1 Pedro 2:12 RVC
12 Mantengan una buena conducta entre los no
creyentes para que, aunque los acusen de malhechores, al ver las buenas obras
de ustedes glorifiquen a Dios el día que él nos visite.
Mateo 5:11-12 RVC
11 »Bienaventurados serán ustedes cuando por
mi causa los insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase
de mal.
12 Gócense y alégrense, porque en los cielos
ya tienen ustedes un gran galardón; pues así persiguieron a los profetas que
vivieron antes que ustedes.
Aunque el motor principal de la persecución
hacia todos los creyentes, en el ámbito espiritual es el Adversario y en el
ámbito humano, es el sentimiento de rechazo hacia Dios de las personas, la
persecución puede tomar algunas características distintas, aunque no muchas.
Hace un tiempo escuchaba un fragmento de un
mensaje de Paul Washer en donde alertaba a los hermanos diciéndoles que serían
perseguidos no por “cristianos”, sino por ser “contrarios al estado”. Esa es la
realidad que sufren nuestros hermanos en los países comunistas desde hace
décadas, nosotros todavía no.
En alguna parte de la Biblia leemos:
Juan 16:2 RVC
2 Ustedes serán expulsados de las sinagogas,
y llegará el momento en que cualquiera que los mate, pensará que rinde un
servicio a Dios.
Los judíos perseguían a los primeros
cristianos pensando que de esa manera servían a Dios al eliminar los herejes.
Es más o menos lo mismo que les hacen creer a los fundamentalistas islámicos
hoy.
Pero en este artículo quiero centrarme en
otra faceta, común en todas las persecuciones pero que vemos levantarse con
fuerza en nuestros ámbitos latinoamericanos hoy: el desconocimiento y la
mentira. En varios artículos he escrito sobre la “necedad” de estos tiempos, en
los que, a pesar de tener al alcance muchísima más información de lo que
cualquier generación tuvo, tenemos una población que voluntariamente la rechaza
y se conforma con su ignorancia, creyendo discursos que le vienen de algunos
formadores de opinión.
El resultado de esa necedad es, obviamente,
creer una mentira, y eso es lo que vemos surgir con fuerza, especialmente en el
segmento que llamamos “progresista” de nuestra sociedad. Basta intentar hablar
con alguno de ellos para recibir una ráfaga de frases hechas y “verdades
ciertísimamente comprobadas”, de cosas que no conocen pero afirman con una
seguridad increíble. No puedo decir cuál sea la realidad en otros países
latinoamericanos, pero puedo asegurar que parte de nuestro “espíritu argentino”
ha sido siempre hablar de lo que sea con una convicción pasmosa. De hecho, hay
unos cuantos videos circulando por la red en donde se burlan de esa faceta
nuestra… con razón…
Bueno, como sea, es una mala costumbre humana
pero que en estos tiempos últimos vemos crecer (paradójicamente, pues cualquier
que quisiera comprobar la veracidad o falsedad de esas afirmaciones podría
hacerlo con relativa facilidad) y que, obviamente, se está volviendo contra los
cristianos, y más se volverá en el futuro.
Así, los cristianos estamos siendo acusados
de una serie de cosa que pueden tener algo de verdad, o que pueden ser verdad
solo para algunos segmentos del cristianismo, o que son inventadas. Son
“discursos armados” que los inconversos terminan creyendo y repitiendo,
convencidos que provienen de un “razonamiento científico”. Y llegan a estar tan
adoctrinados con eso que se transforma en su propio dogma de fe, con lo cual
resulta muy difícil tener una conversación honesta sobre eso, a lo sumo uno
puede esperar una “tregua piadosa” (como lo piensan ellos), pero nada más, y
sólo hasta que la “guerra” estalle nuevamente.
Resumiendo: somos y seremos cada vez más
acusados de mentiras, y nos encontraremos cada vez más con gente a la cual será
imposible hablar, porque no podrán escuchar nada que le digamos. Por eso Pedro
dijo:
“Mantengan una buena conducta entre los no
creyentes para que, aunque los acusen de malhechores, al ver las buenas obras
de ustedes glorifiquen a Dios el día que él nos visite.”
El día de la visitación de Dios puede
referirse a un momento en especial cuando Dios trate con esa gente; también al
tiempo de la tribulación que vendrá sobre la Tierra, pero creo que podemos
interpretarlo (también) con una aplicación más “cercana”. Como sea, llega el
momento en que Dios mismo actúa y la persona se encuentra “cara a cara” con Él,
y allí es cuando aparece el testimonio de los fieles.
Jesús es más enfático en Mateo; les advierte
a Sus discípulos que se levantarían muchísimas mentiras contra ellos, que,
obviamente, la gente creería sin molestarse en comprobar su veracidad.
Ese tiempo estamos teniendo hoy, como dije,
peor que en cualquier momento de la historia porque si antes no tenían formas
fáciles y rápidas de comprobar la veracidad de los rumores, hoy sí, y mucha
gente no lo hace.
A veces hablar puede ser una “pérdida de
tiempo”, sin embargo, mientras tenemos la oportunidad de hacerlo, creo que no
deberíamos desaprovecharla. PERO siempre nuestras palabras deben ser con
extrema sabiduría: ellos no pueden escuchar a un “evangélico” porque en el
fondo tienen miedo de que los convenzan, están siendo adoctrinados para no
escucharlos y para responder con una serie de frases hechas, o para “dar
vueltas” cualquier conversación de tal forma que no tengan que cuestionar sus
creencias básicas. ¿Cómo hablar (o escribir en las redes)?
Con sabiduría de lo Alto, con discernimiento
profético, como el que tuvo Jesús con la mujer samaritana, también muy bien
preparada para confrontar a un judío, pero “desarmada” en sus argumentos por el
Maestro. Con amor, con mucho amor; lo que la gente del mundo NO TIENE HOY es
amor, tienen mucho odio, son motivados por el temor primero y luego infectados
por el odio; adquieren valor atacando al “enemigo”, y así será cada vez más.
Recordemos siempre que lo que ellos “escupen” es lo que primero les fue
sembrado a ellos mismos.
No son tiempos fáciles, pero los enemigos que
vienen a confrontarnos en realidad se exponen a que nosotros les ministremos. A
nosotros nos espera una recompensa eterna en el cielo, a ellos el infierno, y a
los que expresamente se levantan contra los hijos de Dios, un lugar especial.
Nosotros podremos sufrir un tiempo aquí, ellos, por toda la eternidad.
Necesitamos ese mismo amor que el Señor tenía hacia los pecadores, hacia
aquellos que por ignorancia lo crucificaban, porque no sabían lo que hacían,
como los ignorantes de este tiempo, que se creen sabios. ¡Señor, qué difícil es
para nosotros tener ese amor Tuyo, dánoslo, porque viene solo de Ti!
Danilo Sorti
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