Frente a este título lo primero que debemos recordar son las
palabras de Pablo:
Gálatas 1:6-12 RVC
6 Me asombra que tan pronto se hayan alejado ustedes del que
los llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
7 No que haya otro evangelio, sino que hay algunos que los
perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
8 Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anuncia
otro evangelio diferente del que les hemos anunciado, quede bajo maldición.
9 Como antes lo hemos dicho, también ahora lo repito: Si
alguno les predica un evangelio diferente del que han recibido, quede bajo
maldición.
10 ¿Busco acaso el favor de la gente, o el favor de Dios? ¿O
trato acaso de agradar a la gente? ¡Si todavía buscara yo agradar a la gente,
no sería siervo de Cristo!
11 Pero les hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado
por mí no sigue criterios humanos,
12 pues yo no lo recibí ni lo aprendí de nadie, sino que
Jesucristo me lo reveló.
Dicho esto, no podemos dejar de recordar que existen cuatro
Evangelios, cada uno con su enfoque particular, y dentro de ellos, diversos
mensajes de Jesús, diferentes según las necesidades de sus oyentes. También en
Hechos podemos encontrar muchos mensajes evangelísticos, cada uno diferente y
enfocado a un auditorio específico.
Es obvio que un único y eterno Evangelio debe ser acomodado
al enfoque necesario para cada tiempo y oportunidad:
Colosenses 4:6 DHH
6 Su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto,
y deben saber también cómo contestar a cada uno.
Es obvio también que esta verdad ¡no tiene nada de obvio! O,
al menos, no resulta tan fácil de entender y aplicar como uno quisiera…
Aquellos que hemos podido desarrollar una nueva perspectiva
en medio de los sucesos de este último año y medio, vemos que buena parte de la
Iglesia de Cristo, al menos la parte más “visible” de ella, está
desesperadamente tratando de volver a la condición normal de un par de años,
sin comprender que eso no volverá nunca más y que tampoco se puede predicar el
mismo mensaje. Sin embargo, es esto último lo que hacen.
De repente el mundo se volvió mucho más oscuro amenazante.
Bueno, no “de repente”, sabemos que fue simplemente el plan que se venía
preparando desde hace mucho tiempo que comenzó a salir a luz, pero lo cierto es
que la vida efectivamente cambió “de repente”.
No voy a hablar aquí de todo el trasfondo de este proceso,
hay mucho escrito ya para el que tiene oídos para oír, y todo lo que se agregue
será insuficiente para el que no quiere entender. El objetivo de este artículo
es tratar de entender algunos lineamientos del Evangelio tal como debe ser
predicado hoy, un “nuevo” Evangelio en relación con el que predicáramos hasta
hace un par de años, pero por otra parte, mucho más cercano al verdadero
corazón de lo que el Mensaje de Salvación siempre fue.
Algunas de estas líneas las podemos ver en un texto de
Apocalipsis si tenemos ciertos cuidados interpretativos. Primero, diremos que
literalmente el pasaje aún no se ha cumplido, por lo que pertenece al futuro.
Segundo, en un sentido espiritual (o simbólico, si se quiere), se está
cumpliendo ahora, por lo que nos sirve para entender los principios que hay que
aplicar.
Apocalipsis 14:6-13 RVC
6 Luego vi otro ángel, el cual volaba en medio del cielo.
Tenía el evangelio eterno, para predicarlo a los habitantes de la tierra, es
decir, a toda nación, raza, lengua y pueblo.
7 Ese ángel decía con fuerte voz: «Teman a Dios, y denle
gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y
la tierra, el mar y los manantiales de agua.»
8 A ese ángel lo siguió otro, que decía: «¡Ya cayó
Babilonia! ¡Ya cayó esa gran ciudad! Cayó porque embriagó a todas las naciones
con el ardiente vino de su inmoralidad sexual.»
9 A los dos ángeles los siguió un tercero, que a grandes
voces decía: «El que adore a la bestia y a su imagen, y acepte llevar su marca
en la frente o en la mano,
10 también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido
vaciado puro en la copa de su ira, y será atormentado con fuego y azufre
delante de los santos ángeles y del Cordero.
11 El humo de su tormento subirá por los siglos de los
siglos, pues ni de día ni de noche tendrán reposo los que adoren a la bestia y
a su imagen, ni nadie que acepte llevar la marca de su nombre.»
12 Aquí se verá la paciencia de los santos, de los que
obedecen los mandamientos de Dios y mantienen la fe en Jesús.
13 Entonces oí una voz que venía del cielo, la cual me
decía: «Escribe: De aquí en adelante, bienaventurados sean los que mueren en el
Señor.» Y el Espíritu dice: «Sí, porque así descansarán de sus trabajos, pues
sus obras los acompañan.»
El corazón del mensaje está en el versículo 7:
«Teman a Dios, y denle gloria, porque la hora de su juicio
ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales
de agua.»
Este Evangelio se predica en un contexto muy diferente
al de la mayoría de los pueblos a lo largo del tiempo: la hora de su juicio,
pero no de un juicio “común”, como ha ocurrido históricamente, sino de EL
JUICIO, con mayúsculas. Es un momento de quiebre histórico, un tiempo
apocalíptico, diferente a todo lo anterior, por lo que se exige un Mensaje
también diferente.
Aquí tenemos un primer y fundamental elemento: todo mensaje
debe adaptarse al contexto y al oyente, para ser relevante. Y cuando estos
cambian mucho, es necesario que el mensaje también lo haga.
Pero también es necesario que el mensaje se adapte al
mensajero, y no por casualidad se suele decir que “el mensajero es el mensaje”.
De la misma forma, tiempos nuevos tienen mensajeros nuevos.
Aquí tendremos que hacer un “salto simbólico” en la
interpretación del texto porque aparecen tres ángeles anunciando el Evangelio,
en sucesión, y esto no ocurrió aún, pero nos da la pista de una “predicación
sobrenatural”, primeramente porque los mensajeros lo son.
Bueno, está claro que somos seres humanos y no ángeles, pero
a medida que los tiempos se vuelven más y más oscuros, los fieles se vuelven
más y más poderosos y radicales en el Señor, por lo tanto, las manifestaciones
del poder de Dios serán más y más comunes. No estoy diciendo nada que no venga
siendo profetizado desde hace tiempo, solo que ahora comenzaremos a vivirlo.
Estas personas serán vistas como ángeles.
De paso digamos que los ángeles tienen una clara
identidad de siervos y de enviados a cumplir una misión. Nunca los vemos
atrayendo atención sobre sí, sino más bien honrando y proclamando al Señor. De
la misma forma, debemos reconocer que buena parte de la predicación hasta ahora
ha estado teñida, en mayor o menor medida, de una “atracción al líder”, en
donde tanto las personas como los mismos predicadores enfocaron indebida
atención en el mensajero. Eso no será más, porque no tendremos a los “grandes
predicadores” de antaño, sino a simples siervos llenos del poder de Dios.
Y algo más… son tres ángeles, no uno. De la misma forma, la
proclamación que viene será así, en equipo. Se completará con la voz de
varios y ninguno se llevará toda la gloria él solo.
Pero cuidado, ¡son tres! No son dos ni son cuatro. No es un
número cualquiera, en la Biblia normalmente se refiere al Padre, al Hijo y
al Espíritu. Por lo tanto, el mensaje por venir será un mensaje completo,
que abarcará la visión y el particular enfoque de cada persona de la Trinidad.
Prácticamente todo lo que conocemos hasta ahora ha sido un Evangelio parcial: o
se predica al Hijo y la doctrina, o se predica sobre poder y señales, o se
predica sobre transformación social. Eso no será más.
Por ello, “tres” también denota el testimonio perfecto,
porque reiteradamente se nos dice en la Biblia que todo asunto sería resuelto
por “dos o tres testigos”. Dos es la cantidad mínima, pero tres es lo ideal.
Estos mensajeros darán un testimonio, porque no se predicarán a sí mismos sino
al Santo, que será completo y suficiente para que la gente pueda creer… de ahí
a que lo haga, es otra historia…
El otro elemento “nuevo” si se quiere es el ámbito o
lugar de la predicación, ¡nada menos que el medio del cielo! Evidentemente
también es un espacio poco común y eso se relaciona también con algo que ha
venido siendo profetizado desde hace tiempo; que el avivamiento que viene no
ocurriría como hasta ahora, con grandes campañas, que exigen a su vez mucha
organización, dinero y trabajo mancomunado de varias congregaciones para que
solo sea escuchada la voz de uno.
Así como el cielo es un espacio “natural”, la predicación
será en todos los ámbitos “naturales”, propios de la actividad humana. Por
mensajeros que son siervos, en equipos, llenos del poder del Espíritu tanto que
las personas los verán como ángeles y en todos los ámbitos “naturales” a la vez
que profundamente sobrenaturales. Pero hay más…
La expresión “en medio del cielo” también ha sido traducida
como “en lo alto del cielo” o “en medio cielo”. Podemos interpretarla en un
sentido simbólico más “básico”, como he hecho hasta ahora, o podemos verla
también en un sentido más espiritual. Estos ángeles no están en el Cielo de
Dios, tampoco están sobre la tierra dada a los hombres, sino en el cielo que
rodea a esa tierra, lo cual es, espiritualmente, el segundo cielo, es decir, el
reino de los aires de Satanás. Este es uno de sus reinos, no el único, pero sí
el “principal” para controlar a los hombres, especialmente desde las esferas de
la comunicación y gobierno.
Por lo tanto, la predicación que viene se realiza en
medio de y desde los ámbitos de las potestades de los aires, las cuales,
necesariamente, habrán tenido que ser conmovidas y atadas para que no puedan
obstaculizarla.
En el tiempo de Apocalipsis, cuando esto ocurra, ya habrá
sido arrojado a tierra Satanás con todo su ejército del segundo cielo (capítulo
12), por lo que éste quedará libre para que los ángeles puedan moverse con
libertad. Mientras tanto, cuando esta predicación comience a suceder, las
potestades celestiales habrán sido conmovidas lo suficiente como para no poder
estorbarla, preludio de la batalla definitiva en la que Miguel terminará de
echarlas por tierra.
Y para terminar con los mensajeros angélicos, tenemos algo
también bastante obvio que es el hecho de que un ángel vuele. Bueno, nosotros
estamos acostumbrados a representar a los ángeles de esa manera, pero no era
necesariamente así en los tiempos de Juan. Como sea, el desplazamiento de
los mensajeros será también sobrenatural, y si entendemos la imagen de las
alas y el viento o aire que presupone la funcionalidad de las mismas, es claro
que se moverán conforme el Espíritu los impulse. Jesús ya lo había dicho:
Juan 3:8 RVC
8 El viento sopla de donde quiere, y lo puedes oír; pero no
sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.»
Las alas espirituales solo pueden moverse con el viento del
Espíritu.
Estos mensajeros sobrenaturales sostienen el
Evangelio eterno, es decir, lo han recibido para predicarlo. Esta expresión nos
lleva al primer texto que citamos:
Gálatas 1:11-12 RVC
11 Pero les hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado
por mí no sigue criterios humanos,
12 pues yo no lo recibí ni lo aprendí de nadie, sino que
Jesucristo me lo reveló.
A riesgo de “volar” yo demasiado con la interpretación, me
parece ver que aquí tenemos una seria crisis de los seminarios e institutos
bíblicos. No es que no haya enseñanza ni producción teológica, pero la
centralidad del mensaje que viene no estará en lo que se pueda transmitir de
persona a persona sino en la comunión y revelación directa del Espíritu a Sus
mensajeros. Luego, los distintos dones (entre ellos el de enseñanza) ayudarán a
pulir y perfeccionar el mensaje recibido, pero serán secundarios al contenido
principal.
Y ahora vamos hacia los destinatarios de este
mensaje. Aquí nos servirá mejor una traducción más literal:
Apocalipsis 14:6 RV95
6 En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el
evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación,
tribu, lengua y pueblo.
Tenemos cinco destinatarios, que son lo mismo en realidad,
pero con énfasis distintos:
·
Todos los habitantes de la
tierra
·
Toda nación
·
Toda tribu o raza
·
Toda lengua
·
Todo pueblo o localidad
La primera, más básica y poderosa interpretación, es que
absolutamente todos escucharán. Y esto implica necesariamente una predicación
contextualizada culturalmente, profundamente misionera.
El mundo actual, paradójicamente, se ha vuelto muy cercano y
más uniforme en ciertos aspectos, lo cual, de la misma forma que pasaba en los
tiempos romanos, resulta muy beneficioso para extender rápidamente el
Evangelio.
Satanás ha sometido a toda la sociedad a un mismo programa
mundial de dominación, pero esto ha provocado que la gente de todo el mundo
hable ahora en términos similares, tenga problemas comunes y, fundamentalmente,
un enemigo común que es cada vez más evidente. Este plan tan estratégico del
Enemigo ¡es maravilloso para predicar el Evangelio! Porque ahora, gente de todo
el mundo tiene preocupaciones muy similares y está, por lo tanto, dispuesta a
escuchar mensajes que enfoquen en dichos problemas, con lo cual los mensajeros
no necesitan largos estudios transculturales para, por lo menos, entablar
conversación y captar la atención.
