martes, 13 de noviembre de 2018

626. Estrategia de guerra espiritual: después de la conquista principal, las batallas menores


Jueces 1:1-5 RVC
1 Después de la muerte de Josué, los israelitas consultaron al Señor, y le preguntaron: «¿Quién de nosotros irá primero a pelear contra los cananeos?»
2 Y el Señor respondió: «El primero será Judá, porque yo he puesto la tierra en sus manos.»
3 Judá dijo entonces a su hermano Simeón: «Acompáñame al lugar que me ha tocado en suerte. Pelea conmigo contra los cananeos, y yo te acompañaré cuando vayas a reclamar tu tierra.» Y Simeón lo acompañó,
4 y el Señor entregó en sus manos a los cananeos y los ferezeos, y en Bezec hirieron de muerte a diez mil hombres.
5 Y como en Bezec hallaron a Adonibésec, pelearon contra él y derrotaron a los cananeos y ferezeos.


Jueces es visto como uno de los libros más tristes de la Biblia, porque el pueblo terminó viviendo como esclavo en su propia tierra, donde debían ser libres. Josué, el libro anterior, es uno de los más victoriosos: en relativamente poco tiempo y casi sin derrotas, el pueblo obtuvo victorias decisivas a lo largo de todo el territorio. ¿Qué pasó entremedio?

Jueces 2:10 RVC
10 Y murió también toda esa generación, y se reunió con sus antepasados. Después de ellos vino otra generación que no conocía al Señor, ni sabía lo que el Señor había hecho por Israel.

Ahí solemos quedarnos con el análisis y enfatizamos en la importancia de transmitir generacionalmente la fe, y, más que nada, permitir que cada nueva generación tenga su propia experiencia con el Señor. Eso es cierto, pero nos perdemos una parte de la enseñanza, que también está relacionada con eso.

A lo largo del capítulo 1 vemos a diferentes tribus intentar conquistas parciales. Judá y Simeón tuvieron éxito, también José, pero Benjamín, Manasés, Efraín, Zabulón, Aser, Neftalí y Dan, no.

Josué había logrado una conquista importante de mucho territorio. Faltaba mucho más, pero se había alcanzado lo suficiente como para que Israel se estableciera firmemente y de allí combatiera. El plan original consistía en que, generación tras generación, la tierra fuera progresivamente ocupada. Una conquista principal que abrió una brecha decisiva, y luego muchas conquistas parciales que terminarían de sellar la victoria. En cierto sentido, es la misma estrategia que siguió Jesucristo: en la cruz ganó la batalla decisiva contra Satanás, pero de ahí en más le ha correspondido a la iglesia, sus “descendientes” espirituales, aplicar esa victoria a lo ancho de toda la Tierra y a lo largo del tiempo.

Como la mayoría de las tribus fracasaron, la victoria original casi se perdió, pero el Señor no lo permitió e intervino una y otra vez, hasta que finalmente la tierra quedó ocupada, pero mucho más tarde de lo que se suponía.

Bueno, la estrategia es simple: hubo un liderazgo que condujo la primera avanzada y obtuvo una victoria decisiva. Fue preparado durante años para eso. Luego, ese liderazgo centralizado (Josué) debía descentralizarse y ganar las victorias parciales, cada uno en su territorio. La generación de Josué falló en preparar a esa nueva generación, pero eso no anula la estrategia. Más de mil años después la misma estrategia esta vez dio resultado: Jesucristo gana la victoria en la cruz, sus doce generales llevan la primera conquista, y luego comenzaron a multiplicarse, nuevos líderes surgieron, y de ellos surgieron otros, y así sucesivamente, y rápidamente el imperio romano fue lleno del Evangelio.

En la guerra espiritual que estamos enfrentando en este momento en nuestros países, hay victorias significativas que se ganan a nivel general, pero sólo serán pasajeras si luego cada uno no lucha en su territorio: empresas, barrios, escuelas, ciudades. Es un error pensar que la única guerra significativa es la que ocurre a nivel nacional o continental, porque son las bases las que terminan alimentando esos procesos y dándoles “legitimidad” política. Así que es a nivel de esas bases, de nuestros territorios cercanos, donde tenemos que guerrear, con oración, con actos proféticos, además de la participación ciudadana según sea estratégico.

Veamos un poco más de la estrategia. De todas las tribus, sorprende que el escritor de Jueces sólo se concentre en Judá, Simeón y en “José”. Sin duda que hubo muchas batallas, pero el Espíritu sólo nos dejó el detalle de unas pocas, aquellas a las que debíamos prestar atención. En realidad, al momento de relatarse esos episodios ya había mucha historia escrita sobre las guerras y las estrategias divinas, por lo que el autor no necesita repetir lo mismo, sino sólo darnos los detalles particulares de esas batallas parciales que debían librarse.

Jueces 1:1 RVC
1 Después de la muerte de Josué, los israelitas consultaron al Señor, y le preguntaron: «¿Quién de nosotros irá primero a pelear contra los cananeos?»

Al igual que en todas las batallas anteriores, Dios es quien da la orden y determina estrategia y tiempos.

Jueces 1:2 RVC
2 Y el Señor respondió: «El primero será Judá, porque yo he puesto la tierra en sus manos.»

La batalla solo se emprende cuando hay una palabra específica, cuando la victoria ya ha sido decretada por el Señor. Por lo tanto, es fundamental estar en comunión y oír la voz del Señor.

Jueces 1:3 RVC
3 Judá dijo entonces a su hermano Simeón: «Acompáñame al lugar que me ha tocado en suerte. Pelea conmigo contra los cananeos, y yo te acompañaré cuando vayas a reclamar tu tierra.» Y Simeón lo acompañó,

Esta no es una mala estrategia, una batalla grande no es bueno realizarla solo, un acuerdo de ayuda mutua es una buena idea, especialmente cuando los “territorios” de ambos eran contiguos.

Jueces 1:4-7 RVC
4 y el Señor entregó en sus manos a los cananeos y los ferezeos, y en Bezec hirieron de muerte a diez mil hombres.
5 Y como en Bezec hallaron a Adonibésec, pelearon contra él y derrotaron a los cananeos y ferezeos.
6 Pero Adonibésec huyó, así que lo persiguieron, y cuando lo aprehendieron le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies.
7 Entonces Adonibésec dijo: «A setenta reyes les corté los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, y así recogían las migajas debajo de mi mesa. Lo mismo que les hice a ellos, ahora Dios lo hace conmigo.» Y lo llevaron a Jerusalén, donde murió.

La victoria que obtuvieron no fue menor. Un rey que había conquistado a otros 70 (eran reyes de ciudades – estado) debía tener un ejército importante.

Jueces 1:8-11 RVC
8 Los hijos de Judá atacaron la ciudad de Jerusalén y la tomaron, y mataron a sus habitantes a filo de espada, y luego le prendieron fuego a la ciudad.
9 Después de eso, fueron a pelear contra los cananeos que habitaban en las montañas, en el Néguev, y en los llanos,
10 y también marcharon contra los cananeos que vivían en Hebrón, y que antes se llamaba Quiriat Arbá. Allí hirieron a Sesay, a Ajimán y a Talmay.
11 De Hebrón marcharon contra los habitantes de Debir, ciudad que antes se llamaba Quiriat Séfer.

Inmediatamente después de una victoria siguieron avanzando y conquistando otras ciudades. Esto es importante, no hay que dormirse en los laureles ni dejar de avanzar una vez que Dios nos ha dado la orden.

Jueces 1:12-15 RVC
12 Allí Caleb dijo: «Mi hija Acsa será la mujer de quien ataque Quiriat Séfer y la conquiste.»
13 Y Otoniel hijo de Cenaz, hermano de Caleb, la conquistó y recibió por mujer a Acsa.
14 Y ya se iba ella con Otoniel, cuando él la persuadió de pedirle a su padre tierras de cultivo. Entonces Acsa se apeó del asno, y Caleb le preguntó: «¿Qué es lo que quieres?»
15 Y ella le respondió: «Hazme un regalo. Ya que me diste las tierras del Néguev, dame también manantiales.» Y Caleb le dio los manantiales de arriba y los de abajo.

También hay espacio para las acciones individuales y los valientes del Señor. Otoniel llegó a ser luego líder de todo Israel, esta conquista parcial fue la plataforma necesaria para hacerse conocido y llegar a ese puesto.

Jueces 1:16 RVC
16 Los quenitas, que eran descendientes del suegro de Moisés, salieron de la ciudad de las palmeras y se fueron a vivir con los hijos de Judá, en el desierto que está en el Néguev cerca de Arad.

También hubo ayuda de otros, que no eran propiamente de Israel, aunque estaban cercanos.

Jueces 1:17 RVC
17 Judá acompañó a su hermano Simeón a luchar contra los cananeos que habitaban en Sefat, y los derrotaron, y luego de destruir la ciudad le pusieron por nombre Jormá.

Judá cumplió con su promesa y Simeón pudo tener su territorio. Con el tiempo quedó integrado a la tribu de Judá.

Jueces 1:18 RVC
18 Judá también tomó Gaza, Ascalón y Ecrón, con sus territorios.

Aquí hay una nota de advertencia. Estos territorios volvieron a ser ocupados por los filisteos, al igual que Jerusalén. No pudieron ocupar esos territorios y el esfuerzo se perdió. ¡Cuidado con ello!

Jueces 1:19 RVC
19 Como el Señor estaba de parte de Judá, éste arrojó a los habitantes de las montañas, aunque no logró hacer lo mismo con los habitantes de los llanos porque ellos tenían carros de hierro.

Y aquí encontramos un límite. Sin duda Dios los respaldó, pero también era necesaria una preparación mayor para el próximo nivel de conquista. De hecho, si no pudieron retener los territorios mencionados más arriba, difícilmente estos otros. Todo tiene un límite, por más que haya una promesa no necesariamente va a cumplirse toda hoy.

Jueces 1:20 RVC
20 Pero Caleb recibió Hebrón, tal como Moisés lo había dicho, y arrojó de allí a los tres hijos de Anac.

Y también hay espacio para las promesas individuales.

Jueces 1:22-25 RVC
22 El Señor también estaba con la tribu de José, que fue y peleó contra Betel, que antes se llamaba Luz,
23 y donde puso espías en las afueras de la ciudad.
24 Cuando los espías vieron a un hombre salir de la ciudad, lo llamaron y le dijeron: «Dinos cómo entrar a la ciudad, y tendremos compasión de ti.»
25 Y cuando el hombre les mostró la puerta, entraron hiriendo a filo de espada a sus moradores, pero al hombre que los ayudó, lo dejaron ir con toda su familia.

Aquí tenemos un grupo de las tribus de José, no se unieron a otra tribu pero el objetivo era menor, y con una hábil estrategia lo alcanzaron.

Estas son las estrategias que el Señor nos deja para este tipo de avance. Tengámoslas en cuenta y pidamos sabiduría.


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprime aquí para enviarnos tu ofrenda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario