lunes, 22 de abril de 2019

681. Espíritus de locura y la sequía que declaró Elías


Algunos años atrás escuché una palabra profética sobre Argentina, una de las muchas que el Espíritu está trayendo y a las que la iglesia les da muy poca importancia, en la que se mostraba que espíritus de locura salían de la tierra y tomaban control de las personas. Las manifestaciones que vivimos el año pasado (2018) y este mismo en relación con el aborto, el feminismo de la 3° ola y la ideología de género, muestran un poquito de esa realidad, pero hay más.

Desde hace unas semanas el Espíritu me viene inquietando con esa palabra profética, pero en un sentido un poco distinto, en donde la Iglesia tendrá una participación activa. Pero veamos algunos textos bíblicos:

Apocalipsis 11:3-6 RVC
3 Yo enviaré a dos testigos míos, vestidos de cilicio, a que profeticen durante mil doscientos sesenta días.»
4 Estos testigos son los dos olivos y los dos candeleros que permanecen delante del Señor de la tierra.
5 Si alguien quiere dañarlos, de su boca sale un fuego que consume a sus enemigos; cualquiera que quiera hacerles daño morirá de esa manera.
6 Ellos tienen poder para cerrar el cielo e impedir que llueva durante los días de su profecía; tienen también poder para convertir el agua en sangre, y para azotar la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que quieran.

Estos profetas que serán los dos testigos poderosos del Señor en esos tiempos finales, y que ya están vivos en la tierra, recibieron la autoridad para declarar juicios sobre las naciones impías (todas, por cierto). No hay nada nuevo aquí, solo la máxima expresión de lo que Dios hizo muchas veces a través de Sus profetas:

1 Reyes 17:1 RVC
1 Elías, un tisbita que vivía en Galaad, fue a decirle a Ajab: «Vive el Señor, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que en los años que vienen no va a llover, y ni siquiera va a caer rocío, a menos que yo lo diga.»

La función de “maldecir” es algo reconocido en los brujos desde la antigüedad, pero suena extraña en los profetas de Dios. La realidad es que la primera maldición de la que tenemos registro en la Biblia la declaró Dios mismo, y Sus profetas han recibido autoridad para maldecir lo que Dios quiere maldecir, porque no debe prosperar.

En vez de eso, nos hemos enamorado con la bendición y hemos bendecido a un montón de demonios e impíos, usando (usurpando) esa bendición hoy Satanás ha construido un reino enorme, porque la autoridad viene de Dios a través de Sus hijos.

El juicio de Dios declarado sobre los impíos tiene una función de misericordia: es un llamado extremo para los que no han querido oír de ninguna forma (mucho peor que recibir el juicio aquí es recibirlo por la eternidad en el infierno), es misericordia para el resto de la sociedad al eliminar o anular en su influencia a los que decididamente no pueden ya ser redimidos y sólo van a profundizar su degradación, es una seria advertencia para el resto de los rebeldes.

Pues bien, ya en el final de los tiempos hemos llegado precisamente al momento en que los profetas de Dios deben declarar Sus juicios, para que quizás algunos se arrepientan. Y parte de esos juicios que el Señor ya ha declarado sobre la nación y que nos llama a nosotros a declarar en situaciones específicas, es el espíritu de locura, que debe ser desatado sobre aquellos que están promoviendo el aborto y la perversión sexual.

Como dije al principio, no se trata de nada nuevo, de hecho ya los domina, sino no pensarían así. Tiempo atrás escribí en una serie de artículos sobre las raíces de iniquidad de Argentina uno que aludía al “Espíritu de Fantasía”, que lleva a la gente a vivir en un mundo irreal, enajenados de la verdad y construyendo su propio mundo artificial. De ahí a la locura propiamente dicho hay solo un pequeño paso.

Sin embargo, lo nuevo aquí es que este espíritu engañador se mantiene “oculto”: la persona tiene un comportamiento relativamente normal en casi todos sus aspectos, excepto en uno donde “le salta la térmica”. Muy claramente eso lo vemos en cuestiones políticas con los que están fanatizados con determinado liderazgo (abundan en Argentina); son personas “normales”, pero cuando se toca ESE tema, se transforman, literalmente, se posesionan. Con el aborto y la ideología de género pasa lo mismo.

Ahora bien, esos espíritus ganan credibilidad cuando logran tomar control de personas “serias, respetables e inteligentes”, que resultan muy coordinadas y profundas en sus análisis y conocimientos. Pero si el tema fuera promovido por alguno de los locos que suelen estar en las estaciones terminales de todas las ciudades, ¿quién le prestaría atención?

Para Satanás es un equilibrio complicado: debe introducir el suficiente veneno en la persona pero ese veneno debe afectar lo menos posible al resto de sus funciones psicológicas porque sino pierde capacidad de influencia y credibilidad. Por supuesto que lo logra bastante bien, al menos con unos cuantos y durante un cierto tiempo… pero estamos en Argentina…

Y en Argentina la sociedad, duele decirlo, nunca ha estado demasiado lejos del trastorno mental (con un psicólogo cada 1.000 habitantes estamos a la cabeza en cantidad de profesionales per cápita); un par de inyecciones más y, en realidad, Dios no necesita “hacer” nada porque las mismas personas ya estarán al borde de la locura.

El juicio de Dios que viene y ya está es, sencillamente, que la realidad de tinieblas y trastorno mental que impulsa a las personas a promover el aborto y todo tipo de degeneración quede expuesto claramente, para que todos lo vean y aquellos que están sinceramente engañados escapen. Esto es, que sea visto que el aborto va asociado a serios traumas, que el feminismo de la tercera ola implica un serio problema mental y que no se trata de mujeres felices y realizadas, que esas personas viven en un mundo de violencia, y un largo etcétera.

En esencia, es el mismo engaño del marxismo que funciona muy bien en ambientes académicos porque son los que más fácilmente viven un mundo ideal.

Al desatarse una verdadera locura sobre esas personas quedará expuesto lo más horrible de aquello que promueven, de tal forma que será visible que no son “derechos y libertades” para realizar plenamente a la persona sino prisiones de esclavitud.

No podemos ser demasiado optimistas pensando que con eso solo bastará, porque la sociedad está demasiado acostumbrada a la “locura” como para darse cuenta fácilmente. Por ello, a la vez que declaramos este juicio declaramos que la luz de la verdad resplandece, de tal forma que las personas engañadas puedan comparar. No se trata aquí de manipular ninguna voluntad porque Dios no lo hace, se trata de exponer lo que está oculto, exponer los engaños para que dejen de serlo y la mejor forma en que un engaño que promete “plenitud y realización” sea expuesto es mostrando claramente que lo que en verdad produce es LOCURA Y ESCLAVITUD.

El juicio que trajo Elías tiene también una fuerte enseñanza simbólica: si tomamos el agua como símbolo de las bendiciones de Dios y de Su Espíritu, al ser retenida la lluvia se indica que la esencia de ese juicio, y de muchos en este tiempo, consiste en retener la bendición y protección divina. Nosotros sabemos lo que eso significa, el mundo piensa que las cosas buenas que les pasan ocurren “porque es la ley de la naturaleza” y por lo tanto deben pasar no importa lo que ellos hagan. Los israelitas pensaban que siempre llovería como había venido lloviendo hasta entonces, sin importar como vivieran, “Dios no tiene que ver en eso”.

Al retener Dios la ministración de Su Espíritu sobre todo ser, ocurre lo que le pasó a Saúl:

1 Samuel 16:14 RVC
14 Como el espíritu del Señor ya se había apartado de Saúl, un espíritu maligno de parte del Señor lo atormentaba constantemente.

Es inútil discutir si ese espíritu lo mandó Dios o simplemente permitió que fuera, para el caso es lo mismo: si Dios se retira INEVITABLEMENTE habrá una horda de malos espíritus esperando para hacerse presentes.

