Mateo 4:1-3, 10, 11 RVC
1 Luego Jesús fue llevado por el Espíritu al
desierto, para ser tentado por el diablo.
2 Después de haber ayunado cuarenta días y
cuarenta noches, tuvo hambre.
3 El tentador se le acercó, y le dijo: «Si
eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.»
…
10 Entonces Jesús le dijo: «Vete, Satanás,
porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”»
11 Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles
vinieron y lo servían.
En un artículo anterior hemos visto que el
ayuno es “multidimensional”, es decir, que tiene múltiples efectos: trae
justicia, revelación, provoca cambios espirituales. Una de las facetas tiene
que ver con la guerra espiritual.
El ejemplo más claro es el de Jesús; Él
“provocó” a Satanás para que fuera a Su encuentro. Estuvo observando todo lo
que Jesús hacía pero no podía acercarse sino hasta que llegara el momento de
mayor debilidad… en lo natural, pero no en lo espiritual.
El Hombre Jesús, moviéndose en el plano
material, literalmente forzó las puertas del mundo espiritual a tal grado que
el mismo rey del infierno tuvo que enfrentársele. Pero antes de entusiasmarnos
demasiado con la idea de ir a pelear contra demonios y principados, tengamos en
cuenta cómo empieza el pasaje: “Luego Jesús fue llevado por el Espíritu al
desierto”. El Señor estuvo 30 años de preparación en el anonimato, luego fue
bautizado cumpliendo todo lo que era justo que se hiciese, y finalmente, antes
de dar comienzo público a un ministerio que estaría marcado por los hechos
milagrosos, tuvo que tener esta confrontación de poder.
No sabemos si entremedio hubo confrontaciones
“menores” con otros demonios, pero no me parecería demasiado ilógico, teniendo
en cuenta la forma de obrar de Satanás. De todas formas, el texto no dice nada
de eso, y es extraño, porque de diversos testimonios sabemos que durante el
ayuno guiado por Dios siempre pasan cosas, hay revelaciones y confrontaciones
espirituales. También podría ser que el mismo Adversario se haya encargado de
tentarlo a lo largo de ese tiempo, de diversas formas, hasta que no le quedó
más remedio que presentarse él mismo. Lo importante era, sin embargo, que la
lucha espiritual culminó con el enfrentamiento de mayor nivel, y eso abrió los
aires durante el tiempo del ministerio terrenal del Señor (cuarenta significaba
el tiempo de preparación eficaz, el tiempo de prueba antes de la victoria).
Lucas 4:13 RVC
13 Cuando el diablo agotó sus intentos de
ponerlo a prueba, se apartó de él por algún tiempo.
Hasta que esa ventana “se cerró”:
Lucas 22:53 RVC
53 Todos los días he estado con ustedes en el
templo, y no me pusieron las manos encima. Pero ésta es la hora de ustedes, la
hora del poder de las tinieblas.»
No volvemos a ver a Jesús ayunando, aunque
era una práctica religiosa judía y sin duda lo hizo, sin embargo, creo que el
Espíritu quería mostrarnos otra verdad:
Marcos 2:19-20 RVC
19 Jesús les dijo: «¿Acaso pueden ayunar los
invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? ¡Claro que no, mientras
el novio esté presente!
20 Pero vendrá el día en que el novio les
será quitado, y entonces sí, ese día ayunarán.
El ayuno fue un momento de guerra espiritual
del más alto nivel que liberó los aires para que todo el ministerio de Jesús
fluyera de manera maravillosa, y nos enseña un principio muy valioso. Jesús no
rehuyó la confrontación, no esperó a que Satanás se presentara el primer día
que saliera a predicar o que trajera confusión y desorden en el primer grupo de
discípulos, antes de hacer algo en este mundo terrenal, se ocupó del
espiritual, y el contexto de ello fue el ayuno.
Ahora bien, Jesús no resistió la tentación
“por el ayuno” sino por su naturaleza perfectamente santa, el ayuno más bien lo
llevó al lugar de la confrontación inevitable, por lo que no deberíamos hacerlo
si no somos guiados por el Espíritu, porque habrá lucha.
Un ayuno antes de un ministerio o un servicio
para el Señor puede ser una buena idea, pero debemos estar preparados para la
lucha.
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario