Algunos años atrás escuché una palabra
profética sobre Argentina, una de las muchas que el Espíritu está trayendo y a
las que la iglesia les da muy poca importancia, en la que se mostraba que
espíritus de locura salían de la tierra y tomaban control de las personas. Las
manifestaciones que vivimos el año pasado (2018) y este mismo en relación con
el aborto, el feminismo de la 3° ola y la ideología de género, muestran un
poquito de esa realidad, pero hay más.
Desde hace unas semanas el Espíritu me viene
inquietando con esa palabra profética, pero en un sentido un poco distinto, en
donde la Iglesia tendrá una participación activa. Pero veamos algunos textos
bíblicos:
Apocalipsis 11:3-6 RVC
3 Yo enviaré a dos testigos míos, vestidos de
cilicio, a que profeticen durante mil doscientos sesenta días.»
4 Estos testigos son los dos olivos y los dos
candeleros que permanecen delante del Señor de la tierra.
5 Si alguien quiere dañarlos, de su boca sale
un fuego que consume a sus enemigos; cualquiera que quiera hacerles daño morirá
de esa manera.
6 Ellos tienen poder para cerrar el cielo e
impedir que llueva durante los días de su profecía; tienen también poder para
convertir el agua en sangre, y para azotar la tierra con toda clase de plagas,
todas las veces que quieran.
Estos profetas que serán los dos testigos
poderosos del Señor en esos tiempos finales, y que ya están vivos en la tierra,
recibieron la autoridad para declarar juicios sobre las naciones impías (todas,
por cierto). No hay nada nuevo aquí, solo la máxima expresión de lo que Dios
hizo muchas veces a través de Sus profetas:
1 Reyes 17:1 RVC
1 Elías, un tisbita que vivía en Galaad, fue
a decirle a Ajab: «Vive el Señor, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que
en los años que vienen no va a llover, y ni siquiera va a caer rocío, a menos
que yo lo diga.»
La función de “maldecir” es algo reconocido
en los brujos desde la antigüedad, pero suena extraña en los profetas de Dios.
La realidad es que la primera maldición de la que tenemos registro en la Biblia
la declaró Dios mismo, y Sus profetas han recibido autoridad para maldecir lo
que Dios quiere maldecir, porque no debe prosperar.
En vez de eso, nos hemos enamorado con la
bendición y hemos bendecido a un montón de demonios e impíos, usando
(usurpando) esa bendición hoy Satanás ha construido un reino enorme, porque la
autoridad viene de Dios a través de Sus hijos.
El juicio de Dios declarado sobre los impíos
tiene una función de misericordia: es un llamado extremo para los que no han
querido oír de ninguna forma (mucho peor que recibir el juicio aquí es
recibirlo por la eternidad en el infierno), es misericordia para el resto de la
sociedad al eliminar o anular en su influencia a los que decididamente no
pueden ya ser redimidos y sólo van a profundizar su degradación, es una seria
advertencia para el resto de los rebeldes.
Pues bien, ya en el final de los tiempos
hemos llegado precisamente al momento en que los profetas de Dios deben
declarar Sus juicios, para que quizás algunos se arrepientan. Y parte de esos
juicios que el Señor ya ha declarado sobre la nación y que nos llama a nosotros
a declarar en situaciones específicas, es el espíritu de locura, que debe ser
desatado sobre aquellos que están promoviendo el aborto y la perversión sexual.
Como dije al principio, no se trata de nada
nuevo, de hecho ya los domina, sino no pensarían así. Tiempo atrás escribí en
una serie de artículos sobre las raíces de iniquidad de Argentina uno que
aludía al “Espíritu de Fantasía”, que lleva a la gente a vivir en un mundo
irreal, enajenados de la verdad y construyendo su propio mundo artificial. De
ahí a la locura propiamente dicho hay solo un pequeño paso.
