domingo, 14 de marzo de 2010

Cómo obtener revelación espiritual 4º

LA COMUNIDAD DEL PUEBLO DE DIOS

7 Dios da a cada uno alguna prueba de la presencia del Espíritu, para provecho de todos.
I Corintios 12:7

10 Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
I Pedro 4:10

26 En resumen, hermanos, cuando ustedes se reúnan, unos pueden cantar salmos, otros pueden enseñar, o comunicar lo que Dios les haya revelado, o hablar en lenguas extrañas, o interpretarlas. …
I Corintios 14:26

De la enseñanza del Cuerpo de Cristo se deriva necesariamente que también la revelación fluirá a través del cuerpo, de todo el cuerpo. Cuando hablamos de dones pensamos generalmente en términos de “ministración”, es decir, del servicio prestado a los hermanos, pero necesariamente hay también revelación; no se puede brindar un servicio efectivo en lo espiritual si no hay también una guía divina específica. Y la guía divina implica tanto instrucciones específicas de desempeño como un entendimiento adecuado de los principios espirituales necesarios para fluir en ese don. Dicho entendimiento espiritual (revelación) no solo es necesario para el hermano que se mueva en ese don específico, es importante también para todos los otros.

Por otro lado, cada don en particular, por su propia naturaleza, puede recibir más fácilmente revelación específica sobre determinados aspectos de Dios o de la creación para ministrar a los demás. Quizás los dones de enseñanza y conocimiento (este último según la definición de P. Wagner) junto con el de profecía sean los más específicos en este sentido, porque son los que pueden abarcar más amplitud de conocimiento espiritual, pero todos los dones tienen dimensiones importantes que compartir con el resto del cuerpo. Y, en realidad, aun una ministración con acciones (que implique pocas o ninguna palabra) tiene también un componente revelacional si es hecha conforme al Espíritu.

El Pasaje de I Corintios 14:26 ubica lo que venimos diciendo en el ámbito de las reuniones de la comunidad. En realidad, Pablo no está diciendo aquí que debían manejarse de esa forma, si leemos todo el contexto vemos que ya se conducían así, Pablo solo está ordenando esa práctica. De alguna forma, esto va en contra de algo muy común hoy en día que es escuchar solo “una” voz en nuestras reuniones (porque el resto de las voces que se escuchan tienen un espacio de tiempo muy acotado y normalmente se someten a la voz dominante). Parece ser que no era la práctica única en la iglesia primitiva y que no es lo que más de acuerdo está con la enseñanza sobre el Cuerpo. Por supuesto que no está mal que haya un predicador que habla durante la mayor parte destinada a la Palabra en una reunión (vemos que Pablo lo hizo en varias oportunidades, también Pedro y el Señor mismo) pero creo que sí es cuestionable cuando eso se repite indefinidamente. Por supuesto que tiene que haber un orden, y en I Corintios Pablo lo aclara bien, pero creo que nos perdemos una gran riqueza de revelación y crecimiento al solo permitir que una voz única sea la dominante en nuestras reuniones.

Si la revelación está repartida entre todos los ministerios, dones y operaciones, ninguno por sí solo puede llegar a expresarla en su completud. Ni siquiera el don de enseñanza, que en sí mismo puede pretender abarcar una gran cantidad de revelación, puede llegar muchas veces a la profundidad que solo puede tener y transmitir quien vive diariamente en una revelación particular. Puede enseñar sobre la profecía, por ejemplo, pero no puede transmitir la profundidad que le da un profeta (aunque normalmente un profeta no puede dar una enseñanza ordenada sobre la profecía… en realidad, ¡sobre casi nada, porque fluyen como el viento!).

Una distorsión más peligrosa de esta época fue cuando los pastores, con dones y funciones de pastor, tomaron el “mando” de la enseñanza y brindaron un mensaje desde su óptica: se cercenaron las demandas de la Palabra y la búsqueda de santidad se transformó en una búsqueda de “estar bien”. Es comprensible, porque un pastor (con don pastoral, claro está) se centra en las personas, en su bienestar y en su crecimiento, pero eso no es el todo del evangelio. Creo que tenemos otra distorsión en puerta en la medida que los apóstoles ocupen la voz dominante en nuestras congregaciones, porque generalmente su visión implica naciones, estructuras y cambios sociales, y suelen dejar al cristiano “común y corriente”, que tiene que lidiar con la cotidianeidad de su vida sin herramientas “pequeñas” para aplicar. En fin, como dijo Pablo;

7 Pero cada uno de nosotros ha recibido los dones que Cristo le ha querido dar. 8 Por eso, la Escritura dice:
“Subió al cielo llevando consigo a los cautivos,
y dio dones a los hombres.”
9 ¿Y qué quiere decir eso de que “subió”? Pues quiere decir que primero bajó a esta tierra. 10 Y el que bajó es el mismo que también subió a lo más alto del cielo, para llenarlo todo. 11 Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros ser pastores y maestros. 12 Así preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo 13 hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo. 14 Ya no seremos como niños, que cambian fácilmente de parecer y que son arrastrados por el viento de cualquier nueva enseñanza hasta dejarse engañar por gente astuta que anda por caminos equivocados. 15 Más bien, profesando la verdad en el amor, debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. 16 Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se liga bien mediante la unión entre sí de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bien, todo va creciendo y edificándose en amor.
Efesios 4:7-16

Entonces, necesitamos la revelación de nuestros hermanos. Pero no solo de los de la congregación local, también del resto del Cuerpo de Cristo en todo el mundo… y de todos los tiempos.

A su vez, la revelación que venga sobre un creyente, siendo compartida y ministrada, va a bendecir a toda la comunidad, va a hacer que crezca más y eso va a ayudar a limpiar más los aires y preparar los corazones para recibir más revelación, y así sucesivamente. Se establece un “círculo virtuoso”.

Pero hay mucho más en la vida del cuerpo que la ministración de los dones. Hay una ministración de los frutos del Espíritu a través del amor, más allá de los dones específicos, que debe ser realizada en el cuerpo y que ayuda sin duda al desarrollo espiritual y a la sanidad de todo el cuerpo y, entonces, a que la revelación pueda llegar y fluir libremente. Algunos ejemplos y exhortaciones:

10 Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente.
Romanos 12:10

7 Así pues, acéptense los unos a los otros, como también Cristo los aceptó a ustedes, para gloria de Dios.
Romanos 15:7

13 … Más bien sírvanse los unos a los otros por amor.
Gálatas 5:13

13 Sopórtense unos a otros, y perdónense si alguno tiene una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. 14 Sobre todo revístanse de amor, que es el lazo de la perfecta unión. 15 Y que la paz de Cristo reine en sus corazones, porque con este propósito los llamó Dios a formar un solo cuerpo. Y sean agradecidos.
Colosenses 3:13-15

Lo contrario también es cierto:

15 Tengan cuidado, porque si ustedes se muerden y se comen unos a otros, llegarán a destruirse entre ustedes mismos.
Gálatas 3:15

15 Tengan cuidado de que ninguno pague a otro mal por mal. Al contrario, procuren hacer siempre el bien, tanto entre ustedes mismos como a todo el mundo.
I Tesalonicenses 5:15

17 Al escribirles lo que sigue, no puedo felicitarlos, pues parece que sus reuniones les hacen daño en vez de hacerles bien.
I Corintios 11:17

Donde hay amor y cuidado mutuo, las personas van a ser sanadas y ayudadas en sus necesidades y van a estar en un ambiente adecuado para poder buscar a Dios con libertad, y recibir su revelación. Donde hay conflictos y divisiones, hay muchas heridas y los oídos espirituales difícilmente pueden escuchar el susurro del Espíritu. Además, en esos contextos es frecuente que los carismas se usen para adquirir poder sobre otros y / o “vencer” en una lucha interna, por lo que difícilmente el Padre derrame gracia sobre esas intenciones.

La unidad en amor es el ámbito donde el Dios trino puede moverse libremente, donde él quiere estar y, por consiguiente, manifestarse, lo cual implica necesariamente revelación.

1 ¡Vean qué bueno y agradable es
que los hermanos vivan unidos!
2 Es como el buen perfume
que corre por la cabeza de los sacerdotes
y baja por su barba
hasta el cuello de su ropaje.
3 Es como el rocío del monte Hermón,
que cae sobre los montes de Sión.
Allí es donde el Señor envía
la bendición de una larga vida.
Salmo 133

21 Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: 23 yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, y que así el mundo pueda darse cuenta de que tú me enviaste, y que los amas como me amas a mí.
Juan 17:21-23

La unidad y el amor (y en relación con este último, todos los frutos del Espíritu) solo pueden fluir en el Cuerpo. Y como Dios elige moverse en la unidad, es solo en un cuerpo unido que puede bajar la perfecta revelación. Pero no me refiero a una congregación local solamente, ¡solo cuando todo el Cuerpo de Cristo de todo el mundo esté perfectamente unido bajará la completa revelación! En realidad, entonces será el anuncio de la inminente venida de Cristo… ¡quién es la completa revelación!

Por último, una exhortación que tiene que ver con la revelación, aunque no lo parezca,

25 No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino démonos ánimos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.

Si leemos los versículos anteriores:

22 Por eso, acerquémonos a Dios con corazón sincero y con una fe completamente segura, limpios nuestros corazones de mala conciencia y lavados nuestros cuerpos con agua pura. 23 Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. 24 Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien.
Hebreos 10:22-25


DINÁMICA Y CARACTERÍSTICAS PROPIAS DE LA REVELACIÓN


Habiendo avanzado en los cinco aspectos anteriores aún podemos fracasar si no entendemos que la revelación tiene su dinámica propia. El último intento de Satanás será confundirnos en cuanto a la forma de fluir del conocimiento genuino de Dios para que se quede trunco.

La forma de entender cómo se recibe y como fluye la revelación es, simplemente, viendo como la recibieron y como fluyó en los hombres y mujeres de la Biblia. Por supuesto, ayuda mucho también leer testimonios y libros que ejemplifiquen dichos principios, aplicándolos al tipo de revelación accesible para nosotros hoy día (como se mencionó al principio).

Vimos más arriba que la revelación viene al Cuerpo, y lo que se recibe individualmente es necesario compartirlo, a la vez que recibir lo que viene a través de mi hermano. Inevitablemente la humildad es necesaria para recibir una revelación completa; y la revelación que recibamos será necesariamente incompleta. Por lo tanto, debemos entender que por más impactante que sea lo que el Señor nos esté hablando, no estará cien por ciento completo, y hay un porcentaje de lo que le falte que no lo podré recibir yo por más que grite, ayune u ore; lo tengo que buscar en mi hermano. De hecho, si tomáramos más tiempo en buscar lo que otros ya han recibido, ¡nos ahorraríamos mucho esfuerzo y tendríamos una visión mucho más clara!

Pero lo anterior tiene incluso una dimensión que trasciende lo generacional:

10 Los profetas estudiaron e investigaron acerca de esta salvación, y hablaron de lo que Dios en su bondad iba a darles a ustedes. 11 El Espíritu de Cristo hacía saber de antemano a los profetas lo que Cristo había de sufrir y la gloria que vendría después; y ellos trataban de descubrir el tiempo y las circunstancias que señalaba ese Espíritu que estaba en ellos. 12 Pero Dios les hizo saber que lo que ellos anunciaban no era para ellos mismos, sino para bien de ustedes. Ahora pues, esto es lo que les ha sido anunciado por los mismos que les predicaron el evangelio con el poder del Espíritu Santo que ha sido enviado del cielo. ¡Estas son cosas que los ángeles mismos quisieran contemplar!
I Pedro 1:10-12

39 Sin embargo, ninguno de ellos recibió lo que Dios había prometido, aunque fueron aprobados por la fe que tenían; 40 porque Dios, teniéndonos en cuenta a nosotros, había dispuesto algo mejor, para que solamente en unión con nosotros fueran ellos hechos perfectos.
Hebreos 11:39,40

Y no es que todo se completó con nosotros, también nos queda algo por esperar; por lo sabemos de antemano que no tendremos el entendimiento completo mientras estemos acá:

13 Por eso, estén preparados y usen de su buen juicio. Pongan toda su esperanza en lo que Dios en su bondad les va a dar cuando Jesucristo aparezca.
I Pedro 1:13

12 Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo, y borrosamente; pero un día veremos cara a cara. Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre a mí.
I Corintios 13:12

Por lo que debemos mantenernos humildes, sabiendo que se nos va a revelar lo que necesitemos, y que muchas veces deberemos avanzar con determinado nivel de revelación y no más. Porque esa es la forma en que nuestra fe puede ser manifestada, porque si entendiéramos todo ¿qué lugar cabe para la fe? Además, ¿cómo podríamos acercarnos a nuestros semejantes que todavía viven en la ignorancia espiritual si supiéramos todo? Solo Jesús pudo hacerlo.

Sin duda que recibir revelación es fundamental para la vida cristiana, y tanto más cuanto más se acerca la venida de Cristo. Pero, con todo, no es lo principal para Dios, sino:

13 Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor.
I Corintios 13:13

La revelación será siempre incompleta para nosotros, siempre habrá algo más por buscar, siempre necesitaremos de otro (y otro necesitará de nosotros) y siempre habrá un margen de ignorancia espiritual que deberá ser llenado con la fe, que en realidad nace del amor. Por supuesto que la fe no está solo para eso, pero es en el área de nuestra incapacidad donde sí o sí debe manifestarse la fe, y donde aprendemos a ponerla en práctica también en nuestras áreas “fuertes” (si es que tuviéramos algo “fuerte” que no viniera de Dios!).

Hay algunas cosas que Dios mantiene ocultas en función de sus propósitos, y en las cuales no debemos perder tiempo tratando de inquirir:

6 Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron:
—Señor, ¿vas a restablecer en este momento el reino de Israel?
7 Jesús les contestó:
—No les corresponde a ustedes conocer el día o el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad; 8 pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.
Hechos 1:6-8

29 “Hay cosas que no sabemos: esas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero hay cosas que nos han sido reveladas a nosotros y a nuestros hijos para que las cumplamos siempre: todos los mandamientos de esta ley.
Deuteronomio 29:29

Sobre lo que nos sea revelado habremos de dar cuentas:

47 “El criado que sabe lo que quiere su amo, pero no está preparado ni lo obedece, será castigado con muchos golpes. 48 Pero el criado que sin saberlo hace cosas que merecen castigo, será castigado con menos golpes. A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más.
Lucas 12:47, 48

Y:

1 Hermanos míos, no haya entre ustedes tantos maestros, pues ya saben que quienes enseñamos seremos juzgados con más severidad.
Santiago 3:1

Por ello, Dios no podrá revelarnos cosas que no podamos obedecer adecuadamente ni tampoco cosas que no esté dentro de su voluntad que hagamos.

La revelación suele venir primero en forma de semilla, para crecer luego:

12 “Tengo mucho más que decirles, pero en este momento sería demasiado para ustedes. 13 Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que van a suceder.
Juan 16:12,13

El ejemplo más claro es el que vemos a través de la historia de Israel, como Dios se fue revelando progresivamente a su pueblo.

