Salmos 7:7 RVC
7 Rodeado entonces de todas las naciones,
reinarás sobre ellas desde el alto cielo.
Salmos 22:27-31 RVC
27 Todos los rincones de la tierra invocarán
al Señor, y a él se volverán; ¡ante él se inclinarán todas las naciones!
28 El reinado es del Señor, y él gobierna a
todas las naciones.
29 Todos los poderosos de la tierra lo
adorarán; todos los mortales le rendirán pleitesía, todos los que no tienen
vida propia.
30 Las generaciones futuras le servirán, y
hablarán del Señor a la generación venidera.
31 Se dirá a los que aún no han nacido que el
Señor es justo en todo lo que hace.
Salmos 67:4 RVC
4 ¡Que las naciones se llenen de gozo, porque
tú juzgas a los pueblos con equidad y eres el Pastor de todas las naciones!
Salmos 86:9 RVC
9 Todas las naciones que tú, Señor, has
creado vendrán y se postrarán delante de ti y glorificarán tu nombre,
Muchas profecías nos muestran a las naciones
adorando al Señor, y la escena final de Apocalipsis, que de hecho “no tiene”
fin, nos muestra una eternidad con las naciones presentando su alabanza a
Yahweh. Sería muy largo aquí mostrar los muchos pasajes que hablan sobre
naciones, que, sin embargo, quedaron opacados debido a una interpretación
sesgada de la Biblia hecha por el cristianismo durante siglos, que sólo vio el
Nuevo Testamento pero se olvidó de su estrecha conexión con el Antiguo.
Constantino “captura” la iglesia en cierto
sentido de nuevo para el estado (aunque antes de hacer una crítica demasiado
ácida debemos considerar si hubiera podido existir otro modelo EN ESE TIEMPO, no
en el nuestro). Así la recién nacida iglesia católica, y posteriormente, las
primeras iglesias protestantes, se concibieron a sí mismas como iglesias de los
estados, oscureciendo la instrucción de Jesucristo respecto de que Su Reino no
era de este mundo.
La segunda ola de la Reforma comenzó con la
separación de la iglesia y el estado, no con el fin de que el estado se
volviera ateo, sino para que la fe pudiera ser practicada con libertad y no se
inmiscuyeran ambas esferas. El programa masónico tomó ese principio soltado por
la misma iglesia para exagerarlo al punto de volver ateos a los estados.
Lo cierto es que al rechazar Israel como
nación el mensaje de salvación, ya no había una nación testigo entre todas las
naciones que pudiera llevarlas a la conversión COMO NACIONES. Sólo había
individuos, por lo que el nuevo tiempo consistió en individuos integrados a un
Reino espiritual que fungirían como embajadores en medio de todas las naciones.
Yahweh nunca dejó de juzgar a las naciones,
ahora el Mesías sentado en Su trono había recibido autoridad sobre ellas, pero
se abrió un tiempo de misericordia en donde pacientemente esperó que Su Mensaje
se difundiera entre los pueblos.
La profecía más clara sobre las iglesias, lo
que leemos en Apocalipsis 2 y 3, nos muestra que ya se completaron sus épocas y
las señales proféticas anuncian aceleradamente el fin; este tiempo de la
iglesia, este “paréntesis” como se ha llamado muchas veces, está muy próximo a
cerrarse, ¿y qué está pasando mientras tanto?
La introducción a toda la Biblia la
encontramos en los primeros once capítulos de Génesis, y ellos concluyen con
naciones apareciendo y esparciéndose sobre la faz de la Tierra. De ahí en más
nunca “desaparecen” del relato bíblico, ni siquiera en el Nuevo Testamento aunque
en enfoque principal sea individual. Es lógico que a medida que se cierra este
paréntesis de la época de la iglesia, y que el juicio y la purificación de Su
pueblo se completa, comienza nuevamente el tiempo de las naciones.
Las imágenes que tenemos del reinado milenial
nos hablan de naciones adorando al rey, o no (porque también habrá pecado
allí), pero en este caso recibiendo inmediatamente el juicio correspondiente.
La iglesia no desaparecerá durante ese tiempo (no desaparecerá nunca más, de
hecho), pero ya no se tratará de “embajadores dentro de naciones perversas”,
todas las naciones serán cristianas, obedientes o rebeldes, pero cristianas.
Y ahí vamos llegando a este tiempo del fin en
el que una época se cierra y una nueva comienza a abrirse, ¿qué significa? Pues
que el llamado a “discipular naciones”, tal como fue dicho en Mateo 28:19,
adquiere otra dimensión.
Es difícil hablar sobre esto; la salvación
sigue siendo individual y todavía no podemos esperar que haya “naciones
cristianas”, y no creo que las haya hasta por lo menos mediados del tiempo de
los juicios, o después. Pero diversas palabras proféticas dadas a los siervos
del Señor muestran cómo naciones se vuelven progresivamente más oscuras
mientras que en otras brilla cada vez más la luz. No diría que esto quiere
decir que esas naciones serán cristianas ahora, pero sí que el número de
creyentes crecerá y que el nivel espiritual aumentará tanto como para ser luz
en estos tiempos oscuros. No escaparán a los juicios, no serán perfectas ni mucho
menos, no estamos todavía de vuelta en el tiempo de las naciones, pero habrá un
avance, un “anticipo”.
No puedo explicar todo lo que esto significa,
pero observo que hemos sido despertados a pelear espiritualmente por nuestros
países, y eso hará una diferencia. No había ocurrido así durante siglos y no
creo que debamos echarle la culpa a la teología; ocurrió así ahora y estoy
convencido que el Espíritu Santo, el Ruaj Hakodesh, lo ha hecho, como un
anticipo.
Proféticamente hoy estamos comenzando a cumplir,
a “sembrar” en el mundo espiritual, lo que será una realidad en un futuro:
naciones completas entregadas al Señor. Despojémonos de todos los conceptos
secularistas que han tenido su utilidad en su tiempo, pero que en esencia son
falsos: nunca pensó Dios naciones separadas de la fe y si esa experiencia no
funcionó en el pasado fue porque no era el tiempo. La separación entre la
iglesia (como Cuerpo de Cristo, no como institución) y el estado es,
finalmente, un acuerdo humano, y no hay ninguna “Biblia” que la ordene,
sencillamente puede borrarse así como se escribió alguna vez. Hoy la avanzada
zurdo progre quiere borrar las más elementales leyes de la naturaleza, ¿por qué
habremos de respetarlos en una separación que no es bíblica? ¡Nunca el Eterno
pensó en naciones seculares!
Nuestros países deben incorporar las leyes de
Cristo, porque esa es la voluntad del Señor, y no hay nada superior. No somos
llamados a ninguna guerra física porque eso quedó bien en claro en los
Evangelios, pero tenemos todas las armas espirituales para utilizar,
¡usémoslas! No vamos a “hacer cristianas” a nuestras naciones hoy, pero vamos a
cambiar muchas realidades. El Santo de Israel está con nosotros.
Danilo Sorti
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