miércoles, 11 de mayo de 2022

832. El tiempo de Joel – IV

 Joel 1:6-9 RVC

6 Un pueblo fuerte y muy numeroso viene contra mi tierra. Sus dientes y sus muelas parecen de león.

7 Ha asolado mi viña, y descortezado mi higuera; la ha dejado completamente pelada y por el suelo; ¡sus ramas se han quedado desnudas!

8 »Llora tú, como la joven que guarda luto por el esposo de su juventud.

9 En la casa del Señor ya no hay ofrendas ni libaciones; los sacerdotes que sirven al Señor están de luto.

 

Y aunque todo el texto se está refiriendo a lo mismo, también vemos aquí claramente un juicio sobre el Pueblo del Señor. Veamos las imágenes que utiliza:

 

·         Mi tierra

·         Mi viña

·         Mi higuera

·         La joven

·         La casa del Señor

·         Los sacerdotes

 

Y podemos encontrar más si seguimos con los otros versículos:

 

Joel 1:10-12 RVC

10 Los campos están asolados y de luto, porque el trigo ha sido destruido. Mosto no hay, y el aceite se ha perdido.

11 »Ustedes, labradores y viñateros, preocúpense por el trigo y la cebada, porque se han perdido las cosechas.

12 Las vides están secas; perecieron las higueras y los granados, las palmeras y los manzanos; ¡secos están todos los árboles del campo! Por eso no hay para nadie motivo de alegría.

 

·         Los campos (de labor)

·         El trigo

·         El vino

·         El aceite

·         Los labradores

·         Los viñateros

·         Los árboles

 

Todas estas palabras se usan en sentido simbólico para referirse ya sea al Pueblo del Señor o a los obreros del mismo.

 

Entonces, si lo miramos desde este punto de vista, ¿qué es lo que realmente ha sido “devorado”? ¿El alimento físico o el alimento espiritual? Pues bien, digamos que la hambruna llega cuando el alimento espiritual ya venía escaseando desde hacía rato. Y se cumple el principio bíblico:

 

Mateo 25:29 DHH

29 Porque al que tiene, se le dará más, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.

 

Aunque me gusta más como lo expresa Lucas:

 

Lucas 8:18 RVC

18 Escúchenme bien: a todo el que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.»

 

Los recursos del Pueblo de Dios son devorados porque ya no había Palabra, aunque creían tenerla. Joel anuncia el juicio para la tierra pero más que nada, para el Pueblo de Dios. Por eso Pedro lo cita en su discurso inaugural, porque el juicio estaba por caer sobre Judea, tal como ocurrió una generación después.

 

Podemos identificar cinco acciones que se relacionan con cada uno de los cinco ministerios enumerados en Efesios 4, y en todos los casos hay un juicio sobre ellos que implica el “cese” en sus funciones.

 

7 Ha asolado mi viña, y descortezado mi higuera; la ha dejado completamente pelada y por el suelo; ¡sus ramas se han quedado desnudas!

 

Los apóstoles, que son los arquitectos de la obra del Señor, los que establecen su estructura y diseño general, ven como todo lo que han construido se queda “pelado”; en la “viña” se ven los surcos y el diseño de plantación, y en la “higuera” el tronco y las ramas. Es como un edificio que tiene solo el esqueleto, la estructura de columnas y lozas, nada más.

 

Pero la misericordia de Dios se manifiesta aquí porque esto permite que los “peritos arquitectos”, como se definiría Pablo a sí mismo, reevalúen su obra y se den cuenta de lo que han estructurado mal. Cuando el árbol está cubierto de hojas, no podemos ver si hemos podado mal, o si las ramas han crecido estorbándose mutuamente, pero cuando queda vacío, sí.

 

Cuando la obra bulle de vida, todo puede “taparse” con la actividad, pero cuando la actividad desaparece sale a luz el fundamento.

 

8 »Llora tú, como la joven que guarda luto por el esposo de su juventud.

9 En la casa del Señor ya no hay ofrendas ni libaciones; los sacerdotes que sirven al Señor están de luto.

 

Pero, ¿qué clase de vida había? El profeta es el encargado de mantener viva la Vida de Dios e impedir que otra “vida” extraña penetre. Pero claramente eso era lo que había sucedido.

 

“Otro” marido había terminado desposándose con la Novia, pero ahora es quitado, por es la joven llora, y por eso los profetas invitan al pueblo a lamentarse también, pero esto es el principio de la restauración; es necesario que sea quitado el extraño que está seduciendo a la Novia.

 

Ya no hay ofrendas, pero, ¿qué clase de ofrendas se estaban presentando? ¿Realmente las que agradaban a Dios? Cuando el Señor impide que se sigan entregando esas ofrendas es porque ya no suben a Su presencia, y si no lo hacen, ¡pues “bajan”!... y terminan alimentando otra presencia. Por eso el Señor las corta, y deja tiempo a los profesionales de la religión para que hagan lo que normalmente no hacen: reflexionar y buscar a Dios.

