viernes, 14 de diciembre de 2018

646. Pero mientras tanto, los poderosos de las naciones…


Miqueas 3:1-3 RVC
1 Yo dije entonces: Escuchen ahora, príncipes de Jacob, y jefes de la casa de Israel: ¿Acaso no les toca a ustedes saber lo que es justo?
2 Ustedes aborrecen lo bueno y aman lo malo; le arrancan a mi pueblo la piel y la carne, hasta dejarlo en los huesos.
3 Sí, se comen la carne de mi pueblo y le arrancan la piel, le rompen los huesos y los descuartizan, como cuando se echa la carne en la olla y se pone en el caldero.

Esta mañana pude leer un comentario de Jorge Márquez en El Evangélico Digital (“El mundo, el G20 y los cristianos”), del cual rescato una cita:

“Sin ánimo de ofender a los estadistas reunidos en el G20. Allí en Argentina están reunidos los responsables del hambre, la pobreza, las guerras y las enfermedades del mundo. Algunos son de derecha, otros de izquierda, pero todos, responsables. Seguimos esperando al DESEADO DE TODAS LA NACIONES, JESUCRISTO. PRÍNCIPE DE PAZ”.

Una larga reflexión nos ameritaría el asunto de si realmente pueden hacer otra cosa y hasta dónde son responsables. En un artículo anterior escribí la idea que me comentó mi amigo Oscar Godoy de que los dedos de la estatua que viera Nabucodonosor, representando a todos los imperios y poderes políticos del mundo y de todos los tiempos, tenía, precisamente, 20 dedos, ¿no siguen ya un guión más o menos pautado? Pero eso no les quita responsabilidad.

¿No deben saber lo que es justo todos los que están en el poder? Pero, ¿cómo oraremos nosotros por ellos si nosotros mismos no aplicamos justicia en nuestro pequeño espacio de poder? Para tener autoridad espiritual en un asunto, debemos aplicar justicia en ese mismo asunto.

Dios espera que el que llegue al poder sepa lo que es justo, no se puede llegar allí de otra manera y si estamos aspirando a cualquier posición de autoridad, no basta con que nos enfoquemos en lo que dice I Timoteo y Tito respecto de las cualidades morales que debe tener el líder; en realidad, dentro de esas cualidades ya se incluía. ¿Cómo formamos a nuestros líderes y cómo nos formamos nosotros como líderes? ¿Sólo en las habilidades de liderazgo? No está mal, pero diríamos que es secundario.

La realidad que estaba viendo el profeta Miqueas era exactamente lo contrario a lo esperado: una opresión que literalmente se comparaba con el descuartizamiento de un animal para cocinarlo y comérselo. Cualquier parecido con la actualidad… no es pura coincidencia. Tanto en ese entonces como hoy se justifican esas acciones con muchos “buenos” razonamientos, la diferencia es que hoy son más sofisticados y acompañados de lindos cuadros, esquemas y análisis de matemática financiera.

Miqueas 3:4 RVC
4 Pero cuando clamen al Señor, él no les responderá; más bien, en ese momento les volverá la espalda por todo el mal que han hecho.

Pero sistemáticamente los poderosos olvidan que el tiempo de la angustia llega para todos… bueno, todos los hombres suelen olvidar eso. Por la misericordia de Dios, en esta reunión del G20 que acaba de ocurrir en Buenos Aires, mandó un terremoto, y luego disturbios en París y la muerte de G. Bush padre, como para recordarles Quien es el que realmente sigue al control. Esperemos que alguno pueda entender.

Lo cierto es que aún para los más poderosos, a los que en determinado momento se les da un espacio y tiempo de autoridad, les está reservado un momento de angustia. Pero no critiquemos tanto a “los poderosos”, he visto que la mayoría de los seres humanos se olvidan de eso.

Miqueas 3:5-7 RVC
5 «Así ha dicho el Señor acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, esos que hablan de paz cuando se les da de comer, pero que declaran la guerra cuando no se les da nada:
6 La profecía se les volverá noche, y sus adivinanzas se les volverán oscuridad. Sobre esos profetas se pondrá el sol, y el día se les volverá tinieblas.
7 ¡Esos profetas quedarán avergonzados! ¡Esos adivinos quedarán confundidos! ¡Se quedarán con la boca cerrada, porque no tendrán respuesta de Dios!

Precisamente por los tiempos difíciles en que vivimos hay un resurgir del movimiento profético. Eso ha sido motivado por el Espíritu, pero a los profetas les corresponde la misma exhortación. No tienen ellos el poder de declarar la guerra o imponer tributos, pero sus palabras pueden ser igualmente perniciosas. Y cuando hablamos de profetas también podemos pensar en tantos científicos y profesionales que, con su conocimiento, deben instruir a las sociedades y a los decisores acerca de lo que hay que hacer: ¿hay temor de Dios en sus recomendaciones?

Para ellos también está reservado el momento de la angustia y el fracaso.

Miqueas 3:8 RVC
8 En cambio, yo estoy lleno del poder del espíritu del Señor; lleno de justicia y de fuerza, para denunciar la rebelión de Jacob y el pecado de Israel.

El verdadero profeta del Señor, en estos tiempos difíciles, no tiene un mensaje agradable, y por eso no resulta muy popular. Pero a eso se nos llamó. Tampoco el científico y el profesional según el corazón de Dios tiene un mensaje agradable: hay que anunciar las cosas como son y mostrar lo que se está haciendo mal. Tampoco a ellos les va muy bien.

Miqueas 3:9-12 RVC
9 »Escuchen ahora esto, jefes de la casa de Jacob, y capitanes de la casa de Israel, que aborrecen la justicia y pervierten todo lo recto;
10 que edifican a Sión con sangre, y a Jerusalén con injusticia.
11 Sus jefes dictan sentencia a cambio del soborno; sus sacerdotes cobran por impartir sus enseñanzas, y sus profetas adivinan a cambio de dinero, y se apoyan en el Señor cuando dicen: “¿No es verdad que el Señor está entre nosotros? ¡Ningún mal nos sobrevendrá!”
12 Por eso, por culpa de ustedes Sión será arada como un campo, Jerusalén vendrá a ser un montón de ruinas, y el monte del templo quedará hecho un matorral.»

El juicio viene y ese juicio traerá destrucción sobre el pueblo que ellos lideran, a pesar de que falsamente están convencidos de que “¡Ningún mal nos sobrevendrá!”. Con toda su ciencia, sus refugios secretos, sus depósitos de provisiones, sus armas y sus tratados piensan estar seguros en medio de los juicios que vendrán y que ellos saben muy bien. Pero nosotros sabemos que solo hay UN refugio seguro, que es el Señor.

Miqueas 4:1-4 RVC
1 En los últimos días el monte de la casa del Señor será confirmado como cabeza de los montes y exaltado por encima de las colinas, y a él acudirán los pueblos.
2 Muchas naciones vendrán, y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas.» Porque la enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del Señor.
3 Y el Señor juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas y lejanas; y éstas convertirán sus espadas en azadones y sus lanzas en hoces. Ninguna nación volverá a levantar la espada contra otra nación, ni se entrenarán más para hacer la guerra.
4 Cada uno se sentará bajo su vid y a la sombra de su higuera, y no habrá nadie que pueda amedrentarlos. Esto lo ha declarado la boca del Señor de los ejércitos.

Proféticamente Miqueas vio estos tiempos, a pesar de que escribió ocho siglos antes de Cristo. Contemporáneo con Isaías, tuvo en cierto sentido una perspectiva futura similar; este vislumbró el reino Mesiánico venidero con mucho detalle y el tiempo previos, de los juicios preparatorios. Miqueas nos muestra aquí el tiempo previo con su degradación en el liderazgo y el ministerio profético. Pero nosotros tenemos la esperanza de una nueva Tierra, en donde finalmente habrá paz y todas las naciones tendrán un solo liderazgo, no el falso del Anticristo, sino el del verdadero Cristo.

Todos los sistemas políticos han usado esta esperanza mesiánica como “norte director” de sus propuestas, y todos han terminado engañando a la gente. Todos los hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos, sobre esta Tierra esperan ese tiempo, pocos saben cuál es el verdadero camino. Mientras llega ese tiempo, mostrémosles que no se trata de alianzas ni acuerdos políticos, ni de ciencia o megaproyectos tecnológicos; se trata de la cruz de Cristo.


Danilo Sorti




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