miércoles, 8 de noviembre de 2017

313. Malaquías 3:8 y los diezmos, ¿qué es lo que dice realmente?

Malaquías 3:8-12 RVC
8 «¿Habrá quien pueda robarle a Dios? ¡Pues ustedes me han robado! Y sin embargo, dicen: “¿Cómo está eso de que te hemos robado?” ¡Pues me han robado en sus diezmos y ofrendas!
9 Malditos sean todos ustedes, porque como nación me han robado.
10 Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
11 »Además, reprenderé a esos insectos que todo lo devoran, para que no destruyan los productos de la tierra, ni dejen sin uvas sus viñedos. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
12 »Todas las naciones dirán que ustedes son bienaventurados, porque serán una nación envidiable. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.»


Quizás el pasaje favorito para recoger los diezmos en la iglesia, especialmente cuando las finanzas están complicadas, es este. Por supuesto, no es cuestión de abusar de él, pero de vez en cuando sirve para mantener a los diezmados… perdón, diezmadores, “fuertemente motivados”. Bromas aparte, ¿es válido tal uso? Y más importante, ¿qué es lo que realmente nos está diciendo este pasaje a nosotros ahora?

La práctica actual del diezmo se justifica casi únicamente en base a pasajes del Antiguo Testamento. Con esto no quiero decir que esté mal, o incluso que no debamos, dar al menos el 10 % de nuestros ingresos (que no necesariamente tiene que ser dinero efectivo, como tampoco lo era el diezmo bajo el Antiguo Pacto), pero sí me refiero al mandato humano establecido como “ley divina” en casi todas las iglesias que dice que el diezmo es en dinero efectivo íntegramente destinado para la congregación local y, en muchas de ellas, para uso exclusivo del pastor. Tengo varios artículos escritos sobre esto así que no voy a profundizar en lo que allí se dice, pero sí quiero ver este pasaje.

Una primera lectura nos habla de “tesorería” y “templo”, es decir, de un sistema sacerdotal que no existe bajo el Nuevo Pacto. Malaquías corresponde al Antiguo Pacto, y por más que se encuentre en la última página del Viejo Testamento, ¡no por eso contagia al Nuevo! Es más, los Evangelios TAMBIÉN corresponden casi totalmente al Antiguo Pacto, porque el Nuevo no es inaugurado sino con la resurrección de Cristo y el establecimiento de la Iglesia, por lo que el famoso pasaje de Mateo 23:23 también rige para él (y de hecho, Jesús no estaba hablando con Sus discípulos ahí).

Entonces, ni hay sacerdocio levítico, ni hay templo salomónico ni hay una ley del diezmo que se aplique para nosotros… ¿¿así que podemos guardarnos todo el dinero y los recursos en el bolsillo?? ¡¡NOOO!!

Ese sistema sacerdotal y cúltico que no existe entre nosotros hoy, y que no se supone que debamos “recrear” durante el tiempo de la Iglesia, contiene los principios divinos para Su Pueblo en todos los tiempos, por lo que el pasaje de Malaquías sigue siendo muy importante pero no en el sentido que le dan los manipuladores hoy día.

“Habrá alimento en mi templo” es el fuerte reclamo del Señor, ¿y cuál es el templo hoy?

1 Corintios 3:16 RVC
16 ¿No saben que ustedes son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?

1 Corintios 6:19-20 RVC
19 ¿Acaso ignoran que el cuerpo de ustedes es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos?
20 Porque ustedes han sido comprados; el precio de ustedes ya ha sido pagado. Por lo tanto, den gloria a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios.


El templo en el que habita el Espíritu hoy soy yo, y donde tiene que haber un fruto agradable al Señor es ahí, ¡eso no es el diezmo de mi tiempo! ¡eso es todo mi tiempo! No se trata de una parte de lo que soy y lo que tengo, se trata de todo, todo lo que soy y tengo administrado de tal forma que todo sea una ofrenda a Dios, todo según la voluntad divina.

Pero también:

1 Pedro 2:5 RVC
5 Y ustedes también, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepte por medio de Jesucristo.

El templo donde mora el Espíritu es la Iglesia, no el lugar físico que NUNCA SE MENCIONA como “templo cristiano” en el Nuevo Testamento (otra de las herejías frecuentes de esta época), y es allí donde debe haber “alimento”, ¿qué alimento?

Mateo 4:4 RVC
4 Jesús respondió: «Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»

El mismo alimento que también debía estar en el templo antiguo: la palabra de Dios. Pero también:

Santiago 1:27 RVC
27 Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo.

Y también:

1 Timoteo 5:17-18 DHH
17 Los ancianos que gobiernan bien la iglesia deben ser doblemente apreciados, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar.
18 Pues la Escritura dice: le pongas bozal al buey que trilla. Y también: trabajador tiene derecho a su paga.

Entre paréntesis, hace poco estuve en una reunión de iglesia en la que un ofuscado grupo de hermanos cuestionaban duramente al pastor sobre un supuesto dinero que no figuraba en los registros (dinero que solo existió en la imaginación de ellos) PERO nada dijeron sobre el hecho de que tal iglesia le estuviera dando como “ofrenda” solo la séptima parte de lo que él y su familia necesitaban para vivir dignamente y dedicarse por completo a la obra. Cerremos paréntesis.

Bueno, pero el hecho es que hoy tenemos un templo espiritual en el que debe haber primero alimento espiritual, ofrenda agradable a Dios y palabra viva para los hermanos y los que se acerquen, y también debe haber suficientes recursos materiales para ayudar a los necesitados y sostener dignamente a los siervos del Señor. Mucho del “diezmo” que se da hoy va solo a engrosar los bolsillos de unos pocos líderes o a grandes construcciones que en el fondo sirven también para exaltar a esos hombres. ¡No tiene nada que ver con el propósito divino, ni siquiera con el mal uso que le dan al pasaje de Malaquías 3:8!

CUANDO nuestras ofrendas, aquello que damos para el Señor y Su obra, sea dinero o sea otra cosa (en la antigüedad eran bienes materiales, hoy la mayoría de nosotros no tenemos ni campos ni recursos materiales como ellos, pero tenemos nuestro tiempo y habilidades) realmente se traduce en ALIMENTO EN EL TEMPLO, conforme lo que eso significa en este tiempo, ENTONCES sí podemos esperar el cumplimiento de las promesas divinas, entonces sí hay bendición, los insectos (que representan a los demonios y las fuerzas malignas) no devoran lo que producimos y somos de testimonio. Para muchos (me incluyo) el tiempo es tanto o más valioso que el dinero, el simple hecho de dedicar un tiempo extra para servir al Señor implica renunciar a una ganancia que obtendríamos por ese tiempo trabajado en lo secular. Aún más, menos tiempo “trabajado” no solo es menos dinero hoy, sino menos contactos hechos para el futuro, menos experiencia, menos aportes para la jubilación (que de todas formas no vamos a llegar, teniendo en cuenta lo poco que falta para la Venida de Cristo), ¡es mucho! ¡es una ofrenda importante!

Hermanos, “devolvámosle” a Malaquías 3:8-12 su verdadera importancia: los engañadores lo usan para manipular y con ello generan una mala interpretación (lo cual merece un terrible castigo de parte de Dios) pero también generan una “aversión” en otros, que ni quieren hablar sobre él; y eso es también un error. Digamos lo que dice para nosotros hoy, vivámoslo como corresponde en este tiempo, y recibamos las bendiciones que necesitamos para completar la obra antes del fin.


Danilo Sorti




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