Dado que Isaías tiene 66 capítulos se ha
dicho que cada uno equivale, en orden, a un libro de la Biblia. Esto puede
parecer un poco “traído de los pelos” pero resulta que uno se encuentra con
algunas coincidencias interesantes, fundamentalmente en la crítica hacia los
opresores y a las obras de injusticia, que es uno de los temas centrales de
Santiago. No se trata de que Isaías 59 repita lo que dice Santiago, sino que
brinda un “fundamento profético” sobre el cual el Espíritu Santo avanza luego
en Santiago.
Isaías 59:1-2 RVC
1 Bien pueden ver que la mano del Señor no
está impedida para salvar, ni sus oídos se han agravado para no oír.
2 Son las iniquidades de ustedes las que han
creado una división entre ustedes y su Dios. Son sus pecados los que le han
llevado a volverles la espalda para no escucharlos.
¿Por qué no responde Dios? Como siempre, es
el pecado del hombre el que crea la división e impide la respuesta. Santiago
agrega otros detalles:
Santiago 1:6-7 RVC
6 Pero tiene que pedir con fe y sin dudar
nada, porque el que duda es como las olas del mar, que el viento agita y lleva
de un lado a otro.
7 Quien sea así, no piense que recibirá del
Señor cosa alguna,
Santiago 4:1-4 RVC
1 ¿De dónde vienen las guerras y las peleas
entre ustedes? ¿Acaso no vienen de sus pasiones, las cuales luchan dentro de
ustedes mismos?
2 Si ustedes desean algo, y no lo obtienen,
entonces matan. Si arden de envidia y no consiguen lo que desean, entonces
discuten y luchan. Pero no obtienen lo que desean, porque no piden;
3 y cuando piden algo, no lo reciben porque
lo piden con malas intenciones, para gastarlo en sus propios placeres.
4 ¡Ay, gente adúltera! ¿No saben que la
amistad con el mundo es enemistad con Dios? Todo aquel que quiera ser amigo del
mundo, se declara enemigo de Dios.
Y es que en ambos casos tenemos necesidades
que no están siendo respondidas:
Isaías 59:9-11 RVC
9 Por eso la justicia se alejó de nosotros, y
el derecho no nos alcanzó; esperábamos luz, y lo que tenemos son tinieblas;
resplandores, y andamos en la oscuridad.
10 Palpamos la pared y andamos a tientas,
como si fuéramos ciegos o no tuviéramos ojos; tropezamos a plena luz del día,
como si fuera de noche; nos contamos entre los fuertes, y parecemos muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos, pero
nuestras quejas son gemidos de paloma; esperábamos justicia, y no la hay; ¡la
salvación se ha alejado de nosotros!
Isaías 59:15-16 RVC
15 En ninguna parte se encuentra la verdad. A
quien se aparta del mal se le pone en prisión. El Señor vio esto, y le fue muy
desagradable ver que ya no había derecho.
16 Buscó a alguien, y se asombró al ver que
nadie intervenía. Entonces intervino su brazo para salvar, y para establecer su
justicia:
Santiago 1:2 RVC
2 Hermanos míos, considérense muy dichosos
cuando estén pasando por diversas pruebas.
Santiago 1:5 RVC
5 Si alguno de ustedes requiere de sabiduría,
pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y
sin hacer ningún reproche.
Santiago 2:4 RVC
4 ¿acaso no están discriminando entre ustedes
y haciendo juicios malintencionados?
Santiago 2:15 RVC
15 Si un hermano o una hermana están
desnudos, y no tienen el alimento necesario para cada día,
Santiago 3:14-16 RVC
14 Pero si ustedes abrigan en su corazón
amargura, envidia y rivalidad, no tienen de qué presumir y están falseando la
verdad.
15 Esta clase de sabiduría no es la que
desciende de lo alto, sino que es terrenal, estrictamente humana, y diabólica.
16 Pues donde hay envidias y rivalidades,
allí hay confusión y toda clase de mal.
Santiago 4:1 RVC
1 ¿De dónde vienen las guerras y las peleas
entre ustedes? ¿Acaso no vienen de sus pasiones, las cuales luchan dentro de
ustedes mismos?
Santiago 5:1 RVC
1 Ahora, ustedes los ricos, escuchen con
cuidado. ¡Lloren a voz en cuello por las calamidades que les sobrevendrán!
El énfasis que vemos en Isaías parece más
“nacional”, mientras que en Santiago se nos presenta más “individual” o
comunitario. Sin embargo, también en Isaías está hablando a individuos y en
Santiago trasciende lo meramente personal. Ambas visiones se complementan, y
ambas se aplican tanto a la persona como a las comunidades y aún naciones.
Las necesidades en Isaías tenían que ver con
la situación de la nación, probablemente el Israel que había vuelto ya del
exilio (este capítulo correspondería al “tercer Isaías”, un profeta de la misma
escuela que iniciara Isaías y que se encontraba en la comunidad postexílica) y
mostraría el estado de un pueblo que había sido inspirado por las promesas de
restauración recibidas en el exilio, pero que no se estaban cumpliendo. Esto
produjo una crisis: Dios había hablado, ellos esperaban un tiempo de libertad y
prosperidad, de salvación y paz, pero las condiciones externas e internas
mostraban otra cosa. Quizás el texto también esté recordando las condiciones
previas al exilio, pero si lo hace es porque en ese momento ocurría algo
parecido.
Más de 500 años después, Santiago se
encuentra con la comunidad de los santos, la nueva “Tierra Prometida” en medio
de toda la Tierra y ¿qué ve? Lo mismo, al menos parcialmente. Había injusticias,
había necesidad teniendo un Dios rico, había opresión. Dios no estaba
respondiendo a todas las peticiones y se suscitaban conflictos internos.
Los judíos postexílicos habían dejado
definitivamente la idolatría, ese pecado tan grosero nunca más los afectaría.
Pero no habían logrado avanzar más hacia el establecimiento de la justicia, de
la vida en santidad que Dios quería. Habían recibido una parte de la bendición
de Dios, pero no toda. Algo así estaba pasando con los creyentes en Santiago:
la comunidad había salido de la idolatría (probablemente unos cuantos de sus
destinatarios fueran de origen pagano) o de un judaísmo legalista, pero no
habían avanzado más en la vida en obediencia y se encontraban con esos
conflictos y necesidades. El panorama de Santiago no es tan desolador como el
de Isaías 59, sin embargo, si miramos la historia del cristianismo como siguió
ocurriendo, podremos encontrar momentos similares.
Las pruebas son para perfeccionarnos, nadie
está exento de ellas, y aunque es un tema difícil de analizar, cuando vivimos
en desobediencia las pruebas se multiplican sobre nosotros. Parte de las
pruebas y dificultades que vivía la comunidad tenía que ver con las relaciones
interpersonales, al igual que en Isaías 59; los que tenían bienes no los
compartían, la iglesia misma (digamos de un nivel económico medio o medio bajo)
tampoco estaba ayudando, no había suficiente fe para recibir la sabiduría para
la vida, había amargura, envidia, rivalidad, y aparentemente, algunos miembros
adinerados no eran conscientes del tiempo de juicio que vendría sobre ellos. Si
la realidad de esa comunidad seguía como estaba, no iba a ser diferente de las
duras palabras de Isaías 59.
Así, nuestros pecados, personales y como
comunidad, apartan el oído de Dios de nuestras oraciones. Esto no es lo mismo
que no recibir una respuesta a las oraciones; podemos estar atravesando una
prueba y la respuesta es “adorá, confiá y esperá”. Pero cuando estamos
decididamente en rebelión, ni esa voz escuchamos. Y si Dios “no oye”, tampoco
hay respuesta y la realidad no cambia, sea que materialmente Él la transforme o
sea que espiritualmente nos cambie a nosotros.
Santiago nos llama a revisar qué está pasando
con nuestras oraciones, e Isaías 59 nos advierte hacia dónde vamos si permanecemos
en la injusticia. También Santiago e Isaías 59 nos exhortan a seguir avanzando
en la fe y no quedarnos con una conquista pasada, con una transformación
anterior.
Danilo Sorti
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