jueves, 19 de noviembre de 2020

790. Cuando es realmente IMPOSIBLE que haya una solución…

 Números 14:11-20 RVC

11 y el Señor le dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo este pueblo me va a seguir rechazando? ¿Hasta cuándo no van a creerme, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?

12 ¡Voy a castigarlos con una plaga! Pero a ti te pondré sobre un pueblo más grande y más fuerte que ellos.»

13 Pero Moisés le respondió al Señor: «¡Fuiste tú, con tu poder, quien sacó de Egipto a este pueblo! Cuando los egipcios sepan esto,

14 se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Y ellos saben que tú, Señor, estás en medio de este pueblo. Saben que tú, Señor, te manifiestas cara a cara, que tu nube está sobre este pueblo, y que de día vas delante de nosotros en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego.

15 Si haces que este pueblo muera como un solo hombre, las naciones que hayan sabido de tu fama van a murmurar, y dirán:

16 “El Señor no pudo llevar a este pueblo hasta la tierra que les había prometido, y por eso los mató en el desierto.”

17 Yo te ruego, Señor, que tu poder sea magnificado, tal y como lo expresaste al decir:

18 “Yo soy el Señor, lento para la ira pero grande en misericordia. Yo perdono la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tengo por inocente al culpable. Yo visito la maldad de los padres en sus hijos, nietos y bisnietos.”

19 Por la grandeza de tu misericordia, yo te ruego que perdones la iniquidad de este pueblo, así como lo has perdonado desde Egipto y hasta este lugar.»

20 Entonces el Señor dijo: «Yo los he perdonado, tal y como lo has pedido.

 

 Quizás no hubo momento más peligroso para Israel en toda su historia que este. Si se hubiera tratado del ataque de algún pueblo enemigo, habrían contado con las promesas de Dios, aún en medio del exilio también tenían las promesas del regreso, pero en este momento específico Dios podía perfectamente formar un nuevo pueblo, y Sus planes de redención se habrían cumplido de todas formas.

 Realmente el pueblo no podía presentarse delante del Señor porque lo habían estado provocando desde que salieron de Egipto, y ahora habían colmado la medida de sus pecados. No se trataba de un “ataque satánico” porque el Adversario no estaba en medio de esto, ¡se trataba de la ira de Dios! Ni más ni menos. ¿Ante quién podía intercederse si el mismo Dueño del Universo estaba furioso contra ese pueblo rebelde?

 Si hubo una situación realmente desesperada para la nación, como dijimos, fue esta.

 Pero Dios ya había dejado un seguro “en contra de sí mismo”: Moisés. ¿Se dan cuenta de la grandeza de nuestro Hacedor, que aún se ha limitado a Sí mismo por amor a nosotros?

 Conociendo la grandeza y el terrible poder de un Dios que no se le había revelado aún con toda la dimensión de misericordia y amor que vimos en Cristo, Moisés se atrevió a plantarse delante del Fuego Consumidor, y nadie más que él conocía esto, y recordarle a Dios Sus mismas palabras, pero, ¡qué atrevimiento! ¿A quién se le ocurre que Dios necesite que le “recuerden” Sus palabras?

 Entonces, tratemos de entender lo que está pasando: Dios estaba en toda Su razón de enojarse y podía muy bien formar un pueblo nuevo, Moisés conocía que con Dios no se juega, había visto Su ira muchas veces ya, pero eso no lo detuvo de ponerse en medio del poder más grande de todo lo creado y presentarle todas las razones por las que debía desistir de Su propósito… y lo logró.

 1 Samuel 2:25a RVC

25 Si el hombre peca contra el hombre, hay jueces para juzgarlo; pero si alguien peca contra el Señor, ¿quién intercederá por él?» …

 Como nación, nosotros estamos igual o peor que Israel, porque contamos con la revelación más perfecta del Nuevo Pacto y también la hemos desobedecido. Desde que nos constituimos como pueblo soberano venimos desobedeciendo las leyes de Dios, y no solamente eso, sino que además nos esforzamos en echarle la culpa a cuanto se nos cruce por el camino, sin reconocer nunca que todo lo que nos pasa es a causa de nuestros muchos y graves pecados.

 Hemos vivido una irrealidad, engañándonos a nosotros mismos y terminamos creyendo nuestras propias mentiras; luego nos preguntamos por qué nos pasa lo que nos pasa y no atinamos a encontrar respuestas, pero las hay, y muy simples: ¡hemos desobedecido prácticamente todos los mandatos del Señor! Nuestros fundadores, los que vinieron después y nosotros no hemos sido muy diferentes, ni siquiera los que nos llamamos cristianos.

 Pero contra toda esperanza y razonabilidad tanto humana como espiritual, aún allí hay una brecha en la misericordia de Dios para que ocurra lo que NO TIENE que ocurrir, para que incluso los planes y los diseños que ya habían sido determinados y anunciados sean revocados.

 En ese entonces Moisés era uno de los pocos que tenía el Espíritu sobre él, hoy somos muchos, y tenemos un mejor ejemplo incluso:

 Lucas 23:34a RVC

34 Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» …

 Un poco antes había dicho:

 Mateo 26:53 RVC

53 ¿No te parece que yo puedo orar a mi Padre, y que él puede mandarme ahora mismo más de doce legiones de ángeles?

 Doce legiones serían unos 72.000 ángeles, y si tomamos en cuenta el poder de un solo ángel guerrero… bueno, estamos realmente complicados…

 La salvación o la destrucción del mundo dependía en ese momento de sólo una palabra del Señor, pero Él ofreció la intercesión perfecta, no ya para Israel, sino para todas las naciones que existían y que habrían de existir, por la eternidad, para que no fueran destruidas.

 Ese mismo Espíritu nos ha sido dado, pero no hay nada “automático”: si nosotros no nos ubicamos en el lugar del intercesor, como Moisés, como el ejemplo perfecto de Jesús; la capacidad de interceder con las mismas palabras de Dios, es decir, de llegar directamente a la Corte Celestial porque es el Espíritu el que intercede a través de nosotros, se queda solamente en lo potencial, lo que “podría ser”, pero no está siendo.

 Lo que uno, Moisés, hizo a favor de un pueblo que podía ser de unos dos o tres millones de personas, hoy se puede multiplicar por cientos de miles. Se “puede”, pero, ¿será?

 Hay una brecha en el tiempo que está esperando de nuestras oraciones. A muchos cristianos les encanta decir “todo esto tiene que pasar”. Yo trato en este tiempo de ser muy prudente con eso, ¿qué es lo que TIENE que pasar y qué NO? Cuidado, no “metamos todo en una misma bolsa”. No voy a hablar aquí de escatología y todo lo que el Espíritu nos ha mostrado en estos últimos años, pero sólo voy a decir que la visión escatológica “tradicional” debe ser muy matizada en relación con hechos, lugares y momentos.

 Hay un diseño de destrucción sobre nuestros países sudamericanos y aparentemente va funcionando “según lo planeado”. Pero no tiene que seguir así, es más, hay palabras concretas de parte de Dios que muestran un camino distinto. Pero que eso ocurra dependerá de que el Juez encuentre a los intercesores que presenten este caso ante el Abogado.

  

Danilo Sorti

 



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