miércoles, 16 de octubre de 2019

731. Pero mientras tanto, Dios respaldó el reinado de Saúl…


2 Samuel 1:17-27 RVC

17 Y David entonó este lamento en memoria de Saúl y Jonatán,
18 y ordenó que lo aprendieran los descendientes de Judá. Este lamento se halla escrito en el libro de Jaser.
19 ¡Cómo han perecido los valientes! ¡Tu gloria, Israel, ha perecido en las montañas!
20 ¡Que no lo sepan en Gat, ni lo anuncien en las plazas de Ascalón! ¡Que no se alegren las filisteas, ni salten de gozo las hijas de incircuncisos!
21 ¡Que no caiga sobre ustedes, montes de Gilboa, ni rocío ni lluvias que fertilicen tus campos! Porque allí cayó el valiente Saúl con su escudo, como si no hubiera sido ungido como rey.
22 Nunca Jonatán retrocedió con su arco, ni Saúl con su espada rehuyó el ataque.
23 ¡Querido Saúl! ¡Amado Jonatán! ¡Inseparables en su vida; unidos en su muerte! ¡Eran más ligeros que las águilas y más fuertes que los leones!
24 ¡Lloren por Saúl, mujeres de Israel! ¡Él las cubría con finos vestidos de escarlata, y las adornaba con joyas de oro!
25 ¡Cómo han perecido los valientes en batalla! ¡Murió Jonatán en las altas montañas!
26 ¡Cuánto me angustia tu muerte, mi hermano Jonatán! ¡Dulce y maravillosa fue para mí tu amistad! ¡Tu amor superó al amor de las mujeres!
27 ¡Cómo han perecido los valientes! ¡Han quedado destrozadas las armas de guerra!

Nos cansamos de hablar sobre lo mal que Saúl trató a David, recargamos las tintas sobre su locura, su rebeldía, el pecado y la desobediencia en que cayó. Enfatizamos el hecho de que Dios no quería darles un rey, pero que finalmente eligió lo que el pueblo quería, no lo que estaba en Su voluntad. Es triste, Saúl no está en el Cielo, se apartó del Señor a pesar de las promesas y la bendición que recibió.

Pero la verdad es que no somos muy diferentes a los medios de “incomunicación nociva” (parodia de “comunicación masiva”, está claro…) de hoy: recortan la realidad de manera tan grotesca que terminan haciendo de la noticia un producto de consumo que dibuja la realidad ideológica de quienes los dirigen, es decir, mienten descaradamente con la apariencia de informar.

Es verdad que, decididamente, Saúl no fue un buen rey. Es verdad que Dios no quería establecerlo. Pero a pesar de todo eso, que por cierto ocupa muchas páginas en la Biblia, hay otra verdad que olvidamos: Dios comenzó a liberar a Israel de la mano de Saúl. Y si no, ¿cómo se explica lo que David está diciendo en este pasaje?

David era político, no cabe duda, pero no parece muy racional que elevara este canto tan sentido por su archienemigo, al fin y al cabo, ninguno de sus soldados lo estaba transmitiendo en vivo por las redes sociales. Estas palabras no tendrían ningún sentido si no fueran ciertas, y por ello podemos decir que:

·         Saúl era un valiente
·         Dios lo usó para obtener victorias sobre los filisteos, que tanto habían oprimido a Israel en el pasado.
·         Ni Saúl ni Jonatán retrocedían en la batalla
·         Ambos formaban un equipo guerrero poderoso
·         Saúl logró cierto nivel de prosperidad para Israel

David conocía y entendía muy bien eso, y por respeto a Dios que lo había ungido y por amor a su pueblo que estaba siendo libertado de sus enemigos por Saúl, dos veces respetó su vida y no quiso herirlo, más vale prefirió retirarse él de escena, por más doloroso que resultara.

No podemos ignorar, cuando enseñamos sobre los diversos errores de Saúl, que a pesar de todos ellos, Dios estaba haciendo cosas por medio de él, y que había dispuesto un tiempo de vida y reinado que respetaría. Saúl ya estaba desechado, el Espíritu se había apartado, pero Dios seguía respetando Su palabra y el tiempo concedido, y, aunque imperfectamente, seguía librando a Israel por mano de Saúl.

Había algo mucho mejor preparado con David, pero todavía no era su tiempo, necesitó pasar más de 10 años de dura preparación, a pesar de tener el llamado.

Así que vemos a dos personas, una que perdió la unción, otra que la recibió, pero ambas en un “interludio” hasta que sus respectivos tiempos se cumplieran, y mientras tanto, Dios obrando tanto con el primero como con el segundo.

Esto nos debe llamar la atención respecto de la cuestión política cuando Dios permite determinadas autoridades. No me refiero a las que permanecen usurpando un lugar, o en todo caso, por la voluntad permisiva de Dios para juicio de una nación rebelde, sino a aquellos que claramente no están haciendo todo bien, pero son respaldados por el Señor: no se trata de ningún “equívoco divino”, es parte del proceso necesario mientras un nuevo liderazgo se está preparando. Por otro lado, el hecho de que claramente podamos ver ese nuevo liderazgo emergente tampoco significa que ya sea su tiempo, lo será más adelante, cuando estén preparados, digo, tanto las cabezas visibles como los muchos otros no visibles pero imprescindibles para llevar una gestión adelante.

De paso, notemos que tristemente tampoco Jonatán podía seguir, a pesar de tener un espíritu muy diferente al de su padre, porque al final, nunca se separó de él. Por otro lado, Saúl ya había armado toda una estructura de gobierno y militar basada en la tribu de Benjamín, gente que había disfrutado de los beneficios exagerados del reinado y que, según leemos en la historia posterior, no poseían grandes cualidades morales. Aún si Saúl moría y Jonatán lo sucedía, o incluso si resultaba segundo en el mando de Israel, toda esa gente poco recomendable estaría metida en los asuntos del reino, de la mano de Jonatán, porque ya vimos que él no podía desligarse de su familia. Por eso también tuvo que morir, pero creo que el Señor no hubiera querido eso, ¡cuánto bien habrían podido hacer los dos juntos por Israel! ¡Los ejércitos enemigos habrían sentido verdadero pánico cuando los vieran venir! Pero debido al “lastre” de Benjamín, la vida de Jonatán tuvo que ser cortada.

Todo esto debería hacernos más prudentes a la hora de participar en política. En algún momento, Dios tiene a la “mejor persona posible”, que puede estar bastante lejos del ideal. También tiene a la reserva de liderazgo en preparación pero cuyo tiempo aún no llegó. Y ha destinado a unos cuantos líderes prometedores al fracaso, porque están rodeados de gente inconveniente, de la cual no podrán separarse. Como vemos, el panorama es complejo y solo Dios conoce los corazones, por lo que debemos escuchar con más cuidado Su voz y dejar de lado todo fanatismo. Dios es muy práctico, pero nosotros somos muy “idealistas” en Su nombre, lo cual esconde estrechez mental, orgullo y el susodicho fanatismo.

En el “mientras tanto” de Dios, oremos por el nuevo liderazgo que se levantará y cubramos con guerra espiritual los huecos del actual liderazgo. El Señor sabe lo que hace y a Su tiempo manifestará Sus planes perfectos.


Danilo Sorti


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