lunes, 10 de mayo de 2021

799. “¡Clarín miente!”…. sí, y también todos los otros…

 Entre tantas frases de campaña política que se usaron hace un tiempo atrás apareció esta, aludiendo a un diario que representa, obviamente, a la “oposición” (si es que podemos seguir usando esas categorías hoy, claro) del partido que acuñó el respectivo slogan.

 Y bien, no deja de ser cierto, solo que habría que hacer una pequeña corrección: ¡absolutamente todos mienten!

 A esta altura de la plan****a no estoy diciendo nada nuevo para los que están despiertos y entendiendo lo que realmente sucede; no estoy hablando, por otra parte, para los que han decidido abrazar el discurso y la solución “oficial”, pero, ¿qué de los que aceptan la Palabra de Dios pero siguen dudando todavía? Veamos un poco.

 Creo que nadie en su sano juicio diría hoy que los medios masivos NO MIENTEN. Es por demás de obvio. Pero, ¡oh sorpresa!, muchísimos están aceptando los discursos relacionados con la plan****a y la única (falsa) solución que proponen, la v****a. Es decir, mientras por un lado aceptan que no son absolutamente confiables y que están movidos por intereses económicos, por otro creen que dicho discurso “esta vez sí” es verdadero… Demasiado parecido a la situación de la mujer golpeada cuando dice “pero esta vez sí está arrepentido y cambió de verdad”… para terminar siendo un número más, luego de un par de semanas, en las estadísticas de homicidios de mujeres.

 En el fondo, no pueden aceptar que sean “tan malos y perversos”. Bueno, no sé realmente si es que no pueden aceptarlo o no QUIEREN hacerlo, porque en ese caso, se verían obligados a cambiar tantas cosas en sus vidas, y entrarían en un pánico del que solo una fe genuina en Dios podría rescatarlos… y eso sigue siendo escaso, incluso entre los que se consideran creyentes.

 Pero vamos a la Biblia:

 Hechos 6:1-7 RVC

1 En aquellos días el número de los discípulos iba en aumento, pero también comenzaron las murmuraciones de los griegos en contra de los hebreos, pues se quejaban de que en la distribución diaria de ayuda las viudas de los griegos no eran bien atendidas.

2 Entonces los doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: «No está bien que desatendamos la proclamación de la palabra de Dios por atender a las mesas.

3 Así que, hermanos, busquen entre todos ustedes a siete varones de buen testimonio, que estén llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se encarguen de este trabajo.

4 Así nosotros podremos continuar orando y proclamando la palabra.»

5 Esta propuesta fue del agrado de todos los creyentes, y eligieron a Esteban, que era un varón lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, un prosélito de Antioquía.

6 Luego los llevaron ante los apóstoles, y oraron por ellos y les impusieron las manos.

7 Conforme crecía el conocimiento de la palabra del Señor, se multiplicaba también el número de los discípulos en Jerusalén, y aun muchos de los sacerdotes llegaron a creer.

 No podemos quitarle valor a lo que sucedió aquí; fue el primer “traspaso oficial” de autoridad en la naciente iglesia. Sin exagerar, aquí se abrió la puerta a lo que continuaría por dos milenios: la multiplicación del liderazgo cristiano. Obviamente, el Adversario lo sabía y no iba a estar muy contento con eso, así que trataría, infructuosamente, de infundir miedo en este liderazgo emergente, así que sigamos leyendo…

 Hechos 6:8-14 RVC

8 Como Esteban estaba lleno de la gracia y del poder de Dios, realizaba grandes prodigios y señales entre el pueblo.

9 Pero unos que eran de la sinagoga llamada «de los libertos», y otros que eran de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban;

10 pero como no pudieron superar la sabiduría y el Espíritu que Dios le daba,

11 sobornaron a otros para que dijeran que habían oído a Esteban blasfemar contra Moisés y contra Dios.

12 De esa manera soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, los cuales se lanzaron contra él y, con lujo de violencia, lo llevaron ante el concilio.

13 Los testigos falsos que presentaron, dijeron: «Este hombre no deja de blasfemar contra este lugar santo y contra la ley.

14 Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y que cambiará las costumbres que nos dio Moisés.»

 Aquí llegamos al centro del asunto. Obviamente, los argumentos de Esteban, inspirados por el Espíritu Santo, no podían ser rebatidos por la mentira de estos judíos. Digamos de paso que la sinagoga “de los libertos” bien podía haber sido de esclavos libertados, quizás venidos del extranjero, y los judíos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, obviamente venían de otras tierras. Ellos eran los más “cercanos”, culturalmente hablando, a Esteban.

 La honestidad intelectual exigiría que, cuando los argumentos propios no pueden mantenerse frente a los ajenos, uno los revise y los cambie si es necesario. Pocas veces ha existido tal cosa, no resultaba para nada común en el contexto de la Jerusalén de ese tiempo y de buena parte del judaísmo, y resulta mucho menos común en este tiempo.

