Juan 8:23 RVC
23 Él les dijo: «Ustedes son de aquí abajo;
yo soy de allá arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo.
Juan 17:16 RVC
16 Ellos no son del mundo, como tampoco yo
soy del mundo.
Colosenses 1:13 RVC
13 y que también nos ha librado del poder de
la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo,
1 Corintios 7:31 RVC
31 y el que disfruta de este mundo, como si
no lo disfrutara; porque el mundo que conocemos está por desaparecer.
El cristianismo evangélico (aunque no únicamente)
ha sido fuertemente impregnado con la noción de que “no somos de este mundo”.
Ese ha sido el mensaje por demás de claro y repetido desde las primeras
siembras de la Palabra propiamente evangélicas y luego pentecostales. Las
iglesias y sus correspondientes ramas doctrinales más importantes han sido
marcadas a fuego por estas enseñanzas.
Hemos desarrollado también una teología
fuertemente premilenialista. Hemos entendido y vivido claramente la experiencia
de cómo Dios cuida y protege a los Suyos en medio de las crisis y los juicios.
De hecho, podemos contar muchísimos testimonios al respecto.
Tenemos la expectativa de la inminente venida
de Cristo cuando “todo será destruido”, y las señales están aumentando
vertiginosamente. El sistema mundo está cada vez más separado de Dios,
hundiéndose aceleradamente en cuanto pecado encuentre a mano.
Todo nos indica que debemos encerrarnos en
nuestro refugio protegido mientras nos preparamos para el inminente rapto, y el
mundo, bueno, ¡que se las arregle! Total, nosotros estamos protegidos y pronto
nos vamos…
¿Será así?
Bueno, sea o no sea “así”, es como muchos de
los cristianos están hoy viviendo en nuestro país y como no pocos pastores
están predicando. La realidad es que, basada en verdades muy sólidas y genuinas
de la Palabra, el corolario creído y vivido de esta enseñanza es TOTALMENTE
IMPÍO y contrario a la voluntad divina, siempre lo ha sido pero quizás nunca se
nos ha hecho más clara su profunda pecaminosidad a nosotros, como iglesia
argentina, que en estos tiempos. De hecho, para el que ha querido “ver”, ha
resultado evidente desde hace mucho, pero, sorprendentemente, los que no han
querido ver hasta ahora, se han aferrado con mucha más fuerza ahora,
precisamente cuando el Espíritu nos está llamando a tomar las armas que ya nos
ha dado y levantarnos en favor de nuestra nación, de nuestros hijos y de
nosotros mismos, porque, aclaro, no piense nadie que esto “se queda así”, por
el contrario, este sistema originado en el Dragón Rojo va a continuar avanzando
sobre nuestras libertades y nuestra fe.
¿Cómo se ha construido esta horrible
fortaleza de maldad a través de doctrinas tan luminosas? Es muy simple, y
sorprende que funcione vez tras vez: se afirma una conclusión (“no tenemos que
preocuparnos por el mundo”) con base en argumentos que solo en apariencia la
sustentan. Es una falsa conclusión, o, en todo caso, una conclusión apresurada,
que un análisis más completo demostraría falsa.
No voy a hablar de otros países, pero citaré
algo sobre Argentina que comenta Marcos Aguinis:
“Precisamente estando en Argentina, Jacinto
Benavente recibe la noticia de que le han otorgado el premio Nobel de
Literatura. Benavente, al momento de recibir la noticia no se encontraba en
Buenos Aires, estaba de gira por el interior del país, viajando en tren como
era habitual en ésos años.
“Según cuentan, en cada ciudad por donde
pasaba el flamante Premio Nobel de Literatura español era asediado por la
prensa intentando recoger algún tipo de declaración respecto de la distinción
recibida. Benavente no contestó a ningún periodista pregunta alguna y además no
hizo ningún tipo de comentarios al respecto. Al parecer, cuando Benavente llegó
a la capital porteña y justo con un pie en la escalerilla del barco listo para
embarcar, es cuando se produce el comentario del Premio Nobel español a los
periodistas allí presentes: “Armen la única palabra posible con las letras que
componen la palabra argentino”; dicho esto, subió al barco.
“La única palabra posible de armar con las
letras que componen el término argentino es IGNORANTE.”
Y a esto le podemos agregar unas palabras de
Jesús:
Juan 9:41 DHH
41 Jesús les contestó:
—Si ustedes fueran ciegos, no tendrían culpa
de sus pecados. Pero como dicen que ven, son culpables.
Hemos entendido mal, hemos aceptado una
conclusión apresurada, la hemos creído y la hemos repetido hasta el cansancio,
y en consecuencia, hemos literalmente BORRADO las muchísimas palabras que en la
Biblia nos instruyen a comprometernos con el necesitado, ayudar al prójimo y bendecir
las naciones. En todo caso, si hemos hecho obra de ayuda, generalmente ha sido
“más de lo mismo”: repartir comida y vestido entre gente que ya se ha
acostumbrado a vivir así desde hace generaciones y que lo mejor que podrían
recibir sería un estímulo y ayuda para cambiar su pensamiento… pero claro,
cuando damos limosna nos sentimos bien, “superiores” si se quiere. Trabajar
para enseñar y cambiar mentalidades es muy difícil y no podemos hacer
publicidad de ellos delante de los hermanos de la congregación o de las
autoridades políticas…
Hoy vemos como el sistema político avanza
sobre toda libertad, justicia y economía, sumiendo a la sociedad en la pobreza
mientras muchos líderes repiten como hipnotizados “quedate en casa”, mientras
que otros transan con el gobierno de turno permitiéndoles usar a sus
congregaciones como centros de distribución de ayuda. Piensen en esto: los
hijos del que multiplicó unos pocos panes y peces en miles y miles necesitan
una limosna de un estado impío… me da vergüenza sólo pensarlo.
Pero volvamos al centro de lo que venimos
hablando. La perversa teología del “arca de Noé” que todavía viven muchos
cristianos, aunque hay una parte creciente que ya la está abandonando, nos hace
culpables de este juicio:
1 Juan 3:17 DHH
17 Pues si uno es rico y ve que su hermano
necesita ayuda, pero no se la da, ¿cómo puede tener amor de Dios en su corazón?
Si el amor de Dios no está en nuestros
corazones, estamos muertos espiritualmente, ni más ni menos.
“¡Bueno, pero yo no soy rico ni tengo influencia,
¿qué puedo hacer por mi nación?” ¡¡Oh insensato y necio!! ¡¡No has entendido
nada del Evangelio!! Por tus mismas palabras eres juzgado:
Juan 8:23 RVC
23 Él les dijo: «Ustedes son de aquí abajo;
yo soy de allá arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo.
Dado que nuestro Rey no es de este mundo, no
está sometido a ninguno de sus poderes, sino que está por encima de todos ellos
y Sus ejércitos celestiales, que dispone a nuestro favor, son muy superiores a
estos débiles poderes terrenales.
Juan 17:16 RVC
16 Ellos no son del mundo, como tampoco yo
soy del mundo.
Como NO SOMOS DEL MUNDO entonces vivimos en
SU MUNDO, por lo que tenemos a nuestra disposición SUS riquezas espirituales y
SU poder para traerlo a la tierra.
Colosenses 1:13 RVC
13 y que también nos ha librado del poder de
la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo,
Por lo tanto, no tenemos que estar temerosos
de lo que el mundo teme ni ansiosos por escuchar las últimas noticias.
1 Corintios 7:31 RVC
31 y el que disfruta de este mundo, como si
no lo disfrutara; porque el mundo que conocemos está por desaparecer.
Pablo dijo, hace 2.000 años, la “condición” o
“apariencia” del mundo que conocían. De hecho eso ocurrió y ocurre cada tanto,
pero la nueva condición del mundo dependerá de la acción del Pueblo de Dios en
él. En ese entonces el Imperio pasó por muchas dificultades, pero finalmente el
cristianismo, lentamente, lo conquistó hasta lograr un mundo mejor del que
Pablo vivió, muy imperfecto todavía, sin dudas, pero mejor.
Nosotros somos ricos. Tenemos las riquezas
celestiales, tenemos armas poderosísimas:
2
Corintios 10:3-5 RVC
3 Es verdad que aún somos seres humanos, pero
no luchamos como los seres humanos.
4 Las armas con las que luchamos no son las
de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas
5 y de desbaratar argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo.
Dios nunca nos prometió riquezas materiales
superabundantes, eso lo dijo el falso evangelio de la prosperidad, no la
Palabra. En todo caso, Él puede dárnoslas, pero hay algo que sí se nos ha
prometido y que esta accesible para absolutamente todos los que quieran
tomarlo: las riquezas espirituales y las armas espirituales, que luego se
manifiestan en cambios terrenales.
Nuestras armas son espirituales y son
poderosísimas. Un misil nuclear puede costar (es muy variable) unos U$S
70.000.000 y con él se puede destruir, digamos, una ciudad grande. En sí todas
las armas son para destruir, “construir” es, obviamente, mucho más difícil y
costoso. Un grupo de intercesores fieles puede dar vueltas el destino de su
nación (es decir, “construir” y no destruir). En el primer caso tenemos un altísimo
desarrollo tecnológico y científico (para el mal) en el segundo, tenemos a un
grupo de hermanos fieles, generalmente mujeres y generalmente pobres, orando en
sus habitaciones modestas… El contraste no podría ser más grande y los
resultados tampoco: si quisiéramos hacer una comparación muy burda diríamos que
las oraciones fieles de uno de los santos hoy, supongamos, a lo largo de varios
meses, equivalen a U$S 70.000.000, y en realidad estoy diciendo casi una
blasfemia al comparar algo tan poderoso con algo tan pasajero.
Tenemos las armas para destruir las obras del
diablo, pocos son los que las conocen y menos aún los que las usan
regularmente, y la “teología del arca de Noé” ha sido uno de los más grandes
éxitos del Adversario para mantener a los ejércitos del Señor, que traen vida y
no destrucción, quietos, escondidos y temerosos.
¿Pondremos fin a esta situación de una vez
por todas?
Danilo Sorti
Ayúdanos a llevar el mensaje.
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