Por esto, no podemos “salir corriendo” apenas hayamos recibido entendimiento espiritual sobre algo porque seguro que nuestra comprensión va a ser muy incompleta todavía. Por supuesto, tampoco podemos “enterrarlo” como el hombre de la parábola con su único talento; creo que lo más sabio es compartirlo con humildad y como algo incompleto todavía, abierto a que sea examinado y construido por el cuerpo, aunque sin dejar la responsabilidad total a otro. Si se nos empieza a dar algo, es porque el Señor nos considera responsables sobre ese algo. Podemos compartirlo y transmitirlo, podemos dejar que otros lo tomen y lo multipliquen, pero no podemos abandonarlo, no al menos hasta que Dios haya completado lo que quería revelarnos de eso a nosotros.

Lo que se nos revela puede no ser comprensible inmediatamente. Como ejemplo tenemos todos los libros proféticos de la Biblia. Al leerlos encontramos muchos pasajes que claramente hablan de tiempos futuros (incluso para nosotros) que los profetas no hubieran podido entender, no al menos en toda su magnitud.

8 “Yo escuché lo que decía, pero no entendí nada. Entonces le pregunté: ‘Señor, ¿qué va a pasar después de todo esto?’ 9 Y él me contestó: ‘Sigue tu camino, Daniel, pues estas cosas deben ser mantenidas en secreto hasta que llegue el momento final
Daniel 12:8,9

Es muy probable que en la medida que Dios nos hable recibamos palabras que no podamos comprender en toda su magnitud, y que ni siquiera nos demos cuenta de que hay mucho más allá de lo que estamos entendiendo en ese momento. Ahí es necesaria la paciencia, la oración, la búsqueda, y la ministración de hermanos más crecidos que puedan ayudarnos a entenderla.

La revelación puede venir a través de hechos cotidianos:

1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 2 “Baja a la casa del alfarero y allí te comunicaré un mensaje.” 3 Yo, Jeremías, bajé y encontré al alfarero trabajando el barro en el torno. 4 Cuando el objeto que estaba haciendo le salía mal, volvía a hacer otro con el mismo barro, hasta que quedaba como él quería.
5 Entonces el Señor me dijo: 6 “¿Acaso no puedo hacer yo con ustedes, israelitas, lo mismo que este alfarero hace con el barro? Ustedes son en mis manos como el barro en las manos del alfarero. Yo, el Señor, lo afirmo.
Jeremías 18:1-6

O a través de ayuno y oración, y tiempos prolongados de espera. Como es un acto soberano de Dios, es él quien elige soberanamente como y cuando darla.

Pero lo cierto es que cuando la revelación llega, es decir, cuando nuestro entendimiento espiritual es abierto para comprender en lo profundo alguna verdad, nada debe seguir igual. Si la revelación es obedecida las cosas cambiarán. Si no es obedecida, ¡no esperemos recibir futuras revelaciones!

La revelación irrumpe en lo cotidiano y lo transforma, cambia el estado de las cosas, abre caminos donde no los hay, trastorna naciones. La revelación, en corazones santos y obedientes, es lo que pone en funcionamiento al Cuerpo de Cristo y lo lleva a nuevos niveles.

En los últimos tiempos Dios prometió:

17 ‘Sucederá que en los últimos días, dice Dios,
derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad;
los hijos e hijas de ustedes
comunicarán mensajes proféticos,
los jóvenes tendrán visiones,
y los viejos tendrán sueños.
18 También sobre mis siervos y siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días,
y comunicarán mensajes proféticos.
Hechos 2:17,18

Y si viene el Espíritu es porque viene revelación. Todo el Cuerpo de Cristo debe recibir revelación, y todo el Cuerpo debe moverse en la revelación, es decir, vivir en un ambiente de revelación. De esta forma apresuraremos el cumplimiento de la obra de Dios en la tierra y la venida del Amado.

¡A Dios sea toda la gloria!


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