jueves, 19 de noviembre de 2020

792. Algo sobre guerra espiritual y la influencia demoníaca

 Hay conceptos de la oración de guerra espiritual, o simplemente de la oración en general, que no son difíciles de entender; si aceptamos que Dios es Dios no hay problemas en creer que tiene toda autoridad sobre los poderes de maldad, y si aceptamos que Jesucristo es el Señor (precisamente por esa declaración eran perseguidos los primeros cristianos) y que le ha delegado Su autoridad a Sus fieles, tampoco hay problemas en aceptar que podemos ejercer dicha autoridad.

 Los problemas comienzan cuando empezamos a llamar a las "cosas" (los espíritus malignos) por su nombre, ¿por qué?

 Voy a hacer un paréntesis y a hacer algo que frecuentemente no hago: ser cuidadoso cuando digo algunas verdades. Quiero aclarar que lo que voy a decir no es nada que no haya vivido yo en mi propia experiencia, cosas de las que yo mismo me he tenido que arrepentir (y que tengo que volver a hacer cada tanto). Además voy a aclarar (algunos lo saben) que "influencia demoníaca" no es lo mismo que "posesión demoníaca". Lamentablemente la influencia es muy común; puede avanzar hacia distintos grados de opresión que a veces pueden confundirse con demonización, y el caso extremo es la posesión.

 La influencia demoníaca es algo de lo que no solemos estar completamente libres; determinados espíritus territoriales generan un manto general de influencia que, por el hecho de volverse común, termina pasando desapercibida. Es lo que llamamos “improntas culturales”, áreas pecaminosas de la cosmovisión.

 Bueno, vamos al grano. Cuando una persona está afectada por algún principado demoníaco, no tiene autoridad para identificarlo ni mucho menos para combatirlo. Es más, si es cristiano puede terminar aceptándolo hasta como un “mensajero de Dios”.

 Pues bien, como hemos dicho en varias oportunidades, el espíritu de Jezabel y su contraparte “masculina”, Acab, es uno de los principales que domina Argentina pero sigue siendo uno de los menos reconocidos. ¿Por qué tenemos cristianos que se exasperan cuando demostramos a la “Jezabel” y el “Acab” (nunca tan claro como ahora) que tenemos en este momento en el gobierno? Porque están bajo un manto de engaño jezabélico. ¿Cómo entra? Muy fácilmente, a través de ciertas heridas que muy pocas iglesias han sanado: la orfandad (común a toda Iberoamérica) y el “espíritu de langosta” (“¡pobrecito de mí, no tengo, no sé, no puedo…!”).

 El espíritu de orfandad y bastardía (este último genera falta de identidad), unido al “espíritu de langosta” no son un “llamador de ángeles”, ¡son una plataforma de aterrizaje para el espíritu de Jezabel / Acab! No solo promete el sustento que el “pobrecito” no puede conseguir por sí mismo, sino que también cubre la orfandad, sentimiento de inferioridad y falta de identidad. Basta ver como llaman algunos fanáticos “papá y mamá” a ciertas figuras políticas conocidas…

 Hasta que este espíritu no sea erradicado de los cristianos no solo estarán ciegos a la tremenda corrupción que traen sino que hasta los apoyarán con devoción.

 ¿Qué pasa con el aborto? Algo parecido. Por empezar, entiendo que el principal espíritu que lo alienta aquí es Jezabel, unida a Moloc pero conduciéndolo. Pero, además, nadie puede confrontar al aborto si él mismo resulta culpable. ¿Cómo es esto?

 El aborto es mucho más que el hecho físico; nace de una manera mucho más sutil y disimulada; como “aborto espiritual”. ¿Por qué son relativamente pocos los pastores o líderes cristianos de cierta edad que se han involucrado en el tema? Porque ellos han sido muy culpables de aborto espiritual: han abortado muchos ministerios y sueños de Dios, que si se hubieran desarrollado, habrían gestado un país muy diferente al que tenemos. ¿Por qué algunos profetas no se preocupan por el aborto? Por la misma razón.

 Convengamos que todos hemos abortado sueños que Dios tenía para nosotros. El asunto es si lo reconocemos y nos arrepentimos o si lo “ocultamos” por orgullo (por demás de estúpido, por cierto, ¿qué podemos ocultar de Dios?). Muchos líderes de renombre están tan acostumbrados a abortar ministerios que es imposible que puedan levantarse a luchar contra el tema. Por eso Dios está levantando a los “sin nombre” (para los hombres, no para Él).

 ¿Por qué los cristianos en Argentina no se han preocupado por la justicia? Porque ellos mismos viven en injusticia; hemos predicado hasta el cansancio sobre la misericordia de Dios y estoy de acuerdo con eso. No hay tema más maravilloso y no nos cansaremos, por la eternidad, de hablar de ella. Pero Su misericordia no es una excusa para olvidar Su justicia, como la mayor parte de los predicadores en Argentina parece creer, sino precisamente todo lo contrario, ¡es la puerta de entrada para que pueda haber justicia en las naciones! Pero claro, no sea cosa que si hablamos de justicia el Señor empiece a ajustarnos las tuercas a nosotros…

 Después lloramos por los rincones cuando el gobierno de turno avasalla la institucionalidad judicial, como siempre ha hecho el populismo aquí y en todas partes.

 Bueno, creo que aquí tenemos 3 temas por demás de candentes y supongo que algunos dejarán de seguirme después de leer esto, pero si no hacemos un diagnóstico correcto y extirpamos el mal a tiempo solo logramos que el cáncer se extienda cada vez más, como ha pasado en nuestro país durante décadas. ¿No será tiempo de sincerarnos y acabar con esto de una buena vez?

 De paso, una vez que identificamos los espíritus / pecados en cuestión en nosotros y los sacamos por la Sangre de Cristo, echar esos espíritus de la nación es muy fácil.

 

Danilo Sorti

 



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