sábado, 26 de septiembre de 2015

¿En qué consiste la vida cristiana? II – Vivir bajo la bendición de Dios


 En el estudio nº 1 explicamos que el propósito de la vida del cristiano no debe pensarse como algo “ajeno” al propósito original de Dios para el hombre, y éste se encuentra, en su forma más básica y resumida, en los primeros capítulos de Génesis.

Mucho tiempo hemos pensado que el interés de Dios era edificar una comunidad santa mientras dejaba que el Adversario hiciera lo que quisiera con el mundo, pero creo que hoy la cristiandad ha entendido que la iglesia, que es la Novia del Cordero, debe ser en realidad el medio para restaurar a TODA la creación.

Hay un pasaje muy interesante en este sentido:

Hechos 3:19-21 RVC
19 Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados
20 y Dios haga venir sobre ustedes tiempos de alivio y les envíe a Cristo Jesús, que ya les fue anunciado.
21 Es necesario que el cielo reciba a Jesús hasta el momento en que todas las cosas sean restauradas, lo cual Dios ya ha anunciado desde los tiempos antiguos por medio de sus santos profetas.

Hechos 3:21 DHH
21 Aunque por ahora Jesucristo debe permanecer en el cielo hasta que Dios ponga en orden todas las cosas, como dijo por medio de sus santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos.

Es interesante ver que en estas palabras Pedro muestra el propósito general del Padre a través de toda la historia antigua de la nación: llegar al momento en que todo sea puesto en orden, sea restaurado. No algo, no solo la salvación individual, no solo una iglesia santa; sino TODAS las cosas, todo lo que existe.

Desde la perspectiva del TODO, la vida del cristiano debería ser considerada no sólo como la    “vida de iglesia” sino como la vida integral del hombre según Dios, en todos los aspectos.

Y uno de los aspectos, que está mencionado en estos versículos, tiene que ve con los “tiempos de alivio”, la bendición de Dios, su “Shalom”, el ámbito en el que estamos preparados para movernos y que nunca debió perderse.
 


Génesis 1:31 DHH
31 y Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien. De este modo se completó el sexto día.

Génesis 1:31 RVC
31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo ello era bueno en gran manera. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día sexto.

Génesis 1:28 DHH
28 y les dio su bendición:
muchos, muchos hijos;
llenen el mundo y gobiérnenlo;
dominen a los peces y a las aves,
y a todos los animales que se arrastran.

Génesis 2:8-9 DHH
8 Después Dios el Señor plantó un jardín en la región de Edén, en el oriente, y puso allí al hombre que había formado.
9 Hizo crecer también toda clase de árboles hermosos que daban fruto bueno para comer. En medio del jardín puso también el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Génesis 2:18 DHH
18 Luego, Dios el Señor dijo: es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él.

Todo el contexto en donde el hombre iba a vivir y trabajar estaba rodeado de bendición: la creación era buena y se sujetaba al ser humano, el ámbito del jardín era bueno y agradable, el hombre contaba con la bendición divina y había una relación armónica no solo con Dios sino con el otro ser humano. Este era el diseño original del Padre.

Pero conocemos el resto de la historia:

Génesis 3:16-19, 23 DHH
16 A la mujer le dijo:
Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti.
17 Al hombre le dijo:
—Como le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; con duro trabajo la harás producir tu alimento durante toda tu vida.
18 La tierra te dará espinos y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres.
19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás.

23 Por eso Dios el Señor sacó al hombre del jardín de Edén, y lo puso a trabajar la tierra de la cual había sido formado.

La bendición diseñada se transforma en maldición en todo sentido: en lo físico, en lo emocional, en lo relacional, en lo laboral, y llega a afectar a toda la creación, que había sido diseñada originalmente buena.

No hace falta que ilustremos mucho más lo que queremos decir porque el resto de la Biblia está repleta de ejemplos (y nuestro mundo actual también) de cuán penetrante, terrible y extendida resultó la semilla de maldición que la raza humana sembró en sus orígenes. De hecho, creo que ninguno de nosotros tiene hoy la verdadera dimensión de la maldición que se ha desatado sobre la tierra, ni mucho menos sería capaz de soportar siquiera su descripción.

Pero Dios ya estaba preparando la solución:

Génesis 3:15 DHH
15 Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón.



La bendición prometida (aunque parcial si la vemos desde la perspectiva cristiana) es un tema recurrente en todo el Antiguo Testamento, especialmente en los cinco primeros libros. Conocida es la promesa hecha a Abram:

Génesis 12:2-3 DHH
2 Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros.
3 Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo.

El perdón de pecados, la salvación del alma, la vida eterna no son temas que aparezcan tan claramente en estas primeras etapas de la revelación, habrá que esperar unos cuantos siglos más para eso, pero la promesa de la restauración de la bendición terrenal, del ámbito físico donde está el cuidado de Dios, es un hilo conductor de la historia a partir de aquí.

Pero, tal como pasó en el Jardín, la bendición “física” estaba condicionada a la obediencia y, en definitiva, al amor a Dios. Y tal como en el principio, la maldición “física” debía servir (¡y sirve!) para que las personas, en su miseria, reconozcan su pecado, se vuelvan a su Creador y reciban, finalmente, su bendición. En el fondo, no existe maldición en sentido absoluto sobre esta tierra (sí en el infierno), siempre pretende ser un llamado de atención para generar arrepentimiento y luego bendición.

Deuteronomio 28:2 DHH
2 Además, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán por haber obedecido al Señor tu Dios.

Deuteronomio 28:15 DHH
15 “Pero si no obedeces al Señor tu Dios, ni pones en práctica todos sus mandamientos y leyes que yo te he ordenado hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:

Deuteronomio 30:1-3 DHH
1 “Cuando les sobrevenga a ustedes todo lo que les he anunciado, la bendición y la maldición que les he dado a elegir, y reflexionen sobre ellas en las naciones donde el Señor su Dios los arroje,
2 si se vuelven al Señor y lo obedecen de todo corazón y con toda su alma, ustedes y los hijos de ustedes, como yo se lo ordeno ahora,
3 entonces el Señor su Dios cambiará la suerte de ustedes y les tendrá compasión. Los reunirá otra vez de entre los países donde antes los arrojó,

La Tierra Prometida era, para Israel, el ámbito físico de la bendición, una figura del Jardín perdido y un anticipo del ámbito de bendición que vendría en el futuro.

Números 14:7-8 DHH
7 y dijeron a todos los israelitas:
—¡La tierra que fuimos a explorar es excelente!
8 Si el Señor nos favorece, nos ayudará a entrar a esa tierra y nos la dará. Es un país donde la leche y la miel corren como el agua.

Hebreos 4:8-9 DHH
8 Porque si Josué les hubiera dado reposo a los israelitas, Dios no habría hablado de otro día.
9 De manera que todavía queda un reposo sagrado para el pueblo de Dios;

La promesa de Dios fue de bendición, el ámbito físico al que los llevaba expresaba esa bendición. Pero, de nuevo tal como pasó en el Edén, la decisión entre la obediencia y la desobediencia tenía que ver con confiar en que Dios quería y podía proveerles de la bendición, y aceptar sus caminos, o desconfiar de él y buscar los propios caminos de “bendición”. O aceptamos la bendición de Dios o procuramos construir nuestra propia “bendición”, conforme a nuestros criterios según los recibimos el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Lot se manejó así:

Génesis 13:11-13 DHH
11 Entonces Lot escogió todo el valle del Jordán, y se fue al oriente del lugar donde estaban. De esta manera, Abram y Lot se separaron.
12 Abram se quedó en Canaán, y Lot se fue a vivir a las ciudades del valle, cerca de la ciudad de Sodoma,
13 donde toda la gente era muy mala y cometía horribles pecados contra el Señor.

Escogió por sus ojos, y conocemos el resto de la historia. Abram escogió por la promesa, ¡y conocemos el resto de la historia!

Números 14:39-42 DHH
39 Cuando Moisés contó a los israelitas lo que el Señor había dicho, todos ellos se pusieron muy tristes.
40 A la mañana siguiente se levantaron temprano, subieron a la parte alta de la región montañosa y dijeron:
—¡Ya estamos aquí! Vayamos al lugar que el Señor nos ha prometido, pues en verdad hemos pecado.
41 Pero Moisés les dijo:
—¿Por qué desobedecen las órdenes del Señor? ¡Ese intento va a fracasar!
42 No sigan adelante, porque el Señor no está con ustedes. Sus enemigos los van a derrotar.

No avanzaron cuando el Señor se los mandó y luego quisieron ir cuando expresamente les había dicho que no: no aceptaron el momento de la bendición y procuraron obtenerla por sus propias fuerzas. El resultado fue desastroso.



