miércoles, 8 de noviembre de 2017

306. Dado que queda poco tiempo…

1 Corintios 7:29-31 RVC
29 Pero quiero decirles, hermanos, que el tiempo se acorta; por lo tanto, el que tiene esposa debe vivir como si no la tuviera;
30 el que llora, como si no llorara; el que se alegra, como si no se alegrara; el que compra, como si no tuviera nada;
31 y el que disfruta de este mundo, como si no lo disfrutara; porque el mundo que conocemos está por desaparecer.

El capítulo 7 de I Corintios es una sección muy práctica sobre cómo vivir la vida cristiana en un contexto especial. Una lectura superficial podría dejarnos confundidos, porque a veces parece que Pablo se desdice, o que pone mandamientos que en realidad no lo son, pero cuando avanzamos en el capítulo entendemos cuál es el espíritu del mensaje: queda poco tiempo, por lo que aquellas cosas que no son malas en sí mismas, o que bien podrían ser hechas en otro contexto, no son convenientes ahora.

Pablo está tratando el tema del matrimonio y parece que les recomienda a los hermanos que no se casen, en clara contraposición con la Palabra del Padre: «No está bien que el hombre esté solo; le haré una ayuda a su medida.» Pero Pablo estaba viendo lo que en breve vendría sobre la iglesia, sobre el “mundo” conocido, el “sistema de cosas” en el que ellos vivían.

Ellos tenían la expectativa del retorno de Jesucristo y sabían de los juicios que ocurrirían antes; eso no pasó todavía pero esa iglesia, que estaba disfrutando de una relativa paz y seguridad, muy pronto enfrentaría más de dos siglos de persecución, y era necesario que el Mensaje de Salvación corriera lo más rápido posible por todo el imperio romano, antes de que la predicación resultara muy difícil. En ESE CONTEXTO había que pensarlo muy bien antes de contraer matrimonio o comprometerse con algo.

A lo largo de los siglos esta recomendación se ha aplicado en diversas situaciones y diversos lugares; también ha sido mal aplicada otras tantas veces, impidiendo a los cristianos desarrollar su vida normal. Estas palabras no constituyen una “doctrina vertebral” de la fe cristiana, pero tampoco deben ser pasadas por alto. Son algo así como un “paquete de emergencia”, como las instrucciones que vemos en negocios o surtidores de combustible para cuando ocurre algún accidente o incendio. No se supone que todos los días deban efectuarse los roles indicados allí, pero hay un momento en que sí.

Estas recomendaciones de Pablo no son para “tiempos normales”, pero dado que estamos transitando los últimos años de este mundo tal como lo conocemos, ¡estos no son tiempos normales!

1 Corintios 7:26-28 RVC
26 Soy del parecer de que, ante la situación apremiante, es mejor que cada uno se quede como está.
27 ¿Estás casado? No trates de separarte. ¿Eres soltero? No busques casarte.
28 Aunque, si te casas, no pecas; y si alguna joven soltera se casa, tampoco peca. Sin embargo, los que se casan tendrán que enfrentar sufrimientos, y yo quisiera evitárselos.

Pablo está diciendo: “¡Cuidado antes de tomar un compromiso! Vienen tiempos especialmente difíciles.” Pablo no está diciendo que NO DEBAMOS tomar compromisos, ni casarnos o tener hijos, o incluso iniciar proyectos nuevos, pero deberíamos tener una muy clara dirección de Dios para hacerlo. Y es probable que haya una IGUALMENTE CLARA dirección divina que nos diga que NO lo hagamos.

Desde hace unas cuantas décadas a esta parte ha habido una fuerte corriente dentro de la Iglesia para empezar nuevos proyectos, tomar desafíos en el nombre del Señor, progresar y ser de testimonio en todos los ámbitos de la sociedad, y yo digo un fuerte ¡AMÉN! a todo eso. Pero tampoco eso es una verdad absoluta. Sin duda que el Espíritu nos lo ha indicado a muchos de nosotros en años pasados, pero no debemos suponer que necesariamente seguirá siendo igual en los próximos años.

Hermanos, quiero dejar en claro esto: puede haber muchas actividades que son válidas y legítimas en sí mismas, incluso cosas que hemos hecho en el pasado conforme a la expresa voluntad divina, cosas sobre las cuales incluso tuvimos palabras proféticas que nos guiaron. Pero no debemos suponer que será exactamente así en este tiempo.

Y más allá de los proyectos que empecemos o no, de aquellas cosas que continuemos o seamos llamados a finalizar, no debemos vivir apegados a lo que ahora disfrutamos, “el que disfruta de este mundo, como si no lo disfrutara; porque el mundo que conocemos está por desaparecer”. Probablemente se nos hayan dado cosas buenas en este tiempo para disfrutar, pero eso pronto terminará en los tiempos de dificultades que vendrán antes del arrebatamiento. Si nuestra vida está puesta en esas cosas o actividades, por más buenas y legítimas que sean, inevitablemente tropezaremos, quedaremos confundidos y protestando contra Dios y los hermanos, y probablemente el rapto se nos “pase de largo”… y yo no querría quedarme.

Los últimos tiempos verán la última gran cosecha, los trabajadores preparados para ella no pueden estar llorisqueando por las cosas que perdieron o que ya no pueden conseguir, ni siquiera por lo familiares que hayan partido, pero si viven apegados a ellos hoy, ¿cómo podrán hacerlo?

Gálatas 2:20 RVC
20 Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Si es verdad que estamos muertos con Cristo, también debemos estar “despojados” de lo que en esta vida tenemos, para que cuando falte podamos seguir adelante en el último tramo. Hermanos, nadie dice que sea fácil, ¡seguimos siendo seres humanos imperfectos! ¡Señor, danos la gracia para poner la vista en los tesoros del Reino Venidero!


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprime aquí para enviarnos tu ofrenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario