lunes, 27 de agosto de 2018

561. Y todos sabrán que Él es Dios


Ezequiel 20:44 RV1995
44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando, por amor de mi nombre, no haga con vosotros según vuestros malos caminos ni según vuestras perversas obras, casa de Israel, dice Jehová, el Señor


Esta expresión “sabréis que yo soy Jehová”, repetida de formas un poco distintas y en contextos diversos, aparece unas 54 veces en el libro de Ezequiel. Tanto la vemos asociada al juicio que Israel estaba recibiendo como a la restauración futura que vendría sobre el pueblo.

Ezequiel estuvo en uno de los momentos más difíciles de la historia de su pueblo, en cierto sentido, más que Jeremías a pesar de estar en una situación material mucho mejor. Al profeta le tocó “cruzar el puente” de un cambio de época, junto con su pueblo. Estuvo al inicio del mismo, diciéndoles que no tuvieran vanas esperanzas de volver, estuvo en el medio, alentándolos para que no se desanimaran ni se dejaran seducir por la riqueza y los negocios de Babilonia (el centro del mundo en ese tiempo), y llegó a ver hacia el final, hacia el tiempo de la restauración de la nación y el Reino Mesiánico.

Todo el mundo de los judíos parecía estar fuera de control; no había noticias alentadoras ni menos aún perspectivas razonables de cambio. Además, el pueblo había caído en cuenta de la profundidad de su pecado, practicado durante generaciones. No solo su país y su templo habían sido destruidos, sino también su vano orgullo, ¡ahora sabían que Dios de verdad estaba enojado con ellos! Pero, ¿seguía al control? ¿Realmente podía y quería intervenir en la historia para protegerlos y llevarlos nuevamente a su tierra? ¿Había estado presente en todas las circunstancias que pasaron?

Ezequiel 6:13 RVC
13 Cuando sus cadáveres caigan ante sus ídolos, y alrededor de sus altares, y sobre toda colina elevada y en las cimas de todo monte, o bajo la fronda de los árboles y de las espesas encinas, que es donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos, sabrán que yo soy el Señor.

Ezequiel 13:9 RVC
9 »Voy a descargar mi mano sobre los profetas que tienen visiones falsas y mienten con sus adivinaciones. No serán contados entre mi pueblo, ni quedarán inscritos en el libro del pueblo de Israel, ni podrán entrar a la tierra de Israel. Así sabrán que yo soy Dios el Señor.

Ezequiel 14:7-8 RVC
7 Porque si algún israelita, o algún extranjero que habite en Israel, viene en busca del profeta para consultarlo y preguntarle por mí, yo mismo le responderé, si es que se ha apartado de mí, y en lo íntimo de su corazón adora a los ídolos, y lleva marcado en el rostro el tropiezo de su maldad.
8 Yo me opondré a ese hombre, y lo pondré por ejemplo y escarmiento, y lo expulsaré de mi pueblo. Así sabrán que yo soy el Señor.

Ezequiel 20:41-42 RVC
41 »Cuando yo los haya sacado de entre los pueblos y los haya reunido de los países por donde ahora están esparcidos, los recibiré como si fueran incienso de aroma agradable, y a la vista de las naciones seré santificado en ustedes.
42 Cuando los haya traído de vuelta a la tierra de Israel, la tierra por la que levanté mi mano para jurar a sus padres que se la daría, sabrán que yo soy el Señor.

Ezequiel 36:11 RVC
11 Multiplicaré en ustedes el número de hombres y del ganado, y éstos serán multiplicados y crecerán. Haré que vuelvan a vivir como en el pasado, y los trataré mejor que antes. Así sabrán que yo soy el Señor.

Ezequiel 37:14 RVC
14 Entonces pondré mi espíritu en ustedes, y volverán a vivir.” Sí, yo los haré reposar en su tierra, y así sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí.» —Palabra del Señor.

En medio de todas las circunstancias estuvo presente el Señor, nada se le “escapó de las manos” y todo lo que permitió o hizo fue para darse a conocer, tanto en Su justicia y santidad como en Su amor y misericordia.

Solamente cuando Dios se da a conocer a Sí mismo, solo cuando Él se exalta a Sí mismo y actúa conforme Su justicia y Su amor es cuando puede haber verdadera salvación y redención para los hombres. ¿Qué hay de mejor, sino? ¿Acaso Dios podría actuar “mejor” con otra ley que no sea la de Él mismo? ¿Acaso podría Dios buscar otra fuente de vida superior a Él mismo?

Sólo cuando los hombres reconocen a Dios en toda Su soberanía y autoridad es cuando pueden recibir también toda Su misericordia.

Efesios 1:3-10 RVC
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.
4 En él, Dios nos escogió antes de la fundación del mundo, para que en su presencia seamos santos e intachables. Por amor
5 nos predestinó para que por medio de Jesucristo fuéramos adoptados como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.
7 En él tenemos la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de su gracia,
8 la cual desbordó sobre nosotros en toda sabiduría y entendimiento,
9 y nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,
10 para que cuando llegara el tiempo señalado reuniera todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra.

La más pura y eterna alabanza de Su gloria vino a través de Cristo, cuando Su perfecta justicia y Su perfecto amor se unieron, y allí en Efesios encontramos el fruto de esa unión. Pero es para alabanza de Su gloria, eso es lo primero, lo que está por encima de todo.

Podemos hablar mucho sobre esto, pero quiero hacer una primera conclusión: el objetivo de todo lo que hacemos y todo lo que Dios hace termina en Su gloria, aunque en un primer momento parezca todo lo contrario. ¿Cómo podía ser visto el cautiverio babilónico como un motivo de gloria para Dios? Sin embargo, así lo fue; Dios hizo muchísimas cosas ahí.

Así debemos ver la historia, no solo la pasada, sino la presente, lo que está ocurriendo hoy, en nuestras vidas, en nuestros países y en el mundo. A veces no lo parece, más bien, uno diría que todo lo contrario, pero es imposible que sea “lo contrario” porque eso significaría que Dios está fuera de control. Entonces, deberemos buscar más sabiduría divina para entender cómo quiere obrar el Señor, qué está haciendo, qué está permitiendo, qué faceta de Su justicia somos llamados a aplicar.

Un segundo análisis, ¿qué está diciendo el Señor con el número “54”, que es la cantidad de veces que aparece la expresión (con distintas palabras) en Ezequiel? Veamos:

Ya que 54 es 27 x 2, veamos que quieren decir: “Veintisiete es el número del Ministerio de Salvación y naturalmente sigue a 26, que es el Poder de Salvación.” “El número dos significa división o un doble testimonio.”  Dios se da a conocer para traer salvación a todos los que lo reconozcan, aunque esa salvación provoca una “división” en Su pueblo, ya que no todos la aceptan, de allí que la salvación sea para el “remanente”.

La misma cuenta la podemos escribir como: 54 = 27 + 27, con lo que reafirma el significado del Ministerio de Salvación.

Pero también 54 = 9 x 6; “Seis es el número del hombre”. “El número nueve habla de la "visitación" de Dios. Este es un hebraísmo que representa a Dios como el "investigador" de una persona, ciudad o nación para exponer los corazones, reunir pruebas y "ver" de primera mano, por así decirlo, la verdad de un asunto. Es muy parecido a un caso judicial divino donde la evidencia se descubre y se presenta al juez para su juicio.”  Dios visita al hombre, en el proceso de revelarse expone también sus intenciones y motivaciones más profundas, para así poder transformar su corazón en ese nuevo corazón que promete Ezequiel.

Hay más, 54 = 3 x 18; “El número tres es la cantidad de plenitud divina, integridad o perfección. … Debido a que la ley establece la verdad sobre la base de dos o tres testigos (Deuteronomio 19:15), el número tres puede considerarse como un testimonio completo. Dos testigos son suficientes para establecer la verdad, pero tres le aportan integridad, claridad y forma.” “Dieciocho es el número de opresión o esclavitud.” Entonces, tanto los motivos del sufrimiento del pueblo se hacen perfectamente claros, como también el testimonio pleno de la Trinidad trae fin a esa esclavitud, al enemigo y al pecado.

Por otro lado, 54 = 50 + 4; 50 es el número del jubileo, el año del perdón de deudas, de “volver a empezar”, reencontrarse con la tierra, ser libre de deudas y esclavitud, proyectarse hacia el futuro con libertad, 4 es el número de la Tierra, de la creación. También esto es lo que pasa cuando Dios se da a conocer: es el tiempo del jubileo sobre toda la creación, el tiempo de una nueva oportunidad, como vemos en Ezequiel en su visión hacia el futuro.

Podríamos hablar mucho sobre cada una de estas “cuentas”, pero hagamos una visión panorámica: ¡todo tiene que ver con la salvación, liberación o redención del hombre! Si alguno de nosotros dijera que hace todo “para su gloria” sería la muestra del mayor orgullo posible, y tendemos a pensar lo mismo de Dios, o al menos, nos resulta confuso de entender. Pero el Señor ha dejado muy en claro que Su Gloria y nada más que Su Gloria es equivalente a nuestra absoluta redención y bendición. ¡Oh profundidades de la sabiduría del Señor!


Danilo Sorti




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