Sin embargo, lo nuevo aquí es que este
espíritu engañador se mantiene “oculto”: la persona tiene un comportamiento
relativamente normal en casi todos sus aspectos, excepto en uno donde “le salta
la térmica”. Muy claramente eso lo vemos en cuestiones políticas con los que
están fanatizados con determinado liderazgo (abundan en Argentina); son
personas “normales”, pero cuando se toca ESE tema, se transforman,
literalmente, se posesionan. Con el aborto y la ideología de género pasa lo
mismo.
Ahora bien, esos espíritus ganan credibilidad
cuando logran tomar control de personas “serias, respetables e inteligentes”,
que resultan muy coordinadas y profundas en sus análisis y conocimientos. Pero
si el tema fuera promovido por alguno de los locos que suelen estar en las
estaciones terminales de todas las ciudades, ¿quién le prestaría atención?
Para Satanás es un equilibrio complicado:
debe introducir el suficiente veneno en la persona pero ese veneno debe afectar
lo menos posible al resto de sus funciones psicológicas porque sino pierde
capacidad de influencia y credibilidad. Por supuesto que lo logra bastante
bien, al menos con unos cuantos y durante un cierto tiempo… pero estamos en Argentina…
Y en Argentina la sociedad, duele decirlo,
nunca ha estado demasiado lejos del trastorno mental (con un psicólogo cada
1.000 habitantes estamos a la cabeza en cantidad de profesionales per cápita);
un par de inyecciones más y, en realidad, Dios no necesita “hacer” nada porque
las mismas personas ya estarán al borde de la locura.
El juicio de Dios que viene y ya está es,
sencillamente, que la realidad de tinieblas y trastorno mental que impulsa a
las personas a promover el aborto y todo tipo de degeneración quede expuesto
claramente, para que todos lo vean y aquellos que están sinceramente engañados
escapen. Esto es, que sea visto que el aborto va asociado a serios traumas, que
el feminismo de la tercera ola implica un serio problema mental y que no se
trata de mujeres felices y realizadas, que esas personas viven en un mundo de
violencia, y un largo etcétera.
En esencia, es el mismo engaño del marxismo
que funciona muy bien en ambientes académicos porque son los que más fácilmente
viven un mundo ideal.
Al desatarse una verdadera locura sobre esas
personas quedará expuesto lo más horrible de aquello que promueven, de tal
forma que será visible que no son “derechos y libertades” para realizar
plenamente a la persona sino prisiones de esclavitud.
No podemos ser demasiado optimistas pensando
que con eso solo bastará, porque la sociedad está demasiado acostumbrada a la
“locura” como para darse cuenta fácilmente. Por ello, a la vez que declaramos
este juicio declaramos que la luz de la verdad resplandece, de tal forma que
las personas engañadas puedan comparar. No se trata aquí de manipular ninguna
voluntad porque Dios no lo hace, se trata de exponer lo que está oculto,
exponer los engaños para que dejen de serlo y la mejor forma en que un engaño
que promete “plenitud y realización” sea expuesto es mostrando claramente que
lo que en verdad produce es LOCURA Y ESCLAVITUD.
El juicio que trajo Elías tiene también una
fuerte enseñanza simbólica: si tomamos el agua como símbolo de las bendiciones
de Dios y de Su Espíritu, al ser retenida la lluvia se indica que la esencia de
ese juicio, y de muchos en este tiempo, consiste en retener la bendición y
protección divina. Nosotros sabemos lo que eso significa, el mundo piensa que
las cosas buenas que les pasan ocurren “porque es la ley de la naturaleza” y
por lo tanto deben pasar no importa lo que ellos hagan. Los israelitas pensaban
que siempre llovería como había venido lloviendo hasta entonces, sin importar
como vivieran, “Dios no tiene que ver en eso”.
Al retener Dios la ministración de Su
Espíritu sobre todo ser, ocurre lo que le pasó a Saúl:
1 Samuel 16:14 RVC
14 Como el espíritu del Señor ya se había
apartado de Saúl, un espíritu maligno de parte del Señor lo atormentaba
constantemente.
Es inútil discutir si ese espíritu lo mandó
Dios o simplemente permitió que fuera, para el caso es lo mismo: si Dios se
retira INEVITABLEMENTE habrá una horda de malos espíritus esperando para
hacerse presentes.
Cuando Elías oró volvió a llover, y esto es
un símbolo del Espíritu Santo: volvió cuando el castigo fue retirado, pero
notemos que la autoridad para hacerlo la tenía Elías, Dios la había depositado
en él y Dios mismo no lo iba a hacer de otra forma.
Este espíritu de locura no solo vendrá sobre
las personas que persistente y perversamente están intentando imponer
ideologías contra naturaleza, vendrá también sobre la misma “ideología”, es
decir, en el mismo discurso y difusión de ella, sus defensores dejarán al
descubierto sus verdaderas intenciones, hasta dónde quieren llegar y todo lo
que hasta ahora han escondido con bastante habilidad. Esto también vendrá de
parte de Dios.
Los hijos fieles tienen la autoridad para
aplicar los juicios de Dios, pero me temo que el “buenismo” cristiano sigue
infectando a demasiados creyentes que solo ven la misericordia de Dios pero no
Su justicia. Sin embargo, Dios levantará un nuevo ejército que entenderá el
Evangelio en toda su dimensión y no tendrá temor en aplicar los juicios que el
Padre ya ha decretado. Sencillamente, Dios no perderá mucho más tiempo tratando
de mostrar a sus hijos “buenistas” que él no es Papá Noel, llamará y levantará
a otros, y la nube se habrá corrido de ellos.
Declarar juicio no es agradable para nadie,
Elías mismo tuvo que refugiarse durante tres años y medio, por lo que él no
estuvo exento de sufrir las consecuencias de sus propias palabras, ni lo
estaremos nosotros, ¡a nadie le gusta tener que trabajar con trastornados! Pero
el resultado fue la victoria del Señor.
Hoy somos llamados a hacer lo que hizo Leví:
Éxodo 32:25-29 RVC
25 Al ver Moisés que el pueblo estaba
desenfrenado, porque, para vergüenza de ellos ante sus enemigos, Aarón se lo
había permitido,
26 se puso a la entrada del campamento y
dijo: «¿Quién está de parte del Señor? ¡Únase a mí!» Y todos los hijos de Leví
se le unieron.
27 Entonces él les dijo: «Así ha dicho el
Señor, el Dios de Israel: “Fájese cada uno de ustedes la espada al cinto, y
vaya de puerta en puerta por el campamento, y mate cada uno a su hermano, a su
amigo, o a su pariente.”»
28 Y los hijos de Leví hicieron lo que Moisés
les ordenó, y ese día cayeron a filo de espada como tres mil hombres del
pueblo.
29 Entonces Moisés dijo: «Hoy ustedes se han
consagrado al Señor. Hoy el Señor les ha dado su bendición, pues cada uno de
ustedes se ha consagrado en su hijo y en su hermano.»
No sólo Leví obtuvo el sacerdocio sino que
también hubo una promesa para ellos:
Deuteronomio 33:8-11 RVC
8 A Leví le dijo: Que sean el Urim y el Tumim
para tu hombre fiel, aquel a quien pusiste a prueba en Masah, aquel con quien
contendiste en Meriba,
9 aquel que dijo de su padre y de su madre:
«Nunca los he visto»; aquel que no reconoció a sus hermanos, ni tampoco
reconoció a sus hijos, aunque sí obedeció tus palabras y cumplió tu pacto.
10 Él enseña tus preceptos a Jacob, instruye
en tu ley a Israel, pone delante de ti el incienso y coloca sobre tu altar el
holocausto.
11 Señor, bendice todo lo que él haga y
recibe con agrado la obra de sus manos; ¡hiere de muerte a sus enemigos, y que
jamás se levanten quienes lo odian!
Leví fue drástico, ardió en celos por su
Señor. Me temo que muchos cristianos “súper misericordiosos” de hoy en día en
realidad poco aman a Cristo y mucho a su propia comodidad, y por consiguiente,
la de los demás. Necesitamos el mismo celo y necesitamos ser igual de drásticos
cuando las circunstancias lo requieren. Quiera el Señor abrir los ojos de Sus
hijos para que entiendan el tiempo decisivo en que vivimos.
Danilo Sorti
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