Hechos 2:17-18 RVC
17 »Dios ha dicho: En los últimos días
derramaré de mi Espíritu sobre toda la humanidad. Los hijos y las hijas de
ustedes profetizarán; sus jóvenes tendrán visiones y sus ancianos tendrán
sueños.
18 En esos días derramaré de mi
Espíritu sobre mis siervos y mis siervas, y también profetizarán.
Paradójicamente, aunque el discurso inaugural de la era de
la iglesia (¡ni más ni menos!) advierte claramente que en los últimos días el
ministerio profético sería algo muy común y extendido, muchos cristianos y
muchos líderes cristianos o bien lo critican y lo niegan, o bien lo ignoran, o
bien no saben muy bien “qué hacer” con él o cómo entender la dinámica
profética. Aquello que debería ser uno de los pilares y prácticas principales
del cristianismo del final de los tiempos resulta, todavía, profundamente
descuidado o malentendido por muchos.
Bueno, de acuerdo, no seamos tan críticos, porque también
Jesús nos advirtió claramente:
Mateo 24:3-4 RVC
3 Mientras Jesús estaba sentado en el
monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron por separado, y le dijeron:
«Dinos, ¿cuándo sucederá todo esto, y cuál será la señal de tu venida y del fin
del mundo?»
4 Jesús les respondió: «Cuídense de que
nadie los engañe.
Cuatro veces en esta sección Jesús nos advierte en contra de
no ser engañados porque, obviamente, éste alcanzaría sus niveles más altos en
toda la historia de la humanidad.
Entonces, es comprensible que muchos cristianos y muchos
líderes traten de cuidarse para no ser engañados. ¡Lo que no es ni comprensible
ni justificable es que no aprendan a discernir la verdad del error, siendo que
tenemos 31.000 versículos especialmente escritos para eso!
Bien, es claro que este tema no puede agotarse en un solo
artículo, pero podemos dar algunos lineamientos claros: ¿cómo aprovechar los
muchos mensajes proféticos que tenemos en la actualidad sin caer en los
extremismos tan comunes de la dinámica profética?
El primer punto que tenemos que tener bien en claro es un
tema que aparece, de la misma forma, en las primeras páginas de la Biblia. La
historia de Balaam nos muestra que un profeta no necesariamente tiene que ser
aprobado por Dios para traer una profecía cierta. Hay palabras que pronunció
que aún se están cumpliendo o están por cumplirse, y sin embargo, fue condenado
por sus malas mañas y muerto por los soldados israelitas.
El pensamiento y el discurso hoy está repleto de falacias,
como nunca. Una de ellas, extremadamente común, es la falacia ad hominem: si la
persona que dice tal cosa es “mala”, entonces lo que dice es falso. Por
supuesto, ¿quién define que tal persona es “mala”? Pero aún si lo fuera, eso no
necesariamente niega la validez de lo que dice.
Está claro que los adversarios de tal persona o de su
mensaje son los que se encargarán de mostrar ad infinitum cuán “mala e indigna”
es, y no es necesario decir cuán cuestionables resultan esas afirmaciones. Pero
si logran sembrar semillas de dudas, con eso basta. De hecho, normalmente los
discursos de desautorización no necesitan movilizar a la turba para que saquen
a rastras al tal Fulano y lo quemen en la plaza pública, basta con que siembren
esas semillas de dudas y su influencia se verá grandemente disminuida… a favor
de sus adversarios, claro. Y también es claro que buscarán evidencias que los
apoyen, y probablemente las encuentren (¿quién es perfecto, sino Uno Solo?), a
partir de las cuales las exagerarán lo más posible.
Estas son las estrategias que se utilizan en las campañas
políticas, especialmente (no únicamente) de mano de la izquierda, que es
experta tanto en mentir, como en hipocresía como en acusar y maldecir. Por lo
tanto, no debería ser muy difícil de reconocer.
Volvamos al tema: un profeta puede no tener una historia más
bien regular, puede haber cometido errores, o bien puede tener eficaces
enemigos que le han hecho una mala fama. Eso no tiene nada que ver con la
veracidad de sus palabras. Sencillamente, Dios usa al que quiere y creo que no
nos corresponde pedirle cuentas de por qué usa a tal o a cual, simplemente,
escuchar y luego discernir.
¿Hay algún mensajero de Dios que hayas dejado de escuchar
porque alguna vez se equivocó, o pensaste que se equivocó u otros lo dijeron?
Bien, quizás sea tiempo de revisar eso.
De la misma forma, que un profeta haya sido veraz y certero
hasta el presente no significa que necesariamente lo será siempre, ¡al fin y al
cabo no deja de ser un ser humano infalible! También debemos analizar sus
palabras.
Y hablando del tema de las palabras, una frase que les gusta
repetir a muchos cristianos es:
Deuteronomio 18:21-22 RVC
21 Tal vez digas en tu corazón: ‘¿Y
cómo vamos a saber si esa palabra no proviene del Señor?’
22 Tú no tengas miedo de ese profeta,
que si llega a hablar en mi nombre y sus palabras no se cumplen ni se hacen
realidad, eso hará ver que yo, el Señor, no he hablado, y que tal profeta habló
con arrogancia.”
Pero como digo más de una vez, con un solo texto no se puede
hacer una doctrina, y como se dice también hasta el cansancio en el ámbito de
la Interpretación Bíblica: “un texto fuera de contexto es un pretexto”. Así que
leamos unos versículos más atrás:
Deuteronomio 18:18-22 RVC
18 Voy a hacer que de entre sus
hermanos surja un profeta como tú. Pondré mis palabras en sus labios, y él les
comunicará todo lo que yo le ordene decir.
19 Pero yo le pediré cuentas a todo el
que no atienda las palabras que ese profeta proclame en mi nombre.
20 Y el profeta a quien yo no le haya
ordenado hablar, o que hable en nombre de otros dioses pero pretenda hablar en
mi nombre, será condenado a muerte.
21 Tal vez digas en tu corazón: ‘¿Y
cómo vamos a saber si esa palabra no proviene del Señor?’
22 Tú no tengas miedo de ese profeta,
que si llega a hablar en mi nombre y sus palabras no se cumplen ni se hacen
realidad, eso hará ver que yo, el Señor, no he hablado, y que tal profeta habló
con arrogancia.”
El contexto no se refiere a UNA PROFECÍA en particular, sino
a alguien que pretende fungir como profeta, es decir, se trata de un proceso,
algo que está ocurriendo a lo largo de un tiempo suficiente como para poder
darse cuenta que la tal persona es decididamente falsa.
Lo cierto es que Dios mismo nos advierte que hay palabras
Suyas que pueden NO CUMPLIRSE. Veamos lo que Dios le dijo a Ezequiel;
Ezequiel 33:7-9 RVC
7 »Es a ti, hijo de hombre, a quien yo
he puesto como atalaya para el pueblo de Israel. Tú oirás de mí mismo la
advertencia, y les advertirás para que se prevengan.
8 Cuando yo le diga a algún impío que
está en peligro de muerte, si tú no le adviertes que se aparte de su mal
camino, el impío morirá por causa de su pecado, pero yo te haré responsable de
su muerte.
9 Por el contrario, si tú le adviertes
al impío que se aparte de su mal camino, y éste no te hace caso, morirá por
causa de su pecado, pero tú habrás puesto a salvo tu vida.
Hasta aquí todo sigue los “cánones proféticos” esperables:
la palabra dicha debe cumplirse. Pero un poquito más adelante…
Ezequiel 33:11-15 RVC
11 Pues yo, su Señor y Dios, juro que
no quiero la muerte del impío, sino que éste se aparte de su mal camino y viva.
¿Por qué ustedes, pueblo de Israel, quieren morir? ¡Apártense, apártense de su
mal camino!”
12 »Tú, hijo de hombre, di a los hijos
de tu pueblo que al justo no lo salvarán sus buenas acciones, si éste se
rebela; ni tampoco será un impedimento para el impío su impiedad, si éste se
aparta de su impiedad. En cambio, si el justo peca, sus buenas acciones no le
salvarán la vida.
13 Si a un hombre justo le aseguro que
vivirá, y éste, confiado en su justicia, actúa inicuamente, de nada le valdrán
todas sus buenas acciones, sino que morirá por sus acciones inicuas.
14 En cambio, si a un malvado lo
condeno a morir, y éste se aparta de su maldad y actúa con justicia y rectitud,
15 y devuelve la prenda recibida, y
restituye lo robado, y deja de hacer lo malo y sigue los estatutos de vida, de
ninguna manera morirá, sino que vivirá.
Releamos los versículos 13 y 14: ¿cómo es que Dios le habla
al justo o al impío? Normalmente a través de un profeta. Entonces, tenemos a un
profeta que está dando una profecía (es lo que suelen dar los profetas, claro…)
y puede ser que eso no se cumpla, ¿por eso se volverá falso profeta? No, sino
que se trataba de profecías condicionales.
Y esto nos lleva al punto de madurez que debe tener un
profeta: cuando la profecía es condicional, debe ser transmitida como tal.
He visto que, en la ebullición de palabras proféticas,
sueños y visiones que hemos tenido a partir de algunos años a esta parte, no
todos los mensajeros tuvieron la suficiente madurez como para entender esto.
Bueno, ¡bienvenidos al club de los inmaduros! El que no lo haya sido nunca, que
arroje la primera piedra…
Sin dudas que ya, con unos cuantos años transcurridos,
deberíamos tener esto en claro y aprender a ser más prudentes a la hora de dar
determinadas palabras proféticas. Por otro lado, el que escucha también debe
procurar discernir si se trata de profecías condicionales o no.
Abro paréntesis, esto que vale para individuos vale también para
sociedad y hasta cierto punto para naciones. Cierro paréntesis.
Ahora bien, a veces es fácil poder determinar cuándo una
profecía es condicional y cuándo no. Otras veces no lo es tanto. De nuevo, la
Biblia tiene las claves para discernir esto, pero es un tema que no voy a tocar
en este artículo.
En general, las profecías que tienen que ver con el
desenlace de estos tiempos, el sistema del Anticristo y los juicios venideros,
que están claramente escritas en la Palabra, obviamente que NO SON condicionales.
Se cumplirán inexorablemente. Otra cosa es que las entendamos correctamente y
allí hay “mucha tela para cortar”.
Las profecías que tienen que ver con nuestras naciones, que
no están escritas en la Biblia pero que han sido dichas y confirmadas por boca
de profetas creíbles y maduros, es seguro que se cumplirán, aunque puede haber
demoras o aceleramientos.
Las profecías puntuales sobre situaciones nacionales,
sociales o personales, que son del corto plazo y que no afectan los diseños
generales del Padre para estos tiempos, es más probable que tengan
cumplimientos condicionales.
Y aquí introduje un tema fundamental:
1 Corintios
14:29 RVC
29 De la misma manera, que hablen dos y
hasta tres profetas, y que los demás juzguen lo dicho.
2 Corintios 13:1 RVC
1 Ésta será la tercera vez que los
visite. Todo asunto se resolverá por el testimonio de dos o tres testigos.
El principio de los “dos o tres testigos” es un principio
fundamental de toda la Palabra, y se aplica a cualquier situación en la que no
se tenga la información de primera mano sino que haya que recurrir a
testimonios. Por supuesto, también la Palabra nos exhorta a examinar a dichos
testigos, de tal forma que los dos o tres resulten, asimismo, confiables.
Aplicado al ámbito profético, deberemos buscar siempre
varios testimonios confiables en relación a las palabras proféticas puntuales que
estamos recibiendo hoy a fin de tener la seguridad de lo que se dice. Si solo
tenemos una voz, NO DIGO de ninguna manera que sea necesariamente falsa, en
todo caso, quedará en el discernimiento personal creerla o no, pero siempre
será más prudente contrastar varias palabras.
Lo último. ¿Por qué preocuparnos tanto por lo profético?
¿Acaso Dios no nos cuida? Bueno, esta es la sensación de falsa seguridad de
muchos cristianos hoy que, agobiados por la complejidad de los tiempos en que
vivimos, prefieren refugiarse en una simplicidad necia adornada de varias
promesas bíblicas descontextualizadas. Pues bien, Dios dijo ESPECÍFICAMENTE que
el engaño alcanzaría niveles nunca antes visto, POR ESO es que necesitamos a
los profetas, para discernir las trampas del día a día mientras esperamos el
cumplimiento de las promesas que sin dudas están ya a la puerta.
Danilo Sorti
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