realmente no han cumplido sus sueños, aquello que genuinamente Dios los llamó a hacer. Han cumplido, sí, los sueños de Satanás para ellos: construyeron grandes imperios eclesiásticos, tienen fama e influencia sobre mucha gente… sólo para llevarlos a un evangelio corrupto. A cambio reciben riquezas terrenales, sabiendo perfectamente que nada de eso se podrán llevar a la tumba y que muy probablemente les espera el infierno y no el cielo. Pero no solo los “grandes y famosos”, también muchos otros no tan famosos.

Pablo pudo enfocar su ministerio al tener bien en claro las prioridades de su Señor. EL MANDATO CENTRAL de la Iglesia no es la prosperidad, ni la buena vida cristiana, si el evangelismo, ni el discipulado, ni la adoración, ni ninguna de muchas cosas buenas que se nos puedan ocurrir. El mandato principal (en relación con nuestra función en el mundo) es HACER MISIONES, extender el Evangelio hasta lo último de la tierra. Es también el más difícil de cumplir, y en esencia requiere de todas las otras funciones de la Iglesia.

Esto no quiere decir que todos deban ser misioneros transculturales porque solo un pequeño porcentaje de los cristianos tiene el don para serlo. Tampoco quiere decir que haya que descartar todos los otros programas genuinos de la iglesia. Ni mucho menos significa que si yo no me ocupo de las misiones transculturales soy un “cristiano de segunda”. Esto significa que la Iglesia tiene como misión última, en esta tierra, extender el mensaje a todas las personas, aún las más lejanas, y que a partir de esa prioridad todo lo demás se ordena, en cierto sentido, “subordinado” a eso. Ninguno de los dones que el Espíritu Santo ha dado a la iglesia es “de segunda”, pero el objetivo último es ese.

Cualquier iglesia que de vueltas en torno a la prosperidad, el entretenimiento cristiano, las promesas, la sanidad, el estudio sin fin de la Biblia o cosas por el estilo, ha errado el blanco, está desorientada y no puede esperar la bendición de Dios.

Dentro de ese objetivo principal Pablo pudo ir ajustando su función: sabía que los judíos no eran su público objetivo, aunque tampoco los descartaba; y sabía también que era un plantador de iglesias pionero, por lo que no debía detenerse demasiado tiempo en un lugar. No fue el mismo mandato para los otros personajes que vemos en las páginas del Nuevo Testamento; Apolos fue un apóstol reconocido pero su función tenía más que ver con la enseñanza, por lo que iba precisamente a iglesias ya establecidas, Priscila y Aquila ayudaron mucho a Pablo, pero su rol fue más bien de apoyo, muchas veces económico, Bernabé tenía un ministerio de restauración, “uno a uno”, y con ello pudo “poner en funcionamiento” a líderes como el mismo Pablo y como Marcos, Lucas principalmente investigó y escribió, sin él no tendríamos registro de buena parte de la historia neotestamentaria, y un largo etcétera.

Dentro del carril principal: discipular a todas las naciones (evangelizar, enseñar, llevar a la madurez espiritual) Pablo, y los otros discípulos, pudieron encontrar y cumplir su rol, y tal como Pablo pudo decir al final de sus días seguramente muchos otros también, “he acabado la carrera”. ¡Qué triste es terminar una carrera para darse cuenta de que se estaba corriendo en la pista equivocada!

Hermanos, descubrir y cumplir el propósito de Dios para la vida de cada uno no es tarea fácil, hay muchas distracciones hoy, pero una cosa es segura, sólo cuando estemos claramente ubicados dentro del marco que el Señor nos dejó y mirando hacia el objetivo último, QUE SON LAS MISIONES TRANSCULTURALES, es que podremos ir acomodándonos como iglesia y como cristianos. ¡Señor, ayúdanos a tener claridad!


Danilo Sorti


284. La esperanza y la desesperación de los obreros de la última hora

Mateo 20:1-7 RVC
1 »El reino de los cielos es semejante al dueño de una finca, que salió por la mañana a contratar trabajadores para su viña.
2 Convino con ellos en que les pagaría el salario de un día, y los envió a su viña.
3 Como a las nueve de la mañana, salió y vio en la plaza a otros que estaban desocupados,
4 y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña, y les pagaré lo que sea justo.” Y ellos fueron.
5 Cerca del mediodía volvió a salir, y lo mismo hizo a las tres de la tarde,
6 y cuando salió cerca de las cinco de la tarde halló a otros que estaban desocupados, y les dijo: “¿Por qué se han pasado todo el día aquí, sin hacer nada?”
7 Le respondieron: “Es que nadie nos ha contratado.” Él les dijo: “Vayan también ustedes a la viña.”


Los discípulos que seguían a Jesús eran unos “recién llegados” en el ministerio, en el contexto en que esta parábola es dicha. Con el correr de los siglos las mismas palabras cobrarían nuevo sentido en relación con los más “jóvenes” en el ministerio y con cada nueva generación. En el final de los estos tiempos, adquiere un significado aún más profundo, porque el tiempo restante para servir en la viña del Señor es cada vez menos.

La parábola sigue unos cuantos versículos más presentando el conflicto entre los obreros de la última hora y los de la primera, pero si la cortamos en el versículo 7 podemos ver algunas cosas interesantes, una de ellas es la fe de estos obreros.

Aparentemente ellos no fueron a la plaza tarde sino que estuvieron allí durante bastante tiempo; “¿Por qué se han pasado todo el día aquí, sin hacer nada?”, les preguntó el dueño de la viña, lo que nos da a entender que en efecto pasaron todo el día esperando. “Es que nadie nos ha contratado.” ¿Y por qué nadie los contrató? No lo sabemos, probablemente no hubieran sido los más fuertes, ni los más agraciados, ni los que supieron promocionarse mejor, a lo mejor eran recién llegados y desconocidos, o por el contrario, eran bien conocidos y no tenían buenas referencias laborales… o a lo mejor simplemente pasaron desapercibidos, mezclados entre la multitud. Sea como sea, atravesaron varias selecciones de personal, a lo largo de 11 horas y quedaron desechados. Hermanos, no sé ustedes, pero si yo hubiera estado allí, lo más probable es que antes de las 8 de la mañana me hubiera vuelto desanimado a mi casa… excepto, quizás, que estuviera absolutamente sin un centavo y necesitara ganar aunque sea unos pocos pesos.

Podemos ver a estos obreros y reconocer su esperanza: permanecieron contra todo pronóstico, hasta la hora en la que ya nadie iba a buscar trabajadores, confiando en que quizás ocurriría un milagro. También podemos intuir su desesperación: aunque fueran unas pocas monedas que ganaran resultaban importantes.

Sea como sea, los obreros de la hora undécima ya podían considerarse “fuera” del mercado laboral para ese día, que estaba terminando. Un día ¿más? para volver a casa con las manos vacías y la frustración de la inutilidad. Pero ellos permanecieron, por fe o por desesperación, o por ambas o por vaya a saber qué, permanecieron. Y porque estuvieron allí pudieron ser llamados cuando el señor de la viña, viendo que el trabajo no se había terminado aún, y que quedaba más por cosechar, fue a buscar más obreros.

Y dicho sea de paso, ¿a quién se le ocurría ir a la penúltima hora a contratar obreros? Bueno, supongamos que no había en ese entonces “pleno empleo”, como no lo hay hoy, y que en efecto siempre quedara gente sin contratar, pero, ¿permanecerían aún hasta las 5 de la tarde? El dueño de la viña también tuvo que tener fe, y quizás un poco de desesperación. Bueno, ¡la fe y la desesperación de ambas partes felizmente se “encontraron”! Los unos pudieron ganar su jornal,  más de lo que esperaban, y el otro pudo completar su cosecha.

Pero esto es una parábola, con elementos muy claros: el Señor de la Viña llamando a los obreros a Su Viña, y recompensando a cada uno por su trabajo. A los primeros oyentes les habría resultado chocante reconocer que la recompensa espiritual de estos recién llegados, aquellos que de todas formas no alcanzarían a trabajar tanto tiempo como ellos, sería equivalente. Inevitablemente lo mismo ha pasado en todas las iglesias genuinas cuando la “nueva generación” se encuentra con la “vieja generación” de ministros. Son los celos que se levantan cuando el Espíritu derrama dones y poder sobre los que no son “religiosos profesionales”… sino gente profundamente entregada a Él. Y nadie está exento de esto.

Pero aquí tenemos también la lucha contra la envidia y el desarrollo de su opuesto: la mansedumbre o humildad. Pero en realidad los obreros de la última hora no eran “recién llegados”, como pudimos suponer más arriba, estuvieron disponibles desde el mismo momento que los primeros contratados, y a lo largo del día cuando fueron contratados los otros. Podemos especular por qué razón no fueron empleados, pero lo cierto es que la Biblia no dice nada al respecto, con lo que nos lleva a concluir que eran como los otros, “uno más”; nada hay en el texto que diga expresamente que fueran diferentes… pero permanecían al margen.

Uno tras otro estaban siendo llamados al trabajo, mientras ellos seguían esperando. El día pasaba y cada vez quedaba menos posibilidad material de trabajar: una vez que el sol se ponía, se acababa todo. ¿Y por qué el Señor no los llamaba? Tampoco se nos dice.

Esta es la realidad de muchos hijos de Dios hoy, que han visto como otros “al lado” de ellos fueron llamados al servicio mientras ellos mismos debían esperar, luchando con el desánimo, la incredulidad, la envidia, la ira. ¿Por qué seguir “permaneciendo” en la posición en la cual pudieran ser llamados por el Señor? Es decir, ¿por qué seguir viviendo en fe y santidad?

La “cantidad” total de trabajo que realizó este último grupo en realidad fue pequeña. Supongamos que en cada momento que salió el dueño de la viña llamó a la misma cantidad de trabajadores, y supongamos que todos trabajaron con la misma rapidez; del total del trabajo realizado, los obreros de la hora undécima habrían hecho solo el 3,2 %. Es probable que los supuestos anteriores no se hayan cumplido y que en realidad su cantidad de trabajo hubiera sido incluso menor.

Pero delante del Dueño de la Viña las cosas se miden distinto: el tiempo “ocioso” que ellos permanecieron, el tiempo en el que “no llevaron fruto” para el trabajo les fue recompensado exactamente de la misma manera que a aquellos que estuvieron trabajando. El tiempo de preparación, que es el tiempo de espera, vale tanto delante de Dios como el tiempo de “servicio”. Y Su recompensa es la misma.

El tiempo de espera en el silencio y “al costado” es el tiempo para desarrollar los frutos del Espíritu, muchas veces ser llamado rápidamente al ministerio no da “tiempo” ni oportunidad para hacerlo, normalmente cuando un hijo de Dios recibe poder y oportunidades de servicio muy pronto, difícilmente desarrolla la motivación para crecer en los frutos. Aquellos que, habiendo recibido dones y autoridad espiritual, también se preocupan por crecer en los frutos, son joyas especiales en el Reino de Dios.

Aquellos que son “detenidos” durante largo tiempo (excepto que sea por graves pecados) están siendo preparados para trabajos más delicados, más específicos. Quizás no muy llamativos ni muy “grandes” a los ojos humanos, pero sí muy importantes a los ojos de Dios. Todos los obreros recibieron la misma paga.

Esto nos lleva a ser cuidadosos tanto en juzgar a otros si es que nos toca a nosotros ser los “obreros de la primer hora” como en juzgarnos a nosotros mismos si somos los obreros de la undécima hora. ¿Qué hago si, teniendo los dones y la capacidad de servir, sigo quedando a un costado? No solo esperar, también prepararme. Puede ser que el ministerio público sea limitado por varias razones, puede haber tiempos en que uno “salga de la escena”, pero SIEMPRE está abierto el canal de comunicación con Dios, siempre está abierta la posibilidad de ministrar al Señor con nuestro amor, nuestros frutos, nuestra fidelidad, sea que estemos encerrados en una celda o que estemos predicando delante de millones.

Puede ser que nos duela en el corazón ver la cosecha que se pierde por falta de trabajadores, pero recordemos que el señor de la viña no llamó de una vez a todos los trabajadores que finalmente empleó. El por qué puede ser largo de charlar, pero lo cierto es que fueron llegando por grupos. No nos toca a nosotros determinar el momento y el ministerio, pero sí nos corresponde estar disponibles, en la “plaza”… Ese lugar en donde vemos que otros son contratados, ese lugar en donde pasa la gente y se burla de los que están esperando, ese lugar en donde simplemente se espera y no hay “nada” que hacer.

Pero Dios también tiene Su estrategia, por la que reserva a algunos de Sus hijos para determinados momentos, estrategia que oculta de Su enemigo. Y a nosotros no se nos da a conocer esa estrategia precisamente para que no la conozca el Enemigo, pero se nos pide fe para confiar en que el General sabe lo que hace, y sabe cuándo movilizar cada segmento de Su ejército.

Hermano, si te ha tocado ser uno de los obreros “de la primera hora”, ¡permanece fiel hasta el final y da gracias por los que se incorporarán a último momento! Si te ha tocado ser uno de los obreros “de la última hora”, ¡permanece fiel hasta el final y da gracias por todos los que han sido llamados antes que vos! La Novia del Cordero, el Templo del Espíritu, la Casa de Dios, no estará completa hasta que el último obrero ponga el último ladrillo… y a lo mejor, la función del último obrero de esta era sea solamente poner el último ladrillo, ¡pero sin él todo nuestro trabajo quedaría inconcluso!


Danilo Sorti


283. Y fueron endurecidos todos los que no quisieron creer

Romanos 9:17-23 RVC
17 Porque la Escritura le dice a Faraón: «Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.»
18 De manera que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla y endurece a quien él quiere endurecer.
19 Entonces me dirás: ¿Por qué Dios todavía nos echa la culpa? ¿Quién puede oponerse a su voluntad?
20 Pero tú, hombre, ¿quién eres para discutir con Dios? ¿Acaso el vaso de barro le dirá al que lo formó por qué lo hizo así?
21 ¿Qué, no tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro un vaso para honra y otro para deshonra?
22 ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira que estaban preparados para destrucción?
23 ¿Y qué si, para dar a conocer las riquezas de su gloria, se las mostró a los vasos de misericordia que él de antemano preparó para esa gloria?

Romanos 1:19-21 RVC
19 Para ellos, lo que de Dios se puede conocer es evidente, pues Dios se lo reveló;
20 porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
21 Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad.

A medida que nos aproximamos rápidamente al fin de los tiempos, los juicios del Padre producirán una polarización muy clara en la sociedad, similar a lo que ocurrió en los tiempos del Faraón. El pasaje de Romanos 9 nos puede dejar con la impresión de que Dios es arbitrario, endureciendo al que se le da la gana simplemente para demostrar Su poder, pero no debemos olvidarnos que allí Pablo está haciendo un resumen de una historia más larga narrada en Éxodo, y cuando se suceden las plagas encontramos lo siguiente:

·         La señal del bastón convertido en serpiente:

Éxodo 7:13 RVC
13 Pero tal y como el Señor lo había dicho, el corazón del faraón se endureció, y no les hizo caso.

·         El agua convertida en sangre:

Éxodo 7:22 RVC
22 pero como los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos, el corazón del faraón se endureció y, tal y como el Señor lo había dicho, no les hizo caso.

·         La plaga de ranas:

Éxodo 8:15 RVC
15 Y tal y como el Señor lo había dicho, en cuanto el faraón vio que se le había dado un respiro, endureció su corazón y no les hizo caso.

·         La plaga de los piojos:

Éxodo 8:19 RVC
19 Entonces los hechiceros le dijeron al faraón: «Esto es obra del dedo de Dios.» Pero tal y como el Señor lo había dicho, el corazón del faraón se endureció y no les hizo caso.

·         La plaga de las moscas:

Éxodo 8:32 RVC
32 Pero incluso en esta ocasión el faraón endureció su corazón y no dejó que el pueblo se fuera.

·         La plaga del ganado:

Éxodo 9:7 RV1995
7 El faraón hizo averiguar, y se supo que del ganado de los hijos de Israel no había muerto ni un animal. Pero el corazón del faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo.

·         La plaga de las úlceras:

Éxodo 9:12 RV1995
12 Pero Jehová endureció el corazón del faraón, y no los oyó, tal como Jehová lo había dicho a Moisés.

Aquí tenemos algo distinto: es Dios mismo quién endurece el corazón de alguien que voluntariamente lo había cerrado ya seis veces.

·         La plaga del granizo:

Éxodo 9:34-35 RVC
34 Pero al ver el faraón que la lluvia había cesado, lo mismo que el granizo y los truenos, se obstinó en seguir pecando, y tanto él como sus siervos endurecieron su corazón.
35 De tal manera se endureció el corazón del faraón que no dejó ir a los hijos de Israel, tal y como el Señor lo había dicho por medio de Moisés.


·         La plaga de las langostas:

Éxodo 10:20 RVC
20 Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y éste no dejó ir a los hijos de Israel.


·         La plaga de las tinieblas:

Éxodo 10:27 RV1995
27 Pero Jehová endureció el corazón del faraón, y este no quiso dejarlos ir.

·         Luego de la muerte de los primogénitos, cuando el pueblo había salido:

Éxodo 14:4 RVC
4 Pero yo voy a endurecer el corazón del faraón para que vaya tras ustedes, y seré glorificado en el faraón y en todo su ejército. Así sabrán los egipcios que yo soy el Señor.» Y ellos lo hicieron así.

Seis veces el Faraón endureció su corazón a pesar de haber visto señales que ninguno de ellos tenía siquiera memoria de que hubieran ocurrido, y a pesar de tener la voz profética del que sería, nada menos, el “fundador” humano de Israel como nación consolidada, cuyas palabras marcaron la columna vertebral tanto del Antiguo como del Nuevo Pacto; Moisés. Ya no hubo espacio para una séptima.

Todo Egipto recibió el testimonio y supo que había Dios en Israel:

Éxodo 11:3 RVC
3 Y el Señor hizo que los egipcios vieran al pueblo con buenos ojos. Moisés también era tenido en alta estima en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los siervos del faraón como a los ojos del pueblo.

Pero el Faraón fue endurecido, es decir, le fue quitada la posibilidad de creer, aunque Dios lo mantuvo con vida precisamente para que el resto de su pueblo al menos tuviera el testimonio del Señor, y en efecto, muchos creyeron (aunque después fueron purificados en el desierto):

Éxodo 12:38 RVC
38 Con ellos se fue toda clase de gente, y ovejas, y muchísimo ganado.

Algo parecido hizo el Señor, siglos más tarde, con Su pueblo rebelde:

Isaías 6:10-13 RVC
10 Entorpece el corazón de este pueblo. Cierra sus oídos, y ciega sus ojos. Que no vea con sus ojos ni oiga con sus oídos, ni entienda con su corazón, para que no se convierta ni sea sanado.»
11 Yo dije: «¿Hasta cuándo, Señor?» Y él respondió: «Hasta que las ciudades se queden asoladas y sin habitantes; hasta que no haya nadie en las casas, y la tierra quede hecha un desierto;
12 hasta que el Señor haya expulsado a la gente y los lugares abandonados se hayan multiplicado en el país.
13 Y si aún queda en el país la décima parte de sus habitantes, éste volverá a ser destruido. Pero la simiente santa será como el roble y como la encina, que después de cortados aún queda el tronco.»

Habiendo rechazado históricamente la voz de Dios una y otra vez, habiendo perseverado y profundizado en el pecado durante generaciones, ya no quedaba más que el inevitable exilio, y las palabras proféticas servirían para endurecerlos más.

Con esto en mente, se nos hace muy claro el pasaje del Evangelio:

Marcos 3:28-30 RVC
28 »De cierto les digo que a todos ustedes se les perdonará todo pecado y toda blasfemia,
29 pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo jamás será perdonado, sino que será culpable de un pecado eterno.»
30 Y es que ellos habían dicho: «Éste tiene un espíritu impuro.»

Y en efecto, los acérrimos enemigos de Jesús nunca pudieron creer, cumplieron el plan divino que ya estaba estipulado cuando lo crucificaron y luego persiguieron a los discípulos, permitido en la presciencia de Dios.

Hay mucho más para hablar del tema, pero quedémonos con esto para entender los tiempos en los que vivimos, y para no caer nosotros en un endurecimiento tal. Pero cuidado, también es justo reconocer los muchos testimonios de personas que, habiendo sido absolutos enemigos y blasfemos del Señor, pudieron alcanzar misericordia, empezando nada menos que con Pablo. ¿Cuál es el límite? Yo no podría afirmarlo, entiendo que hay personas que son endurecidas y que de ninguna manera creerán, mientras que otras, en medio de los juicios, podrán abrir su corazón.

Dios permitirá a muchos que están ya condenados seguir viviendo para que por su obstinación y los juicios que reciban los otros crean. Qué clase de persona es cada uno podremos saberlo sólo por el discernimiento del Espíritu.

Mientras tanto, cuidemos nuestro corazón, para sea cada vez más blando y dócil en las manos de nuestro Amoroso Padre.


Danilo Sorti


282. ¿Solos y solas en el ministerio?

1 Corintios 9:5 RVC
5 ¿Y acaso no tenemos derecho a traer con nosotros una esposa creyente, como lo hacen los otros apóstoles, y Cefas y los hermanos del Señor?


A la par de los avisos publicitarios que muestran por todos lados familias felices e ideales, el “matrimonio ministerial”, es decir, ambos esposos sirviendo al Señor públicamente, ha sido erigido como un ideal en muchos ámbitos cristianos. Ahora bien, ¿quién diría que eso está mal? Creo que nadie. ¿Y acaso no fue ese el diseño original del Edén? ¡Por supuesto que sí! Pero, ¿debería ser la norma para los tiempos de la Iglesia? Tengo mis dudas. Yo sé que esto puede parecer herético para muchos, pero el asunto es sencillo, se resume en no poner cargas donde Dios no las pone.

Empecemos diciendo que en la Biblia tenemos requisitos claros para el liderazgo, que tienen que ver principalmente con su cualidad moral y que unos cuantos de los “grandes” líderes de hoy precisamente NO CUMPLEN, porque se han afirmado en los dones (a veces del Espíritu y otras veces no) y en el “éxito” numérico y económico (generalmente fruto de la manipulación y los negocios turbios). El liderazgo según Dios tiene que ver PRIMERO Y ANTES QUE NADA con la cualidad moral, los frutos del Espíritu manifestado en la persona con el don de liderazgo, segundo con su conocimiento de la Palabra, y “número y éxito” no aparecen entre los requisitos.

Quizás sea muy crítico, pero creo que una forma de tapar una vida carnal ha sido mostrar un matrimonio feliz y una familia ideal, muy de acuerdo con los slogans publicitarios de la época. Lo cierto es que esto se ha vuelto una carga demasiado pesada para mucha gente con ministerios genuinos pero con familias poco felices.

Los requisitos para los ancianos, líderes de las iglesias, que se presentan en I Timoteo y Tito hablan de familias ordenadas, pero no suponen que necesariamente el cónyuge debe servir en el ministerio. Uno podría suponer que eso sería lo más común, pero al no decirlo expresamente no podemos darle estatus de “ley” para el liderazgo.

Por otro lado, hacer una doctrina de un par de pasajes escritos en el mismo contexto cultural no es prudente, y los ancianos no constituyeron los máximos líderes de la Iglesia primitiva, sino los apóstoles, por lo que los requisitos para con ellos debían ser más restrictivos incluso que para los ancianos. ¿Servían sus esposas de “apóstolas”? En ninguna parte se dice eso. ¿Había apóstoles mujeres? Algunos suponen que sí:

Romanos 16:7 DHH
7 Saluden a mis paisanos Andrónico y Junias, que fueron mis compañeros de cárcel; se han distinguido entre los apóstoles, y se hicieron creyentes en Cristo antes que yo.

“Junias” es femenino, aunque si fuera Junías sería masculino; un manuscrito dice “Julia”. Bueno, como dije, no podemos hacer una doctrina de un solo pasaje, pero la posibilidad está abierta a que sí hubiera mujeres reconocidas en la función apostólica, que en aquel entonces (y se supone que hoy también) estaba estrechamente ligada al ministerio misionero, y no a una jerarquía de autoridad piramidal.

Como sea, sabemos que los apóstoles y los hermanos carnales del Señor, que fueron líderes importantes en la iglesia de Jerusalén, estaban casados. ¿Qué nos dice la Biblia de sus esposas? Casi nada más que esto. ¿Ellas estaban de acuerdo con su ministerio? No lo sabemos. ¿Predicaban? Tampoco lo sabemos. ¿Cumplieron algún rol en la Iglesia primitiva? Podemos suponer que sí, pero el hecho que nos interesa es que el Espíritu Santo NO NOS DEJÓ una revelación escrita sobre ellas. Sólo vemos a los apóstoles cumpliendo su función. Peor aún, tampoco vemos qué haya pasado con sus hijos. ¿Fueron buenos esposos? ¿Fueron buenos padres? ¿Dedicaron tiempo de calidad a sus familias? Silencio de radio…

Y hay más, el principal ejemplo que el Espíritu quiso dejarnos en la Biblia es nada menos que el de Pablo, quien probablemente hubiera estado casado pero que evidentemente estaba solo al momento de escribir y durante el resto de su ministerio. Si lo miráramos con los ojos actuales nos resultaría muy chocante, ¿cómo es posible que el Espíritu mismo le haya dado tanto lugar en la Revelación Escrita a quién decididamente NO ERA EJEMPLO ni de esposo ni de padre?

Y lo peor de todo, ¡nuestro Salvador! Nunca se casó, pero habló de la familia y de los hijos, ¿con qué “autoridad”?...

Bueno, es claro que yo no estoy hablando en contra del compromiso familiar hacia la obra, todo lo contrario. Precisamente hace pocas semanas acabo de escuchar el testimonio de un matrimonio de misioneros que contaban como todos ellos, junto con sus hijos, trabajan en equipo predicando en otra cultura. Realmente, no podrían hacer el trabajo que hacen si no estuvieran casados y si no tuvieran muchos hijos (muchos para nuestra mentalidad occidental, claro). Doy gloria a Dios por ellos.

Pero en el Reino de Dios hay lugar para todos los que son fieles al Señor y desean servirles, y si somos sinceros en nuestro análisis bíblico, en las páginas del Nuevo Testamento vemos pocas familias sirviendo a Dios como tales. Repito, no estoy diciendo que no las haya, sino que el Bendito Espíritu no quiso dejarnos muchos ejemplos de ellas y en cambio nos dejó fuertes ejemplos de personas “solas”, o mejor dicho, de personas que estaban integradas a la nueva familia que Dios estaba formando en la Iglesia naciente.

Hay gente que está sola debido a su vida hipócrita o a sus pecados, pero hay gente que está “sola” en su ministerio debido a cuestiones que tienen más que ver con la actitud incorrecta de sus cónyuges. Inevitablemente todos tenemos pecados y todos damos malos ejemplos, pero está en la disposición del cónyuge perdonar y construir o no. No estoy hablando de situaciones especialmente graves, como infidelidades, violencia o abuso, nada de eso, me estoy refiriendo a otros errores más comunes, propios de todos los seres humanos y a veces a cuestiones del contexto, que escapan a nuestro control.

No será sencillo servir al Señor con un cónyuge que no está comprometido y no creo que “mágicamente”, porque uno esté consagrado al Señor, el otro vaya a cambiar; Dios es fiel, pero finalmente será la decisión de la otra persona. Pero en ninguna parte se nos dice si las esposas de los apóstoles y líderes de la Iglesia primitiva estaban de acuerdo con el ministerio de sus esposos o los acompañaban ministerialmente, ¿por qué deberíamos poner ese peso hoy sobre los hermanos?

Hay otra realidad: hoy la mayoría de las personas vienen de hogares disfuncionales, cuando no deshechos, muchos están solos después de haber fracasado varias veces al intentar construir una relación. ¿Qué mejor que alguien que haya pasado por eso y haya sido restaurado por el Señor para ministrarles? ¿Un “matrimonio feliz” podría ministrarles efectivamente? En parte creo que sí, pero también estoy seguro que en parte sería incapaz de entender correctamente las dificultades y frustraciones que la persona ha pasado. Sabiendo de antemano lo que habría de pasar en el futuro, el Espíritu se cuidó de no dejarnos ejemplos que luego se transformarían en una cara.

Lucas 12:51-53 RVC
51 ¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división.
52 Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres.
53 El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra.»

¡Precisamente Cristo vino a “dividir” a las familias! ¿Habremos de negarles nosotros el ministerio a aquellos que Cristo “dividió”?

Marcos 10:29-30 RVC
29 Jesús respondió: «De cierto les digo: No hay nadie que por causa de mí y del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos, o tierras,
30 que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, y en el tiempo venidero la vida eterna.

El Señor vino a establecer una “nueva familia”, y con esto no estoy diciendo que el nuevo convertido puede abandonar alegremente a su cónyuge y juntarse con otro, sino que hay un nuevo conjunto de relaciones familiares que se establece, una nueva red de contención y apoyo, y deberíamos evaluar al futuro líder no tanto por su “familia feliz” sino por su integración en la nueva familia de Cristo.

Dicho esto, es necesario dejar en claro que Dios restaura todas las cosas, y también las familias disfuncionales. No todos los cónyuges finalmente querrán consagrarse a Cristo, y en ese caso:

1 Corintios 7:12-16 RVC
12 A los demás, les digo yo (y no el Señor): Si la esposa de algún hermano no es creyente, pero ella consiente en vivir con él, éste no debe abandonarla.
13 Y si el esposo de alguna hermana no es creyente, pero él consiente en vivir con ella, tampoco ésta debe abandonarlo.
14 Porque el esposo no creyente es santificado en su esposa, y la esposa no creyente es santificada en su esposo. Si así no fuera, los hijos de ustedes serían impuros, mientras que ahora son santos.
15 Pero si el no creyente quiere separarse, que lo haga; en ese caso, el hermano o la hermana no están obligados a mantener esa relación, pues Dios nos llamó a vivir en paz.
16 Porque ¿cómo sabes tú, mujer, si acaso salvarás a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, hombre, si acaso salvarás a tu esposa?

Necesitamos mucho amor y sabiduría aquí, pero el resumen de lo que estoy diciendo es que no apliquemos sobre otros ni sobre nosotros mismos reglas que Dios mismo no aplica (pero cumplamos aquellos que sí haya que cumplir), y permitamos que sean manifestados los muchos siervos fieles a los que la vida no les resultó “feliz”, pero que precisamente por ello tienen la capacidad para sanar a muchos. No sea que seamos hallados culpables de abortar esos ministerios.



Danilo Sorti


281. “¿Y yo no habría de tener piedad…?”

Jonás 4:10-11 RVC
10 Y el Señor le dijo: «Tú sientes lástima por la enredadera, por la cual no trabajaste, y a la cual no hiciste crecer; durante una noche creció, y a la noche siguiente dejó de existir.
11 ¿Y yo no habría de tener piedad de Nínive, esa gran ciudad con más de ciento veinte mil habitantes que no saben distinguir cuál es su mano derecha y cuál su mano izquierda, y donde hay muchos animales?»

Jonás fue un profeta realmente honesto; no podríamos saber su historia si él mismo no la hubiera contado, tal como fue, sin disimular su propio pecado, ¡qué bueno que Jonás está en la Biblia! Eso significa que hay esperanza para nosotros, que somos mensajeros impacientes e irascibles…

La historia de la predicación de Jonás es bastante conocida; a veces ha sido juzgado con severidad, pero Nínive era cabeza de un imperio realmente cruel y Jonás, vinculado a funciones de gobierno, estaba muy al tanto de todo lo que le había hecho a su pueblo. Ahora que le llegaba el momento del castigo, cuando finalmente desaparecería como imperio y los israelitas dejarían de sufrir sus atrocidades, ¡a Dios se le ocurre tener misericordia de ellos! ¡No podía ser! ¿Acaso no había visto todo lo que le hizo a la nación de Israel? No, decididamente, Dios veía las cosas como ellos… menos mal, ¿no?

A través de un par de recursos pedagógicos que todos los docentes desearían, rápidamente el Señor trató con su profeta cascarrabias. A veces pienso cuánto tiempo invertimos enseñando para lograr tan pocos cambios de actitud y lo comparo con la efectividad que tuvo el Señor en su “enseñanza” hacia Jonás, es más, ¡no tuvo que decir ni una palabra! Un gran pez, una enredadera, un gusano y el viento se encargaron de todo. Pues bien, Jonás ES UNA PROFECÍA para este tiempo; si bien sus palabras iluminaron el camino de los creyentes a lo largo de siglos, desde que fue escrito, y aún más porque se constituyeron nada menos que en un anuncio de la muerte y resurrección de Cristo, creo que no hay momento en la historia en que su mensaje resulten más necesario y aleccionador como el fin de esta era. ¡Qué bueno! Eso significa que aún hay esperanza para nosotros, mensajeros rebeldes y “chinchudos” (como decimos por acá). Que aliento nos da saber que uno de los profetas más díscolos de la Biblia pudo profetizar el evento más importante de la historia. Y con esto no estoy alabando la actitud de Jonás, simplemente estoy diciendo que la misericordia divina aún alcanza para usarnos a nosotros.

Los sentimientos encontrados que pasó Jonás a lo largo de su misión no son más que un pequeño reflejo de los mismos sentimientos encontrados que el Señor estaba pasando con Nínive: su pecado ya era demasiado y no podía extender más Su misericordia, pero decide tomar una última acción: enviar al profeta con la mayor unción para predicar que tenemos registrado en el Antiguo Testamento. ¿Qué profeta, con un mensaje no mayor de cinco palabras, logra convertir completamente una nación tan pecadora y endurecida? ¡Y sin tener el más mínimo deseo de que eso ocurra! La unción que recibió Jonás creo que no fue dada a otro mortal sobre la tierra, al menos que yo conozca.

Toda esa generación creyó y el castigo fue evitado, pero la generación que siguió no, y el juicio finalmente vino. ¿Qué hubiera pasado si Jonás, además de la increíble unción que recibió, hubiera tenido la voluntad de que Nínive se salvara? Quizás hubiera permanecido hasta el día de hoy.

Esa misericordia de último momento, ese “tiempito más” que Dios le dio a Nínive es lo que está ocurriendo exactamente hoy, sólo que los tiempos son ahora mucho más breves. A medida que las catástrofes naturales se van sucediendo, vemos, con todo, que Dios sigue teniendo misericordia de algunos pueblos y naciones, pero esto no será por mucho. Son las últimas oportunidades, ahora sí, literalmente las últimas. El pecado de esta generación es muy superior al de Nínive, ellos al menos no tenían el conocimiento que nuestra sociedad tuvo de Dios, por lo que no resultaron ser tan culpables, pero la culpa de la gente de hoy ha sobrepasado la de todas las generaciones pasadas.

Con todo, aún sigue habiendo algunas “ventanas” de misericordia, breves, y algunos Jonases que el Espíritu está enviando a predicar, esperemos que con una mejor disposición que su antecesor, pero también con una unción que está por soltarse superior a la de los grandes predicadores del siglo XX y XIX. Estos son los santos que han sido profetizados desde hace tiempo, aquellos que estuvieron literalmente en el vientre del gran pez, en el fondo del mar, es decir, el reino de Leviatán, la tierra de los espíritus malignos que habitan allí, es decir, en lo más profundo del reino de las tinieblas, atrapados por los lazos del Maligno, pero habiendo sido rescatados y transformados. Estos son aquellos con los que Satanás estaba tranquilo y satisfecho porque eran sus siervos preferidos, o al menos, los más inútiles para el Reino de Dios, aquellos que no podían lograr nada bueno para el Señor. A ellos se les revelará el dolor del Corazón del Padre, el conflicto entre Su justicia y Su misericordia, y serán los que recibirán la unción para levantar la última cosecha. El mismo espíritu de ellos continuará en los que sigan predicando durante el tiempo de la tribulación.

Estos vienen y estos ya están aquí, en los mismos tiempos de Jonás, solo que hoy no hay “una” Nínive, sino todo un mundo. A ellos los veremos levantarse pronto, y es probable que tú también estés en la compañía.

¡Oh Señor, cuán grande es Tu misericordia!



Danilo Sorti


280. El Evangelio y la misión de la Iglesia en el tiempo del fin: el “fracaso” de las formas que antes funcionaron y el inicio de un nuevo modelo de Iglesia y mensaje

Lucas 5:37 RVC
37 Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo hará que se revienten los odres; entonces el vino se derramará, y los odres se echarán a perder.


En varios artículos intenté analizar qué significa transitar este último tiempo, y si algo es claro es que las cosas han cambiado muy rápido y lo seguirán haciendo. Es un mar muy turbulento, y no es sencillo hacerle frente.

Jesús estaba trayendo un “nuevo vino” y era necesario que Sus seguidores se despojaran de las formas y tradiciones antiguas para recibirlo. No estaba diciendo que anulaba por completo la ley mosaica, ¡al contrario!, pero sí que era necesaria una ACTITUD diferente, y esto lo vemos en los versículos anteriores:

Lucas 5:33-35 RVC
33 Entonces ellos le dijeron: «¿Por qué los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan muchas veces, y hacen oraciones, mientras que los tuyos comen y beben?»
34 Jesús les dijo: «¿Acaso ustedes pueden hacer que ayunen los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos?
35 Llegará el día en que el novio ya no estará con ellos. Entonces sí, ese día, ayunarán.»

Juan el bautista vivía todavía en la etapa previa a la llegada del Mesías: tiempo de espera, de arrepentimiento, de profunda búsqueda. ¿Eso estaba mal? No. ¿Era contrario a la Biblia? Tampoco. Pero no era la actitud correcta en ese momento para los que estaban con Jesús: era tiempo de disfrutar y alegrarse, de maravillarse con lo que el Señor estaba haciendo, de absorber todo lo que les era enseñado; no era tiempo de ayuno y lamento, de búsqueda solitaria y de dolor. Por cierto que ese tiempo vendría, y más pronto de lo que hubieran querido, pero no era la actitud que debían tener porque sino se iban a perder lo que tenían que recibir.

Me explico: aprender es una actividad que se realiza mejor en un contexto de alegría, de tranquilidad; es una actividad que requiere mucha concentración precisamente en lo que se está enseñando. Jesús era su Fuente de gozo, de alegría, de todo bien, y ellos necesitaban que eso quedara grabado a fuego en sus corazones porque muy pronto deberían enfrentar enormes dificultades, si dejaban pasar ese tiempo de relativa paz y alegría, el dolor y la angustia de lo que vendría los hubiera avasallado.

