domingo, 19 de febrero de 2023

836. En el tiempo señalado – III: ¡ya muere de una buena vez!

 

Eclesiastés 3:1-2 RVC

1 Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad:

2 El momento en que se nace, y el momento en que se muere; el momento en que se planta, y el momento en que se cosecha;

 

Creo que debemos seguir un poco sobre el tema del nacimiento y la muerte. Aunque el nacimiento de cualquier proyecto siempre es difícil, como todo nacimiento va acompañado de emoción y esperanza, por lo cual tenemos una energía extra para enfrentar los muchos desafíos que implica. Sin embargo, decidir la “muerte” de un proyecto termina siendo más difícil.

 

Cuando nuestro proyecto ha andado siempre “a los tumbos”, no será difícil hacerlo morir, más bien resultará un alivio. Probablemente nunca debió haber nacido, o lo hizo a destiempo.

 

Si realmente nunca debió nacer, más vale que lo “matemos” lo más rápido posible y liberemos todos los recursos que consume (tiempo, dinero, personas, etc.) para aquello que sí debemos traer a luz.

 

Pero si nació a destiempo, tendrá los problemas de un bebé prematuro. Aquí necesitamos, como siempre, la sabiduría divina; ¿será lo mejor enfrentar esos problemas hasta que las cosas puedan acomodarse? ¿O será lo mejor cortar el proyecto y empezar de nuevo de una forma distinta? Obviamente, ¡no podemos hacer eso con un bebé!, pero sí con un proyecto… a veces…

 

O quizás será lo mejor dejarlo y esperar un nuevo tiempo para un nuevo proyecto.

 

Acabar con un proyecto o sueño implica un duelo, pero acabar con uno que sabemos que ha sido gestado en el Cielo pero mal manejado por nosotros implica, además, una carga de culpa difícil de soportar. No puedo decir mucho aquí solo que debemos recurrir a la Única y Suficiente provisión para todo pecado: la Cruz de Cristo, recibir Su perdón y aprender a perdonarnos a nosotros mismos. Si por orgullo decidimos no hacerlo, estaremos sosteniendo un proyecto insuflado por otra vida que no será la de Dios.

 

Como siempre, cuándo hacer cada cosa dependerá de la guía del Espíritu y no de nuestra comprensión humana.

 

Pero cuando un proyecto ha nacido y se ha desarrollado conforme a los diseños divinos, y ha producido fruto y ya está establecido, funcionando bien, sin demasiado esfuerzo, darle finalización es realmente difícil. De nuevo, aquí hace falta la sabiduría del Espíritu para saber cuándo es el momento de finalizar y cuándo está sufriendo ataques que deben ser enfrentados.

 

Empezar lo nuevo es difícil para todos, más vale lo viejo conocido. No por casualidad Jesús dijo:

 

Lucas 5:39 RVC

39 Y nadie que haya bebido el vino añejo, quiere beber el nuevo, porque dice: “El vino añejo es mejor.”»

 

Lo nuevo entraña riesgos, dificultades, marchas y contramarchas, mucho esfuerzo y pocas recompensas en el corto plazo, grandes riesgos, incertidumbre y… ¡mucha fe y oración! Es comprensible que, cuando estamos afianzados en algo que más o menos funciona, no queramos “hacerlo morir”, o más bien, tengamos miedo o pereza.

 

Pero esa es la forma de evitar “lo que viene”, porque todo lo que funciona lo hace en determinado contexto que le resulta más o menos favorable, o al cual ya está adaptado, pero en estos tiempos de cambios muy rápidos y dramáticos, los contextos cambian de la misma forma. Dios conoce lo que viene y nos previene antes de que nos metamos en un callejón sin salida.

 

Aunque eso no pase, aunque la obra pueda seguir ciertamente cambiará a lo largo del tiempo, y hay que ver si nosotros somos los más indicados para seguir estando allí. Puede ser que el proyecto como tal no muera, pero sí lo hará para nosotros porque lo mejor será que continuemos. De nuevo, esto también es difícil.

 

Y aún cuando nada de lo anterior ocurra, todavía debemos considerar que una obra, por más bien que funcione, nos estará impidiendo avanzar hacia “otra obra”. A veces Dios quiere llevarnos a otro nivel, darnos otros recursos, expandirnos, y no podemos continuar con lo que estamos haciendo. Quizás haya gente que pueda hacerse cargo y continuarla, que es lo mejor, pero quizás no, incluso si resulta el propósito de Dios que así sea, las personas elegidas pueden no querer hacerlo y deberemos en ese caso hacer morir algo que no debería morir porque nadie quiere continuarlo. También es duro, pero puede ser la mejor opción.

 

Todavía hay algo más, puede ser que realmente no hayamos conducido bien el trabajo y ya Dios decidió sacarnos de allí. En ese caso, lo mejor, aunque triste, será irnos “antes de que nos echen” y dejar que otro se haga cargo. Si nos sometemos a los procesos divinos rápidamente, también rápidamente podremos salir de ellos hacia nuevos destinos.

 

Cualquiera de nosotros que ya tenga unos años se dará cuenta de cuántas veces NO HEMOS actuado conforme estos tiempos y prolongamos lo que no debía ser prolongado, sufriendo pérdida por ello. Tenemos el ejemplo de la historia de Israel, que en su tiempo hizo “todo mal” y terminó siendo expulsada de su tierra, pero Dios ama la restauración, y aunque también hay un tiempo de juicio y procesamiento, hay siempre la posibilidad de un nuevo comienzo para los que se arrepienten, humillan y mantienen fieles:

 

Esdras 9:9 RVC

9 Hemos vivido en la servidumbre, pero dentro de ella Dios no nos ha desamparado, sino que por su misericordia ha hecho que los reyes de Persia nos concedan vida para poder reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y brindarnos protección en Judá y en Jerusalén.

 

Así como hay momentos en que debemos “hacer morir” determinadas obras, proyectos o empresas, hay situaciones en que “son muertas” desde afuera.

 

Ezequiel 13:18-19 RVC

18 y diles de mi parte: “¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para toda cabeza, para atrapar a la gente! ¿Y van a hacer caer a mi pueblo, para salvar su propia vida?

19 ¿Y van a ofenderme entre mi pueblo a cambio de cebada y de mendrugos de pan, matando a quienes no deben morir, dejando con vida a quienes no deben vivir, y mintiéndole a mi pueblo, que cree en sus mentiras?”

 

Dios puede permitir que muera lo que no debe morir, pero eso no significa que esté de acuerdo con ello. Creo que también aquí podemos pensar en tantas cosas que “han muerto” por las presiones, dificultades y ataques externos, pero que sabíamos no debían morir. Inevitablemente sucede, ¿y entonces qué?

 

Filipenses 3:10 RVC

10 a fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y de participar de sus padecimientos, para llegar a ser semejante a él en su muerte,

 

Aunque Pablo sabía que finalmente habría de morir por Cristo, como ocurrió años después de escribir esta carta, mientras tanto debía conocer a Cristo y al “poder de su resurrección”, es decir, el poder de Dios para levantar de la muerte lo que debe vivir. Todos los que hemos creído en Cristo hemos sido resucitados a una nueva vida, aunque nuestro cuerpo físico no haya muerto y vuelto a vivir, nuestro espíritu sí.

 

Ese poder de la resurrección, que de hecho se manifiesta a veces resucitando literalmente a los muertos, es el mismo que puede resucitar a los sueños, proyectos, organizaciones, empresas o lo que sea que esté muerto, o a punto de morir.

 

¿Cómo saber cuál es el tiempo adecuado para cada una de estas cosas? Repito lo mismo que he dicho en los artículos anteriores de esta serie:

 

Juan 16:13 RVC

13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir.

 

Es sólo por la guía del Espíritu y no por nuestras propias buenas ideas o sabiduría.

 

Bueno, bueno, pero al final ¡no estás diciendo nada, hermano, solo que oremos al Señor! Quizás parezca que no es “nada” (aunque es muchísimo), pero la realidad bien práctica es que nos resulta mucho más fácil escuchar la voz del Señor cuando sabemos cuáles son las “respuestas posibles”. Cuando no entendemos que existen determinadas posibilidades nos costará mucho más discernir Su guía. Y claro, como siempre… ¡Dios sigue siendo Dios así que puede haber otras tantas opciones no expuestas en este artículo, claro!

 

Danilo Sorti

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario