Hechos 6:7 RVC
7 Conforme crecía el conocimiento de la
palabra del Señor, se multiplicaba también el número de los discípulos en
Jerusalén, y aun muchos de los sacerdotes llegaron a creer.
Hechos 17:32-34 RVC
32 Cuando los allí presentes oyeron hablar de
la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: «Ya te
oiremos hablar de esto en otra ocasión.»
33 Entonces Pablo se retiró de en medio de
ellos;
34 pero algunos le creyeron y se unieron a
él. Entre ellos estaba Dionisio, que era miembro del areópago, una mujer
llamada Dámaris, y otros más.
Dos lugares diferentes y dos respuestas muy
diferentes. Aquella Jerusalén que había visto a Cristo crucificado estaba lista
para recibir el Evangelio y multitudes estaban viniendo a los pies del Señor
(aunque eso no duraría para siempre); esta Atenas, sofisticada y en apariencia
culta, estaba muy poco interesada. El mensaje fue predicado de todas formas, y
ambos lugares hubo gente que creyó, pero el avivamiento no sucedió en Atenas.
A lo largo del libro de Hechos podemos ver
varios sitios en donde estalló un avivamiento, con grandes señales y
multitudinarias conversiones, y también podemos ver otros sitios en los cuales
el Evangelio llegó de manera más tranquila, modesta o incluso fue rechazado. La
historia del cristianismo, a lo largo de estos dos milenios, nos habla de mucha
más modestia y esfuerzo “infructífero” que de avivamientos.
Ambos momentos están en los tiempos de Dios,
ambos corresponden al compás de Su música y el Reino se ha extendido tal como
la levadura que fermenta la masa: ignorado por los centros de poder y
comunicación, invisible, pero irresistible.
Sin embargo, de tanto en tanto ocurre lo que
llamamos un avivamiento. La mayoría de los cristianos hoy no tiene una cabal
idea de qué es eso porque no hemos tenido muchos en las últimas décadas,
algunos despertares, pero no propiamente un avivamiento. ¿Cómo se reconoce? No
solamente por las conversiones y señales que lo acompañan, sino por sus efectos
sociales; es decir, la manifestación del poder de Dios llega a ser tan grande
que la sociedad secular resulta, en cierto sentido, “purificada”: las leyes son
cambiadas, los centros de pecado y las costumbres pecaminosas disminuyen
visiblemente. ¡Cuidado! El objetivo de un avivamiento NO ES cambiar a la
sociedad, aunque eso ocurre, sino salvar a las almas.
Todos los mensajes proféticos y las señales
de los tiempos están confluyendo hacia el fin, y con eso también las promesas
del último gran avivamiento. No sé si va a haber mucho tiempo para “cambiar la
sociedad” una vez que empiece a ocurrir, pero sí el suficiente para que muchos
sean salvos.
¿Cuáles son las condiciones para un
avivamiento? Generalmente leemos las biografías de los grandes líderes y
pensamos que ellos “son” la condición, pero en realidad son uno de los
factores: hay mucho más en el contexto que determina cuándo puede ocurrir o no.
En la década del ’90 la Junta de Misiones de
la Convención Bautista del Sur publicó un librito en el que sintetizaba la
información obtenida de los movimientos de plantación de iglesias que estaban
ocurriendo en varias partes del mundo. Supongo que ese material pasó desapercibido
para la mayor parte del mundo cristiano, pero allí sintetiza de manera clara
los factores que conducen y mantienen un avivamiento, si no todos, al menos la
mayoría de ellos. Hablan de “10 elementos universales”, que ellos encontraron
en todos los movimientos:
·
Oración
·
Siembra abundante del Evangelio
·
Plantación intencional de iglesias
·
Autoridad de las Sagradas Escrituras
·
Liderazgo local
·
Liderazgo laico
·
Iglesias celulares o iglesias en casas
·
Iglesias plantando iglesias
·
Reproducción rápida
·
Iglesias espiritualmente sanas
Un rápido vistazo nos muestra que nuestras
iglesias latinoamericanas hoy no encajan bien en todas estas características, y
que unos cuantos de los métodos de iglecrecimiento tampoco. Pero por otro lado
vemos que la multiplicación de iglesias y el avivamiento NO ES nada aparte de
la salud espiritual de la iglesia y de los miembros individuales: miembros
sanos y llenos del Espíritu inevitablemente darán origen a iglesias sanas y
llenas del Espíritu, que inevitablemente crecerán y se reproducirán.
“Oración” hoy sabemos que incluye más que
solo peticiones; hay allí una verdadera guerra espiritual. Muchos postulan que
un avivamiento ocurre cuando los espíritus regentes de un país o región son
derrotados, y podemos buscar evidencia de ello. Viceversa, cuando se fortalecen
el avivamiento se detiene.
El mismo librito menciona otras 10
características que observaron en la mayoría de los movimientos:
·
Adoración en lengua materna
·
Evangelismo con implicaciones comunales (a través de redes sociales y familiares)
·
La incorporación rápida de los nuevos creyentes en la vida y ministerio de
la iglesia
·
Pasión y falta de miedo
·
Ser cristiano conlleva un costo
·
Crisis en el liderazgo o vacío espiritual en la sociedad
·
El entrenamiento práctico (con las manos en el arado) para el liderazgo de
la iglesia
·
Autoridad no centralizada
·
Los líderes principales mantienen un “perfil bajo”
·
Los líderes principales sufren
Cada una de estas características nos da para
hablar mucho, no lo voy a hacer aquí.
Es evidente que cada movimiento de
avivamiento a lo largo del tiempo ha sido diferente, pero a lo anterior quiero
agregar algo que vemos en la historia: a partir del momento en que Lutero clavó
las 95 tesis no pasaron 100 años que la mitad de Europa se volvía protestante y
los países católicos atravesaban a su vez por una profunda reforma en su
espiritualidad. Aunque hoy podamos señalar unos cuantos errores en ese
movimiento, tenemos un avivamiento que de una u otra forma sacudió toda Europa
en menos de un siglo.
Hubo condiciones del contexto similares a las
que describimos más arriba: profunda insatisfacción social, una crisis enorme
en la iglesia de entonces. Hubo líderes que se levantaron en la hora justa,
pero el movimiento los trascendía rápidamente. Pero a todo eso se sumó otro
factor, controvertido; la nueva iglesia iba de la mano de un renovado
nacionalismo, por eso los países que rápidamente se volvieron protestantes
fueron los más alejados de la cultura latina y romana. Ser cristiano en la
nueva fe fue, para mucha gente en ese entonces, una forma genuina de ser
alemán, holandés, inglés, suizo. Yo creo que un avivamiento radical no puede
ocurrir si el cristianismo no es visto, también, como algo genuinamente
nacional frente a una imposición externa. Es claro que esto puede implicar una
mezcla de fe y nacionalismo, hay que ser muy prudentes allí porque origina
excesos, pero no se supone que un nacionalismo sano sea incorrecto.
Christian Schwarz profundiza en las
características de una iglesia saludable, que es uno de los factores para el
crecimiento y consiguiente avivamiento, algunas son similares a las descritas
más arriba:
·
Liderazgo capacitador
·
Ministerio según dones
·
Espiritualidad contagiosa
·
Estructuras funcionales
·
Culto inspirador
·
Células integrales
·
Evangelismo según necesidades
·
Relaciones afectivas
Y a esto agrega 6 principios de
funcionamiento:
·
Interdependencia
·
Multiplicación
·
Transformación de la energía
·
Efectos múltiples
·
Simbiosis
·
Funcionalidad
Luego avanza sobre un enfoque teológico macro
presentando dos extremos, “tecnocrático” y “espiritualista”, que resultan
dañinos para el Evangelio y por consiguiente, para el crecimiento y
multiplicación. En trabajos posteriores analiza las implicaciones de la
doctrina de la Trinidad, a través de la cual enmarca adecuadamente todo lo que
es la vida y la fe de la iglesia.
¿Esto es una “fórmula para un avivamiento”?
Bueno, sería demasiado pretencioso, pero es lo más cercano que conozco. ¿Por
qué pensar en eso? Porque es el tiempo. Como dije más arriba, no creo que
estemos muy lejos de ese último y gran avivamiento. Los eventos relacionados
con el tratamiento del aborto en el Congreso Argentino precipitaron un fenómeno
que se venía gestando durante décadas, ¿es ese el inicio? No lo sé, pero si no
lo es, tampoco está muy lejos. Personalmente creo que ha dado comienzo un
movimiento que no se detendrá hasta el arrebatamiento, y ese movimiento NO ES
para cambiar leyes o frenar la degradación moral de la sociedad, por más que
son cosas que en cierto sentido ocurrirán, ese movimiento es PRIMERO Y ANTES
QUE NADA por la salvación de las personas que hoy están en profundísimas
tinieblas, y es algo que trascenderá nuestros países.
Si llamarlo avivamiento puede sonar demasiado
pretencioso para algunos, no importa, ¡podemos llamarlo Juan, Pedro o María!
Pero el Espíritu ha comenzado a hacer cosas que no se detendrán y ya sentimos a
lo lejos el rumor de ese último gran mover. Por lo tanto, es necesario
acomodarnos como iglesias y cristianos individuales para contener los millones
que vendrán.
Danilo Sorti
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