La historia narrada en Jueces ilustra muy bien las idas y vueltas de este período:

Jueces 2:11-19 DHH
11 Pero los hechos de los israelitas fueron malos a los ojos del Señor, pues empezaron a adorar a las diferentes representaciones de Baal.
12 Dejaron al Señor, el Dios de sus antepasados que los había sacado de Egipto, y se entregaron a adorar a los dioses de la gente que vivía alrededor, provocando así el enojo del Señor.
13 Dejaron al Señor por adorar a Baal y a las diferentes representaciones de Astarté,
14 y por eso el Señor se enojó contra Israel e hizo que los ladrones los despojaran de lo que tenían, y que sus enemigos de los alrededores los derrotaran sin que ellos pudieran hacerles frente.
15 Cada vez que ellos marchaban a la batalla, el Señor se ponía en su contra y les iba mal, según él mismo se lo había anunciado.
Sin embargo, aunque el Señor puso a los israelitas en aprietos,
16 también hizo surgir caudillos que los libraran de quienes los despojaban.
17 Pero los israelitas no hicieron caso a estos caudillos, sino que fueron infieles al Señor y adoraron a otros dioses. Sus antepasados habían obedecido los mandamientos del Señor; pero ellos no siguieron su ejemplo.
18 Cada vez que el Señor hacía surgir un caudillo, también lo ayudaba, y durante la vida del caudillo libraba a los israelitas del poder de sus enemigos, pues sentía compasión de ellos al oírlos gemir por causa de la opresión que sufrían.
19 Pero cuando el caudillo moría, ellos volvían a corromperse, y llegaban a ser peores que sus padres, sirviendo y adorando a otros dioses. No abandonaban sus malas prácticas, ni su terca conducta.

¿Cómo se relaciona esto con la búsqueda de la bendición, que dijimos es algo innato en todo ser humano?

Pues porque en las creencias de los pueblos de la región Baal era el dios de la lluvia y la fertilidad, y Astarté era la “madre naturaleza”, la diosa de la vida, la fertilidad, el amor y los placeres carnales. Desde el momento en que dejaban de buscar (y por consiguiente, recibir) la bendición de Dios (lo cual requería vivir en santidad), necesitaban buscar (y “recibir”) la bendición de otro lado.

Para ellos, y durante varios siglos hasta el exilio babilónico, existió un duro conflicto entre buscar a Dios (y las bendiciones que vienen de él) o buscar a los dioses de la tierra (y las “bendiciones” que vienen de ellos).

Este conflicto entre buscar a Dios y la bendición que viene de él o caer en la idolatría para obtener los “favores” de otros dioses aparece en prácticamente todas las páginas de la historia y la poesía escrita antes del exilio, así como el reiterado llamado del Padre:

2 Crónicas 15:2-3 RVC
2 y éste salió al encuentro de Asa y le dijo: «Escúchenme ustedes, Asa y todo Judá y Benjamín: El Señor estará con ustedes, si ustedes están con él. Si lo buscan, lo hallarán; pero si lo dejan, también él los dejará.
3 Israel pasó mucho tiempo sin un Dios verdadero y sin un sacerdote que los instruyera, y sin ley;

Job 35:9-12 DHH
9 Bajo el peso de la opresión, los hombres gritan
y buscan quien los salve de los poderosos;
10 pero no buscan al Dios que los creó,
al que da fuerzas en las horas más oscuras,
11 al que nos instruye y nos enseña
por medio de los animales y las aves.
12 Gritan, pero Dios no les contesta,
porque son hombres malos y orgullosos.

Salmos 5:11 DHH
11 Alégrense los que buscan tu protección;
canten siempre de alegría
porque tú los proteges.
Los que te aman, se alegran por causa tuya,

Salmos 34:10 DHH
10 Los ricos se vuelven pobres, y sufren hambre,
pero a los que buscan al Señor nunca les faltará ningún bien.

Salmos 119:2 DHH
2 Felices los que atienden a sus mandatos
y lo buscan de todo corazón,

¡Cuidado! Si pensamos que este problema con la idolatría y el “buscar la bendición” en otros dioses fue un problema de la antigüedad (o de los pueblos politeístas de hoy día) no nos olvidemos de lo que mucho tiempo después diría Pablo:

Efesios 5:5 DHH
5 Pues tengan por cierto que quien comete inmoralidades sexuales, o hace cosas impuras, o se deja llevar por la avaricia (que es una especie de idolatría), no puede tener parte en el reino de Cristo y de Dios.

