Un asesinato masivo de niños obedece al intento de Satanás de evitar el cumplimiento de propósitos muy grandes de Dios con ellos. Humanamente, no es sencillo para los espíritus malignos convencer a grandes masas de gentes para que hagan eso, de hecho, se trata de un “programa a largo plazo” que ellos llevan adelante, no exento de “riesgos”.
8 Mientras tanto, en Egipto surgió un nuevo
rey que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo:
9 «Como pueden ver, el pueblo de los hijos de
Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros.
10 Así que debemos tratarlos con mucha
sabiduría para que no sigan multiplicándose. Puede suceder que, en caso de
guerra, ellos también se alíen con nuestros enemigos y peleen contra nosotros,
y se vayan del país.»
11 Entonces los egipcios pusieron sobre los
israelitas a comisarios de tributos para que los afligieran con sus trabajos.
Así los israelitas construyeron para el faraón Pitón y Ramesés, que eran
ciudades de almacenaje.
12 Pero mientras más los oprimían, más se
multiplicaban y crecían, de modo que los egipcios sentían temor de los hijos de
Israel.
13 Por eso los egipcios sometieron a los
hijos de Israel a una cruel servidumbre.
14 Les amargaron la vida y sin piedad los
obligaron a hacer barro y ladrillos, y todas las labores del campo y toda clase
de trabajos pesados.
15 Además, el rey de Egipto habló con Sifra y
Fúa, que eran las parteras de las hebreas, y les dijo:
16 «Cuando ustedes ayuden a las hebreas en
sus partos, fíjense en el sexo. Si es niño, mátenlo; si es niña, déjenla
vivir.»
17 Pero las parteras temieron a Dios, y no
hicieron lo que el rey de Egipto les mandó, sino que les salvaron la vida a los
niños.
18 Entonces el rey de Egipto mandó a llamar a
las parteras, y les dijo: «¿Por qué han hecho esto de salvarles la vida a los
niños?»
19 Y las parteras le respondieron: «Es que
las hebreas no son como las egipcias. Son mujeres robustas, y dan a luz antes
de que la partera llegue a ayudarlas.»
20 Y Dios trató bien a las parteras, y el
pueblo llegó a ser cada vez más numeroso y más fuerte.
21 Y como las parteras tuvieron temor de
Dios, él hizo que sus familias prosperaran.
22 Pero el faraón ordenó a todo su pueblo:
«Echen al río a todos los niños que nazcan, pero dejen con vida a todas las
niñas.»
17 »Cuando se fue acercando el tiempo de la
promesa que Dios le hizo a Abrahán, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto,
18 hasta que subió al trono otro rey, que no
había conocido a José.
19 Este rey fue astuto y cruel con nuestro
pueblo; maltrató a nuestros padres para que murieran sus niños y no se
propagaran.
20 Por ese tiempo nació Moisés, niño que
agradó a Dios. Durante tres meses lo criaron sus padres,
21 pero cuando estaba en peligro de morir, la
hija del faraón lo recogió y lo crió como a su propio hijo;
13 Después de que los sabios partieron, un
ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al
niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque
Herodes buscará al niño para matarlo.»
14 Cuando él despertó, tomó de noche al niño
y a su madre, y se fue a Egipto,
15 y se quedó allá hasta la muerte de
Herodes. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del
profeta: «De Egipto llamé a mi Hijo.»
30 Cuando Jesús probó el vinagre, dijo
«Consumado es»; luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
40 así que llamaron a los apóstoles y,
después de azotarlos, les advirtieron que no siguieran hablando en el nombre de
Jesús y los pusieron en libertad.
41 Los apóstoles salieron del concilio
felices de haber sido dignos de sufrir por causa del Nombre.
10 No tengas miedo de lo que vas a sufrir,
pues el diablo pondrá a prueba a algunos de ustedes y los echará en la cárcel,
y allí tendrán que sufrir durante diez días. Tú sé fiel hasta la muerte, y yo
te daré la corona de la vida.
Danilo Sorti
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