1 Corintios 7:29-31 RVC
29 Pero quiero decirles, hermanos, que el
tiempo se acorta; por lo tanto, el que tiene esposa debe vivir como si no la
tuviera;
30 el que llora, como si no llorara; el que
se alegra, como si no se alegrara; el que compra, como si no tuviera nada;
31 y el que disfruta de este mundo, como si
no lo disfrutara; porque el mundo que conocemos está por desaparecer.
El capítulo 7 de I Corintios es una sección
muy práctica sobre cómo vivir la vida cristiana en un contexto especial. Una
lectura superficial podría dejarnos confundidos, porque a veces parece que
Pablo se desdice, o que pone mandamientos que en realidad no lo son, pero
cuando avanzamos en el capítulo entendemos cuál es el espíritu del mensaje:
queda poco tiempo, por lo que aquellas cosas que no son malas en sí mismas, o
que bien podrían ser hechas en otro contexto, no son convenientes ahora.
Pablo está tratando el tema del matrimonio y
parece que les recomienda a los hermanos que no se casen, en clara
contraposición con la Palabra del Padre: «No está bien que el hombre esté solo;
le haré una ayuda a su medida.» Pero Pablo estaba viendo lo que en breve
vendría sobre la iglesia, sobre el “mundo” conocido, el “sistema de cosas” en
el que ellos vivían.
Ellos tenían la expectativa del retorno de
Jesucristo y sabían de los juicios que ocurrirían antes; eso no pasó todavía
pero esa iglesia, que estaba disfrutando de una relativa paz y seguridad, muy
pronto enfrentaría más de dos siglos de persecución, y era necesario que el
Mensaje de Salvación corriera lo más rápido posible por todo el imperio romano,
antes de que la predicación resultara muy difícil. En ESE CONTEXTO había que
pensarlo muy bien antes de contraer matrimonio o comprometerse con algo.
A lo largo de los siglos esta recomendación
se ha aplicado en diversas situaciones y diversos lugares; también ha sido mal
aplicada otras tantas veces, impidiendo a los cristianos desarrollar su vida
normal. Estas palabras no constituyen una “doctrina vertebral” de la fe
cristiana, pero tampoco deben ser pasadas por alto. Son algo así como un “paquete
de emergencia”, como las instrucciones que vemos en negocios o surtidores de
combustible para cuando ocurre algún accidente o incendio. No se supone que
todos los días deban efectuarse los roles indicados allí, pero hay un momento
en que sí.
Estas recomendaciones de Pablo no son para
“tiempos normales”, pero dado que estamos transitando los últimos años de este
mundo tal como lo conocemos, ¡estos no son tiempos normales!
1 Corintios 7:26-28 RVC
26 Soy del parecer de que, ante la situación
apremiante, es mejor que cada uno se quede como está.
27 ¿Estás casado? No trates de separarte.
¿Eres soltero? No busques casarte.
28 Aunque, si te casas, no pecas; y si alguna
joven soltera se casa, tampoco peca. Sin embargo, los que se casan tendrán que
enfrentar sufrimientos, y yo quisiera evitárselos.
Pablo está diciendo: “¡Cuidado antes de tomar
un compromiso! Vienen tiempos especialmente difíciles.” Pablo no está diciendo
que NO DEBAMOS tomar compromisos, ni casarnos o tener hijos, o incluso iniciar
proyectos nuevos, pero deberíamos tener una muy clara dirección de Dios para
hacerlo. Y es probable que haya una IGUALMENTE CLARA dirección divina que nos
diga que NO lo hagamos.
Desde hace unas cuantas décadas a esta parte
ha habido una fuerte corriente dentro de la Iglesia para empezar nuevos
proyectos, tomar desafíos en el nombre del Señor, progresar y ser de testimonio
en todos los ámbitos de la sociedad, y yo digo un fuerte ¡AMÉN! a todo eso.
Pero tampoco eso es una verdad absoluta. Sin duda que el Espíritu nos lo ha
indicado a muchos de nosotros en años pasados, pero no debemos suponer que
necesariamente seguirá siendo igual en los próximos años.
Hermanos, quiero dejar en claro esto: puede
haber muchas actividades que son válidas y legítimas en sí mismas, incluso cosas
que hemos hecho en el pasado conforme a la expresa voluntad divina, cosas sobre
las cuales incluso tuvimos palabras proféticas que nos guiaron. Pero no debemos
suponer que será exactamente así en este tiempo.
Y más allá de los proyectos que empecemos o
no, de aquellas cosas que continuemos o seamos llamados a finalizar, no debemos
vivir apegados a lo que ahora disfrutamos, “el que disfruta de este mundo, como
si no lo disfrutara; porque el mundo que conocemos está por desaparecer”.
Probablemente se nos hayan dado cosas buenas en este tiempo para disfrutar,
pero eso pronto terminará en los tiempos de dificultades que vendrán antes del
arrebatamiento. Si nuestra vida está puesta en esas cosas o actividades, por
más buenas y legítimas que sean, inevitablemente tropezaremos, quedaremos
confundidos y protestando contra Dios y los hermanos, y probablemente el rapto
se nos “pase de largo”… y yo no querría quedarme.
Los últimos tiempos verán la última gran
cosecha, los trabajadores preparados para ella no pueden estar llorisqueando
por las cosas que perdieron o que ya no pueden conseguir, ni siquiera por lo
familiares que hayan partido, pero si viven apegados a ellos hoy, ¿cómo podrán
hacerlo?
Gálatas 2:20 RVC
20 Pero con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo
en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a
sí mismo por mí.
Si es verdad que estamos muertos con Cristo,
también debemos estar “despojados” de lo que en esta vida tenemos, para que
cuando falte podamos seguir adelante en el último tramo. Hermanos, nadie dice
que sea fácil, ¡seguimos siendo seres humanos imperfectos! ¡Señor, danos la
gracia para poner la vista en los tesoros del Reino Venidero!
Danilo Sorti
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