domingo, 19 de febrero de 2023

847. A ver si sos profeta…

 

Hechos 2:17-18 RVC

17 »Dios ha dicho: En los últimos días derramaré de mi Espíritu sobre toda la humanidad. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; sus jóvenes tendrán visiones y sus ancianos tendrán sueños.

18 En esos días derramaré de mi Espíritu sobre mis siervos y mis siervas, y también profetizarán.

 

Paradójicamente, aunque el discurso inaugural de la era de la iglesia (¡ni más ni menos!) advierte claramente que en los últimos días el ministerio profético sería algo muy común y extendido, muchos cristianos y muchos líderes cristianos o bien lo critican y lo niegan, o bien lo ignoran, o bien no saben muy bien “qué hacer” con él o cómo entender la dinámica profética. Aquello que debería ser uno de los pilares y prácticas principales del cristianismo del final de los tiempos resulta, todavía, profundamente descuidado o malentendido por muchos.

 

Bueno, de acuerdo, no seamos tan críticos, porque también Jesús nos advirtió claramente:

 

Mateo 24:3-4 RVC

3 Mientras Jesús estaba sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron por separado, y le dijeron: «Dinos, ¿cuándo sucederá todo esto, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?»

4 Jesús les respondió: «Cuídense de que nadie los engañe.

 

Cuatro veces en esta sección Jesús nos advierte en contra de no ser engañados porque, obviamente, éste alcanzaría sus niveles más altos en toda la historia de la humanidad.

 

Entonces, es comprensible que muchos cristianos y muchos líderes traten de cuidarse para no ser engañados. ¡Lo que no es ni comprensible ni justificable es que no aprendan a discernir la verdad del error, siendo que tenemos 31.000 versículos especialmente escritos para eso!

 

Bien, es claro que este tema no puede agotarse en un solo artículo, pero podemos dar algunos lineamientos claros: ¿cómo aprovechar los muchos mensajes proféticos que tenemos en la actualidad sin caer en los extremismos tan comunes de la dinámica profética?

 

El primer punto que tenemos que tener bien en claro es un tema que aparece, de la misma forma, en las primeras páginas de la Biblia. La historia de Balaam nos muestra que un profeta no necesariamente tiene que ser aprobado por Dios para traer una profecía cierta. Hay palabras que pronunció que aún se están cumpliendo o están por cumplirse, y sin embargo, fue condenado por sus malas mañas y muerto por los soldados israelitas.

 

El pensamiento y el discurso hoy está repleto de falacias, como nunca. Una de ellas, extremadamente común, es la falacia ad hominem: si la persona que dice tal cosa es “mala”, entonces lo que dice es falso. Por supuesto, ¿quién define que tal persona es “mala”? Pero aún si lo fuera, eso no necesariamente niega la validez de lo que dice.

 

Está claro que los adversarios de tal persona o de su mensaje son los que se encargarán de mostrar ad infinitum cuán “mala e indigna” es, y no es necesario decir cuán cuestionables resultan esas afirmaciones. Pero si logran sembrar semillas de dudas, con eso basta. De hecho, normalmente los discursos de desautorización no necesitan movilizar a la turba para que saquen a rastras al tal Fulano y lo quemen en la plaza pública, basta con que siembren esas semillas de dudas y su influencia se verá grandemente disminuida… a favor de sus adversarios, claro. Y también es claro que buscarán evidencias que los apoyen, y probablemente las encuentren (¿quién es perfecto, sino Uno Solo?), a partir de las cuales las exagerarán lo más posible.

 

Estas son las estrategias que se utilizan en las campañas políticas, especialmente (no únicamente) de mano de la izquierda, que es experta tanto en mentir, como en hipocresía como en acusar y maldecir. Por lo tanto, no debería ser muy difícil de reconocer.

 

Volvamos al tema: un profeta puede no tener una historia más bien regular, puede haber cometido errores, o bien puede tener eficaces enemigos que le han hecho una mala fama. Eso no tiene nada que ver con la veracidad de sus palabras. Sencillamente, Dios usa al que quiere y creo que no nos corresponde pedirle cuentas de por qué usa a tal o a cual, simplemente, escuchar y luego discernir.

 

¿Hay algún mensajero de Dios que hayas dejado de escuchar porque alguna vez se equivocó, o pensaste que se equivocó u otros lo dijeron? Bien, quizás sea tiempo de revisar eso.

 

De la misma forma, que un profeta haya sido veraz y certero hasta el presente no significa que necesariamente lo será siempre, ¡al fin y al cabo no deja de ser un ser humano infalible! También debemos analizar sus palabras.

 

Y hablando del tema de las palabras, una frase que les gusta repetir a muchos cristianos es:

 

Deuteronomio 18:21-22 RVC

21 Tal vez digas en tu corazón: ‘¿Y cómo vamos a saber si esa palabra no proviene del Señor?’

22 Tú no tengas miedo de ese profeta, que si llega a hablar en mi nombre y sus palabras no se cumplen ni se hacen realidad, eso hará ver que yo, el Señor, no he hablado, y que tal profeta habló con arrogancia.”

 

Pero como digo más de una vez, con un solo texto no se puede hacer una doctrina, y como se dice también hasta el cansancio en el ámbito de la Interpretación Bíblica: “un texto fuera de contexto es un pretexto”. Así que leamos unos versículos más atrás:

 

Deuteronomio 18:18-22 RVC

18 Voy a hacer que de entre sus hermanos surja un profeta como tú. Pondré mis palabras en sus labios, y él les comunicará todo lo que yo le ordene decir.

19 Pero yo le pediré cuentas a todo el que no atienda las palabras que ese profeta proclame en mi nombre.

20 Y el profeta a quien yo no le haya ordenado hablar, o que hable en nombre de otros dioses pero pretenda hablar en mi nombre, será condenado a muerte.

21 Tal vez digas en tu corazón: ‘¿Y cómo vamos a saber si esa palabra no proviene del Señor?’

22 Tú no tengas miedo de ese profeta, que si llega a hablar en mi nombre y sus palabras no se cumplen ni se hacen realidad, eso hará ver que yo, el Señor, no he hablado, y que tal profeta habló con arrogancia.”

 

El contexto no se refiere a UNA PROFECÍA en particular, sino a alguien que pretende fungir como profeta, es decir, se trata de un proceso, algo que está ocurriendo a lo largo de un tiempo suficiente como para poder darse cuenta que la tal persona es decididamente falsa.

 

Lo cierto es que Dios mismo nos advierte que hay palabras Suyas que pueden NO CUMPLIRSE. Veamos lo que Dios le dijo a Ezequiel;

 

Ezequiel 33:7-9 RVC

7 »Es a ti, hijo de hombre, a quien yo he puesto como atalaya para el pueblo de Israel. Tú oirás de mí mismo la advertencia, y les advertirás para que se prevengan.

8 Cuando yo le diga a algún impío que está en peligro de muerte, si tú no le adviertes que se aparte de su mal camino, el impío morirá por causa de su pecado, pero yo te haré responsable de su muerte.

9 Por el contrario, si tú le adviertes al impío que se aparte de su mal camino, y éste no te hace caso, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás puesto a salvo tu vida.

 

Hasta aquí todo sigue los “cánones proféticos” esperables: la palabra dicha debe cumplirse. Pero un poquito más adelante…

 

Ezequiel 33:11-15 RVC

11 Pues yo, su Señor y Dios, juro que no quiero la muerte del impío, sino que éste se aparte de su mal camino y viva. ¿Por qué ustedes, pueblo de Israel, quieren morir? ¡Apártense, apártense de su mal camino!”

12 »Tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo que al justo no lo salvarán sus buenas acciones, si éste se rebela; ni tampoco será un impedimento para el impío su impiedad, si éste se aparta de su impiedad. En cambio, si el justo peca, sus buenas acciones no le salvarán la vida.

13 Si a un hombre justo le aseguro que vivirá, y éste, confiado en su justicia, actúa inicuamente, de nada le valdrán todas sus buenas acciones, sino que morirá por sus acciones inicuas.

14 En cambio, si a un malvado lo condeno a morir, y éste se aparta de su maldad y actúa con justicia y rectitud,

15 y devuelve la prenda recibida, y restituye lo robado, y deja de hacer lo malo y sigue los estatutos de vida, de ninguna manera morirá, sino que vivirá.

 

Releamos los versículos 13 y 14: ¿cómo es que Dios le habla al justo o al impío? Normalmente a través de un profeta. Entonces, tenemos a un profeta que está dando una profecía (es lo que suelen dar los profetas, claro…) y puede ser que eso no se cumpla, ¿por eso se volverá falso profeta? No, sino que se trataba de profecías condicionales.

 

Y esto nos lleva al punto de madurez que debe tener un profeta: cuando la profecía es condicional, debe ser transmitida como tal.

 

He visto que, en la ebullición de palabras proféticas, sueños y visiones que hemos tenido a partir de algunos años a esta parte, no todos los mensajeros tuvieron la suficiente madurez como para entender esto. Bueno, ¡bienvenidos al club de los inmaduros! El que no lo haya sido nunca, que arroje la primera piedra…

 

Sin dudas que ya, con unos cuantos años transcurridos, deberíamos tener esto en claro y aprender a ser más prudentes a la hora de dar determinadas palabras proféticas. Por otro lado, el que escucha también debe procurar discernir si se trata de profecías condicionales o no.

 

Abro paréntesis, esto que vale para individuos vale también para sociedad y hasta cierto punto para naciones. Cierro paréntesis.

 

Ahora bien, a veces es fácil poder determinar cuándo una profecía es condicional y cuándo no. Otras veces no lo es tanto. De nuevo, la Biblia tiene las claves para discernir esto, pero es un tema que no voy a tocar en este artículo.

 

En general, las profecías que tienen que ver con el desenlace de estos tiempos, el sistema del Anticristo y los juicios venideros, que están claramente escritas en la Palabra, obviamente que NO SON condicionales. Se cumplirán inexorablemente. Otra cosa es que las entendamos correctamente y allí hay “mucha tela para cortar”.

 

Las profecías que tienen que ver con nuestras naciones, que no están escritas en la Biblia pero que han sido dichas y confirmadas por boca de profetas creíbles y maduros, es seguro que se cumplirán, aunque puede haber demoras o aceleramientos.

 

Las profecías puntuales sobre situaciones nacionales, sociales o personales, que son del corto plazo y que no afectan los diseños generales del Padre para estos tiempos, es más probable que tengan cumplimientos condicionales.

 

Y aquí introduje un tema fundamental:

 

 1 Corintios 14:29 RVC

29 De la misma manera, que hablen dos y hasta tres profetas, y que los demás juzguen lo dicho.

 

2 Corintios 13:1 RVC

1 Ésta será la tercera vez que los visite. Todo asunto se resolverá por el testimonio de dos o tres testigos.

 

El principio de los “dos o tres testigos” es un principio fundamental de toda la Palabra, y se aplica a cualquier situación en la que no se tenga la información de primera mano sino que haya que recurrir a testimonios. Por supuesto, también la Palabra nos exhorta a examinar a dichos testigos, de tal forma que los dos o tres resulten, asimismo, confiables.

 

Aplicado al ámbito profético, deberemos buscar siempre varios testimonios confiables en relación a las palabras proféticas puntuales que estamos recibiendo hoy a fin de tener la seguridad de lo que se dice. Si solo tenemos una voz, NO DIGO de ninguna manera que sea necesariamente falsa, en todo caso, quedará en el discernimiento personal creerla o no, pero siempre será más prudente contrastar varias palabras.

 

Lo último. ¿Por qué preocuparnos tanto por lo profético? ¿Acaso Dios no nos cuida? Bueno, esta es la sensación de falsa seguridad de muchos cristianos hoy que, agobiados por la complejidad de los tiempos en que vivimos, prefieren refugiarse en una simplicidad necia adornada de varias promesas bíblicas descontextualizadas. Pues bien, Dios dijo ESPECÍFICAMENTE que el engaño alcanzaría niveles nunca antes visto, POR ESO es que necesitamos a los profetas, para discernir las trampas del día a día mientras esperamos el cumplimiento de las promesas que sin dudas están ya a la puerta.

 

 

Danilo Sorti

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