jueves, 19 de noviembre de 2020

785. El camino del asesino

 Proverbios 28:17 RVC

17 El que lleva a cuestas la muerte de otro huye hasta el sepulcro y nadie lo detiene.

 

Proverbios 28:17 DHH

17 El que ha cometido un asesinato

no parará hasta caer en la tumba:

¡que nadie intente detenerlo!

 

Proverbios 28:17 TLA

17 El que mata a otro

no merece ayuda.

¡Tarde o temprano

le pasará lo mismo!

 

Proverbios 28:17 NTV

17 La conciencia atormentada del asesino lo llevará a la tumba. ¡No lo protejas!

  

Es interesante que el mismo versículo ha dado origen a traducciones diferentes. Está claro que no se trata de significados distintos sino de matices dentro de un sentido muy claro. Estos matices enriquecen la comprensión del texto.

 El asesinato es algo duramente castigado en la Ley de Moisés, y en realidad, desde mucho antes:

 Génesis 9:6 RVC

6 La sangre del que derrame sangre humana será derramada por otro hombre, porque el hombre ha sido hecho a imagen de Dios.

 Esta es u una ley dada para todos los pueblos, no para Israel porque de hecho aún no existía.

 Éxodo 21:14 DHH

14 Pero al que se enoje con su prójimo y lo mate a sangre fría, lo buscarás aunque se refugie en mi altar, y lo condenarás a muerte.

 Aunque fuera en el lugar más santo, la sangre tenía que ser vengada. Aunque estuviera agarrado a los cuernos del altar:

 1 Reyes 2:28-31 RVC

28 Esta noticia llegó a oídos de Joab, que también había apoyado a Adonías, aunque no se había unido a Absalón. En cuanto lo supo, huyó al tabernáculo del Señor y se aferró a los cuernos del altar.

29 Cuando Salomón supo que Joab estaba en el tabernáculo del Señor, junto al altar, ordenó a Benaías hijo de Joyadá que fuera y le diera muerte.

30 Entonces Benaías fue al tabernáculo del Señor y le dijo a Joab: «El rey te ordena que salgas.» Pero Joab respondió: «De ninguna manera. Prefiero morir aquí.» Benaías regresó a palacio y le contó al rey lo que había dicho Joab.

31 Entonces el rey dijo: «Pues cumple sus deseos. Mátalo y entiérralo, y borra así la sangre que Joab derramó injustamente, y que nos manchó a mi padre y a mí.

 Cuando no hay un pueblo que pueda hacer justicia, Dios mismo se encarga de hacerla de tal manera que todos lo sepan:

 1 Reyes 21:19 RVC

19 Y vas a decirle lo siguiente: “Así ha dicho el Señor: ¿No es verdad que asesinaste a Nabot para quitarle lo que era suyo? Pues así ha dicho el Señor: En el mismo lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, lamerán también tu propia sangre.”»

 1 Reyes 21:23 RVC

23 En cuanto a Jezabel, tu mujer, yo, el Señor, declaro que los perros se la comerán en la muralla de Jezrel.

 Este concepto estaba aún arraigado entre los pueblos paganos:

Hechos 28:4-5 RVC

4 Cuando los lugareños vieron que la víbora pendía de su mano, se dijeron unos a otros: «Con toda seguridad este hombre es un homicida, pues logró escapar del mar, pero la justicia lo ha alcanzado y no lo dejará vivir.»

5 Pero Pablo se sacudió la víbora y ésta cayó en el fuego, sin que Pablo sufriera ningún daño.

 Cuando un pueblo consciente, o al menos, no se preocupa de que sea hecha justicia sobre la sangre derramada, en especial por los caprichos de los poderosos que impunemente se creen dueños de la vida y la muerte de las personas, ellos mismos son culpables de esa sangre.

Mucho peor aún: cuando la iglesia no se preocupa en clamar para que la sangre derramada sea cubierta con justicia, ella misma se vuelve cómplice y sus manos se manchan de sangre delante de Dios:

 Isaías 1:13-15 RVC

13 No me traigan más ofrendas inútiles. El incienso me repugna; no soporto la luna nueva ni el día de reposo, ni las reuniones que convocan; sus fiestas solemnes son inicuas.

14 Mi alma aborrece sus lunas nuevas y sus fiestas solemnes; ¡son para mí una carga insoportable!

15 Cuando ustedes tiendan las manos hacia mí, yo apartaré de ustedes mis ojos. Y cuando multipliquen sus oraciones, no las oiré, pues tienen ustedes las manos llenas de sangre.

 Isaías 59:1-3 RVC

1 Bien pueden ver que la mano del Señor no está impedida para salvar, ni sus oídos se han agravado para no oír.

2 Son las iniquidades de ustedes las que han creado una división entre ustedes y su Dios. Son sus pecados los que le han llevado a volverles la espalda para no escucharlos.

3 ¡Ustedes tienen las manos manchadas de sangre! Sus dedos están llenos de iniquidad! ¡Mienten con los labios y emiten maldad con la lengua!

Una iglesia así no puede esperar nada del Señor, no importa cuán sana y recta sea su doctrina, cuánto se preocupe por vivir en santidad, cuanto ore, llore, grite, clame, salte y patalee, DIOS NO ESCUCHARÁ. Al contrario, Su ira estará sobre la tal, y Su Santo Espíritu se retirará de ellos. Quedará totalmente desprotegida y será devorada por las muchas fieras espirituales que se han soltado en este tiempo y están deseosas de destruir a los creyentes.

 La realidad de una iglesia así es la que expresa el versículo siguiente:

 Isaías 59:4 RVC

4 No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue con la verdad; confían en lo que no es, y profieren mentiras; conciben maldades, y dan a luz iniquidad.

 ¿Por qué no hay justicia en una nación y sus habitantes son oprimidos?

 Lucas 18:7 RVC

7 ¿Acaso Dios no les hará justicia a sus elegidos, que día y noche claman a él? ¿Se tardará en responderles?

 Sencillamente porque no hay quien clame día y noche. ¿Por qué no claman los hijos de Dios? Porque los líderes religiosos le han enseñado que: “estas cosas tienen que pasar”, “así son los poderosos”, “Cristo viene, no se preocupe por el mundo que se va a acabar”, “y… algo habrá hecho…”, “¡¡la Biblia no nos manda a juzgar!!”, “Dios se encargará, usted no se preocupe…”. Levante la mano el cristiano que no haya escuchado alguna de estas frases desde el púlpito…

 Pues bien, aunque todas ellas contienen parte de verdad, son usadas como un terrible engaño porque nos impiden establecer justicia en la tierra, simplemente, nos preocupamos por “ir al cielo” y el resto, ¡¡que se pudra!!

 Pueblo de Dios: si no te pones al frente, primero en oración y clamor, y luego en acción, para que la sangre derramada sea cubierta con justicia sobre los, el o la responsable, no pretendas luego clamar por protección y bendición en los tiempos difíciles que vienen.

  

Danilo Sorti

 



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