Sabemos que existen millones de ángeles (dos
veces más que el número de demonios) y sabemos que son extremadamente humildes,
sólo unos pocos aparecen mencionados en la Biblia por nombre, y uno de ellos es
Miguel, porque podemos sacar una enseñanza trascendental de su accionar. Aunque
el propio Miguel probablemente no estaría contento de que habláramos de él, si
el Espíritu Santo nos dejó estas referencias en la Biblia, es para que las
estudiemos. Veamos:
Apocalipsis 12:7-9 RVC
7 Después hubo una batalla en el cielo:
Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón, y el dragón y sus ángeles
también lucharon,
8 pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar
para ellos en el cielo.
9 Así fue expulsado el gran dragón, que es la
serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña a todo el mundo.
Él y sus ángeles fueron arrojados a la tierra.
Esta batalla ocurre en el ámbito que llamamos
“segundo cielo”, el principal reino de Satanás, allí donde él está, junto con
sus lugartenientes. Así aislado el pasaje genera más dudas que certezas: ¿Por
qué lucharon? ¿Por qué venció Miguel? ¿Por qué no lo hizo antes, y nos
ahorrábamos tantos problemas…?
Cuando tomamos los pasajes de Apocalipsis de
manera aislada INEVITABLEMENTE llegaremos a conclusiones erradas: constituyen
la culminación de la revelación bíblica y cada escena es, en cierto sentido, el
“cierre” de enseñanzas y doctrinas que se han venido desarrollando a lo largo
de toda la Palaba, por lo que leerla FUERA de ese contexto solo genera
confusión.
Pero aquí tenemos un contexto literario
inmediato que nos aclara mucho de lo que pasó en el cielo:
Apocalipsis 12:10-12 RVC
10 Entonces oí una fuerte voz en el cielo,
que decía: «¡Aquí están ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios,
y la autoridad de su Cristo! ¡Ya ha sido expulsado el que día y noche acusaba a
nuestros hermanos delante de nuestro Dios!
11 Ellos lo vencieron por la sangre del
Cordero y por la palabra que ellos proclamaron; siempre estuvieron preparados a
entregar sus vidas y morir.
12 ¡Alégrense por eso, ustedes los cielos!
¡Alégrense ustedes, que los habitan! ¡Pero ay de ustedes, los que habitan la
tierra y el mar! El diablo ha llegado a ustedes lleno de ira, porque sabe que
le queda poco tiempo.»
Primero, se trata de un hecho que todavía no
ocurrió, aunque podemos sacar muchas enseñanzas para el hoy. Segundo, la raíz
de la victoria se nos explica en el versículo 11: “Ellos lo vencieron por la
sangre del Cordero y por la palabra que ellos proclamaron; siempre estuvieron
preparados a entregar sus vidas y morir.” ¿Por qué razón Miguel y sus ángeles
pudieron luchar y vencer? ¿Acaso fue porque durante estos 6.000 años estuvieron
entrenando y haciendo crecer sus músculos para tener más fuerzas en la lucha?
Bueno, eso último no lo sé sinceramente, pero hasta lo que sé del accionar
angélico, es la justicia de los hombres sobre la tierra la que les da autoridad
para vencer en los aires, es decir, lo que “atamos” en la tierra, los ángeles
se encargan de “atarlo” en los aires.
Los ángeles pudieron vencer porque los santos
ya habían vencido aquí, y ese episodio está ocurriendo DURANTE el período de
los juicios sobre la Tierra, ¿quiénes son esos santos, si la iglesia fiel fue
quitada ya?
Por un lado, se trata de los santos que están
creyendo durante los juicios, pero por otro, me llama la atención que se
mencione a Miguel, porque él cumple un rol fundamental, veamos:
Daniel 10:12-14 RVC
12 Entonces aquel hombre me dijo: «No tengas
miedo, Daniel, porque tus palabras fueron oídas desde el primer día en que
dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios.
Precisamente por causa de tus palabras he venido.
13 El príncipe del reino de Persia se me enfrentó
durante veintiún días, pero Miguel, que es uno de los príncipes más
importantes, vino en mi ayuda, y me quedé allí, con los reyes de Persia.
14 Ahora he venido para hacerte saber lo que
va a sucederle a tu pueblo en los últimos días. La visión es para esos días.»
Daniel 10:20-21 RVC
20 Y me dijo: «¿Sabes por qué he venido a
verte? Pues porque ahora tengo que volver a pelear contra el príncipe de
Persia, y cuando termine de pelear con él, vendrá el príncipe de Grecia.
21 Aparte de Miguel, el príncipe de ustedes,
nadie me ayuda contra ellos. Pero yo voy a revelarte lo que está escrito en el
libro de la verdad.
Daniel 12:1-4 RVC
1 »Cuando llegue el momento, se levantará
Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Serán
momentos angustiosos, como jamás los hubo desde que la humanidad existe, pero
llegado el momento tu pueblo será liberado, lo mismo que todos los que estén
registrados en el libro.
2 Muchos de los que duermen en el polvo de la
tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua.
3 Los entendidos resplandecerán como el
resplandor del firmamento; y los que instruyen a muchos en la justicia serán
como las estrellas por toda la eternidad.
4 Pero tú, Daniel, mantén estas palabras en
secreto y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de un lado
para otro, y la ciencia irá en aumento.»
