lunes, 22 de abril de 2019

691. Dios cerró sus ojos


Lucas 24:16 RV1995
16 Pero los ojos de ellos estaban velados, para que no lo reconocieran.

Lucas 24:16 NTV
16 Pero Dios impidió que lo reconocieran.

Es extraño, pero los discípulos que volvían de Jerusalén a Emaús, en lo que había sido su Pascua más triste, no pudieron reconocer al Maestro con el que habían pasado tanto tiempo. Tampoco lo reconocieron a lo largo del camino que hicieron juntos, que bien podía haber sido de una o dos horas (o quizás más). Es claro todo a lo largo del ministerio del Señor que no estaba buscando ningún tipo de publicidad multitudinaria, pero también aparece en el relato un principio de incredulidad:

Lucas 24:17-25 RVC
17 Se veían tan tristes que Jesús les preguntó: «¿De qué tanto hablan ustedes?»
18 Uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha sucedido en estos días?»
19 «¿Y qué ha sucedido?», preguntó Jesús. Y ellos le respondieron: «Lo de Jesús de Nazaret, que ante Dios y ante todo el pueblo era un profeta poderoso en hechos y en palabra.
20 Pero los principales sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron.
21 Nosotros teníamos la esperanza de que él habría de redimir a Israel. Sin embargo, ya van tres días de que todo esto pasó.
22 Aunque también nos han dejado asombrados algunas mujeres de entre nosotros, que fueron al sepulcro antes de que amaneciera.
23 Como no hallaron el cuerpo, han venido a decirnos que tuvieron una visión, en la que unos ángeles les dijeron que él vive.
24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro, y encontraron todo tal y como las mujeres lo dijeron, pero a él no lo vieron.»
25 Entonces Jesús les dijo: «¡Ay, insensatos! ¡Cómo es lento su corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!

Ellos no creían (tampoco los once, debemos reconocerlo) las promesas de las profecías ni las palabras de Jesús, tampoco habían comprendido claramente su misión ni el testimonio de las mujeres (y sí, eran machistas…). Y como no creyeron, no estaban preparados todavía para reconocer a este “nuevo Cristo” que estaba ante sus ojos. Hubieran corrido para hacerlo rey…

Jesús tuvo que ministrarles durante varias horas, no solamente para que sus ojos fueran abiertos, sino para que entendieran la verdadera naturaleza de Su misión. Y tuvieron que llegar a Emaús, para que después tuvieran que volver a Jerusalén, ya cansados, para contar el testimonio sin “emociones humanas”. Y allí se encuentran con los discípulos, relatan lo que habían vivido, escuchan el testimonio de Pedro, y en ese ambiente de fe Jesús mismo puede aparecerse y darles una revelación más plena.

La fe es lo que nos permite ver al Señor obrando, pero no deja de ser un don de Dios. El Señor necesitó avivar la pequeña llamita de fe que había en el corazón de esos dos antes de mostrarse de una manera más plena. Pero para el que no cree, la revelación le es cerrada; literalmente, no puede ver por más que tenga al mismo Señor ante sus ojos.

Esta es una verdad muy terrible de las Escrituras: el que rechaza el testimonio de la Palabra, esa voz suave del Espíritu, no podrá entender luego las obras de Dios, es más, el mismo Señor se encargará de impedir que lo haga, al menos hasta que no haya pasado por un proceso.

Isaías 6:8-13 RVC
8 Después oí la voz del Señor, que decía: «¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?» Y yo respondí: «Aquí estoy yo. Envíame a mí.»
9 Dijo entonces: «Ve y dile a este pueblo: “Oigan bien, pero no entiendan; vean bien, pero no comprendan.”
10 Entorpece el corazón de este pueblo. Cierra sus oídos, y ciega sus ojos. Que no vea con sus ojos ni oiga con sus oídos, ni entienda con su corazón, para que no se convierta ni sea sanado.»
11 Yo dije: «¿Hasta cuándo, Señor?» Y él respondió: «Hasta que las ciudades se queden asoladas y sin habitantes; hasta que no haya nadie en las casas, y la tierra quede hecha un desierto;
12 hasta que el Señor haya expulsado a la gente y los lugares abandonados se hayan multiplicado en el país.
13 Y si aún queda en el país la décima parte de sus habitantes, éste volverá a ser destruido. Pero la simiente santa será como el roble y como la encina, que después de cortados aún queda el tronco.»

Isaías fue enviado a un pueblo que no quería escuchar, que se había apartado del Señor a pesar de que aún no había caído en la profundidad del pecado que relata Jeremías. Tanto es así que Dios mismo se lamenta: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?” Y porque no había escuchado antes, no había aceptado Su Ley y las palabras que en ella estaban escritas, vendría el juicio, pero sus mentes estaban cerradas, por lo que las palabras de Isaías no tendrían mucha utilidad en el presente sino para las generaciones futuras.

Este pasaje es tan importante que todos los Evangelios y Hechos lo citan:

Mateo 13:10-15 RVC
10 Los discípulos se acercaron y le preguntaron: «¿Por qué les hablas por parábolas?»
11 Él les respondió: «Porque a ustedes se les concede entender el misterio del reino de los cielos, pero a ellos no.
12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará.
13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
14 De manera que en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dijo: “Ustedes oirán con sus oídos, pero no entenderán; y verán con sus ojos, pero no percibirán.
15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido; con dificultad oyen con los oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que con sus ojos vean, y con sus oídos oigan, y con su corazón entiendan Y se vuelvan a mí, Y yo los sane.”

Marcos 4:11-12 RVC
11 Él les respondió: «A ustedes se les concede entender el misterio del reino de Dios; pero a los que están afuera todo se les dice por parábolas,
12 para que “viendo, vean y no entiendan; y oyendo, oigan y no comprendan; no sea que se conviertan y sus pecados les sean perdonados”.»

Lucas 8:10 RVC
10 Y él les respondió: «A ustedes se les concede conocer los misterios del reino de Dios, pero a los otros se les habla en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.

Juan 12:37-40 RVC
37 Y a pesar de que había hecho tantas señales ante ellos, no creían en él;
38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?»
39 Por esto no podían creer, pues Isaías también dijo:
40 «Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.»

Hechos 28:24-27 RVC
24 Algunos concordaban con lo que Pablo decía, pero otros no creían.
25 Y como no se pusieron de acuerdo, al retirarse Pablo les dijo: «Bien habló el Espíritu Santo a nuestros padres por medio del profeta Isaías, cuando dijo:
26 »“Ve a este pueblo, y dile: Ustedes oirán, pero no entenderán; Verán, pero no percibirán.
27 Porque su corazón se ha endurecido, Y sus oídos son incapaces de oír. Han cerrado sus ojos, para no ver ni oír, ni entender bien; para que no se conviertan y yo los sane.”

Si un pasaje se repite tantas veces debemos prestarle MUCHÍSIMA ATENCIÓN. El Espíritu Santo es muy prudente con las palabras en Su Palabra, por lo que si se ha ocupado en que esta misma idea se repita tantas veces (y en realidad más, si tomamos profecías paralelas) es porque resulta muy importante en el contexto en que fue dicha: en todos los casos del Nuevo Testamento refiriéndose a la Evangelización, al testimonio de las Buenas Nuevas.

Notemos que no se dice ANTES de que el mensaje haya sido anunciado, sino después, y más bien luego de bastante tiempo que se vino predicando de distintas formas. No me interesa aquí profundizar en las implicaciones teológicas de esta enseñanza sino en su faceta práctica, de hecho, es una enseñanza muy estratégica. Veamos que dijo Pablo a continuación de haber citado a Isaías:

Hechos 28:28 RVC
28 »Por lo tanto, deben saber que a los no judíos se les envía esta salvación de Dios, y ellos sí oirán.»

Pablo decidió terminar su obra entre los judíos de Roma. Por supuesto, no se trataba de que nunca más predicaría a judíos, ni de que algunos de estos no seguirían creyendo, simplemente cambió el foco de su atención.

Jesucristo hizo algo parecido con las multitudes: les enseñaba por parábolas porque realmente no estaban muy interesadas en convertirse, sino en recibir alguno de los beneficios de un “milagrero”. Solo los que tuvieran una verdadera búsqueda espiritual finalmente las entenderían.

Parte de lo que necesitamos saber para ser efectivos en este último tiempo, donde queda tanto por hacer y tan poco tiempo, es saber lo que NO TENEMOS que hacer, es decir, saber cuándo es el momento para dejar de insistir y simplemente dirigirnos a otras personas. Un gran problema del “buenismo” evangélico de las décadas pasadas es justamente que podemos pasarnos años y años predicando a la misma gente que ya ha rechazado el Evangelio. Por supuesto, no me estoy poniendo en lugar del Espíritu y no pretendo decir cuándo es “suficiente”, pero evidentemente hay un momento en que lo es, al menos, para el anuncio oral. En el texto de Isaías era necesario que viniera un duro castigo para que creyeran, y eso finalmente ocurrió: el castigo vino, muchos fueron destruidos, pero también muchos creyeron y formaron un nuevo Israel.

Que el Señor nos de sabiduría, y, de paso, que no caigamos nosotros en un caso de incredulidad así, porque tampoco hará excepciones en su forma de tratarnos…



Danilo Sorti



690. Miguel y su victoria sobre Satanás al día de hoy


Sabemos que existen millones de ángeles (dos veces más que el número de demonios) y sabemos que son extremadamente humildes, sólo unos pocos aparecen mencionados en la Biblia por nombre, y uno de ellos es Miguel, porque podemos sacar una enseñanza trascendental de su accionar. Aunque el propio Miguel probablemente no estaría contento de que habláramos de él, si el Espíritu Santo nos dejó estas referencias en la Biblia, es para que las estudiemos. Veamos:

Apocalipsis 12:7-9 RVC
7 Después hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón, y el dragón y sus ángeles también lucharon,
8 pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.
9 Así fue expulsado el gran dragón, que es la serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron arrojados a la tierra.

Esta batalla ocurre en el ámbito que llamamos “segundo cielo”, el principal reino de Satanás, allí donde él está, junto con sus lugartenientes. Así aislado el pasaje genera más dudas que certezas: ¿Por qué lucharon? ¿Por qué venció Miguel? ¿Por qué no lo hizo antes, y nos ahorrábamos tantos problemas…?

Cuando tomamos los pasajes de Apocalipsis de manera aislada INEVITABLEMENTE llegaremos a conclusiones erradas: constituyen la culminación de la revelación bíblica y cada escena es, en cierto sentido, el “cierre” de enseñanzas y doctrinas que se han venido desarrollando a lo largo de toda la Palaba, por lo que leerla FUERA de ese contexto solo genera confusión.

Pero aquí tenemos un contexto literario inmediato que nos aclara mucho de lo que pasó en el cielo:

Apocalipsis 12:10-12 RVC
10 Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía: «¡Aquí están ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo! ¡Ya ha sido expulsado el que día y noche acusaba a nuestros hermanos delante de nuestro Dios!
11 Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por la palabra que ellos proclamaron; siempre estuvieron preparados a entregar sus vidas y morir.
12 ¡Alégrense por eso, ustedes los cielos! ¡Alégrense ustedes, que los habitan! ¡Pero ay de ustedes, los que habitan la tierra y el mar! El diablo ha llegado a ustedes lleno de ira, porque sabe que le queda poco tiempo.»

Primero, se trata de un hecho que todavía no ocurrió, aunque podemos sacar muchas enseñanzas para el hoy. Segundo, la raíz de la victoria se nos explica en el versículo 11: “Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por la palabra que ellos proclamaron; siempre estuvieron preparados a entregar sus vidas y morir.” ¿Por qué razón Miguel y sus ángeles pudieron luchar y vencer? ¿Acaso fue porque durante estos 6.000 años estuvieron entrenando y haciendo crecer sus músculos para tener más fuerzas en la lucha? Bueno, eso último no lo sé sinceramente, pero hasta lo que sé del accionar angélico, es la justicia de los hombres sobre la tierra la que les da autoridad para vencer en los aires, es decir, lo que “atamos” en la tierra, los ángeles se encargan de “atarlo” en los aires.

Los ángeles pudieron vencer porque los santos ya habían vencido aquí, y ese episodio está ocurriendo DURANTE el período de los juicios sobre la Tierra, ¿quiénes son esos santos, si la iglesia fiel fue quitada ya?

Por un lado, se trata de los santos que están creyendo durante los juicios, pero por otro, me llama la atención que se mencione a Miguel, porque él cumple un rol fundamental, veamos:

Daniel 10:12-14 RVC
12 Entonces aquel hombre me dijo: «No tengas miedo, Daniel, porque tus palabras fueron oídas desde el primer día en que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios. Precisamente por causa de tus palabras he venido.
13 El príncipe del reino de Persia se me enfrentó durante veintiún días, pero Miguel, que es uno de los príncipes más importantes, vino en mi ayuda, y me quedé allí, con los reyes de Persia.
14 Ahora he venido para hacerte saber lo que va a sucederle a tu pueblo en los últimos días. La visión es para esos días.»

Daniel 10:20-21 RVC
20 Y me dijo: «¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque ahora tengo que volver a pelear contra el príncipe de Persia, y cuando termine de pelear con él, vendrá el príncipe de Grecia.
21 Aparte de Miguel, el príncipe de ustedes, nadie me ayuda contra ellos. Pero yo voy a revelarte lo que está escrito en el libro de la verdad.

Daniel 12:1-4 RVC
1 »Cuando llegue el momento, se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Serán momentos angustiosos, como jamás los hubo desde que la humanidad existe, pero llegado el momento tu pueblo será liberado, lo mismo que todos los que estén registrados en el libro.
2 Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que instruyen a muchos en la justicia serán como las estrellas por toda la eternidad.
4 Pero tú, Daniel, mantén estas palabras en secreto y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de un lado para otro, y la ciencia irá en aumento.»

Entre otras cosas, Miguel es el príncipe que defiende a Israel, propiamente, el “Ángel de Israel”, y otra referencia lo termina de confirmar:

Judas 1:9 RVC
9 Pero ni siquiera el arcángel Miguel, cuando luchaba con el diablo y le disputaba el cuerpo de Moisés, se atrevió a proferir contra él juicio de maldición, sino que le dijo: «Que el Señor te reprenda.»

A su vez es uno de los más importantes en el cielo, tanto es así que pudo echar por tierra el reino del segundo cielo, pero sólo cuando los fieles lo vencieron en la Tierra, lo cual nos muestra claramente las dos dimensiones de la lucha espiritual: terrenal y espiritual. La historia del cristianismo está repleta del error de priorizar una dimensión por sobre la otra, aunque claramente nuestro campo de lucha no es el cielo sino la Tierra.

A riesgo de decir una herejía, cuando asocio el nombre de Miguel y su función en relación con Israel, unido a la conversión masiva que ocurrirá allí durante el tiempo de los juicios, me atrevería a afirmar que el hecho de que haya recibido las fuerzas vencer en tal lucha se debe, precisamente, a que el Pueblo Elegido se volvió a Su Mesías, además, por supuesto y sin menospreciarlo en lo más mínimo, del esfuerzo y sacrificio de todos los otros santos de la tribulación.

Y si todavía Satanás gobierna en el segundo cielo es porque el pueblo de Dios, Israel y la Iglesia, aún no han llegado a la medida de justicia como para que los ángeles puedan vencer en esa batalla. Y si eso es así a nivel general, también lo es a nivel particular: el ángel de cada nación, el que ha sido designado para cada pueblo de esta tierra, sólo puede implantar los diseños de Dios en la medida que el pueblo de Dios en esa nación actúa con justicia “trayendo el Reino de los Cielos” a la Tierra.

Cuando hablamos de fortalezas espirituales de maldad nos referimos a esa relación intrincada que se forma entre principados espirituales que alientan pecados específicos y las personas de esa sociedad que al estar de acuerdo con ello y cometer efectivamente esos pecados, les otorgan autoridad a esos principados, que a partir de ella refuerzan su engaño, formando así un círculo vicioso que no se puede romper ni atacando solamente a los poderes espirituales ni pretendiendo solamente reformar a la sociedad en una vida santa (aunque ese sea quizás la principal acción a realizar). Exactamente lo mismo vale para las fortalezas de verdad, de hecho, si las fortalezas de maldad funcionan así es porque así ha diseñado Dios que funcionen las fortalezas de verdad.

Hay un mundo angélico del cual no se nos habla demasiado en la Palabra, obviamente ha sido así a lo largo de los siglos para que las sociedades no caigan en la adoración de dichos seres. Pero los que hemos alcanzado madurez no podemos ignorar las realidades espirituales, sino más bien, debemos trabajar coordinadamente: necesitamos “fortalecer” los brazos de los ángeles que Dios ha puesto sobre nuestras naciones para que la justicia florezca, y para eso debemos vencer en esta Tierra: con la Sangre, con la Palabra y con nuestra vida de sacrificio, debemos estratégicamente establecer el Reino, atacar las fortalezas de maldad.

Ahora bien, cuando el ángel de cada país resulta “empoderado” para establecer los diseños de Dios sobre el territorio asignado, lo que veremos ocurrirá no solo en el ámbito “cristiano”, sino más bien en el ámbito “secular”, es decir, veremos procesos y cambios a nivel social, político, económico. De pronto habrá nuevas ideas y conceptos que buena parte de la sociedad comenzará a abrazar con fervor y a defender, ideales de justicia y rectitud. Claro, no perfectos, contaminados por supuesto, pero con una raíz divina. Constituyen los “principios principales” de los diseños de Dios sobre tal nación.

De repente la gente “ya no tolera” determinadas cosas, de repente hay temas que saltan a primer plano, cosas que han ocurrido durante años, o que fueron aceptadas durante mucho tiempo, pero que ahora no. Pero cuidado, no se trata de “todo el Reino”, como dije, se trata de las principales líneas, aquello que constituyen los diseños de bendición más fuertes y característicos de una nación, la “identidad espiritual”. Por supuesto que habrá mucho más, por supuesto que habrá todavía raíces fuertes de iniquidad, pero eso “primero” y más fuerte que aparece constituyen las principales líneas del propósito de Dios para tal nación y son los ángeles de esa nación los que se encargan de avivarlas en las mentes de sus habitantes.

No despreciemos eso que aparece y que muchas veces podemos llamar “secular”, porque son los ángeles los que están trabajando (como pueden) allí. Es más, “colaboremos” con ese trabajo, con la construcción nacional que ellos están intentando, sin meternos en la “corriente secular” de tal forma que nos arrastre, sino metiendo en ella cada vez más principios del Reino.

Así como los espíritus de maldad se encargan de inspirar maldad en las personas, los ángeles de Dios se encargan de animar lo recto en las personas, aún en quienes no le conocen:

Daniel 11:1 RVC
1 »Durante el primer año del reinado de Darío el medo, yo mismo estuve a su lado para animarlo y fortalecerlo.

No podemos llegar a mucha gente de autoridad y con capacidad de decisión, ni tampoco es “tan necesario” que lo hagamos; pero es fundamental que los ángeles del Señor SÍ ESTÉN ALLÍ, y nosotros somos los que podemos fortalecer, o debilitar, sus manos en este combate.


Danilo Sorti


689. ¡Ataquen a los pastores y dispersen el rebaño!


Mateo 26:31 RVC
31 Allí Jesús les dijo: «Todos ustedes se escandalizarán de mí esta noche, porque está escrito: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.”

Marcos 14:27 DHH
27 Jesús les dijo:
—Todos ustedes van a perder su fe en mí. Así lo dicen las Escrituras: “Heriré al pastor, y las ovejas se dispersarán.

La profecía que aquí se menciona se encuentra en Zacarías:

Zacarías 13:7-9 RVC
7 »¡Vamos, espada, ataca al pastor! ¡Ataca a mi amigo de confianza! ¡Ataca al pastor, y se dispersarán las ovejas! Entonces yo descargaré mi mano sobre los corderos más pequeños. —Palabra del Señor de los ejércitos.
8 »Sucederá entonces que en toda la tierra las dos terceras partes serán destruidas, y se perderán; pero la tercera parte quedará con vida. —Palabra del Señor.
9 »Entonces echaré al fuego esa tercera parte, y los fundiré como se funde la plata; ¡los probaré como se prueba el oro! Ellos invocarán mi nombre, y yo les responderé con estas palabras: “Ustedes son mi pueblo”, y ellos me dirán: “El Señor es nuestro Dios.”»

Tanto la profecía como su aplicación resultaron muy claras ya para los primeros cristianos, aunque el contexto de Zacarías resulta, también de manera muy clara, escatológico. ¿La profecía solo se refiere al apresamiento de Jesucristo y la subsiguiente dispersión de sus discípulos?

Sin dudas que ese es su sentido más trascendente para la historia de la salvación, pero hay más, que por evidente, puede pasarse fácilmente por alto.

En una sociedad rural, y que lo había sido desde que tenían memoria, la función del pastor de un rebaño y su relación con las ovejas resultaba algo tan común que se podía constituir fácilmente en un “punto de referencia” para otras verdades, es decir, algo firme y conocido por todos. No necesariamente pasa lo mismo en nuestras sociedades urbanas, por lo que hace falta prestar más atención a algunas cosas.

Como casi toda profecía, su significado no se “agota” en un solo hecho y aquí encontramos una verdad muy importante que se cumplió en el caso de Jesús, pero que se está cumpliendo hoy y que se cumplirá en un futuro próximo: cuando los pastores son heridos, las ovejas se dispersan, y si en la actualidad tenemos en el cristianismo muchísimas ovejas dispersas (fuera de la comunión de los hermanos, heridas, no integradas a una iglesia) es porque los pastores han sido profundamente heridos y literalmente, muertos.

¿Qué estoy diciendo? ¿Acaso no hay un montón de iglesias y un montón de pastores y demás líderes cristianos? Sí los hay. ¿Todos ellos son “falsos líderes”? No, por cierto que tenemos unos cuantos, pero muchos son genuinos, no falsos. Entonces, ¿cómo puedo decir que los “pastores fueron heridos”?

Primero, lo digo por los resultados: si la Biblia establece una relación causa – efecto (que además estaba fundada en un hecho conocido y entendido por todos) y vemos el efecto podemos muy bien entender la causa. Si la realidad aparenta contradecir la causa, es NUESTRA INTERPRETACIÓN de esa realidad la que se equivoca.

Es cierto que tenemos muchos líderes cristianos, pero muy pocos de ellos son PASTORES, es decir, muy pocos VERDADEROS PADRES espirituales. Hay maestros, profetas, evangelistas, hay gente de gran fe, con gran capacidad organizativa; a todos ellos los llamamos pastores y normalmente tienen una credencial que dice “Pastor Fulano reconocido por la organización Tal”, están haciendo una parte de la Obra de Dios, el Reino está avanzando por ellos, pero pocos cumplen el rol de verdaderos padres espirituales.

No quiero ser demasiado duro: es probable que ellos tampoco hayan tenido un verdadero padre espiritual, un pastor que los haya cuidado, y es probable que tengan algún apóstol u otro líder por encima de ellos que tampoco lo sea.

Desde hace tiempo no se enseña cómo ser padres espirituales. Hemos tenido grandes avivamientos en décadas pasadas, en Argentina eso ocurrió fuertemente durante los años ’80; se esperaba que en los ’90 las iglesias se convirtieran en “grandes familias” donde los nuevos creyentes pudieran ser sanados, discipulados, equipados y enviados al empezar el siglo XXI; pero se transformaron en organizaciones tipo empresas, con gerentes visionarios pero no con padres espirituales ( = pastores). La obra siguió, pero los creyentes no maduraron, o se escandalizaron y se apartaron, o se volvieron atrás. En todo caso, no fueron adecuada y personalmente discipulados, y nos encontramos hoy, a las puertas de la última gran batalla, con los cristianos peor preparados de toda la historia del cristianismo… porque no hubo verdaderos padres espirituales que los discipularan, porque ellos a su vez fueron profundamente heridos y desacreditados.

El rol pastoral de cuidado y protección individual viene siendo desacreditado desde hace décadas, cuando se empezó a poner como ejemplo para seguir a los “pastores exitosos”, con un formato más bien empresarial de mega iglesia, en donde, normalmente, la gran mayoría de los miembros son solo niños o bebés espirituales. Se desacreditó cuando se introdujo en la formación del liderazgo todo el herramental empresarial de administración, lo cual no está para nada mal si es que se utiliza precisamente como HERRAMIENTAS al servicio de los propósitos principales del liderazgo que NO SON construir empresas.

Por diversas razones buena parte de los líderes perdió calidad espiritual, y los hermanos lo vieron, con lo que dejaron de tenerles respeto. Se metieron muchos lobos con piel de oveja que aceleraron la “mala fama” del liderazgo, y que dejaron una enorme cantidad de hermanos heridos en el camino.

Y en todo el proceso, en las idas y vueltas, en resistir ataques y tener que remontar malos testimonios y desastres dejados por líderes carnales, en medio de todas las presiones del “mundillo del liderazgo”, terminó “perdiéndose” la función primordial de discipulado del liderazgo, de formar verdaderos hijos (de Dios, no de un ministerio), y por eso hoy los verdaderos pastores escasean, y el que tiene un llamado y quiere ser un líder conforme al corazón de Dios, no tiene muy en claro cómo debe ser y qué debe hacer.

Bueno, el análisis es mucho más profundo pero el que conoce un poco la historia reciente puede darse cuenta de que ha habido un ataque muy estratégico y concertado del Reino de las Tinieblas hacia el verdadero liderazgo y fundamentalmente, hacia la “imagen”, el “rol” del pastor. Por ello, aunque tengamos líderes, aunque muchos de ellos no sean malos líderes ni tengan intenciones ocultas, TENEMOS MUY POCOS PASTORES, y por lo tanto, muchísimas ovejas del Señor siguen dispersas.

Los pastores fueron heridos, y debemos reconocer que muchos de nosotros participamos en ese combate, quizás con razón, generalmente a partir de nuestras propias heridas y malos testimonios, a veces por venganza de cosas que nos hicieron, pero lo cierto es que, creyendo que estábamos atacando a un “falso pastor” para que dejara de engañar a la gente (y probablemente fuera verdad), ayudamos a desacreditar la verdadera imagen pastoral.

Zacarías ubica este hecho hacia el fin de los tiempos, en un contexto donde los hijos de Dios serían purificados y el Señor mismo se levantaría como el verdadero pastor. Puede ser que su cumplimiento perfecto aún permanezca en el futuro, puede ser incluso que debamos ubicar ese momento al período de tribulación, pero es imposible no reconocer que tiene, al menos, un cumplimiento parcial aquí y ahora: la función pastoral ha sido herida y el rebaño del Señor se ha dispersado en las naciones, con eso, los creyentes están siendo probados y purificados, tal como dice Zacarías.

Hay otras profecías respecto a los pastores del pueblo del Señor:

Jeremías 3:14-17 RV1995
14 »Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; os tomaré, uno de cada ciudad y dos de cada familia, y os introduciré en Sión.
15 Os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con conocimiento y con inteligencia.
16 Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: del pacto de Jehová! No vendrá al pensamiento ni se acordarán de ella, no la echarán de menos ni será hecha de nuevo.
17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová, a Jerusalén; y no andarán más tras la dureza de su malvado corazón.

De nuevo, el cumplimiento perfecto de esta profecía es aún futuro, pero hay un cumplimiento parcial que está ocurriendo aquí y ahora, porque los pastores fueron heridos y las ovejas dispersas, pero con eso el Señor probó a Su pueblo y ahora está recogiendo a los que pasaron la prueba y los está reintroduciendo en la Sión espiritual, la misma de antes pero también muy diferente, con un nivel de gloria mucho mayor, para que estén preparados para la última y gran batalla.

Hoy es el tiempo en que el Señor levantará a los pastores de Su Pueblo, los que lo guiarán por las tormentas del fin de la era de la Iglesia (al menos, de este formato de Iglesia que hemos conocido), los generales que liderarán las últimas confrontaciones con el fruto maduro de la maldad en los hijos de iniquidad.

Por eso, es necesario que todos los que están siendo llamados al liderazgo reconozcan las serias desviaciones que ha tenido la función en décadas pasadas y vuelva al verdadero modelo bíblico, buscando en el Maestro su propio Guía y Discipulador, para transformarse a su vez ellos mismos en guías y discipuladores.


Danilo Sorti


688. No te amo, sólo te quiero…


Juan 21:15-17 RVC
15 Cuando terminaron de comer, Jesús le dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?» Le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te quiero.» Él le dijo: «Apacienta mis corderos.»
16 Volvió a decirle por segunda vez: «Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?» Pedro le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te quiero.» Le dijo: «Pastorea mis ovejas.»
17 Y la tercera vez le dijo: «Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres?» Pedro se entristeció de que la tercera vez le dijera «¿Me quieres?», y le respondió: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.


Es inevitable pensar cuán diferente fue el programa de entrenamiento de Jesús para con sus discípulos en comparación con lo que haríamos hoy. No tuvieron un compendio de historia eclesiástica o estrategias de plantación de iglesias, tampoco tres niveles de teología ni escatologías comparadas… bueno, en realidad sí tuvieron todas esas cosas, pero ninguna fue exactamente el centro de su preparación, más bien se trató de cuestiones secundarias rodeando la principal: la transformación de sus caracteres.

Cuando leemos la historia de Pedro, de la cual tenemos abundante registro (es el apóstol del que tenemos más palabras registradas en los Evangelios, más que de todos los otros juntos) encontramos que su boca iba muy por delante de su razonamiento… tal como algunas personas, era muy rápido en prometer y asegurar cosas porque CONFUNDÍA el “querer con el hacer”. No podemos dudar de sus buenas intenciones, estaba repleto de ellas; los discípulos también, y creo que por eso fueron elegidos por Jesús: eran sinceros en sus propósitos, de verdad amaban a Dios, reconocieron a Jesús como Mesías y estuvieron dispuestos a servirle. Con el tiempo, todos fueron transformados y se convirtieron en pilares de la iglesia, pero tenían que aprender unas cuantas lecciones, y quizás una de las más importantes haya sido la que vemos en Pedro.

Aclaremos, Pedro fue el que habló y el que metió la pata “públicamente”, pero el resto no era diferente, simplemente más callado. En este episodio del Evangelio Jesús no solamente está restaurando a Pedro, sino también al resto de los discípulos.

Creo que la principal lección aquí, o al menos una de las principales, es que hay una diferencia entre lo que nuestra voluntad consciente quiere hacer y dice que hará, y lo que nuestra voluntad profunda realmente quiere hacer y efectivamente hará. Por lo tanto, no solamente debemos mantenernos humildes, sino también reconocer con franqueza qué somos y qué no somos.

Los apóstoles recibieron muchísimas enseñanzas a lo largo de los tres años y medio de ministerio de Jesús, pero lo que encontramos al “final” sin dudas debe ser especialmente importante y difícil de entender (si es que quedó para el “final”). Es más, prácticamente nada tenemos de los 40 días que Jesús estuvo con ellos luego de resucitado, excepto este relato y algunos pocos más, lo que acentúa su importancia.

Marcos 14:38 RVC
38 Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.»

Marcos 14:38 DHH
38 Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Ustedes tienen buena voluntad, pero son débiles.

Hasta ese momento la “buena voluntad” les había resultado suficiente para estar con Cristo. Con ella vieron y participaron en milagros fantásticos, con ella incluso hicieron esos milagros. Tuvieron comunión con el Señor, vieron los cielos abiertos, escucharon la voz del Padre… ¡mucho más de lo que la mayoría de los cristianos ve hoy en toda su vida!

Pero no fue suficiente para pasar la prueba, con todo, lo profundo de su ser seguía sin ser radicalmente transformado. “Es espíritu está dispuesto”, es decir, hay buena voluntad, saben lo que es bueno, saben qué deberían escoger, “pero la carne es débil”, es decir, el alma, la naturaleza humana, la voluntad que tiene autoridad sobre nuestras acciones en este mundo, el alma que se levantó por encima del espíritu allá en el Huerto.

La enseñanza más difícil fue reconocer que no eran lo que ellos pensaban que eran, que había “algo desconocido” allí adentro, pero que en realidad eso era lo que efectivamente ellos eran, y no lo que pensaban sobre sí mismos. La barrera del orgullo es la que se interpone entre nuestro interior profundo y nuestro ser “consciente”, aquello que pensamos que somos, y no deja ver la oscuridad que anida allí.

Los eventos tan duros que rodearon a la crucifixión de Cristo sirvieron para que lo más profundo de sus corazones quedara expuesto: ellos, y no solo Pedro, tenían un autoconcepto demasiado alto.