En nuestro mundo sofisticado y “racional” de hoy, la idolatría toma formas mucho más sutiles, pero sigue existiendo.

Pero el problema no estaba solo en lo “sobrenatural” sino que también en lo “natural” el pueblo de Dios muchas veces no buscó la protección del Señor:

Isaías 31:1 DHH
1 ¡Ay de los que van a Egipto a buscar ayuda,
de los que confían en los caballos,
de los que ponen su confianza en que tienen muchos carros
y en que es muy numerosa su caballería,
y no vuelven la vista al Dios Santo de Israel,
no buscan al Señor!



Ha sido (y continúa siéndolo) muy frecuente pensar que mientras la revelación del Antiguo Testamento se ocupaba de “lo material”, la del Nuevo se ocupa de “lo espiritual” y hasta “desprecia” lo material. Hoy sabemos que esto no es más que la influencia de ciertas corrientes filosóficas que se gestaron ya en la antigua Grecia. Jesús nunca desestimó las necesidades materiales de los hijos de Dios ni la importancia de buscar la provisión de su Padre:

Mateo 7:7-11 DHH
7Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá.
8 Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.
9 alguno de ustedes sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan?
10 ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado?
11 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan!

Mateo 6:7-11 DHH
7 al orar no repitan ustedes palabras inútiles, como hacen los paganos, que se imaginan que cuanto más hablen más caso les hará Dios.
8 No sean como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan.
9 Ustedes deben orar así:
“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra,
así como se hace en el cielo.
11 Danos hoy el pan que necesitamos.

Démonos cuenta que estas palabras están al principio de la predicación del Señor, por lo que él lo dejó en claro de entrada: Dios se preocupa de las necesidades materiales de Su pueblo y está dispuesto a suplirlas. Y no hacía falta decir mucho más, ¡eso soluciona uno de los principales conflictos de todos los seres humanos de todos las épocas!

En realidad, si nos vamos más atrás, directamente al principio de la predicación pública de Jesús, nos encontramos con estas palabras:

Lucas 4:17-21 DHH
17 Le dieron a leer el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el lugar donde estaba escrito:
18 Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado
para llevar la buena noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar libertad a los presos
y dar vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
19 a anunciar el año favorable del Señor.
20 Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los que estaban allí tenían la vista fija en él.
21 Él comenzó a hablar, diciendo:
—Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de oir.

Podemos “sobreespiritualizar” este pasaje, y es cierto que tiene una profunda raíz espiritual, pero cuando Jesús lo dijo y en la sinagoga lo escucharon, el sentido era profundamente “terrenal”.

Los milagros del Señor (y posteriormente de Su iglesia) demostraron una y otra vez que nunca dejó de preocuparse por las necesidades materiales de la gente.

Sin embargo, Jesús pretendía llevar a sus discípulos “un escalón más arriba” de la simple búsqueda de la bendición terrenal: había algo más profundo, más importante y más trascendente; una bendición mucho mayor, de la cual partían las bendiciones materiales pero que en función de ella podían relegarse: la bendición de la comunión con el Padre, de la salvación de las almas, de llevar esta salvación a otros.

Jesús no negó la bendición material, pero llevó a sus seguidores a ver más arriba.

Juan 6:26-27 DHH
26 Jesús les dijo:
—Les aseguro que ustedes me buscan porque comieron hasta llenarse, y no porque hayan entendido las señales milagrosas.
27 No trabajen por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y que les da vida eterna. Esta es la comida que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.

Mateo 6:31-33 DHH
31 Así que no se preocupen, preguntándose: ‘¿Qué vamos a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué vamos a vestirnos?’
32 Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan.
33 Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas.

Jesús descubría los corazones al mostrar que esta búsqueda de bendición fuera de Dios puede tomar formas muy sutiles, aún dentro del mismo pueblo de Dios y en relación con lo santo:

Juan 5:44-46 DHH
44 ¿Cómo pueden creer ustedes, si reciben gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que viene del Dios único?
45 No crean que yo los voy a acusar delante de mi Padre; el que los acusa es Moisés mismo, en quien ustedes han puesto su confianza.
46 Porque si ustedes le creyeran a Moisés, también me creerían a mí, porque Moisés escribió acerca de mí.

Lucas 20:46-47 DHH
46 “Cuídense de los maestros de la ley, pues les gusta andar con ropas largas, y quieren que los saluden con todo respeto en las plazas. Buscan los asientos de honor en las sinagogas y los mejores lugares en las comidas;
47 y les quitan sus casas a las viudas, y para disimularlo hacen largas oraciones. Ellos recibirán mayor castigo.

Otra forma sutil de idolatría dentro del mismo pueblo del Señor: en vez de buscar a Dios, centrarse en los hombres de Dios del pasado o incluso del presente, o buscar la “bendición” a través de los hijos de Dios (es decir, expoliarlos de sus bienes, ¿algún parecido con la realidad actual…?).

Pero Jesús fue mucho más allá todavía al mostrarles a los discípulos que ni siquiera tenían que poner los ojos en el Jesús terrenal que ellos habían conocido:

Lucas 24:5-7 DHH
5 Llenas de miedo, se inclinaron hasta el suelo; pero aquellos hombres les dijeron:
—¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo?
6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea:
7 que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría.
 


Parece que en las Epístolas del Nuevo Testamento la bendición material “desaparece”, pero esta opinión se genera cuando nos “perdemos” el enganche con los Evangelios.

1 Corintios 10:11 DHH
11 Todo esto les sucedió a nuestros antepasados como un ejemplo para nosotros, y fue puesto en las Escrituras como una advertencia para los que vivimos en estos tiempos últimos.

En este pasaje Pablo está “validando” todo lo que vimos del Antiguo Pacto: nada de eso perdió valor, simplemente ahora el interés central es cómo acercarse al Dios de TODA bendición.

Tiempo antes, Jesús puso en perspectiva las aspiraciones materiales:

Hechos 1:6-8 DHH
6 Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron:
—Señor, ¿vas a restablecer en este momento el reino de Israel?
7 Jesús les contestó:
No les corresponde a ustedes conocer el día o el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad;
8 pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.

Jesús no estaba negando sus aspiraciones terrenales, les estaba dando un enfoque superador y estratégicamente más urgente.

¿Cuál es la fuente de la bendición material? En el mundo de hoy muchos la buscan en el avance de los conocimientos científicos, mientras que otros tantos siguen buscando a un súper líder o poderoso milagrero; Pablo ya había hablado de ello:

1 Corintios 1:22-25 DHH
22 Los judíos quieren ver señales milagrosas, y los griegos buscan sabiduría;
23 pero nosotros anunciamos a un Mesías crucificado. Esto les resulta ofensivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería;
24 pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios.
25 Pues lo que en Dios puede parecer una tontería, es mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que en Dios puede parecer debilidad, es más fuerte que toda fuerza humana.

La fuente de toda bendición, que es el ámbito en el que el hombre debe estar y procura (con sus propias fuerzas) alcanzar, sigue estando en Dios, a través del único camino abierto: Jesucristo.

También somos advertidos contra la sutileza de muchos líderes cristianos de pretender “buscar” la bendición a costa de los hermanos:

Filipenses 2:20-21 DHH
20 Porque no tengo a ningún otro que comparta tanto mis propios sentimientos y que de veras se preocupe por el bien de ustedes;
21 todos buscan su propio interés, y no el interés de Jesucristo.

Judas 1:16 DHH
16 De todo se quejan, todo lo critican y solo buscan satisfacer sus propios deseos. Hablan con jactancia, y adulan a los demás para aprovecharse de ellos.

La fe en Jesucristo (¡no la fe en la fe!) es establecida como la “puerta de entrada”

Hebreos 11:6 DHH
6 Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.

Y se nos advierte que la bendición material no siempre es señal de la más alta bendición divina:

Hebreos 11:33-40 DHH
33 Por la fe conquistaron países, impartieron justicia, recibieron lo que Dios había prometido, cerraron la boca de los leones,
34 apagaron fuegos violentos, escaparon de ser muertos a filo de espada, sacaron fuerzas de flaqueza y llegaron a ser poderosos en la guerra, venciendo a los ejércitos enemigos.
35 Hubo mujeres que recibieron otra vez con vida a sus familiares muertos.
Otros murieron en el tormento, sin aceptar ser liberados, a fin de resucitar a una vida mejor.
36 Otros sufrieron burlas y azotes, y hasta cadenas y cárceles.
37 Y otros fueron muertos a pedradas, aserrados por la mitad o muertos a filo de espada; anduvieron de un lado a otro vestidos solo de piel de oveja y de cabra; pobres, afligidos y maltratados.
38 Estos hombres, que el mundo ni siquiera merecía, anduvieron sin rumbo fijo por los desiertos, y por los montes, y por las cuevas y las cavernas de la tierra.
39 Sin embargo, ninguno de ellos recibió lo que Dios había prometido, aunque fueron aprobados por la fe que tenían;
40 porque Dios, teniéndonos en cuenta a nosotros, había dispuesto algo mejor, para que solamente en unión con nosotros fueran ellos hechos perfectos.

