domingo, 19 de febrero de 2023

848. Cuando la profecía viene de un corazón lleno de Dios y cuando no…

 

En un artículo anterior hablamos sobre una realidad de los últimos tiempos: la “explosión” de mensajes proféticos, sueños y visiones. No se trata de nada que deba sorprendernos porque la Biblia ya lo había anunciado. Pero junto con eso viene una dificultad extra: ¿qué está dicho realmente en nombre de Dios y qué no? Y, ¿con qué espíritu se dicen las palabras?

 

Hechos 16:16-19 RVC

16 Pero sucedió que, mientras nos dirigíamos al lugar de oración, una joven adivina salió a nuestro encuentro; por su capacidad de adivinación, ella era para sus amos una fuente de muchas ganancias.

17 La joven venía tras nosotros, y a voz en cuello gritaba: «Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian el camino de salvación.»

18 Esto lo repitió durante muchos días; pero Pablo se molestó mucho y, finalmente, se dio vuelta y le dijo a ese espíritu: «¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella!» Y al instante el espíritu la abandonó.

19 Pero al ver sus amos que iban a perder sus ganancias, aprehendieron a Pablo y a Silas, y los presentaron ante las autoridades, en la plaza pública.

 

Analicemos dos cosas. Si esta muchacha, con su dote de adivinación, era una gran fuente de ganancias, evidentemente no decía cosas falsas. Para llegar a tal situación tenía que tener un largo historial de oráculos cumplidos. Segundo, verdaderamente Pablo y Silas eran siervos de Dios, por lo que tampoco esto era falso. ¡Pero el espíritu que la inspiraba sí lo era! Ido él, se acabó la capacidad predictiva.

 

Entonces, no toda palabra profética o anuncio sobre el futuro viene directamente del Espíritu Santo.

 

SIN EMBARGO aquí tengo que hacer una salvedad. En Su misericordia, Dios nunca dejó a los pueblos sin algún testimonio tanto de Él mismo como de lo que habría de venir. ¿Qué había “disponible” para traer los mensajes? Normalmente personas vinculadas al mundo espiritual que distaban mucho de ser santos profetas del Dios de Israel. Pues bien, Dios habló por medio de ellos. Los instrumentos no fueron los más perfectos, pero fueron instrumentos de la misericordia divina.

 

Al fin y al cabo, ¿acaso algún espíritu de adivinación puede traer un mensaje sobre el futuro que el Espíritu Santo no le permita? Es obvio que no. Y si no hay otro disponible, Dios usará lo que tenga, lo que esté disponible.

 

Abro paréntesis. Si alguno se espanta de lo que estoy diciendo, recuerde que ¡Dios también lo está usando para llevar Su reino! Creo que está todo dicho… Cierro paréntesis.

 

Aunque el profetismo debió ser algo muy común en el cristianismo, de hecho se ha vuelto algo muy raro y recién en estos últimos tiempos ha vuelto a manifestarse en la medida con que siempre debió hacerlo. Si los hijos no quisieron hablar, ¡pues Dios hizo hablar a las piedras!

 

Otra salvedad. En medio de la aceleración de los planes del enemigo que estamos viendo ahora, la gran mayoría de los líderes cristianos se quedaron callados, no solamente hacia la sociedad sino hacia sus propias iglesias, aún más, no faltaron los que pusieron sus propias congregaciones para “chipear” a la gente e incluso animaron a todos sus miembros para que lo hicieran. Quienes debían tener más discernimiento fueron los que menos vieron.

 

Por el contrario, muchos de los que nosotros, como cristianos, no llamaríamos precisamente “profetas de Dios” sino más bien todo lo contrario, resultaron ser los que alertaron a la gente de lo que se venía. ¿Qué espíritu les habló? La verdad es que poco me interesa responder esa pregunta, sencillamente, los hijos no estaban disponibles y Dios usó a las “piedras”. Pues bien, yo puedo decirles y ahora sí en el Nombre del Señor y con Su autoridad, que por eso que han hecho y dado que se han expuesto y arriesgado para hacerlo, Dios se los tomará en cuenta como justicia y les guiará hacia una revelación más plena de Su Naturaleza y del Camino de la Salvación.

 

Volviendo a nuestro texto bíblico, lo que dijo esta muchacha en Filipos no era falso, pero tampoco era exactamente verdadero. “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian el camino de salvación” es técnicamente cierto para nosotros desde nuestra perspectiva cristiana del siglo XXI, pero no necesariamente cierto para la perspectiva pagana del siglo I. ¿Quién era este “Dios Altísimo” en medio del panteón de dioses griegos? Por supuesto que se trataba de la mejor forma en que una pagana podía llamar al Dios de Israel, y no era falso, pero tenía muchas imprecisiones; estaba lejos todavía del entendimiento que tenemos de Dios hoy. Era lo mejor disponible, pero imperfecto.

 

De la misma forma, muchas palabras que el Señor ha permitido que vengan de boca de mensajeros que no conocen la Biblia a profundidad son ciertas en un sentido general, pero adolecen de imprecisiones. Quizás sea lo mejor que haya hoy, tendremos que saber corregir esas falencia con la visión más perfecta que nos muestra el Espíritu.

 

Pero, para complicar más el asunto, tenemos esto:

 

Jonás 3:4 RVC

4 Jonás comenzó a recorrer la ciudad, camino de un día, y en su predicación decía: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»

 

De nuevo, “técnicamente” era cierto, pero algo se salió fuera de libreto:

 

Jonás 3:5-10 RVC

5 Todos los habitantes de Nínive creyeron a Dios y decretaron ayuno, y desde el mayor hasta el menor se vistieron de cilicio.

6 Cuando la noticia llegó hasta el rey de Nínive, éste se levantó de su trono, se despojó de sus vestidos, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza;

7 luego ordenó que, por mandato suyo y de sus altos personajes, se proclamara en Nínive este decreto: «Ningún hombre ni animal, ni tampoco ningún buey ni oveja, debe probar bocado ni alimento alguno, ni beber agua.

8 Al contrario, hombres y animales por igual deberán cubrirse de cilicio y clamar a Dios con todas sus fuerzas. Apártese cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos.

9 ¿Quién sabe? Tal vez Dios se arrepienta y el ardor de su ira se calme, ¡y entonces no pereceremos!»

10 Y al ver Dios lo que hicieron, y que se habían apartado de su mal camino, también él se arrepintió de hacerles el daño que les había anunciado, y desistió de hacerlo.

 

¿Quién les dijo a ellos que podían arrepentirse y evitar (o al menos posponer) el castigo? Jonás no. Nada de eso hay en su mensaje, simplemente anuncia un juicio inexorable, POR MÁS DE QUE sabía perfectamente que la opción del arrepentimiento estaba presente:

 

Jonás 4:1-2 RVC

1 Pero Jonás se quedó muy disgustado, y se enojó.

2 Entonces oró al Señor y le dijo: «Y bien, Señor, ¿no es esto lo que yo decía cuando aún estaba en mi tierra? ¡Por eso me apresuré a huir a Tarsis! ¡Ya sabía yo que tú eres un Dios clemente y piadoso, lento para la ira y grande en misericordia, y que te arrepientes del mal!

 

Y si sabía eso, ¿por qué no les dio la opción de arrepentimiento claramente a los ninivitas?

 

Jonás, un profeta de Dios, que conocía la Palabra de Dios y al Dios de la Palabra, fue ganado por su resentimiento (justificado, por cierto) contra Nínive y anunció un mensaje incompleto, con un mal espíritu.

 

¡Cuidado! No siempre existe la opción de arrepentimiento:

 

Daniel 5:17-30 RVC

17 Allí, en presencia del rey, Daniel respondió: «Su Majestad puede reservarse esos dones, o puede darlos a otros como recompensa Yo descifraré para Su Majestad esta escritura, y le diré lo que significa.

18 El Dios Altísimo dio al rey Nabucodonosor, padre de Su Majestad, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad.

19 Por causa de la grandeza que Dios le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban de miedo ante él, y él le quitaba la vida o se la daba a quien quería; a unos los engrandecía y a otros los humillaba.

20 Pero su corazón se envaneció, y se endureció su espíritu orgulloso, y por eso fue depuesto del trono y despojado de su gloria.

21 Expulsado de entre los hombres, su mente se volvió semejante a la de las bestias, y convivió con los asnos monteses. Fue alimentado con hierba, como los bueyes, y su cuerpo lo empapó el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo es el señor del reino de los hombres, y que él entrega dicho reino a quien él quiere.

22 Pero Su Majestad Belsasar no ha humillado su corazón ante Dios, aun cuando sabe todo esto y es hijo del rey Nabucodonosor.

23 Lejos de eso, Su Majestad, en su soberbia, se ha levantado contra el Señor del cielo, ha mandado traer los vasos del templo de Dios, y tanto Su Majestad como sus invitados, y sus mujeres y concubinas, han bebido vino en ellos. Y no sólo eso, sino que Su Majestad ha dado alabanza a dioses de plata y oro, y de bronce, hierro, madera y piedra, ¡dioses que ni ven ni oyen nada, ni saben nada! En cambio, Su Majestad nunca ha honrado al Dios en cuya mano está su vida y todos sus caminos.

24 »Por eso ha salido de la presencia de Dios la mano que ha trazado esta escritura.

25 Lo que la escritura dice es lo siguiente: MENE, MENE, TEKEL, PARSIN.

26 Y lo que significa es: MENE: Dios ha llamado a cuentas al reino de Su Majestad, y le ha puesto fin.

27 TEKEL: Dios ha pesado a Su Majestad en una balanza, y su peso deja mucho que desear.

28 PARSIN: Dios ha dividido el reino de Su Majestad, y se lo ha dado a los medos y a los persas.»

29 Belsasar ordenó entonces que Daniel fuera vestido de púrpura, que se le pusiera en el cuello un collar de oro, y que se le proclamara como el tercer señor del reino.

30 Esa misma noche Belsasar, rey de los caldeos, murió asesinado,

 

Pero en este caso podemos ver la misericordia divina en acción sobre un rey impío y condenado ya al explicarle claramente el por qué de ese juicio.

 

Las profecías dichas por los siervos de Dios maduros tienen el espíritu correcto; la naturaleza de Dios es expuesta e inevitablemente se verá Su misericordia, ya sea que exista la posibilidad de arrepentimiento o que ya no existe más porque se han agotado todas las oportunidades que Dios envió.

 

El espíritu correcto de la profecía no puede dejar de mostrar el amor de Dios, la verdadera naturaleza de un Dios a la vez justo y misericordioso.

 

Como dije, estos son tiempos de una gran profusión de palabras proféticas, y aunque no todas sean ciertas, sin duda que muchas sí. Sin embargo, no siempre son dichas con el espíritu correcto, por lo que es bueno que los mensajeros de Dios entiendan el verdadero sentido de lo que el Señor está diciendo y no se olviden de transmitir el mensaje completo. Como todo, hay un aprendizaje necesario aquí.

 

 

Danilo Sorti

 

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