Pero también se ha vuelto muy distante y lejano… en razón de
una casa por medio… Todos hemos vivido la profunda separación que se viene
ejerciendo desde hace tiempo pero que se ha agudizado entre los que aceptan el
“discurso plandémico oficial” y los que no. Esto también había sido profetizado
en el texto de la cizaña y el trigo. De repente, muchos lejanos se han
transformado en amigos y hasta hermanos, y otros muy cercanos se volvieron
profundamente extraños e incluso enemigos declarados.
Obviamente, entre los que resisten el avance del Nuevo Orden
el Señor tiene su pueblo principal, pero también entre los que se han sometido,
voluntariamente, por temor, por ignorancia o por conveniencia, Dios va a
rescatar pueblo. Han surgido nuevos grupos humanos con subculturas particulares
que se constituyen en un desafío misionológico nuevo, en la misma manzana donde
vivimos. Diríamos que la iglesia ha sido en buena medida miope a estos grupos.
El número cinco significa gracia, por lo que nos
muestra claramente que aún en medio de los juicios más duros también sigue
extendiéndose una medida de gracia para salvación.
También es sugestivo que David buscara cinco piedras lisas
en el arroyo para luchar contra el gigante. Por lo tanto, cinco también nos
muestra una victoria sobre los gigantes que obtendrá esta predicación
del mensaje.
Sin embargo, una clave hermenéutica fundamental para el
número cinco es el texto de Efesios:
Efesios 4:11 RVC
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
A la vez que detalla cinco “agrupamientos” humanos
particulares, nos habla de una proclamación mancomunada de todos los
ministerios de la iglesia
De nuevo, la historia eclesiástica ha estado plagada de
énfasis en uno u otro ministerio de gobierno, pero difícilmente haya habido un
equilibrio. Aunque los cinco ministerios fueron completamente restaurados y
entendidos como tales en el siglo XX, los inicios del siglo XXI no nos
encontraron unidos y equilibrados sino más bien con un cristianismo dominado
por una visión empresarial e imperial, donde unas pocas figuras “descollantes”
dominaban todos los mensajes y recursos en la mayoría de las congregaciones.
Dicho esto, hay cinco enfoques específicos y diferentes,
claramente, “nada nuevo” en la labor misionera aunque sí en la extensión y
profundidad de la misma.
“Todos los habitantes de la tierra”. Es la primera expresión
y el enfoque es masivo, un ministerio de masas que abarca multitudes, claramente
con muchas diferencias entre ellos pero con elementos en común. Esto
corresponde al ministerio apostólico, estableciendo los fundamentos del Reino.
“Toda nación”. Ahora entendemos claramente que cada nación
tiene una identidad definida delante del Padre, una historia, un propósito, una
función. Hay un mensaje propio para cada nación, y son los profetas los
principales actores aquí, orientando, encauzando, arrancando las estructuras de
maldad y estableciendo justicia.
“Toda tribu o raza”. Cada agrupamiento sociocultural tiene
su propia cultura y sus propios códigos, sus particularidades que es necesario
entender y con las cuales hay que concordar. Aquí tenemos la función del
evangelista, llevando a las personas a un encuentro personal con Cristo y a la
genuina conversión.
“Toda lengua”. No pensemos esto solamente como idioma sino
también como las variantes propias de cada sociedad. El castellano resulta el
segundo idioma más hablado del mundo, pero hay tantas diferencias locales y
regionales que cada variante es “un mundo propio”. Aquí tenemos a los pastores,
trabajando pacientemente para cambiar el “idioma de los pueblos” de tal forma
que todos sean purificados y alaben a Dios. Cambiar la forma de hablar,
obviamente, no se trata de palabras sino de pensamiento, voluntad y emociones
(lo que genera el habla) y es una función paciente y larga en el tiempo.
“Todo pueblo o localidad”. Finalmente, cada ciudad, cada
pueblo, que tiene una idiosincrasia particular, necesita escuchar el mensaje en
sus propios términos. Allí también está la transformación de la vida, completa,
y esa es la función del maestro, el quinto de los ministerios mencionados,
quien debe establecer todos los principios del Reino en cada persona a través
de la enseñanza.
Estos cinco enfoques apuntan a cinco niveles de agrupamiento
humano a la vez que a cinco funciones necesarias para el desarrollo del Reino.
Ninguno de ellos nos es ajeno, pero en el Evangelio que viene, los cinco
estarán claramente presentes, por orden y sin faltar uno de ellos.
Danilo Sorti
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