 En realidad, hoy es prácticamente imposible confrontar a alguien con algún argumento, o siquiera llevarlo a pensar fuera de sus ideas (que, dicho sea de paso, han sido conformadas generalmente por los discursos comunes sostenidos por los medios masivos). Las personas directamente evaden cualquier planteo que las confronte, lo atacan a uno acusándolo de estar “adoctrinando”, corren enseguida a buscar a una autoridad superior para que lo “castigue” a uno, lo denuncian para que sea censurado en las redes (ni en sus mejores sueños los inquisidores del Medioevo pudieron llegar a imaginar tal control) o directamente cortan toda relación y acaban con la amistad o compañerismo. Encontrar hoy una persona que piense diferente a nosotros pero que esté dispuesta a escuchar y analizar argumentos diferentes, es LITERALMENTE un tesoro.

 Pero el hecho es que no solamente no reconocieron su equívoco, que por lo visto había quedado claramente expuesto, sino que diseñaron la estrategia para eliminar a la “fuente de verdad”, Esteban.

 Vamos a decirlo claramente: ellos no fueron a buscar a estos “cualquiera” simplemente para asustar a Esteban y darle un escarmiento, sabían perfectamente cómo funcionaban las cosas en su tiempo, y ya tenían decidido llevarlo a la muerte desde el mismo momento en que sobornaron a estos para que mintieran. Sabían que iniciarían un proceso que fácilmente lo llevaría a la lapidación. La situación social en la Israel de ese entonces, especialmente en la parte más ortodoxa, era explosiva y muy violenta.

 Los fueron a buscar, ¿cuántos eran?, no sabemos, seguramente varios, y normalmente no se paga poca plata para semejante actuación. Y no se busca a cualquier persona para que la haga; pensaríamos que serían “mentidores especiales”, gente que ya tenía cierta fama. Y aquí un paréntesis, si esa gente era conocida por mentir, ¿por qué les creyeron tan fácilmente?

 Veamos que hicieron muy bien su trabajo (lo cual nos da la pista de que también fueron muy bien pagos) ya que terminaron por convencer al pueblo, lo cual requería un esfuerzo territorial importante, moverse, hablar con uno y con otro, en diversos sitios estratégicos, usar palabras persuasivas, convencer a los incrédulos, etc. También convencieron a los ancianos, que eran los líderes civiles y que estarían ya muy acostumbrados a escuchar chismes por lo que no serían tan fáciles (lo cual nos indica que eran personas muy hábiles en el engaño). Y convencieron a los escribas, que conocían la Ley y eran advertidos por ella a no creer cualquier cosa sino por medio de testigos.

 En el relato bíblico este hecho ocupa solamente diecinueve palabras (el versículo 12) pero no debemos engañarnos pensando que fue algo de un par de horas nomás. Aunque el ambienta ya estaba predispuesto, debió requerir un trabajo bastante importante, la capacidad de moverse en esos tres ámbitos diferentes y la habilidad de diseñar discursos creíbles para cada uno… además de una buena cantidad de dinero como para pagar todo eso.

 Una vez que lograr ser creídos, condujeron a la masa (el pueblo convertido en masa, en turba engañada y seducida por una misma palabra) para consumar su plan. El resto de la historia lo sabemos.

 Volvamos a nuestro planteo original, ¿puede haber realmente personas que mientan tan descaradamente? La respuesta fue escrita hace casi dos mil años. No necesitan ser muchos, el resto simplemente creerá ese mensaje, lo replicará y terminará actuando en consecuencia. Está escrito y Satanás lo ha leído y entendido desde hace mucho, pero creo que muchos cristianos no.

 ¿Pueden los medios mentir tan descaradamente? De nuevo, la respuesta ya ha sido escrita. En aquel entonces no contaban con las sofisticaciones que tenemos hoy, pero estos instigadores cumplían las veces de “medios masivos de comunicación”. La tecnología es muy diferente, el contexto también, pero el principio es el mismo; los principios que nos relata la Biblia no cambian, se repiten una y otra vez.

 No es el único ejemplo, pero baste para ilustrar el hecho. Ahora bien, el corolario es lo que realmente preocupa, porque quien no se haya dado cuenta de la mentira hasta ahora deberá reconocer su error, será rechazado por los que hasta ahora lo aceptaban, si se ha v******o tendrá que reconocer ese terrible error y sus nefastas consecuencias, deberá humillarse profundamente ante el Señor por haberse dejado engañar, y buscar Su misericordia (que todavía sigue disponible). Ese es el verdadero precio que no muchos estarán dispuestos a pagar, pero la ganancia es nada menos y nada más que la propia vida. Los tiempos “normales” ya han pasado definitivamente y hoy entramos en los tiempos de la mayor oscuridad y perversión de los hombres sobre la tierra, pero también de la mayor luz y poder para los que decidan creer en Dios y volverse a Él. Entremedio ya casi no queda espacio donde estar. ¿Cuál será nuestra elección?

 

 

Danilo Sorti

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