martes, 9 de julio de 2019

697. Aquí está el reposo


Isaías 28:12 DHH
12 Ya él les había dicho antes:
“Aquí está la calma,
aquí está el descanso;
que descanse el fatigado.
Pero no quisieron hacerle caso.


El concepto de reposo aparece vez tras vez en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento asociado al día de reposo. Los cristianos rápidamente “borramos” el día de reposo porque Jesús no cumplió con la exageración en que habían caído los judíos, pero con eso nos perdimos un principio clave: ¡uno no puede estar continuamente trabajando!

Bueno, algunas personas lo tienen tan en claro que deberían ser animadas a que se esfuercen un poco más… pero en este frenético mundo moderno “no hay tiempo” porque todo era para antes de ayer.

Mucho se ha escrito sobre el peligro del exceso de actividad, tanto a nivel “secular”; físico, psicológico, familiar, como a nivel espiritual. El camino que concluye en el pecado, a veces grosero, y el apartarse del Camino suele comenzar con un: “no tengo tiempo hoy para buscar al Señor”.

Aunque no somos llamados a guardar un sábado tal como lo hacían los judíos de la época de Jesús, resulta una necedad simplemente borrar toda esa parte de la Palabra porque “no aplica” (supuestamente) hoy.

Yahvéh mismo descanso y nadie supondría que eso significó “dejar de ser Dios” por un momento, ni dejar de sostener todo lo que existe con Su Palabra; sino más bien concluir por un momento con un proceso para disfrutar de la obra.

Todos necesitamos descansar y es muy fácil en este mundo cargarse de actividades, que pueden ser buenas, pero que en algún momento agotan. Y quizás el problema sea que nos creemos “Dios”, o incluso algo superior, porque no tenemos en cuenta que debemos descansar. Y cuando me refiero a “descansar” no digo que necesariamente pasemos todo el fin de semana tirados en la cama, sino principalmente descansar en nuestra mente y espíritu.

Descansar implica fe; y donde más claramente se ve esto es en las ordenanzas respecto del año sabático:

Levítico 25:20-22 RVC
20 Y si acaso se preguntan: “¿Y qué vamos a comer el séptimo año, si no vamos a sembrar ni a cosechar nuestros productos?”,
21 yo los bendeciré el sexto año, y la tierra dará frutos para tres años.
22 Así en el año octavo ustedes sembrarán, y mientras tanto comerán del fruto añejo hasta el año noveno, y tendrán comida hasta que puedan cosechar.

Lo mismo vale “en pequeño” para el día de reposo que el Señor había establecido, es decir, hace falta fe para creer que el trabajo pendiente podrá hacerse al día siguiente, o que el dinero alcanzará, o que el trabajo para el Señor que estamos haciendo, la batalla espiritual que estamos librando, será ganada aunque ese día “no estemos luchando”…. aunque quizás lo estemos haciendo en un grado superior…

Aún persiste la discusión en torno al “sábado”; no hay ejemplos o mandatos claros al respecto en el Nuevo Testamento sobre los cuales basarnos para seguir guardando el sábado judío, pero sí subsiste el principio del “día de reposo”. Cómo esto se lleva a la práctica en cada caso, cuál será ese día de reposo para cada uno, creo que puede ser diferente y el Espíritu indicará cómo, pero no debemos olvidarnos del principio si queremos ser bendecidos.

Que el Señor nos ayude, en este atareado y exigente mundo, a poner en práctica.


Danilo Sorti




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