 

Por eso viene el luto a la Casa del Señor.

 

10 Los campos están asolados y de luto, porque el trigo ha sido destruido. Mosto no hay, y el aceite se ha perdido.

 

Los evangelistas encuentra su lugar “afuera” de la estructura de iglesia, pero ahora ni siquiera hay un campo para cosechar. El Padre no está enviando “trigo”, ni el Hijo está haciendo madurar a las uvas ni el Espíritu produciendo “olivos”. No hay cosecha para levantar, ¿por qué habría de haberla? ¿Acaso no terminarían haciendo de ellos doblemente merecedores del infierno, como dijo Jesús acerca de los “misioneros” de su tiempo?

 

Ellos también son llamados a revisar el Evangelio que están predicando, y quitarle toda adulteración.

 

11 »Ustedes, labradores y viñateros, preocúpense por el trigo y la cebada, porque se han perdido las cosechas.

 

La expresión es más clara con otra traducción:

 

11 Ustedes, los que trabajan en campos y viñedos, lloren entristecidos, pues se echaron a perder las siembras y las cosechas de trigo y de cebada.

 

No hay más nada para “almacenar”, nada para guardar. Esto se refiere a los pastores, que ya no tienen gente en sus congregaciones. De nuevo, ¿por qué habrían de recibirla, si el grano terminaba “pudriéndose” en esos graneros?

 

Ahora que los depósitos quedaron vacíos es el tiempo de limpiarlos y quitar toda contaminación y todo resto enmohecido que terminaba contaminando a lo nuevo.

 

12 Las vides están secas; perecieron las higueras y los granados, las palmeras y los manzanos; ¡secos están todos los árboles del campo! Por eso no hay para nadie motivo de alegría.

 

Los maestros deben hacer fructificar a los hijos de Dios, son los encargados de sembrar en ellos las semillas precisas para que den los frutos adecuados. Pero ya no hay “árboles” que puedan echar fruto, no hay “terrenos” para sembrar esas semillas. ¿Y qué semillas estaban sembrando?

 

 

El Pueblo de Dios ha quedado desolado por el ataque de las langostas. Hay, por un lado, una profecía para las naciones, y por otro, una profecía para la iglesia. Todo el mover de la obra ha cesado y quedan expuestos los verdaderos cimientos. Literalmente, es el cumplimiento de la profecía paulina:

 

1 Corintios 3:12-15 RVC

12 Y si alguno edifica sobre este fundamento, y pone oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, u hojarasca,

13 su obra podrá verse claramente; el día la pondrá al descubierto, y la obra de cada uno, sea la que sea, será revelada y probada por el fuego.

14 Si lo que alguno sobreedificó permanece, ése recibirá su recompensa.

15 Si lo que alguno sobreedificó se quema, ése sufrirá una pérdida, si bien él mismo se salvará, aunque como quien escapa del fuego.

 

Generalmente hemos ubicado este texto en el tiempo de la segunda venida o del Tribunal Celestial, y no es errado, pero también hay un cumplimiento mucho más cercano: la hora de prueba es el “fuego”, y en este caso, los espíritus devoradores materializados como langostas.

 

Llegará el tiempo en el que la humanidad verá a esos “insectos” diabólicos, pero ahora vemos a sus espíritus, haciendo la misma obra.

 

Esta sección concluye con la frase:

 

Por eso no hay para nadie motivo de alegría.

 

Pero esto es lo que dijo Isaías:

 

Isaías 22:12-13 RVC

12 Ese día Dios, el Señor de los ejércitos, los convocó al llanto y al lamento, a raparse el cabello y a vestirse de cilicio;

13 pero ustedes prefirieron gozar y divertirse, matar vacas y degollar ovejas, comer carne y beber vino. Y decían: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»

 

El día en que el Señor trae un juicio tan grande es el día de un gran arrepentimiento. Pero antes de ese juicio vino un llamado, como vemos en Isaías. No lo escucharon, al contrario, aún viendo que venía el desastre, prefirieron sumergirse más en sus placeres mundanos, por eso el Señor no tuvo más remedio que quitarlos. Y es serio, porque también dice:

 

Jonás 4:11 RVC

11 ¿Y yo no habría de tener piedad de Nínive, esa gran ciudad con más de ciento veinte mil habitantes que no saben distinguir cuál es su mano derecha y cuál su mano izquierda, y donde hay muchos animales?»

 

Dios tiene piedad de Su Creación, sin dudas, pero la referencia a los animales aquí puede entenderse en un sentido más bien económico: son la fuerza de trabajo que mantenía la economía de esta ciudad, en extremo pecadora, pero que a pesar de eso era objeto del amor divino.

 

¿Qué vamos a hacer ahora que la “langosta” viene?

 

Danilo Sorti

 

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