Entre otras cosas, Miguel es el príncipe que
defiende a Israel, propiamente, el “Ángel de Israel”, y otra referencia lo
termina de confirmar:
Judas 1:9 RVC
9 Pero ni siquiera el arcángel Miguel, cuando
luchaba con el diablo y le disputaba el cuerpo de Moisés, se atrevió a proferir
contra él juicio de maldición, sino que le dijo: «Que el Señor te reprenda.»
A su vez es uno de los más importantes en el
cielo, tanto es así que pudo echar por tierra el reino del segundo cielo, pero
sólo cuando los fieles lo vencieron en la Tierra, lo cual nos muestra
claramente las dos dimensiones de la lucha espiritual: terrenal y espiritual.
La historia del cristianismo está repleta del error de priorizar una dimensión
por sobre la otra, aunque claramente nuestro campo de lucha no es el cielo sino
la Tierra.
A riesgo de decir una herejía, cuando asocio
el nombre de Miguel y su función en relación con Israel, unido a la conversión
masiva que ocurrirá allí durante el tiempo de los juicios, me atrevería a
afirmar que el hecho de que haya recibido las fuerzas vencer en tal lucha se
debe, precisamente, a que el Pueblo Elegido se volvió a Su Mesías, además, por
supuesto y sin menospreciarlo en lo más mínimo, del esfuerzo y sacrificio de
todos los otros santos de la tribulación.
Y si todavía Satanás gobierna en el segundo
cielo es porque el pueblo de Dios, Israel y la Iglesia, aún no han llegado a la
medida de justicia como para que los ángeles puedan vencer en esa batalla. Y si
eso es así a nivel general, también lo es a nivel particular: el ángel de cada
nación, el que ha sido designado para cada pueblo de esta tierra, sólo puede
implantar los diseños de Dios en la medida que el pueblo de Dios en esa nación
actúa con justicia “trayendo el Reino de los Cielos” a la Tierra.
Cuando hablamos de fortalezas espirituales de
maldad nos referimos a esa relación intrincada que se forma entre principados
espirituales que alientan pecados específicos y las personas de esa sociedad
que al estar de acuerdo con ello y cometer efectivamente esos pecados, les
otorgan autoridad a esos principados, que a partir de ella refuerzan su engaño,
formando así un círculo vicioso que no se puede romper ni atacando solamente a
los poderes espirituales ni pretendiendo solamente reformar a la sociedad en
una vida santa (aunque ese sea quizás la principal acción a realizar). Exactamente
lo mismo vale para las fortalezas de verdad, de hecho, si las fortalezas de
maldad funcionan así es porque así ha diseñado Dios que funcionen las fortalezas
de verdad.
Hay un mundo angélico del cual no se nos
habla demasiado en la Palabra, obviamente ha sido así a lo largo de los siglos
para que las sociedades no caigan en la adoración de dichos seres. Pero los que
hemos alcanzado madurez no podemos ignorar las realidades espirituales, sino
más bien, debemos trabajar coordinadamente: necesitamos “fortalecer” los brazos
de los ángeles que Dios ha puesto sobre nuestras naciones para que la justicia
florezca, y para eso debemos vencer en esta Tierra: con la Sangre, con la
Palabra y con nuestra vida de sacrificio, debemos estratégicamente establecer
el Reino, atacar las fortalezas de maldad.
Ahora bien, cuando el ángel de cada país
resulta “empoderado” para establecer los diseños de Dios sobre el territorio
asignado, lo que veremos ocurrirá no solo en el ámbito “cristiano”, sino más
bien en el ámbito “secular”, es decir, veremos procesos y cambios a nivel social,
político, económico. De pronto habrá nuevas ideas y conceptos que buena parte
de la sociedad comenzará a abrazar con fervor y a defender, ideales de justicia
y rectitud. Claro, no perfectos, contaminados por supuesto, pero con una raíz
divina. Constituyen los “principios principales” de los diseños de Dios sobre
tal nación.
De repente la gente “ya no tolera”
determinadas cosas, de repente hay temas que saltan a primer plano, cosas que
han ocurrido durante años, o que fueron aceptadas durante mucho tiempo, pero
que ahora no. Pero cuidado, no se trata de “todo el Reino”, como dije, se trata
de las principales líneas, aquello que constituyen los diseños de bendición más
fuertes y característicos de una nación, la “identidad espiritual”. Por
supuesto que habrá mucho más, por supuesto que habrá todavía raíces fuertes de
iniquidad, pero eso “primero” y más fuerte que aparece constituyen las
principales líneas del propósito de Dios para tal nación y son los ángeles de
esa nación los que se encargan de avivarlas en las mentes de sus habitantes.
No despreciemos eso que aparece y que muchas
veces podemos llamar “secular”, porque son los ángeles los que están trabajando
(como pueden) allí. Es más, “colaboremos” con ese trabajo, con la construcción
nacional que ellos están intentando, sin meternos en la “corriente secular” de
tal forma que nos arrastre, sino metiendo en ella cada vez más principios del
Reino.
Así como los espíritus de maldad se encargan
de inspirar maldad en las personas, los ángeles de Dios se encargan de animar
lo recto en las personas, aún en quienes no le conocen:
Daniel 11:1 RVC
1 »Durante el primer año del reinado de Darío
el medo, yo mismo estuve a su lado para animarlo y fortalecerlo.
No podemos llegar a mucha gente de autoridad
y con capacidad de decisión, ni tampoco es “tan necesario” que lo hagamos; pero
es fundamental que los ángeles del Señor SÍ ESTÉN ALLÍ, y nosotros somos los
que podemos fortalecer, o debilitar, sus manos en este combate.
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario