lunes, 2 de octubre de 2017

288. ¿Y por qué Dios dejó que eso pasara?

Romanos 11:33-35 RVC
33 ¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
34 Porque ¿quién ha entendido la mente del Señor? ¿O quién ha sido su consejero?
35 ¿O quién le dio a él primero, para que él tenga que devolverlo?

En el fondo de su corazón, el ateo está enojado contra Dios, pero lo expresa a través de una maraña de argumentos lógicos para “demostrar” Su inexistencia. Y ese enojo es esencialmente “infantil”, tanto porque normalmente se trata de algún trauma que ocurrió en la infancia, o que le fue impuesto (y aceptado) en ese momento; como porque parte de un razonamiento “infantil”, pero no por ello despreciable. Bueno, en realidad, es el mismo razonamiento que hacemos todos los hombres, y tiene que ver con la cruel pregunta (que certeramente dispara como una flecha envenenada) que Satanás grita en la mente: “¿¡Por qué Dios dejó que eso pasara!?”

Los cristianos no suelen estar exentos de esa misma pregunta; aunque sea en menor grado, es decir, sin llegar al punto del ateísmo. En la práctica, los inhabilita para recibir todo el amor y las bendiciones de Dios.

Por qué Dios permite lo que permite cae dentro del principio general que formuló Pablo en el pasaje de más arriba: sencillamente, no podemos llegar a comprender TODO el pensamiento de Dios. Sin embargo, Él nos ha dejado mucho para que lo conozcamos:

Jeremías 9:23-24 DHH
23 El Señor dice:
no se enorgullezca el sabio de ser sabio,
ni el poderoso de su poder,
ni el rico de su riqueza.
24 Si alguien se quiere enorgullecer,
que se enorgullezca de conocerme,
de saber que yo soy el Señor,
que actúo en la tierra con amor, justicia y rectitud,
pues eso es lo que a mí me agrada.
Yo, el Señor, lo afirmo.

De acuerdo, ¿por qué Dios permite lo que permite? ¿Por qué tal o cual daño? ¿Cómo puede decir que nos ama entonces?

Bueno, estas no son preguntas que se puedan responder cabalmente en un artículo, a lo menos requerirían unos cuantos libros, pero podemos ensayar un argumento. Dios Creador se manifiesta en la naturaleza, ese testimonio lo reciben todas las personas en su espíritu, aunque no todas lo aceptan. Entonces, si Dios es Creador del Universo físico que conocemos, Sus principios, es decir, el “cómo hace todas las cosas” debe estar grabado en esa misma creación; si Dios es coherente consigo mismo (y no podría ser de otra manera) debería actuar siempre basado en los mismos principios, Sus principios, los principios que rigen el “todo”. Entonces, analizando la creación deberíamos, por lo menos, tener indicios de esos principios que también se aplican a nosotros y que pueden explicar el por qué permite lo que permite.

Desde Newton hasta esta parte ha quedado en claro que el Universo físico se rige por leyes, y la física se ha erigido en la ciencia por excelencia que busca y expone esas leyes, al menos en su formulación matemáticamente más exacta. Por supuesto, el paso del tiempo nos ha llevado a descubrir cada vez leyes más complejas, cambiar postulados que antes aceptábamos, y reconocer campos de incertidumbre; pero eso no elimina el hecho anterior. Y una de esas leyes es la gravedad.

Esa misma gravedad es la que provoca, por ejemplo, que un meteorito caiga y trastorne el mundo entero, que la lava de un volcán descienda por la ladera y arrase poblaciones, que un edificio se caiga en un terremoto y aplaste a las personas bajo los escombros, que un barco se hunda y muchos mueran ahogados, que un avión se estrelle y mueran todos sus ocupantes, que un automóvil se despeñe, que un niño se tropiece y termine con una lastimadura y una cicatriz, y un larguísimo etcétera. ¿Por qué lo permite Dios? ¿Por qué no alterar esa ley de gravedad…? Porque precisamente gracias a esa ley existe el Universo.

Hoy conocemos la vastedad del Universo. Bueno, “conocer” es una forma de decir, recién nos hemos “asomado por la ventana” de la vastedad del Universo, pero lo cierto es que sabemos mucho más de lo que se sabía hasta hace un par de siglos. Y toda su estructura se mantiene por la fuerza de gravedad.

Una galaxia se mantiene por la fuerza de gravedad, principalmente de su centro galáctico, mucho más denso en estrellas y otros cuerpos. Nuestro sistema solar no podría existir “vagando errante” por el Universo, sin pertenecer a una galaxia.

Nuestro planeta se mantiene “en su sitio”, es decir, orbitando alrededor de la estrella adecuada gracias a la fuerza de gravedad de esa estrella, el Sol. El Sol mismo, como cualquier estrella, no podría brillar ni emitir luz y calor si en su proceso de formación la fuerza de gravedad no hubiera comprimido su núcleo lo suficiente como para que los átomos de hidrógeno se fusionaran formando helio y emitiendo energía. No habría tal cosa como una estrella brillando, y el Sol dentro de ellas, si no hubiera fuerza de gravedad.

¡No habría un planeta como la Tierra sin fuerza de gravedad! De hecho, no habría ningún planeta ni cuerpo celeste en el Universo (tampoco habría Universo…). Es la fuerza de gravedad la que mantiene cohesionadas las partículas de cualquier planeta.

Y podríamos seguir hablando mucho más del tema, e incluso meternos en las fórmulas que a los estudiantes de secundaria tanto les gustan…(!?) Pero es claro que esa misma fuerza de gravedad que pueda causar tremenda destrucción entre nosotros es LA MISMA que constituye uno de los más básicos pilares de la Creación, y que la sigue sosteniendo. ¿Podría mantener su integridad el Universo si Dios mismo violara Sus leyes?

Volvamos a los ejemplos de más arriba: ¿por qué la gente se estableció en la ladera de un volcán, sabiendo que en algún momento ocurriría una colada de lava?, ¿por qué se construyeron edificios tan grandes (y probablemente sin las normas de seguridad adecuadas) en una zona sísmica?, ¿por qué esa barca de inmigrantes iba repleta cruzando un mar embravecido?, ¿por qué el avión no tenía las medidas de seguridad adecuadas?, ¿por qué el auto iba tan rápido en una ruta de montaña?, ¿por qué el niño corría sin prestar atención?

No quiero ser simplista en lo que digo, por supuesto que la realidad no es tan sencilla como lo expuse más arriba, pero es evidente que al menos en buena parte de los casos, hay una falla humana que deja a las personas vulnerables. No siempre es así, a veces tiene que ver directamente con los juicios de Dios, pero en este caso TAMBIÉN HAY una falla humana, el pecado que ha llegado con su hediondez hasta las narices del Padre. Sea por lo que sea, y aunque haya sido solamente “un accidente”, nunca he escuchado a nadie que culpe a la fuerza de gravedad por tales cosas: todos saben que existe y el que vive bajo un volcán, o en un edificio, o sube a un barco o un avión, o corre despreocupadamente, sabe que hay un riesgo implícito (y si es un niño, se supone que debe haber un adulto que lo sepa… bueno, se supone…).

Si esto es así con las leyes físicas, ¿por qué acusamos a Dios cuando Él no viola Sus mismas leyes, aunque eso pueda ocasionar daños en este mundo material (que al fin de cuentas, es pasajero)? ¿No deberíamos más bien estar enojados contra el pecado de la humanidad, a veces el nuestro, pero muchas veces el de nuestros padres o de las generaciones pasadas? Dios le dio el mundo al hombre, y esa es una ley que no va a quebrantar, ¿por qué el mismo hombre se queja cuando cosecha lo que ha sembrado, apartado de Dios?

¡Dios no va a violar ninguna de Sus leyes!... Excepto que encuentre personas fieles que intercedan ante Él.

Y así, el mar se calmó, enfermedades desaparecieron, manos y pies fueron creados milagrosamente, ojos fueron abiertos, panes y peces fueron multiplicados, la tierra se frenó y el día se alargó, el mar se abrió… Así también los ángeles del Señor evitaron accidentes, violaciones, muertes, injusticias, abusos. Hubo leyes que cambiaron, guerras que no ocurrieron, descubrimientos que bendijeron a la humanidad y tantas otras cosas. ¡Y es que una de las leyes eternas de Dios es que Él puede intervenir en Su Creación, cuantas veces sea, por la intercesión de Sus fieles!

¿Por qué lo permitió Dios? Porque no puede violar las leyes que Él mismo dispuso y que sostienen al Universo. ¿Entonces está maniatado por esas mismas leyes? No, pero depende de que Sus representantes en esta Tierra muevan Su mano; aunque a pesar de todo, la misericordia de Dios sigue estando por encima de cualquier ley del mundo natural, humano y espiritual.


Danilo Sorti




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