Romanos 12:1-3 RVC
1 Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!
2 Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.
3 Por la gracia que me es dada, digo a cada uno de ustedes que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con sensatez, según la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

Pensar racionalmente sobre uno mismo es reconocer lo que somos, algo que solo podemos hacer cuando nuestro interior es iluminado por la luz de Cristo, y así podemos presentarnos como verdadero sacrificio vivo, en vez de huir como hicieron los apóstoles.

Juan llegó a entenderlo bien:

1 Juan 1:8-10 RVC
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Es bueno saber que NO ERA NECESARIO que Pedro pasara por la traumática prueba de negar a Su Señor.

Juan 13:36-38 RVC
36 Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: «A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; pero me seguirás después.»
37 Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? ¡Por ti daré mi vida!»
38 Jesús le respondió: «¿Tú darás tu vida por mí? De cierto, de cierto te digo, que no cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces.»

Jesús le dijo claramente: “¡No me sigas!”, pero Pedro insistió, “¡Te voy a seguir hasta la muerte!”. Y ahí ya el Señor no insistió más porque vio que de ningún modo lo haría cambiar de opinión; era necesario que “se diera la cabeza contra la pared” para que entendiera. Simplemente le hizo ver que Él ya sabía todo lo que ocurriría y que lo esperaría de nuevo para restaurarlo.

Pero, repito, no es necesario que pasemos por ese tipo de pruebas. Es necesario que pacemos por diversas dificultades, pero no por todas:

1 Corintios 11:31-32 RVC
31 Si nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
32 pero si somos juzgados por el Señor, somos disciplinados por él, para que no seamos condenados con el mundo.

Si Pedro se hubiera juzgado a sí mismo adecuadamente, se habría dado cuenta de que su amor por el Señor y su capacidad para sufrir por Él no estaban maduras. Hubiera reconocido con humildad que ese nivel de lucha espiritual era todavía demasiado alto para él y no se habría expuesto innecesariamente a la tentación. Por otra parte, Pedro tenía una misión que cumplir y no era todavía el momento de dar su vida, por lo que AUNQUE HUBIERA ESTADO PREPARADO, tampoco debía haber ido. Un autoconcepto demasiado alto, por orgullo, y desobediencia, también por orgullo.

Entonces, la restauración que tuvo Pedro en el episodio de Juan 21 no consistió simplemente en repetir tres veces que amaba a Su Señor por las tres veces que lo había negado, sino en reconocer que él simplemente lo “quería” mientras que Cristo lo “amaba”.

Mucho se ha hablado sobre este pasaje. Jesús utiliza en las dos primeras veces la palabra ἀγαπάω, agapao, que se usa en el Nuevo Testamento para referirse al amor más perfecto de Dios. Pero Pedro responde con φιλέω, filéo, que denota un amor de “menor grado”, un afecto que no alcanza a ser tan profundo.

Pedro hizo mucho más que subsanar sus palabras anteriores, expuso su corazón, tal como era, sin pretender demostrar ante el Hijo de Dios algo que no tenía. Y el Dios Hijo hizo algo más maravilloso aún: se puso al nivel del hombre: “Y la tercera vez le dijo: «Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres?»” Dado que Pedro no podía todavía amar con amor ágape, el Hijo le pidió que lo amara con el amor que tenía, fileo. Pero le dijo que vendría el tiempo en que ese amor se perfeccionaría hasta llegar a ser como el Suyo y que recorrería el camino que todavía no estaba preparado para hacer:

Juan 21:18 RVC
18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te vestías e ibas a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te vestirá otro, y te llevará a donde no quieras.»

Esto parece ser una profecía sombría pero en realidad es una proclama de victoria: el amor de Pedro llegaría a ser todo lo perfecto que debía, y eso se transformaría en su corona por la eternidad.

Un maestro de la Palabra siempre nos repetía: “Cuando el Señor te hace una pregunta no busca información.” Es claro, Él ya lo sabe, está buscando que nosotros nos demos cuenta de algo.

Un paso fundamental para crecer en la vida cristiana es reconocer lo que somos, lo que de verdad somos, lo que hay en lo profundo. Es difícil, pero una vez que logramos eso estamos preparados para recibir la comisión: “Pastorea mis ovejas”. Hay muy pocos pastores verdaderos hoy. Hay muchos líderes, hay genuinos profetas y maestros, hay poderosos evangelistas, hay hombres de gran fe y valor, pero pocos pastores. Muchos se llaman “padres” pero se parecen a los padres de esta generación: simplemente engendran hijos y luego se desentienden de ellos. ¿Será que buena parte de nuestro liderazgo cristiano actual no ha superado esta prueba, de reconocerse tal cual es delante del Señor, y no como piensa que es, conforme a su “buena voluntad”, pero sin conocimiento propio? ¿Y por casa como andamos…?


Danilo Sorti