Salmos 73:1 RVC
Salmo de Asaf.
1 ¡Ah, Dios es bueno con Israel, con los
limpios de corazón!
El Salmo 73 es atribuido a Asaf, aunque
podría ser también de alguno de sus descendientes. Como sea, no tenemos una
clara indicación temporal que nos permita ubicarlo fácilmente en un momento
histórico dado, y con eso, el Espíritu lo está haciendo “especialmente”
intemporal. Bueno, toda la Palabra es Eterna, pero estas secciones tienen una
connotación más general: en cualquier tiempo y en cualquier lugar, a veces más,
a veces menos, se aplican estas palabras. No ha habido en la historia momento
alguno en el que eso no ocurriera.
El versículo 1 es la conclusión del Salmo,
¿por qué llega el compositor a eso? No porque hubiera estado disfrutando de un
tiempo especial de bendiciones, no porque hubiera visto las tremendas obras de
justicia divina, sino más bien, lo “contrario”. Pero eso “contrario” le
permitió recibir una revelación más profunda del Señor, más allá de lo que
veían sus ojos. Y acto seguido, lo explica.
Salmos 73:2, 3 RVC
2 En cuanto a mí, casi se deslizaron mis
pies; poco faltó para que mis pasos resbalaran.
3 Y es que tuve envidia de los arrogantes, al
ver cómo prosperaban esos malvados.
Esto es lo que pasaba: el autor estaba
mirando con sus ojos naturales y el panorama no era alentador, todo lo
contrario. Era tan sombrío que él, un levita, criado con la Ley del Señor, conocedor
de la historia y de los hechos asombrosos de Dios, perteneciente a un linaje
especial que había sido llamado para servir a ese Dios, estaba a punto de
claudicar en su fe. ¿Cómo era posible que los malvados prosperaran en sus
planes, que a lo largo del tiempo tuvieran éxito y nadie se los impidiera?
Salmos 73:4-9 RVC
4 Ellos no se acongojan ante la muerte, pues
están llenos de vigor.
5 No se afanan ni se ven golpeados como el
resto de los mortales.
6 La soberbia es su corona, y la violencia es
su vestido.
7 Tan gordos están que los ojos se les
saltan; siempre satisfacen los apetitos de su corazón.
8 Entre burlas hacen planes malvados y
violentos, y siempre hablan con altanería.
9 Con su boca ofenden al cielo, y con su
lengua denigran a la tierra.
La descripción es detallada y sobrecogedora:
·
No están preocupados por la muerte, se encuentran llenos de salud y vigor
·
No están sufriendo dificultades y problemas como el resto, no tienen que
esforzarse duramente para vivir
·
Hablan con altanería, se creen superiores todo el tiempo
·
Ejercen violencia y nadie los estorba
·
Tienen alimento de sobra (en una época en donde la comida no solía ser
abundante)
·
Pueden obtener lo que desean
·
Son burladores
·
Hacen planes malvados sin que nadie lo impida
·
Se burlan de Dios y de los hombres
Y esta situación se prolonga en el tiempo.
¿Dios no lo ve?
Salmos 73:10-12 RVC
10 Por eso el pueblo de Dios se vuelve a
ellos, y absorben sus palabras como si bebieran agua.
11 Hasta dicen: «¿Cómo va a saberlo Dios? ¡De
esto no se enterará el Altísimo!»
12 ¡Bien puede verse que estos impíos se
hacen ricos sin que nada les preocupe!
Y como tienen tanto “éxito” en su maldad, la
gente los toma como líderes, y considera que ese es el estilo de vida válido.
¿Alguna diferencia con la actualidad…?
Al ver el “éxito” que tienen, la gente “bebe”
sus enseñanzas como agua, los admira y se esfuerza en ser como ellos.
Salmos 73:13-14 RVC
13 ¡Ah!, pero de nada me ha servido mantener
mi corazón y mis manos sin pecado,
14 pues a todas horas recibo azotes y soy
castigado todas las mañanas.
Mientras tanto, los justos son criticados y
maltratados. De nuevo, ¿alguna diferencia con el presente?
Salmos 73:15-17 RVC
15 Si acaso llegara yo a hablar como ellos,
estaría traicionando a la generación de tus hijos.
16 Me puse a pensar en esto para entenderlo,
pero me resultó un trabajo muy difícil.
17 Sólo cuando entré en el santuario de Dios,
pude comprender en lo que ellos van a terminar.
Hasta aquí el salmista se encuentra como el
autor de Eclesiastés, mirando las cosas “debajo del sol” y sin encontrar lógica
en ellas. Sólo cuando entra en el ámbito espiritual de Dios, el “santuario”,
que es más que el santuario físico que tenía Israel, sino que alude
precisamente a la Presencia que estaba en dicho lugar, encuentra la verdadera
explicación.
Así estamos nosotros hoy: si tratamos de
encontrar sentido a lo que vemos y razonamos sobre ello, llegamos a un callejón
sin salida. Es como un enorme laberinto para ratones (nosotros somos los
ratones, obvio…), o como esos laberintos para personas que hay en algunos
lugares. Uno puede estar dando vueltas y vueltas sin encontrar nunca la salida,
pero desde la torre que hay en el centro es fácil ver hacia donde tiene uno que
ir. Solo desde “arriba”, desde el sitio donde el Eterno mora, es que podemos
ver adónde conduce cada camino.
Con ello, el salmista nos invita a entrar en
ese “secreto” de Dios y mirar más allá del tiempo presente.
Salmos 73:18-20 RVC
18 ¡Ah!, pero tú vas a hacerlos resbalar; vas
a hacerlos caer en desgracia.
19 ¡En un instante acabarás con ellos!
¡Perecerán por completo, consumidos de terror!
20 Como quien despierta de un sueño, cuando
tú, Señor, despiertes, harás que se desvanezcan.
Hay un tiempo adecuado, hay un momento en que
Dios actúa. No es el tiempo que nos gustaría a nosotros, tampoco el que Dios
quisiera, pero en Su perfecta justicia, Él ha establecido ya tiempos en los que
actuará. La salida, para el salmista, implica fe en un futuro que todavía no se
ve, pero que llegará. Y siempre ha llegado.
El final de ellos será catastrófico, durante
mucho tiempo pudieron hacer lo que quisieron, pero eso terminará
definitivamente. Con ello, este salmo se convierte en una profecía para el fin
de los tiempos.
Salmos 73:21-22 RVC
21 Yo tenía el alma llena de amargura, y
sentía que el corazón me punzaba.
22 Era yo tan torpe que no podía entenderlo;
en tu presencia, era yo como una bestia.
Aquí tenemos el sentimiento que experimentan
los justos a lo largo de los siglos, cuando ven que el mal prospera y nadie parece
detenerlo. Pero esta amargura y dolor del corazón no vienen de Dios, vienen de
una fe imperfecta, de un entendimiento imperfecto de cómo Dios hace las cosas. Nosotros
nos sentimos así y vamos a llorar a la presencia de Dios, pero en realidad
estamos siendo ignorantes y torpes de entendimiento, ¡estamos pensando como los
malvados! Vemos solo el corto plazo y lo que pasa “debajo del sol”. Y si el
salmista pudo entender esto, bajo una revelación todavía incompleta, ¿qué nos
queda a nosotros, que tenemos la Palabra más perfecta traída por Jesucristo?
Salmos 73:23-24 RVC
23 Y no obstante, siempre he estado contigo;
tú me has tomado de la mano derecha,
24 me has guiado para seguir tu consejo, y al
final me recibirás en gloria.
¡Pero qué bueno es saber que Dios, a pesar de
nuestra torpeza, sigue estando con nosotros! Realmente los versículos 23 y 24
son una promesa para los cristianos ignorantes (es decir, casi todos nosotros).
Por Su amor, a pesar de que seamos “como una bestia” tonta y torpe, Dios sigue estando
con nosotros, nos guía y nos cuida con amor. ¿No habremos de tener ese mismo
amor y paciencia para con nuestros hermanos menores? Y al final, habrá una
recompensa eterna para estos fieles, bastante brutos.
Más allá de lo que pase hoy en esta Tierra,
en donde sabemos que no habrá justicia perfecta hasta que Cristo venga, hay una
recompensa eterna, para los justos y para los injustos. Los pocos años que
vivamos aquí no se comparan con la eternidad. Los malvados no piensan en eso.
Salmos 73:25-26 RVC
25 ¿A quién tengo en los cielos? ¡Sólo a ti!
¡Sin ti, no quiero nada aquí en la tierra!
26 Aunque mi cuerpo y mi corazón desfallecen,
tú, Dios mío, eres la roca de mi corazón, ¡eres la herencia que para siempre me
ha tocado!
Aún si tenemos que vivir toda nuestra vida
soportando la injusticia de los malvados, hay Algo en mucho superior más
arriba. Tanto que no se compara a ninguna situación que podamos vivir aquí.
Así, mientras tanto, mientras nos toca transcurrir este tiempo de injusticia,
mientras Dios permite que así sea (y que en poco tiempo terminará), confiamos
en Aquel que vive en los Cielos, por encima de cualquier realidad terrenal.
Nada se le escapa de las manos al Señor, y si
permite que el mal reine (aunque siempre acotado) durante este tiempo es solo
para purificar un pueblo, para que los santos lleguen a brillar como las
estrellas, por toda la eternidad.
Salmos 73:27-28 RVC
27 Es un hecho: los que se alejan de ti
perecerán; ¡tú destruirás a todos los que de ti se aparten!
28 En cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca
de ti! ¡En ti, Señor, he puesto mi esperanza para proclamar todas tus obras!
Hasta que ese tiempo llegue, y en breve
llega, debemos proclamar las obras del Señor, llamando a todos al
arrepentimiento.
Danilo Sorti