Números 14:11-20 RVC
11 y el Señor le dijo a Moisés: «¿Hasta
cuándo este pueblo me va a seguir rechazando? ¿Hasta cuándo no van a creerme, a
pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?
12 ¡Voy a castigarlos con una plaga! Pero a
ti te pondré sobre un pueblo más grande y más fuerte que ellos.»
13 Pero Moisés le respondió al Señor:
«¡Fuiste tú, con tu poder, quien sacó de Egipto a este pueblo! Cuando los
egipcios sepan esto,
14 se lo dirán a los habitantes de esta
tierra. Y ellos saben que tú, Señor, estás en medio de este pueblo. Saben que
tú, Señor, te manifiestas cara a cara, que tu nube está sobre este pueblo, y
que de día vas delante de nosotros en una columna de nube, y de noche en una
columna de fuego.
15 Si haces que este pueblo muera como un
solo hombre, las naciones que hayan sabido de tu fama van a murmurar, y dirán:
16 “El Señor no pudo llevar a este pueblo
hasta la tierra que les había prometido, y por eso los mató en el desierto.”
17 Yo te ruego, Señor, que tu poder sea
magnificado, tal y como lo expresaste al decir:
18 “Yo soy el Señor, lento para la ira pero
grande en misericordia. Yo perdono la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún
modo tengo por inocente al culpable. Yo visito la maldad de los padres en sus
hijos, nietos y bisnietos.”
19 Por la grandeza de tu misericordia, yo te
ruego que perdones la iniquidad de este pueblo, así como lo has perdonado desde
Egipto y hasta este lugar.»
20 Entonces el Señor dijo: «Yo los he
perdonado, tal y como lo has pedido.
Quizás no hubo momento más peligroso para
Israel en toda su historia que este. Si se hubiera tratado del ataque de algún
pueblo enemigo, habrían contado con las promesas de Dios, aún en medio del
exilio también tenían las promesas del regreso, pero en este momento específico
Dios podía perfectamente formar un nuevo pueblo, y Sus planes de redención se
habrían cumplido de todas formas.
Realmente el pueblo no podía presentarse
delante del Señor porque lo habían estado provocando desde que salieron de
Egipto, y ahora habían colmado la medida de sus pecados. No se trataba de un
“ataque satánico” porque el Adversario no estaba en medio de esto, ¡se trataba
de la ira de Dios! Ni más ni menos. ¿Ante quién podía intercederse si el mismo
Dueño del Universo estaba furioso contra ese pueblo rebelde?
Si hubo una situación realmente desesperada
para la nación, como dijimos, fue esta.
Pero Dios ya había dejado un seguro “en
contra de sí mismo”: Moisés. ¿Se dan cuenta de la grandeza de nuestro Hacedor,
que aún se ha limitado a Sí mismo por amor a nosotros?
Conociendo la grandeza y el terrible poder de
un Dios que no se le había revelado aún con toda la dimensión de misericordia y
amor que vimos en Cristo, Moisés se atrevió a plantarse delante del Fuego
Consumidor, y nadie más que él conocía esto, y recordarle a Dios Sus mismas
palabras, pero, ¡qué atrevimiento! ¿A quién se le ocurre que Dios necesite que
le “recuerden” Sus palabras?
Entonces, tratemos de entender lo que está
pasando: Dios estaba en toda Su razón de enojarse y podía muy bien formar un
pueblo nuevo, Moisés conocía que con Dios no se juega, había visto Su ira
muchas veces ya, pero eso no lo detuvo de ponerse en medio del poder más grande
de todo lo creado y presentarle todas las razones por las que debía desistir de
Su propósito… y lo logró.
1 Samuel 2:25a RVC
25 Si el hombre peca contra el hombre, hay
jueces para juzgarlo; pero si alguien peca contra el Señor, ¿quién intercederá
por él?» …
Como nación, nosotros estamos igual o peor
que Israel, porque contamos con la revelación más perfecta del Nuevo Pacto y
también la hemos desobedecido. Desde que nos constituimos como pueblo soberano
venimos desobedeciendo las leyes de Dios, y no solamente eso, sino que además
nos esforzamos en echarle la culpa a cuanto se nos cruce por el camino, sin
reconocer nunca que todo lo que nos pasa es a causa de nuestros muchos y graves
pecados.
Hemos vivido una irrealidad, engañándonos a
nosotros mismos y terminamos creyendo nuestras propias mentiras; luego nos
preguntamos por qué nos pasa lo que nos pasa y no atinamos a encontrar
respuestas, pero las hay, y muy simples: ¡hemos desobedecido prácticamente
todos los mandatos del Señor! Nuestros fundadores, los que vinieron después y
nosotros no hemos sido muy diferentes, ni siquiera los que nos llamamos
cristianos.
Pero contra toda esperanza y razonabilidad
tanto humana como espiritual, aún allí hay una brecha en la misericordia de
Dios para que ocurra lo que NO TIENE que ocurrir, para que incluso los planes y
los diseños que ya habían sido determinados y anunciados sean revocados.
En ese entonces Moisés era uno de los pocos
que tenía el Espíritu sobre él, hoy somos muchos, y tenemos un mejor ejemplo
incluso:
Lucas 23:34a RVC
34 Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no
saben lo que hacen.» …
Un poco antes había dicho:
Mateo 26:53 RVC
53 ¿No te parece que yo puedo orar a mi
Padre, y que él puede mandarme ahora mismo más de doce legiones de ángeles?
Doce legiones serían unos 72.000 ángeles, y
si tomamos en cuenta el poder de un solo ángel guerrero… bueno, estamos
realmente complicados…
La salvación o la destrucción del mundo
dependía en ese momento de sólo una palabra del Señor, pero Él ofreció la
intercesión perfecta, no ya para Israel, sino para todas las naciones que
existían y que habrían de existir, por la eternidad, para que no fueran
destruidas.
Ese mismo Espíritu nos ha sido dado, pero no
hay nada “automático”: si nosotros no nos ubicamos en el lugar del intercesor,
como Moisés, como el ejemplo perfecto de Jesús; la capacidad de interceder con
las mismas palabras de Dios, es decir, de llegar directamente a la Corte
Celestial porque es el Espíritu el que intercede a través de nosotros, se queda
solamente en lo potencial, lo que “podría ser”, pero no está siendo.
Lo que uno, Moisés, hizo a favor de un pueblo
que podía ser de unos dos o tres millones de personas, hoy se puede multiplicar
por cientos de miles. Se “puede”, pero, ¿será?
Hay una brecha en el tiempo que está
esperando de nuestras oraciones. A muchos cristianos les encanta decir “todo
esto tiene que pasar”. Yo trato en este tiempo de ser muy prudente con eso,
¿qué es lo que TIENE que pasar y qué NO? Cuidado, no “metamos todo en una misma
bolsa”. No voy a hablar aquí de escatología y todo lo que el Espíritu nos ha
mostrado en estos últimos años, pero sólo voy a decir que la visión escatológica
“tradicional” debe ser muy matizada en relación con hechos, lugares y momentos.
Hay un diseño de destrucción sobre nuestros
países sudamericanos y aparentemente va funcionando “según lo planeado”. Pero
no tiene que seguir así, es más, hay palabras concretas de parte de Dios que
muestran un camino distinto. Pero que eso ocurra dependerá de que el Juez
encuentre a los intercesores que presenten este caso ante el Abogado.
Danilo Sorti
Ayúdanos a llevar el mensaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario