lunes, 27 de agosto de 2018

563. Estrategia para la guerra; Enfocar en el centro


Proverbios 20:18 RVC
18 Con los consejos se ordenan los planes, y con buena estrategia se gana la guerra.


Mientras esperamos la consumación de los tiempos nos encontramos enfrentados a desafíos sociales cada vez más grandes, especialmente en Sudamérica, que por los últimos acontecimientos, se ha constituido en una especie de “reducto” de los valores cristianos en la sociedad entre todas las naciones del mundo. ¿Cómo defendernos estratégicamente de los ataques de fuerzas internacionales tan poderosas?

Uno de los puntos principales que debemos entender es que el poder del Enemigo reside en la mentira. De acuerdo, pero ustedes me dirán que eso se traduce en el mundo actual en millones de dólares e infinidad de dispositivos de control. Es cierto, pero la mentira está en la base de todo, y la principal mentira es llegar a convencer a los hijos de Dios que “no pueden hacer nada para evitarlo”.

De nuevo aquí tenemos un asunto delicado, porque sabemos proféticamente que le mundo está en una rampante decadencia moral, entonces, ¿por qué luchar contra lo inevitable? Es más, ¿por qué luchar incluso contra lo que Dios mismo ha permitido en la gente pecadora? Bueno, el asunto no radica en que vayamos a dar vuelta la sociedad mundial, a la que le queda poco tiempo más, sino en que podemos establecer una fortaleza de verdad en nuestro territorio que impedirá que la corrupción avance más allá de un límite.

Esto es necesario que sea no solamente en obediencia a Dios, sino también por amor a las muchas almas engañadas que de otra forma serían arrastradas y aún como testimonio a nuestros más acérrimos enemigos, para que sepan que hay Dios en esta tierra. ¿Quién sabe si alguno no podrá convertirse y transformarse en un Pablo de los últimos tiempos? Si mucho de nuestro esfuerzo solo diera origen a un “Pablo”, nada más, con eso solo habría valido la pena.

Una estrategia de guerra básica que podemos leer en las páginas bíblica es el hecho de ir a atacar “el centro”, la ciudad capital. El Enemigo procuraba llegar a Jerusalén, por ejemplo, y su conquista no se consumaba hasta que no lo lograba. Viceversa: la conquista del territorio implicaba conquistar las ciudades / fortalezas que había allí.

Pues bien, uno de los engaños que presentan los movimientos LGBTI, del aborto y tantos otros es que se hacen ver como “movimientos sociales”. Es cierto que tienen una extensión social relativa, muy expandida por la publicidad mediática, pero no es menos cierto que tienen tras bambalinas centros de difusión, que aportan mucho dinero y producen los discursos (y los trabajos espirituales) que luego serán tomados por distintos sectores sociales.

Necesitamos identificar esos centros de difusión, que suelen permanecer relativamente escondidos, y enfocarnos concertadamente en oración y guerra espiritual sobre ellos. Debilitando esas “cabezas”, el resto será más vulnerable al Evangelio.

Digo “relativamente escondidos” porque hoy ya no se ocultan demasiado, simplemente no reciben mucha publicidad, pero uno puede encontrar sus páginas web, sus oficinas centrales, sus agentes de lobby político. Están escondidos porque se presentan con una fachada muy “amigable”, pero esconden sus verdaderas intenciones.

El reciente debate sobre el aborto resultó maravilloso porque sacó a luz “quién es quién” en nuestro país, y también a los organismos internacionales. Claro, “siempre estuvieron allí”, pero no les prestamos atención…

Hermanos, hemos leído mal el Nuevo Testamento pensando que ahora teníamos un Dios distinto, demasiado buenito como para traer justicia a la humanidad, y nos olvidamos de que el último de sus libros, Apocalipsis, dice exactamente lo contrario. Toda la revelación bíblica está cruzada por la guerra.

No se supone que nosotros hoy debamos hacer esa guerra física que hizo Israel porque Jesucristo vino a establecer otro tipo de Reino, pero tampoco se supone que nos olvidemos de ella. Debemos hacer guerra espiritual, debemos clamar por justicia y declarar el juicio de Dios sobre los que corrompen nuestro mundo, ¿con qué derecho lo hacen? ¿Por qué nosotros, que somos hijos del Rey de Reyes y tenemos Sus armas espirituales, hemos sido tan condescendientes con ellos? Su principal victoria ha consistido en engañarnos y distraernos.

No cualquiera es llamado a la guerra espiritual, y a cada uno se le asignan diversos objetivos. Nuestra principal batalla es por la salvación de las almas, pero la segunda es por el establecimiento de la justicia de Dios. ¿Cuál es tu rol? ¿Cuál es tu enfoque estratégico? Hermanos, asumí tu lugar, con sabiduría y paciencia, pero sin claudicar, conforme el Señor te guíe, atacá la fortaleza que te haya sido dada. Poderosas son en Dios las armas espirituales, tremendamente eficaz es la oración del justo.

Danilo Sorti




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