miércoles, 8 de noviembre de 2017

309. ¿Puedo declarar juicio en el Nuevo Pacto?

Lucas 13:34-35 RVC
34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como junta la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!
35 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar desolada; y les digo que ustedes no volverán a verme hasta el día en que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»

Mateo 11:20-24 RVC
20 Jesús comenzó entonces a reprender a las ciudades donde había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido. Les decía:
21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que en cilicio y cubiertas de ceniza ellas habrían mostrado su arrepentimiento.
22 Por tanto les digo que, en el día del juicio, el castigo para Tiro y para Sidón será más tolerable que para ustedes.
23 Y tú, Cafarnaún, que te elevas hasta el cielo, hasta el Hades caerás abatida. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, hasta el día de hoy habría permanecido.
24 Por tanto les digo que, en el día del juicio, el castigo para Sodoma será más tolerable que para ti.»

Mateo 23:13 RVC
13 »Pero ¡ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Porque le niegan a la gente la entrada al reino de los cielos, y ni ustedes entran, ni tampoco dejan entrar a los que quieren hacerlo.

Hechos 5:8-10 RVC
8 Y Pedro le dijo: «Dime: ¿vendieron ustedes el terreno en ese precio?» Y ella respondió: «Sí, en ese precio.»
9 Pedro le dijo entonces: «¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? ¡Mira!, aquí vienen los que fueron a sepultar a tu marido, y ellos te sacarán también a ti.»
10 Al instante, ella cayó muerta a los pies de Pedro, y cuando entraron los jóvenes y la hallaron muerta, la sacaron y la sepultaron junto a su marido.

Hechos 8:20-23 RVC
20 Al oír esto, Pedro le dijo: «Que tu dinero perezca contigo, si crees que el don de Dios puede comprarse.
21 Tú no tienes nada que ver en este asunto, porque en tu interior no eres recto con Dios.
22 Arrepiéntete de tu maldad, y ruega a Dios. Tal vez te perdone por ese mal pensamiento.
23 Por lo que veo, estás en manos de la amargura y la maldad.»

Hechos 13:8-11 RVC
8 Pero el mago Elimas (que así se traduce su nombre), se lo impedía y procuraba apartar de la fe al procónsul.
9 Como Saulo, o sea, Pablo, estaba lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el mago
10 y dijo: «¡Eres un hijo del diablo! ¡Estás lleno de mentira y de maldad, y eres enemigo de la justicia! ¿Cuándo dejarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
11 Pon atención, porque la mano del Señor está en tu contra y vas a quedarte ciego; no podrás ver el sol por algún tiempo.» Y al instante quedó completamente ciego; y caminaba en círculos, buscando alguien que lo llevara de la mano.


Normalmente no hay dudas en que los profetas del Antiguo Pacto podían y debían declarar juicio sobre naciones e individuos, el asunto que se les presenta a algunos cristianos hoy es si nosotros podemos hacerlo. No quiero hablar de las exageraciones ni de aquellos que maldicen a diestra y siniestra… a quienes no les dan abundantes ofrendas… Me estoy refiriendo a ministerios genuinos, ¿podemos declarar juicio?

Algunos se confunden pensando que la revelación del amor de Dios que se nos muestra en toda su profundidad bajo el Nuevo Pacto nos impide declarar la justicia divina, sin embargo la realidad es absolutamente lo contrario:

Hebreos 10:29 RVC
29 ¿Y qué mayor castigo piensan ustedes que merece el que pisotea al Hijo de Dios y considera impura la sangre del pacto, en la cual fue santificado, e insulta al Espíritu de la gracia?

Rechazar la Sangre del Cordero que ya fue sacrificado y del que se dio abundante testimonio es hoy mucho más serio de lo que fue en el pasado, cuando todavía no estaba la revelación plena del amor de Dios.

Por supuesto que no encontramos en el Nuevo Testamento declaraciones de juicio “a diestra y siniestra”, no porque en este tiempo no pueda haberlas, sino porque no es el tenor del mismo y no se está repitiendo lo que ya fue establecido en los profetas. Pero SÍ LAS HAY, lo suficiente como para que tengamos la autorización bíblica para usarlas.

Otro tema no menor es la ocasión y el contexto en el que fueron dichas; dado que no aparecen con demasiada frecuencia, se hacen más importantes los motivos que las originaron. En los ejemplos que leímos más arriba, y no estoy diciendo que eso sea lo único válido, vemos que las declaraciones de juicio van dirigidas hacia los que estorban la extensión del Reino de Dios y hacia los que rechazaron el mensaje. No es lo único,

2 Timoteo 4:14 RVC
14 Alejandro, el calderero, me ha causado mucho daño; que el Señor le pague conforme a sus hechos.

Pero quizás sea lo principal.

Ahora bien, o nosotros intentamos ser más buenos que Pablo o que el mismo Señor, o debemos admitir que ES NECESARIO declarar en ocasiones el juicio de Dios sobre personas y naciones. Tan necesario hoy como antes. Y si admitimos eso, ¿por qué no lo hacemos?

Como dije al principio, no creo que debamos andar por ahí “cortando cabezas” a quien se nos cruce, ni tampoco creo que todos tengan la autoridad para declarar este tipo de juicios. Pero tampoco dudo de que hay hermanos que sí la tienen, y deben hacerlo. Es la única forma en que algunas puertas sean abiertas.

Jesús declaró juicio sobre Jerusalén y la ciudad y nación fueron destruidas: el juicio se cumplió debido a su gran pecado de rechazar al Mesías, y eso fue oportunidad para que muchos se volvieran de su pecado y creyeran en Cristo. Lo mismo vale para las ciudades sobre las cuales declaró el juicio: quedaron como ejemplo para que las generaciones siguientes temieran a Dios.

Declaró juicio sobre los fariseos, y logró que su engaño quedara expuesto al menos entre los cristianos.

Pedro declaró juicio sobre Ananías y Safira, y la iglesia temió y se apartó del mal, y la gente seguía creyendo y Dios seguía manifestándose.

Pedro declaró juicio sobre Simón, y el avivamiento que estaba iniciando en Samaria no fue contaminado.

Pablo declaró juicio sobre Elimas, y el procónsul creyó y se abrieron puertas para la predicación del Evangelio.

Hermanos, vuelvo a decir que hay puertas que no se abrirán hasta que no traigamos los juicios de Dios sobre personas y sistemas. No todos pueden hacerlo, no todos deben hacerlo, pero HAY QUE HACERLO. Busquemos la guía precisa del Señor en oración y ayuno, congregacional inclusive, pero busquémosla y apliquémosla.


Danilo Sorti




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