Gálatas 3:24-28 RVC
24 De manera que la ley ha sido nuestro
tutor, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe.
25 Pero al venir la fe, no estamos ya al
cuidado de un tutor,
26 pues todos ustedes son hijos de Dios por
la fe en Cristo Jesús.
27 Porque todos ustedes, los que han sido
bautizados en Cristo, están revestidos de Cristo.
28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo
ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo
Jesús.
Uno de los pasajes que se utiliza para
permitir el ministerio público de las mujeres es Gálatas 3:28. El
contraargumento que se utiliza es que no está hablando ahí del sacerdocio o
ministerio. Veamos eso con más detalle.
El pasaje está hablando de la salvación, de
ser hechos hijos de Dios lo cual necesariamente significa ser incorporados al,
ahora nuevo, Pueblo de Dios. No hay tal cosa en la Biblia como ser
verdaderamente salvo y estar “afuera” de la Iglesia, el Pueblo de Dios.
Habiendo sido salvos, estando incorporados en
el Pueblo de Dios, somos hechos nuevas criaturas, por lo que las barreras de
separación sociales son rotas porque todos estamos en una posición de igualdad
ante el Padre. Notemos que las barreras que menciona Pablo aquí abarcan varias
condiciones humanas y no solamente en relación con la salvación:
·
Judío
o griego: las diferencias eran profundamente culturales, pero también
espirituales; se suponía que los unos eran salvos, el Pueblo de Dios, y los
otros no.
·
Esclavo
o libre: las diferencias eran profundamente legales, uno tenía todos los
derechos, el otro, legalmente, ninguno; también eran profundamente culturales,
económicas, intelectuales, etc., aunque no en relación con la salvación.
·
Varón
o mujer: la diferencia es de géneros, biológica, a la vez que profundamente
social, cultural, económica; aunque tampoco en relación con la salvación.
De esta breve enumeración podemos concluir
que Pablo está claramente hablando de las barreras que impedían a los distintos
grupos sociales acceder a la salvación y, más que nada pertenecer al mismo
Cuerpo de Cristo.
Ahora bien, ¿está hablando del ministerio
público aquí? No, claro que no… ¿o sí?
El hecho de ser salvos implica
automáticamente que pertenecemos a la Iglesia; quizás no necesariamente a una
congregación, pero sí a la Iglesia, y eso es más que suficiente. ¿Qué implica
ser salvo?
Mateo 23:8 RVC
8 Pero ustedes no busquen que los llamen
“Rabí”, porque sólo uno es el Maestro de ustedes, y ése es el Cristo; y todos
ustedes son hermanos.
Este es uno de los “pasajes prohibidos” para
los predicadores; Jesús nunca se preocupó por establecer una jerarquía, ni
mucho menos un orden de autoridad férreo, aunque sí dejó una estructura de
responsabilidad (más que de “autoridad”); pero hizo mucho énfasis en el
concepto de “hermanos”. Cuando uno ve el énfasis que se hace en el discurso de
iglesia hoy en día está puesto en el concepto de “autoridad y obediencia”. Entonces, hombres y mujeres son en principio
hermanos en Cristo, reforzando la idea de Pablo, en un nivel de igualdad, de
equivalencia.
1 Pedro 2:9 RVC
9 Pero ustedes son linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los
hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Estos hermanos, estos miembros del mismo
Cuerpo, son “real sacerdocio”.
Apocalipsis 5:9-10 RVC
9 y entonaban un cántico nuevo, que decía:
«Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste inmolado.
Con tu sangre redimiste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación,
10 y para nuestro Dios los hiciste reyes y
sacerdotes, y reinarán sobre la tierra.»
“Reyes y sacerdotes” son, entonces todos los
santos.
Vamos de nuevo a Gálatas 3:28; ¿no está
hablando allí del ministerio público? No, está hablando de algo muy superior
que engloba al ministerio público. Toda función de ministerio está englobada
dentro de la situación de ser hecho “hijo de Dios”, si no hay diferencias en lo
que es más importante y trascendente, ¿habrá diferencias en lo que es menor? El
pasaje de Gálatas SÍ se aplica al ministerio de las mujeres… y a muchas cosas
más.
¿Por qué no se hizo claramente efectivo
durante el ministerio de Jesús y de la Iglesia neotestamentaria? Por la misma
razón que TAMPOCO se hizo claramente efectiva la disolución de las barreras
entre judíos y griegos y entre esclavos y libres durante ese tiempo: implicaban
un proceso cultural, social, muy arraigado. De hecho, la manifestación plena de
Gálatas 3:28 en la Tierra no ocurrirá hasta que Cristo venga a reinar, pero
mientras tanto se supone que el Pueblo de Dios debe vivir en base a los
principios del Reino y no del mundo.
Dios hizo “lo más”, anuló las barreras de
separación entre pueblos, sexos y condición social, ¿seguiremos manteniéndolas
voluntariamente dentro de la Iglesia?
Danilo Sorti
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