martes, 13 de noviembre de 2018

625. “Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”… eso quiere decir que los cristianos no debemos involucrarnos en política… ¿o más bien lo contrario?


Mateo 22:15-22 RVC
15 Entonces los fariseos se fueron para pensar en cómo atrapar a Jesús en sus propias palabras.
16 Enviaron a sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios; sabemos también que no permites que nadie influya en ti ni te dejas llevar por las apariencias humanas.
17 Por tanto, dinos tu parecer. ¿Es lícito pagar tributo al César, o no?»
18 Pero Jesús, que conocía la malicia de ellos, les dijo: «¡Hipócritas! ¿Por qué me tienden trampas?
19 Muéstrenme la moneda del tributo.» Y ellos le mostraron un denario.
20 Entonces él les preguntó: «¿De quién es esta imagen, y esta inscripción?»
21 Le respondieron: «Del César.» Y él les dijo: «Pues bien, den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.»
22 Al oír esto, se quedaron asombrados y se alejaron de él.


Los cristianos que hoy están poniendo en grito en el cielo por el involucramiento en la política de nuestros países de las iglesias evangélicas normalmente mencionan este pasaje como uno de sus latiguillos favoritos. No voy a hablar aquí de los reparos que la iglesia tiene que tener cuando se relaciona con el poder político, nadie niega eso. Tampoco voy a seguir aquí la muletilla que usan cuando dicen “fíjate en Fulano, Mengano y Sultano” porque se están olvidando de un montón de cristianos que participan y participaron en la historia en distintos niveles políticos, conocidos y, muchos, desconocidos, y que fueron de tremenda bendición para todos sus países. Cuando esos cristianos mencionan a ejemplos malos o relativamente malos, están haciendo un recorte muy selectivo de la historia… lo suficiente como para apoyar su tesis.

Creo que el comunicado que ACIERA emitió poco tiempo atrás (al momento de escribir este artículo) resume muy bien la postura de la mayoría de los cristianos de mi país:

“ACIERA representa a millones de evangélicos en el país, dela más diversa pluralidad. Vemos esto como una enorme riqueza. Nuestros pronunciamientos tratan de expresar el consenso de una parte mayoritaria del pueblo evangélico, obtenido de la participación activa de nuestros miembros en diversas instancias.

“Destacamos que el rol de la iglesia es encarnar los valores del Reino de Dios y desde allí juzgar toda actividad social y política.

“Su función es señalar en todo momento y de acuerdo a ese modelo, cuando en la sociedad falta la justicia, la verdad, la integridad.

“Sí, celebra y anima la inserción a título personal de creyentes que forman parte de dichas iglesias, no sólo en el campo de la política, sino también en las artes, las leyes, la ciencia, los medios de comunicación, la educación, los deportes, en el ámbito laboral, empresarial y gremial, los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente y en toda actividad legítima y honrada que los cristianos puedan llevar adelante en forma virtuosa para al desarrollo humano y el progreso de nuestra nación Argentina.

“ACIERA como tal no tiene posición política, ni favorece una política partidaria determinada. Celebramos y alentamos que los creyentes se comprometan en la sociedad con el afán de ser sal y luz e instrumentos de verdad y justicia. Este compromiso cada uno lo lleva de acuerdo a su conciencia.

“Así como ACIERA no apoya políticas partidarias, tampoco apoya ni fomenta la creación de partidos políticos o líneas políticas “evangélicas”. También aclaramos que ningún actor social o político puede arrogarse la representación de los evangélicos.

“Ningún sistema político representa la totalidad y plenitud de los valores del reino de Dios y es por esa razón que no apoya ni fomenta la creación de partido político alguno, ni fuerza política evangélica.”


Una “zona gris”, si se quiere, es el involucramiento de los pastores, y hasta dónde es válido. Una “zona bien clara” pero que no lo es tanto para unos cuantos cristianos es la forma de hacer política o involucrarse en ella: ¡no conforme los principios del sistema mundo ni repitiendo su fraseología de campaña cuando ella resulta hiriente o mentirosa!

Hay diversos niveles de involucramiento: asistir a marchas, firmar petitorios, reclamar públicamente, participar en ONGs, es política no partidaria. La política partidaria tiene otras cuestiones y estoy convencido de que uno debe tener un llamado claro y una iglesia que lo respalde para estar allí.

Ahora bien, ¿el pasaje en cuestión está diciendo que los cristianos NO DEBEN participar en ninguna acción política o pública? Yo creo que si lo profundizamos un poco dice más bien lo contrario.

Por empezar, el tema central de la discusión allí es la cuestión de los impuestos. Los judíos más celosos pensaban que pagar impuestos al pagano emperador romano estaba mal, mientras que los judíos acomodados al sistema político, no. Y por supuesto, cualquiera que dijera en ese tiempo que no había que pagar impuestos se volvía inmediatamente en enemigo del imperio.  En ese contexto aparece la famosa frase: «Pues bien, den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.» de lo que está hablando es de una separación; mientras sus críticos estaban mezclando principios religiosos con cuestiones políticas, Jesús está separando las aguas: cumplir con sus obligaciones  civiles, del sistema de gobierno, no les afectaba en su relación espiritual. Por supuesto, no podemos hacer doctrina de un solo pasaje, hay mucho escrito sobre el tema.