Pero lo cierto es que el perfecto ámbito de bendición, tal como Dios lo diseñó al principio, aún no está disponible para ninguno de nosotros en este tiempo. Todavía estamos en peregrinaje, sabiendo que podremos alcanzar muchas bendiciones de Dios, materiales y, más importante, espirituales; o sabiendo que podremos ser llamados a renunciar a bendiciones materiales en función de una mucho mayor bendición espiritual. Mientras tanto, una promesa simple y poderosa nos ayuda cuando la provisión que necesitamos parece tardar:

Filipenses 4:6 DHH
6 No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también.

Filipenses 4:6 RVC
6 No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias,



El “final” de la historia no empieza, precisamente, con mucha bendición que digamos…. ¡Más bien todo lo contrario!

Apocalipsis nos advierte en contra de pensar que en esta época Dios se ha olvidado de lo “terrenal”.

Apocalipsis 6:15-17 DHH
15 Y los reyes del mundo se escondieron en las cuevas y entre las rocas de las montañas, junto con los grandes, los jefes militares, los ricos, los poderosos y todos los esclavos y los hombres libres;
16 y decían a las montañas y a las rocas: sobre nosotros y escóndannos de la presencia del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero!
17 Porque ha llegado ya el gran día del castigo, ¿y quién podrá resistir?

Apocalipsis 6:16-17 RVC
16 y decían a los montes y a las peñas: «¡Caigan sobre nosotros! ¡No dejen que nos mire el que está sentado sobre el trono! ¡Escóndannos de la ira del Cordero!
17 El gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá mantenerse en pie?»

Ya hemos visto que el castigo de Dios, sobre esta tierra, tiene el propósito de llamar a los hombres a la conversión, a volver al Único que puede darles la verdadera bendición y dejar de buscarla por caminos errados. ¿Cuál habría de ser la respuesta de los hombres?

Apocalipsis 9:20 RVC
20 El resto de la gente, los que no murieron por estas plagas, ni aun así se arrepintieron de su maldad, ni dejaron de adorar a los demonios ni a las imágenes de oro, plata, bronce, piedra y madera, las cuales no pueden ver ni oír ni caminar.

Apocalipsis 16:11 RVC
11 y por causa de sus dolores y sus úlceras blasfemaron contra el Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus obras.

Sin embargo, en medio del castigo también habrá algunos que podrán entender:

Apocalipsis 11:13 RVC
13 En ese momento hubo un gran terremoto, y a causa del terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los demás se llenaron de terror y dieron gloria al Dios del cielo.

Al final de todo el proceso:

Apocalipsis 21:3-5 DHH
3 Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
4 Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.
5 El que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas.” Y también dijo: “Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.”

Apocalipsis 22:3 DHH
3 Ya no habrá allí nada puesto bajo maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus siervos lo adorarán.

Toda bendición será restaurada, y la maldición (su opuesto) ya no será necesaria, porque entonces todos conocerán a Dios y le servirán.



Una de las facetas de la vida del hombre, tal como Dios la planeó en un principio, consiste en vivir en bendición; esto incluye todo lo legítimo que el hombre pueda desear: bienes materiales, paz, relaciones interpersonales armónicas, desarrollo personal, salud, etc.

La revelación neotestamentaria nunca negó este hecho, pero lo puso en perspectiva de una bendición mayor, y que en última instancia es la raíz de toda bendición material. Buscando aquella, y procurando que otros la encuentran, somos llamados muchas veces a dejar de procurar las bendiciones materiales, pero no porque las neguemos, sino porque queremos algo mayor.

El error de todas las épocas ha sido buscar la “bendición” (es decir, prosperidad, paz, salud, etc.) de otra fuente que no sea Dios. Aún entre los cristianos esto puede tomar formas muy sutiles.

Recuperar la bendición, a partir de la Verdadera Fuente, es un proceso que empieza en esta tierra, y que debe servir para llamar la atención de los hombres (tal como sirven los milagros), pero no se completará en este tiempo. Mientras tanto, debemos estar alertas contra los sutiles peligros que nos acechan.


¡El Señor sea glorificado en Su Iglesia y en toda la Tierra!
 

Danilo Sorti
Agosto de 2015
Rosario, Argentina

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