domingo, 19 de noviembre de 2017

319. El amor enfriado

Mateo 24:11-13 RVC
11 Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará.
13 Pero el que resista hasta el fin, será salvo.

Engaño, falsos profetas, maldad y amor enfriado, además de los juicios del Padre cayendo sobre una humanidad en extremo pecadora… ¡vaya “combo” de los últimos tiempos! Hemos hablado sobre el engaño, sobre los falsos profetas, sobre el pecado y la maldad extrema de los últimos tiempos, sobre el espíritu de antinaturalidad que inunda toda la humanidad, de lo cual la exaltación de la sodomía es nada más que “la frutilla del postre”. Pero nos cuesta más hablar del amor… precisamente porque NUESTRO PROPIO AMOR se ha enfriado.

¿Cómo podemos de amor si nosotros nos hemos cerrado a él? ¿Cómo podemos discernir donde hay amor y donde no si nosotros mismos estamos fríos? Hay algunas características del fin de los tiempos que son relativamente fáciles de identificar y resistir, lo cual no significa que nos resulte fácil vencer, es más, ¡para nada fácil! Pero sabemos de qué se trata, están ahí, tienen “nombre y apellido”, y podemos realizar determinadas acciones para resistir o combatir, o por lo menos para no ser engañados.

Pero eso es un nivel más bien “básico”, en extremo necesario, por supuesto, pero no es todo. De nuevo, vale hacer un paréntesis aquí y decir que sigue siendo urgente que muchos de nuestros hermanos sean alertados sobre esto porque están siendo engañados y se aproximan desprevenidos hacia el desenlace de estos últimos tiempos. Por ejemplo, cuando comento acerca de los eventos antes del arrebatamiento, la caída del meteorito, terremoto, tsunami, hambre, pestes, etc., normalmente recibo una mirada mezcla de ignorancia e incredulidad, a pesar de que el Señor está hablando a través de muchísimos profetas sobre eso.

Pero avancemos un poco más, aquellos que ya están advertidos, que tienen sus oídos abiertos a la voz de los profetas y sus ojos esclarecidos frente a la Palabra, ¿qué más hay? Algo más, MUCHO MÁS; el amor.

Pero como el amor es un fruto del Espíritu, porque no es nuestro, solamente podemos responder con amor cuando aceptamos el testimonio del amor de Dios que el Espíritu pone en nosotros, es muy “fácil” de perder, con tantas voces gritando tan fuerte, la voz silenciosa del Espíritu en nuestros corazones se nos pasa desapercibida.

Los cristianos fieles se han enfriado en el amor por varias causas, pero quizás la más importante hayan sido las heridas recibidas dentro de la iglesia. Satanás ha venido desarrollando un plan desde hace décadas para introducir a sus agentes y sus doctrinas satánicas, de tal forma que el “ambiente interno” se vuelva tan “maloliente” y dañino, especialmente contra los cristianos fieles, que estos terminan por huir espantados y heridos. Pueden ser sanados, pueden llegar a entender qué pasó, por qué tantos ataques de “adentro” (aunque en realidad esos que los atacaron solo aparentaban estar “adentro”), pero el amor es mucho más difícil de sanar.

Los cristianos que fueron heridos y luego restaurados ya no van a ser engañados fácilmente, saben discernir la voz de los profetas, no serán arrastrados por las corrientes de error teológico de este tiempo, no se van a dejar seducir por los predicadores de la prosperidad ni por ningún “bonito espectáculo religioso”, se han vuelto hábiles en discernir a los falsos hermanos y a los falsos discursos… ¡llegar a eso ha sido un camino muy largo y difícil, y muchos quedaron tirados en la orilla! ¡Y encima el Fulano que escribe este artículo dice que todavía no llegamos! Complicado el tema…

Pero lo cierto es que el amor es EL principal fruto del Espíritu, y no hay tiempo o edad en la iglesia en que ese fruto no deba estar, o que nos sea “quitada” la responsabilidad de tenerlo. Pero debemos ser sinceros y a la vez recibir la misericordia divina: no hemos llegado aún, y es posible que hayamos recorrido un camino muy difícil y largo, y eso de por sí merece ya una recompensa delante del Padre (que también es por gracia, ¿qué merecemos realmente?); el Señor no ha olvidado ninguna de las lágrimas, ninguna de las traiciones, ninguna de las noches de dolor en soledad. Él nunca se olvida de nuestras aflicciones, cuando permite que pasemos a través de ellas es para producir algo más valioso dentro de nosotros y otorgarnos una mayor recompensa en Su presencia, que es nuestra verdadera vida. El camino que hemos recorrido será contado por la eternidad, como uno de los tantos testimonios de la fidelidad del Señor, nos regocijaremos con los hermanos de todos los tiempos, seguramente muchos de ellos se asombrarán de la perversidad de la época que nos tocó vivir; esto ya está escrito y no será olvidado.

¡¡Pero aún estamos aquí!! Y no hemos llegado todavía, y probablemente lo que nos falte (quizás no a todos, pero sí a unos cuantos de nosotros…) sea el amor, porque precisamente es lo que más ha sido atacado, y de una manera tan sutil y poderosa que ni siquiera sabemos que se nos “escapó”. Dado que el amor es el centro de la vida cristiana, es el principal objetivo de Satanás, por lo que su poder de engaño se concentra ahí, pero resulta que cuando hemos podido discernir exitosamente muchos de los engaños de este tiempo, y podemos “mostrar” las cicatrices de las heridas de guerra (que son las verdaderas medallas de todo guerrero), llegamos a pensar que “ya sabemos” como son las cosas, y nos quedamos a unos pocos pasos de la meta. No hermanos, aún nos falta, y si nos hemos enfriado en el amor, nos falta bastante.

Para escribir este artículo el Señor me inquietó particularmente; porque Él está levantando muchas voces proféticas, pero no de cualquier profeta, sino de los Jonases, de los Jeremías, de los Elías, de los Juanes Bautistas… No es fácil mantener el amor con esos ministerios…

Habría mucho para decir sobre el amor, no lo voy a hacer aquí para no extender demasiado el artículo. Asumo que aquel que puede recibir lo que aquí está escrito también puede escuchar la voz del Señor ministrándole al respecto. Solamente concluyamos con esto: si hemos atravesado todo el camino y hemos podido, por la gracia del Señor, vencer hasta ahora, sigamos lo que nos falta y recuperemos el amor, precisamente hacia aquellos que nos han rechazado y dañado, hacia el mundo sumergido en extremo en pecado, tal como el Señor mismo los ama. Amor y justicia, sí, no perdamos de vista los justos juicios del Señor, pero también amor.


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprime aquí para enviarnos tu ofrenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario