lunes, 9 de abril de 2018

453. El perfume derramado: ¿solo ejemplo de consagración y ofrenda?


Marcos 14:3-9 RVC
3 Mientras Jesús estaba en Betania, sentado a la mesa en la casa de Simón el leproso, llegó una mujer. Llevaba ésta un vaso de alabastro con perfume de nardo puro, que era muy costoso. Rompió el vaso de alabastro, y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.
4 Algunos de los que allí estaban se enojaron internamente, y dijeron: «¿Por qué se ha desperdiciado así este perfume?
5 ¡Podría haberse vendido por más de trescientos denarios, y ese dinero habérselo dado a los pobres!» Y se enojaron mucho contra ella.
6 Pero Jesús dijo: «Déjenla tranquila. ¿Por qué la molestan? Ella ha efectuado en mí una buena obra.
7 A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, y cuando quieran podrán hacer por ellos algo bueno. Pero a mí no siempre me tendrán.
8 Esta mujer ha hecho lo que pudo. Se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
9 De cierto les digo que en cualquier parte del mundo donde este evangelio sea proclamado, también se contará lo que esta mujer ha hecho, y así será recordada.»

Este episodio es una “parada obligada” para casi cualquier predicador; al menos en algún momento de su carrera hablará sobre esto, y es justo que así sea porque Jesús mismo mandó que se recuerde.

Normalmente se utiliza como metáfora para hablar de la necesidad de “romper nuestro alabastro” y derramarnos sobre el Señor. No digo que sea incorrecto, aunque no es mi estilo de interpretación preferido; sin restarle valor, creo que también tenemos otras cosas interesantes.

La palabra en griego que se traduce como “muy costoso” puede significar “extremadamente costoso”. También se ha hablado mucho de este tipo de perfume y del recipiente que lo contenía, algo reservado sólo para ricos, que podía pasarse de una generación a otra.

Trescientos denarios equivalía al salario casi de un año de trabajo; normalmente un obrero no podía ahorrar eso (¡tampoco ahora!), si sacara un 10% de su salario demoraría 10 años en comprarlo. Su valor lo convertía en algo único pero no solo por el objeto en sí, sino por el “valor – tiempo” asociado, es decir, ese perfume había requerido mucho tiempo y / o esfuerzo para ser conseguido, y, si fuera vendido, podía dar dividendos también a lo largo del tiempo. ¿Tanto tiempo y esfuerzo invertido para ser utilizado en un rato, para perfumar unas horas y luego perderse para siempre?

Pues Jesús, que a lo largo de los Evangelios demostró ser muy práctico y concreto en Sus enseñanzas, valoró sobremanera el gesto que habría de “consumirse” en un lapso muy breve. Hagamos una cuenta: si, como dijimos, un obrero hubiera ahorrado durante 10 años y el perfume hubiera durado un día antes de perderse completamente, la relación porcentual entre su uso y el esfuerzo para obtenerlo es del 0,03 %. ¡Por eso los contables del grupo se volvieron locos! Literalmente, vieron “escurrírseles” una fuente de dinero para hacer obras de bien… y para “morder” un bocado…

El hecho tuvo un valor profético relacionado con la salvación y con la copa de sufrimiento que el Señor debía tomar, el valor de eso era muy superior al sacrificio que significó romper ese alabastro y renunciar a un objeto tan costoso (consideremos un sueldo básico multiplicado por doce). Valió la pena tanto “tiempo” y esfuerzo para conseguirlo y guardarlo, estuvo relacionado con el cuidado del cuerpo muerto del Señor, que constituía la “última” obra de bien posible para un difunto.

Entonces, tenemos algo  muy valioso que por ello se puede traducir en tiempo – esfuerzo para obtenerlo que se “consume” en un lapso muy breve, y además, “sin” un sentido material inmediato. ¿Qué más podemos aprender de esto?