Si ellos estaban en el sistema político “del César” debían cumplir con los requisitos de ese sistema político. Aclaremos que esto no significa para nada someterse servil y resignadamente a ningún sistema político y económico, más bien, en el contexto explosivo y guerrillero de la época, significa que no debían “ir a la guerra” de esa forma, es decir, negándose a sus deberes cívicos. Bueno, el tema es más largo.

Ahora bien, ¿podemos usar este pasaje como una muletilla para meter en cualquier lado donde nos parezca que hay una mezcla turbia de la iglesia con el poder político o “secular”? Sin hacer un análisis demasiado profundo, aquí nos está diciendo que, al menos, debemos tener cuidado en hacer extrapolaciones políticas de cuestiones espirituales. Y hasta me atrevería a decir que esto significa que la lucha contra sistemas políticos injustos no debe ser en el terreno de atentar contra el propio sistema, o buscar deliberadamente el conflicto armado contra el sistema (que era lo que deseaban los más celosos).

Usar este pasaje fuera de contexto para diversas situaciones es problemático. Por un lado tiene la característica de un “proverbio”, que son textos de sabiduría práctica y condensada que se pueden aplicar en situaciones muy diversas. Eso lo habilitaría para un uso “independiente” en cierto sentido del contexto original. Pero si lo profundizamos más, aquí no les está impidiendo a los creyentes participar de la cosa pública sino lo contrario: ¡ellos no debían negarse a pagar los impuestos por cuestiones religiosas! Que no los pudieran pagar, es otro tema… Y a los mismos que les está diciendo que no dejaran de cumplir sus deberes civiles también les dice que cumplan sus deberes espirituales (a Dios lo que es de Dios). Es decir, LAS MISMAS personas actuando en el plano civil y en el plano espiritual, sin hacer mezclas incorrectas entre ambos.

De ahí que la idea subyacente sea más bien que los creyentes sí pueden participar en política (los deberes civiles, lo que se supone que en una democracia todo ciudadano puede y debe hacer, aunque la mayoría nos hemos olvidado de eso); lo que no pueden hacer, según el contexto, es ir a conflictos innecesarios con el poder político (la posición de los fariseos). Ya habría momentos para conflictos inevitables por la fe, y Jesús es bien claro con eso; pero los conflictos evitables e inútiles, ¿para qué tenerlos? El sistema político no era justo, sin embargo, Dios lo había permitido.

Este pasaje NO DICE que los cristianos no deban participar políticamente (según sean llamados a hacerlo, según su capacidad, según lo que sea prudente en cada oportunidad), y deberíamos ser cuidadosos de utilizarlo para cualquier cosa.

El total de las palabras de esta sección es 114, que es igual a 6 x 19. Seis es el número del hombre en su humanidad y en su condición terrenal; diecinueve  “está asociado con la predicación de la palabra y la respuesta de fe a esa palabra” (https://gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/the-biblical-meaning-of-numbers/chapter-3-numbers-11-20/), la sabiduría de la cruz de Cristo. Una conclusión que podemos sacar de allí es que el dilema mal planteado por los judíos, pero planteado al fin, de ¿cómo servir a Dios adecuadamente en medio de un sistema político y social perverso?, tiene su respuesta en la cruz de Cristo, ¿dónde sino? Su sacrificio y la sabiduría que obtenemos de allí es suficiente para enfrentar las dificultades que implica vivir en este mundo e incluso participar de la cuestión política siendo cristianos.

También 114 es 3 x 38. Treinta y ocho es el número del trabajo o servicio. “Incluye la idea del llamado de uno, o el trabajo y propósito de la vida, ya que esta es la verdadera autoridad que cada uno posee en su corazón.” Tres es el número de la plenitud divina, integridad o perfección. Podemos pensar entonces en que aquí tenemos el ministerio al que somos llamados en esta Tierra, precisamente, a vivir en esa tensión entre el César y Dios, y en medio de esa tensión, o gracias a ella, manifestar la plenitud divina.

La frase en cuestión tiene diez palabras, que es un número de orden divino, el orden que viene por la aplicación de la Ley, trayendo recompensa o juicio, pero estableciendo finalmente el orden de Dios, lo cual es un refuerzo por demás de apropiado al sentido literal de la frase: el orden necesario al ubicar cada acción en su lugar: no la lucha necia y suicida contra el sistema, incluso más bien participando de las vías válidas del mismo, ni tampoco el descuido del servicio a Dios; ambas cosas realizadas por las mismas personas.

Repito, el tema es bien largo y tiene muchos matices. No hay gobierno hoy que no esté bajo el sistema del Anticristo de alguna forma, sin embargo, la Iglesia todavía está aquí y el poder sigue siendo de Dios, por lo que aún hay mucho por hacer y muchos designios satánicos por frenar.

Y algo más… Donde se metan los cristianos en políticas se van a mandar unas cuantas macanas, ¡chocolate por la noticia! Pero, ¿saben qué?, en cualquier iglesia donde se “meten” los cristianos ¡también cometen errores! Y sin embargo nadie dice que no deberían estar allí… Por lo tanto, es necesaria la humildad y el control interno, es decir, los hermanos que claramente fallen en su ética deberían ser excluidos de futuras postulaciones.

Bueno, que el Señor nos dé sabiduría para estos tiempos difíciles y desafiantes, ¡la necesitamos mucho!


Danilo Sorti




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