Mateo 11:16-19 RVC
16 Pero ¿con qué compararé a esta generación? Se parece a los niños que se sientan en las plazas y les gritan a sus compañeros:
17 “Tocamos la flauta, y ustedes no bailaron; entonamos cantos fúnebres, y ustedes no lloraron.”
18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen que tiene un demonio;
19 luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y lo califican de glotón y borracho, y de ser amigo de cobradores de impuestos y de pecadores. Pero a la sabiduría la reivindican sus hijos.»

Los religiosos de Su época decididamente no pudieron entender este cambio de tiempo que hubo, y por ello no fueron capaces de recibir ni el mensaje de Juan, cuyo “formato” era adecuado para la situación y expectativa de entonces, ni el de Jesucristo, que introducía lo nuevo. Y porque no pudieron cambiar para adaptarse ni al uno ni al otro:

Mateo 11:20-24 RVC
20 Jesús comenzó entonces a reprender a las ciudades donde había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido. Les decía:
21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que en cilicio y cubiertas de ceniza ellas habrían mostrado su arrepentimiento.
22 Por tanto les digo que, en el día del juicio, el castigo para Tiro y para Sidón será más tolerable que para ustedes.
23 Y tú, Cafarnaún, que te elevas hasta el cielo, hasta el Hades caerás abatida. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, hasta el día de hoy habría permanecido.
24 Por tanto les digo que, en el día del juicio, el castigo para Sodoma será más tolerable que para ti.»


Avanzando más en la historia, tenemos la iglesia de Jerusalén y las cosas asombrosas que allí ocurrieron: milagros, comunión, eliminación de la pobreza, crecimiento numérico. Con todo, los apóstoles estaban operando en un “formato” relativamente conocido para ellos. Luego el Señor permite la persecución y la Iglesia comienza a extenderse, y allí comienzan los desafíos, al penetrar otras realidades, otros contextos culturales y ser requerida a cambiar. El Espíritu estuvo dispuesto siempre a derramar Su “vino nuevo” adecuado para cada odre, pero esto no fue fácil para los discípulos. Dos mil años de historia no hicieron más que confirmar este principio: adaptarse a una nueva realidad cultural, a un tiempo cambiante, a otra sociedad, a otra presión espiritual, no ha sido fácil para nosotros. Bueno, es algo humano.

Si algo nos ha traído el cambio de siglo han sido cambios demasiado vertiginosos; un grupo de iglesias se “han subido” a la corriente del cambio y rápidamente han modificado su estructura, su teología y su práctica… con el “único” problema de que se metieron en el camino incorrecto, por lo que terminaron gravemente apartadas. Otras iglesias han resistido o han puesto el freno de mano, procurando no perder su esencia bíblica a costa de tornarse bastante inefectivas.

Si algo significó el cambio de siglo es que las fórmulas y métodos que antes funcionaron hoy probablemente no den el mismo resultado, y no porque haya otro Evangelio o los principios hayan cambiado, sino que ha cambiado el enfoque y la aplicación de esos principios. Hermanos, la Biblia es la Palabra Eterna y útil para todos los siglos, pero no todas sus palabras se aplican por igual en los distintos momentos.

El Evangelio es como un diamante de muchas caras, cada una refleja un aspecto de él, y cada sociedad y momento histórico (y aún cada persona como individuo) estará más dispuesta a recibir una de esas facetas. Antes predicábamos un evangelio de la gracia, de la bendición, de la sanidad, y eso no ha cambiado, pero hoy es necesario predicar sobre los juicios de Dios y el arrepentimiento (y antes también lo era…). Antes podíamos enseñar acerca de cómo vivir el resto de la vida para Cristo, construir una familia en Dios, dejar herencia espiritual a nuestros hijos, edificar ministerios que perduren en el tiempo; ¡hoy ya no hay tiempo!, el resto de vida que viviremos aquí serán los pocos años hasta que Cristo venga, nuestra familia debe ser doblemente protegida para que no sea arrastrada por las avalanchas de engaño, y lo que edifiquemos deberá perdurar durante pocos, aunque difíciles, años por venir. Poco sentido tiene ya hablar de inversiones, ahorro, nietos y bisnietos. Y en esto tenemos un grave problema con los predicadores sesentones, que precisamente están pasando por esa etapa y enseñándonos sus aprendizajes de vida que sí tuvieron que ver con ese modelo de predicación, ¡y que debían hacer eso en su tiempo! Ellos, que están en la mejor edad para ser líderes debido a la experiencia acumulada, han vivido una forma de Evangelio que les fue enseñada por sus maestros espirituales, quienes a su vez lo recibieron de los suyos, y así sucesivamente, porque era lo correcto para esos tiempos, ¡pero que no lo es para estos! ¡Señor, dales gracia y sabiduría a todos aquellos que te busquen con sinceridad!

Hoy los juicios de Dios se están manifestando en una magnitud y extensión territorial como nunca antes, ninguna generación anterior ha pasado eso. La Biblia también tiene respuestas, pero es necesario buscarlas.

Hoy, la dureza y el pecado del hombre están llegando a una profundidad como nunca antes, la predicación que antes podía convertir almas hoy resbala como agua por el vidrio. Pero la Biblia también tiene respuestas, es necesario buscarlas.

La maldad humana está llegando a profundidades increíbles, ¿quién podrá resistir siquiera las noticias que nos llegan sin sucumbir emocionalmente o insensibilizarse cauterizando su corazón? Es necesario profundizar en el amor de Dios como no lo hicieron las generaciones anteriores.

Hoy, las manifestaciones diabólicas y la opresión de los espíritus malignos se está extendiendo y profundizando en todo el mundo, en especial sobre países que otrora estuvieron relativamente abiertos. Temo que esto está tomando por sorpresa a muchos cristianos y los está dejando fuera del camino.

Los planes mundiales de Satanás, el advenimiento del Anticristo y el Falso Profeta, la marca de la Bestia, y todo lo que estas cosas significan, están ya en marcha, ocurriendo ante nuestros ojos y siendo leídas en el diario de la mañana. Es imposible no “sucumbir” a eso si no estamos fuertemente afirmados en la esperanza del Nuevo Reino, de la Venida Gloriosa de nuestro Señor, de la victoria final de Cristo.

Los sucesos horribles de la Tribulación permanecieron durante siglos como una oscura y lejana imagen profética, casi sin importancia práctica para la mayoría de los cristianos. Hoy están a la vuelta de la esquina y los creyentes somos confrontados con la posibilidad de ser “dejados atrás” en el arrebatamiento. ¡Pero casi toda la iglesia sigue dormida!, como si eso no fuera a ocurrir, manteniéndose en el estilo de predicación que hubo durante siglos en los que, efectivamente, el arrebatamiento no ocurrió, sin darse cuenta de que “las cosas nunca pasan… hasta que pasan”.

La realidad que se nos viene encima es demasiado abrumadora para la mayoría de los cristianos, líderes históricos inclusive. Pero, tal como ha sido profetizado, Dios se encargó de preparar a Sus especialistas para ESTA HORA, ¡y quizás nunca mejor dicho “hora”! Juan el bautista fue uno de ellos, su ministerio fue breve y muy específico, pero fue el “partero” de una nueva época. Él mismo perteneció a la vieja y podríamos decir que tampoco “cruzó” a la nueva, pero fue el eslabón fundamental. Durante un tiempo breve pero decisivo, la continuidad del plan de Dios dependió de él.

Jesús mismo tuvo un ministerio breve, más largo que el de Juan pero breve si lo comparamos con la mayoría de los apóstoles y el resto de los siervos del Señor a lo largo de los siglos. Breve, pero aún así, el punto de inflexión en la historia de la creación.

Hay muchos ejemplos de estos “ministerios de partera” en la Biblia, breves pero cruciales. Este es el tiempo en que, aquellos que han podido entender estos cambios y permanecer en la fe, normalmente ignorados o despreciados en sus iglesias, más “afuera” que “adentro”, muchos todavía heridos y preguntándose dolorosamente por qué tanto tiempo perdido y tantas experiencias dolorosas, por qué tan pocas oportunidades de servir, por qué fueron tácita o expresamente expulsados de la vida de iglesia; entiendan que fue parte del proceso, que a ellos se les dio el “vino nuevo” para este tiempo, es decir, son los llamados a ayudar a sus hermanos.

De acuerdo, entiendo que el lector se esté riendo en este momento, pero por lo menos puedo tener el “beneficio de la duda”, ¿y si fuera cierto? No podemos negar que es urgentemente necesario otro “formato” de Evangelio, otro enfoque. Tampoco podemos negar que los viejos, o no tan viejos, pero exitosos líderes del modelo anterior difícilmente puedan cambiar con la rapidez requerida (no digo que sea imposible). Entonces, ¿quién queda?

¡Señor, habla a los corazones!


Danilo Sorti


279. El Evangelio y la misión de la Iglesia en el tiempo del fin: el “fracaso” del cristianismo partido y el nacimiento del cristianismo integral

Eclesiastés 4:12 RVC
12 Uno solo puede ser vencido, pero dos presentan resistencia. El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente.

Este sabio consejo se nos ha pasado desapercibido durante dos mil años de cristianismo, precisamente porque la Iglesia ha estado dividida en tres líneas teológicas: la línea enfocada en la acción social, las buenas obras y la ecología; la línea enfocada en la Palabra, su estudio y aplicación, y la línea enfocada en las realidades espirituales. Cada una de ellas, según otros ya lo han escrito, se enfoca preferentemente en una de las tres Personas de la Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, en ese orden. Cada una, también, ha discurrido por la historia y hasta el presente de manera más o menos separada, casi incapaz de reconocer las cosas buenas del otro y decididamente sin incorporar nada de lo que le haya sido revelado. Cada una ha tenido sus “errores favoritos” y cada una ha “fracasado” en hacer la obra integral. Pero cada una ha recibido una parte de la revelación total de Dios. Lo que expongo en este artículo está basado en lo que sabiamente escribió sobre el tema Christian Shwarz, y recomiendo que sea leído.

Todos los cristianos nos ubicamos en alguna de ellas. Yo nací en una iglesia de la línea “bíblica”, es decir, enfocada en la Palabra, y aunque he cambiado mucho desde aquel entonces, es fácil darse cuenta de que esa es la orientación del Evangelio a la que sigo perteneciendo, y no creo que eso esté mal. Sin embargo, el Espíritu ha trabajado mucho (y lo sigue haciendo…) conmigo para llevarme a un equilibrio con las otras dos corrientes, por lo que a pesar de que sigo estando “ubicado” en una, creo que he podido avanzar mucho hacia una comprensión integral de la revelación. Todavía me falta, sé que seguiré aprendiendo y creciendo por el resto de la eternidad. Pero mientras tanto, antes de que venga el fin y durante el poco tiempo que nos queda para completar la obra, entiendo que se nos hace imperioso resolver esta triple división del cristianismo para llegar a la Iglesia santa digna del Novio.

Probablemente esta cuestión de las tres líneas del cristianismo suene extraño para la mayoría de los lectores porque normalmente nacemos en la fe en una de ellas y allí permanecemos, sin demasiado contacto con la otra, o incluso viéndola con sospecha y recelo. También es cierto que dentro de cada una de ella encontramos hoy iglesias (¿muchas?) que han caído en grandes excesos de tal forma que el Espíritu Santo se apartó de ellas (su candelero fue quitado); y estos son los aspectos que las iglesias de las otras líneas enfatizan para mantenerse en su posición.

Las iglesias preocupadas por la dimensión social y de la creación en su conjunto han terminado cayendo en el humanismo sin Dios, carentes de Biblia y de poder, siendo poco más que un club social con muy buenas intenciones y aplaudiendo las nuevas herejías que se ponen de moda. Las iglesias preocupadas por la dimensión espiritual y de poder se fueron hacia un show de manipulación humana, cuando no literalmente se aliaron con otros espíritus que efectivamente manifiestan su “poder”. Las iglesias preocupadas por la Palabra fácilmente profundizaron en sus estudios y enseñanzas, pero temerosas del genuino poder del Espíritu y del involucramiento social.

Por supuesto, aquí estoy simplificando casos más extremos, pero que lamentablemente son comunes. Las iglesias que han caído en esa categoría ya están apartadas de la verdadera gracia. Otras están siendo empujadas hacia alguna de esas líneas, sin la capacidad de resistir adecuadamente porque los ejemplos que tienen de las otras líneas no son buenos, no tienen en la práctica un modelo de equilibrio.

De nuevo, esto también es una simplificación, porque además de las tres líneas principales, existen muchas variantes dentro de cada una de ellas que puede ser exagerada hasta llegar a la apostasía.

Es necesario reconocer que, en su “ideal”, cada una de estas tres líneas fracasó: fracasó el evangelio de la transformación social porque en realidad depende de la voluntad de la sociedad, y está claro que la mayoría de los hombres no quieren saber nada ni con Dios ni con sus principios. Fracasó el evangelio del “estudio bíblico” porque el conocimiento sin poder y sin compromiso sólo sirve de nido para los espíritus de religiosidad y autojusticia. Fracasó el “evangelio de poder” porque sin palabra y sin dirección pronto se transforma en brujería y satanismo disfrazado, y sin compromiso social lo único que genera es egoísmo.

Pero decir “fracasó” no es una mera categoría teológica, es decir que todos aquellos que de alguna manera nos “aferramos” a una de esas líneas también fracasamos. No fracasa una formulación teológica, ¡fracasa la gente que la sigue!

Pero Dios ha dado a cada una de esas líneas una parte de Su revelación, y lo que se nos da es para compartir, y a su vez, el hecho de “tener algo” implica que “no tenemos todo”, por lo que compartir a otro lo que recibí necesariamente implica estar abierto a recibir lo que el otro tiene para darme. No creo que esto sea posible ya en las iglesias que claramente se han desviado, pero sí lo es en aquellas que todavía no, pero que si se mantienen cerradas en su posición muy pronto serán empujadas hacia alguno de los extremos.

¿Cambia la iglesia o cambio yo? En el pueblo de Dios son los líderes quienes tienen una responsabilidad mayor, sin embargo no estamos bajo el Antiguo Pacto y ahora todos somos hechos reyes y sacerdotes, y esto no es una posición de privilegio y autoridad, sino de responsabilidad; a todos se nos llama a buscar diligentemente al Señor y aplicar Sus verdades. No podemos escudarnos detrás de lo que el pastor dijo o dejó de decir, él dará cuentas a Dios de sí, pero nosotros somos responsables por nuestra propia vida, porque ya hay UNO que es nuestro Pastor y Guía, por encima de cualquier autoridad humana que el Señor haya puesto.

Hermanos, no estoy diciendo que necesariamente todas las iglesias deberán estar ubicadas en un punto central de estas tres corrientes, no sé si realmente será posible para muchas de ellas, en vista del poco tiempo que nos queda. Pero nosotros, los que podemos leer y entender esto, aquellos que por la gracia de Dios tenemos la posibilidad de disponer de tiempo y recursos para buscarlo con libertad, creo que deberíamos esforzarnos en hacerlo. No creo que debamos cambiar nuestros puntos fuertes porque en esencia vienen de Dios mismo, pero sí equilibrar nuestros excesos en el entendimiento y práctica de la revelación.

¡Señor, líbranos del miedo a conocer y vivir otras dimensiones de Tu Revelación!