Pienso en este momento en misioneros que se han preparado durante años para luego ofrendar sus vidas prontamente en el campo de misión. O en los esfuerzos evangelísticos que alcanzan al moribundo, que parte apenas convertido parte. O en otros hechos puntuales que cambiaron la historia:

Ester 4:14 RVC
14 Si ahora callas por completo, de alguna otra parte nos vendrá respiro y liberación a los judíos, pero tú y tu familia paterna morirán. ¿Quién sabe si has llegado al reino para un momento así?»

Pero la realidad es que aún a los enemigos del Pueblo de Dios el Señor los “preparó” para el momento en que serían derrotados, ¿cuánto tiempo llevó la preparación de los antepasados de Goliat, hasta llegar a Goliat mismo, que aparece en la Biblia solo en un capítulo, ¡precisamente para ser derrotado! Pero, ¡cuánto ánimo y fe ha dado ese episodio a los hijos de Dios a lo largo de siglos, y para que David, el modelo profético de Jesucristo, se acercara al trono! ¿Valió la pena? Sí.

Vamos al aquí y ahora, ¿qué sentido tiene el esfuerzo en construir cosas para Dios o aún trabajos “seculares” que sirvan de testimonio, ahora que la venida de Cristo es inminente? Aquellos que son llamados a “construir” cosas hoy normalmente no pueden aceptar que Cristo esté por venir y que eso desencadene una serie de eventos desastrosos, ¿por qué Dios los llamaría a hacer algo que dure (probablemente) tan poco tiempo?

Pero lo cierto es que en la soberanía de Dios eso puede tener perfecto sentido, es más, probablemente sea más importante y crítico lo último que se haga que lo hecho durante los siglos anteriores. Aquello que expresamente está destinado a durar muy poco pero que completa el testimonio de la Iglesia sobre esta Tierra y “abre” las puertas a la venida más plena del Reino, es extremadamente importante. Recordemos: hay más profecías sobre las últimas horas de Jesús que sobre el resto de Su vida, y los cuatro Evangelios hablan muy poco o nada de la infancia y juventud de Jesús, mucho sobre su ministerio, pero proporcionalmente destinan mucho más espacio a los eventos del último día de vida, y muy poco a referirnos Sus palabras luego de resucitado. Es claro cuál fue el momento crítico y sobre el cual el Espíritu quiere que prestemos atención.

Aquellos que tienen un ministerio profético o de intercesión, suelen estar tan enfocados en la venida inminente de Cristo que literalmente se olvidan del mundo. Bueno, en realidad, los que tienen ese tipo de ministerio frecuentemente se olvidan del mundo terrenal… No quiero ser crítico con ellos porque cada uno tiene su llamado y su lugar, no se supone que todos deban estar “haciendo cosas” allá afuera, pero también deberían entender esta forma de obrar de Dios.

En los últimos tiempos cada uno tiene su llamado y somos exhortados fuertemente a no especular con el momento de Su venida:

Mateo 24:44-51 RVC
44 Por tanto, también ustedes estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo esperen.
45 »¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual su señor deja encargado de los de su casa para que los alimente a su tiempo?
46 Bien por el siervo que, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
47 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus bienes.
48 Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”,
49 y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,
50 el señor de aquel siervo vendrá en el día menos pensado, y a una hora que nadie sabe,
51 y lo castigará duramente, y le hará correr la misma suerte de los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

Si notamos bien, el siervo malo no solamente hizo lo incorrecto y abusó de sus consiervos (tal como muchos que pretenden ser líderes de la Iglesia hoy), sino que ABANDONÓ el trabajo que le había sido encargado para ir “a comer y a beber con los borrachos”.

El Reino de Dios, desde que Jesús ascendió, vive en una continua tensión entre el “pronto pero todavía no”, hasta el último día de esta Iglesia sobre la Tierra, y no debemos “resolver” la tensión con respuestas fáciles.


Danilo Sorti




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