jueves, 24 de junio de 2021

803. El libre albedrío, el miedo y los chipeados…

 

Lucas 8:17-18 RVC

17 Porque no hay nada oculto que no llegue a manifestarse, ni hay nada escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz.

18 Escúchenme bien: a todo el que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.»

 

De todas las profecías que conozco acerca del fin de los tiempos la que más me impacta es la relacionada con el “chipeado” de las personas de tal forma que su voluntad llega a ser controlada y aún su naturaleza genética cambiada. Cuando las escuchaba por primera vez, hace unos cuantos años, parecían algo muy lejano; hoy están a la vuelta de la esquina.

 

Ahora bien, si Dios está al control de todo, ¿por qué habría de permitir eso? Si Dios es perfectamente justo, aún con Sus juicios, ¿por qué ESE juicio sobre los que no hayan creído en Él? Está claro que Dios no es “Papá Noel” y que estamos entrando en Sus juicios para separar y purificar esta raza humana que se ha hundido voluntariamente en lo más hondo que pudo encontrar de la necedad y la maldad. Pero, por el hecho de Su perfecta justicia, aún ninguno de Sus juicios ocurre sin una razón clara.

 

Por ejemplo, cuando analizamos las diez plagas que recibió Egipto, cada una está enfocada en alguno de sus dioses o en su estructura de creencias, y todas en el fondo con un objetivo redentor, hacerles ver que eran dioses inútiles y que su sistema de creencias era falso. Entonces, ¿por qué algo tan drástico que haga perder definitivamente la cualidad humana del libre albedrío, la capacidad de razonar y tomar decisiones por voluntad propia, justamente “el sello de Dios” en el ser humano? No entendí esto con claridad… hasta ahora.

 

¿Qué estamos viendo hoy? En el fondo, algo no muy distinto a lo que siempre ha ocurrido, de una u otra forma, pero en una magnitud mayor: muchas personas, y muchos de los que se llaman cristianos, están RENUNCIANDO VOLUNTARIAMENTE a su capacidad de analizar y tomar decisiones presionados NO POR un fusil apuntando a sus cabezas, sino por unas lucecitas de colores titilantes en una pantalla…

 

La palabra “borrego” se ha puesto muy de moda como una forma ácida de tratar de despertar a los… borregos. En el fondo, por miedo han decidido obedecer a lo que les dicen, o al menos, no cuestionarlo, o no atreverse a buscar otras alternativas, otras soluciones que sí existen en el ámbito de la salud. Por miedo, han decidido muchos seguir fielmente las instrucciones de los “expertos” que aparecen todas las noches con rostros adustos en los noticieros, o escriben sus columnas en los periódicos.

 

Por miedo, usan bozales que resultan ser inútiles y nocivos, y, peor aún, se los hacen usar a sus hijos pequeños.

 

Por miedo, están corriendo, esta vez sí como ovejas al matadero, a colocarse la “ponzoña de alacrán” renunciando a hacer las más básicas preguntas: ¿cómo pudo haberse desarrollado tan rápido un tratamiento que normalmente demora una década en ser probado? ¿Por qué las empresas que lo han producido tienen inmunidad legal ante posibles efectos adversos? ¿Por qué tienen que firmar un consentimiento y renuncia de responsabilidad? ¿Por qué no hay debates abiertos en relación con su efectividad? ¿Cuál es la verdadera tasa de letalidad de la “alimaña infecta”? ¿Por qué no se aplican otros tratamientos que se conocen y usan desde hace años? ¿Qué está pasando realmente con los que ya se la han aplicado? ¿Por qué, luego de aplicada, no pueden dejar de seguir las medidas de cuidado?...

 

Por miedo, no escuchan las voces disidentes porque “pueden engañarlos y llevarlos a la muerte”, porque “son unos fanáticos”, porque “no son expertos”, y una sucesión de falacias ad hominem que sorprende.

 

Y justamente la palabra “falacia”; falacia de pensamiento, o de razonamiento o de argumentación, que son más o menos lo mismo, es la gran vedette hoy: discurso oficial y mediático repleto de falacias, de falsos razonamientos, de ocultamientos y medias verdades y de mentiras flagrantes.

 

Bueno, pero en definitiva, no hay todavía ningún policía apuntando con un fusil a mi cabeza para hacerme decir o pensar en línea con el discurso oficial, por lo tanto, sigo teniendo amplia libertad para decidir qué creer y qué decir. (Aclaro que, aún en ese caso, no renunciaría a mi potestad)

 

Pues sencillamente, buena parte de la sociedad ha decidido renunciar voluntariamente a su capacidad de pensar, analizar, criticar y sacar conclusiones por sí misma. Es un hecho. Y además, ha renunciado a escuchar a los que intentan que así lo hagan. Nada nuevo.

 

Lo que sí es nuevo es que han renunciado a hacerlo precisamente en la ÉPOCA en donde es más fácil conocer la verdad y obtener información, de toda la historia de la humanidad. Nunca ha habido tanta información accesible como ahora, y nunca la gente ha renunciado tan voluntariamente a usarla como ahora. ESO es lo nuevo, y lo más terrible.

 

“Porque no hay nada oculto que no llegue a manifestarse, ni hay nada escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz.” El proceso que estamos viviendo no hace más que sacar a luz lo que estaba escondido en el corazón de cada persona: quiénes se han mantenido firmes en usar las capacidades de razonamiento y análisis que el Creador les dio, lo cual es, en realidad, una forma de honrarlo, y quienes han decidido no usar esas capacidades, lo cual es una forma de deshonrarlo, porque al no usarlas le están diciendo: “esto que me diste no sirve”, “cuesta mucho, no lo voy a usar”, “implica un precio alto, no lo voy a pagar”.

 

A partir de allí el Señor dice: “Escúchenme bien:”, es decir, se trata de algo serio, “a todo el que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.” Este principio se aplica a todo, aún la misma creación biológica lo sigue. Pero lo que ocurrirá en base a él en este tiempo es que, a todo el que “no tiene” capacidad de razonar y decidir por sí mismo, porque ha renunciado voluntariamente a ella, aún esa medida de capacidad que todavía cree tener, le será quitada, definitivamente. La “ponzoña de alacrán” es el primer paso de ese proceso

 

Ahora puedo entender claramente que lo que ocurrirá en un futuro es ESTRICTAMENTE JUSTO en función de lo que muchos en la sociedad están haciendo hoy.

 

 

Danilo Sorti

 

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