Cuando Elías oró volvió a llover, y esto es un símbolo del Espíritu Santo: volvió cuando el castigo fue retirado, pero notemos que la autoridad para hacerlo la tenía Elías, Dios la había depositado en él y Dios mismo no lo iba a hacer de otra forma.

Este espíritu de locura no solo vendrá sobre las personas que persistente y perversamente están intentando imponer ideologías contra naturaleza, vendrá también sobre la misma “ideología”, es decir, en el mismo discurso y difusión de ella, sus defensores dejarán al descubierto sus verdaderas intenciones, hasta dónde quieren llegar y todo lo que hasta ahora han escondido con bastante habilidad. Esto también vendrá de parte de Dios.

Los hijos fieles tienen la autoridad para aplicar los juicios de Dios, pero me temo que el “buenismo” cristiano sigue infectando a demasiados creyentes que solo ven la misericordia de Dios pero no Su justicia. Sin embargo, Dios levantará un nuevo ejército que entenderá el Evangelio en toda su dimensión y no tendrá temor en aplicar los juicios que el Padre ya ha decretado. Sencillamente, Dios no perderá mucho más tiempo tratando de mostrar a sus hijos “buenistas” que él no es Papá Noel, llamará y levantará a otros, y la nube se habrá corrido de ellos.

Declarar juicio no es agradable para nadie, Elías mismo tuvo que refugiarse durante tres años y medio, por lo que él no estuvo exento de sufrir las consecuencias de sus propias palabras, ni lo estaremos nosotros, ¡a nadie le gusta tener que trabajar con trastornados! Pero el resultado fue la victoria del Señor.

Hoy somos llamados a hacer lo que hizo Leví:

Éxodo 32:25-29 RVC
25 Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque, para vergüenza de ellos ante sus enemigos, Aarón se lo había permitido,
26 se puso a la entrada del campamento y dijo: «¿Quién está de parte del Señor? ¡Únase a mí!» Y todos los hijos de Leví se le unieron.
27 Entonces él les dijo: «Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: “Fájese cada uno de ustedes la espada al cinto, y vaya de puerta en puerta por el campamento, y mate cada uno a su hermano, a su amigo, o a su pariente.”»
28 Y los hijos de Leví hicieron lo que Moisés les ordenó, y ese día cayeron a filo de espada como tres mil hombres del pueblo.
29 Entonces Moisés dijo: «Hoy ustedes se han consagrado al Señor. Hoy el Señor les ha dado su bendición, pues cada uno de ustedes se ha consagrado en su hijo y en su hermano.»

No sólo Leví obtuvo el sacerdocio sino que también hubo una promesa para ellos:

Deuteronomio 33:8-11 RVC
8 A Leví le dijo: Que sean el Urim y el Tumim para tu hombre fiel, aquel a quien pusiste a prueba en Masah, aquel con quien contendiste en Meriba,
9 aquel que dijo de su padre y de su madre: «Nunca los he visto»; aquel que no reconoció a sus hermanos, ni tampoco reconoció a sus hijos, aunque sí obedeció tus palabras y cumplió tu pacto.
10 Él enseña tus preceptos a Jacob, instruye en tu ley a Israel, pone delante de ti el incienso y coloca sobre tu altar el holocausto.
11 Señor, bendice todo lo que él haga y recibe con agrado la obra de sus manos; ¡hiere de muerte a sus enemigos, y que jamás se levanten quienes lo odian!

Leví fue drástico, ardió en celos por su Señor. Me temo que muchos cristianos “súper misericordiosos” de hoy en día en realidad poco aman a Cristo y mucho a su propia comodidad, y por consiguiente, la de los demás. Necesitamos el mismo celo y necesitamos ser igual de drásticos cuando las circunstancias lo requieren. Quiera el Señor abrir los ojos de Sus hijos para que entiendan el tiempo decisivo en que vivimos.


Danilo Sorti




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