Danilo Sorti


278. El Evangelio y la misión de la Iglesia en el tiempo del fin: el “fracaso” de la “gracia barata” y la prosperidad y el resurgir de la verdadera gracia y la provisión divina

2 Pedro 2:17-19 RVC
17 Éstos son fuentes sin agua, nubes que arrastra la tormenta, y para siempre les espera la más densa oscuridad.
18 Cuando hablan, lo hacen con palabras arrogantes y vanas; mediante las pasiones humanas y el libertinaje seducen a los que habían comenzado a apartarse de los que viven en el error.
19 Les prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción, pues todo aquel que es vencido, se vuelve esclavo del que lo venció.

Los profetas del Antiguo Testamento hablaron mucho sobre esta cuestión de la “gracia barata”, el Nuevo Testamento no desarrolla demasiado el tema porque ya fue claramente expuesto, pero en la descripción de los falsos maestros utiliza unas expresiones que nos remiten a las palabras de los antiguos profetas: “fuentes sin agua”, “prometen libertad”, lo cual muestra en esencia cómo es ese evangelio de prosperidad que predican: promesas vanas, que no se cumplen, de boca de líderes inmundos, que sólo aparentan santidad.

Es innegable que, al menos a lo largo del continente americano, el evangelio de la prosperidad ha hecho estragos y muchos son los que lo siguen, ya sea en su forma más “dura” y evidente o en su forma más “blanda” y solapada. Durante un tiempo engañó también a los santos fieles, pero eso ya pasó. Sin embargo, muchos todavía están en el “interregnum” de haber salido de un falso evangelio pero sin atinar a ubicarse en el verdadero.

Tengo varios artículos escritos sobre el falso evangelio de la prosperidad y no voy a repetir lo que dije ahí, además, hay muchos análisis más y con mayor profundidad accesibles para el que busque. Todavía un gran número de cristianos están presos de ese error, y lamentablemente así seguirán hasta que sea demasiado tarde. Quizás muchos podrán escapar “por los pelos” cuando pasen los juicios más terribles que están determinados para este tiempo, antes del arrebatamiento. Pero aquí me preocupan los santos fieles, que una vez fueron engañados y habiendo descubierto el error, se encuentran en medio de la duda, es decir, ¿qué es lo que realmente deben creer?

Lo que perdieron aquellos que se sumergieron en el evangelio de la prosperidad es mucho, y no solamente dinero (porque de hecho, ni prosperaron ni tuvieron éxito) sino su vida espiritual, además del tiempo perdido en relación con el crecimiento en la gracia.

No pretendo exponer aquí todo el verdadero Evangelio, sino tratar algunos puntos de este “camino de vuelta”. Primero, como Satanás no crea nada porque es un ser creado y no Creador, sólo puede tomar algo que Dios trajo y pervertirlo, pero eso no anula el diseño original de Dios. Entonces, no pudo presentar un evangelio de falsas promesas si no tuviéramos ya grandes y hermosas promesas de parte de Dios. No debemos desechar lo genuino porque ha sido contaminado con lo falso, debemos recuperara las verdaderas promesas divinas BAJO LAS CONDICIONES en las cuales han sido dadas.

La principal corrupción de las promesas es “quitarles” sus condiciones originales para hacerlas extensivas a gente que no califica para ellas. Otro error es aplicarlas a momentos y contextos incorrectos. A medida que nos adentramos en los juicios del Padre, Sus promesas se nos hacen cada vez más necesarias, pero las promesas para este tiempo. Quizás mucho de lo que nos toque vivir hoy sea lo que el Señor le dijo a Baruc:

Jeremías 45:2-5 RVC
2 «Así ha dicho el Señor Dios de Israel: “Tú, Baruc,
3 te has quejado de que yo, el Señor, he añadido tristeza a tu dolor. Dices estar fatigado de tanto gemir, y que no has hallado reposo.
4 Pero yo, el Señor, te digo que puedo destruir lo que antes construí, y también arrancar lo que antes planté, es decir, toda esta tierra.
5 No busques para ti grandes cosas, porque yo voy a traer el mal sobre la humanidad entera. Pero a ti te dejaré escapar con vida por dondequiera que vayas. Tu vida será tu botín de guerra.”» —Palabra del Señor.

Decididamente, hay promesas que ya no se aplicarán a este tiempo, pero hay otras promesas de protección en medio de los juicios que sí. Debemos “recuperar” y creer esas promesas.

No hubiera habido un falso evangelio de la prosperidad si efectivamente el Espíritu no hubiera querido traer bendición material sobre Su pueblo. Satanás vio una oportunidad “maravillosa” de corromper ese mover y así lo hizo, pero el propósito original de dicho movimiento fue proveer materialmente a los hijos de Dios para que pudieran, en lo que faltaba del siglo XX, completar la obra misionera. Sin embargo, se corrompió muy rápidamente en el egoísmo.

Realmente no sé qué van a hacer los falsos predicadores de la prosperidad en medio de los juicios que están viniendo. Al momento de escribir este artículo, ya unos cuantos de ellos pasaron vergüenza pública al no poder “detener” el huracán que azotó el Caribe y Miami. Y no hace falta ningún don espiritual especial para “profetizar” que mucha más vergüenza pasarán en los juicios por venir. ¿Qué prosperidad podrán predicar a la gente que ha perdido absolutamente todo? ¿Qué harán cuando sus seguidores les reclamen por las promesas incumplidas? Ojalá que eso sirva para que algunos se conviertan.

¡Pero la prosperidad según Dios no ha pasado de moda! No en un mundo con cada vez más necesidades. Ahora bien, no todos serán prosperados porque hay naciones y territorios especialmente bajo juicio divino. Sin embargo, creo que, por la misericordia del Padre y aunque todas las naciones del mundo estén bajo alguna forma de juicio, hay territorios y cristianos que sí serán prosperados (al menos en relación con sus vecinos) para socorrer a los necesitados y recibir a los que huyen. En los juicios de Dios no falta Su misericordia.

Aunque suene paradójico, a poco tiempo ya del arrebatamiento, con tremendos juicios de destrucción en puerta, Dios todavía quiere prosperar a algunos de Sus hijos fieles. ¡Es necesario que así sea! Pero no olvidemos que Su prosperidad no necesariamente viene por métodos humanos, es decir, trabajo, ahorro, inversión; sino que también, y quizás mucho más precisamente en estos tiempos, a través de métodos sobrenaturales. ¿Cuánto dinero significó la multiplicación de los panes y los peces? Haciendo un cálculo muy rápido, y pensando que estaban hambrientos probablemente por no haber comido durante un día, por lo menos 20.000 personas (5.000 hombres más mujeres y niños) podían haber consumido fácilmente 8.600 kg de pan integral (no el pan blanco de hoy) y 12.000 kg de pescado. Tomando en cuenta precios no exagerados, equivaldría al costo de 133 “canastas básicas” (hago el análisis con precios e ingresos de Argentina), esto es, lo que necesitarían 133 familias tipo para vivir durante un mes sin caer bajo la línea de la pobreza. Cada uno, según su país, podrá ponerle un número multiplicando por el ingreso para no bajar la línea de pobreza. Podría ser similar también al sueldo de bolsillo que cobrarían en un mes 133 empleados con un sueldo básico (que también se supone está en el límite de la línea de pobreza). Bueno, en definitiva, un empleado con un sueldo básico debería ahorrar sus ingresos durante 11 años para poder pagar todo eso. Si ese milagro no significó riqueza, ¿qué es entonces?

Sí, aún hay tiempo para la verdadera prosperidad que viene de Dios, aún hay tiempo para la multiplicación sobrenatural de los recursos… siempre que sea en SU VOLUNTAD y para SU GLORIA. Quizás los milagros más grandes de esta época están todavía por verse.

Hay mucho más para hablar. Es necesario que los santos recuperen el Evangelio genuino lo más rápidamente posible y no se queden dando vueltas en el desierto. Pero mientras tanto, es de mucho consuelo saber que aquellos que durante un tiempo nos engañó en realidad también provino de Dios, y que aún ahí hay propósitos para este tiempo.



Danilo Sorti